Khdeh lee b'khzaytukh: Salaam as allaykum, nisa

[Baudelaire]

Tu mano se posa sobre el muro y, a tus pies, el pobre gato sigue aturdido por el golpe. La mujer sigue allí en la piedra, inmóvil y en el tallado. La textura es suave y agradable, con una leve tibieza que te reconforta.

Jasmin, lo que he estado haciendo es buscar a nuestra huidiza mascota. Ese montón de pulgas que yace allí no estaba en el refugio a mi regreso. Se está acostumbrando a este tipo de conductas.

El gato parece tratar de reincorporarse trepando por tu pierna.

Y, más todavia, intentando asustarte. Claro, no sabías que ha ocurrido la Semblanza de mi hija. Ella es Jasmin, recuérdalo. Si, así será, Shanat.

Ahora que sabes su nombre, deshace su media sonrisa y su rostro muestra vergüenza. Su ojos se entornan y destellan suavemente, parece estar pidiéndote disculpas por lo que ha hecho.

Ni intentes engatusarla, malvado felino. Hija, el te acompañará… si algo ocurriere, deberá defenderte. Es parte de su labor.

Tu madre te lanza un pequeño cristal rojizo y octaédrico: ¡un rubí de fuego!

Tan pronto habrás terminado tu aprendizaje de los secretos de esta caverna, avisame poniéndola sobre tu pecho y pronunciando mi nombre. Y si este gato cobarde intenta escapar o no te brinda protección… pronuncia el suyo.

Así, sin más, se marcha. En el muro, la mujer vuelve a cobrar vida y te sonríe. Shadat salta a tus brazos ante la sorpresa.

[Nilia-Niniel]

¿Estás conmigo? Quiero preguntarle a la mujer que vive dentro mí y que ahora está visible también en el muro con los escritos. ¿Quieres contarme… algo? Quiero preguntar también. Pero ella ahora no se mueve, ni parece tener más vida que un grabado en la piedra, lo cuál me duele; me duele un poco en el corazón si tengo uno, como si realmente ella es una parte de mí que ahora no puedo alcanzar. Aunque por su lado, la suavidad y calidez del muro me alivia un poco.

Hasta que vuelvo a escuchar a mi Madre quién me saca de mis pensamientos, pues… ¿nuestra mascota? ¿el gato? Me mantengo observándolo un poco.

No sabía que él era nuestra mascota. Digo, aunque aún me siento un poco ida, como si me está costando esfuerzo sacar a aquella mujer de mi mente… aunque sea un instante.

Y así que… Shadat. Lo vuelvo a observar, esta vez logrando volver un poco más a este momento. Gra… gracias por ayudarme con él. En verdad no sabía qué hacer con él y el pánico, con todo lo que me ha pasado. Le digo a mi madre, bajando mi mirada con un poco de vergüenza cuando veo que Shadat hace lo mismo, pero ante mí.

Y entiendo creo… te invocare con tu nombre cuando sienta que he terminado madre. Agrego, atajando con una de mis manos de calcita el cristal en el aire, cuando mi madre, ¿simplemente desaparece?

Por un momento siento que me voy a sentir en total soledad aquí abajo sin ella, pero recuerdo que ahora Shadat debería acompañarme y sobre todo a la mujer que está grabada en la pared y en mi alma. La cuál ahora se mueve y me sonríe, cosa que de alguna forma es como si un peso obscuro que tenía en mi centro se ha convertido en algo luminoso e incluso infantil quizás.

¿Tú la puedes ver? Le pregunto a Shadat cuando lo siento saltar hacia mí, acción ante la cuál reacciono a tomarlo con mis brazos. Y… ¿sabes quién pueda ser? A veces siento que ella es parte de mí misma, por muy extraño que suene aquello.

Estiro una de mis manos para volver a tocarla en la pared, esta vez esperando que de alguna forma ella saque la suya para recibirme.

[Baudelaire]

¿De dónde venía el pánico? Poco importa ahora, pues ya sabes que tu curiosidad siempre lo supera. Y, con el beneplácito de tu madre, te sientes a tus anchas para continuar tu acercamiento a esa mujer. Shadat sonríe ampliamente y gira su rostro hacía el tuyo, su enorme felicidad en tus brazos está lejos de parecer una gran carga. Todo es demasiado agradable, incluso la manera en que procede a hablarte.

Ésta, mi guarida, fue tallada por tu madre hace siglos. Sin embargo, en alguna época comenzaron a bajar personas desde la aldea por un complejo de cavernas. Cuándo hubieron añadido los grabados, la magia feéerica hizo lo suyo.. ¡atrapándolas por la eternidad! O, al menos hasta que un hada de corazón puro llegue a despertarles de su prisión en la fría piedra. Al menos es lo que cuenta la leyenda… nunca es posible saber cuánto de alguna es cierto y cuánto es inventado o añadido para mejorar el relato.

Lo que te cuenta el gato añade otro misterio, ¿por qué tu madre ha construído este lugar? ¿acaso era para que tú lo descubras ahora? Claro, ya sabía que vendrías tras tu Semblanza, en un proceso de descubrimiento. Sin embargo, ¿tu conexión con la mujer? Shadat nada ha mencionado. La silueta sigue allí, tu mano estirada vuelve a tocar la piedra. Ahora está fría e inerte, ¿es tu magia la que ha brindado movimiento a la escena? ¿parte del proceso de aprendizaje para desarrollarla?

Por mucho que seas un hada, de todos modos las Brumas y el Tejido deben recuperarse. Ya sea con Pases o Destellos, podrás alterar la realidad según tus deseos y tus conocimientos. Por ahora solamente lo has hecho intuitivamente, en algún momento tendrás algo más de control. Solamente debes recordar que la magia nunca es totalmente asible, como el fuego… una llamita pequeña siempre es capaz de escaparse hasta del horno mejor sellado.

Es un gato sabio, pero poco te ayuda su… ¿lección sobre la magia feéerica? Aunque, al menos, te sirve para hacerte más preguntas. Si has aprendido que mientras más tengas, mejor será… las respuestas podrían tardar en ser encontradas o ni siquiera ser posibles, pero tu curiosidad te permitirá seguir adelante sin detenerte.

[Nilia-Niniel]

¿Entonces puede ser aquello?

Que mi madre haya construído este lugar para que yo lo encuentre. Si es así: ¿quiere decir que ella sabía lo que iba a pasar? ¿qué yo iba a decidir subir al pueblo al comienzo? ¿qué quizás me iba a quedar atrapada dentro del camello y qué de esa forma u de otra llegaría hasta aquí? Habría pensado también en las personas, en los niños y niñas del oasis; y en que yo… me iba a quedar embelesada con su existencia, como si sus risas, sus movimientos y sus juegos se hubieran grabado a fuego en mi mente incluso hasta ahora.

Quiero hablar con aquella mujer que vive dentro de mí, pero por ahora la piedra esta fría y sin vida; así que me conformo con acariciarle la cabeza a Shadat, lo cuál de pronto igual se siente increíblemente agradable de la misma forma que su voz. Por un lado siento que podría tenerle miedo si recuerdo cómo me pudo aferrar antes y amenazarme, pero no; no pienso en eso y no pasa ahora. Creo que porque en este momento ya sé que es la mascota de mi madre y que ella le ha ordenado ayudarme.

¿A qué te refieres con las Brumas y el Tejido? ¿Y con Pases y Destellos? Siento que tal vez desearía ser quién pueda despertar estos grabados de su prisión y para ello debo aprender más cosas de la magia; si es que éso realmente es posible, o si la historia siquiera es cierta. Lo observo al recordar como el acaba de mencionar que la leyenda podría ser cierta o no.

¿Como podría asegurarme de que la magia este bajo mi control? También me puedo preguntar, pero ¿está bien que pregunte tanto? De pronto dudo y es que recién estoy hablando con él por primera vez desde que estamos en paz. En la imagen veo una mujer que también he visto en mis sueños o dentro de mí misma como dije antes y quiero conocerla. Lo quiero demasiado.

Aunque, ¿las dudas me petrifican? Si, lo hacen un poco, lo siento en mi mente y lo veo en algunos granos de arena que se endurecen como piedras en partes de mi cuerpo que no deberían ser de piedra; pero… quiero verla, de verdad quiero verla y entonces debo intentarlo ¿cierto? Pues eso es lo que me ha querido decir mi madre y todo este lugar, que mi curiosidad puede superar el miedo.

Con ese pensamiento me siento con las piernas cruzadas, dejando a Shadat sobre éstas y mientras espero sus palabras. Miro fijamente el grabado de aquella mujer, lo miro y trato con toda mi voluntad de invocar uno de los sueños que he tenido siendo ella o estando con ella y la primera imagen que se me viene a la mente es la última que tuve; aquélla en donde me llevaba de la mano como si yo fuera una pequeña niña a la cuál le iban a enseñar algo.

Intento formar y volver a ese momento mientras miro a la pared con su imagen, que lo intento y lo intento para ver si puedo hacerla realidad.

[Baudelaire]

Shadat se acurruca y pone una de sus patitas delicadamente sobre tu pecho. Entiendes claramente lo que quiere manifestarte: la magia está en ti, ya sea que venga desde las Brumas o del Tejido o que la utilices como Pases y Destellos. Por lo tanto, tendrás más control de la magia… mientras más control serás capaz de mantener en tu interior.

Y es, justamente acomodarte y relajarte luego de la lluvia de preguntas, lo que te lleva a sentirte con muchas más calma y equilibrio. Tus granitos hacen lo mismo, vibran con un ritmo específico hasta que la piedra frente a ti comienza a seguirlo en una hermosa resonancia. El gato ronronea también en una armonía perfecta y así, concentrada y dispuesta, algunas imágenes de tu sueño más reciente se vislumbran en tu mente. Cierras los ojos por reflejo, escuchas la voz de la mujer, la caminata sintiéndote su hija. El tiempo parece detenerse y nuevamente estás contemplando la piedra como en un sueño. Tocas la superficie y tu mano, en lugar de quedarse sobre ella la traspasa. Te integras a ese lugar que parece estar detrás y te haces parte de ese cotidiano, haciendo que todo cobre ese brillo de hace unos momentos. Lo único que parece fallar es la imposibilidad de interactuar.

Recuerdas, a los niños y a las niñas del oasis y las sensaciones. Ahora es similar, pero está lejos de ser tan intenso. Es cierto, se trata de los ecos de un pasado inmemorial y retrocedes hasta volver a tu posición inicial abriendo los ojos y retirando tu mano de la piedra fría. La magia puede crear ilusiones por algunos instantes al conectarse con lo que vas evocando para hacerlo más vívido. SIn embargo, está lejísimos de lo que has experimentado en el aquí y el ahora.

Shadat se despereza y termina por acicalarse en tu regazo. Nuevamente lo que te manifiesta es que tienes la eternidad para seguir aprendiendo y haciendo preguntas, en su inusitada apariencia de pereza está disfrutando de este lugar y este instante. Ha atrapado el tiempo en su lengua áspera mientras lame su pelaje y quizás tú misma serás capaz de encontrar ese equilibrio en una mascota. Nada significa la prisa cuándo puedes dar todos los pasos que fueren necesarios para llegar a tu destino… allí dónde encontrarás algunas respuestas.

La sensación de profunda liberación es abrumadora. Te falta bastante para llegar al estado que muestra el gato, pero esta nueva lección sin palabras ha dejado una marca profunda en tu corazón.

[Nilia-Niniel]

¡¿Funciona?!

Por un instante siento como mis granos de arena comienzan a vibrar con un ritmo especial, como el ronroneo de Shadat los sigue en ese mismo ritmo y sobre todo, como la piedra frente a mí también lo sigue dándole forma a las imágenes de la mujer que yace en mí; quizás, como si fuera mi conciencia, la que se ha conectado a la piedra dándole su forma a través de hilos que tienen este ritmo.

Y es que es hermoso y atractivo. El lugar donde está mi cuerpo es totalmente calmo y las imágenes de ese momento me atraen. Finalmente soy de nuevo esa niña que está siendo llevada de la mano por esa mujer, nuevamente estoy ahí recorriendo una aldea junto a ella, teniendo más de algunos ojos curiosos que nos miran lo cual me saca una sonrisa y a ella a por mostrarme algo. Aunque... también veo que tiene una cicatriz en su espalda que podría ser la de un látigo y duele un poco.

De pronto me duele como si me hubieran golpeado a mí con ese látigo en un recuerdo y ante eso, quiero preguntarle si a ella también le duele, si yo soy ella de alguna forma y si está bien; pero eso no funciona. Le hablo, pero ella no me responde ni me mira como si yo no estoy realmente ahí y es que ¿no puedo interactuar? Éso es triste, y es que entonces pruebo a dar un grito en ese pueblo y si, nadie parece escucharme, hasta que vuelvo. Hasta que abro los ojos y estoy de vuelta en la caverna.

Siento que eso fue extraño. Fue intenso y pude estar ahí, pero no fue como con los niños del oasis que si sentían mi existencia sacando mis granos de arena de sus frutas antes de comérselas o como en los verdaderos sueños donde he sido esa mujer, donde si he podido usar su voz como mía para que me escuchen... creo. Podría ponerme triste porque ésto no funciono del todo, pero de pronto veo a Shadat desperezándose en mis piernas y .... no, no tengo por qué. Después de todo; si esta ilusión que creé no es como la realidad quiere decir que la realidad sigue ahí, esperándome en las aldeas y en aquella otra conciencia dentro de mí.

Tomo a Shadat con mis manos, pues quiero estirar mis piernas de calcita, de pronto apoyándome con mis manos a los lados para mirar hacia el cielo de la caverna, creo que sonriendo un poco y pasando así varios minutos. Hasta que me decido a pararme y acercarme a alguna de las paredes.

Si decido volver arriba al oasis, esta vez con calma para no quedar atrapada en ningún lugar. ¿Tu vendrás conmigo? Le pregunto a Shadat, pensando realmente en volver arriba a ver el mundo y a aquellos niños y niñas, ahora que realmente me siento más calmada y soñadora.

[Baudelaire]

Tan rápido como había entrado en su modorra, sale expelido de ella como una botella de sidra llena de demasiado gas. Vuela hacia el techo; haciéndote saber que estaba esperando aventurarse, al mundo exterior, hace mucho... nuevamente, sin pronunciar palabra.

Claro, tampoco te diría que no. De otro modo se estaría metiendo en serios problemas. El tuyo es, ahora, poder seguirle el ritmo que lleva. Con tus piernas de calcita, que ya se han estabilizado, sientes que saltar es sencillo. Y hacia allí vas, un poco como estirando tus granos llegas a tocar el alto techo de la caverna para fundirte en él y dejar que tu piernas lleguen hasta ti un poco después.

Te zambulles con la roca y la exploración hacia la superficie comienza. Sin tener muy claro dónde ir, vas lanzando algunas partes de ti un poco más adelante a modo de batidores arenosos que escrutan los horizontes pétreos insondables. Así te haces camino y vas reintegrándote cada tanto, con mucha precaución.

Pero ¿hasta cuándo tanta cautela? Has avanzado bastante, pero la superficie parece todavía demasiado lejana. Mucho tiempo ha transcurrido ya... ¿qué hacer? ¿acaso estás atrapada otra vez?

[Nilia-Niniel]

Se me forma una sonrisa en mis labios hechos de granos de arena; pues el claramente quiere venir conmigo y de hecho creo que lo quiere mucho, aunque ¡¿tan rápido?! Si no me apuro lo perderé y creo que estaré mejor con él que sola, así que voy. Primero hundo mi brazo izquierdo en la roca como dentro de un charco de barro, separando cada uno de mis granos para poder hacerlo... hasta que estoy en mi plenitud dentro de aquella pared, a excepción de mis piernas, las cuales me alcanzan cuando finalmente me muevo hasta el techo.

Y nado, nado dentro de la roca... aunque lo hago con cuidado, creando casi que pequeños ojos de arena en las lejanías para poder ver y sentir, pero ¿Aún nada? ¿Tan lejos estaba la superficie? Supongo que puede ser, después de todo hasta aquí abajo me trajo un conducto de aguas que no podía controlar. Y Shadat, ¿él no me va esperar hasta llegar arriba?

Siento una vez más las rocas que me rodean y acelero mi nado entre éstas, aunque lo hago más como alguien que pasa de caminar a trotar... en vez de alguien que llega a correr; pues, igual debo tener algo de cuidado. Con todo lo que me han querido mostrar, siento que debo ser un poco más valiente para aprender, pero no puedo descuidarme del todo, no con la forma en que quede atrapada antes.

Mientras acelero el paso trato de concentrarme en la ubicación de cada uno de mis granos de arena por muy separados de mí que puedan estar, Shadat estuvo sobre mí, así que es posible que tenga algunos entre su pelaje y así podría saber que tan adelante o donde esta.

Aunque los niños, pienso en ellos pues esa es la razón porque estoy nadando; porque quiero ver de nuevo a esos niños y niñas, a esas otras personas y a la mujer que está dentro de mí. Éso me hace tener una sonrisa en mi mente y quizás acelero un poco más de lo había pensado.

Cuando llegue a la superficie voy a intentar usar las Brumas de nuestro mundo féerico para tomar una apariencia que sea humana, ahí sobre el desierto, para que así si alguien me viere; ¿me reconocerá? Sí, ¡éso!

[Baudelaire]

Surges en medio de la aldea, la haboob ya ha cedido y todo el mundo se desplaza realizando sus tareas habituales. Desconoces si las Brumas han hecho su trabajo o, al menos, si has conseguido lo que buscas. Los errores son parte del aprendizaje, pero nadie parece poner atención... lo cuál podría significar que luces como una humana.

A tus pies, Shadat. Frente a ti, el mercado. A tu derecha, a un tiro de piedra, el oasis. A tu izquierda, un sendero que lleva a la pequeña mezquita.

Te giras para mirar a tu espalda y contemplas la inmensidad del desierto. Dunas, dunas y más dunas. Interminables, imponentes e inmisericordes. Navegar por ellas, conocer nuevos rincones secretos en la desolación. Más oasis, más aldeas, más personas con sus infinitos avatares y sueños.

Justo sobre tu cabeza, un enjambre de langostas parece ir rumbo hacia una zona con cultivos. Aquí todo es comercio, gente que vende, gente que compra y gente que troca. Según entiendes tales intercambios de objetos por dinero en forma de monedas o de objetos por otros objetos es la forma en que la humanidad mantiene su existencia.

La vida sin magia es espantosa y fascinante a la vez. Cruzar el calor abrazador en el dia y congelarse con el frío en la noche. Océano del polvo, el territorio féerico al que perteneces. Y en él probablemente desempeñaras tu oficio o buscarás algo que las hadas desconocen y que, solamente, la humanidad posee: sufrir y morir.

Un niño se acerca a Shadat y éste se contonea orondo mostrando un aspecto menos impresionante que cuándo estaba abajo. Son las Brumas que también le recubren y lo hacen lucir como un pequeño gatito. Así es acariciado con dulzura y luego atrae la atención de otra niña que le lanza un trozo de carne de camello.

De a pequeños mordiscos lo va devorando. Tanto que aprender de la humanidad, de la niñez y de tener una mascota.

[Nilia-Niniel]

Y... ¿estoy aquí? ¿Finalmente estoy donde creo que quería estar? ¿En la aldea, cerca de las personas humanas, pero libre en vez de atrapada como la última vez? Si, aquí estoy, pero también estoy un poco asustada y eso me paraliza.

Al frente veo a personas, a muchas personas que tienen cosas y se las pasan de unos a otros a veces a cambio de monedas; personas que no sé cómo me van a reconocer, ni que podrán querer hacer respecto a mí, que ¿pueden ser peligrosos? De pronto aparece ese pensamiento dentro de mí y no me lo puedo quitar, aunque no; no quiero que puedan ser peligrosos para mí, sino que lo contrario, pero como; como saber si lo serán o no.

Veo que a la derecha está el oasis a unos pasos y que la izquierda hay un camino que lleva a una construcción grande. Pero ¿qué puedo hacer?

No sé si atreverme a moverme o a acercarme a alguien con ese pensamiento de que puede ser peligroso y no sé si realmente logré ocultar mi verdadera forma para parecer humana; idea que me hace mirarme a mí misma para ver qué es lo perezco con mi propia vista, hasta también me doy cuenta de que Shadat está junto a mí y que un niño y después una niña se acercan a él.

Los niños se ven completamente libres de riesgo para mí; pues son pequeños e inocentes, nada peligrosos, como esa inocencia que tanto me atrae a aquí. Así que ¿les podré intentar decir algo?
¿Con todo lo que he aprendido al intentar escuchar de las palabras antes y al ver los murales de la caverna?

¿Les...les agrada Shadat? Así se llama el. Yo soy Jasmin. Es simple, pero eso intento decirles, pues aún no sé si logro encontrar las palabras para hacerlo o si ellos logran entenderme.