Una cosa a la que le estamos dando vueltas.
Parece que el envenenamiento del presunto padre de tu hermana es un punto definitorio del personaje. Su primer envenamiento más allá del reino animal, su primer asesinato de un hombre.
¿Y si sucediera en partida? Más o menos tu primera trama, tratar de matar a ese hombre.
Ex Context Prima Valeria
Moderadores: Casemir, Victoria_Rain
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Karamzinova
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Re: Creación del personaje
Me parece genial. Además, creo que podríamos ir con la certeza de que pasará, aunque no el cómo ni con qué efectos sobre mi personaje, no? (alguien la ve, puede que deje algo, etc)
Guess I'll die
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Cassius Mirus (Casemir)
Narrator
Re: Creación del personaje
Llego muy tarde con esto. Ha habido muchas actualizaciones en la historia según hemos desarrollado con otros jugadores, y especialmente según hemos investigado sobre la historia de Roma. He escrito una especie de historia de tu personaje, adaptando lo que tenías al nuevo contexto. A ver qué te parece. Cualquier cosa que creas que deba cambiarse, avisa.
Prima Valeria Mesala nació en una de las familias más prestigiosas de Roma. La familia Valeria es de las fundadoras de Roma, se dice que era prominente ya en los tiempos de Rómulo, hace unos quinientos años. Sólo la rama Mesala tiene una lista incontable de cónsules y grandes hombres que han forjado el destino y el espíritu de Roma.
El bisabuelo de Valeria, Marco Valerio Mesala Corvino, fue, además de cónsul, un patrón de la literatura. Le tocó vivir el convulso periodo que llevó al fin de la República, tomando partido por varios bandos, y pasando períodos de exilio. A pesar de ello, son famosos sus logros políticos, militares y de patrón de las artes.
Desgraciadamente, la rama familiar de su segundo matrimonio no parece haber logrado tan buen nombre. Su hijo Marco Aurelio Cota Máximo Mesalino, el abuelo de Valeria, renunció al prestigioso nombre Valerio para ser integrado en la gens Aurelia Cota. Aunque tuvo amistad con el emperador Tiberio, y llegó a cónsul, y tuvo varios éxitos políticos, fue conocido también por llevar una vida disoluta y escandalosa.
Se cree que el padre de Valeria despreciaba profundamente a su progenitor. Volvió a adoptar el nombre de Valerio, llamándose, de hecho, como su famoso abuelo: Marco Valerio Mesala Corvino, y de alguna forma su carácter es contrario al suave de su abuelo: es directo, disciplinado e implacable. Aunque no está tan bien posicionado como sus primos, posee la ambición de hacerse un gran hombre digno de su apellido. Después de que su prima, esposa del emperador, fuera ejecutada por la escandalosa infidelidad, quizás pueda presentarse como el verdadero heredero de su abuelo.
Marco Valerio se casó con una mujer llamada Pulcra Teleria. Pulcra aprueba y comparte las ambiciones de su marido, y quiere llevar la familia a lo más alto. Tiene dos hijas: la propia Prima y Secunda, a las que quiere educar para ser las mujeres perfectas y virtuosas, y a las que quiere conseguir los mejores matrimonios. Valerio y Pulcra desean con fuerza tener un varón, que pueda continuar el legado político familiar, pero los dioses no han mandado esa bendición aún.
11 años atrás, Marco Valerio fue con una legión a Egipto, como parte de su cursus honorum, la carrera profesional de la clase senatorial, que siempre empieza en el ejército, y acaba en la política. Meses más tarde, Pulcra mostró estar embarazada de Secunda.
Así, en gran parte de su infancia, las Valeria han sido educadas por Pulcra, la maestra de esclavas Salsula y un excéntrico esclavo griego llamado Policleto.
Hace 3 años, Marco Valerio terminó su etapa militar y regresó. Entre otras riquezas, trajo una esclava egipcia de piel negra y ojos claros. Lo que tiene de soprendente es que esta esclava recibe un privilegio y un cuidado especial por parte de Marco Valerio, a pesar de que no es especialmente bonita, ni seductora, ni siquiera simpática. Prima, que ya no es una niña inocente, ha considerado la posibilidad de que tuvieran algún tipo de relación, pero no le parece probable, y de hecho nunca ha percibido nada así. Ha escuchado rumores sobre una profecía o algo similar, así que posiblemente tenga que ver con las extrañas inclinaciones religiosas de su padre.
Valeria sabe que, como hija de una de las gens más importantes, su destino principal es casarse. Quizás por eso le agobia tanto el asunto. La profundidad de esas ansiedades sólo las conoce su tía Aurelia Cota, hermana de su padre, con la que se acabó sincerando. La tía Aurelia, aunque le asegura que algún día tendrá que casarse, parece haber sido capaz de manipular a Valerio para ir retrasando el matrimonio.
Su última jugada fue prometerlo con un joven Albino Lucrecio, que recién empezaba el cursus honorum, lo que le ha llevado a Britania, tierra recientemente conquistada por el Emperador Claudio. Valeria sabe que más pronto que tarde Lucrecio volverá y se pregunta si esta vez tendrá que asumir su sino.
Sin embargo, problemas más acuciantes entretienen la mente de Valeria. Hace poco ha averiguado que el lechero que los provee está amenazando a Pulcra con una escandalosa revelación: afirma ser el padre de Secunda. Prima ha conseguido rescatar una carta en la que él las extorsiona. La joven está aterrada de lo que podría pasar si su padre, o para el caso cualquier persona de sociedad, se enterara de esos rumores. Su hermana, y hasta ella podrían ser repudiadas, despojadas del apellido familiar y de cualquier privilegio, echadas de la casa o incluso matadas. Teniendo en cuenta el irascible carácter de su padre, cualquier cosa sería posible.
Por eso una idea peligrosa se le ha fijado en la cabeza. Debería silenciar a ese lechero del hades, como silenció al molesto chucho del vecino que no dejaba de ladrar.
Nota: Valeria no ha escuchado hablar aún de Locusta.
Prima Valeria Mesala nació en una de las familias más prestigiosas de Roma. La familia Valeria es de las fundadoras de Roma, se dice que era prominente ya en los tiempos de Rómulo, hace unos quinientos años. Sólo la rama Mesala tiene una lista incontable de cónsules y grandes hombres que han forjado el destino y el espíritu de Roma.
El bisabuelo de Valeria, Marco Valerio Mesala Corvino, fue, además de cónsul, un patrón de la literatura. Le tocó vivir el convulso periodo que llevó al fin de la República, tomando partido por varios bandos, y pasando períodos de exilio. A pesar de ello, son famosos sus logros políticos, militares y de patrón de las artes.
Desgraciadamente, la rama familiar de su segundo matrimonio no parece haber logrado tan buen nombre. Su hijo Marco Aurelio Cota Máximo Mesalino, el abuelo de Valeria, renunció al prestigioso nombre Valerio para ser integrado en la gens Aurelia Cota. Aunque tuvo amistad con el emperador Tiberio, y llegó a cónsul, y tuvo varios éxitos políticos, fue conocido también por llevar una vida disoluta y escandalosa.
Se cree que el padre de Valeria despreciaba profundamente a su progenitor. Volvió a adoptar el nombre de Valerio, llamándose, de hecho, como su famoso abuelo: Marco Valerio Mesala Corvino, y de alguna forma su carácter es contrario al suave de su abuelo: es directo, disciplinado e implacable. Aunque no está tan bien posicionado como sus primos, posee la ambición de hacerse un gran hombre digno de su apellido. Después de que su prima, esposa del emperador, fuera ejecutada por la escandalosa infidelidad, quizás pueda presentarse como el verdadero heredero de su abuelo.
Marco Valerio se casó con una mujer llamada Pulcra Teleria. Pulcra aprueba y comparte las ambiciones de su marido, y quiere llevar la familia a lo más alto. Tiene dos hijas: la propia Prima y Secunda, a las que quiere educar para ser las mujeres perfectas y virtuosas, y a las que quiere conseguir los mejores matrimonios. Valerio y Pulcra desean con fuerza tener un varón, que pueda continuar el legado político familiar, pero los dioses no han mandado esa bendición aún.
11 años atrás, Marco Valerio fue con una legión a Egipto, como parte de su cursus honorum, la carrera profesional de la clase senatorial, que siempre empieza en el ejército, y acaba en la política. Meses más tarde, Pulcra mostró estar embarazada de Secunda.
Así, en gran parte de su infancia, las Valeria han sido educadas por Pulcra, la maestra de esclavas Salsula y un excéntrico esclavo griego llamado Policleto.
Hace 3 años, Marco Valerio terminó su etapa militar y regresó. Entre otras riquezas, trajo una esclava egipcia de piel negra y ojos claros. Lo que tiene de soprendente es que esta esclava recibe un privilegio y un cuidado especial por parte de Marco Valerio, a pesar de que no es especialmente bonita, ni seductora, ni siquiera simpática. Prima, que ya no es una niña inocente, ha considerado la posibilidad de que tuvieran algún tipo de relación, pero no le parece probable, y de hecho nunca ha percibido nada así. Ha escuchado rumores sobre una profecía o algo similar, así que posiblemente tenga que ver con las extrañas inclinaciones religiosas de su padre.
Valeria sabe que, como hija de una de las gens más importantes, su destino principal es casarse. Quizás por eso le agobia tanto el asunto. La profundidad de esas ansiedades sólo las conoce su tía Aurelia Cota, hermana de su padre, con la que se acabó sincerando. La tía Aurelia, aunque le asegura que algún día tendrá que casarse, parece haber sido capaz de manipular a Valerio para ir retrasando el matrimonio.
Su última jugada fue prometerlo con un joven Albino Lucrecio, que recién empezaba el cursus honorum, lo que le ha llevado a Britania, tierra recientemente conquistada por el Emperador Claudio. Valeria sabe que más pronto que tarde Lucrecio volverá y se pregunta si esta vez tendrá que asumir su sino.
Sin embargo, problemas más acuciantes entretienen la mente de Valeria. Hace poco ha averiguado que el lechero que los provee está amenazando a Pulcra con una escandalosa revelación: afirma ser el padre de Secunda. Prima ha conseguido rescatar una carta en la que él las extorsiona. La joven está aterrada de lo que podría pasar si su padre, o para el caso cualquier persona de sociedad, se enterara de esos rumores. Su hermana, y hasta ella podrían ser repudiadas, despojadas del apellido familiar y de cualquier privilegio, echadas de la casa o incluso matadas. Teniendo en cuenta el irascible carácter de su padre, cualquier cosa sería posible.
Por eso una idea peligrosa se le ha fijado en la cabeza. Debería silenciar a ese lechero del hades, como silenció al molesto chucho del vecino que no dejaba de ladrar.
Nota: Valeria no ha escuchado hablar aún de Locusta.
