[EC] Interludere I

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Jebediah_Gogorah
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[EC] Interludere I

#1

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 28 Nov 2021, 15:13

{ https://youtu.be/bL_Zea-q23Y?t=22 - Road to perdition by Thomas Newman from Road to Perdition OST }

Los ocres, amarillos, los marrones y verdes, llenaban por doquier todas las arboledas de las gargantas de Escuaín, que con su lengua acuosa del río Yaga abría cañones serpenteantes sobre la escarpada cumbre donde pequeñas casas de mampostería, cruzaban el horizonte de los nevados Pirineos. Jaime vivía feliz, con la sutil inocencia de un niño, que con sus dudas y quehaceres, aún tenía tiempo de descubrir y experimentar. Con inculcada y humilde religión, pasaba las mañanas trabajando la tierra, o lo que más le gustaba, apretando al rebaño de ovejas de su familia, y compitiendo con su hermana Laura para bien que las identificaba más rápido... "-Allá va Burlona..." "Esa blanca de ahí es Pintona". Algunas tardes gamberreaba con su hermano Emiliano, con inocentes juegos. Gustaban, sobre todo, de robar la miel a las abejas o molestar a los jabalís. Pero lo que más le gustaba al mayor de los Alberti, y cómo más fácilmente engañaba al hambre, era jugando con sus amigos.

Juan Lucas era el mayor y más revoltoso. Tenía el pelo castaño y unas pecas que ocupaban gran parte de su rostro. Su llegada siempre era celebrada por el resto, pues traía sobras de la madera que su padre, carpintero del pueblo, desechaba, y la imaginación les daba para inventar con navaja en mano y fabricar así, sus propios juguetes. Gumersinda tenía un pelo azabache que jamás había sido cortado. Era la hija del alguacil y aquello imponía respeto, pero sin duda no había niño en el pueblo que le ganara jugando al escondite. Pedro por otra parte era torpón, y padecía extraña enfermedad que lo hacía crecer desproporcionadamente, y sus zuecos normalmente se hundían en el barro o se encajaban en la piedra.

Jaime era un niño feliz, que en aquellos momentos disfrutaba de la vida, sin ninguna aspiración más allá de un nuevo mañana. Y crecía con un cariño ajustado de su madre Leonor, y una justicia medida de su padre Albert. Sus tareas eran duras y esperadas a que fueran hechas. Pero aquello no impedía, que el joven aragonés, deseara un nuevo mañana. Tumbado en el heno, veía e imaginaba nuevos mañanas, descubriendo formas en el humo que salía de la lumbre de su casa. Su espíritu aún estaba virgen de axiomas religiosos, de dioses antiguos, y de mesías renacidos. Su única fe era la vida.

Pero todo aquello cambió, una mañana que el párroco hizo sonar la campana. Una mañana en que, tirando de una mula, apareció aquel extranjero.
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Jaime Alberti Atienza (Baluar)
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Re: [EC] Interludere I

#2

Mensaje por Baluar » 29 Nov 2021, 11:42

-¿Qué ocurre, padre? -preguntó el niño levantándose de un salto. Restos de heno se desprendían de su ropa y de sus cabellos como hilillos de oro atravesados por el sol de la mañana. Parecía el rastro de un enviado de Dios al moverse. Como aquellas plumas que parecían dejar los ángeles a su paso por la tierra mortal.

El niño se levantó y corrió a ver a sus hermanos. Las campanas habían repicado a deshoras y, en consecuencia, alteraban la vida ordinaria sometida a los movimientos, precedidos y anotados en calendarios y almanaques, de los astros que regían la vida campesina: el Sol y la Luna. Los días organizaban las jornadas en diferentes estaciones. La luna organizaba las fechas de cultivo, la fecundidad de los seres vivos. Se preocupó de Candela, una oveja de piel negra porque estaba preñada. Esperaba el cambio de luna para que pariese. Así lo dijo madre y él lo anotó a fuego en su mente. Un mal parto o la muerte de un cordero podía atraer al hambre o la enfermedad a la casa.

-Vamos, Candela -dijo con carillo al animal-, aguanta un poquito que ya viene tu criatura. ¡León! -gritó al perro dándole órdenes- ¡Cuidado en esa banda que pierden! ¡Vamos para casa!

Esperó que todos estuviesen ubicados para retomar el camino al hogar. Algo ocurría y él no sabía que eso iba a cambiarle la vida.

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Re: [EC] Interludere I

#3

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 30 Nov 2021, 21:26

{ https://www.youtube.com/watch?v=K61-tK7Xlzg& - Bathroom dance from Joker OST }

Todas las noches se repetía la misma pesadilla, y Aymar, un muchacho que empezaba a descubrir los efectos fisiológicos que la pubertad ejercía en él, no podía evitar ahogar el llanto en la almohada.

El "gran" Don Rodrigo Garcés y Valtierra, entraba en el dormitorio, cinto en mano, y lo intimidaba por vago y por no fijarse en el ejemplo de sus dos hermanos mayores, Rodrigo e Hidalgo; sobre todo en el primogénito, militar en ciernes y motivo de orgullo para su rancío y zafio abolengo, de aquel que decía ser descendiente de los que fundaron Valtierra, y de ahí su apellido. Aymar conocía, pues así se lo había dicho Hidalgo, que era un erudito con los libros, que todo era una burda mentira, mantenida y crecida por su padre durante toda la vida, en una bola de nieve que nunca supo parar. Pensaba el buen hombre, que aquello le abriría las puertas entre la nobleza, pero solo consiguió convertirse en algo a medio camino entre la burguesía y el campesinado, y ni es digno de unos ni de otros.

Por eso el hombre era el encargado de las caballerizas, y por eso Aymar, tras la onírica visita de su padre, observaba aterrorizado, como los dinteles de las cortinas, se llenaban de decapitadas cabezas de tan noble animal, que le había robado el corazón. Y volvía a levantarse aterrorizado, y volvía a ahogar el llanto en la almohada.

Afortunadamente, las mañanas eran diferentes, y podía disfrutar de la compañía de los equinos, y oler sus crines, y entretenerse con el cepillado. Miraba el porte y la elegancia de tan servicial animal, y se preguntó que sería del hombre sin el adiestramiento de los mismos. Su hermana Elena también compartía la pasión por los caballos, por eso, el pequeño de los varones Garcés, nunca entendió en un futuro, como acabaría casandose con un peletero.

Salvo los encontronazos con su padre, que en realidad ocultaba un rencor indómito por la muerte de su madre durante su parto, se podría decir que todo era armonía en la casa de los Garcés en la localidad navarra de Valtierra. Aymar aprendía un poco a desenvolverse en combate con la instrucción de su hermano mayor, y un poco a cultivar la mente, con la de su hermano mediano. Y sin embargo, aquel equilibrio seguía disgustando a padre, que no veía profesión ni provecho en su hijo menor, salvo la de la monta y la querencia reciproca con los animales domésticos.

Pero aquellas dudas, que en realidad tambien acongojaban el corazón del joven Aymar, empezaron a disiparse cuando alguien llegó una mañana a casa con un mensaje en las manos. Un auténtico hijo de Mercurio, montado en un corcel dorado cuya crín y cola parecían de mismísimo fuego. Tenía un porte gallardo y unos ropajes exquisitos. Pero sin duda, lo que más llamó la atención al benjamín de los Garcés, caballo aparte, fue la preciosa boina roja que portaba el mensajero.
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{ https://www.youtube.com/watch?v=UDCP-3RsOfM& - Endless fight by Gustavo Santaolla }

Albert Albertí posó la mano sobre la nuca de su hijo, en un gesto severo a la par que protector. Jaime era muy joven, pero no lo suficiente para entender que la visita del extranjero ponía a padre en tensión. Sólo tenía aquellos gestos sobreprotectores cuando un peligro arreciaba, como la llegada del lobo, o cuando el Mistral azotaba con fuerza los altos de Escuaín y pareciera que la casa volara por los aires.

El extranjero, en los últimos pasos de ascenso, levantó su humilde sotana marrón, de la que sólo una cuerda a modo de cinto colgaba, dejando ver unas alpargatas gastadas y sus pies enterregados. No portaba petate, pero si un morral, y no parecía persona preocupada por su aspecto, sino más bien lo contrario. Tenía una frondosa barba negra de pelo rizado que le llegaba hasta el pecho, y unos cabellos más bien escasos que el viento le hacía volar. No obstante, sus manos no parecían callosas ni curtidas, ni sus uñas ennegrecidas. Sino más bien finas, y bien cuidadas, como si alta alcurnia fuera.

El padre Simón, parecía esperarlo. Mantenía un legajo enrollado en la mano, y abrió los brazos en cruz para abrazar a su hermano. Jaime nunca sabría después, si aquella efusividad era producto de que el párroco local abrazara aquella nueva fe, o si Liotard de Arillac, que asi se llamaba el extranjero, no comulgara en aquellos momentos. O por el contrario, la amistad y la fraternidad, estuvieran por encima de credos y religiones, que asi ser debiera.

La familia Albertí, salvo Laura, veían la escena, junto a los otros pocos vecinos de la villa. Entonces, Jaime supo que su padre mentía. Se le fruncía el ceño y era mal disimulador. - No pasa nada, Jaime - le dijo sin despegar los ojos de la escena. Soltó, nervioso, la nuca del benjamín y le dio unas palmadas en la espalda. - Anda, vete a ayudar a tu hermana con la oveja - A Jaime le molestaba la impersonalidad con la que padre hablaba de los animales, pues nunca usaba sus nombres - Acaba de decir madre, que el parto se ha adelantado. -Los balidos de Candela en la parte trasera de la casa, donde estaba el corral, llegaban ahora a los oídos de Jaime, que absorto en la escena, no había prestado atención a ellos, y menos entre los ladridos profundos de León, que ladraba al extranjero que había venido a usurpar la impertérrita paz de aquel pequeño pueblo de la montaña oscense.
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Re: [EC] Interludere I

#4

Mensaje por Baluar » 07 Dic 2021, 09:59

-Sí padre -respondío el niño mirando al extranjero-. Ahora mismo voy a ayudar con el parto...

Las palabras del pequeño Jaime quedaron pendidas en el viento. Como si entre el ahora y el ya hubiese una eternidad y no fuesen consecuciones en el tiempo, separadas, tal vez, por escasos minutos. Esperaba el niño poder presenciar más tiempo aquella figura extraña que había llegado a la aldea. Cuando creyó que había pasado una eternidad y antes de despertar una mirada furibunda en su padre, regañó al animal.

-Vamos, León, vente conmigo al establo. Candela va a parir un corderito y tenemos que pensar qué nombre le vamos a dar.

El perrillo corrió tras de su amo. Aunque reconocía en el padre la autoridad máxima de aquel hogar, nunca olvidaba quién le daba de comer. EL pequeño Jaime le lanzaba trozos de comida que no le gustaba demasiado y el animal, agradecido por aquellos afectos interesados, en comunión celebraba la generosidad del niño con devoción y obediencia.

Conforme Jaime se fue encaminando hacia el corral, recreando en su mente un parto hipotético, a base de otros partos anteriores y otros venideros, imaginaba ese corderito recién nacido como un cordero más. Sin embargo, aprendió tiempo después, que un filosofo griego, un tal Aristóteles, consideraba que nombrar las cosas les daba alma y las formaba como únicas. Era una manera de insuflarle la gracia de Dios en ellas, al separarlas de lo general, anónimo y e informe. El ganado era ganado, como lo veían los adultos, un conjunto de animales amalgamados, pero para él sus bestias tenían nombre y, por tanto, un alma que las separaba de las demás y, a su vez las hacía partícipes de toda la grey. Como los hombres que formaban parte de los paerfecti. Reconocer esa verdad era formar parte de un nuevo rebaño diferenciado del resto al ser señalado por Dios Jesucristo y conocer la verdad del mundo...

Llegó al establo remangándose las manos y vio a su hermana arrodillada junto a Candela y esta emitiendo unos balidos roncos, quedos, con los que se ayudaba de forma automática al parto. Jaime sonrió a su hermana y la besó para darle ánimos y acarició el vientre bajo y abultado de la oveja.

-Vamos, Candela, bonita, que no es tu primer parto. Vas a tener un cordero precioso. Lo llamaré Lucero si es un borreguito y Lucera si es una ovejita...

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Re: [EC] Interludere I

#5

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 07 Dic 2021, 18:25

{ https://www.youtube.com/watch?v=r6veaj2gst8 - Hymn of the Cherubim }

La imagen se repetía ciclicamente en la mente de Juan, en un bucle doloroso que mojaba sus mejillas en la soledad del camastro. El caballo se encabritaba y Clara caía de espaldas en la tierra, volviéndola de cristal en aquel mismo instante. No había consuelo divino después de la extraña muerte de madre, y ahora volvía de una fragilidad extrema a aquello que le hacía levantar cada mañana. Un amor puro y pueril. La unión de dos almas de dos estratos diferentes de Villa Corazón.

¿Que tipo de Dios le presentaba todas aquellas pruebas? ¿Que tipo de ser misericordioso era capaz de dañar a todo él que se vinculaba con él? ¿Porque no castigaba a sus hermanas que le hacían la vida tan imposible? Padre pasaba el día labrando la tierra, y la noche enclaustrado en las tabernas, cuando no lloraba desconsolado en su lecho. Y Juan no sabía como consolar a padre, pues no había invento en su mente que arreglara un corazón roto y un alma lastimada.

Pero si podía ayudar a Clara. Y así paso las lunas, ideando con su carboncillo, un mecanismo que le ayudara a salir de su cama. A respirar, a volver a compartir atardeceres ante sus ojos, a algún momento furtivo de intimidad donde robarle un beso y ruborizarse ambos hasta el extremo. A nadar en la inocencia más pura de dos manos entrelazadas, y en hacerse promesas que nunca se cumplirían pero que recordarían como tales.

Empezó a agenciarse restos de metales y maderas de entre los desperdicios del pueblo, cosa que llenó de ira aún más a sus hermanas. Nadie quería ser de la misma sangre que el niño que revolvía sobre los escombros del pueblo. Algunos ya lo habían tachado de loco. Otros habían tomado más distancia con él, como sus amigos. Y otros, como la madre de Clara, directamente habían prohibido su presencia.

Pero nada paró al decidido muchacho, que aprovechó el don que el Señor le había dado, y pasó noches sin dormir fabricando aquella silla a la que había insertado unas ruedas con asideros, y que permitiría a Clara, tener cierta movilidad, dentro de la maldición en la que había sido imbuida. Cuando la había finalizado, la embadurnó de resina para darle lustre, se puso sus mejores galas, y se dispuso a ir al palacio, donde vivía, postrada, su eterno y puro amor de juventud.
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{ https://www.youtube.com/watch?v=iUFK5n5dGCo& - La isla mínima by Julio de la Rosa }

Lucero era un nombre que siempre había rondado en la cabeza de Jaime, y que por alguna extraña razón, nunca había bautizado a ninguno de los corderillos así. Ninguno parecía tan especial para portar aquel nombre al que profesaba tanta conexión con lo que estaba descubriendo como su alma. ¿Sería aquel extraño quien trajera luz a su vida? ¿Sería entonces porque ahora el cordero mereciera tal nombre?. La vida llegaba y tal vez otra se fuera, pues si el párroco lo exigía, un cordero debiera ser sacrificado para la fiesta en honor del invitado, y padre solo podría agachar la cabeza y pagar el diezmo.

Las nubes empezaron a cerrarse en el cielo de la tarde, y tal fue la negrura, que hubo que prender antorchas para asistir al parto. Los balidos de Candela eran algo distintos y en sus ojos algo hacía ver que no andaba bien. Así lo había notado Laura que agarraba su cabeza, y así lo había percibido Jaime que acariciaba su lomo sobre el heno. Candela balaba de manera extraña y dejaba caer su lengua grisácea sobre un lateral de la boca, como si su estuviera perdiendo el control sobre su propio cuerpo. De hecho, Jaime tuvo que esquivar alguna coz, que no era habitual en la parturienta oveja.

Pero nada hacía predecir, lo que en aquel corral de Escuaín pasaría a continuación. Al principio todo parecía normal. Líquidos y cóagulos de sangre salieron del útero del animal, y aunque de una viscosidad excesiva en comparación a otros partos, nada que levantara aún más las sospechas de Jaime de que algo no iba bien. Pero cuando Candela empujó definitivamente, en un esfuerzo que le causó la muerte con un estertor que la dejó en una rígidez extrema, el corderillo salió y Jaime para proteger a su hermana, la abrazó y tapó su infantil mirada de lo que sus ojos si estaban viendo.

El cordero tenía una piel, en muchas zonas, gelatinosa y translúcida, que le permitía ver todo su interior, como si de ella no hubiera rastro. Especialmente inquietante era en la cabeza, donde todo el lateral de la mandibula de animal se percibía con increible detalle. Sus ojos parecían dos lunas muertas sostenidas ingrávidas sobre sus cuencas. Y para más inri, el cordón que lo unía a su fallecida madre, parecía duro, como si de una rama se tratase. En el lomo del corderillo, que ahora que los miraba parecía de una agresividad predecible, aparecían dos protuberancias grandes, como si unas alas demoniacas, fueran capaz de crecerle de un momento a otro.
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Re: [EC] Interludere I

#6

Mensaje por Baluar » 17 Dic 2021, 09:46

-Qué pasa, Jaime? ¡Quiero ver a Lucero! -preguntó curiosa la niña. Pareció haber captado el nerviosismo de su hermano, el balido quedo de Candela y el rumor de tormenta que sostenía la atmósfera en un segundo eterno antes de que estallase el aguacero y el Mistral azotase sin compasión los cuerpos que quedaban a su alcance, perdidos en el mundo sin cobijo, abandonados a su destino.

-No, no es nada, Laura. Ve y llama a papá anda. Y no mires. Por favor, vete y no vuelvas la vista atrás...

Jaime no lo sabía, pero la voz que salió de su cuerpo no era suya. La hermana lo miró como si desconociese a quien hablaba, pero algo en su memoria genética se activara ante la advertencia. La niña echó a andar acto seguido, movida como si fuese un autómata, pero por un segundo, antes de abrir la puerta del corral, la curiosidad pudo con el miedo. Como Edith, la mujer de Lot, la mente infantil de la niña no pudo soportar desconocer qué ocurría. El conocimiento supone un riesgo para quien lo adquiere. En este caso, los sueños de la niña se verían afectados por esa visión algunos años.

-¡AHHHHHH! -el grito de la niña fue desgarrador a la vez que un resplandor, seguido del correspondiente trueno, anunciaron la llegada de la tormenta. Jaime observaba cómo el animal permanecía tumbado sobre su costado y Candela lo miraba desde lejos. Lo normal es que la madre retirase los restos de sangre y placenta que quedasen sobre el cuerpo de su cría, pero en este caso, la oveja miraba hacia el infinito, ajena de aquello que acababa de salir de su cuerpo. No reconocía en aquella criatura su genética: olor, sangre, el sentimiento de haber parido algo suyo. Cuando se escuchó la puerta, Jaime giró la cabeza para comprobar que su hermana se marchaba sin mirar. Extendió su brazo negando, como Lot, evitando que su hermana se expusiese a la visión maldito, de la visión de la destrucción de la realidad presenciando un acto de Dios o, en este caso, del Demonio...

La niña cogió su carita con unas manos sucias y llenas de sangre de oveja. Su mirada se perdió en un grito y sus ojos se posaron en dos medias lunas que parecían conocer la verdad del universo. Y esa verdad quería ser transmitida como una mala nueva: Tanto como hay Dios, hay Demonio. El Bien y el Mal existen y están en constante pugna. Esa fe una dura lección para el espíritu de Laura y como tal se manifestó a través de un grito que alertó a su hermano.

Jaime se giró al contemplar la imagen de su hermana y giró su cabeza. Sin saberlo su alma sí que estaba preparada. Su alma había luchado mil y una vez contra el demonio. Quizás desde la creación, Dios y Shaitán lucharon y en esa lucha los ejércitos habían sido formado por ángeles, demonios y humanos. Mil.es de almas que perecieron en esas luchas fueron reencarnadas en nuevos cuerpos para continuar la guerra el fin de los días. Esa tradición de vidas pasadas se fundieron en una al ver al animal beber de las entrañas del ser que le había dado la vida. En un descuido de Jaime, el animal se abalanzó sobre Candela y con sus colmillos, impropios en un rumiante, desgarró carne y entrañas para alimentarse...

-¡AVISA A PADRE! -fue lo único que la niña entendió. Después, cuando rehacía la escena en su mente no recuerda nada, al menos no entiende nada de lo que su hermano le dijo. Parecía que hablaba en lenguas desconocidas, como cuando tenía fiebre y deliraba. Pero ella entendió perfectamente, al menos así lo interpretó su mente, cuanto su hermano quería ordenarle.

Jaime escuchó el ruido de la puerta mientras sus ojos se convertían en dos rendijas estudiando al animal a la vez el que animal se volvía satisfecho al comer de su propia madre. Las miradas se cruzaron y se reconocieron como enemigos. El animal sonrió cuando vio al niño coger una horca...

Solo Dios y el Diablo saben qué ocurrió allí dentro. Dos jóvenes paladines del bien y del mal midieron sus fuerzas en silencio empujados por un motor desconocido por ellos hasta el momento oportuno. Pasados unos minutos, poco después de escucharse un gemido desgarrador, un cuerpo bípedo salía del corral con algo entre sus brazos. Corría entre la lluvia sin mirar atrás y con la cabeza gacha. Corrió hasta pararse ante la puerta donde dos religiosos habían entrado minutos antes. Se alzó una mano cubierta de sangre negra y golpeó con fuerza para ser escuchada dentro.

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Re: [EC] Interludere I

#7

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 23 Dic 2021, 17:45

{ https://www.youtube.com/watch?v=_iF7lkXKHlA - Dark Magic Music by Goetia }

El niño Jaime corría entre la lluvia, con su gastado y roído calzado chapoteando en cada charco, que la violenta y pronta tormenta había generado en la única calle de Escuaín. Los gritos descontrolados de Laura, aún eran audibles entre la lluvia, y solo fueron apagados cuando entró a su casa. Aquel demoníaco ente que portaba en sus brazos parecía querer volver desde la tierra de los muertos, y sus ojillos negros, parecían ahora, más vivos y brillantes que nunca. Si no fuera por la emponzoñada sangre viscosa y negruzca que caía por su garganta, el joven aragonés se pensaría si en realidad su mano no había sido lo suficientemente fuerte para cometer el sacrificio.

La puerta, cedió ante el segundo de sus apresurados toques. Estaba oscuro y no había lumbre que calentara el lugar. Tan solo unas velas posadas sobre una cómoda que le invitaron a seguir con la mirada, y observar al extranjero como depositaba las manos en un lebrillo y con manteca de la matanza, untaba la cabeza del Padre Simón, en una extraña liturgia que el niño nunca comprendió. Luego cogía una navaja y por un instante, Jaime pensó que iba a hacer con el párroco lo mismo que había hecho él con el corderito. Pero lo que hizo fue afeitar sus cabellos sobre la palangana.

Cuando el forastero se dio cuenta de la presencia del niño, nada se inmutó en su cara, no así la de Simón el cura, que levantó nervioso la mirada del inclinamiento, con la cabeza untada en grasa como si de un recién nacido se tratase. Liotard, que así lo había nombrado en susurro, el párroco con claro desconcierto, dejó el trabajo a medias, apoyando la navaja contra el trapo, y acercándose a Jaime. No hubo palabras, tan solo consuelo. Apoyó la cabeza del niño contra su pecho, con la infernal criatura entre ellos. Le atuzó el pelo y dejó que las lágrimas liberaran la tensión del infante, que enseguida se sintió extrañamente reconfortado.

- ¡¡Jaime!! ¡¡Jaime!!... -
los gritos de su padre en la calle denotaban el lapso doloroso de la hipotética pérdida de un hijo.
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Re: [EC] Interludere I

#8

Mensaje por Baluar » 03 Ene 2022, 09:54

El niño lloraba como si se tratase de una liberación. Las tormentas que traía el viento del noroeste, como la que caía sobre la pequeña aldea en esos momentos, se derramaban por las montañas como lo hacían las lágrimas del niño mejillas abajo. No sabía por qué, pero lloraba y lloraba: por miedo, por gratitud, por desconocimiento. Pero mientras el padre lo llamaba el niño, sin saberlo, había elegido un nuevo progenitor: un padre espiritual que lo acompañaría a lo largo de los años hasta que el odio entre los humanos los separó para siempre...

-¡Padre Simón, Padre simón! -gritó el niño sorbiendo mocos y lágrimas, separándose por un momento del llamado Lyotard-. ¡Miren lo que ha parido Candela! ¡La ha matado! ¡Esta criatura ha matado a su propia madre!

El niño extendió sus brazos hacia el cura y miró también al forastero. Con la voz cortada por el hipo que produce en los niños el sobreesfuerzo del llanto, contó a los religiosos qué había ocurrido minutos antes en el corral con aquel ser demoníaco...

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Re: [EC] Interludere I

#9

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 04 Ene 2022, 16:17

{ https://youtu.be/2Bb0k9HgQxc?t=44 - November by Max Richter }

El niño se abría como las flores esperando el agua de aquellas tormentas. Tormentas rabiosas de rayos azules que prendieron fuego a las ramas más secas. Lluvia que empapó el grano guardado. Agua que corrió maldiciendo la cosecha. Como las lágrimas de gratitud e incomprensión que surcaban por sus mejillas y caían cómo el rocío por su barbilla.

El mal augurio del carnero se marcharía con el extranjero y mientras el consuelo llegó por parte de ambos pastores. Era una señal para aclarar su destino. Era un dedo celestial bendiciendo su existencia. Era un signo divino que le había sido otorgado. Ahora, o en un futuro, la fe le permitiría obrar milagros solo atribuidos a citas bíblicas. Eso le habían explicado y el joven aragonés se mantenía en el mismo punto de partida. Gratitud e incompresión y un alma que estaba mutando.

Las monedas tintineaban en la bolsa, dando cuenta del gran montante. Ambos padres, el espiritual y el progenitor, estrecharon el acuerdo con ferreas manos. Madre permanecía en la casa sin querer vivir aquella amarga despedida. Y así hizo obedecer al resto de sus hermanos. Padre miraba al horizonte sin querer clavar la mirada en su hijo Jaime. Jaime el Valeroso. Sin saberlo, con aquel dinero, estaba salvando a su familia de la hambruna, proporcionada por el mismo desastre que allí se había pertrechado. Las dos figuras se despidieron del párroco Simón y partieron montaña abajo por el camino donde vinó el desconocido conocido. Padre cerró la puerta y se dejó caer tras ella, abatido por la vergüenza y la culpa. Lágrimas de gratitud e incomprensión caían por su rostro.
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Re: [EC] Interludere I

#10

Mensaje por Baluar » 08 Ene 2022, 11:39

El joven cabalgaba al lado del religioso totalmente ensimismado y absorto en la situación que acababa de vivir. Entendía cómo se compraban y vendían mercancías, pero nunca que se comprase o vendiese un hijo. Había visto morir dos neonatos, niño y niña respectivamente, a las pocas horas de vida. La muerte no era nada extraño en él. Pero esto le pareció fuera de lugar. El nerviosismo hizo que no pudiese aguantar el silencio e iniciar una conversación.

-¿Qué era esa cosa que nació de Candela? -preguntó el joven. Se rascó la ceja izquierda con nerviosismo y miró de reojo al hombre que le había comprado. Creyó por un momento que no se había dirigido a él como correspondía. -Quería decir... ¿Amo...? ¿Padre...?

Rojo de vergüenza hundió su cara en el pecho y miró al suelo...

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