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Mensaje
por Baudelaire » 13 Nov 2019, 16:44
Nunca he entendido esta separación entre lo narrativo y el combate. Me parece que lo que se quiere evitar es caer en la trampa del exceso de mecánica en desmedro de la interpretación.
El combate, perfectamente puede ser narrativo… incluso sin tirar dados, decidir dependiendo de las características de cada bando, cuál sería el resultado más plausible. Lo cual incluiría, el tiempo que pasaría, las bajas/heridas de cada uno y si se trata de una victoria/derrota/tablas.
Si la partida, de verdad se trata de lo narrativo, quizás ni siquiera sean necesarias hojas de personaje… aparte de notas sobre su historia y eventos importantes de su existencia. Igualmente, relaciones/motivaciones/objetivos y demases. El resto, puntuaciones y listas de habilidades especiales… dejarlas como anecdóticas o narrativizarlas completamente, de manera que simplemente constituyan modificadores a los resultados.
Si el grupo puede acordar aquéllo y recordar que lo narrativo tomará el primer plano, nadie debería reclamar porque los dados quedan dormidos.
Con 8 personas, a 5 minutos por turno para cada una, significaría esperar (en promedio) 40 minutos para interactuar nuevamente. Así que el contrato lúdico es fundamental, incluso los detalles del horario/alimentación/pausas y similares. De ese modo se privilegiará el tiempo de juego por sobre otros detalles que parecen menores, pero que podrían entrampar el desarrollo de la partida con múltiples interrupciones que impidan la inmersión.
Por supuesto, personalmente me atrevería con 8 personas que sean de mi círculo de amistades y con las que compartiríamos este estilo ultranarrativo (el nombre puede mejorarse) con mecánica simplificada (casi omitible). De cualquier modo, lo he hecho con 5 personas de mi círculo por muchos meses en una partida de Gehenna, pero nos tomamos un par de semanas completas para la creación de personajes y consensuar el contrato lúdico. De ahí en adelante, todo fluye sin mayores inconvenientes. La partida, tomó una pausa larga, dadas las contingencias del grupo (asuntos académicos, laborales e incluso aumento de la familia)… pero puedo asegurar que los conflictos definitivamente fueron insignificantes. Además, que cuándo ocurrieron, lo pudimos conversar reajustando el contrato lúdico después de terminada la sesión o antes de comenzar la siguiente.