BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

Segunda Temporada

Moderador: Pagliacci

Nachton Webster Macleod (PeteryPan)
Botánico ansioso de conocimientos

Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#21

Mensaje por PeteryPan » 19 Ago 2019, 19:16

De aquel monstruo lobuno comenzaba a quedar un amasijo de tendones, músculos y sangre poco reconocible. La sangre salía disparada por el frenesí alienizador que empujaba al botánico a devorar a esa pobre bestia, enmarcando la escena, también sangrienta y parricida, que se desarrollaba alrededor. Algo dentro de sí, que era suyo y de otro, lo empujó a aullar, a gritar a la noche, a la diosa blanca que gobernaba los destinos oscuros y las profundidades del abismo. Se sentía extasiado.

Sólo cuando estuvo a punto de estallar, ese momento en que el instinto comienza a calmarse a base de colmar sus necesidades más allá de lo fundamental, fue cuando su parte racional comenzó a tomar el control y la noción de la realidad lo invadió, como una bofetada. Se limpió la boca con la mano, aún jadeando y mirando inexpresivo su festín; de entre sus dientes chorreaba sangre y carne, disfrutando con remordimientos de aquella sensación. Se miró y se sorprendió del aspecto lamentable y bestial que mostraba, pero poco le duró la sensación cuando miró en derredor y vio aquella escena digna de una tragedia griega, con el patriarca asesinado y castrado por su hija mientras su otro hijo lamentaba la muerte de su propia hija. Curiosamente estaba tan lleno de energía y de "vida" que todos sus sentidos y emociones se desbordaban, sintiendo el odio, la pena, la rabia y el alivio que fluían por aquella sala. Comenzó a llorar lágrimas de sangre, no sólo de tristeza, sino de gloria, de éxtasis, de gozo. Se sentía inabarcable, ilimitado, parte de un todo salvaje. Se compadecía de aquel que había matado a su amado, a la vez que se regodeaba por su pena; se entristecía por su "madre" oscura, aquella que lo había convertido en ese ser salvaje que era ahora, pero también se reía de su destino, de que ahora no estuviera allí, de que no existiera, aunque sin ella no estaría sintiendo tal sensación de poder y plenitud. Habían matado a aquel patriarca de maldad destilada, liberando al mundo de una oscuridad espesa e invisible, que casi podía sentir como se deshacía entre aquellas piedras.

Bajó de aquel pilar, de aquella crucifixión sacra, sangrienta y salvaje, sintiéndose pletórico, con el lobo complacido y el botánico en delirio. Era necesario ponerse en marcha, pues los acontecimientos se estaban precipitando. Lo sabía dentro de él, con toda seguridad. Se dirigió a Alistair, llamándole con cierta suavidad desde la distancia.

-Alistair... debemos actuar, los engranajes giran sin freno.

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Pagliacci
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Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#22

Mensaje por Pagliacci » 22 Ago 2019, 17:15

https://www.youtube.com/watch?v=_58AnhnbIgI


Con las cenizas aún entre sus manos, Alistair abandonó a su hija, dejando a su padre entre los colmillos de las ménades. Anduvo entre tumbos entre los pasillos marmóreos del palacio, mientas sus oídos reventados manaban sangre y reverberaba en ellos un pitido somnoliento. Tras sus pasos caminaba el lobuno Webters, chacal maligno de furia reprimida, caballero caído de maldad despertada. Y delante de él, un deshumanizado testigo de la masacre, un indiferente Macmarmigan cuya insensibilidad por la crueldad había arrojado los restos de su alma por el desagüe.

En el salón principal, entre las columnas de oro y marfil, los tres volvieron a ver el rastro de la muerte. Jacques de Molay arrodillado entre los cadáveres de una media docena de vástagos mutilados, en letargo, el caballero bebía ávidamente la sangre de los Dunsirn heridos y sus ojos mostraban un hambre y una rabia largo tiempo escondidas. Sangre por todas partes, en las telas, charcos entre las perfectamente cortadas baldosas y un ojo amarillo y vibrante en la frente del tempario. Un ojo abierto, un ojo lúteo y sucio que emanaba una luz mortecina.

Macmarmigan se detuvo a contemplar la locura del hombre que le había salvado y, aunque su mirada estaba puesta en la sangre que su garganta tragaba, el tercer ojo le devolvió el gesto y la mente del industrial hirvió con los recuerdos de su padre, con todas las atrocidades que había cometido y con la Luz.

Alistair, brujo secesionista, padre sin hija, hijo sin padre, vio los restos maltrechos de la mitad de su familia entre los dientes de aquel viejo vástago. Y no supo si matarlo o agradecérselo. Y escuchó el canto de las almas atrapadas a su alrededor.

Webster caminó hasta la puerta, no sintió miedo del caballero, la luna brillaba de un color extraño, el silencio era ominoso y todas las luces de la ciudad se habían apagado. Solo en el lejano Old Craig se atisbaba el brillo de las farolas. Era el final del camino, el viento arrastraba un voz cruel, les invocaban al manicomio, donde sabían que les esperaba el descanso final.



Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

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Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#23

Mensaje por Baluar » 26 Ago 2019, 12:30

La devastación se había convertido en algo próximo y familiar del una vez industrial. Enfermod e algo que desconocía, maldito por una sangre más vieja que el propio tiempo cristiano observó la escena como quien descubre ante sí un jardín sin flores en pleno invierno: algo habitual. Caminó en dirección hasta la puerta llamado por algo conocido, pero a su vez sin identificar el origen. La sensación que tuvo fue similar a la que se tenía cuando se quedaba con alguien que parecía conocer, pero que no recordaba en ese momento.
-La ciudad está condenada, De Molay -le dijo sin ningín tono, transmitiendo la información por el mero hecho de informar, cumpliendo con ua tartea encomedanda, zanjando un asunto sin más-. Si una de las partes implicada en estos acontecimientos es la que sospecho, el mal que se escondía en Inverness, y del que ya avisé a su Majestad tiempo atrás, la que se mide con ella tiene que ser igual o superior a ella en poder. La locura o la enfermedad es la solución. Ambas, posiblemente sin solución -amagó sonrisa amarga-. Ahora, es libre de acabar con todo esto. Los Dunsirn han sido conocedores de todo desde el principio y quisieron sacar provecho de ello. Si me permite la expresión. Yo de usted aliminaba de la faz de la tierra a esta familia al completo. Embarazadas, niños, lo que fuese con tal de no dejar nadie con vida de esta mancha putrefacta. Lo mismo hasta a su Majestad le conviene quedarse con su dinero una vez hayan desaparecido todos.
Se arrebujó en sus ropajes para salir a la calle. Había concluído su relación con la Príncipe y su lacayo. De esa forma, saldaba las cuentas que tenían pendientes por su parte. Miró de nuevo al Salubri y se despidió de él con un gesto de la mano:
-Yo ya he cumplido mi parte, De Molay bajó la mano como un peso muerto tras despedirse-. Espero que usted y su Majestad cumplan la suya. Ahora, si me permite, me esperan en Old Craig. Ya sabe dónde buscarme.
"Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien." (Groucho Marx).

Dr. Clyde Blackwood (Jebediah_Gogorah)
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Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#24

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 26 Ago 2019, 12:58

{ https://www.youtube.com/watch?v=_hyAOYM ... 48&index=8 - Nocturne Nº20 by Chopin }

Alastair entro al salón en un estado taciturno. Vagaba agarrándose a los muros, embriagado por un sentimiento mortal de pérdida y ahogo. Los recuerdos con su hija viendo pasar los distintos avances de la revolución industrial y amoldándose a nuevas identidades, se amontonaban en su pecho muerto.

La ausencia se hizo rápidamente evidente. Sentía cómo si un apéndice de su propio cuerpo hubiese sido extraido. Quería llorar pero sus ojos ya estaban secos. Dos esferas consumidas en dos cuencas ennegrecidas ahora por la pena. La familia... la propia familia le había traicionado, y ahora le condenaba en su cabeza, que la última experiencia que viviera su pequeña fuera la de la traición. Si existiera un infierno o un cielo, esperaría que ella regresara cómo un arcangel de fuego y los destruyera a todos.

Pero al llegar al salón, descubrió que ya no había nada que vengar. Por un momento, la avaricia ocupó parte de su cabeza. ¿Significaba aquello que era ahora él, el máximo representante de los Dunsirn y por tanto, legal heredero de su fortuna?... Luego recordó, que el dinero no le devuelve su pérdida, y la angustia y la pena lo vuelven a cubrir todo.

Escucha el comentario audaz del industrial. Y no deja de pensar en la razón que tiene. Los Dunsirn lo sabían todo, y lo escondieron, como siempre, para sacar provecho de ello. Y ahora, aquello mismo les había causado la derrota final.

Se arrodilló ante Molay, y dejó descansar su cuerpo hacia atrás. Abrió los brazos en señal de cruz y alzó la mirada ante el paladín. - Aún hay un Dunsirn con el que acabar, mi señor - dijo acatando su destino, rodeado de sus familiares muertos. Familia... y traición.

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Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#25

Mensaje por Pagliacci » 26 Ago 2019, 15:53

https://www.youtube.com/watch?v=EBAzlNJ ... rt_radio=1


-A su alteza ya no puede convenirle más que el perdón divino de sus pecados- dijo el templario con su barba empapada en sangre, mientras Macmarmigan se alejaba por la oscura George Street- Y vos, bastardo de la estirpe del diablo, la Espada de Caín acepta vuestro sacrificio, sea pues la venganza de Samiel.

El tercer ojo de De Molay refulgía de brillante fuego mientras blandía la espada bendita de su orden, en su interior se adivinaba la locura infinita de reyes estelares. El acero cayó fuerte y veloz, cercenando de un solo tajo la cabeza de Alistair, que rodó algunos metros en el suelo antes de empezar a descomponerse. El Brujah se puso en pie, quedaban aún muchos Dunsirn ocultos por la ciudad y sus ladinos esbirros, más aún, tenía que asegurarse de que ninguno de los Primogénitos sobreviviera a esta noche. La sangre empapaba el peto que vestía sobre la cota de malla, sangre de la alianza nueva y eterna que Cristo, nuestro Señor, derramó por nosotros por el perdón de los pecados. Durante cuatro siglos la vigilante Espada había buscado en vano la oculta guarida del antediluviano, ahora las cartas se habían revelado, no había tiempo que perder.

Dr. Clyde Blackwood (Jebediah_Gogorah)
Alienista

Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#26

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 26 Ago 2019, 17:14

{ https://www.youtube.com/watch?v=3MC-FLXkg3M - Prelude by Vangelis }

Era un jardín luminoso. Irradiado fuertemente por la luz del sol. Habían flores de todos los colores, y en frente, los majestuosos valles de las Highlands, con la hierba trepando por los barrancos rocosos. Corría una brisa suave y podía sentir en sus pápilas el buen gusto de un whisky de barrica. Mecidos al viento en los tendederos, las camisas blancas que danzaban con los rayos solares y los kilts con aquel tartán característico de la familia. Azul marino, blanco y gualda.

Una música lejana de gaita, de la cual se desconoce el origen, ameniza la bucólica escena. Valeria juega preciosa en el jardín, atrapada en un recuerdo a los 5 años. La divina providencia ha querido que Alastair quede atascado en el momento de mayor felicidad. Un Alastair que no es sino un ente eterno atrapado en cualquier plano onírico.

La sonrisa de su hija lo culminaba todo. Un todo ahora, con sentido. Sintió la mano de su esposa en el hombro y éste acarició sus dorso. Aquello se repetía continumanente, en un sinsentido. Un sinsentido al que cualquiera estaría encantado a acceder, en el final de sus días.

El acero cayó, sesgando su vida y no-vida para siempre. Justicia divina o no... aquello era el final de Alastair Samwey Dunsirn.


“La muerte es el comienzo de la inmortalidad.”
-Maximilian Robespierre

Nachton Webster Macleod (PeteryPan)
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Re: BLACK HAND VIII: Dunsirn (Segunda parte)

#27

Mensaje por PeteryPan » 27 Ago 2019, 18:48

Nachton Webster Macleod

Sentía como si circulase una sangre poderosa por sus entrañas que electrificaba cada fibra de su ser y le mantenía los sentidos sobreexcitados. Escuchaba el retumbar de los pasos en aquel mármol elegante y funerario, acariciaba su suavidad y frialdad como si rostros eternos de bella juventud lo mirasen desde aquellos muros. La matanza llegó a su nariz antes que a sus ojos y el olor otrora metálico de la sangre se convertía ahora en un calidoscopio de aromas, recuerdos y sabores. Caminaba felino entre los cuerpos, analizando de arriba abajo sin detenerse a aquel ser de tres ojos que devoraba su festín como un antiguo titán griego encerrado en el Tártaro. Los mitos existen, pensó una voz dentro de él que no supo de donde vino. Por un momento, antes de conducirse hacia la puerta llamado por aquel canto de sirena que la luna llena le susurraba a través del viento, preciosa dama iluminada con luz espuria, se detuvo al borde de aquella orgía de dolor y liberación, una escena que se repetía desde el principio de los tiempos en un ciclo de energías que la propia Creación debía renovar. Se detuvo para sentir aquello que latía en su sangre y sus fosas nasales, abiertas y olisqueando, aspiraron todo lo que lo rodeaba, como si por su nariz y por cada uno de sus poros absorbiera la información que lo rodeaba, entrando casi en éxtasis. Su cabeza se inclinó hacia atrás y un mareo le invadió desde dentro: rostros, gritos, dolor, calles, hijos, hijas, familia, sonrisas, muertes, silencio, nacimiento… Un vórtice de imágenes, sonidos y sensaciones lo golpearon, retorciendo su cuerpo, mientras el mundo a su alrededor se hundía.

Una espada cercenó un cuello.

Una cabeza cayó.

Tras unos segundos que a él le parecieron una eternidad volvió en sí, surgiendo de él un gemido profundo. Sacudió la cabeza, quitándose de encima todo aquello que había recibido, y con una sonrisa lunática salió de la sala y siguió caminando, con paso firme y fluido hacia el lugar donde aquella voz llevada por el viento lo conducía.

Susurrando para sí repetía una y otra vez: “De mi padre que vuelve y que no ha muerto”. Cabizbajo, pero sin parecer triste, más bien ido, caminaba por aquellas calles oscuras mientras sus dientes refulgían con una sonrisa prestada que expresaba una sabiduría enajenada. Hay secretos que no deben ser descubiertos…

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