VENAS OXIDADAS: Preludio

[Pagliacci]

[Baluar]

Malort seguía sumida en su mente, recordando los compases de una canción y recreándolos repetidamente hasta la saciedad. No recordamos las canciones, sino aquello que nos aporta algo y lo repetimos como el mantra del budista, el rezo cristiano, un principio y un fin.

De pronto se vio pensando en los efectos de la droga en la mayoría de los intérpretes de jazz, desde los clubes de marihuana de los años 20 y 30 hasta los devastadores efectos de la cocaína, la heroína, los barbitúricos y el crack. Sonrío de medio lado al verse inmersa en un tema de drogas. Tampoco era su preocupación, solo buscaba su beneficio. Si no lo hacía ella sería otro cabrón quien se corrompiese pero ella.; el mamón del hijo de otro sería quien pudiese salir del hoyo en que vivían. El saxo de Coltrane la recuperó del ensimismamiento a un estado de abstracción menor hasta que escuchó la voz de la mujer.

-Anda y que te jodan hija de puta -murmuró a media voz sin apartar la vista de la carreta-. Vas a tener suerte si una noche de guardia te pillo por banda. Vas a quedar más seca que un puto arenque estrujado.

Esperaba que alguien le tirase una lata vacía hasta que escuchó el improperio de Baggie. Sonrió de medio lado, puso un poco de atención en la radio y siguió pensando en sus cosas...

[Pagliacci]

La camioneta siguió su marcha, atravesando la lluvia implacablemente, la tormenta estaba comenzando a coger fuerza y pronto sería imperativo buscar un lugar seco en el que resguardarse. Las palabras de la mujer se perdieron, ecos blasfemos que no dejaron a nadie indiferente. Vuestras bestias se habían revuelto por un segundo, furiosas víctimas de la humillación o la vergüenza, nadie estaba de buen humor. Y en el silencio, únicamente interrumpido por la tormenta, la camioneta navegaba la oscuridad de Gary, triste cementerio de hierro.

Ya de lejos pudísteis apreciar un único local ilumiado en una calle tenebrosa, los edificios circundantes estaban desechos y oxidados. The Last Drop (El último trago) se alzaba como un oasis en el infierno, un pub irlandés al que los policías acudían al acabar su turno, dispuestos a ahogar su miseria en whiskey. Un coche con las ventanas tintadas se detuvo en la esquina, dos mujeres delgadas surgieron de la nada y se acercaron al vehículo para venderles su carne. La imagen de dos prostitutas empapadas cantándole al conductor la lista de precios era perturbadora, pero desgraciadamente común.

Zion detuvo la camioneta junto al pub, cerca del misterioso coche de ventanas tintadas. La música de The Last Drop surgía de su interior, invitando a cualquier a buscar un lugar seco junto a la barra. Malort bajó de la camioneta dispuesta a hablar con Jimmy McNeill, su antiguo camarada, pero antes tuvo que encontrar el modo de parecer más humana. El resto no teníais ningún buen motivo para seguir empapándoos en la calle (salvo dejar el caballo desprotegido), así que algunos valorasteis si merecía la pena arriesgarse en el interior del pub. Muy cerca de vosotros la sangre de las mujeres os despertaba la sed insaciable de la Bestia y una lujuria voraz anidaba en vuestro interior.

[Pagliacci]

[Fian]

El repicar de la lluvia sobe la furgoneta resultaba apaciguador para el gangrel mientras conducía a lo largo de la carretera. Aquella mujer por poco había conseguido que Zion se bajase para destriparla como un animal, sin embargo, la urgencia de lo que iban a hacer aquella noche y su frialdad natural impidieron que este cometiese una tontería.

Tras un buen rato conduciendo bajo el implacable maremoto, la furgoneta paró al lado de lo que parecía un pub irlandés. Ruidos y música salían de dentro e invitaban a entrar, junto con la sangre que sin duda había en buena cantidad. Sin embargo, era tarea de Malort adentrarse a descubrir su preciada información. Zion ignoró a las prostitutas que rondaban cerca, aunque no pudo evitar fijarse en el coche de ventanas tintadas.

- Deberíamos esperar todos aquí hasta que vuelva. No quiero que nadie la cague en un tugurio de policías...

[Pagliacci]

[Zicken]

-Pues lo siento, pero tengo hambre.

Baggie desobedeció la orden, que se la tomó más como una sugerencia, y saltó de la furgoneta. Con las manos en los bolsillos se acercó tranquilamente a las prostitutas. Le hizo un gesto a una con la cabeza.

-Vamos a un sitio más apartado, guapa.

[Pagliacci]

La más atractiva y joven de las dos mujeres subió al coche, por un momento Baggie pudo adivinar la mano pálida de un hombre rodeándole los hombros, después cerraron la puerta y el coche oscuro se alejó despacio. La otra prostituta, vieja y demacrada, clavó su mirada en Baggie. El maquillaje trataba de ocultar los evidentes signos que la edad y las drogas habían dejado en su cuerpo marchito, escuchó tus palabras, asintió y se dirigió hacia una de las casa abandonadas de la acera de enfrente.

Baggie recorrió con la mirada el cuerpo de la mujer mientras la seguía, sus tacones desgastados, sus medias roidas, su falda corta que no dejaba nada a la imaginación, su piel oscura y pegada a los huesos. Ella cruzó la calle, empapada hasta los huesos, mientras la tormenta seguía descargando su veneno sobre Gary.

[Pagliacci]

[Fian]

Zion iba a replicar a su chiquillo cuando este salió sin mediar palabra tras una de las prostitutas.

- ¡Pero será hijo de!... ¡Más vale que no la cagues!- terminó de gritarle sin importar si le oía o no. Luego miró cabreado a Padre.- ¡¿Tú también tienes algo que hacer?!.

La bestia se estaba revfolviendo dentro de el, lo notaba, si por el hubiese sido, hubiese dado una lección a Baggie en aquel momento, pero romper la mascarada y privarse de soldados para su intercambio no era un buen plan.

- Mejor baja tu también.- le dijo a Padre más tranquilo.- vigílale, que no te vea, y asegúrate de que no mete la pata. Yo me quedaré aquí.

[Pagliacci]

[Jebediah]

Padre sonrió ante el mandato de Snowman: - Si bien, me llaman Padre... es tu chiquillo, no el mío. - Apuntilló mientras bajaba de la furgoneta. - Tendrás que confiar en él... porque yo no soy la niñera de nadie... - dijo algo enfadado mientras cerraba la puerta sin darle a Zion oportunidad a réplica. ¿Porque cojones habían parado?. Un convoy nunca para hasta que llega a su destino.

[Pagliacci]

BODY OF AN AMERICAN: https://www.youtube.com/watch?v=q97IfBOIR5Q

Malort ya no era Malort, volvía a ser Makayla Ellery, curtida agente de policía y madre ejemplar. Entró en The Last Drop con confianza, respirando el ambiente húmedo a alcohol de su interior. Una docena de personas, casi todos policías fuera de servicio, estaban repartidas por todo el local, bebiéndose el último trago antes de volver a sus casas y seguir llevando su vida de mierda. En la barra McNeill le enseñaba su placa a una joven negra muy atractiva, el policía ya había vaciado cuatro cervezas que descansaban sobre la madera.

Te acercaste a McNeill despacio, como una cazadora, la joven se alejó antes de que llegaras, buscando seguramente el servicio. McNeill estaba pagando, preparado para seguirla a los baños, cuando la voz de Makayla surgió a través de un rostro monstruoso y desfigurado. Jimmy dejó caer la cerveza que sostenía, haciéndose añicos contra el suelo. Te agarró del cuello y te estampó contra una pared.

-¿QUIÉN ERES, HIJA DE PUTA?- El aliento de McNeill apestaba a cerveza y, a lo lejos, los demás policías levantaron la vista. Aunque no era tan raro que Jimmy se metiera en problemas y no se acercaron.

Makayla no había podido ocultar en absoluto su aspecto, Jimmy miraba sin parpadear al engendro que tenía agarrado del cuello. Cualquier persona sensata hubiera salido corriendo, pero McNeill no era un cobarde y, además, el alcohol se mezclaba con su sangre irlandesa.

[Pagliacci]

[Baluar]

SELF CONTROL: https://www.youtube.com/watch?v=HInA9jKyoKE

Malort/Makayla, esa ironía que el destino le guardaba a través del abrazo se dio cuenta al momento del grave error que había cometido. El hambre le había jugado una mala pasada, como el mono a los yonkis. Maldijo en su interior al hijo de puta que le había hecho aquello y, ahora mismo lo drenaría hasta dejarlo seco como una pasa. Pero ese ajuste de cuentas sería otro día. Ahora tenía otro problema que se podía llevar por delante todo aquello por lo que luchaba. Su hija.

-Jimmy, joder, tío mira que vas bebido, hjijo de puta -le dijo en voz alta e intentando ocultar su rostro de las miradas de su colega y del resto de borrachos-. Soy Maky, tío, Makayla Ellery. Me has echado cerveza encima. Déjame que vaya a arreglarme y luego hablamos. Necesito pedirte algo, tío.

Tras decir esto, intentó soltarse para llegar hasta el baño e intentar, de nuevo, cambiar su aspecto.

[Pagliacci]

My least favourite life: https://www.youtube.com/watch?v=5EJdEdk9g2E

La voz de Makayla cogió de imprevisto a McNeill, que la reconoció inmediatamente, el policía soltó el cuello de su camarada y se echó un paso atrás, pero no estaba tan borracho como para tener dudas de lo que estaba viendo, ni era tan estúpido como para dejarse engañar, Makayla lo sabía. Ellery agradeció la oscuridad del local, conveniente velo de tinieblas, y se escurrió hasta el servicio, con el corazón bombeando aceleradamente sangre muerta por sus venas. Makayla maldijo al bastardo que le había convertido en lo que era y se condenó a sí misma por haberse confiado, el hambre crecía en su interior, como una sed insaciable, una volémica pulsión de desgarrarle la garganta a alguien y drenarle de tda vida.

-¿Qué te han hecho? - gritaba McNeill todavía clavado en el sitio al cual te había arrastrado del cuello - Makayla!!

Ellery entró en los servicios, la puerta se abrió suavemente, dentro olía a orina derramada y cerveza, una atractiva mujer embriagada esperaba a McNeill entre las pilas sucias de cerámica con el cuello de su camisa sugerentemente abierto más de lo necesario, repasando el maquillaje de sus labios con una barra carmesí, del color de la sangre. Makayla se dió cuenta rápidamente de que la mujer no tardaría en ser consciente de su presencia y McNeill no se iba a quedar en el bar esperando...