VENAS OXIDADAS: Preludio

Introducción a Vampiro 5ª edición.
Finalizada.

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VENAS OXIDADAS: Preludio

#1

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:11

MÚSICA: https://www.youtube.com/watch?v=1wZZu93VsNA (Tom Waits. Way down to the hole)

PRÓLOGO OFICIAL TRADUCIDO:

Las noches de Gary raramente tienen algo que ver con el alto politiqueo de una gran metrópolis de la Camarilla como Chicago. La existencia vampírica gira entorno a la supervivencia, drenar un recipiente tras otro, esperando encontrar el éxotico sabor de un turista extraviado o un habitante del lado equivocado de la ciudad, sediento de información del mundo exterior. Las afrentas entre los condenados de Gary son a menudo rídiculas, pero rápidamente escalan en baños de sangre. El más pequeño de los desacuerdos se resuelve con la violencia y los neonatos usan fábricas y almacenes abandonados para ello. Los Anarquistas acribillan a sus enemigos antes de desvanecerse en la noche.

El mayor conflicto, en tiempo e importancia, es entre los largo tiempo rivales Modius y Juggler. Modius es el Príncipe Toreador de Gary, aunque su título es discutible, cuando pocos te temen, menos te respetan y tu dominio es un vertedero. Dicho sea, Modius es un poder a tener en cuenta. A pesar de sus ilusiones de grandeza, tiene los recursos, la experiencia y la edad para hacer desaparecer a un neonato problemático sin mucho alboroto.

Juggler se ve a si mismo como el Barón Anarquista de Gary, pero su conexión con los anarquistas de Chicago es inestable, como mucho. Aunque Gary se beneficia del estilo anarquista de ley y orden (ninguno), mejor que operar bajo las tradiciones de la Camarilla. Los vástagos de Gary lo ven como demasiado viejo y egoísta, demasiado preocupado en su guerra contra Modius para preocuparse por los intereses anarquistas.

Entre los dos, una plebe, una chusma de entre 10 a 20 vástagos pueblan Gary. Puede que hayan más, pero nadie los cuenta. Tal y como sus habitantes, los vástagos tienen una esperanza y un estilo de vida que depende de que distritos frecuenten, en que negocios se metan y que enemigos hagan. Desde el colapso económico de Gary, los Vástagos abrazados que han sobrevivido más de cinco años se pueden contar con los dedos de las manos. De la coterie, solo Padre lleva muerto algunas décadas.

Esta noche, la coterie, que se mantiene precariamente unida mediante una mezcolanza de ideales, familia, desesperación y la consciencia de que nadie se vaya solo por Gary sobrevive mucho tiempo, se ha reunido para ir juntos a un intercambio de drogas en las peligrosísimas ruinas industriales de la zona norte. Pocos de ellos se meten en este asunto por vocación, pero Zion lidera su propia banda de camellos y ha caído en sus manos un alijo de H que bien vale 30 de los grandes. Por órdenes de su jefe, Zion va a intercambiar la droga por un puñado de bolsas llenas de dinero y, después, llamar al jefe pidiendo instrucciones. Y excepcionalmente, el jefe de Zion le ha dicho que quiere una coterie de vástagos respaldándole y nada de mortales. El resto de detalles son vagos más allá de que hay que reunirse en una fábrica de Endron con un puñado de los Glen Park45ers. Porque han ido a Zion para el intercambio por H es asunto de ellos, pero es una transacción inusual.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#2

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:12

INTRO: https://www.youtube.com/watch?v=rSSVDGY0dP4 (Leonard Cohen. Nevermind.)

La niebla devora el hierro oxidando las viejas fábricas y almacenes que dieron vida a Gary en 1960. Una mortaja blanca cae sobre los miserables y los mendigos, las escasa farolas que funcionan son incapaces de romper el denso manto tejido por el Lago Michigan y los asesinatos y violaciones tienen lugar bajo el sombrío amparo del érebo. La ciudad ostenta, una vez más, su viejo título como capital del crímen y la droga corrompe a los policías del mismo modo que la peste y la enfermedad se extiende entre sus habitantes. El autoproclamado Príncipe Modius, un Toreador exiliado de Chicago, gobierna este ruinoso montón de óxido y basura esperando inútilmente que se le rinda la pleitesía que se les ofrece a los Príncipes de verdad, mientras trata de enderezar los destinos de sus vástagos, sin mucho éxito.

Pues todo es inútil, Juggler juega con Modius, frustrando cualquier intento de su rival de relanzar económicamente la ciudad. Y, mientras, Chicago vomita sobre ellos los deshechos de su reino, pues a Gary solo llegan los desterrados y los exiliados, pero de sus calles no escapa nadie y la ciudad es un pozo de mierda sobre el que se revuelcan los Nosferatu, los Brujah y los Gangrel. Es un cementerio al que van a parar los miembros más indeseables de la Estirpe, donde sacarle las entrañas a tus rivales y ocultarse de la omnipresente mirada de La Camarilla. Y en la invisibilidad que proporciona el color de la piel del 90% de sus habitantes los Anarquistas se reúnen para pelear, conspirar y volver a pelear. Las bandas pagan tributos a los vástagos, vertiendo litros de sangre en la oscuridad, tiñendo de carmesí la niebla.

No estáis todos presentes, pero si la mayoría, reunidos junto a una furgoneta con los faros encendidos, sus luces apenas pueden penetrar la húmeda oscuridad. En su interior, Zion ha ocultado el caballo que se dispone a intercambiar. La tensión es considerable y vuestras venas bombean sangre muerta a un ritmo acelerado. Vuestras bestias se revuelven recalcitrantes, hambrientas, quizás sería buena idea saciarlas antes de entrar en tierra hostil.

FUERA: Ahora podéis presentaros e interaccionar entre vosotros de camino al intercambio de droga. Podéis practicamente hacer lo que queráis, pero esto es el prólogo y la partida de HO comenzará con el intercambio, así que lo único no podéis hacer es llegar. Aprovecharé esta circunstancia para explorar algunas mecánicas y la ambientación.

Todos comenzáis con Hambre 2, salvo Padre, que debido a su rebaño comienza con Hambre 1.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#3

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:13

[Jebediah Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=fi-S9lrnLZ8 - Dead man by Neil Young }

Padre repartía las mantas enrrolladas a los restantes sin hogar que quedaban en la fila. Eso y un café caliente era todo lo que les había podido dar hoy. Eso y una gran dosis de fe. Una fe en un mañana mejor que el mismo Jeremiah cada vez veía más lejano. Los miraba a la cara, con una expresión entre el complacimiento y la pena. ¿Acaso era menos Bestia aquel que los había hecho vivir así? Gente oprimida por el sistema. Sin salida. Movidos por una inercia invisible que los hacía luchar por vivir un día más. Porque no. No había ningún tipo de esperanza. Gary era una población olvidada. Un biotopo gobernado por el óxido. Un emplazamiento donde en cada esquina se vivía la desesperación. Donde en sus bares se bebía fracaso, al cuarto de dólar el chupito.

Él sabía lo que era la desesperanza. La guerra te cambia. Eso no era nada que Pater no supiera antes de alistarse. Lo que nadie te cuenta es lo que pasa cuando vuelves. La falta de motivación, los fantasmas, los ruidos en la cabeza... nunca te abandonan... como ese jodido instinto de supervivencia que te hace levantarte otro día y no meterte un tiro.

El alcohol no había sido la respuesta a toda aquella mierda que trajó consigo de Irak. Pero al menos evitaba las concurrentes preguntas en su cabeza. La fe sin embargo, contenía la suficiente ambigüedad para poder vislumbrar una respuesta. La fe le mantenía despierto y conseguía por momentos que el sentimiento de abandono se apagara, o al menos intermitiera.

La maldición no fue sino otra vuelta de tuerca, oxidada por supuesto, más a todo aquello. Una nueva premisa se sumaba a aquella búsqueda que el predicador autoprofesaba desde que había venido de combatir en Oriente Medio. La de la sangre. La vitae tan preciada que buscaba con el mismo ansía que su rebaño buscaba un cobijo donde huir del frío y de la soledad no buscada. Un placer que había descubierto y del que sabría, ya nunca se despediría.

Jeremiah apagó el luminoso en forma de cruz, justo antes de salir. Un pequeño cuadro de luces que se encontraba justo detrás de la pequeña puerta lateral de aquella antigua fábrica de coches que con esfuerzo, y con la ayuda de los voluntariosos feligreses, había ido reconstruyendo poco a poco. Alguno le había comentado lo pretencioso del neón en forma de cruz, y de su similitud con una vulgar farmacia a lo que él respondía con sorna, que él también proporcionaba medicamentos, solo que para el alma y en forma de oraciones.

Sus pasos resonaban por las solitarias y silenciosas calles de Gary. Un silencio solo roto por el ladrido lejano de los perros. Alzó el cuello del abrigo. El aire gélido proveniente del Lago Michigan pegaba con una bofetada y la luna permanecía regia semioculta entre nubes finas y negras que avanzaban con rápidez como coches en la autopista. Porque si Chicago era la ciudad del Viento, Gary debía ser su primo, pues el aire ululaba entre las rejas que delimitaban los descampados para morir en canchas de basket abiertas y maltratadas.

Se disponía al encuentro de la coterie. Había recibido una llamada de Marlot horas antes, para no se qué de una entrega de Zyon. No le gustaba aquello. Aquel veneno solo emponzoñaba más los corazones de la gente de Gary, y los hundía más a la par que sus ojeras. No era algo de lo que estuviera orgulloso, pero sobrevivir a veces conllevaba hacer la mirada a otro lado, poner la otra mejilla. A pesar de haber estado combatiendo, no lograba evitar ponerse nervioso ante cada trabajo con la coterie. Y los nervios le traían el hambre. Y el hambre despertaba a la bestia. Era algo que tendría que solucionar antes de hacer lo que carajo fueran hacer.

Enfiló las últimas callejuelas, y sus pasos y su sombra alargada, se pudieron ver desde aquella antigua lavandería, donde los faros de una furgoneta, luchaban por que su halo traspasara aquel aire espeso y neblinoso. El ruido quejumbroso de un motor ahogado se oía en la noche y se entremezclaba con los zapatos sobre la mezcla de asfalto y gravilla. Pater sacó su mano del bolsillo, y saludó con un gesto nada entusiasmado para decir con su rasposa y ronca voz: - Buenas noches camaradas... ¿se puede saber a que vamos a jugar esta noche?...

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#4

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:14

[Zicken]


Baggie abrió los ojos. Un techo desconocido y al mismo tiempo familiar fue lo primero que vieron. El torso se irguió con lentitud y pesadez, como un resorte oxidado. Sus huesos, mecanismos sin engrasar, rechinaban levemente mientras se incorporaba. Había dormido sobre un montón de neumáticos en una de tantas naves abandonadas que plagan Gary, sucia, desordenada, saqueada... parecía que hubiera pasado un huracán, todo amontonado y tirado por ahí. Era lo mejor que pudo encontrar antes del amanecer. Trató de levantarse como pudo, pero cuando intentó dar un paso perdió se le quedó un pie encajado en una de las ruedas y tropezó, cayendo ladera abajo junto a una abalancha de caucho. Enterrada bajo aquel desorden, se escuchó una voz notablemente molesta.

-Empezamos bien la noche...

El enjuto vampiro emergió entre los neumáticos, suspirando con hastío. Se sacudió un poco el polvo y empezó a rebuscar en sus bolsillos hasta que sacó dos pequeños objetos: un porro y un mechero. Acto seguido se sentó en una rueda y encendió el porro. El vástago dio una larga calada, seguida de una espesa humareda que inundó el ambiente como la niebla que dominaba Gary aquella oscura noche... y una mueca. No de asco, sino de frustración. Aquello ya no le saciaba, pero no paraba de intentarlo noche tras noche. Pero por más que lo intentaba... nada podía superar el sabor de la sangre. "Estúpida maldición" maldijo por enésima vez.

Mientras fumaba, reflexionó sobre la noche anterior... no había sido muy buena. A primera hora de la madrugada trató de hacer nuevos "socios", pero finalmente se rajaron, no querían su mierda. Después vagabundeó por la ciudad en busca de algo que llevarse a la boca. Encontró a un camello rival comerciando, esperó a que se quedara solo y justo cuando le iba a pillar por sorpresa y zampárselo, aparecieron unos maderos y se lo llevaron. Total, que se quedó sin pasta y sin cena. Aunque le alegró que le dieran su merecido a Will, menos aprovechados de los que preocuparse. Pero la verdad es que llevaba una mala racha.

Algo interrumpió sus pensamientos. Escuchó unos pasitos rápidos y sigilosos, y vio por el rabillo del ojo una sombra pequeña que se movía hasta quedarse justo a su lado. Giró la cabeza hacia aquella cosita entrometida y se encontró con una rata mirándole fijamente. Ambos se miraron durante unos segundos, hasta que Baggie rompió el silencio.

-¿Qué pasa? ¿Quieres una caladita? -le preguntó a la rata ofreciéndole el porro, la cual respondió escabulléndose entre los neumáticos apilados- Ya lo suponía... rata lista.

En ese momento, el móvil de Baggie vibró en el bolsillo. Sacó el móvil con un suspiro y vió que tenía un mensaje de Zion, con una ubicación. Dio una última calada al porro y lo tiró al suelo. Se levantó, se desperezó y tras espachurrar el cigarro con la suela, emprendió la marcha. "¿Qué se te habrá antojado ahora, cabronazo...?" pensó mientras salía del que había sido su refugio por una noche.



Cuando salió al exterior las luces de las farolas y los faros de los coches le deslumbraron como una bofetada luminosa. Los gritos y carcajadas de la chusma que pululaba por los mugrientos callejones de aquella barriada bombardeaban sus oídos. Y el olor a alcohol, sudor, basura y cloacas invadió sus fosas nasales sin que pudiera hacer nada para evitarlo. No era extraño aquel panorama, de hecho era algo a lo que Baggie llevaba acostumbrado décadas. Pero solo era eso, costumbre.

Sorteó las calles con tranquilidad, sin prisas, cotilleando las conversaciones ajenas aprovechándose de sus agudos sentidos, a veces podían servir para cosas tan vanales como aquello. Los gemidos de una puta en un callejón. Una pelea en un garito cercano. Dos ancianos cascarrabias despotricando en un balcón. Una discusión acalorada en un apartamento. Más gemidos en otro callejón. Otro baboso... "Eh guapa. ¡EH! Te estoy hablando zorra no me ignores"...

Una noche tranquila, sin duda. Para Baggie aquello era rutina. Nada fuera de lo común.

Finalmente llegó hasta su destino. Vio de lejos la furgoneta y unas siluetas apostadas en ella que reconoció como las de Zion y otros Vástagos. Mientras se acecaba, se percató de la presencia Jeremiah que se acercaba por el lado opuesto de la calle. Ambos llegaron casi al mismo tiempo.
Cita:

Buenas noches camaradas... ¿se puede saber a que vamos a jugar esta noche?...

-Eso mismo me pregunto yo, Zion. ¿En qué chanchullo nos vas a meter ahora? Espero que haya una recompensa generosa -dijo con una ambiciosa sonrisa, frotando los dedos de la mano derecha, indicando pasta gansa.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#5

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:15

LUST FOR LIFE https://www.youtube.com/watch?v=HuBU3pzy7is

La puta niebla y el frío estremecían hasta los huesos a Baggie, aunque el frío hacía tiempo que había dejado de preocuparle, aún sentía sus aguijonazos sobre la piel, agarrotando sus músculos. El color azulado de su piel no difería en demasía del de los pocos amigos que le quedaban, metiéndose caballo en algún lugar abandonado entorno a una hoguera encendida para protegerse del frío y la puta niebla.

Escuálido y desgarbado, Baggie no parecía una presencia intimidante, pero en su mente se mezclaban la codicia y la sed de adrenalina y sus ojos, hundidos e inyectados, escondían la mirada de un asesino. Por primera vez en años, tenía cierta ilusión de libertad, nadie le decía lo que tenía que hacer y no iba a dejar que nadie lo hiciera.

Baggie estaba acostumbrado a ver engendros de lo más desagradable arrastrarse por las calles de Gary, pero el Padre era uno de los peores, contempló con una sonrisa el aspecto del predicador y entonces reparó en el suyo propio. Quizás debería de dejar de ir descalzo, sus pies estaban cubiertos de heridas por todas partes y tenían incrustados pequeños cristales.

Entonces, a través de la densa mortaja, pudo ver a un puñado de metros a unos “sin techo” tirados sobre el asfalto, arrojados como un trapo roto, seguramente no vivirían para ver el siguiente amanecer, pues el frío siempre se cobraba algunas víctimas. El Padre también los había visto y Baggie sabía que el jodido sacerdote era perfectamente capaz de llevarlos a un lugar seguro, echando a perder un bocado fácil.

Aunque, en realidad, a Baggie le gustaba que se resistieran y que trataran de escapar para descubrir, inesperadamente, su cuello desgarrado entre sus dientes.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#6

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:15

HURT: https://www.youtube.com/watch?v=vt1Pwfnh5pc

Si era el único vampiro que soñaba, Jeremiah no lo sabía, pero siempre era el mismo sueño: El desierto, Faluya, huesos rotos y gritos en la lejanía, el suelo sembrado de civiles muertos, hierro fundido, quemado. Odiaba el olor del puto hierro. El Padre se miró las manos, mientras dejaba que la culpa y el dolor le inundaran y fluyera a través de sus costillas.

Ni todo el Black Jack de Tennesse había podido aliviar ese dolor, su alma estaba realmente partida, quebrada por el martirio y Jeremiah arrastraba su maldición por el mundo como una penitencia, una búsqueda de expiación, un via crucis personal.

Las palabras del Pater junto a la furgoneta quedaron unos segundos sin respuesta mientras Zion bajaba de la furgoneta y aseguraba la droga en su interior. Baggie se había acercado a ellos como un espectro en la niebla, a veces sus ojos se encendían como brasas en la oscuridad y parecía un demonio conjurado del inframundo.

El sacerdote siguió la mirada de Baggie y vio que se posaba sobre unos despojos humanos sembrados en el suelo, probablemente tan ebrios como lo hubiera estado él si no fuera por la penitencia. En parte se apoyaban sobre el graffiti de una pirámide de cabezas sin boca. No durarían, docenas de ellos morían todas las noches. ¿Merecía la pena salvarlos?

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#7

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:16

[Jebediah Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=y5ecvBaqHBk - American Pie by Don Mclean }

-<< Sargento Jefferson, confirme posición de Escuadrón Delta, cambio >> - se oyó por la radio.

-<< Coronel, aquí Delta. En posición, preparados para el asalto, cambio >> - Dijo el Sargento Jeremiah Jefferson por la radio.

-<< Proceda en tiempo establecido. Corto y cambio >> - Sentenció la regia voz desde la emisora.

-<< Roger, Control. Cambio y corto >> - Jeremiah colgó la radio y la dejó caer sobre el bolsillo de su pecho. - Atentos a la señal - dijo mientrás levantaba dos dedos de su mano izquierda, que sobresalían del mitón. La otra mano sostenía su M-16 con fuerza, mientras permanecían agachados frente a una casa de dos pisos en una de las calles de Faluya. Inteligencia había recibido el soplo de que un cabecilla de la insulgencia suní, permanecía allí. Lo de siempre... un pez pequeño para pescar otro más grande.

- Vamos Sargento... demos por culo a esos putos moros... - dijo una voz a su espalda.

- Cállate Nate... y permanece atento - dijo Jeremiah mirando hacia atrás con cierta cara de incomprensión y rabia.

El sol del mediodía regentaba el claro cielo de Iraq aquel día. La bruma del calor recorría la calle, y era perfectamente visible por la unidad Delta que permanecía agachada frente a aquella casa. El sudor resbalaba por la frente de Jeremiah, cayendo directamente desde su casco. Podía sentir sus propios latidos, golpeando con dureza su pecho. Siempre era así antes de un asalto. La responsabilidad de su unidad, su propia seguridad, los enemigos, los civiles... eran tantas cosas que controlar, que lo hacían del todo incontrolable. Siempre era así antes de un asalto. El tiempo se ralentizaba y parecía que se creaba una burbuja de irrealidad donde todo pasaba tan rápido y tan lento a la vez. Donde la adrenalina te hacía vivir al límite. Donde un dedo ejecutor podía cegar vidas a golpe de balas de 5.56mm. Siempre era así antes de un asalto. Las caras de tus seres queridos que esperaban en casa con una gran bandera de bandas y estrellas colgadas de los porches. Cocinando tartas de cereza para la bienvenida de los soldados, orgullo patrío de la liberación de los tiranos extranjeros.

Dos dedos de Jeremiah se agitaron en el aire, señalando la casa por dos veces... Era la señal que todos esperaban. Dos filas de 6 hombres, cruzaron la calle raúdos y agachados, con aquel uniforme de camuflaje terroso tan característico. Se movían como dos serpientes en el desierto, con un nivel de coordinación que parecía ensayado. El grupo de la izquierda, liderado por Jefferson, subió por unas escaleras de adobe hasta una puerta de madera, que el Cabo Higgins se encargó de derribar con una certera patada.

- GO GO GO!!!

El grupo entró y se hizo el silencio... Abajo se oyeron disparos, Haddaway lideraba la segunda unidad, que entraba al piso de abajo...

Sin embargo el piso de arriba aparecía vacío. Aquello no concordaba con la información que se tenía. Algo estaba fallando... - NO NO NO...!!!! - se oyó desde abajo... al tiempo que una enorme detonación levantaba a la unidad de Jeremiah directamente contra el techo... Aquello había sido una emboscada. Alguna contrainformación que había terminado con un suní inmolandose, que habia esperado pacientemente la llegada del asalto.

- <<Escuadrón Delta... responda... Escuadrón Delta... responda... >> - El ruido de la radio despertó al Sargento Jefferson, que abrió los ojos, entre la polvareda, ahora más visible, pues la detonación había roto parte del techo y dejaba entrar directamente los rayos del sol. - << Sargento Jefferson... ¿está ahí? >> - volvió a insistir la radio - << Afirmativo señor... ha sido... una emboscada... >> - Apenas logró sacar fuerzas para accionar el botón de la radio, y una vez más... -<< Tenemos bajas señor, hombres heridos... - miró alrededor y cerró los ojos con resignación - sanitario muerto, señor... solicitamos evacuación... Unidad Delta, solicita evacuación... repito... SACADNOS DE AQUÍ YA JODER... >> - dijo con rabia y sollozo mientras se despreocupaba ya totalmente de la radio.

Se apoyo contra la pared. Sus labios agrietados apenas llegaron a decir un "-Oh, Señor". Kaminsky se agarraba la pierna mientras intentaba hacerse un torniquete y mordía su medalla para no gritar de dolor. Trozos de García, aparecían por doquier, en la humeante habitación... ¿que le diría a su mujer Patricia embarazada de 7 meses?... La visión de la cara muerta de Harris le acompañaría el resto de sus días. ¿Como se lo explicaría a su orgulloso padre, ex-combatiente de la primera Guerra del Golfo?... Adams se agarraba las tripas, mientras lloraba desconsolado, sabiendo que su final estaba cerca... Los labios agrietados de Jeremiah Jefferson apenas llegaron a decir otro quejumbroso "-Oh, Señor"... para caer de nuevo en la inconsciencia, para solo ser despertado por el ruido del rotor del BlackHawk que varios minutos después procedía a evacuar a lo poco que quedaba de la unidad Delta...

-0-

Siempre era así. Siempre los mismos recuerdos. Los mismos monstruos en la cabeza. Las auténticas heridas que te deja la guerra. Pater salió del ensimismamiento y dejó a sus compañeros de coterie discutiendo sobre cifras y lugar de entrega. Miró para los vagabundos... en cierto modo visualizaba a sus compañeros de unidad, apoyados contra la pared, con caras de dolor... daba igual si el enemigo era iraquíes, chiitas, sunís, o el frío, el hambre, el puto sistema... el dolor era el mismo. El dolor tenía siempre la misma cara.

Se acercó hacia ellos... - Muchachos... ¿no tenéis un sitio mejor donde pasar la noche?... - Sacó de su cartera unos pocos billetes con la cara de Washington y los repartió... - Id a buscar algo caliente... y mañana pasaros por la parroquía. Os daré mantas y algo de comida caliente. A primera hora... no lo olvidéis... - Padre dijo aquello con la única esperanza de que ellos si sobrevivieran aquel día... no como su maltrecha unidad Delta.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#8

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:17

[Baluar]

{ https://www.youtube.com/watch?v=wqUjmupcAGI - Only God can Judge me }

Malakay, Malort, cualquiera en lo que fuese que se había convertido despertó aquella noche. Desde que se había transformado en una cabrona chupasangres se despertaba con un ligero sobresalto, con una extraña sensación de no saber bien dónde se encontraba, hasta que esa sensación, la que llamaban Hambre, le recordaba qué es lo que era. Durante su vida había patrullado la ciudad deseando joder a esos mamones adictos. Nunca había comprendido la necesidad de ser dependiente de nada, hasta que aquello cayó sobre sus hombros. Ahora compartía dependencia con algo.

Como solía hacer cada noche, se despidió de sus hijos. Se justificaba bajo el pretexto de turnos interminables, de exceso de trabajo, pero intentaba siempre que los niños estuviesen dormidos para darles un beso y dejarles algo junto a una nota de cariño: un dibujo, un juguete. Cualquier razón que le ayudase a no dejarse llevar por lo que habitaba dentro de ella.

Subió hasta su coche, un viejo Taurus del 96, y sintonizó a un volumen bajo, la radio de la Policía. Había sido fácil hacerse de una e instalarla en su vehículo. De esa manera, ahora que estaba de "baja", podría seguir el rasto de la bofia. Colocó el teléfono móvil y encendió un viejo aparato de manos libres. Cuando conectaron ambos dispositivos, llamó primero a Padre para informarle del negocio de esta noche. Después, llamó a su madre:

-Hola mamá -saludó en un tono casi neutro-. ¿Qué tal estás?

-Bien, hija mía -respondió una voz que rondaría los 70 años-, ¿y tú? Hace mucho que no vienes a verme ni me traes los niños para que los vea.

-Sabes que trabajo mucho -respondió en un tono condescendiente-. Quiero que los críos no se eduquen en esta mierda de ciudad. Quiero que puedan estudiar en Chicago y salir de este agujero.

-Tú te has criado en Gary y has tenido un porvenir -replicó la mujer al otro lado del teléfono-. Lo mismo tenemos entre tus hijos al próximo Michael Jackson.

-Sí, mamá -respondió en el tono de quien escucha siempre la misma retahíla de reproches-. No te preocupes, que sé lo que tengo que hacer.

-A saber qué es lo que estás haciendo, hija -continuó la madre-. Me tienes muy preocupada. Ven a verme. Estoy pensando en ir a hablar con algúno de nuestros pastores. El Padre Jeferson es una persona que sabe escuchar. O si no, el pastor Terrance, de la Iglesia Baptista.

-Pfff -resopló Malort-. Déjate de pastores, mamá. No soy una oveja descarriada.

Tras unos segundos de silencio, donde una parte y otra callaban para no mentir o no descubrir a la mentirosa, Malort dio un paso hacia adelante. Sabía que tenía cosas que hacer y no quería sentirse mal antes de que le llegase otra palada de mierda.

-Bueno, mamá -concluyó. Mientras se removía en el asiento, su piel escamosa rechinó en el asiento con ese ruido que a muchos ponían nerviosos y a otros daba de entera.- Tengo trabajo. Mañana te llamo. Ub eso.

-Adios, hija mía. Ten cuidado...

Malort colgó el teléfono con la misma estraña sensación que le quedaba cuando hablaba con su madre. Esperaba que su madre hablase con el Padre Jeferson, al fin y al cabo era uno de los suyos, pero desconocía al tal Terrance. Tomó nota mental y se propuso indagar un poco sobre ese tipo. Con ese pensamiento, condujo hasta un callejón osdcuro y allí adoptó una nueva identidad visual. Pelo corto, un poco crespo, adoptó la imagen de una mujer de unos treinta y pocos. 170 cm de altura y compexión ligera. No quería hacer un gran esfuerzo, ya que la imagen no volvería a usarla. Cando la adoptó, miró satisfecha en el retrovisor.

Llegó hasta su destino y aparcó el coche un par de manzanas de distancia. Escuchó varios minutos la emisora de la policía para cerciorarse de que todo estaba bien y no había ninguna embosacada. Caminó oculta entre las sombras, concentrada en lo que se encontraría. Esperaba que todo fuese bien y quería dejar pocas opciones a la suerte o la improvisación. Revisó las esquinas, los coches apostados cerca, las posibles salidas. Temía a Paulinsky, pero a la vez quería encontrárselo en un callejón y dejarlo seco.

Caminó lentamente hasta el lugar acordado y cuando se encontró a la altura de quienes estaban por allí, saludó con la mano.

-Buenas noches camaradas... ¿Se puede saber a que vamos a jugar esta noche? -preguntó Padre.

-Eso mismo me pregunto yo, Zion ¿En qué chanchullo nos vas a meter ahora? Espero que haya una recompensa generosa -dijo Baggie con una ambiciosa sonrisa, frotando los dedos de la mano derecha, indicando pasta gansa.

-Buenas noches -saludó Malort en un tono inquieto y mirando a Zion para que hablase.

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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#9

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:17

NOVEMBER https://www.youtube.com/watch?v=2Bb0k9HgQxc

El Pater se alejó unos metros en la neblina y se acercó a los mendigos, arrojándoles unos dólares sucios y arrugados. Entre ellos una mano se alzó para recogerlos, era Nicole, una puta yonki. Pero un buen día su novio le arrojó ácido a la cara y ahora era yonki a secas, pocos se acercaban a ella y su rostro corroído.

-Gracias, Padre-dijo, estremeciéndose de frío. Después los pordioseros se levantaron y se arrastraron hacia algún otro lugar, apestando a alcohol, quizás pudieran encender algún fuego, quizás pudieran comprar refugio.

Malort contemplaba a su compañero de clan, a su lado Padre parecía Brad Pitt, la piel de la Nosferatu estaba totalmente recubierta de uñas que se solapaban entre sí como escamas, provocando un siniestro sonido al andar. Malort se movía con profesionalidad, todo esto era como trabajo para ella, un mal necesario por el que tenía que pasar para salir de este pozo infecto de mierda que llamaban Gary. La agente de policía miró con suspicacia a Baggie, reconocía a un asesino por la mirada y sabía que el Gangrel era una bestia en más de un sentido.

Zion, después de asegurar el caballo, por fin parecía dispuesto a responder preguntas. Visteis que se acercaba con esa sonrisa de tipo duro que intentaba poner cuando era “Snowman”, nadie le llamaba Snowman. Aun así, Zion era temible, caminaba con la confianza de quien dirige a otros hombres, su mirada estaba cargada de superioridad, de confianza y era capaz de matar sin pestañear.

-Gracias por venir- dijo mientras recorría con la mirada vuestros rostros- es un asunto sencillo (nunca lo era). Necesito que me acompañéis al otro extremo de Gary para un intercambio de mercancía con los Glen45ers, el jefe necesita dinero- No lo dijo pero todos entendisteis que se refería a Modius, el Príncipe.

Zion llevaba un revolver en los pantalones, la culata sobresalía a plena vista. Gary era territorio de bandas que rivalizaban con la de Zion, adentrarse en otro distrito sin un buen motivo no parecía un buen plan, aunque enterarse de que trama Modius o robarle podrían ser buenos motivos para algunos de vosotros. Zion os hizo un gesto para que subierais a la camioneta, descubierta en la parte trasera, y continuaseis hablando de camino, mientras cruzabais Gary.

La mayor parte de las luces de esta parte de la ciudad ya no funcionaban y pocos edificios proyectaban luz desde el interior. La única iluminación procedía de los faros de la camioneta que ocasionalmente captaban con la mirada itinerante los hombres errantes de esta parte de la ciudad, antes de retroceder y volver a desvanecerse entre las sombras. Incluso los vampiros como vosotros sabíais que si se agrupaban unos cuantos de ellos eran peligrosos.

Se rumoreaba que sacaban a los conductores de los coches y les robaban las radios y cualquier cosa de valor sobre su cadáver tiroteado. Era casi como conducir un vehículo en zona de guerra, así era como lo sentía el Padre.

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Pagliacci
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Re: VENAS OXIDADAS: Preludio

#10

Mensaje por Pagliacci » 18 Jul 2019, 10:18

[Zicken]

"Aguafiestas..." pensó Baggie cuando vio al Padre Jefferson espantar a unas presas fáciles... pero tampoco le importaba. No iba con su estilo. Prefería acechar, perseguir y cazar, como un auténtico depredador... y entre sus presas favoritas estaban los camellos y los policías, no los pobres desgraciados como ellos... pobres desgraciados como Baggie. En cualquier caso, el desayuno tendría que esperar.

Escuchó con atención las palabras de Zion. A Baggie le gustaba lo que escuchaba, un trabajo atractivo... y también significaba una oportunidad. Baggie sabía de sobra que Zion era un perrito faldero, y claramente no le hacía gracia que "su jefe" se llevara parte del botín, ni aunque fuera un solo centavo, así que en cierto modo se sentía motivado... motivado a encargarse de que eso no fuera así. Pero todavía no se había decantado por ningún bando en especial, así que simplemente observaría, escucharía y olería... y dependiendo de la situación, actuaría de una forma u otra. Intrigado por lo que pudiera pasar, Baggie entró sin recelos a la furgoneta. Una vez estuvieron todos, Zion arrancó y se pusieron en marcha. Un equipo, una misión.

El vehículo recorrió las mugrientas calles de aquel barrio pordiosero en un desfile triunfal ante la fría mirada de la miseria que plagaban las esquinas, los contenedores y los bancos. Multitud de sentimientos y pensamientos se leían en las caras de los peatones que veían pasar la furgoneta: miedo, odio, envidia, ambición, anhelo... cada yonqui, cada camello y cada maleante en general era un mundo (de mierda), cáscaras derrumbadas e impredecibles.

El ambiente era tenso. Reconocía la mirada de un depredador cuando la veía... y aquello estaba plagado de ellos. Saqueadores y carroñeros, eso es lo que veía, eso es lo que les acechaba en las calles de Gary. De alguna manera sabían que llevaban algo valioso, y se les veía las intenciones. Pero eran imparables, la furgoneta iba a toda pastilla, y Baggie les devolvía las miradas.

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