[MCB][Castillo] Entrada y Murallas

[Magda Dalmau]

El castillo se alza sobre una alta y escarpada colina, con la afilada cordillera montañosa ejerciendo de telón de fondo de tan magnífica estructura. No siempre el castillo está visible, pues la niebla o las brumas acostumbran a esconderlo con frecuencia. Las murallas de sólida piedra negra rodean toda la amplia cima, siendo pendiente árida todo el territorio que queda fuera de ellas. Solo un camino zigzagueante de tierra húmeda por las brumas lleva a la única entrada del castillo, y la larga ascensión se hace fatigosa para aquellos que se atreven a subir al castillo. Cualquier vigilante de la fortaleza podría observar desde la distancia a cualquier intruso que se acercara a la cima, ya sea por el sendero o por campo a través por la ladera.

Tras recorrer todo el sendero, el cual tiene aspecto de no haber sido utilizado en mucho tiempo, el visitante llega a las puertas principales de la muralla del castillo. Apenas queda madera colgando de los enormes goznes que una vez protegieron la amplia y alta entrada, y cualquiera se preguntaría si la madera se descompuso con el tiempo o fue la acción de enemigos la que la derribó. Mirando hacia arriba, aún se pueden ver sobresaliendo de la oscuridad del techo de la entrada las puntas desvencijadas pero peligrosas del rastrillo. Echando un rápido vistazo a la garita que hay junto a la entrada, se puede ver como las cadenas que mantienen elevado el rastrillo están enganchadas a enormes clavos incrustados en la pared. Podría soltarte y bajar el rastrillo para cerrar el acceso al castillo, pero parece que nadie ha manipulado este mecanismo en años...

Nada más traspasar la entrada, se puede ver el Patio de Armas del castillo, el lugar donde plebeyos y soldados debían hacer vida en otros tiempos. Y a derecha y a izquierda de la entrada, unas escaleras de piedra permiten subir a las murallas. Una vez encima de la estructura, desgastadas almenas permiten a los habitantes del castillo parapetarse contra posibles enemigos. El visitante puede ver como el musgo se ha extendido por buena parte de la piedra. Caminando sobre las murallas hay que tener cuidado, pues algunos tramos están dañados o semiderruidos, y el caminante puede dar con sus huesos en el suelo del patio de armas si se despista.

Las murallas exteriores rodean todo el perímetro del castillo, pudiendo dar la vuelta a la colina en toda su circunferencia. Cada 30 metros aproximadamente, una torre fortifica la muralla albergando una pequeña guarnición para soldados y armamento, sumando un total de 7 torres de muralla. En estas torres se puede volver a bajar hacia o subir desde el Patio de Armas. En el interior de estas pequeñas guarniciones se encuentran en la planta baja una pequeña estancia con algunos camastros desvencijados, seguramente una sala de reposo para soldados. Otra sala con espacio para un pequeño fuego conecta las escaleras con la salida al Patio de Armas, y una pequeña despensa con cuencos y otros utensilios desparramados por el suelo se haya junto a una esquina. En la parte de arriba de la torre, a la altura de las almenas, un puesto de guardia bien pertrechado se halla, junto a una pequeña habitación que debió contener armas y suministros. Ahora solamente se encuentra alguna daga oxidada, restos de flechas rotas y unas barras de metal vacías donde colgar armas y protecciones.

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[Darkhuwin]

Helmuth Von Moltke observó desde la lejanía las entrelazadas brumas que recorrían aquel serpenteante sendero elevándose hacia la noche. Aquella noche eterna que, naturalmente, le había dejado perplejo desde el momento en el que la experimentó. Cuando descubrió que las sorprendentes afirmaciones de los lugareños que tanto le habían llamado la atención, por su singularidad y extrañeza, no eran meras habladurías y cuentos de viejas para asustar a los nómadas viajeros, potencialmente peligrosos, que pudieran robar y asaltar en aquellos perdidos parajes.

La noche eterna era real, o por lo menos, eso le decían sus ojos. Algo completamente inaudito, si no fuera porque había oído hablar de las tierras norteñas de los vikingos, de las cuales se decía que no se ponía el sol durante meses y cuando lo hacía, daba paso a una noche igualmente larga.

Y a aquel mismo fenómeno atribuía él la anomalía, aunque tampoco los lugareños habían sido precisos en sus comentarios. Claro que el ventrue aún no dominaba con fluidez el dialecto que allí se hablaba. Y la mujer a la que mesmerizó para alimentarse y que le contara lo que sabía, no tenía mucha información ni interés al respecto.

Era un hándicap al que tenía que hacer frente cuando viajaba por tierras poco civilizadas, debido a que su necesidad de buscar féminas maduras que ya hubiesen tenido descendencia, le condicionaba a este respecto. Había pocas mortales, de esas características, que tuvieran un mínimo de educación sobre asuntos que no afectarán a su rutinaria vida en el campo.

Llevaba ya unos minutos de ascensión por el tortuoso camino mientras reflexionaba sobre aquellas cuestiones, cuando comenzó a vislumbrar, entre los zarcillos neblinosos, las imponentes sombras que dibujaban la muralla del castillo de Bran.

[Baudelaire]

Tras haber dejado el sendero traicionero y traspasado las murallas, me he quedado un momento disfrutando de la oscuridad de la noche.

¡Pasos!

Mis pensamientos se detienen un momento y agudizo mis oídos para verificar.

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Violeta y cursiva para un pensamiento

Al poco, noto que efectivamente alguien se acerca.

Quo vadis

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Cian y negrita para un diálogo

Lanzo la pregunta justo en el momento en que contemplo la silueta que se acerca, siempre con una voz amable y acogedora. Si el latín falla, probaré en griego.

[Darkhuwin]

Estaba aproximándose a lo que le pareció una otrora puerta inexpugnable, ahora desmejorada y desvencijada hasta los goznes cuando una voz se abrió paso hasta sus oídos.

La frase lo dejó bastante desconcertado. Pues aunque era en latín, poseía un acento extraño y habría esperado un ¿Quién va? o ¿Quién se acerca?, Cuando lo que le inquirieron fue ¿Dónde vas?

Probó suerte:

-Quis est quaerere?

¿Quién lo pregunta?

[Baudelaire]

Fedor, soy Fedor, noble caballero. Un simple y anciano viajero de tierras lejanas en busca de su hijo desaparecido.

Me apoyo en mi bastón y avanzo calmadamente frente al hombre. Le hago una reverencia para saludarle.

A mis cansados años y desvencijados huesos... ¿o es al revés? Como sea, es solamente un nuevo rumor en mis deambulares. Me imagino que, es mejor indagar y seguir un nuevo cabo suelto que nunca intentarlo.

Observo atentamente al recién llegado esperando su presentación.

[Darkhuwin]

Las formas directas de aquel viejo extranjero, aparentemente sin título ni modales, incomodaban bastante a Von Moltke. La búsqueda del lugar y el camino de ascensión habían sido largos y necesitaba encontrar un sitio para deshacer el fardo que cargaba y cambiar sus ropas por unas limpias después de asearse cuanto antes. Pero, aunque decidió no levantarse la capucha de su capa, para no mostrar demasiado su rostro, pensó:

Lo cierto es que este hombre parece que podría ser otro de mi especie.

Así que, controló su primer impulso de ignorarle o contestarle fríamente y trató de ser amable cuando dijo:

-¿Conocéis al señor del castillo? Estoy interesado en tener con él un encuentro, si fuera posible.

[Baudelaire]

Sonrío mostrando mis encías que contienen algunos huecos en lugar de dientes.

Se nota algo molesto

Escucho atentamente la pregunta, cierro la boca y elijo cuidadosamente mis palabras antes de responder.

Vengo llegando tal cual vos os habéis acercado con rumbo hacia el castillo, noble caballero. Disculpad si os he parecido impertinente, pero he vagado desde iniciada la noche por un sendero que se interna en el bosque. Sea quien fuere el señor de estos lares, quizás tendrá a bien el otorgarnos una audiencia… ¿estáis de acuerdo?

[Darkhuwin]

En tal caso, será mejor que busquemos un lugar en el que hospedarnos, aunque sólo sea para poder quitarme el polvo del camino. Y luego preguntaremos quién puede atender a nuestra petición. - Mientras decía esto, Helmuth se echó hacia atrás la capucha, mostrando su rostro finalmente, echó al suelo el petate y se sacudió la capa y los pantalones, como haciendo hincapié en sus palabras.

Pero dime, ¿Fedor, era tu nombre? Has dicho que llevas vagando desde iniciada la noche, ¿es que en algún momento ha dejado de ser de noche, mientras estabais en este lugar?

O me miente, o anda algo desconcertado, o no se expresa bien en mi idioma.

[Baudelaire]

Asiento luego de la primera frase, pero al escuchar la segunda ya viendo el rostro del viajero, me resulta imposible sorprenderme.

Ahora que lo hacéis notar, aún si traer reloj puedo constatar que es una noche inusualmente larga. La pequeña aldea que tenía aquella posada en que escuché el rumor acerca del paradero de mi hijo estaba en penumbras… pero el las campanadas marcaban apenas las 4 de la tarde. Había viajado todo el día en un carruaje, suponiendo que llegaría pasado el ocaso. Aparentemente los corceles fueron más rápidos y el cochero más osado, considerando lo difícil de las rutas en este rincón del mundo

Hago una pequeña pausa para sentarme sobre una roca.

Fedor es mi nombre cristiano, nací en reinos musulmanes… pero habiendo abrazado la verdadera fe, es que mis pasos me han llevado hasta aquí. Soy un humilde astrólogo y puedo leer las estrellas sin mucha dificultad. Salvo, claro cuándo tantas nubes impiden su clara visión. Mientras deambulaba, me pareció muy extraño ver algunos destellos en lugares en que el firmamento debería estar oscuro. Cuándo hube tomado razón al consultar mis cartas, pensé que había un problema con mis instrumentos o que había sacado mal mis cálculos. Después de todo, mi agilidad mental es bastante menor que en mis tiempos de adolescente.

[Darkhuwin]

El ventrue escuchó al viejo terminar su perorata por cortesía, pero se le veía claramente impaciente por llegar a un sitio más cómodo en el que aposentarse.

¿De verdad se ha sentado? ¿Acabo de decir que decir que necesito un lugar cómodo para dejar las cosas, asearme y relajarme y se sienta aquí a contarme su vida?

Me encantaría escuchar mucho más a cerca de sus...investigaciones y su estimulante vida, pero insisto en que iré a buscar un lugar más cómodo en el que instalarme. Y más tarde, quizás podríamos sentarnos y seguir con la conversación, si le place.

Helmuth miró al tal Fedor esperando a que le excusara, su educación le impedía ser descortés, sobretodo si la persona con la que hablaba se trataba de alguien que más tarde pudiera serle de alguna utilidad.