[EO:M.P] Roleo privado

[Toxizer]

Preludio de Chrétien

Una enorme carreta tirada por seis corceles transporta a varios viajeros desde París a Santiago de Compostela. Son necesarias varias semanas de viaje y deben hacer diversas paradas. Al anochecer, el grupo ha llegado a Estella, una importante villa del Reino de Navarra.

Chrétien de Lyon se ha hospedado en la mejor posada de la ciudad, se encuentra en la sala común con una jarra de vino, un pedazo de queso y un mendrugo de pan. Al tiempo que cena, el joven garabatea algo en un pequeño tomo encuadernado en piel sin prestar demasiada atención a su alrededor. De repente un tipo ataviado con ricas vestimentas da un golpe en la mesa, sacando al joven de su estupor.

- Disculpad señor de Lyon - dice sonriendo - solo quería reclamar un momento su atención. ¿ Qué es lo que escribe con tanto afán?

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Hay algo en los ciclos de la luna - piensa. Y prosigue con sus cálculos. Como desde hace días, más bien, como desde hace ya unos meses, cuándo descubrió que una orden mágica le había estado observando, veía conexiones numéricas en todos lados. ¿Serían acaso ellos los que le habían contagiado ese interés imparable por las coincidencias y la realidad subyacente, o ya existía en él ese interés? Este pensamiento le distrajo y perdió de nuevo el conteo de días y ciclos de la luna.

De repente, un sobresalto. - ¡Diantres! ¡Que manera de entablar una conversación! ¿Lo que escribo? Datos sin importancia. Sucesiones de números. ¿Porque había de importarle?

Resopla como para quitarse el sobresalto.

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- Tranquilo chico - dice el hombre sonriendo - me llamo Jaques, de la Casa Flambeau, y conozco tu misión - responde en voz baja al tiempo que toma asiento - sé que llevas una carta lacrada para un tal Basiliscus - hace una leve pausa - parece que los de París aún te consideran un aprendiz y te envían a aprender con una de las mejores cábalas herméticas, la Alianza de Finisterre, el problema es - pausa dramática -que han desaparecido de la faz de la Tierra. Desde hace un par de semanas no logramos contactar con ellos, así que tú nueva misión será descubrir que diantres les ha ocurrido Basiliscus y sus chicos - coge un poco de pan y queso de la mesa. En el exterior se desata una fuerte tormenta - Te aconsejo que esta noche trabes bien la ventana y la puerta de tu cuarto, pues la noche está llena de monstruos.

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Hola. ¿Porque usted sabía mí nombre y yo aún no sabía el suyo? - dice como molesto por la presentación de Jacques. Y aún en caso de que fuera quién dice ser, ¿porque tendría que dejar de hacer lo que fuera a hacer para dedicarme a descubrir que les ha sucedido a aquellos que nombraís?

Chrétien se pregunta si será cierto eso que dice el recién conocido mago.

Y gracias por el consejo, aunque no me hacía falta.

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Jejeje, vaya, eres un neófito muy malhumorado - Jacques rie divertido - Si abres la carta que te dieron tus superiores verás que es una petición formal dirigida al señor Basiliscus para que te acoja en su grupito, y ya te he explicado lo que ha sucedido con dicha cábala - una expresión seria cruza su rostro - Mis superiores me han mandado a buscarte y darte nuevas órdenes; quieren que llegues a Santiago de Compostela, donde tendrías que haberle dado la carta a Antón, un discípulo de Basiliscus y donde, después de estudiarte unos días, decidirían si aceptarte en su seno. Lo entiendes ahora, todo este viaje estaba preparado con la esperanza de que te unieras a su cábala, sin embargo todo se ha ido a la mierda - el hombre escupe en el suelo - nadie sabe que sucedió con la Alianza de Finisterre. Tu te encargarás de buscar pistas en el Reino de León. Si aún tienes dudas sobre mí, podemos salir ahí fuera - señala la puerta - y te lo explico por las malas.

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-¿Buscar pistas en el Reino de León? Si están desaparecidos, aún no sabiéndolo hasta llegar a Santiago, es lo que hubiera hecho al llegar allí. No me quedaría otra. Dice como para explicarse. ¿Alguna otra cosa que queráis decirme? Dice con un deje de cansancio.

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Tiro a percepción (3) + Empatía (1) para intentar saber las intenciones de Jacques con esta charla.

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La tirada: 10 - 5 - 4 -6, obtienes dos éxitos.

Jacques habla sinceramente, parece preocupado por la situación y está cumpliendo su cometido de avisar a Chrétien.

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- ¿ Te aburro chico? - sonríe con malicia - muy bien, ya me pondré en contacto contigo, intenta seguir con vida.

El mago se levanta, se marcha sin despedirse, abre la puerta principal de la posada y se funde con la tormenta. Chrétien pasa la noche tranquilamente, aunque de madrugada le despiertan unos golpecitos en la ventana, pero ésta está bien trabada y no se abre; arrebujado en las mantas sigue durmiendo apaciblemente.

Al día siguiente, la tormenta continúa azotando la zona sin piedad, por lo que la carreta de peregrinos no puede abandonar Estella hasta el anochecer.

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Chrétien se despierta con los rayos de la mañana. - Me pareció que algo me despertaba por la noche, unos ruidos. - pensó. Desde hace unos meses, Chrétien creía cada vez menos en las casualidades. No dudaba que aún pudieran seguir existiendo, pero se le antojaba pensar que había más hilos invisibles que los que podían percibir los no iniciados.

Miró por la ventana para ver si pudiera haber sido el roce de alguna rama, y una vez le hubo dado un buen vistazo al exterior, miró sus bártulos, comprobó que todo estuviera en su sitio, se vistió, aseó y salió para el salón. Confiaba en poder salir hoy de Estella.

A lo largo de la mañana, conversa sobre el tiempo con alguno de los demás compañeros de viaje y descubre que no hay planes de salir hoy. - Maldita sea - piensa. Un día parados aquí en esta posada. Chrétien se vuelve a su habitación y se pasa el resto del día en su cuarto examinando algún manuscrito o una parte escrita anteriormente por él, de sus notas. Excepto los momentos de las comidas que baja con el resto a comer.

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Cuando Chrétien mira la parte exterior de la ventana ve unos arañazos, no hay ninguna rama que esté tan cerca como para golpearla.

Por la tarde la tormenta amaina y el conductor anuncia que reanudarán el viaje al anochecer para recuperar el tiempo perdido. Cuando los viajeros vuelven a apiñarse en la enorme carreta Chrétien se fija en Denis, un adolescente que viaja junto a su padre; el chico parece enfermo, está pálido, ha vomitado la cena, tiene ligeras convulsiones, etc. Algunos de los compañeros preguntan por el estado de salud del joven. El padre va hablando con una señora.

- Creo que el muchacho cogió frío anoche, de madrugada entré a su cuarto y vi que el muy inconsciente tenía la ventana abierta. Tras el desayuno se volvió a acostar y así ha estado hasta ahora.

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Chrétien mira desde lejos a Denis y a su padre, aún sin decidirse si acercarse o no. El retraso no le ha gustado, aunque ha estado entretenido revisando algunas cartas astrales y pasajes herméticos de sus libros. Así que está tranquilo. Ensimismado, como casi siempre que no está especificamente alegre, sino de un tono neutro.

Cuándo escucha esa conversación de pasada, ata cabos. - El chico durmió con la ventana abierta. No creo que fuera eso. - piensa Chrétien. Pero no le diré mi sospecha ya que no tengo nada seguro. tirada . - Ambas ventanas, la suya y la mía, quizás estuvieran cerca. La fuente de esos arañazos en mi ventana quizás probó en la de Denis a continuación y no estaba bien asegurada.

Chrétien se queda escuchando partes de las conversaciones del padre de Denis con el resto de viajeros a ver que más cuenta. Sin repetir preguntas o formalidades que ya le hayan dicho los demás, le dice un formal: - Espero que se recupere pronto. ¿notaste algo raro en Denis hoy?.

Después de acabar la conversación con el padre de Denis, se acomoda en su asiento y piensa. - hoy viajamos de noche. Quizás la noche nos guarde alguna sorpresa.

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Solo con mirar al chico, Chrétien intuye que la enfermedad que le aqueja no es normal, además ( buena tirada), vienen a su mente las historias sobre seres sobrenaturales que contaban sus compañeros de París: Sucubos, dragones, vampiros, espectros y otras criaturas.

- No señor, lleva todo el día metido en cama, la mayor parte del tiempo lo pasó durmiendo - responde el padre - hemos intentado darle sopa de pollo para reanimarle, pero no le entra nada al cuerpo, de hecho, no para de expulsar, lleva todo el día con diarrea.

El chico empieza a toser y expulsa una enorme flema ensangrentada. Algunos ocupantes de la carreta empiezan a poner mala cara, otros de pesar por la situación del joven.

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Confirmadas sus dudas mira a Denis con pesar. Las historias que ha oido no son nada buenas. Le hubiera gustado encontrar a Denis en otra situación, pero no así. Esto es una carreta de peregrinos, y duda que los remedios naturales vayan a ser mucha diferencia. - Algo de magia podría funcionar, pero no merece arriesgarse por Denis. - piensa. A continuación se vuelve a recostar en su asiento.

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Pasa una hora de viaje, parece que el chico se ha dormido, al igual que el resto de pasajeros. Chrétien va dormitando pero alerta por lo que pueda ocurrir. Parece que ha dejado de llover en el exterior. De pronto, un alarido rompe la tranquilidad, Denis, con los ojos desorbitados, agarra a su padre y le clava sus monstruosos colmillos en el cuello. Cunde el pánico en el transporte, los peregrinos gritan asustados, el cochero detiene la carreta, y alguien abre la portezuela trasera para huir. La gente se agolpa bloqueando la salida, mientras el chico salta a por otra víctima, hay sangre por todas partes. Chrétien estaba sentado hacia la mitad de la carreta, y Denis al fondo.

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Chrétien se encuentra en un estado entre la vigilia y el sueño. Sus pensamientos pasan sin retención asociándose libremente.
Chrétien piensa en sus padres. Se fue de París sin pasar por Lyon ¿Habrán recibido la carta? ¿habrá sido buena idea todo esto?
Sus pensamientos pasan a París, una reunión hermética "...contemplemos el poder de Uroboros, que consume su materia mientras regenera su patrón por el otro extremo. Alcanza la umbra próxima y de allí de vuelta a nuestro mundo. Contemplemos el Uroboros, uno de los señores de los poderes de Ánima..."
Jacques ¿cómo me encontró tan fácil y supo sin duda que era yo? ¿no se supone que esta organización es parte de lo oculto?
Oculto, Denis. Sentí lo oculto en Denis. Esa magia que usurpa la vida del cuerpo.

AAAAAAH!! Chrétien escucha un alarido y estos pensamientos escapan como algo que se escurre entre sus dedos. Chrétien se despierta sobresaltado. Aún está despejándose y su vista no es nitida. Se inclina en su asiento para frotarse los ojos y espabilarse.
- ¡Quita de aquí engendro! Aaaah, engendragggghh...! Los gritos de un hombre suenan como asfixiados. Chrétien se vuelve para ver que es [Off: tirada para ver que impresión le causa ver la escena].
- ¡El demonio! ¡el demonio! Ese chico es el demonio! Dice una señora que corre hacía la puerta trasera.
Denis estaba encorvado en una pose monstruosa. Era el mismo niño pero a la vez no lo era, colgado del cuello de aquel hombre que habia chillado, ahora inconsciente.
Chrétien mira la puerta trasera, atrancada por la aglomeracion de peregrinos. Chrétien supone que es allí hacía donde irá Denis por lo que parece. [Off: Tirada percepción + consciencia] ¿Es posible que sea un vampiro? Piensa Chrétien. ¿tan rápido?
Mira en dirección al cochero y a los caballos. La carreta está detenida. Corre hacía la parte delantera y salta hacía delante. Coge la luz del cochero [Off: tirada para coger la luz que lleva el cochero para poder conducir de noche] y la acerca a uno de los caballos. Inspecciona los pestillos y seguros del caballo que tiene enfrente pensando si los puede destrabar. [Off: Tirada?]

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Primera tirada: percepción + ocultismo 7 4 7 1 4

Chrétien se fija en los grandes caninos que el chico hinca en el cuello de un pasajero y rápidamente ata cabos , es un maldito vampiro. Recuerda que un par de maestros herméticos hablaban sobre la rápida transformación en de mortal a no muerto, y como el ansia convierte en bestias sanguinarias a los pobres desgraciados.

El mago consigue concentrarse en huir y llega hasta la parte delantera de la carreta. El cochero se dirige por fuera hacia la parte trasera para ayudar a los viajeros. Chrétien aprovecha para intentar robar un caballo y salvar su pellejo.

Tirada, hay que recargar reserva de dados, lo haré en el segundo que puse en el tema dados.

Destreza + pericias ( que no tienes) dif 7 = 3 7 7 6

El joven mantiene la calma y consigue desenganchar uno de los caballos.

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PEREGRINOS

El posadero conduce a Chrétien a su habitación. En la soledad de la alcoba, rememora algunos de los hechos acontecidos desde su pequeño incidente en Estella hasta llegar a Santiago. Debía intentar encontrar a alguno de la Alianza de Finisterre como le habían indicado sus superiores, sin embargo, no parecía que fuese tarea fácil.

Tras unos minutos, aparece un mensajero con una invitación para cenar en el palacete de Diego Portocarreño, el comerciante más rico y excéntrico del Reino de León. El mensajero espera pacientemente en el dintel de la puerta a que Chrétien de una contestación a dicha invitación.
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- Al fin llegué a Santiago. -piensa. Que bien sienta llegar a destino. Aunque ahora que he llegado tengo la sensación de que esta es solo una parada intermedia en un viaje más largo.
- Y aquel señor de la orden, Jacques. Tenía razón con lo de la alianza de Finisterre. Al final no se presentó nadie. Que extraño.

Chrétien piensa en su viaje desde que dejó al galope Estella. Galopó sin parar azuzado por la extrañeza de la situación hasta que llegó al Monasterio de Santa Maria la Real de irache. A unos kilometros de allí (en Ayegui, Estella). Allí pidió cobijo para pasar la noche, y a la mañana partió de nuevo.

En la provincia de Burgos, en una ocasión escuchó un rumor sobre las hojas. Pensó que quizás algún ser extraño lo había encontrado, pero su temor se tornó en alegria cuándo vió a Roublard. El mirlo fue su acompañante en la caminata durante un día solitario y después se marchó volando de nuevo. Aunque apenas hablaron, su sola presencia llenó de alegría a Chretien para el resto del camino.

Un sonido en la puerta.

- Una invitación para cenar. - piensa. Iré por curiosidad.
- Dígale al señor Portocarreño que pienso acudir. Si hay que firmar en algún lado o entregar algún papel, lo hago.