Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

Desde la pureza del alma hacia la consagración inquisitorial

Moderador: Baudelaire

HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)

Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#41

Mensaje por Baudelaire » 05 Jul 2020, 17:10

En la oficina, está el rollo de pergamino dispuesto para dejar el registro de la clase. Justo al lado del grueso tomo con tu investigación exitosa acerca de la cura que brindaste a tu esposa de la peste. Recuerdas que hace unos cuatro meses habías recibido el pedido de una copia, un tal Alessandro Perugi era quién la necesitaba. Un físico veneciano te escribía regularmente curioso de aprender de tu sabiduría. Aquélla era la palabra que usaba.

Ahora te sientes todo menos éso. Ni con toda ella sientes que puedas esclarecer el misterio de Domingo y el doble ataque, a la salud de su cuerpo y a la de su alma. No hay cartas de Perugi, quizás ha decidido poner en práctica tus descubrimientos. El riesgo de contagiarse está allí, pero todo practicante de la medicina lo asume. Sin embargo, dudas sobre qué escribir acerca de los incidentes de hace un momento.

¿Deberías incluir el exorcismo? Lo haces brevemente, en un par de líneas. El resto son tratamientos científicos serios, con el detalle de las habas para neutralizar la belladona y la costura quirúrgica en la delicada zona de la garganta. Firmas y pones tu sello en lacre, esperas un momento antes de darle otro giro al rollo. Siempre dispuesto para el próximo registro.

Miras tu libro, escrito en latín, lleno de tus anotaciones bien documentadas. Sin abrirlo, conoces la ubicación de cada palabra y cada signo de puntuación. Es cierto, curar la peste es un milagro. Pero desde los cielos te han ayudado, humildemente lo entiendes. Ahora, Francisco y su invitación parecen ser algo similar. La providencia ha obrado con Domingo, sin el sacerdote la ciencia en solitario habría fracasado y estarías lamentando el fallecimiento del hombre.

Ya has dejado la oficina mientras continúas tus divagaciones, cruzando a otros de tus estudiantes que te sonríen al pasar. Probablemente ya al tanto de lo ocurrido con Gabriel y Miguel. Igualmente te extienden palabras de felicitación. Del estilo de: "Profesor Eyzaguirre, sois una eminencia… Profesor Eyzaguirre, tenéis la mano curadora llena del espíritu santo… Profesor Eyzaguirre, agradezco teneros como maestro". Nada te complace más que ser un catedrático que inspira. La universidad es un lugar frío y desolado, lleno de muerte… pero, de cuando en cuando, la vida brilla.

Ese fulgor te lleva directo a residencia de Domingo, allí está el león. Aquél que parecía atacarte cuándo estabas enfrentándolo por primera vez. El símbolo de la valentía te hizo recordar el miedo, pero ahora luce como un dócil gatito. A tu primer golpe, la puerta se abre. Muadjit te está esperando y te hace entrar, para llevarte directamente a la caja de té. Te explica que viene directamente de India, de un lugar llamado Darjeeling.

Filántropo y de buen gusto. Se debe ser generoso con sí mismo antes de repartir al mundo. Las letras del alfabeto hindi te son incomprensibles, todo está cerrado. Se nota que el mayordomo simplemente se ha asegurado que la evidencia siga allí. La tapa está levemente girada, probablemente porque Domingo había tomado un poco de la hierba para prepararse la infusión. Aunque, en realidad, quizás lo había hecho algún otro sirviente. Es difícil saberlo, pero en realidad el personal doméstico parece desaparecido.

Miras a un costado de la caja y un pequeño brasero ya extinto porta sobre su rejilla una pequeña olla. La coloración muestra que se trata de un té de pésima calidad, muy contradictorio con la observación inicial. Hasta la tinta que acabas de usar para el registro parece más saludable. El aroma es bastante neutro, con un leve toque dulzón. Nada ácido, nada que te recuerde al azufre.

Muadjit te observa como entras en una especie de trance científico.

Señor Eyzaguirre, ¿os sentís bien?

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#42

Mensaje por Charles_Castle » 06 Jul 2020, 23:31

Los pensamientos me llevan de un lado a otro, así como en la oficina el rollo con la explicación de lo que se había hecho me llevaba a mi trabajo anterior sobre el tratamiento contra la Peste; el tratamiento que le había dado a mi amada esposa y mi correspondencia con el veneciano y de vuelta, una vez más a la aflicción de Don Domingo. Así la caja de té con aquellos símbolos extraños me trasportaban a otro sitio del que nunca había escuchado, supongo que no era un viaje ni fácil ni rápido y de lo que pudo haber pasado alrededor de su contenido.

Las palabras de Muadjit me sacan de mis pensamientos - ¿Eh? No, todo bien, - le contesto con una ligera sonrisa con algo de vergüenza al verme perdido en mí mismo - pensaba en todo el camino recorrido de esta caja, de cómo sería esa parte del mundo.

-Me gustaría tomar una muestra del contenido y llevarme lo que parece que usó Don Domingo para hacer su té y examinarlo - le comento al mayordomo para abrir la caja y ver su interior.

¿Quién le habría recomendado esa mercancía, dónde la había pedido? Aquellas pequeñas dudas han aparecido como un destello para llevarme a imaginar la clínica que podría poner con aquellos recursos y que no sólo en la universidad se me reconocería como un buen físico… sino que, con éso, las personas de la ciudad se verían beneficiadas y mi fama se extendería. Un destello de vanidad que corto rápidamente. Si Don Domingo estaba vivo ha sido gracias a que el Señor había sido la sombra de mi mano. Es mejor centrarme en la caja.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#43

Mensaje por Baudelaire » 07 Jul 2020, 00:48

Muadjit te hace un comentario que solamente contribuye a aumentar tus dudas.

Señor Eyzaguirre, esa caja está aquí hace 6 meses. Ya le va quedando bastante poco, la siguiente debería llegar entre mañana y pasado. Os aseguro que mi noble amo ha frecuentado este té de la India desde hace muchos años. Si algo ha contaminado su contenido, ha sido casi imperceptible y se ha acumulado en su cuerpo durante todo este tiempo. En caso contrario, el ataque maligno contra una persona tan noble y pura, ha venido directamente desde Salamanca o las comarcas cercanas.

Las hipótesis del mayordomo son bastante razonables, lo que solamente podrás comprobar con un profundo análisis de las pocas hojas que aún yacen en el fondo.

Yo mismo me encargo de hacer y recoger el pedido. Tengo parientes en Darjeeling y os puedo leer lo que allí está escrito en hindi.

Y ahora, resulta que Muadjit conoce la lengua. Te traduce tranquilamente, con las fechas de cosecha y secado, más el fermentado y el embalaje, las garantías del contenido de humedad y del sabor. Al terminar, te entrega la taza y la cuchara que utilizaba cuándo hubo ocurrido tu visita y que terminó con el momento de inquietud que ya ha sido superado. Al menos, relativamente, porque un ataque podría volver a ocurrir y, también, la belladona podría haberse impregnado en los utensilios en lugar de en el té.

El mayordomo insiste y con su enorme fuerza se pone la caja al hombro para acompañarte hasta el laboratorio. Es un trayecto agradable en que comparten más detalles sobre lo que ha ocurrido con Domingo, el tratamiento y su recuperación vigilada por los monjes. Al llegar, la coloca sobre uno de los grandes mesones, a vista y paciencia de tus otros estudiantes. Las miradas de Ariel, Azrael, Jofiel y Samuel se posan firmemente en todo lo que está ocurriendo.

Nunca habías caído en cuenta que tus estudiantes tienen todos nombres de arcángeles, al menos 6 de ellos. Hay dos más que recién han comenzado: David y Salomón. En total son 8, viniendo de diferentes lugares de la península ibérica. El único salmantino es Salomón y el resto se reparten entre Castilla, León y Navarra. Salvo David que es musulmán y proviene del norte de África, te preocupaste por asegurar que le permitieran entrar. Tras haber puesto tu cargo en riesgo frente al rector, simplemente mencionar que tu esposa profesa la misma religión… fue más que suficiente.

Sumido en tus elucubraciones, otra vez, apenas haces un gesto al mayordomo que se ha despedido y te ruega imperiosamente que le mantengas informado de todo. Por supuesto que lo harás.

Profesor Eyzaguire… disculpad. Me gustaría saber si os sentís bien.

Salomón parece hablar por sus compañeros. Nuevamente te has perdido en tus adentros.

Miguel y Gabriel nos han contado todo. Ahora están en el hospital haciendo rondas extra, su alegría se podía oler a una milla… ¿seríais tan gentil, profesor Eyzaguirre, de explicarnos si esta caja de té indio tiene algo que ver con el asunto del señor Domingo?

David, igual que Muadjit, parece reconocer el alfabeto. Termina su frase mencionando nuevamente el lugar: Darjeeling, apuntando directamente a los caracteres correspondientes.

Ariel, Azrael, Jofiel y Samuel te sonríen. El grupo completo ha formado un círculo a tu alrededor. Listos para escucharte, para atender a lo que Rafael les dirá. Claro, también tienes nombre de arcángel… y, justamente, quién está encargado de la salud.

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#44

Mensaje por Charles_Castle » 09 Jul 2020, 05:38

Ante las palabras del mayordomo sobre las posibilidades de que el veneno estuviera, o esté todavía, en los implementos usados para el té; también se los pido aunque no percibiera azufre y, asimismo, el perol en que calienta el agua.

Y así al llegar al laboratorio y, con todo lo sucedidom me había olvidado de mis demás estudiantes. Entonces, ésa sorpresa me lleva pensar en la curiosidad de sus nombres… al escuchar la pregunta y verlos reunidos. Me pregunto si es acaso una señal de la que yo no me había percatado.

-Bueno, bueno, sí y doy gracias a Dios; porque seguramente hubo una intervención del altísimo, pero volviendo a la caja…

Don Domingo tuvo un ataque, un envenenamiento por belladona. Después de realizar una exitosa maniobra para hacer que no se ahogara, lo trasladamos a la universidad, aquí empezó con fiebre. Un líquido amarillento le salía por el oído y, tras hacerle una sangría, descubrimos que la orina se había mezclado con la sangre. Una cantidad de azufre había causado una lesión interna. Pero, volviendo al problema urgente que era la belladona, una vez más la intervención de Dios Todopoderoso fue evidente porque a pesar de que en la universidad se había acabado el antídoto.

Los sirvientes de Don Domingo pudieron pedir unos favores y consiguieron las habas de Calabar junto con algo de hielo. Así hubo sido posible de controlar la fiebre y hacer la infusión de las habas, lo que permitió que Don Domingo fuera recuperándose. Todo ésto podría terminar ahí, en el trabajo del físico bien realizado; pero falta algo: el azufre. Mientras sus compañeros, junto a los monjes y a mí, hacíamos lo posible por salvar al paciente… también había un padre.

Ante la presencia sospechosa del azufre, había solicitado que se le practicara los ritos para cuidar el alma de Don Domingo y así fue. Ya que, mientras la fiebre cedía, lo que quedaba del azufre consiguió ser expulsado ante los rezos. Doy gracias a Dios, ya que fue un esfuerzo conjunto poder salvar a nuestro paciente; y es por eso que, como físicos, debemos poner todo nuestro empeño en salvar a los enfermos...pero sin olvidar que Dios Padre dispone y es su voluntad al final de cuentas aquélla que se impone en el mundo


Ahora queda analizar la caja y los implementos para ver donde se habría puesto el veneno.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#45

Mensaje por Baudelaire » 09 Jul 2020, 12:55

Habiéndote asegurado que los utensilios también están incluídos en la caja, te lanzas a la narrativa como un artista cuentacuentos. Tus estudiantes siguen tu relato con caras de asombro y fruición, alternadas con la ansiedad que les provoca escucharte sin que parezcas cansarte.

David se sobresalta cuándo llegas al exorcismo, se contiene hasta que terminas y salta con sus inquietudes.

En el islam, profesor Eyzaguirre. Tenemos un grupo especializado, los elegidos de Alá, que se encargan de tales asuntos. Son verdaderos héroes entre la gente, difícilmente pueden ocultarse. Ya sabéis que, en nuestras tierras, los demonios toman otras formas… del aire, como los djinn y del fuego, como los dao. Y, aún sin azufre, en medio de las arenas del desierto… allí están siempre a nuestra disposición.
Pero poco importa aquéllo, pues la misericordia de los cielos os ha ayudado oportunamente. El catolicismo es más discreto en estos asuntos, pero en ningún caso menos eficiente.


Salomón, sin notarlo, pasa al leonés. Viene con su comentario, justo cuándo termina su compañero.

Profesor Eyzaguirre, David habla con la verdad. La providencia poco y nada se preocupa de si rezamos a tal o cual divinidad. Me pregunto si, incluso en quiénes profesan las religiones druídicas o nórdicas… personas encargadas de confrontar el mal.

Se calla súbitamente y Ariel sonríe.

Con el islam y el judaísmo, podemos fiarnos. Pero todo el mundo sabe que entre los paganos que mencionáis, solamente mora el demonio.

Jofiel hace su aporte.

Pues, se supone que nuestro señor jesucristo bajó a los infiernos para derrotar a Hades y regresar al mundo de los vivos. Muy similar a lo que hace Orfeo, aunque el pobre mira hacia atrás y pierde a su esposa Eurídice. En la religión helénica, nadie más había podido sacerle lágrimas al señor del inframundo.

Azrael añade.

Pues en la religión Kemética… Osiris se enfrenta al dios de la muerte, Seth, y renace como Horus.

Samuel finaliza la ronda.

Ni mencionar a Gilgamesh. Parece que cada pueblo tiene a alguien capaz de confrontar al enemigo. Aunque, señor Eyzaguirre, son pocas las personas que deciden casarse fuera de su religión… ¿os ha ocasionado algún inconveniente que vuestra esposa sea musulmana?

Es una tormenta de referencias y te abruma, pero a la vez te fascinas. Sabes que son estudiantes con profunda fe y convicción, pero muestran tolerancia hacia otras creencias. Lo que te hace reflexionar es lo último. Sí, problemas ha habido, tanto para ella como para ti. Sin embargo, jamás habrías realizado tus descubrimientos sobre la peste sin que ella hubiera contraído la enfermedad.

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#46

Mensaje por Charles_Castle » 12 Jul 2020, 07:05

Al acabar de explicar toda la aventura que continúa en este día, me doy cuenta que sigo emocionado por el hecho de haber salvado al señor Domingo. Posiblemente tengo un buen benefactor para la clínica por la que tanto he trabajado, pero una vez más trato de mantener los pensamientos de vanidad alejados. Si es la decisión del buen filántropo ayudar en ella, rezaré para que Dios comenzare a darle mucho más.

Pero de pronto las palabras de mis diferentes estudiantes y sus diversas ideas me muestran que son de mente abierta. Eso es importante para evitar cerrarse a las ideas que vienen de otras personas, que no compartirán sus creencias, y poder avanzar en el conocimiento… aún de la gente del norte. Estando por explicar algo sobre éstos, es que Jofiel continúa con la lluvia de proposiciones. Personajes de otras culturas y religiones. Seguramente Dios habría intervenido en cada una de ellas.

En eso surge la pregunta acerca de mi vida conyugal. Siento un repentino calor. Seguramente el color de mi rostro esta en proceso de cambiar. Toso un poco antes de responder.

-Bueno, bueno, sí. -digo algo abochornado - Está Dios de testigo que no ha sido fácil, como saben hay personas que no ven con buenos ojos cosas extrañas o diferentes; pero todos somos hijos de Dios y el amor es uno de los mandamientos, el cuál nos debe mover para querer a los extraños. Y, como físicos, expresamos este mandamiento al tratar a quienes necesiten recuperar la salud -digo intentando calmar la curiosidad juvenil y desviando un poco el tena de mi vida personal

HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)

Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#47

Mensaje por Baudelaire » 12 Jul 2020, 16:50

El silencio inunda la sala. Nadie parece discutir tu lógica irrefutable y tus argumentos tan sólidos. Al menos, aquéllo es lo que deseas pensar. Lo que sí sabes, apunta a que el amor trasciende las limitaciones de la fe o las creencias. Un seguidor del aasatru o del hinduísmo son, de cualquier modo, susceptibles a los sentimientos que emanan de su corazón y su alma. Si la gente nórdica viaja con una sonrisa en sus barquitos en medio de la tormenta, es porque confían en sus divinidades… que son bastante más que las de la religión helénica. Ni mencionar la religión del centro de Asia, con sus cuatro mil millones de seres a los cuales rezar… el te indio, venido de Darjeeling, sin duda ha sido tratado con el mismo amor. Al menos, es tu hipótesis y tu convicción frente a los acontecimientos.

¿Quién, desde el otro lado del mundo, hubiera querido conspirar con un filántropo en León? Habría sido un plan macabro, sin duda. Sin embargo, descartarlo de plano tampoco es razonable. La conversación termina cuándo David pregunta por tus avances en la restauración de la fertilidad de tu esposa. El resto de tus estudiantes simplemente lo toman y lo hacen salir, dejándote completamente solo con la caja. Tienes claro, al escuchar los pasos, que el tropel de inquietos y curiosos físicos del porvenir… solamente regresarán mañana.

Vuelves a conectarte con tus conocimientos científicos y te pones a revisar todo minuciosamente. La madera está limpia y, al retirar uno a uno los clavos, descubres que también muestran su pristinidad. Todo inmaculado en el contenedor externo. La bolsa de lino delicado casi se deshace entre tus dedos por su fineza, especialmente diseñada para el acarreo de las finas hojas machacadas y fermentadas que transporta. Derramas el té sobre una fuente y con los dedos untados en buen alcohol lo extiendes para revisarlo con acuidad. Nada se revela, tampoco en el tazón o en la cuchara. Ni siquiera en el recipiente con el azúcar.

¡El azúcar! Te atreves a colocar un par de granos en tu lengua. Y, finalmente, el hallazgo llega: el sabor remanente que deja el dulzor revela, pequeñas trazas de ácido sulfúrico. El misterio de la belladona continúa, pero la manipulación infernal se muestra como una cuestión accesoria. Una mera coincidencia entre el actuar del sacerdote y que había una posesión demoníaca. El toque amarillento había sido incluído directamente por medios orales, nada relacionado con lo sobrenatural.

Entonces, la intención de quién contaminaba el azúcar nada tenía que ver con los malignos propósitos del ángel caído. Se trata de una magnífica coordinación entre dos venenos, el alcaloide y el mineral. Los asuntos de la fe han ocurrido con posterioridad a la ingesta. Tu conclusión solamente te provoca más confusión y comienzas a lanzar las preguntas a tus estudiantes… pero, claro, ya se han ido hace mucho.

Salvo por dos golpecillos en la puerta, una voz muy agradable y conocida por ti se escucha a continuación.

¿Fili? Me he cruzado con tus estudiantes y me han indicado que estás ahí, tesoro… mi clase ha terminado más temprano. Me gustaría pasar la tarde contigo, a menos que tengas algo importante que hacer.

Una sola persona en la Tierra te llama con ese meloso apodo, una a la que jamás podrías negarte. Menos con su perfecto leonés con acento morisco.

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#48

Mensaje por Charles_Castle » 18 Jul 2020, 04:10

Tantos cabos sueltos. Ahora ácido, faltaba saber lo de la belladona y los poderes malignos. Todo se va entremezclando haciendo más confuso hasta que una voz hace que olvide todo aquéllo. Volteo rápidamente para posar mi mirada en esos ojos.


-¡Amor, que grata sorpresa!, no esperaba verte por aquí y haces que el Sol brille en el laboratorio. Claro que pasaré la tarde contigo. Necesito relajarme y descansar un poco -digo con una ligera sonrisa, quizá era lo que necesitaba - el día ha sido un verdadero remolino de emociones - mientras me acerco a ella para tomarla de las manos y sentir su suave tacto

En verdad que todo vale la pena por estar con ella y ahora que Don Domingo está recuperándose podría descansar. Y, quizás, la iluminación llegará junto a aquel ángel

HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)

Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#49

Mensaje por Baudelaire » 18 Jul 2020, 19:42

Tu esposa te mira directamente a los ojos, respondiendo con una sonrisa todavía más intensa. Te extiende un rollo de pergamino.

Me lo acaban de entregar a la entrada de la facultad, tiene el sello del doxe de Venecia. Debe ser algo importante, ¿lo vas a ver ahora o será para más tarde?

Es intrigante aquel mensaje, directo del país más poderoso de toda Europa. Si Domingo puede financiar una clínica gratuita... ¿cuánto podría hacerlo ese tal Dandolo?

¿Fili? Podríamos cocinar unas lentejas rojas de la India aderezadas con un buen Garam masala.

El brillo en su rostro es conmovedor, pero escuchar nuevamente aquel país te hace meditar un momento.

¿Te sientes bien? Estás bastante distraído. Quizás sería mejor terminar tu investigación y cocinar para la cena... enséñame y te ayudo.

Te pone en aprietos, nota tu inquietud... así que, debes decidir que harán.

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#50

Mensaje por Charles_Castle » 20 Jul 2020, 06:05

Me extraño al ver y que mencione la correspondencia de Venecia, qué clase de día es éste. Lo tomo. pero sigo escuchando la propuesta. Pasar el resto del día con ella viene a ser una propuesta difícil de negar y, una vez más, me sumo en mis pensamiento al escuchar lo de aquel distante país: la india.

-No, no te preocupes es que hoy está siendo un día extraño - le digo poniendo mi mejor cara - He salvado a Domingo, el posible mecenas de la clínica, pero ha sido víctima de envenenamiento y encantamientos. Precisamente estaba analizando los utensilios que hubiera podido utilizar quién quería hacerle mal, pero... ya han sido demasiadas emociones por un día, así que lo mejor serán esas lentejas para despejarme - le digo mirándola a los ojos, para después darle un ligero beso.

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