Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

Desde la pureza del alma hacia la consagración inquisitorial

Moderador: Baudelaire

HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)

Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#1

Mensaje por Baudelaire » 21 Jul 2019, 16:25

Autor: DeltaPi, 24/Abr/2019, 11:33


Muchos eventos se apilan en poco tiempo. Tu memoria los retiene con una intensidad inusitada, sin importar sus efectos colaterales. Tu vida ha cambiado demasiado rápido en un tiempo excesivamente breve.

Inicialmente es el desafío a tu familia católica, al elegir como esposa a una mujer musulmana. El amor es independiente de la divinidad escogida, tu corazón lo sabe y la unión de tu ciencia con su filosofía te ha permitido ver el mundo de otra manera. Luego, ocurre que Aanisa contrae la peste justo cuándo estás por terminar tu tesis doctoral. En ese momento, el tratamiento surte efecto y ella se recupera, aunque ya sabes que hay algo que está irremisiblemente dañado: la posibilidad de tener descendencia.

Sigues buscando la forma de hacer que su vientre sea fértil otra vez. Aanisa sabe que es importante para vuestra familia, que la bendición de Mahoma y Jesús jamás les ha abandonado. Mientras tú buscas los textos más recientes sobre medicina, ella lee los tratados helénicos antiguos de Hipócrates. Ningún esfuerzo es despreciable, por mínimo que sea; pero entre tu trabajo en el hospital y las horas de atención sin costo que das para quién logra llegar a tu casa, las oportunidades para avanzar en tu investigación se hacen cada vez más inusuales.

Por cada persona que consigue golpear tu puerta, sabes que hay 20 más que terminan dando su último suspiro en una mugrosa litera improvisada en un lodoso rincón decadente de la ciudad. La llegada del poder castellano y su grandilocuencia te parecen solamente un eco distante, pues ninguna de las promesas de mejorar las condiciones sanitarias de Salamanca ha sido llevada a cabo.

Un mecenas, un mecenas cambiaría todo. Lo sabes y jamás has dejado de buscar alguno. Muchas reuniones infructuosas, pero tu convicción jamás ha menguado. Si sobreviviste a todas tus enfermedades de la infancia, conseguir los fondos para una clínica gratuita con los utensilios adecuados es otra de las tareas que tu corazón sabe que se cumplirá.

Un beso a Aanisa que parte a dar su clase de mayéutica y propedéutica, mientras te diriges a la mansión de un generoso filántropo leonés. Es muy conocido por su alma noble y pura, pero sabes que tristemente hay muchos proyectos de beneficiencia que él recibe... y deberás ser muy persuasivo si esperas tener éxito en esta ocasión. Cruzando siempre a través de los barrios más pobres, observas la recolecta de cadáveres que hace la guardia en los sectores cercanos a los muros. Allí está lleno de gente que a nadie le importa... solamente a ti.

Te paras frente al umbral y contemplas el escudo sobre él.
Imagen
La decoración es relativamente sobria y nada ostentosa. Una sombra te llama la atención justo a la derecha, pero pronto desaparece. Levantas tus ojos al cielo y notas que solamente era una nube. Avanzas un poco y tu visión parece fallarte, pues el felino de la izquierda del decorado parece girar su cabeza hacia ti. Abre sus fauces y luce feroz, como en disposición evidente que va a saltarte encima.

Autor: Lord_Nightingale, 25/Abr/2019, 09:38


La mañana comienza llena de buenos augurios. Tras despedir a Aanisa con un beso la observo partir a dar sus clases y una sensación cálida me envuelve, parece que se ha recuperado bien...
Gracias, Dios mío, gracias
Después de un momento, me dirijo a buen paso hacia la residencia del leonés.

Y el hechizo se rompe. Apenas puedo apartar la mirada del carro en el que los cadáveres se apilan como muñecos rotos.
Pobres almas, si tan solo pudiera... ¡Céntrate Rafael! Tienes la oportunidad de cambiar las cosas, dicen que este leonés tiene un corazón generoso y está dispuesto a escucharte.

La mansión es más discreta de lo que esperaba, supongo que es una buena señal, pero no consigo tranquilizarme.
Un momento, ¿Qué es esa sombra?
Sigo con la mirada una sombra que parece vigilarme, pero sólo es una nube. Intento apartar los nervios y me dirijo hacia la puerta, no debo llegar tarde. Mi corazón se salta un par de latidos y trastabilleo hacia atrás cuando la fuerza abandona mis piernas, uno de los leones que sujeta el blasón sobre la puerta gira la cabeza y me muestra sus colmillos. Paralizado por el terror, no puedo hacer más que cerrar los ojos con fuerza y cubrirme con los brazos.

Con el velo de María sea cubierto,
ni herido ni muerto,
del enemigo defiéndeme,
el poder de Dios me valga,
la fuerza de la fe,
la pureza de María Santísima...


Después de un momento que se me antoja eterno esperando la fatal dentellada, nada ocurre en realidad. Abro los ojos y todo está en calma, el fiero león no es más que un adorno en la fachada. Respiro hondo para tranquilizarme, aliso mi ropa y me dirijo a la puerta.
Tranquilo, son los nervios, últimamente han pasado muchas cosas. Y trabajas demasiado... Tranquilo.
Con una última inspiración profunda llamo a la puerta.

Autor: DeltaPi, 25/Abr/2019, 19:28


La plegaria te ha devuelto el alma al cuerpo. Sin embargo, la dentellada que nunca ocurrió, sigue repitiéndose en tu cabeza mientras esperas que la puerta se abra. Una pequeña rendija se descorre y ves solamente un par de ojos, la voz resuenta inmutable sin que puedas contemplar sus labios.

Buenos días, gentilhombre. Me imagino que vos debéis ser el señor Eyzaguirre.

Su leonés es correctísimo y su dicción impecable, pero algo en su acento te parece muy extraño. Tiene un leve dejo de árabe y, al mirar con atención, logras notar una tonalidad oscura en su iris.

Espere un momento, ya os abriré. Hemos tenido algunos inconvenientes con ciertas personas malintencionadas que ven con malos ojos la generosidad del buen caballero Domingo.


La rendija se cierra y tras varios minutos acompañados de sonidos de clic y cadenas girando, finalmente la gruesa pieza de madera engarzada en un marco metálico se desliza suavemente hasta permitirte el acceso. El hombre tiene el cabello entrecano y su sonrisa es sin duda muy amable, a contraluz puedes notar que su tez tiene un tinte arenoso que confirma su origen étnico, sin duda un inmigrante de Acre.

Disculpad la espera, una de nuestras sirvientas se ha reportado enferma y he tenido que encargarme de sus labores. Por favor, avanzad, mi buen físico. Justo a vuestro costado izquierdo podréis encontrar nuestra sala de recepción.

Al transponer el umbral, notas rápidamente que el interior es tan austero como la fachada. Nada pretensioso ni ostentatorio, los muebles son sencillos y elegantes. Solamente hay un par de sillas, una mesita con un candelabro y unos cuantos libros.

Poneos cómodo. Mientras tanto, me gustaría saber si desearíais un tónico o una infusión para beber o quizás algo para comer. Os noto bastante pálido y enjuto, ¿acaso habéis dormido mal? Claro, el ejercicio de la medicina es una tarea agotadora.

Su voz sigue siendo acogedora, te abraza tibiamente mientras la escuchas. Se nota un hombre muy educado y observador. Interesantemente nunca menciona su propio nombre. Ya estás convencido que se esfuerza de sobremanera para ocultar su acento. Tu única hipótesis, por el momento, es hacerte sentir en casa. Aunque, claro, el desconoce que el árabe es prácticamente tu segunda lengua... sin contar con tener que haber aprendido el castellano por fuerza después de la anexión.

Autor: Lord_Nightingale, 30/Abr/2019, 12:43


Intento apartar de mis pensamientos el vívido recuerdo de la fiera mientras saludo al hombre que me recibe y le sigo hasta una sala modestamente decorada. Aceptando su ofrecimiento, me siento en una de las sillas e intento mantener una pose educada pese al temor que no termina de abandonarme.

La oferta de un refrigerio suena muy tentadora tras lo que acaba de ocurrir, sin embargo decido declinarla por educación.

- Tiene usted razón, parece que la enfermedad se está cebando con nuestros vecinos. Y, puesto que ella nunca descansa, la medicina necesita seguir su ritmo. No deseo tomar nada, gracias, no obstante le agradezco su amabilidad señor...- dejo que la última palabra flote en el aire como una pregunta no formulada.

Autor: DeltaPi, 30/Abr/2019, 13:58


¡Vaya preocupación, señor Eyzaguirre! No cesáis de sorprenderme, ¿una persona tan importante como vos interesada en saber mi nombre?

Se toma unos instantes para una breve reflexión.

Pues, la verdad soy solamente un humilde mayordomo. Sin embargo, disculpad mi impetuosidad, pero sin una buena alimentación y descanso... ¿quién quedará para atender a las gentes más humildes? Quizás podría tentaros con un buen trozo de morcilla de León o quizás un bacalao al ajo arriero. Son solamente sobras, aunque de cualquier modo os elevarán el espíritu, mi buen físico.

A todas luces, el mayordomo que oculta su nombre, tiene razón. Tus conocimientos de medicina te indican que en este momento deberías tomar algún bocado, después del episodio en el acceso tu cuerpo se ha agotado. Podrías rechazar nuevamente y quizás ofenderlo o asegurarte de hacerlo de manera muy elegante. Sin embargo, al final, tendrás que utilizar todo tu cerebro para convencer al caballero Domingo de convertirse en un mecenas de tu centro gratuito de atención.

Ya que tenéis a bien conocerme un poco más, os confesaré que no soy de estas tierras. Vengo de bastante al sur y os puedo asegurar que así y todo, mi señor confía plenamente en mí. Pienso que la riqueza se halla más en la tolerancia que en el dinero, las diferencias solamente existen en las cabezas de las personas. Salaam as allaykum...

¿Qué responderás al habitual saludo de la paz del islam?

Autor: Lord_Nightingale, 05/May/2019, 10:14


- Wa alaikum salam. Yo también le confesaré algo... Lo cierto es que he rechazado su invitación porque no quería molestar, pero sí que me vendría bien tomar algo. Estoy seguro de que cualquier cosa que tenga a mano servirá maravillosamente -

No puedo evitar una sonrisa genuina ante sus palabras.

- No es extraño que su señor le otorgue su confianza, ¡cuán mejor nos iría si todos vieran la riqueza como usted! -

Autor: DeltaPi, 07/May/2019, 14:21


El mayordomo se sobresalta, tanto por notar que ha hablado en árabe sin poder evitarlo, un poco más porque le hayas respondido... pero lo que casi le hace pegarse en el techo es que compartas su filosofía de tolerancia es riqueza.

Intenta recomponerse y simplemente hace un gesto de agradecimiento antes de continuar.

Mi nombre es Muadjit, señor. Si vos habéis insistido en conocerlo, pues allí lo tenéis. Permitidime ir por vuestra merienda, voy a estar de regreso en menos de un suspiro. Aprecio muchísimo vuestra amable paciencia.

Sale como el viento alisio y regresa como un vendaval con una bandeja. Sobre ella un cuenco humeante con sabrosos aromas que te llegan directo al corazón. Tu apetito sin duda se ha despertado, tiene razón en qué deberías comer.

¿Gustaríais un poco de vino con vuestra comida? Tenemos un buen moscatel de Alejandría que endulzaría hasta a la persona más amargada.

Sonríe mostrando un aire de tranquilidad que jamás habías contemplado en otra persona de servicio.

Autor: Lord_Nightingale, 18/May/2019, 09:26


El olor de la comida me envuelve en anticipación, parece delicioso...

-Muchas gracias Muadjit, es muy amable. Y también aceptaré una copita de ese moscatel, si no es molestia-

Autor: DeltaPi, 18/May/2019, 17:48


Definitivamente, para ser sobras, se trata de una comida muy sabrosa y bien elaborada. Cada mordisco es una explosión de sabores y la retrospección asociada a ellos.

Por supuesto, mi buen señor.

Abre la botella frente a tus ojos, el aroma fresco y amelazado inunda tu nariz. Vierte suavamente el dulce néctar en tu copa y te sonríe.

Comed y bebed con calma, el caballero Domingo debe estar preparándose en su oficina. Disfrutad, por favor.

Muadjit te hace una reverencia y te permite seguir tranquilamente degustando los manjares. Nada como una buena comida para saciar el estómago y recomponer el espíritu. Atrás han quedado las carreras de la casa a la facultad y de la facultad el hospicio, en un alocado torbellino que sabes te está dañando el cuerpo.

El entorno se mantiene tranquilo y agradable, la luz tenue se cuela entre los cortinajes y poco a poco tu plato se va vaciando. Cada bocado es una bendición, cada trozo de carne de bacalao o morcilla te roza suavemente el paladar. Tanta gentileza en una sola comida, tanta esperanza en una sola reunión.

Se ha acabado, sin darte cuenta. La superficie aterciopelada de la céramica es lo único que te queda, casi puedes contemplar tu reflejo en el fondo del plato. Una sutil filigrana en el contorno y un león como el de la puerta en actitud sumisa se halla en el centro.

Jadlow
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#2

Mensaje por Jadlow » 16 Dic 2019, 05:24

León, el rey entre todas las bestias... Sin embargo, que significan estas alucinaciones que he tenido. ¿Tendrán alguna relevancia para con lo que esta por acontecer en mi presente?

Las dudas se ciernen en mi mente sin llegar a ningún punto, la deliciosa comida sin duda producto de las finas especias de oriente, aún puedo percibir en mi paladar los sabores. Por desgracia no es lo suficientemente fino como para poder descifrar de que especias son. Son pequeños destellos de pensamientos que intentan divagar en busca de que mi mente no se impaciente con los secretos que me depara el camino que Dios puso frente a mi.

El momento de la verdad se acerca, esta vez no puedes darte el lujo de estropear nada en este día. Por todos los enfermos que has visto hoy y por todos los que Dios sabe que no lo haz hecho, Dios te puso en este lugar aquí y ahora.

Muadjit, para hacer más amena la espera ¿Te molestaría hablarme sobre ti? A un hombre se lo puede conocer por como trata a un niño, a un anciano y a un siervo, era una lección que Dios me había transmitido a lo largo de mi vida. ¿Hace cuanto trabajas para tu señor? ¿Eres su sirviente personal o hay otros? Perdona la indiscreción, pero se me hace tensa la espera sin hablar...

Esperando no haber ofendido al extranjero, espero tanto su respuesta como la llegada de su señor.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#3

Mensaje por Baudelaire » 16 Dic 2019, 17:34

Mientras disfrutas la merienda, el mayordomo se queda quieto en un rincón para evitar interrumpirte. Nuevamente se sorprende cuándo decides llamarlo para conversar con él.

Noble caballero Eyzaguirre…

Su leonés sigue siendo igual de correcto, pero continúa en árabe.

…la verdad es que estoy lejos de ser un sirviente. Tengo un contrato que incluye, además de la mayordomía, ciertas labores de seguridad interna de los negocios de mi buen señor. Soy una persona libre, nacida en Al-Andalus, de padre judío y madre musulmana. Mi esposa, es cristiana, nacida en Valencia, una gran artista de las letras. Unas jarchas por aquí y otras por allá, églogas y elegías. Mi pequeña hija, está pronta a contraer nupcias, mi trabajo me permitirá pagar la dote exigida por un noble nazarí.

Hace una breve pausa.

En realidad, soy un soldado almohávide hecho prisionero y luego excarcelado por mi buen señor. En lugar de mantenerme como esclavo, ha pagado mi ciudadanía y me ha dado un trabajo que me permitirá regresar a Almería dentro de un par de meses si todo resulta bien. Sin embargo, me sigue sorprendiendo vuestra notoria curiosidad, buen físico.

¿Por qué queréis saber tanto de este humilde mayordomo? Mi vida es pequeña y común, solamente me gano la vida honradamente buscando lo mejor para mi familia.


Muadjit baja humildemente la cabeza, algo avergonzado por haber preguntado.

Jadlow
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#4

Mensaje por Jadlow » 30 Dic 2019, 03:36

Sin duda me sorprendo con las formas del mayordomo, sin dudas su pasado permite notar su utilidad; pero la fe con la que se refiere a su señor habla de su lealtad y aquéllo, la mayoría de las veces, significaba la diferencia entre la vida y la muerte.

Como buen físico que soy siempre he buscado conectar de alguna forma con la manera en que se sienten las personas; y mi compañero de espera, sin duda, está muy a gusto con el trabajo que le ha tocado.

-Creo que es importante conocer la vida de las personas, aunque nosotros las veamos como algo común, es probable que me deje una gran enseñanza escuchar sus palabras.- Claramente soy sincero y transparente, no he pretendido insultar la inteligencia del buen hombre.

-Muadjit, muchas veces lo que nos enferma está dentro de nuestras almas y aquéllo corrompe nuestros cuerpos, otras veces nuestros cuerpos corrompen nuestras almas.- Digo con tono tranquilo. -No siempre la cura es la misma, se ve que usted es un hombre sano en todos los aspectos. Ya veo porque su patrón lo tiene en tan buena estima.- Culmino con una serena sonrisa.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#5

Mensaje por Baudelaire » 30 Dic 2019, 16:17

Muadjit eleva lentamente la cabeza para corresponder a tu sonrisa. Intenta abrir la boca para responderte y mostrar su gratitud, pero se escucha un fuerte golpe en el pasillo contiguo que conecta con el interior de la vivienda.

Sobresaltado, te hace un gesto y emprende la carrera. Es evidente que algo ha ocurrido, divagas algunos instantes para sorprenderte con el mayordomo regresando tan rápido como se ha marchado tomándote de la mano y arrastrándote amablemente hacia el interior. Definitivamente es un antiguo hombre de armas, su fuerza es notable, pero mantiene una presa segura sin dañarte.

Definitivamente se trata de una urgencia. Ves a quién debe ser el caballero Domingo, filántropo leonés, tendido en el piso. Te lanzas de rodillas a su costado para descubrir que sus uñas están tomando un color azulado y sus ojos parecen explotar desde sus órbitas. Su respiración es convulsa y un líquido amarillento le sale de una oreja. Su nariz parece hinchada y sanguinolenta.

Necesitas tus utensilios, miras a todos lados buscando tu maleta. La que nunca dejas en casa… excepto hoy, justo hoy, obnubilado por la magnífica salud de tu esposa la has olvidado allí.

¿Qué hacer ahora? La vida de una persona de buen corazón y un cristiano generoso está en tu manos. Solamente en ellas, ayudadas por tu cerebro y la luz celestial, podrías hacer algo. Aanisa sobrevivió a algo peor, tenías la ayuda de la facultad.

¿Quién te ayudará en esta hora aciaga? Miras directamente a los ojos de Muadjit. Él te entiende sin que pronuncies palabra y está listo para salir corriendo a cumplir lo que le solicites.

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Charles_Castle
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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#6

Mensaje por Charles_Castle » 09 May 2020, 06:19

Ante aquel ruido me levanto de la silla, qué podría haber sido, espero que nada grave. En eso veo regresar a Muadjit y con apuro me lleva al pasillo. Ahí veo que se encuentra el caballero Domingo, sorprendido de mi boca sale un Dios Santo

Me santiguo al ponerme de rodillas junto a Domingo, tras verlo en aquel estado. Todo iba demasiado rápido.

Dios misericordioso, ¿qué será? ¿Un exceso de humores? No, se está ahogando. Ese color azul en las uñas y el problema para respirar, sí, pero, ¿y ese líquido que sale por la oreja y lo de la nariz?
¡Envenamiento! Eso debe ser, el veneno debe de estar hinchando la lengua y eso hace que se ahogue


No hay tiempo, sí era verdad aquel diagnóstico estaba a punto de morir ahogado por algún veneno. Debía actuar rápido

-¡Muadjit, un cuchillo filoso! -digo mirando a los ojos al sirviente. Debía hacer una traqueostomía. Había leído el Canon de Medicina y quizá aquel procedimiento le daría más tiempo.

Para estar seguro trato de calmar al caballero Domingo y verle la boca

-¡Mi señor, soy Rafael Eyzaguirre, humilde físico a vuestro servicio. Dejadme ver vuestra boca -digo mostrándole lo que quiero que haga

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#7

Mensaje por Baudelaire » 09 May 2020, 13:49

El buen mayordomo atiende rápidamente tus instrucciones, sacando una daga del costado de su bota con una mano. Con la otra abre un cajón de una mesita contigua y saca una botellita pequeña. Al abrirla, la esencia del anís te indica que se trata de licor, que deja caer sobre el filo de su arma antes de ofrecértela con la empuñadura hacia ti.

La recibes y observas que el caballero Domingo asiente para abrir levemente su boca. Observas su lengua inflamada, al momento que cierras tu mano para asir bien la daga que con destreza prodigiosa elevas para efectuar un corte exacto en el punto indicado para permitir que el aire fluya a los pulmones del pobre hombre.

Con la ayuda de Muadjit lo giras levemente hacia el costado y empujas su cabeza hacia atrás par permitir que el líquido de que manaba de su oreja drene hacia el piso sin irse por su garganta. Para terminar el procedimiento de emergencia, pinchas delicadamente la punta de la lengua para reducir la inflamación por diferencia de presión… lo que, al mismo tiempo, reduce levemente el abultamiento en la nariz. Algunas gotas de sangre manan, pero puedes contenerlas con un pañuelo limpio que te entrega el mayordomo, tras afirmarlo con tu mano izquierda. Finalmente, presionas levemente alrededor de la traquea para concluir la cirugía.

Ahora necesitas llevar al filántropo al hospital de la universidad, para poder tener acceso a tus antídotos. Solamente has permitido que respire y evitado que se trague su propia lengua, te falta neutralizar la toxina que ha ingerido. Ya sea por error o, porque de verdad alguien ha intentado matarle.

Tan cerca estabas de conseguir el financiamiento para tu clínica gratuita y, otra vez, todo está arruinado. Salvo que, en esta ocasión, en lugar de recibir un portazo en la cara… habrían habido otro tipo de maniobras oscuras. Es solamente una hipótesis, que podrás verificar con una muestra de sangre en el laboratorio… luego de eliminar el veneno del resto, aquél que está fluyendo por las venas del filántropo.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#8

Mensaje por Charles_Castle » 11 May 2020, 23:47

Percibo el olor al licor del anís y tomo la daga, ésta se siente diferente a mis cuchillos; pero sólo es así por un momento, antes de concentrarme de nuevo en el hombre que podría morir frente a mis ojos.

El caballero abre la boca y puedo ver que estaba en lo cierto, la lengua se ha hinchado tanto que ahoga al hombre. Así que les indico a Domingo que se recueste y al mayordomo que sujete su cabeza para que no se mueva, así recordando los manuscritos de anatomía limpio el área donde debía hacer el corte y con la punta de la daga corto la carne.

Al abrir la garganta siento el soplo de vida pasando por el orificio, lo he logrado, por el momento.

Luego le indico al criado que me ayude a voltearlo, ¿el líquido amarillento podría ser la causa o solo es un efecto más? Dejo que salga un poco pero trato de guardar algo de él en algún pomo que le pido al mayordomo.

Luego pincho la lengua con la punta de la daga y veo como empieza a mejorar -
Alabados seas Señor, gracias por haber guiado mi mano - pienso mientras me santiguo. Entonces le digo a Muadjit - Debemos llevarlo rápido al hospital de la universidad, ¿tienes una camilla o algo para trasportarlo?

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#9

Mensaje por Baudelaire » 12 May 2020, 01:05

Muadjit asiente, por lo que puedes recolectar un poco del líquido en un frasco delgado que te entrega. Luego se marcha y vuelve rápidamente con una mesa larga. La carga en una mano, como si fuera un simple trozo de madera, definitivamente es un soldado entrenado. Ha mantenido su potencia muscular bien oculta debajo del traje de mayordomo.

Siguiendo tus indicaciones, lo acomoda encima y le solicitas algo con que mantenerlo fijo. Corre hacia un armario al final del pasillo, para extraer varios cinturones que te entrega. Fijas con delicadeza cada uno, en la zona específica, de modo que esté equilibrado y firme, sin impedirle seguir respirando.

Señor Eyzaguirre, voy a preparar el carruaje y lo acercaré a la puerta principal. Así podremos transportar a mi amo sin mayores inconvenientes.

Espera que le confirmes y se marcha para realizar las tareas requeridas para poder salir. Mientras tanto, comienzas a empujar suavemente la improvisada camilla hacia la entrada. Hasta que te topas con la curva del pasillo, descubriendo que requerirás algo más de ingenio para superar este inconveniente. La fuerza bruta podría alterar negativamente el sensible estado del filántropo si llega a golpearse con el piso o los muros.

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Re: Una brutal epifanía: la gente se muere en la calle

#10

Mensaje por Charles_Castle » 13 May 2020, 05:56

Tengo que ver que ese líquido y tratar de neutralizar el envenenamiento, ¿qué podré usar? Por lo pronto tengo que preparar las cataplasmas y los hilos de seda para cerrar la herida.

Estando en medio de mis meditaciones llega Muadjit con la mesa. Me asombro de lo fuerte que es el mayordomo y lo bien que lo disimula. Le indico que lo sujete bien para que no se mueve más de la cuenta.

Escucho las indicaciones del mayordomo y le confirmo, no había tiempo que perder - Vale, ve, nos veremos en la entrada

Así empiezo a empujar cuando llego a la vuelta - Dios misericordioso - pienso al ver el obstáculo de la vuelta, me giro para ver el camino de donde vengo y luego regreso para ver la vuelta. Me llevo la mano a la frente. Paso al otro lado para ver si jalándola de frente tenía alguna posibilidad con un cambio de perspectiva.

Quizá si ajusto más los cinturones para poder ladear un poco la camilla y así conseguir dar la vuelta o quizá por otro camino. Empiezo a preocuparme, el tiempo es esencial y yo ahí estancado con la vida de ese buen hombre sujeta de un hilo.

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