Anathemae magna cum laude: Tèniri la porte aperta

[Baudelaire]

El capitán te escucha atentamente, en la más asombrosa calma. Luce como alguien que sabe que le dicen la verdad, por muy difícil que sea aceptarla.

Mis batidores ya están revisando el terreno hasta una legua a la redonda, volverán con cualquier detalle que pueda sernos útil, signore Donato. Habéis tomado la opción correcta al refugiaros aquí y de haber montado estas estacas. Solamente os falta reforzar la ventana.

Apunta hacia ella y rápidamente, empuja un librero para clausurarla. Con un leve gesto, te hace saber que tendrás que pasar algo más de tiempo encerrado y que sus hombres darán caza al demonio de las nieves. La reverencia de rigor y su despedida temporal, son breves y céleres. Sale de la cabaña cerrando la puerta tras de si.

Alcanzas a vislumbrar como se llevan a Andoni entre 4 con rumbo a Palermo, mientras Lorenzini y el resto forman un pequeño círculo para conversar con los batidores que hacen su llegada. Concluyes que, ya sabía que le ocultabas algo, pero en ningún caso que es algo tan sobrenatural.

Miras el librero y piensas que quizás también sería útil bloquear la puerta. Aunque, al saber que pasarás allí bastante más tiempo, quizás deberías recoger algo más de la huerta para asegurar las provisiones que hay en la cocina. Salir podría convertirse en una opción demasiado arriesgada. Para el maestro y para ti… aunque también, habiendo cargado a Rabitogris todo este tiempo desde que dejó la cama de tu maestro, sabes que el pequeño felino muestra la misma calma que el capitán.

Te mira y maulla suavemente estirando su patita delantera izquierda como tratando de darte unas palmaditas en el hombro derecho. Casi en una muestra de que la ansiedad es innecesaria y que debes recuperar la calma. Un gatito lee tus sentimientos como un libro abierto, mientras te interrumpe la voz de maese Linoti que te llama a su habitación.

[bleyd_master]

Bueno. Parece que al final todo se ha resuelto de la mejor manera posible.

Escucho la voz del anciano y acudo raudo para atenderle.

-¿Si? ¿en que puedo ayudarle maestro?

Dejaría para después el ir a recoger leña y suministros al campo, incluso podría buscar setas en las cercanías, una pena no poder cazar algún conejo o liebre... tal vez podría hacer alguna trampa simple y ver el resultado a la mañana siguiente, con fortuna los batidores lograrán hacerse con la aberración. Aunque me preocupa notar que sabe tanto sobre ella, no podría sacar algo de las preocupaciones mundanas.

Una sola cosa está clara: si el pequeño minino se muestra calmado, no hay peligro en las cercanías.

[Baudelaire]

Después que prepares el desayuno, me gustaría regalarle un mapa personalizado al buen capitán.

Salta de la cama con una agilidad inusitada, para volver a moverse con una lentitud de alga en la marea. Se dirige al armario, lo abre y coge una bata para abrigarse. Luego, prosigue con su solicitud.

Vamos a recoger unos huevos, quizás podrías ordeñar a Lucila.

Resulta que ahora quiere leche de oveja. Esa malcriada que te patea cada vez que el maestro te envía a tal menester. Pero vaya, tendrás nuevamente el honor de dibujar con él. Además que es para Lorenzini y, definitivamente, necesitará un buen mapa para seguir enfrentando al mal. Ya sea en su forma mundana o si viniere vestido de lince diabólico, le será muy útil.

Me imagino que has traído contigo recargas de tinta y rollos de pergamino en blanco. Nunca me visitarías por algo más.

Como es habitual, maese Linoti te pone a prueba. En tu morral debería estar todo… ¿cierto? ¿pero dónde lo has dejado?

[bleyd_master]

Suspiro con resignación al ver las tareas que se me han encomendado, se siente como volver a ser un pequeño chaval y tener que hacer las tareas del hogar.

-Bien, me pondré en marcha. ¿Que tan difícil puede ser?

Encamino mis pasos al gallinero en donde encuentro a las aves en pie de guerra, mi ingreso y el alboroto de los inesperados visitantes de esta mañana las han puesto alteradas e irascibles, lucho por pasar entre ellas mientras cacarean y corren por todo el lugar. Decido retrasar la recolección de huevos para darles de comer, el grano calma a estas animalejas lo bastante como para permitirme recoger lo que necesito y salir de allí sin una lucha de titanes.

Lo siguiente es la oveja... pienso en repetir el sistema alimentando al animal; pero éso no es suficiente, ya que ella tiene una mala leche de cuidado. Y necesito esfuerzo, constancia y mano dura para conseguir que se quede quieta. Cuando finalmente acabo, estoy manchado y dolorido a causa de los golpes y caídas. Ha pasado un buen rato... de seguro que el maestro me regañará a causa del tiempo utilizado. Pero ¿que más podría haber hecho? Dejo los productos en la cocina y busco mi morral, tendría que estar todo ya a buen recaudo. Equipado con los útiles acudo a la presencia del maestro para asistirle en todo aquéllo que necesite.

[Baudelaire]

Mientras te bates con las gallinas, tu maestro te espera afuera con la canasta. Uno a uno vas poniendo los huevos recién recogidos en ella, se va de regreso a la cabaña anunciándote que los tendrá listos para cuándo habrás llegado con la leche.

Y allí está la condenada Lucila. Esa oveja que muerde como lobo y patea como burro. Sin embargo, consigues llenar el cubo y partir a la cocina. El aroma de unas deliciosas omelettes de hongos del bosque te despierta el apetito cuándo pones a hervir la leche.

Ya casi estamos, Donato. Vigila los huevos que voy a sacar el pan del horno.

Parece que poco le ha importado tu demora, maese Linoti sabe que llevas varios magullones contigo simplemente lanzándote una rápida mirada. El aroma de la levadura fresca y el sonido de la masa crujiente te ponen de buen humor, a pesar de todas las batallas para hacerte con los ingredientes del desayuno.

Sirves los huevos y viertes la leche en una jarra, en la mesa ya está todo dispuesto. Te detienes un momento para revisar tu morral, apenas dos frascos de tinta y ambos a la mitad… un tercero parece semiabierto y unas pocas gotas de tinta manchan el fondo. La media docena de pergaminos está levemente arrugada, pero se mantienen inmaculados. Dejas los materiales en el escritorio y te sientas a comer.

¿Y, qué te parece? Es un desayuno de reyes.

Corta un trozo de la hogaza y comienza a ponerle el huevo, al tiempo que llena tu jarra con leche burbujeante. Te preguntas como lo hace para tener momentos de tanta coordinación y agilidad. La curiosidad sigue carcomiéndote por saber más de su gemelo, pero temes que podría ser algo complicado de comentar. Quizás después de hacer los mapas, aunque el relajo que muestra quizás sea propicio y deberías aprovechar.

¿Cómo saberlo?

[bleyd_master]

Si, un magnifico desayuno después de todo el ajetreo que hemos tenido esta mañana, espero que sean capaces de capturar a la criatura que ha estado acechando estos parajes. Al menos ahora, he de decir que me sorprende el cambio tan abrupto que mostráis. Hace dos noches apenas os manteníais de pie… sin embargo, aquí estáis como siendo todavía un mozalbete.

Tomo la leche caliente y reconfortante mientras pienso en como abordar mi curiosidad sin ser maleducado u ofensivo.

Con todo el respeto… se que no es asunto mío pero… ¿estaríais dispuesto a compartir conmigo los detalles u historia de los que has aprendido esta mañana de parte del guardia? Sé que son sus asuntos personales y no debo inmiscuirme.

Miro al anciano a los ojos, esperando una respuesta y una historia larga. Aunque lo más seguro… será una negativa.

[Baudelaire]

Maese Linoti sonríe brevemente mientras termina de engullir su pan con huevo, limpia su rostro con un pañuelo y te devuelve la mirada.

La curiosidad puede ser, a la vez, una gracia y una carga. Sin embargo, he aprendido a lo largo de mis años de verdadero mozalbete, que es mejor tenerla. El mundo es una caja de sorpresas y siempre hay algo nuevo para descubrir. Se me ha ido la vida en ello y, todavía, en el ocaso de ella… tengo más para aprender que para enseñar. Dado que tu pregunta es bastante vaga, Donato, pero me has halagado sutilmente por mi vigor… jugaremos a las adivinanzas.

Lo único que faltaba, ahora se ha puesto en actitud enigmática y te llenará de acertijos incomprensibles. O, quizás, solamente esté jugando contigo… como de costumbre.

El amable Gianfranco, el capitán, me ha contado que han capturado a un legendario forajido… que desconozco como luce. Aquí en mi cabaña, poco y nada me entero de las noticias de Sicilia y la corte. Pero asumo que tú sabes bastante más que yo al respecto. En cuanto a lo que me pidió, simplemente ha mencionado maravillas sobre ti y que en tu compañía estaré más que seguro hasta que las complicaciones cesen. Sí, usó esa misma palabra. Y, a mi edad, estoy lejos de querer hacer mi vida más pesada. Ahora, si eres tan gentil, ¿qué tal si rellenas mi jarra de leche caliente y me cuentas tu parte? Quizás complementando la información que tenemos, podríamos llegar a una mejor conclusión.

Vuelve a morder el pan con huevo y te sonríe con mucha más calma que al comienzo. Está lejos de ser una larga historia; pues has escuchado, de sus propios labios, relatos más largos y aburridos… pero siempre instructivos. Por cierto, ¿que ha pasado con las adivinanzas? Claro, te ha ganado… ya está al tanto que el capitán te entregó más información a ti que a él.

[bleyd_master]

Suspiro con sufrida paciencia mientras me centro en la comida.

No es bueno andarse por las ramas. No es porque el capitán no os contó lo mismo que a mí; sin embargo, os complaceré como muestra de respeto.

Dejo un instante la comida mientras me acomodo en la silla pensando las mejores palabras para informar del extraño caso.

Digamos que ese legendario forajido era nada más y nada menos que vuestro vivo retrato… ¿Con tal vez diez lustros menos?

Aguanto una sonrisa al rellenar con la leche la jarra mientras prosigo.

Lo que nadie sabe es como pudo llegar hasta vuestra cabaña y entrar sin que ni vos ni yo nos percatáramos de su incursión, ademas... ¿por qué vendrían? ¿Qué buscaban aquí? y ¿por qué no se mostraron cuando llegaron? Si queria jugar a las adivinanzas, creo que tiene muchas preguntas y pocas respuestas entre manos.

[Baudelaire]

Una extraña mueca llena el rostro de maese Linoti; pues entre el trago de leche, una mordida de pan y lo que le has mencionado… parece haberse atragantado. Tose un poco y se pone levemente morado, rápidamente le das una suave palmada en la espalda. Parece dejar de respirar por un segundo, pero luego vuelve a hacerlo. Terrible habría sido perder a tu mentor en circunstancias tan absurdas, pero al recuperar su compostura sabes que está bien.

Es un buen chiste, casi me matas de la risa.

Su semblante está alegre y te sigue sonriendo. De verdad piensa que estás bromeando.

Un joven parecido a mí, un forajido, en mis años mozos… es muy divertido. Jajajaja. Aunque, lo de entrar sin darnos cuenta, sin duda se trata de una magnifica adivinanza. Si ese niñito quería jugar, se ha metido con la persona equivocada. Nadie resuelve acertijos como yo, así que terminemos de comer. El mapa podrá esperar, ahora vamos a buscar las pistas para saber que ha ocurrido realmente.

Vacía su jarra y termina el huevo. Te mira con prisa, así que devoras lo que te queda y le sigues para ponerte manos a la obra. Aunque, dudas por un momento. Quizás no deberían salir, ese otro Linoti podría tener más cómplices y ojos por todos lados.

¿Cómo hacer ahora para apaciguar el ímpetu de tu maestro? ¿o no podrás y deberás prepararte para vigilar los alrededores al salir?

Mientras lo piensas, notas que ya ha puesto los platos y las jarras en el balde con agua. Otra vez su coordinación y agilidad sorprendentes… la curiosidad vuelve a atenazarte, casi te sientes como un perrito al que su amo va a lanzarle una ramita para ir a buscarla.

¡Tranquilidad! Debes mantenerte firme, pero la idea de jugar a las adivinanzas en serio es demasiado atractiva.

[bleyd_master]

Aunque la idea de un asalto o más infiltrados en el bosque se me pasa por la mente, rápidamente es desechada a causa del buen hacer de los batidores y guardias que se han internado en el bosque en la búsqueda de la criatura.

Me muevo cerca y asi abrir la puerta de salida para permitir a mi maestro que salga, todo muy cortesmente.

Pero maestro. Tal vez sea difícil encontrar algo, ya que en su persecución venían los guardias. Además, con la escaramuza que tuvieron, no veo muy posible que quedaran rastros de la noche anterior alrededor de la casa e igual podemos saber desde que rumbo vinieron a la casa. ¿Que opináis, señor? ¿por dónde tendríamos que empezar?

Espero su respuesta mientras le acompaño alrededor de la casa para mostrarle el lugar en el cuál se produjo el combate, no sabría muy bien si querría examinar la localización de los restos de los bandidos… tal vez podríamos averiguar algo viendo sus pertenencias, pero no lo tengo muy claro.

Maestro, he de decir también, que si llego a vuestra vetusta edad… deseo estar en tan buena forma como usted. Es maravilloso como maneja la coordinación y los movimientos a sus años, ¿acaso habría estado haciendo pactos con el altísimo para tener el tiempo de vida de una tortuga?

Bromeo un poco para intentar esconder la curiosidad que siento al saber cuán bien puede moverse.