Monstruo ceremonioso
Los miembros del Sabbat tienen complicado pasar por mortales, pero unos más que otros. La sacerdotisa de los Desojadores tiene un aspecto claramente inhumano, que sólo la incredulidad humana puede achacar a tatuajes e implantes. Dicha apariencia podría deberse a su propia insistencia en dejar atrás todo lo humano y abrazar la nueva existencia monstruosa.
Está claro que para Leonesa no se trata de una cuestión pragmática, tras sus palabras siempre hay un trasfondo místico, filosófico, metafísico, religioso o quién sabe qué. Pocos de la manada comparten sus inquietudes iluminadas o siquiera las comprenden, pero de alguna manera inspiran un sentimiento de unidad y trascendencia, aunque sea por breves momentos.
Como buena sacerdotisa, Leonesa se toma muy en serio los ritos. Los prepara con esmero e incluso ha añadido mucho de su cosecha. Y quien perturbe el funcionamiento de una de sus ceremonias, voluntariamente o sin querer, puede esperar ser disciplinado.
La esencia maldita de Leonesa, transmitida por milenios desde el primer asesino hasta el último Sabbat, animó el cadáver de Sebastián para que naciese entre los hermanos de las tinieblas.
Cita:"¡Observen! ¡Observen la magnífica grandeza y el terrorífico poder de la forma inmortal! Y la fragilidad de la forma humana."