[Novela] Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#21

Mensaje por Darkhuwin » 13 Oct 2019, 14:27

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"El Espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen derecho a esperar y reclamar libertad de sus líderes." Código de Milán. artículo XI.

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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#22

Mensaje por Darkhuwin » 18 Oct 2019, 23:04

Capítulo 17: Los Ángeles vencidos. (Parte I)

Antonio De Paso despertó en un lugar húmedo y oscuro. El olor era nauseabundo. Había alguien junto a él. Aunque se encontraba bastante aturdido por la falta de sangre y la vista no le funcionaba bien, estaba seguro de que no se trataba de ninguno de sus cofrades. El tzimisce trató de hacer memoria de lo que había sucedido antes de perder la consciencia. Lo último que recordaba, era haber llegado a una galería y haber sido literalmente engullidos por una horda de insectos.

Aquel momento le había hecho rememorar su vida en la guerrilla. Un capítulo bastante traumático de su pasado mortal. Las oscuras noches en la selva, rodeados de mosquitos que más parecían helicópteros y con los que en su pelotón bromeaban diciendo que eran vampiros comecabras. No tardaron mucho tiempo en descubrir que aquellos bichos podían cobrarse más víctimas que las balas. Las enfermedades fueron una de las principales causas de que su lucha fracasará, allá arriba en las verdes montañas. Eso y la pérdida de moral de los hombres. Pero seguía siendo una historia que prefería no revivir. Su personalidad paranoica y la melancolía que arrastraba desde entonces, daban cuenta suficiente de lo que tuvo que pasar.

La cara que se le acercó era conocida. Eso podía asegurarlo, pero aún no era capaz de discernir con claridad quién era:

-Unas gotas bastarán. - Dijo. Se rasgó la muñeca y le dio a beber su sangre, mientras parloteaba - Ahora seguro que me entendéis. Ya sabéis lo que significa que se te metan por dentro y te piquen ¿Verdad que es una sensación incómoda? Pues yo llevo así años y años y años y años...Al final te acostumbras, me decía. Seguro que dejas de notarlo y puedes seguir con tu no vida, pensaba. ¡Qué iluso! Esto nunca deja de picar. Hagas lo que hagas, rasques lo que rasques.

El templario ya había reconocido a Skin por la voz, pero su inconfundible monotema no dejaba lugar a dudas. La sangre del malkavian antitribu lo hizo recobrar la compostura rápidamente.

- ¿Adónde estamos? ¿Qué fue de los demás? - De Paso, azorado, temía haber perdido a los suyos.

-Tranquilo hermano, lo tengo todo bajo control. - Intentó tranquilizarlo el miembro de los Miserables - En esto de los parásitos soy un experto. Están todos aquí al lado, esperando su turno de limpieza y acicalado. Bueno, casi todos, ese nuevo que se llama Lázaro estaba mejor y me dijo que iría a buscar ayuda o algo para cazar. Le dije que se llevara a Juguete, que en eso de cazar se da mucha maña.

- ¿Pero en qué territorio estamos? Hay una guerra civil montada acá, ¿Es que no te enteraste?

-Ah, la guerra, sí. No le hice demasiado caso, esas cosas no me gustan. La gente deja de ser amable... y los que eran amigos ya no lo son... y unos matan a otros... y los otros se enfadan más. - Skin hablaba sin apenas modular el tono, muy tranquilo y pausado, como si estuviera medicado. - De todas formas no duró mucho. Apenas un día. Hasta que llegó el Cardenal.

- ¿El Cardenal? - El malkavian antitribu le contó, a su manera, a De Paso, todo lo que había sucedido el tiempo que habían pasado en su aventura bajo el monte de la cruz, mientras iban recuperando al resto de los Silver Rockets y a la espera de que regresaran Lázaro y Juguete. Resultó que, al día siguiente de que comenzarán las primeras escaramuzas y la sangre empezará a correr por las calles, la noticia de la llegada del Cardenal Strathcona a la ciudad, provocó un alto el fuego momentáneo hasta saber cuál sería el bando al que éste apoyaría. Muchos esperaban que defendiera a la cainita a la que él mismo nombró como Arzobispo años atrás y que por tanto, parecía contar con su bendición incondicional. Algunos estaban dispuestos a enfrentarse a él por esa decisión, si fuera necesario. La sorpresa saltó cuando, contra todo pronóstico, su eminencia se presentó junto a Tobías Smith y con Carolina Valez reducida y apresada, en una reunión a la que convocó a todos los Sabbat de Montreal en el mausoleo del Templo de los Eternos Suspiros.

Según le dijo Skin, al parecer, a la lasombra se la acusaba de haber actuado en beneficio propio y sin ningún interés hacia la secta, al haber utilizado a la familia Grimaldi, no solo para proteger y defender los asuntos nocturnos de los cainitas de la ciudad, como ella pretendía hacer ver. Ni siquiera para procurarse una defensa de sus enemigos externos y opositores internos, lo que algunos podrían llegar a entender. El pecado que se le achacaba, era haber utilizado a esta familia de aparecidos, a espaldas de todos, para vigilar y proteger a su propia descendencia mortal, en un claro acto de aberrante debilidad humana. El miembro de Les Miserables le llegó a contar que la comidilla entre sus enemigos era la idea de que estaba tan afectada por no poder verse reflejada en los espejos, que necesitaba tener la posibilidad de observar a su nieta, de vez en cuando, para no volverse loca. Aquello le sonó a Antonio De Paso a las típicas calumnias vertidas para desprestigiar a un enemigo odiado y poder vender una buena historia a tus seguidores, pero tampoco descartó que hubiera parte de verdad. Los Cainitas eran tendentes a caer en extrañas compulsiones con el paso de los años que los hacían vulnerables de uno u otro modo.

El templario quiso saber más, pero Skin no parecía tener mucho interés en las cuestiones políticas y Lázaro no tardó en regresar con Juguete y un par de inconscientes mortales que habían encontrado en las cercanías.

Pocas horas después, la manada al completo se dirigió hacia el refugio comunal ya recuperados de sus últimas correrías, pero aún preocupados y temerosos de lo que habían podido observar bajo la montaña. El tzimisce, aún barruntaba el asunto del extraño lupino que se había dejado matar por algún retorcido motivo que aún no alcanzaba a comprender. Había observado que Lilith estaba muy afectada y ensimismada desde que había despertado. Apenas había hablado y simplemente vagaba con la mirada perdida mientras sujetaba el libro que días antes no había parado de estudiar de arriba abajo, junto a su pecho, entre las blancas y mortecinas manos. No sabían cómo habían acabado en aquella alcantarilla junto al río, más allá de lo que el pander les había contado acerca de una corriente de agua por la que les introdujo cuando fueron engullidos por el enjambre. Ni qué hacían allí Juguete y Skin, quien por cierto, ahora que lo pensaba, en ningún momento les había preguntado por su cofrade Musa, ni por cómo habían llegado hasta su improvisado escondite. Pero si algo habían sacado en claro, era que en el subsuelo de Montreal había una presencia milenaria que había estado a punto de acabar con sus no vidas y que, sin ninguna duda, podría llegar a ser la perdición de la ciudad y del propio Sabbat.

Antes de partir, Lupus se había obstinado en que, por mucho que fuera importante ir a ver al Cardenal y contarle lo que sabían, había que celebrar el ritual de iniciación de Lázaro como era debido. Después de todo, el pander había demostrado su fidelidad a la cofradía así como su valor y determinación, salvándolos a todos de una situación extrema. Además, se lo debían a La Bestia. Así que, aunque lo hicieron de forma algo improvisada y con prisas, su nuevo cofrade fue ascendido al rango de miembro y felicitado por sus hermanos.

Por tanto, cuando llegaron a la Iglesia de los Desamparados, aquel edificio incendiado que daba entrada a la fortaleza subterránea de la secta, Strathcona ya había sido informado de su reaparición y les esperaba sólo en la Arboleda Negra, un pequeño bosquecillo que la circundaba. De Paso había oído rumores de que aquel lugar tenía algún tipo de significado especial y lo cierto, es que el aspecto de aquellos árboles que ensombrecían la edificación, aparentemente quemados, en los cuales, apenas se había fijado anteriormente, era bastante extraño. El Cardenal, sentado en un viejo banco de piedra, se levantó para saludarles en cuanto aparecieron. Iba vestido con su largo abrigo de pieles y botas altas de montar, pero menos engalanado que otras veces:

-Demos gracias a Caín porque sigáis de una pieza. – Comenzó, efusivo pero amable. El templario se fijó en que llevaba su espada al cinto. – Por un momento me temí lo peor cuando me dijeron que habíais desaparecido bajo las entrañas de Mont Royal. Ese lugar es como una sima que engulle todo lo que se adentra en sus profundidades, para no devolverlo jamás. Pero ya que veo que estáis todos… Un momento. ¿Y Lord Bestia? – Preguntó extrañado.

-Al viejo lo mató un canalla infernalista llamado Bellemare – Dijo Lupus, tras lo cual soltó un escupitajo de sangre, maldiciéndolo. El resto se habían quedado cabizbajos tras la pregunta. El ventrue antitribu torció el gesto, la noticia pareció afectarle de veras.

- ¿Pierre Bellemare? ¿El ductus de Les Orphelins? – De Paso percibió a Strathcona realmente sorprendido. - Maldita sea, ¿Cómo pudo pasarme desapercibido? Sabía que tenía que ser alguien de dentro, pero siempre pensé en alguien más… cuidadoso, dedicado, inteligente. - Se giró sobre sí mismo, pensativo y dio unos cuantos pasos hacia los árboles, con las manos entrelazadas atrás, dándoles la espalda.

-Vos no os martiricés por ello. Acá nadie nos creyó cuando les dijimos. – De Paso pensó que el Cardenal posiblemente se sintiera responsable de la destrucción del voivoda. La carga que debía sostener un cargo de aquella importancia debía ser mayúscula, si era un buen líder. – Murió valientemente, cubriéndonos la retirada. Fue su decisión.

- ¿Y el resto de Los Huérfanos? – Preguntó el Cardenal, al aire.

-Descubrimos que Cairo en realidad era sólo una marioneta. Otra alma sin voluntad atrapada en un cuerpo transformado. – Intervino Pantera – Una caballero inquisidora que vino hace años a investigar junto a un nosferatu antitribu que también desapareció.

-Karini y Krieg. – Susurró, más que dijo Strathcona - Una pérdida tremenda para la Inquisición. Pero, de alguna forma, alguien consiguió que pensáramos que se habían pasado al otro bando, que habían huido a Europa a refugiarse en la Camarilla, con ayuda de Cranston, en aquel entonces, primogénito nosferatu de Ottawa.

-A lo mejor Krieg si lo hizo – Se atrevió a intervenir Lilith – De hecho, la Hermana Evelyn, la miembro restante de los Miserables, antes de morir, confesó que había contactado con Cranston para escapar del yugo de su ductus. Es posible que la nosferatu siguiera manteniendo su red de tránsfugas, incluso una vez alcanzado su rango de príncipe.

- ¿‘La’ nosferatu? – El ventrue antitribu mostró su perfil derecho al realizar la pregunta.

-Conocimos a Cranston durante la cruzada. – De Paso entendió que Pantera pretendía retomar las riendas del relato para darle sentido a oídos del antiguo. – Polidori nos dijo que sabía muchas cosas del príncipe de Ottawa. Entre ellas, que ocultaba su género para despistar a sus enemigos. Pudimos comprobarlo cuando asaltamos su guarida. – Aclaró el ductus, sombrío.

-Polidori… - Reflexionó mirando de nuevo hacia los árboles Strathcona. - Otra gran pérdida para el Sabbat. Y todo por esta lacra infernal… - Pasaron unos pocos segundos hasta que volvió a hablar. Una suave brisa se levantó, elevando algo de polvo a su alrededor cuando comenzó a decir:

-¿Sabíais lo que son estos árboles? Los Pastores de Caín desarrollaron un ritual con el que torturar eternamente a los mortales seguidores de cultos infernales transformándolos en estas esculturas arbóreas. Los que siguieron primero a Cecilia de La Lengua y luego a Sangris, se hallan en éste bosquecillo. Y las cenizas de los cainitas que los secundaron están esparcidas también por todo su suelo. Montreal era, hace no tanto, una fortaleza, un baluarte contra los demonios. No me explico que es lo que ha podido pasar para que nos hayamos descuidado tanto.

-Sospechamos que aquello que llaman el decanus está ejerciendo algún tipo de influencia mental sobre los habitantes de la ciudad. - Dijo Pantera. - Como ocultándose a su percepción y su memoria.

-Es cierto, - lo apoyó Lilith - Muchos de los cainitas parecen desviarse del tema cuando les preguntas al respecto, sobre todo los que están más arraigados a la ciudad. Siempre parecen más dispuestos a interpretar los hechos de otra manera, como si no quisieran aceptar que hay algo detrás de las misteriosas desapariciones.

Lupus, que se había desplazado a un lado del parquecillo y estaba agachado, olisqueando los árboles, quiso quitarle importancia al tema diciendo:
- O simplemente están tan preocupados de sus culos y su poder político que se ciegan ellos mismos, tanto nos da. El hecho es que está pasando algo gordo y aquí nadie se moja.

-Los Decani, - Escupió, más que dijo Strathcona. - son las entidades demoníacas que esparcen la plaga del infernalismo sobre nuestra estirpe y el rebaño. La Inquisición lleva combatiéndolos desde que se fundó. Fue uno de ellos el que atrajo a Sangris y lo corrompió y creemos que también a Cedilia de la Lengua. Pensamos que con la destrucción de Sangris y la erradicación de su culto lo habríamos debilitado. Pero está claro que nos equivocábamos.

- ¿Y si es tan poderoso, qué le impide hacerse con todo el cotarro? - Inquirió Lázaro, que había estado callado hasta ese momento. - ¿Por qué andarse con tantos rodeos durante años?

El semblante del antiguo Sabbat lucía crispado a la luz de las farolas exteriores cuando se dio la vuelta para dirigirse hacia ellos lentamente.
-Lo cierto es que sabemos muy poco acerca de todas esas cuestiones tan complejas. Zhou y yo, elucubrábamos al respecto que, probablemente, estos demonios, al ser ultraterrenos no tendrían la capacidad de cruzar abiertamente a nuestro plano de existencia. Es posible que no posean un cuerpo material, como nosotros lo entendemos. Quizás solo puedan actuar a través de otros. Sus marionetas. Aunque como vosotros, sospechábamos que sí que eran capaces de afectar, de alguna manera, la psique de los habitantes de su territorio, o por lo menos, de algunas zonas concretas en las que su poder les hace tener más influencia.

-Por eso, - Continuó - y por lo poco que podemos llegar a conocer en las cuestiones que están más allá de nuestros límites de entendimiento, decidimos desde el principio, dedicar nuestros esfuerzos, no hacia los Decani, sino hacia sus posibles víctimas de corrupción y lugares de poder. Hacia sus cultos e influencia. Pero lo que en teoría parecía más fácil tampoco lo ha sido, cómo habéis podido comprobar.

-Así como lo habéis descrito, los Decani podrían perfectamente ser antediluvianos de la tercera Generación. - Dijo Pantera, intrigado. – Ajenos a nuestro mundo, pero manejando los hilos de sus títeres a su antojo para conseguir sus fines.

-Precisamente. Tengan o no algo que ver con el enemigo jurado de nuestra secta, su función y su peligro son los mismos, por lo que debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a combatirlos y desenmascararlos. – El Cardenal hablaba con vehemencia, mientras miraba a Pantera directamente, pero su semblante se ensombreció al añadir: – Sin embargo parece que siempre buscamos cualquier excusa para enfrentarnos en luchas intestinas, como la que acabamos de sufrir. – Su mirada volvió a recorrer las sombras arbóreas circundantes. No parecía tranquilo con la situación que se estaba viviendo en sus dominios.

-Tratamos de detener aquella locura, pero no fuimos capaces. – El lasombra parecía seguir cargando con la culpa de lo ocurrido. Pero luego, añadió como de pasada: - ¿Qué ha sido de Valez?, por cierto. – Desde que le contó al ductus la historia sobre la captura de la arzobispo y sus acusaciones, De Paso estaba seguro de que Pantera había quedado muy preocupado por el destino de su congénere de clan.

Strathcona, por su parte, pareció sorprendido al captar la preocupación en las palabras del líder de Silver Rockets:
-Está a buen recaudo. – Contestó someramente, mientras se limitaba a observar su reacción, supuso De Paso, esperado a que le hiciera más preguntas. Pero Pantera debió darse cuenta del juego del cardenal y simuló quedar satisfecho con su respuesta con un débil cabeceo. El tzimisce ignoraba si aquello había convencido al antiguo, pero desde luego, él tenía claro que su amigo quería saber más.

-Pero entonces, eminencia ¿Cómo queda el asunto de la archidiócesis? ¿Habrá consecuencias inmediatas? ¿Se hará cargo vos mismo del mando de la ciudad? – Dijo, tratando de echar un capote a su ductus.

El Ventrue antitribu, mostró sus habituales dotes diplomáticas al decir:
-Sin duda habrá consecuencias. Pero dejad eso en mis manos, queridos amigos. Hay asuntos más importantes, concernientes a vuestra misión, que habremos de tratar y quizás este no sea el lugar más indicado para hacerlo. Os dejaré unas horas para que os repongáis en vuestro refugio en las salas del mausoleo y más tarde os reuniréis conmigo en el Alexandrium.

(Continuará)
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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#23

Mensaje por Corso » 26 Oct 2019, 10:45

Me tienes enganchado. Ya estoy esperando la próxima entrega.

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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#24

Mensaje por Darkhuwin » 27 Oct 2019, 12:54

Gracias por los ánimos ^^ ... está en el horno, no le queda mucho. Espero que sea un buen final de capítulo, a ver si lo consigo y ya vamos hacia el final definitivo.
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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#25

Mensaje por Darkhuwin » 01 Nov 2019, 22:10

(Cap 17 parte II)

Quedaban pocas horas para el alba cuando llamaron a la puerta del refugio de los Silver Rockets. Tras haber estado bajo tierra tanto tiempo como estuvieron las noches anteriores, De Paso había perdido un poco la noción de la duración de los días y las noches, pero tenía la impresión de que las jornadas previas se habían alargado más de lo que acostumbraban y aquello había incidido bastante en el cansancio general de la cofradía. No obstante, estaban más o menos preparados para la llamada del Cardenal, aunque de ánimo andaban entre hoscos y taciturnos. Sin embargo, lo que no habían previsto, en ningún caso, es que el aviso no fuera de Strathcona, sino de una descompuesta Molly 8 que apenas era capaz de encontrar las palabras para explicarles lo que había sucedido inesperadamente mientras ellos descansaban.

Al parecer, la tzimisce de piel de porcelana, había encontrado en sus estancias todas sus cosas revueltas cuando acudió a ellas en un descanso de su trabajo. Alarmada, lo primero que hizo fue buscar las pinturas de su antiguo maestro, pensando que a lo mejor Skin había vuelto a hacer de las suyas. Cuando efectivamente, descubrió que los lienzos habían desaparecido, corrió a preguntar a su sire, Marie-Ange Gagnon, para ver si ésta había visto al malkavian antitribu por allí. Pero lo que encontró en el laboratorio de la bibliotecaria, fue su cuerpo al borde de la muerte definitiva.

Tras avisar al resto de su manada y conseguir reanimarla, acudieron allí el Cardenal y algunos miembros de los pastores de Caín que, al interrogarla, quedaron completamente desconcertados por su relato. Según contó, había estado alojando en su cubil, desde hacía semanas a Sangris, o a alguien que decía serlo y que llegó a convencerla de que así era, pese a que resultará prácticamente increíble.

Según su versión de lo sucedido, todo había empezado con unos sueños que Marie-Ange había tenido, en los cuales, había visto el lugar en el que, supuestamente, yacía el cuerpo malherido y en letargo del Serpiente de la luz, resucitado ‘milagrosamente’. Aunque no dio crédito en ningún momento a aquella visión, la sensación había sido tan poderosa, que ella misma decidió desplazarse hasta aquel extraño lugar, sin decírselo a nadie, ya que en realidad no esperaba encontrar nada. Pero su sorpresa fue mayúscula al descubrir, en el antiguo refugio setita abandonado, la imagen misma de lo que había soñado: aquel cuerpo retornado, con una pequeña chispa de no vida.

La primera noche se fue de allí sin tocar nada y estuvo a punto de avisar a sus cofrades o a Valez. Pero una voz en su interior, la disuadía de hacerlo. Como tenían mucho trabajo pendiente y L’Angou no iba a permitir que abandonara sus tareas, decidió ofrecerse a su ductus para realizar ella misma la labor de nigromancia de la que normalmente se ocupaban otros y de esa manera, poder disponer de tiempo y espacio en solitario para investigar el increíble acontecimiento. Aquello podía resultar un hecho único en la historia de Montreal y sin duda, le reportaría, si era ella misma la que lo sacara a la luz, un prestigio y una notoriedad que nunca había alcanzado entre los suyos.

Durante las noches siguientes, se encerró con él en su laboratorio. Lo alimentó hasta que consiguió que despertara. Al principio le costó comunicarse, ya que mostraba claros síntomas de pérdida de memoria, pero, desde su primera conversación, se negó a que lo presentara a otros cainitas cuando ella, viendo las coincidencias con el caso de Jacob, le ofreció que hablara con los Pastores o con Beatrice. Su argumento fue que, si era realmente Sangris, no confiaba en que la actual arzobispo de Montreal no quisiera deshacerse de él, ahora que estaba débil, para impedir que recuperara su trono.

Debió haberse dado cuenta entonces de que aquel ser pretendía engañarla, pero su carisma personal y el aura de grandeza que proyectaba, lograron encandilar a la nodista hasta el punto de hacerla perder el sentido común. Se había obsesionado tanto con el serpiente de la luz, que llegó a pensar que lo amaba. Lo cual, mostraba a las claras, que era víctima de las poderosas artes de manipulación propias del sujeto.

Pero con la llegada del Cardenal a la ciudad y la captura de Valez, Marie-Ange, ya no tenía excusa para seguir ocultando su descubrimiento y le transmitió al supuesto ex arzobispo su decisión de acabar con el secreto. Fue entonces cuando este la atacó, dejándola malherida y huyó de su refugio sin que nadie pudiera detenerlo.

Cuando acabó de relatarles lo que había sucedido con su sire, Molly 8 les explicó que, debido a la sorpresa y el estupor provocado por semejante acontecimiento, Strathcona había reunido inmediatamente a los obispos Ezequiel, Alfred Benezri y la Rosa y al navegante Miguel Santo Domingo, en privado, en las estancias de los Ángeles Perdidos y que, ella misma, fue testigo de que ninguno de los convocados salió contento del rapapolvo.

A continuación, el antiguo ventrue antitribu, se despidió y se marchó, no sin antes pararse a pedirle que fuera a avisar a los Silver Rockets y les transmitiera un mensaje de su parte: Zhou estaba vivo, o más bien, seguía no muerto y él debía ir a buscarlo para traerlo a Montreal. Mientras tanto, ellos deberían confiar en las decisiones que había tomado, por muy controvertidas o dolorosas que les parecieran, y apoyar al nuevo arzobispo en todo momento hasta su regreso.

Todo aquello había dejado a De Paso bastante perplejo, aunque estaba claro que aquella ciudad nunca iba a parar de sorprenderles. ¿Por qué ahora de repente Strathcona sabía que Zhou vivía? Por otro lado, no era capaz de anticipar qué decisiones había tomado el Cardenal que pudieran resultarles ‘dolorosas’. Suponía que habría tenido que determinar qué castigos se les aplicarían a los implicados en la guerra interna y quién sería el nuevo arzobispo. Y si conocía bien al viejo dirigente, lo normal es que tanto Valez como Ezequiel resultaran apartados de sus cargos y denostados de alguna forma y, seguramente, Alfred Benezri se hiciera con la archidiócesis, reunificándolos a todos en la comunión de los valores de la secta y guiándolos contra las acechanzas de los decani y su perverso influjo.

Aunque le cabía la duda de si, al convocar también a Miguel Santo Domingo al mencionado cónclave, no hubiese decidido castigar también a los Pastores por su descuido interno e investir al navegante como nuevo líder de la ciudad, en una maniobra más continuista con la política desarrollada hasta el momento, basada en el mantenimiento del equilibrio entre las presiones de las distintas facciones e ideologías. Kyle Strathcona era un excelente estratega, uno de los mejores del Sabbat, aquel era el motivo de que fuera tan valioso para la secta en la lucha contra sus enemigos.

Por eso, tras haberse despedido de la tzimisce y haber decidido quedarse a debatir todas estas cuestiones en el refugio hasta el crepúsculo, cuando a la noche siguiente, se despertaron y recibieron la notificación de que un nuevo cónclave se había convocado en la sala del trono, los Silver Rockets se apresuraron a acudir, expectantes a las nuevas que surgirían de él.

De nuevo, todas las manadas que quedaban se hallaban presentes en la gran sala. Las columnas, los relieves y las esculturas, lucían diferentes aquella noche. De Paso se dio cuenta enseguida de que lo que había cambiado era la luz. Todo el entramado eléctrico había sido sustituido por decenas de antorchas que se habían distribuido por la pared circundante, utilizando sus antiguos soportes. Aquello le daba un ambiente mucho más tétrico y oscuro, que el templario creyó atribuir a una maniobra de los Pastores de Caín y el nuevo arzobispo para reflejar un cambio en la forma de dirigir la ciudad, un nuevo comienzo, regresando a las antiguas tradiciones.

Pero seguramente casi nadie en aquella reunión, estaba preparado para lo que iba a presenciar. Lo primero que podría haberles dado una pista, fue que no estuvieran presentes en la sala, ni los 25:17, ni los Ángeles Perdidos. En el estrado del trono, se encontraban, de pié, Miguel Santo Domingo, La Rosa, Alfred Benezri y Sebastien Goullet, y salvo el último, ninguno tenía buena cara. Lilith le indicó al tzimisce que tanto los Pastores como los Bibliotecarios se encontraban allí, en el lugar que siempre ocupaban y éste se fijó en que parecían estar todos presentes, pese a lo reacios que solían ser a acudir a estas ocasiones, y lo mismo podía decirse de las Viudas. Estaba claro que el anuncio que se iba a dar sería decisivo para todos los cainitas habitantes de la ciudad. El único que seguía sin acudir era Santiago De Soto, lo cual implicaba que el brujah antitribu, sire de Santo Domingo y verdadero ductus de los Navegantes, definitivamente se había autoexcluido de los asuntos de la secta.

Sin embargo, lo que provocó el runrún general y desató las exclamaciones de asombro y sorpresa fue ver descender, por la escalera de caracol que daba acceso al antiguo cubil de Valez y su manada, a Tobías Smith junto a Ezequiel, escoltados por la cofradía del serpiente de la luz. Y no solo por el hecho mismo de la imagen que esto reflejaba, sino porque además, el que Soldat fuera tocando su gaita, haciendo sonar una impresionante marcha marcial, suponía el anuncio a todas luces, de una investidura bastante inesperada. Así que, cuando el chiquillo de Sangris, una vez descendidos todos los peldaños, se adelantó para iniciar su discurso, De Paso entendió a qué se podía referir el cardenal con respecto a lo controvertido de su decisión:

-Ya sé que muchos no esperabais que este momento llegaría. No tan pronto, al menos. Y que algunos otros, ahora mismo desearíais que nunca hubiese llegado. – Dijo mirando primero a Santo Domingo y luego a Benezri. El tono de Ezequiel no era el mismo de siempre. Cuando habló esta vez, su voz no tenía esa cadencia incisiva que había utilizado el pasado, con la que martirizaba a sus oponentes políticos. Su expresión seria y su talante eran más cercanos y conciliadores. – Y a mí me hubiera gustado también llegar a este punto en otras circunstancias, habiendo demostrado realmente mi valía y mi visión y no teniendo que hacerlo por compromiso y necesidad y tras unos desafortunados sucesos que demuestran el fracaso de todos los que dirigíamos esta ciudad. – Hizo una pequeña pausa, posiblemente, pensó De Paso, para ordenar sus ideas. La concurrencia estaba completamente expectante.

-Se me ha encomendado la titánica tarea de luchar contra un nuevo enemigo. Y digo nuevo, no porque no lleve aquí desde siempre, sino porque ninguno hemos sido capaces de verlo. Y digo titánico, porque su poder va más allá de lo que podemos entender. Además, también habré de cerrar las cicatrices que esta guerra ha provocado en nuestra ciudad. Y tendré que hacerlo sin olvidar el castigo para todos los responsables del daño causado, incluido yo mismo. – Aquellas palabras consiguieron despertar algunos comentarios irónicos por parte de sus detractores, lo que le dio pie a continuar diciendo. – Por lo pronto, y para los que creen que mi propio castigo no será ejemplar, anuncio que abandono mi manada y mi pertenencia a la Mano Negra durante el tiempo que ostente el cargo de arzobispo de Montreal. – El alboroto general fue tremendo. Lilith miró a De Paso con los ojos desorbitados y cara de no poder creer lo que estaba oyendo. Pero el serpiente de la luz continuó alzando la voz. – Además, mi primer decreto, será declarar la caza de sangre sobre alguien que dice ser mi sire, regresado de su pira funeraria y sobre mi reciente aliado, Pierre Bellemare. – De nuevo surgieron las exclamaciones de asombro. - Y tened por seguro que limpiaré mi nombre y mi pasado de todos aquellos que han intentado manipularme con engaños y argucias hacia sus propios y corruptos fines. Yo limpiaré mi propia mierda. – Esta última frase, la exclamó, ahora sí, en su habitual tono de arenga, provocando la aprobación de muchos de los presentes y el asentimiento de Tobías Smith, que se había quedado en un segundo plano, de pie, escuchando el discurso con los brazos cruzados y semblante serio.

-Muchas cosas van a cambiar. - prosiguió la cobra, levantando los brazos pidiendo que bajara el volumen general del auditorio.- Alfred Benezri, que con mi propio nombramiento ya tiene suficiente castigo, deberá encargarse, a partir de ahora, de la supervisión general de las creencias y sendas de los habitantes de Montreal, y será responsable directo de la desviación de cualquier miembro de la secta, hacia las oscuras sendas del infernalismo. Todos, y recalco, todos los cainitas de la ciudad, deberán responder ante un sacerdote de manada y este, proporcionará informes periódicos a los Pastores de Caín, los cuales tendrán potestad para investigar a cualquiera del que sospechen que pudiera estar jugando con poderes perversos.- Varias conversaciones fueron surgiendo por toda la sala a raíz de lo que iba comentando el nuevo mandatario.

El propio Lupus comentó:
- Al final va a ser que necesitamos concretar el tema del sacerdocio cuanto antes. - De Paso se dio cuenta de que Lupus había cambiado en los últimos días. Había estado más callado y reflexivo desde la muerte de La Bestia, aunque también había percibido en sus comentarios y observaciones, una especie de nueva inspiración.

-Por otro lado, – Continuó Ezequiel. – La Rosa se comprometerá a acudir a todas las reuniones y celebraciones de la ciudad si quiere mantener su título y su cargo de obispo. Nadie volverá a poner sus intereses particulares por encima de los intereses de la secta mientras yo sea el líder. – Y dirigiéndose directamente a ella, añadió: - El resto de lo que hagas en tu Cubil será cosa tuya mientras mantengáis el informe antes mencionado. – Ella lo miró con desgana, como si le siguiera la corriente por obligación, aunque a De Paso le pareció que a él no le importaba lo más mínimo su pose. El templario no terminaba de entender por qué la mantenía entonces como obispo.

-Habrá que elegir un nuevo obispo para suplir mi cargo. – Siguió Ezequiel sin demorarse. Era evidente que quería acabar cuanto antes con todas aquellas cuestiones, pero se movía diligentemente en sus funciones. – El cardenal escogió como candidato a Santo Domingo, pero yo, me he tomado la libertad de proponer también a Sebastien Goullet, ya que entiendo que le debo algo a su manada por el daño que ha sufrido en los últimos años a manos de Bellemare. Y aceptaré, si alguien más quiere presentarse para el cargo, que lo diga ahora. Al final de la reunión votaremos a mano alzada para decidir quién ocupará el puesto. – La cara del contramaestre de los Navegantes era un poema. Antonio De Paso no podía imaginarse por lo que debía estar pasando el brujah antitribu. La arzobispo a la que había apoyado hasta el final, había sido apresada y por lo visto, completamente desposeída de su cargo y apartada de cualquier asunto concerniente a la política de la ciudad. Además, si el cardenal había querido tener un gesto hacia él y su manada, por su fidelidad y por haber estado siempre apoyando a la que él mismo designara años atrás como mandataria, prendiéndole como candidato, no lo había hecho del todo efectivo, permitiendo que su adversario político, pudiera soslayarlo y con suerte, dejarle fuera de la ecuación. Pero aquello no iba a ser lo que indignara más al sacerdote de los Navegantes esa noche.

-Por último y antes de comenzar con la ceremonia de mi investidura con un gran banquete y baño de sangre, quisiera tener una última mención para la que ha sido una de las manadas más importantes del Sabbat durante las últimas décadas. Los Ángeles Perdidos será, a partir de hoy, historia de la secta. – Los comentarios se desataron por todos los rincones del mausoleo. Ezequiel esperó a que se calmaran para continuar, ahora sin tanta prisa. Parecía que quisiera regodearse en lo que iba a anunciar. – Hemos sabido que Marié-Hèlen, recientemente desaparecida, parece haber desertado a la Camarilla de Toronto. – Nuevas exclamaciones de asombro. - Estos hechos, sumados a los ya conocidos por todos, como la innecesaria muerte de Gharston Roland o el abandono obligado de Tobias Smith, aquí presente, de la mencionada cofradía, provocan que sólo quede un miembro en activo que la represente.- Hizo otra pausa dramática, que solo produjo un silencio expectante en los presentes.

-Y aunque un solo miembro debería ser suficiente para rehacer una manada, para hacerlo, este miembro tendría que mantener la cabeza sobre sus hombros.- El mausoleo prorrumpió en nuevos y airados comentarios. La Rosa no podía creer lo que oía, Miguel Santo Domingo se giró hacia Ezequiel, completamente descompuesto de incredulidad y de rabia.

Alfred Benezri exclamó:
- ¡Eso no es necesario! – Las voces de desaprobación se mezclaron con otras de apoyo.

-Como nuevo arzobispo de Montreal, - Dijo elevando de nuevo su voz de tenor - decreto que Carolina Valez sea ejecutada por sus crímenes contra la secta. – los gritos de Santo Domingo, que estaba siendo sujetado por Erinyi y Celeste, casi no dejaban que se escucharan las palabras de la cobra. - Por haber descuidado sus funciones y haber permitido que llegáramos hasta donde hemos llegado, anteponiendo sus propias debilidades y ocultas perversiones al interés general de su cofradía y al de la ciudad en su conjunto. – Ezequiel seguía hablando haciendo caso omiso de todas aquellas voces, sabiéndose controlador de la situación, por el poder que le había concedido el cardenal.

Cuando, tanto los Navegantes, que se retiraron, no sin antes dejarle claro su contramaestre al nuevo arzobispo por donde podía meterse el cargo de obispo y amenazarle con que lo pagarían caro si seguían adelante con aquel acto de cobardía sin par, como algunos otros simpatizantes de Valez, abandonaron la sala, el ex ductus de 25:17, mandó traer a la reo.

Antonio De Paso, al igual que el resto de Silver Rockets, no podía creer lo que estaba sucediendo. Se fijó en que Pantera luchaba de alguna forma, en su fuero interno, para no unirse a las voces que declamaban que aquello era desproporcionado. Una venganza personal. Esta sería la prueba definitiva que demostraría su grado de afecto hacia la lasombra, o su grado de fidelidad hacia la secta. Pero Pantera aguantó. Aguantó estoicamente cuando trajeron a Valez, con su mono de motorista, encadenada, amordazada y estacada y la pusieron arrodillada junto al trono. Aguantó, como muchos otros, cuando, después de desestacarla y quitarle la mordaza, ella gritó de rabia y lanzó una maldición a todos los presentes, con una cara de odio absoluto. Y se mantuvo firme, mientras Reza Fatir le cortaba la garganta y usaba su vitae para realizar el ritual del baño de sangre al nuevo arzobispo, bajo la delirante melodía de la gaita de Soldat.

Ahora entendía De Paso a qué se refería Strathcona con lo de que sus decisiones también podrían resultarles dolorosas. Estaba claro que el cardenal era consciente de lo que ocurriría, y que, pese a que Pantera intentó ocultarlo, el antiguo le había calado desde el primer momento.
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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#26

Mensaje por Darkhuwin » 13 Nov 2019, 13:07

Capítulo 18: Revelaciones Perversas. (Parte I)

Cuando Lilith vio rodar la cabeza de Carolina Valez por el suelo del mausoleo y caer por la escalinata, lo primero que pensó es que algo no funcionaba en el Sabbat. Puede que la humanidad fuera un lastre para aquellos seres malditos que debían lidiar con la muerte y la sangre noche tras noche, pero aquello no era motivo para abandonar todo resto de empatía y sensibilidad de sus conciencias. Es más, si algo le había dado la líder de los Ángeles Perdidos a sus súbditos era una imagen de responsabilidad y cordura, de calma y raciocinio frente a la vorágine de violencia habitual, independientemente de los pecados o asuntos turbios que mantuviera en la intimidad de su dormitorio.

Era una obviedad que los hechos constataban su análisis sobre el machismo imperante en la secta. La imagen de lo sucedido, era fiel reflejo de lo que se daba en la sociedad mortal. Se acusaba a una fémina empoderada de no ser suficientemente fuerte por su necesidad de mirarse en el espejo antes de salir a escena. ¿Y quién lo hacía? Varones. Jueces y verdugos, abogados y acusadores. Todos varones.

Y no es que Lilith hubiera desarrollado ningún tipo de afinidad hacia la lasombra, más allá de su respeto y admiración por su trabajo. Lo peor de todo, lo que más le dolía a la tremere antitribu, era que la decisión que había provocado aquel fatídico desenlace, partió de Strathcona. Su mecenas, su mentor. Aquel que seguía sin dar señales de acordarse de ella, sin concederle audiencia, o simplemente unas palabras de ánimo o reconocimiento. ¿Era tanto pedir? ¿Por qué fue tan cercano con ella al principio si luego iba a ignorarla absolutamente una vez que partió de su regazo?

Pero todo aquel circo de desprestigio había hecho su efecto y la mayoría de los presentes, ya fuera por miedo a que los acusaran también de débiles humanistas o por la falta de apego hacia la antigua mandataria, se unieron en comunión con el ritual de la investidura y terminaron por alabar y vitorear al nuevo arzobispo. Algo que también tuvieron que aceptar los Silver Rockets, debido a la petición expresa del cardenal al respecto. Los festejos y ritos de investidura se alargaron durante casi una hora. La música de la gaita de Soldat dio color a varias performances realizadas por Reza Fatir, Elías la Ballena y Araña, con efectos especiales producidos por las artes de Yasmin y el apoyo de algunos cainitas que los Silver Rockets no conocían, seguramente pertenecientes a manadas de otras ciudades sabbat ligadas de algún modo a los 25:17 y la joven cobra, que habían acudido para la ocasión.

Y mientras todo ello ocurría, la taumaturga seguía dándole vueltas al puzle de su cabeza. ¿Quién era aquel ser que decía ser Sangris y que había robado los cuadros de Zhou? ¿Estaría aliado con Bellemare? ¿Por qué el cardenal, de pronto sabía que el Pastor oriental estaba no muerto? ¿Qué relación había entre el extraño lupino amigo de Musa y los Decani? ¿Y dónde había escuchado antes la palabra Wyrm? Había todavía demasiadas incógnitas pese a lo que habían conseguido averiguar. Lo que estaba claro era que, si el nuevo arzobispo no cogía el asunto por los cuernos, la investigación de las desapariciones y las traiciones a la secta no iba a resolverse pronto. Solo quedaba un cabo suelto. Alguien con quién todavía no habían podido hablar.

-Vayamos a ver a Santiago De Soto. – Propuso la tremere antitribu a Pantera directamente. - Es el único que puede decirnos a ciencia cierta si es posible que Sangris siga correteando por aquí después de todos estos años.

-Lo que sea que nos dé una excusa para salir de aquí, me parece buena idea. – Respondió el ductus, a todas luces afectado por los acontecimientos.

-Pues a mí me estaba gustando lo que se han montado. – Participó Lupus - Estos 25:17 son unos cabronazos, pero me parecen unos cabronazos molones, la verdad. – Su sonrisa socarrona no ocultaba una pizca de malevolencia hacia Pantera. El humor del gangrel antitribu en muchas ocasiones bordeaba lo desagradable y podía desquiciar a sus hermanos, pero aquello no tenía remedio y Lilith, creía que otros aspectos de su carácter lo compensaban.

Ya estaban preparándose para abandonar la sala del mausoleo cuando el arzobispo alzó la voz para que todos le oyeran:
-Por cierto, me gustaría tener unas palabras con aquellos que quisieron avisarnos de lo que estaba ocurriendo y no les creímos. Aquellos que se mantuvieron neutrales en la guerra civil y que también perdieron a un valioso hermano en su lucha contra Bellemare. Que se acerquen los Silver Rockets.

Lilith sintió un sobresalto al escuchar las palabras del serpiente de la luz. Todos en la manada se miraron como dudando de qué hacer, pero viéndose observados por el resto de la concurrencia y a la vista de que no podían negarse, Pantera los encabezó hacia el estrado del trono.

El resto de cainitas presentes se hicieron a un lado, dejándoles frente al arzobispo que se hallaba repantingado en el trono de huesos, saciado ya de sangre y elogios. La música había cesado y todos callaron para oír lo que el nuevo líder tenía que decir a la manada nómada mejicana. Lilith no sabía realmente que iba a pasar. Podía ser que la alusión del mandatario fuese irónica y aquello solo fuera una introducción engañosa como preludio a un castigo por no haberse posicionado hacia su bando. ¿No había previsto esto el cardenal?

-Sé que hemos tenido nuestros más y nuestros menos durante estos complicados días desde que nos conocemos. – Comenzó despacio, midiendo sus palabras. -También soy consciente de que el ajusticiamiento de Valez no ha debido ser de vuestro agrado, ¿me equivoco? – Esto último lo soltó mirando directamente al ductus lasombra de forma inquisitiva. Aunque no parecía que su pregunta esperase ser respondida ya que solo aguardó un segundo antes de proseguir, quizás, pensó Lilith, para que quedase patente alguna reacción de Pantera. Pero no la hubo. Ezequiel se levantó del trono y comenzó a pasear mirando a sus súbditos. – Sin embargo, todo lo que tengo yo que decir de los Silver Rockets, es que han sido, desde su llegada, los cainitas más fieles a los principios de la secta, a sus valores y los que mejor han servido a nuestra ciudad, por ende. – La tremere antitribu, habría dejado de contener el aliento, si lo hubiese tenido. Entre los presentes, se desató un nuevo murmullo de comentarios.

-Se unieron sin dudarlo a la cruzada contra Ottawa y tengo que decir, que lo hicieron con valor, diligencia y determinación. – Continuó la cobra - Por ello, cuando se presentaron victoriosos aquí, ante la traidora, ella no tuvo más remedio que recompensarles con el título de caballeros cruzados de Montreal, algo que yo no voy a revocar. Y les prometió que escribirían sus hazañas en la Letanía de la Sangre, junto a las de nuestros hermanos, lo que también se producirá, con la mención especial, en el libro de los caídos, de su valiente miembro del clan tzimisce, La Bestia, con el que tuve el honor de compartir los ritos y la Vaulderie previos a la partida de guerra.

Lilith seguía sin saber qué pretendía el serpiente de la luz con aquella escenificación ¿Trataba acaso de mostrarse como un líder conciliador y ecuánime? ¿Les estaría usado para reforzar su imagen o había algo más?

-Y luego llegó la guerra interna. El momento clave. – Ezequiel parecía casi avergonzado o arrepentido de alguna manera. Conociendo a la joven cobra, todo debía formar parte de sus artes manipuladoras, pero lo cierto es que sus capacidades eran muy eficaces, ya que, incluso siendo consciente de que las usaba, era difícil no caer en su influjo. – Casi todos fuimos arrastrados por nuestra ira, nuestras rencillas, nuestros egos. Algunos dirán que debido a la influencia de poderes ulteriores que nos mantenían ciegos a lo que en realidad estaba pasando. Pero eso no es excusa. Ya que ellos, una manada nómada mejicana, recién llegada, logró estar por encima de todo. Habían descubierto el origen del mal que nos aflige, habían perdido a un hermano en el proceso e intentaron sacarnos de nuestra confusión y ni siquiera en aquel momento les hicimos caso. No quisieron posicionarse y se mantuvieron ajenos al conflicto y continuaron poniéndose en peligro para intentar curar nuestro mal. – Aquí hizo una pausa mirando al suelo. Y de pronto levantó el rostro y elevó el tono del discurso hacia los ecos de la sala, emocionado, diciendo: -Esa debería ser la esencia de todo Sabbat. La rebeldía crítica, la ordalía, la lealtad al código de Milán y el valor ante el enemigo, sea el que sea y venga de donde venga. Y no la complacencia servil, la ritualidad pomposa ni el libertinaje o la búsqueda personal egocéntrica o religiosa sin un fin productivo.

Sus palabras levantaron a los presentes que prorrumpieron en gritos y vítores al nuevo líder y a los agasajados. La tremere antitribu estaba segura ya de que Strathcona le había pedido algo a Ezequiel a cambio de su nombramiento.

-Así que Pantera, os ofrezco mis disculpas por haber dudado de vosotros. –. Lilith se fijó en que De Paso y los otros aún parecían sorprendidos. El arzobispo dejó pasar un tiempo razonable para que todos interiorizaran su mensaje y luego continuó: -Y con respecto a eso, me gustaría compensaros ofreciéndoos la posibilidad de convertiros, si os place, en una cofradía sedentaria de Montreal, teniendo además en cuenta que hemos perdido a muchos en estas últimas noches. – Se oyeron algunas voces a favor.

-Pese a que agradezco la oferta, - Respondió enseguida el ductus - creo que eso es algo que tendremos que hablar entre nosotros con detenimiento. – La actitud cautelosa del lasombra, no escondía cierto matiz de desconfianza y quizás algo de rencor por los recientes sucesos. La joven cobra pareció no inmutarse ante ello, incluso continuó en su misma actitud ante la respuesta:

-Por supuesto, por supuesto. Si algo hemos aprendido de vuestra manada es que sois reservados y reflexivos, sin que ello os prive de ser arrojados y fieles defensores de nuestros principios. – Lilith pensó que si les hubiese visto en Atlanta, no diría lo mismo.
-Pero lo que si me gustaría es poder tener una charla en privado con vosotros en cuanto esto termine. – Sentenció, y la taumaturga volvió a temerse que hubiera algo más que el mandatario se reservaba decir en público y que pudiera afectarles. Mas Ezequiel prosiguió: - El futuro de nuestra ciudad depende de lo que hagamos a partir de ahora y es muy importante todo el conocimiento que podamos reunir al respecto del enemigo.

No tardó mucho en acabarse la celebración y los Silver Rockets se vieron obligados a permanecer allí. Pero en cuanto el nuevo arzobispo dictó las normas de convivencia y emplazó a las cofradías a seguir con sus quehaceres cotidianos, eso sí, con una especial atención hacia lo relacionado con las desapariciones, Bellemare y el supuesto Sangris, la reunión fue disuelta.

Prácticamente nada más despedir a todos, Ezequiel los emplazó a juntarse en la capilla de Caín. Allí estaban los 25:17, los desesperados, Benezri, Raphael y el hermano Marc, que parecía en bastante mejor estado que en su anterior encuentro, Molly 8 y su sire Mary-Ange, y el tal Jacob al que apodaban ‘cables cruzados’ por su extraña anomalía. El arzobispo les contó que el Cardenal le recomendó reunirlos a todos para recopilar la información que se tenía sobre lo que algunos habían llamado durante años ‘lo desconocido’ y con ello intentaran sacar todas las relaciones posibles que pudieran ayudarles a comprender a su enemigo para poder enfrentarlo.

Casi todo lo que se dijo ya era conocido por Lilith que lo había recopilado de los libros prestados de la Biblioteca, aunque descubrió algunos nuevos detalles de las revelaciones extraídas por los Pastores y los Bibliotecarios de los extraños delirios del tremere antitribu Jacob. No obstante, aquella amalgama de pensamientos, sensaciones y sentimientos sumados a números y cábalas aparentemente inconexas, no le dieron a la Silver Rocket nada a lo que aferrarse, incluso tras hablar con Yasmin que ya había tenido tiempo de estudiarlo con más detenimiento. Molly habló sobre los cuadros, pero decidieron que si Zhou estaba realmente no muerto, él mismo les aclararía su significado cuando regresara con el cardenal. Otra incertidumbre era la de Musa, aunque Mary-Ange aportó que el pasado de la hija de la cacofonía y la relación de la manada de Les Miserables con Cedilia de la Lengua, que ya fue acusada de infernalista, podrían explicar que estuviera de alguna forma implicada.

Por otro lado, La fervorosa certidumbre del hemano Marc, ahora escuchado por sus hermanos de manada, con respecto a la presencia demoniaca no hacía sino corroborar lo que ya todos sabían, que el mal que habitaba bajo Mount Royal no había sido destruido, ni siquiera expulsado. Si acaso, debilitado en otro tiempo, pero su resurgir y el de sus servidores estaba próximo si no lograban evitarlo. Así pues, cuando De Paso relató el episodio de Pierre Bellemare y la verdadera identidad de Cairo y entre Lupus, Lilith y Lázaro explicaron lo que habían experimentado en las entrañas de la ciudad, el dibujo que tenían ahora todos en la cabeza era más concreto, aunque fragmentado. La única pieza que no encajaba por ningún lado, a parte de los delirios de Jacob, era Sangris.

-Pensábamos acudir a hablar con De Soto justo antes de que nos emplazarais a este cónclave. – Le dijo Pantera al arzobispo. – Tendríamos que saber cómo ha sido posible, si es que es cierto, que haya podido retornar si él lo ejecutó sumariamente tras el juicio. Es el único que puede saber algo.

Todos miraron a Ezequiel. Que se mantuvo mirando al frente, a un punto inexistente, durante unos segundos, antes de decir:
-Ese canalla lleva en mi contra desde el momento en que retorné.

-Cierto – Intervino Soldat de pronto. Era poco dado a hablar, o por lo menos eso le había parecido a Lilith, pero cuando lo hacía, siempre parecía muy seguro de sí mismo y de lo que decía. – Todos estos años he estado intentando abrir una vía de entendimiento entre nuestra manada y Valez, pero esa rata de Santo Domingo siempre se las apañaba para convencerla de que estábamos en su contra y no creo que esa estrategia fuera del propio contramaestre de los Navegantes. Estoy seguro de que Santiago de Soto sigue haciendo política en la sombra, pese a no mostrar sus cartas.

Inesperadamente, Quatemoc dijo en un volumen apenas audible: - Yo pude escuchar una conversación entre ellos, en la que efectivamente, el ex inquisidor le dejaba claro a su chiquillo que no debía dejar a Ezequiel llegar al poder, ni juntarse con los que lo ostentaban.

-Ese viejo loco siempre ha dudado de mí sólo por mi sangre y mi pasado – Escupió la cobra, encendido – Y ha manipulado a los demás para que también lo hicieran. Es un cobarde y un traidor. Siempre supe que disfrutó con la destrucción de mi sire por la envidia que le había tenido durante años. El fulgurante cruzado continuamente bajo la sombra del elegido para gobernar. – Escenificó con voz teatral, para seguir con dureza: -Pero pagará por todos estos años. Vamos a ir a su casa y vamos a ir ahora. A lo mejor nos llevamos una sorpresa y resulta que está implicado en toda esta mierda.

(Continuará)
Última edición por Darkhuwin el 17 Nov 2019, 16:38, editado 2 veces en total.
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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#27

Mensaje por Corso » 14 Nov 2019, 18:51

Muy fan de los Rockets. A ver qué pasa ahora, está el asunto muy interesante.

Por cierto, desde ya te digo que si en algún momento te animas a dirigir una partida Sabbat, o Camarilla-Sabbat...ya tienes un jugador dispuesto a participar.

Ánimo para ese "continuará" ;)

Nos leemos!!

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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#28

Mensaje por Darkhuwin » 14 Nov 2019, 21:21

¡Gracias Corso!, tus ánimos me dan mucha fuerza para avanzar.

A ver si termino la novela y podemos hablar ya de partidas, jeje.

Y a ver si publicas tú más relatos, que le dan caché a la página. (más del que ya tiene de por sí)
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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#29

Mensaje por Darkhuwin » 17 Nov 2019, 16:41

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Re: Novela: Cruzados en las Tinieblas. Una historia Sabbat de Vampiro La Mascarada.

#30

Mensaje por Darkhuwin » 20 Nov 2019, 23:06

(Cap 18, parte II)

Así que, un par de horas antes del amanecer, el recién nombrado arzobispo, su ya ex manada, los Silver Rockets y Benezri, que decidió acompañarlos, además de para escuchar de primera mano lo que el antiguo inquisidor tenía que decir, para mediar en el caso de que surgiera algún conflicto con Los Navegantes, se presentaron en Wesmount, en la vieja mansión que Quatemoc ya había visitado hacía alrededor de una semana. Y como era de esperar, efectivamente, el conflicto saltó, porque allí precisamente se encontraban Los Navegantes al completo y, de hecho, acompañados por unos cuantos individuos a los que no conocían y que parecían estar reforzando la seguridad del emplazamiento:

-¡Largaos de aquí chusma traidora! – Gritaba el contramaestre desde detrás de la valla de la mansión. - ¡No obedeceré órdenes tuyas hasta que el propio Strathcona me lo diga en persona! – incluso con la distancia que había entre las lujosas mansiones circundantes y la privacidad de que gozaban, con sus altos setos, sus rejas y la amplitud de sus terrenos, algunos perros comenzaron a ladrar y se escucharon algunas voces de reprimenda en los alrededores. Pero Miguel Santo Domingo no cambió su actitud - Cuando se entere de que has ejecutado a Valez sin su expreso consentimiento, seguro que cambia de opinión con respecto a tu capacidad para el liderazgo de esta ciudad. – Escupió con furia, y añadió – ¡Y a lo mejor hasta recibes tu merecido de una vez por todas! – El brujah antitribu estaba tan desbocado que tenían que sujetarlo entre Celeste y Erinyi para que no se lanzase a por su interpelado. La cara de la gárgola era casi de disculpa hacia Ezekiel, Lilith sabía que sus sentimientos por la cobra seguían ahí, pese a todo lo que estaba ocurriendo.

-¿De verdad eres tan simple que sigues creyendo que el cardenal no sabía lo que iba a pasar cuando me eligió? – Le respondió mordaz el serpiente de la luz, en un tono mucho más controlado. - He venido a hablar con tu sire, y no necesito tu permiso para hacerlo.

-¡Soltadme, Maldita sea!, - Les decía Santo Domingo a sus cofrades mientras se revolvía - ¡Yo mismo te daré tu merecido si no te marchas ahora mismo de aquí! –

Pero en ese momento, la puerta de la mansión se abrió. No estaba a más de veinte pasos de la verja. A contra luz, se pudo observar el contorno de un personaje de pelo largo, de buena estatura y corpulencia, aunque lucía algo encorvado y achacoso en sus movimientos. Su aparición pareció dejar sorprendido a todo el mundo, por lo que se hizo un repentino silencio expectante.

-¿Es cierto, entonces? – Dijo una profunda voz, cascada como la de un viejo bluesman que ha abusado demasiado del alcohol y el tabaco. – El joven Ezekiel se ha convertido finalmente en el fiel reflejo de su sire. El hijo pródigo ha alcanzado su destino. -

-Ni todas tus argucias han logrado detenerme, viejo amargado. – Respondió orgulloso la cobra mientras el resto observaba atónito. – Y ahora tendrás que dar cuenta de lo que nos llevas ocultando todos estos años. Porque sospechamos que sabes algo que no nos has contado y que a lo mejor estás involucrado en toda esta basura infernalista que ensombrece nuestra gran ciudad.

-¡Eso no va a ocurrir! – Volvió a gritar el contramaestre - ¡Tendrás que pasar por encima de mí, maldita cobra engreída! – El brujah antitribu se había conseguido agarrar a los barrotes de la verja, arrastrando en su movimiento a sus dos cofrades, que estaban dejando surco en el empedrado del camino de la entrada, y comenzaba a doblar el metal hacia adentro.

-¡Basta! – Se oyó de repente, de nuevo desde la puerta. - ¡Déjalos pasar! Ya no puedo seguir escondiéndome. No después de los últimos acontecimientos. – Y la figura se dio la vuelta y comenzó a introducirse de nuevo al interior de la mansión.

-Pero… - Santo Domingo parecía completamente desconcertado, no podía creer lo que pasaba, mientras seguía aferrado a los perjudicados hierros.- ¿Qué…?

- ¡Haz lo que te digo! ¡Y vete a enfriar por ahí! – Se le escuchó decir a De Soto, desde dentro – Maldita sangre la tuya. Ni con el paso de los años sois capaces de controlaros – Estas últimas frases, las consiguió captar Lilith, que había expandido sus sentidos hacía unos instantes, para no perder ni un ápice de lo que ocurriera en aquel momento, que ella consideraba clave. Interpretó que se refería a la tendencia natural de los descendientes de la línea de sangre de Troile, todos los brujah, eran muy sensibles a la explosividad y a caer fácilmente en el frenesí en momentos de enfado o tensión, y sus contrapartidas antitribu, lo mismo. Pero no sabía por qué el antiguo ex inquisidor se había referido a ello como algo ajeno a su persona, cuando él también era poseedor de la misma sangre. Si no recordaba mal, el propio sacerdote de los Navegantes, le había contado que la antigüedad de algunos de ellos, les hacía menos vulnerables a tal efecto.

Lejos de calmarse, Miguel Santo Domingo, salió de allí soltando improperios contra todos los presentes, incluyendo a su sire y sus cofrades, incluso llegó a reventar de un solo golpe a uno de los chicos que se habían reunido allí para acompañar la vigilancia de la mansión.

El resto, bastante intrigados con las palabras de Santiago De Soto, se dispusieron a entrar en su residencia, aprovechando su invitación. Poca gente había traspasado aquellas puertas en los últimos años, según había podido saber la tremere antitribu.

La decoración interior de la casa, daba cuenta del poco cuidado y limpieza que el viejo brujah antitribu había dedicado a sus estancias. Todo estaba cubierto de polvo, enmohecido, oxidado o carcomido. Las telas de araña y sus habitantes habituales, tanto predadores como presas, campaban a sus anchas por todos los habitáculos. Los inodoros lucían resquebrajados y en completo desuso, sólo los espejos habían sido despejados de vez en cuando para echar algún fugaz vistazo, seguramente en miles de conversaciones que el antiguo cainita hubiese abordado consigo mismo en su acostumbrada soledad. Viejos cuadros decolorados, tapices, fotos en blanco y negro y lámparas de gas, colgaban aquí y allá en un completo caos de singular albedrío en los múltiples salones, bibliotecas y salas de estar que ocupaban la planta baja de aquel enorme caserío. Y hacia una de ellas, posiblemente la más grande, los dirigió el ductus retirado de los Navegantes.

Una vez acomodados, todos pudieron reconocer más detenidamente a su anfitrión. Lilith observó que se trataba de un varón muy desmejorado, aparentemente achacado por una especie de afección cutánea que pudiera ser lepra, a juzgar por las vendas que aquí y allá cubrían algunas partes de su incompleta anatomía, vestida con finas sedas. Una rala perilla marrón cubría sus gruesos labios y ocultaba algunas cicatrices que asomaban debajo de sus largos y descuidados cabellos. Sus ojos color de roble, observaban sin tapujos al arzobispo, como queriendo ver algo en él que pudiera ser ocultado.

- ¿Habéis cerrado bien la puerta? ¿Estáis todos aquí? – Dijo, con un claro deje paranoico, mirando alrededor, tras su meticuloso escrutinio a Ezekiel. – Me alegro de que alguien de los Pastores de Caín haya venido también. – Esto último pareció decirlo con sinceridad, mirando a Benezri.

- ¿Y eso qué importa? ¿Es que tienes algo que confesar? – El serpiente de la luz no parecía querer dejar que De Soto controlara y dirigiera la situación. – Empezarás a soltar lo que sepas de por qué un tipo que dice ser Sangris, ha atacado a una miembro de los Bibliotecarios y ha escapado con algo que nos pertenece.

-No te impacientes chiquillo. - Respondió impertinente el ex inquisidor. No parecía que el cargo que ostentaba Ezekiel, ni su ímpetu, pudieran perturbarle en lo más mínimo. Al menos no más de lo que ya parecía por sí mismo. – Todo a su debido tiempo. Hay cosas que ni yo mismo sé. Ni siquiera si entre alguno de vosotros puede ocultarse algún espía de él. Alguien que le sirva en secreto. No puedo arriesgarme a que me encuentre, no a estas alturas. Con el poder que parece haber alcanzado ya, lo sabría al instante y entonces estoy acabado. Todo este tiempo habrá sido en vano y mi plan se irá a la mierda.

-No me importan tus malditos planes, cucaracha sarnosa. Ni siquiera si te has vuelto un jodido paranoico – Lo atacó la cobra. Parecía que se había decidido a morder definitivamente y ya nada lo pararía. Se acercó a De Soto señalándole con el dedo índice y mirándole directamente a los ojos, le dijo: – Llevo sufriendo las consecuencias de tus putos tejemanejes toda mi existencia. Por tu culpa, desde que acabaste con mi sire, y me prejuzgaste, he tenido que autoexiliarme, he tenido que ingresar en la mano, he tenido que forjarme una reputación, he tenido que demostrar a todos y cada uno de los Sabbat con los que me he encontrado, que no soy tan débil como él lo fue. Que no soy corruptible como él lo fue. Pero que sí soy digno de lo que él podría haber llegado a ser.

- ¡Por supuesto que eres digno! – Le respondió De Soto sorprendentemente, y tras un breve silencio: - Nunca he tenido la menor duda de ello, joven Ezekiel. – A medida que hablaba, continuó bajando el volumen y subiendo una octava de nota su voz: - Y por eso debes apartarte, alejarte de su influencia, de sus tentaciones y sus promesas. ¿Es que no lo entiendes? Nadie de tu categoría está a salvo. – La cara del brujah antitribu estaba casi desencajada, sus ojos desorbitados. Lilith pensó que la soledad y la paranoia, habían hecho mella en aquella alma desamparada.

- ¿Entonces puedes asegurar que tú mismo no sirves a ese Decanus? – Lo interrogó el arzobispo. - ¿No tienes nada que ver con Bellemare, ni con el supuesto Sangris? – La cara del antiguo se convirtió en una feria de muecas y tics nerviosos. Si pretendía ocultar algo, no se le estaba dando bien. No había duda de que Ezekiel había dado en el clavo, pero ¿Qué era lo que ocultaba De Soto?

-Está claro que este cainita necesita confesión. – Participó Benezri. – Pero andémonos con cuidado, excelencia. Puede que su estabilidad mental no aguante un interrogatorio tan… - Tardó un segundo en encontrar la palabra adecuada - efusivo.

-No me importa lo que le pase. – Mientras hablaba, Yasmin se había acercado a Ezekiel para susurrarle algo al oído. – Me corroboran que esta mansión posee rituales taumatúrgicos que podrían rayar las artes oscuras. ¿Es eso cierto, De Soto? ¿Hasta dónde estás metido?

Lilith miró a sus cofrades cada vez más intrigada. Ellos parecían también en tensión. Era como si en cualquier momento se fuese a revelar lo que todos estaban esperando. ¿Sería el ex inquisidor la clave del oscuro secreto?

- ¿Has sido tú acaso el que ha traído de vuelta a mi padre de su calvario? – El arzobispo, se había acercado a De Soto y le había cogido por la solapa de su chaqueta, lo que había dejado al descubierto un viejo colgante que se escurrió de entre los pliegues de su camisa. Por un momento, el serpiente de la luz se había quedado mirándolo hipnotizado. Algo le había dejado descolocado.

-Eso es imposible, chiquillo. – Respondió al poco el antiguo, con voz casi apenada, observando como Ezekiel miraba aquella pieza de orfebrería. – Porque tu padre soy yo. – dijo y luego elevó la voz añadiendo. – Yo soy Sangris.

Todos quedaron mudos durante unos segundos. La cobra no dejó de mirar el colgante en ningún momento, ni soltó el cuello de la chaqueta. No levantó la cabeza para mirar al que había pronunciado aquellas crípticas palabras. Parecía que no se atrevía a hacerlo.

Por su parte, el autoproclamado Sangris lo miraba desde arriba apesadumbrado, la taumaturga diría que casi avergonzado, mientras decía:
-La historia es larga de contar, y ahora que la he comenzado y he echado a rodar mi suerte, te pediría que me soltases y nos sentáramos tranquilamente para que pudierais escucharla. Antes de que decidáis juzgarme y hacer conmigo lo que creáis oportuno, me gustaría aclarar algunas cosas para que no caigas en los errores que yo caí y por si hubiera algún hilo de esperanza que pudiera salvar esta ciudad del infinito mal que la aflige.

-Está definitivamente loco – Se oyó decir a Soldat.

-Llevémoslo a la capilla de los Santos Vacíos y allí los Pastores le sacaremos la confesión. – Dijo Benezri.

Lilith, no sabía qué iban a hacer, pero prefería que aquello siguiese desarrollándose allí mismo, delante de su vista. Miró a Pantera expectante, el lasombra parecía abrumado y confuso. Sin embardo, la voz de Ezekiel surgió clara de su garganta cuando éste soltó la chaqueta del, hasta ahora, De Soto y dio un paso atrás:
- ¡No! No iremos a ningún sitio. -Dijo despacio. -Sentémonos y dejémosle explicarse.

-¿Es que acaso le crees? – Preguntó Reza Fatir – ¿No estará usando su magia contigo? – El assamita antitribu desempeñaba bien su papel de paladín de su excelencia.

-Tranquilo. – Le respondió el mandatario, mirándole a los ojos. – Solo quiero dejarle que se explique. – Lilith captaba algo en la voz de Ezekiel, algo que le decía que había algún motivo por el cual, el serpiente de la luz había reconocido a su sire y tenía claro que decía la verdad. Supuso que esperaba que con sus palabras, el resto pudiera llegar a tenerlo tan claro como él.

Entonces, el segundo candidato a Sangris de los últimos días, comenzó su relato haciendo mención a sus, por casi todos desconocidos, orígenes en Haití, en la época en la que solo era un mortal, perteneciente a un culto vudú, arraigado en la isla desde tiempos inmemoriales. Sus correrías juveniles y sus escarceos con las drogas, el alcohol y los negocios turbios, pronto le llevaron a buscar la compañía de poderes que no comprendía. Fue abrazado por un setita. Pero su ambición sin límites y sus delirios de grandeza pronto le hicieron querer ser libre y dueño de su propio destino. Mas el control de aquel clan de vampiros era tan férreo en su tierra, que solo pudo librarse de él haciendo uso de un aliado que luego descubriría que era mucho peor que sus anteriores amos. Bothothel, un decanus infernal, le dio el poder y la fuerza necesarios para combatir a sus viejos mentores y su inteligencia, le permitió unirse a los serpientes de la luz y al Sabbat en el momento oportuno para huir de Haití y de sus nuevas ataduras.

Aunque sabía que el calvario de su pacto le llegaría cuando acabara su existencia, había urdido un nuevo plan para intentar evitarlo. Su mentora en el Sabbat, había sido la malkavian antitribu Cedilia de la Lengua, que, huyendo de otro Decanus, que habitaba la Isla de Montreal años atrás, le había confesado que pretendía confundir a ambos poderes ultraterrenos, ofreciéndolos a los dos su misma alma para que en su lucha, terminaran dejándola una vía de escape.

Por supuesto, él intentó hacer lo mismo, pero al contrario. Y para ello, buscó refugio y compañía en la ciudad de los milagros negros. Había tenido noticias de que muchos setitas se habían desplazado a Montreal, con el éxodo de la guerra y que estaban instalándose allí a las órdenes de un tal Jérar, que traía de cabeza a las manadas sabbat residentes en la urbe. Así que nada más llegar, se presentó a la arzobispo Veronique La Cruelle, ex miembro de las Viudas, ofreciéndose como experto rastreador de serpientes de arena y como solución para el problema de desparasitación.

Al principio, nadie le creyó capaz de tal hazaña, ya que la guerra contra aquel enemigo escurridizo y tramposo, se había encallado y complicado en varias ocasiones. Pero sus esfuerzos no tardaron en dar resultado. Formó una manada llamada Cazadores de Serpientes y con ella sembró el terror entre los seguidores y cultos de adoradores de Set, escondidos por toda la ciudad. Sacudió el avispero y consiguió que muchas de las serpientes salieran de sus escondites y acabaran estacados y servidos al amanecer.

Esto hizo que su reputación se pusiera por las nubes y rápidamente atrajo la atención, como era su idea, de la intensa mirada del decanus de Mount Royal.

-Methatiax, es su nombre. – Dijo el antiguo, con un hilo de voz. - Tan malvado y retorcido como su hermano caribeño, pero quizás aún más necesitado de alimentarse de las almas de aquellos desgraciados que le sirven, ya que se encuentra en una prisión que lo debilita y lo retiene. Una trampa de redes espirituales, entretejida por los indios Hurones, habitantes primigenios de esta tierra siglos atrás y de la cual, nunca ha conseguido liberarse.

- ¿Y también reclamaste su ayuda? - lo interrogó su chiquillo. - ¿Antes o después de abrazarme y enseñarme que nunca debía depender de nadie? - Su voz de reproche acompañada de su expresión dolida, le dio a Lilith una idea de lo intenso que era el vínculo entre Ezekiel y su sire, incluso después de tantos años.

-Claro que lo hice. - Le respondió el otro a la defensiva. - De ello dependía mi supervivencia. Tenía que conseguir que el decanus de Mount Royal también reclamase mi alma, para poder tener alguna posibilidad de escapar a una eternidad de servidumbre infernal, a la que me había condenado a mí mismo por mí inconsciencia y mi temeridad juvenil.

-Pero aquello no tenía nada que ver contigo. – Prosiguió. -Era mi pasado y tú eras mi futuro. Desde el momento en que te conocí lo supe. Tan parecido a mí, tan por encima de los demás... Estabas predestinado a ser grande, a lucir como una estrella, a liderar incluso a todo el Sabbat en su lucha. Mas para ello debía protegerte. Y la única manera que se me ocurrió para hacerlo era tomarte como pupilo. Enseñarte para que nunca cayeras en mis mismos errores y hacerlo desde una posición de poder, para que nadie pudiera descubrir mis oscuros secretos.

-De modo que, sí, efectivamente, acudí al decanus y solicité su ayuda para derrotar definitivamente a Jérar y hacerme un nombre en la secta. Lo que no fui capaz de prever, fue que en pago por sus servicios, Methatiax se cobraría más de lo que yo había imaginado.

-La arzobispo Veronique La Cruelle. - Interrumpió Benezri impaciente. - Esa parte de la historia la conocemos, De Soto, tú tan bien como yo, puesto que fuimos testigos de los interrogatorios. Pero eso no demuestra que tú seas Sangris. Lo que ocurre es que llevas tanto tiempo encerrado aquí solo, que has empezado a confundir los recuerdos del proceso a la cobra con los de tu propia memoria. ¡Has perdido el juicio!

-Si me dejas acabar, te demostraré lo equivocado que estás. - Le dijo, más sereno, el deslustrado cainita. Y continuó. - Efectivamente, la arzobispo La Cruelle, fue vista por última vez, antes de los ataques al refugio de Jérar, con su flamante cazadora de cuero rojo, hecha con la piel de varios setitas, a los que mi manada había dado caza.

Lilith recordó entonces la cazadora roja que llevaba Musa cuando la encontraron en los túneles y su imaginación se disparó. El supuesto Sangris siguió con su historia:

-Yo mismo la había dejado inconsciente, junto a toda mi manada, con un ritual con sangre contaminada, para que luego me sirviera de explicación de cómo les había logrado seguir la pista hasta el pozo de las serpientes, sin despertar sospechas sobre mis capacidades, debido a que la Inquisición había empezado a investigarme ya por aquel entonces. Tanto ella como algunos de mis hermanos fueron, como decía, reclamados por el decanus, como pude comprobar a la vuelta. Una astuta maniobra por su parte, que me colocó además, tras mis últimas acciones heroicas, en una posición inmejorable para acceder a la archidiócesis de la ciudad.

-Y una vez en el trono, decidí que mi siguiente paso sería enseñarte y protegerte hasta el momento en que fuera descubierto. Pero mientras lo hacía, el miedo a una eternidad torturada bajo el yugo de un ser infernal me atormentaba cada amanecer. Así pues, decidí elaborar el ritual más poderoso que he conocido en todos mis años de aprendizaje oscuro. La transmutación de almas. Logre inscribírmelo en el cuerpo, tatuándomelo mágicamente con una técnica parecida a la que usan los Bibliotecarios con los libros de la piel y simplemente aguardé al momento oportuno.

-Cuando la Inquisición llamó a mi puerta y me señaló, muchos sabbat se ofrecieron para ayudarme, para clamar contra la injusticia de aquella acusación. Pero yo me entregué y me auto inculpé, dejándolos a todos atónitos. – La cara de pesadumbre del cuerpo de De Soto, hablaba por sí misma. – Luego vinieron los interrogatorios, las torturas, la búsqueda de cómplices y toda esa parafernalia. Pero yo sólo conté lo que quise contar. Hasta el día del Auto de Fe y mi pira de destrucción.

-Dos días tardó De Soto en dar muerte a mi cuerpo. Pero lo que no sabía, es que en el último momento, cuando Boththel y Methatiax descubrieran que les había vendido mi eternidad a ambos a la vez, desviando así su atención de mi persona para enfrentarse por su botín, yo ejecutaría mi ritual, intercambiando mi alma por la suya, que fue la que finalmente los demonios tuvieron que repartirse. – Su rostro había cobrado cierto grado de satisfacción al revelar la treta. La tremere antitribu podía imaginarse la de veces que se habría contado la historia a sí mismo el solitario cainita que, una vez comprobó la cara desencajada de alguno de los presentes, prosiguió.

-De lo único que me arrepiento, es de no haber delatado al maldito Bellemare. Ese capullo juró que se marcharía y no mancillaría a mi chiquillo, pero no pensaba cumplir su promesa, créeme. –Dijo esto último mirando a Ezekiel.

-¿Sabías del infernalismo de Bellemare y no nos lo has dicho nunca? – Preguntó Soldat. – Seas o no quien dices ser, podías haberle señalado para que no cayéramos en sus mentiras.

-No podía. – Fue su respuesta. Volvía a su actitud paranoica. - Mi señor infernal es demasiado listo, estoy seguro de que sospecha e alguna forma que fue engañado. Me habría descubierto. Intenté hacerlo de forma indirecta. Traté de acercarme a Ezekiel a través de varios cainitas para alertarlo, pero solo la mención de De Soto hacía que los apartara de su lado, mientras poco a poco iba acercándose a Pierre y a Cairo, que lo atraían con diversión, brutalidad y juegos sabbat.

- ¿Y has estado aquí encerrado todos estos años? - Fueron las primeras palabras del arzobispo, que seguía mirando al suelo, quizás, pensó Lilith, para hacerse a la idea de que aquel al que hablaba no mostraba el rostro de su interlocutor sino el que habitaba en sus recuerdos. – ¿Casi incomunicado, dejándome creer que habías dejado de existir, evitando tu condena, de forma cobarde y rastrera? ¿Por qué? – Dijo furioso, elevando de pronto la voz. Parecía que muchos sentimientos afloraban todos juntos en la joven cobra – ¡Ese no es el Sangris que yo veneraba! – Añadió, con lágrimas de sangre cayéndole por las mejillas. Y tras unos instantes en los que nadie más habló: – ¡Tú no eres él! ¡Dejaste de serlo hace mucho tiempo! – Se limpió con la manga y continuó. – Me voy de aquí, no puedo ni mirarte si quiera. Me das asco. – Y dirigiéndose a los demás, mientras se preparaba para salir de la casa, añadió:

-Sacadle lo que podáis, pero no dejéis bajo ningún concepto que abandone este sitio. A lo mejor todavía nos sirve como reclamo para tenderle una trampa al decanus.
"El Espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen derecho a esperar y reclamar libertad de sus líderes." Código de Milán. artículo XI.

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