El Patio de Armas es todo el recinto que alberga las instalaciones donde soldados y plebeyos hacían su vida cuando el castillo estaba habitado. Espacios para la instrucción de soldados, viviendas y barracones, hornos de pan, establos para monturas, corrales para ganado, granero y almacenes de comida, herrería, etc... Este debió ser el centro neurálgico del castillo, a modo de pequeña ciudad para producir y servir todo aquello que los señores del castillo necesitaran.
Sin embargo, ahora es un espacio desolado y tenebroso. Aquí y allá solamente se observan los restos de lo que fue un bullicioso centro de vida, como un cementerio donde no están enterrados los hombres sino los edificios. Ninguna de las puertas mantiene sus cerraduras, y si aún contienen la puerta, ésta se encuentra abierta de par en par. Restos calcinados de algunas estructuras se alternan con otras vaciadas e inquietantes. Apenas quedan materiales o herramientas, y los que hay apenas están utilizables. Da la sensación de que hace mucho tiempo que la gente no trabaja en estas instalaciones, y cuando se marcharon se llevaron todo aquello que pudo ser de utilidad en otro lugar.
Revisando en los establos y corrales, se puede ver los restos de algunos animales. Apenas quedan los huesos, certificando que hace mucho tiempo que esos restos se encuentran allí. Por lo tanto, es imposible saber si murieron sacrificados o abandonados a su suerte tras el abandono del castillo. Algunas monturas dan un leve escalofrío al visitante, pues debieron ser caballos ensillados y armados con las mejores galas. Ahora son esqueletos de equinos cuyos huesos asoman entre las desvencijadas telas antaño coloridas, y las protecciones oxidadas para las monturas que van a la guerra. Pareciera que le hedor a muerte se ha quedado impregnado en las paredes, pues un fuerte mal olor asalta a cualquiera que se interne en estos corrales o establos.
El Patio de Armas se encuentra entre las sólidas Murallas exteriores y las murallas interiores que guardan el corazón de la fortaleza. Rodea toda la estructura central, pudiendo recorrerlo en toda su circunferencia, y observar todas las construcciones y espacios que albergaba en sus tiempos de uso. Todas esas estructuras y pequeños callejones permiten esconderse o encontrar un lugar discreto, así como la posibilidad de explorar cada una de las construcciones.
Desde la entrada principal del castillo en las Murallas exteriores se puede andar cruzando el palenque (la explanada de instrucción de soldados) hacia las murallas interiores, para traspasarlas y acceder al Jardín de la fortaleza.
Sin embargo, ahora es un espacio desolado y tenebroso. Aquí y allá solamente se observan los restos de lo que fue un bullicioso centro de vida, como un cementerio donde no están enterrados los hombres sino los edificios. Ninguna de las puertas mantiene sus cerraduras, y si aún contienen la puerta, ésta se encuentra abierta de par en par. Restos calcinados de algunas estructuras se alternan con otras vaciadas e inquietantes. Apenas quedan materiales o herramientas, y los que hay apenas están utilizables. Da la sensación de que hace mucho tiempo que la gente no trabaja en estas instalaciones, y cuando se marcharon se llevaron todo aquello que pudo ser de utilidad en otro lugar.
Revisando en los establos y corrales, se puede ver los restos de algunos animales. Apenas quedan los huesos, certificando que hace mucho tiempo que esos restos se encuentran allí. Por lo tanto, es imposible saber si murieron sacrificados o abandonados a su suerte tras el abandono del castillo. Algunas monturas dan un leve escalofrío al visitante, pues debieron ser caballos ensillados y armados con las mejores galas. Ahora son esqueletos de equinos cuyos huesos asoman entre las desvencijadas telas antaño coloridas, y las protecciones oxidadas para las monturas que van a la guerra. Pareciera que le hedor a muerte se ha quedado impregnado en las paredes, pues un fuerte mal olor asalta a cualquiera que se interne en estos corrales o establos.
El Patio de Armas se encuentra entre las sólidas Murallas exteriores y las murallas interiores que guardan el corazón de la fortaleza. Rodea toda la estructura central, pudiendo recorrerlo en toda su circunferencia, y observar todas las construcciones y espacios que albergaba en sus tiempos de uso. Todas esas estructuras y pequeños callejones permiten esconderse o encontrar un lugar discreto, así como la posibilidad de explorar cada una de las construcciones.
Desde la entrada principal del castillo en las Murallas exteriores se puede andar cruzando el palenque (la explanada de instrucción de soldados) hacia las murallas interiores, para traspasarlas y acceder al Jardín de la fortaleza.
Post original: https://webvampiro.mforos.com/2152078/1 ... -de-armas/
