Episodio 2. Asuntos del Más Allá

[Voivoda]

Antes de que Lars formule su reflexión, Greta envía algunos pantallazos a la conversación. Tarda unos segundos en hacerlo, lo que a Lars y a Karen no les dice mucho, pero a Annelise le resulta algo divertido. Aunque tiene un respeto absoluto hacia ella como lo tienen sus dos compañeros de Coterie, no puede evitar pensar que le resulta divertido que seres tan poderosos como esta notable dirigente de vuestro propio Clan tuvieran todavía algunas dificultades para enfrentarse a la tecnología. Precisamente la elección de futuros miembros de la familia como ella misma buscaba establecer una especie de "alianza generacional" que permitiera a los jóvenes aprender de las capacidades de sus mayores (para Annelise que Greta pareciera estar al tanto de todo le resultaba casi "mágico"), mientras que los mayores podían aprovechar las nuevas habilidades de las nuevas incorporaciones.

Una rápida lectura de la sucesión de nicks y comentarios arroja algunas luces para las dos Vampiras. Annelise comprueba que algunas de las acusaciones están escritas de un modo un tanto "arcaico". No antiguo en cuanto al lenguaje, pero por ejemplo algunos no utilizan los emoticonos de una manera digamos, natural. No parece ser la típica escritura de un joven amante de los ordenadores y los videojuegos online. Karen, por su parte, detecta una peculiar línea argumental en el contenido de algunas acusaciones: parece que algunos de los que escriben os conocieran. No es del todo extraño, no vivís escondidos como un vulgar Nosferatu, pero hay incluso alguna referencia a aspectos de vuestro físico que demuestra que es alguien, o más de un "alguien", que os ha visto en alguna ocasión. Esa sensación incomoda a la propia Bestia interna de Karen.

Finalmente, Greta se pone más seria con las palabras de Lars. Durante un instante, su amado chiquillo cree vislumbrar un gesto que no sabe descifrar si es de molestia, de irritación o de preocupación.

- Esa familia -recalca la palabra otorgándole todo su significado vampírico- trabaja demasiado por libre últimamente. No tenemos motivos para desconfiar de sus simpatías, que no de su adhesión, pero me resulta personalmente algo... molesta su manía de actuar siempre por libre. -su gesto vuelve a suavizarse- No sé más, no puedo determinar causas y efectos, querido -la palabra toca por un instante el corazón muerto de Lars- pero desde luego nosotros no les hemos contratado para nada de esto.

Greta sonríe ahora, mostrando una afabilidad que nada tiene que ver con su verdadera naturaleza, que sabéis que puede llegar a ser calificada como monstruosa por otros Vampiros más débiles de espíritu. Sentís que desea dar por terminada la conversación y todos percibís también en vuestro interior un sincero agradecimiento por que se haya preocupado por vosotros...

[Corso]

Karen, poco dada a hacer públicos sus instintos menos humanos, tuvo que hacer acopio de voluntad para no inferir en los calificativos que le acudieron a la mente cuando, sorprendida e irritada, extrajo la linea argumental que mostraban los pantallazos. Una vez más se sentía “incomodada”, observada. Expuesta, esa era la palabra, pensó, mientras inconscientemente apretaba uno de sus puños con una fuerza derivada del silencioso rugido que se abría paso en su interior.

Sin duda, aquella precisión sobre los atributos físicos de los tres no dejaba lugar a la imaginación y, cualquiera que fuese (o fuesen) aquel que les había acusado de ser más longevos de lo "humanamente" posible, o bien les conocía, aunque fuese vagamente, o bien les había investigado lo suficientemente bien como para describirles con una insultante exactitud. Porque sí, aquello, bien podía considerarse un insulto. Un agravio del que procurarían que ese “alguien” se arrepintiese; hasta cotas insufribles.

Tan solo la voz de Greta contestando a las preguntas de Lars pareció mantenerla en estado de cierta calma, permitiendo, de nuevo, que volviese a aflorar en ella aquel carácter analítico, juicioso y deductivo del que su Sire se había “prendado”, y que había pulido, hacía tanto tiempo. Lo llevaba escrito en su ADN desde que era mortal; la Ventrue era muy tradicionalista, pero también muy racional.

-”Encontraría sumamente extraordinario que los König no contasen con ningún soporte como para poder actuar con ese ofensivo libre albedrío” - avanzó un par de pasos quedando frente al holograma que proyectaba la imagen de su Sire, sintiendo la fuerza y poder que parecía emanar de ella incluso con su momentáneo ser incorpóreo – “Aunque bien es cierto que ese apellido se ha ramificado por diversos “ambientes” de Copenhague, como señala Lars. Policía, juzgados, funerarias...cuánta prosperidad, sin duda son buenos tiempos para una Familia ajena a nuestras raíces”– un deje de desprecio acompañaba a sus palabras.

- “Tal vez, en el Vesterbro, podamos encontrar alguna respuesta a sus últimas acciones y, con suerte, averiguar qué es lo que pretenden hacer con...el objeto de esa acta que han firmado por iniciativa propia. Además, un encuentro con ellos en un ambiente tan propicio para la distensión nos ayudará a discernir si esas simpatías hacen honor a la verdad o simplemente son las mismas supercherías de siempre”.

Su gesto se tornó más serio cuando volvió a recordar lo que acababa de leer hacía solo un par de minutos - “En cuanto a esa acusación en la Red... “- dirigió ahora su mirada a sus dos compañeros de Coterie - “...he observado que quien quiera que sea su autor parece conocernos o, al menos, habernos visto lo suficiente como para poder hacer algunas referencias a nuestro aspecto. Es curioso lo caprichosa que es la privacidad en el mundo virtual. Los mismos que se ocultan tras un “alias” no dudan en exponer a los demás ante el público. ¿Y qué podemos hacer? ¿Sabéis de alguien que pueda rastrear el origen de esa información?

Karen dudaba de los conocimientos informáticos de Lars y ella misma sería incapaz de aproximarse si quiera a la Red Profunda. Sin embargo, Annie ya era otra historia. Su compañera más de una vez les había enseñado a manejar aspectos digitales que les hubiese sido casi imposible entender. Quizá ella, si no por sí misma, con ayuda de alguno de los jóvenes con los que trataba, pudiese encontrar la manera; porque como último recurso, lo tres, siempre podían recurrir a sus contactos.

Volvió de nuevo a mirar el ventanal y con una cálida sonrisa iluminando su rostro comenzó a despedirse de aquella que durante tantas noches había sido motivo de su turbación.

-”Min kære, Greta, min bedste beskytter og rådgiver, tak for din venlighed og bekymring” - le declaró en un perfecto danés - ”Lamentaría retener tu presencia entre nosotros mucho más tiempo. Y mucho tenemos que hacer. Quizá, en noches menos exigentes, podamos concertar una cita a la vieja usanza, sin estos impersonales dispositivos. Mientras tanto, prometamos seguir en contacto”.

[Nyxe]

Al ver los pantallazos, Annelise dio por hecho que quienquiera que les hubiese expuesto se trataba de un vampiro. Solo los mortales mas ancianos escribían de aquella forma (al menos hasta donde ella sabía), por lo que seguramente se tratase de un Vástago. Eso acotaba un poco la lista de sospechosos. Seguían siendo muchos, pero si se trataba de otro vampiro, podían poner en marcha algunos mecanismos. Aquello no dejaba de ser una ruptura de la Mascarada, un crimen muy serio, incluso aunque se hiciese de forma tan escondida. Si lo revelaban, todos los vampiros tendrían que colaborar para encontrar al autor, ¿no? Sin embargo Annelise se dió cuenta de que si hubiese sido tan fácil la propia Greta, y si no Karen, ya habrían decidido denunciarlo. A Annelise le vinieron a la cabeza muchos rostros que no moverían un dedo en caso de hacerse pública un ataque contra los Ventrue, si es que no decidían que ayudarían al culpable de encontrárselo. Annelise tuvo un sentimiento extraño al pensar que había salido de fiesta con muchos de ellos. Seguramente necesitarían, como mínimo, un Vástago concreto sobre el que lanzar la acusación. Pero para ello primero tenían que encontrarlo.

Greta confirmó las sospechas de Annelise, que los König habían decidido adelantarse a los acontecimientos. Al menos aquello descartaba la hipótesis de que alguien se la estaba intentando jugar dentro de su propio Clan, pero eso también significaba que no sabían por qué lo habían hecho. Annelise tuvo ganas de llamar corriendo a esa funeraria para asegurarse de que no incineraban los cadáveres. Aun si solo se habían adelantado por la buena voluntad de mantener la Mascarada, era fácil que decidiesen eliminar cualquier prueba cuanto antes. Sólo se contuvo porque tanto Lars como Karen (y casi podría decir cualquier Vástago mayor que ella) le habían enseñado que teniendo todo el tiempo del mundo, no convenía precipitarse. Si ellos estaban pensando en ir a hacerles una visita a Vesterbro, seguramente tenían claro lo que hacían.

Annelise se encogió de hombros ante la pregunta de Karen. Aunque algo sabía de informática y alguna vez se había metido en la red oscura ella no era una hacker, casi todo lo que había estudiado estaba enfocado a la interpretación de grandes volúmenes de datos. Pero algún nombre se le ocurría. Para empezar, la policía tenía un departamento entero dedicado a los crímenes por internet, tanto a evitar hackeos como a localizar a narcotraficantes y pederastas. También pensó en Isak y Benedict, aunque los terminó descartando. Tal vez Isak conociese a alguien pero no era su ámbito de influencia. Benedict casi seguro que sí -conocía a todo el mundo- pero a quien quiera que le presentase iba a sospechar si "Mimi" andaba preocupada por rastrear a quien hubiese querido delatar a unos Sangre Azul. Especialmente cuando uno se parecía tanto físicamente a ella. No, seguramente pedirle ayuda a uno de la policía fuese más sencillo. Siempre podía borrarle los recuerdos después para que nadie sospechase nada. Lo que le preocupaba era Lidhart. Los Malkavian también eran conocidos por sus poderes mentales, aunque no fuesen nada sutiles. ¿Sería capaz de borrarle los recuerdos de forma lo bastante efectiva como para que Lindhart no los encontrara? -Creo que sí -respondió a Karen- tengo que preguntar.

Annelise se preguntó si no se estaría pasando de paranoica. Tal vez sí que debería confiar en el triste detective, al fin y al cabo cosas así eran su trabajo, y todo el mundo coincidía en que lo hacía bien. Pero aquello de no decirle de donde venían las muestras le había parecido una muestra de desconfianza en el mejor de los casos, que tal vez debiera ser recíproca.

En cualquier caso, Annelise estaba asustada. Se estaba planteando seriamente adoptar el disfraz de Mimi durante unas noches y tratar de encontrar refugio diurno entre los christianos (estaba segura de que tenían refugios grupales), o en su defecto quedarse en casa de alguien y Dominarle para que no abriese las ventanas en todo el día. Pero tampoco sabía cuanto podía durar aquello. Aun si encontraban a quien lo hubiese colgado, ya lo había hecho, y no sabía cuanta gente lo podía haber leido. Es verdad que en internet las cosas a menudo se olvidaban tan rápido como se colgaban, pero tampoco era una certeza.

[Victor_Krugger]

Observo los pantallazos y lo único que se me pasa por la cabeza es que representa una rotura de la Mascarada en toda regla. Insinuar si quiera que la existencia de seres como nosotros era posible constituye una amenaza en sí misma. Y no una simple amenaza a nosotros cómo coterie, sino a toda a Estirpe. Cuando Karen comenta la posibilidad de que los que originaron los rumores nos conocen, más seguro estoy de que lo ocurrido quebranta la Primera Tradición. Noto como un sentimiento de ira nace en mi pecho, pero la visión de Greta y sus palabras lo apaciguan.

Entonces, resulta qué los usurpadores de tumbas italianizados son los chicos malos del barrio y actúan por su propia cuenta. Interesante. A lo mejor quieren los cadáveres de los niños para uno de sus macabros estudios o incluso para crear una legión de zombies infantes. Con esos nigromantes pervertidos nunca se sabe lo que puede pasar.

-Gracias por aclarar nuestro camino, mein lieber, siempre lo haces.

Cuando la holollamada (llamada holográfica) termina, me quedo durante un breve instante en silencio mientras trato de ordenar las nuevas piezas de las que dispongo para completar el puzle. Observo la ventana y contemplo mi propio reflejo, sonrío maliciosamente. Soy un perro al que le han dado un nuevo hueso y no lo pienso soltar.

-Ahora ya sabemos que los italo gilipollas trabajan por su cuenta…- Saco el paquete de tabaco y me enciendo un filtro, llenando la habitación de humo. -… y que el asunto de la bomba aparentemente no tiene nada que ver con lo del parking…. Bien.

Me giro y observo a Karen y a Annelise.

-Si Annie dice que se puede encargar del asunto de las redes, sé que lo hará. De todos modos, a lo mejor no estaría mal comentarle algo al bueno de Lidhart. Puede que tenga los recursos necesarios y el interés para descubrir a los que nos quieren extintos. Pero, personalmente, prefiero que por el momento lo investiguemos nosotros mismos. Una vez tengamos algo más tangible puede ser buena idea hablar con el demente. Por último, nos falta resolver el enigma del quién, dónde, cómo y por qué alguien contagió a los chavales con la fiebre tifoidea. Tenemos tres incógnitas ahora mismo: la red, la funeraria y el juez con aficiones erótico-festivas peculiares...

Cigarrillo en mano camino hasta la mesa y me siento en el borde.

-Mientras tanto… ¿alguien quiere venir al Vesterbro?... la noche es joven.

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Offline
Si finalmente vamos a buscar al juez, de camino al barrio, llamo a Johana "Cara de perro" Sivebæk, le pregunto si sabe algo de las fiestas a las que acude la clase alta en el Vesterbro y si sabe cuál es el local que está de moda entre esa gente. Más que nada para saber a qué local/discoteca/pub/garito/antro ir.

Si queréis hacer otra cosa que no sea ir al Vesterbro podemos hablarlo.

[Corso]

Karen sopesó durante unos segundos las opciones que tenían poniendo en una balanza la urgencia que tenían para con cada una de ellas. Suponiendo que los hechos no estuviesen conectados, su instinto de supervivencia sugería intentar acercarse a averiguar quién era quien había intentado atentar contra sus no-vidas rompiendo la Mascarada impunemente. Sin embargo, los tres sabían que esa tarea entrañaba una dificultad imposible de sortear en lo que quedaba de noche, por lo que, muy a su pesar, descartó la opción de inmediato. Además, como acababa de sugerir Lars, no le llamaba demasiado la atención la idea de recurrir a Lindhart sin antes haber intentado obtener algo más de información con la que el Malkavian pudiese trabajar; sin obviar el hecho de que aquel asunto, pese a que concernía a todos los Vástagos de la ciudad, había tomado un cariz bastante personal para la Ventrue.

Sus pensamientos volaron de inmediato a los niños y, por consiguiente, a los König. La familia de los Nigromantes era insidiosa, arrogante y sombría pero su gusto por el más allá, en aquellos momentos, podía ser una buena opción a la hora de obtener respuestas. La sola idea de encadenar los espíritus de aquellos niños y ponerlos a su servicio buscando un beneficio era macabra, incluso para ella, una no-muerta; pero eso no quería decir que los poderes de los inefables italianos no pudiesen arrojar un poco de claridad entre tantas dudas. Era casi irritante tener que rebajarse a visitar Vesterbro para hablar con aquellos sucios y ponzoñosos extranjeros.

-”Vayamos” - le dijo a Lars, acercándose a él y llevando sus frías manos hasta su cuello; ajustándole el nudo de la corbata durante unos segundos hasta que quedó satisfecha con el resultado -”Quizá esta noche sea nuestra mejor opción, espero no equivocarme”. - Dejó caer las manos a la altura de su cintura con un breve deje de resignación.

La Ventrue no era muy amiga de visitar lugares como aquel: ni había sido educada para rodearse de la basura que revoloteaba por allí, ni los ambientes que frecuentaba tenían nada que ver con aquella parte de Copenhague. Y, por supuesto, sus gustos eran infinitamente mucho más cultos y refinados. Para ella, visitar Vesterbro era lo mismo que darles perlas a los cerdos.

Se dio la vuelta en dirección a su compañera de Coterie y asintió - “Estupendo, querida” - le sonrió con franqueza - “No solo tu Sire tiene plena confianza en ti. Haz lo que puedas, pero no corras excesivos riesgos”.

Karen sabía que Annalise no necesitaba de tales palabras, era inteligente, resuelta y capaz, pero no pudo evitar pensar que debido a su “temprana” edad vampírica aún no había experimentado la verdadera “naturaleza” y perfidia de muchos de sus congéneres. Además, nunca estaba de más que cualquiera de los tres sintiese la preocupación, cariño y lealtad de los otros. Se puso el abrigo que había dejado sobre la mesa y recogió su exclusivo bolso, del que sacó el mando electrónico de su Mercedes.

-”A Vesterbro, entonces?” - les sugirió, lanzándole la llave a Lars a la vez que una arrebatadora sonrisa cargada de sarcasmo le pintaba los labios - “¿Serás capaz de no rayarlo?”.

Sin esperar una respuesta se dio la vuelta, le hizo un leve gesto de despedida al hombre que estaba en la puerta y salió de la habitación.

[Voivoda]

Lars se dedicó a dar algunos rodeos innecesarios en lugar de avanzar directamente hacia Vesterbro. Además de ser una medida añadida de seguridad, también le daba tiempo a Annelise, que tecleaba en el asiento trasero del lujoso coche enfrascada en su propia investigación digital. Karen podía sentir cómo los fantasmas de la preocupación que recorrían los pensamientos de Lars casi se podían percibir a simple vista. Prefirió dejarlo con sus cavilaciones, enfrascada ella misma en las suyas, mientras el aroma del ambientador electrónico del vehículo os sumía en una agradable sensación que os hace recordar los olores de la madera y los fríos amaneceres de Escandinavia que nunca volveréis a disfrutar.

Annelise rompe el silencio cuando vuestro vehículo, silencioso como un depredador nocturno, enfila Vestebrograde, la principal avenida de esta zona de la ciudad. Preguntando aquí y allá, rastreando algunas coordenadas y observando como invitada determinados foros no disponibles para los ojos de todo el mundo, llega a dos inquietantes conclusiones. La primera es que es imposible llegar a la fuente original que habla de vosotros en la parte más escondida de CyberScan. Las rutas se ramifican y ramifican hasta el punto de que sólo un informático especializado podría llegar al origen. Sea quien sea el diseminador original de los rumores, pretende estar bien escondido. Y si bien no parece que cuanto se habla sobre vosotros haya llegado a oídos de demasiada gente, la segunda conclusión es la que hace que Annelise le pide a Lars que vaya aún más despacio.

Con un gesto innato de sus dedos envía el archivo que acaba de ver a sus dos compañeros.

Segundos después

- No puede ser.

Es Karen quien rompe el silencio que mantenéis los tres, aún dominados por el estupor, mientras Lars logra aparcar en el párking exterior del hotel de cuatro estrellas en cuya azotea se encuentra el Prins (o "Príncipe" traducido del danés), el pub convertido en epicentro de la educada depravación nocturna de Vesterbro según Sivebæk.

Los tres volvéis a mirar el archivo que ha encontrado Annelise. Es una fotografía en blanco y negro, muy borrosa, tomada desde algún punto en alto en las afueras de un edificio que parece de otro tiempo. Se distinguen a duras penas tres siluetas humanas en una acera apenas iluminada por lo que puede deducirse de la escala de grises. No se pueden reconocer ni caras ni vestidos, pero las tres siluetas recuerdan vagamente a vosotros mismos.

Tal y como os avisó Sivebæk, al cabo de unos minutos llega un aviso al ordenador central del coche. Con la imagen de fondo de las luces de una discoteca y la palabra "PRINS" ocupando la pantalla, debajo de ese rótulo hay una caja de texto en la que debe ponerse una contraseña. Para entrar al local se necesita un código que cambia cada noche y cuya inserción se pide a cada terminal electrónico de cada vehículo o persona que entra en el párking.

Lars mueve los dedos rítmicamente sobre el volante mientras el coche poco a poco se apaga, quedando sólo encendida la pantalla que pide la contraseña. Deja que otra pantalla, la de su móvil, se apague lentamente también mientras él se queda mirando hacia el infinito, hacia los otros coches (la mayoría de alta gama) aparcados alrededor. Annelise cierra la tapa de su ordenador, respetando el silencio de sus mayores y fijando la vista en la caja del código. Karen toca ligeramente con uno de sus dedos fríos la pantalla táctil de su teléfono, volviendo a mirar la fotografía borrosa.

- No puede ser.

[Corso]

Pocas veces Karen había pronunciado esas palabras a lo largo de su vida. No puede ser.

La Ventrue provenía de una familia adinerada y reputada en las altas esferas, bien relacionada y con los contactos suficientes para atesorar cierto poder e influencia en la ciudad; y esas llaves, desde que nació, le habían permitido abrir puertas que para otros hubiesen estado blindadas toda una vida. Sin embargo, no habían sido pocas las ocasiones en las que se había encontrado ante la adversidad y dificultad de tener que convertir en posible lo imposible, aquellos candados que por muchas llaves que uno atesore parecen no querer ceder. Dificultades por haber sido mujer, por la envidia ajena de sus éxitos, por los intereses del resto de tiburones que compartían la enorme pecera que era Copenhague…y siempre había sido capaz de forzarlos hasta romperlos; a veces, a costa de caer estrepitosamente antes de volver a levantarse. Un “no puede ser” - pensaba - no es algo que deba provocar admiración para con los demás, sino que obedece tan solo a la falta de preparación y conocimiento de uno mismo. Eso denotaba debilidad y,eso, fue lo que hizo que la sorpresa inicial de Karen se convirtiese, poco a poco, en una pequeña punzada de irritación consiga misma.

Porque aunque su analítica mente estaba inundada por el millar de pensamientos y posibles escenarios que le dieran una explicación sobre la fotografía que acababan de ver, no pudo evitar que por tercera vez aquella palabras escapasen por sus labios esa noche, en ese momento.

-“No puede ser” - sentenció, con un hilo de voz apenas audible, entre el estupor que se había abierto hueco en el vehículo.

Giró la cabeza y miró a Lars, quien con la atención fija en la pantalla de a bordo del Mercedes estaba sumido en un silencio que Karen conocía perfectamente. Su hermano, y eso era difícil de ver, estaba tan desconcertado como ella.

-”Dime que esto es un montaje, quizá el mejor que hayas visto en tu vida, un cuadro pintado por un nuevo Miguel Ángel digital, si quieres, pero solo un montaje” - preguntó, temiendo que la experiencia de Lars en analizar pruebas tras su larga carrera policial respondiese negativamente.

“¿Cómo es posible que seamos nosotros?” - en el fondo de su ser algo le decía que eran ellos los que aparecían en la fotografía. ¿Imposible? A todas luces, sí; pero no por ello dejaba de tener la imagen delante.

Enmudeció un momento, pensando en una remota posibilidad que, de ser cierta, conectaría aquella instantánea con una de las razones por las que habían acudido al Prins. Se volvió hacia Annie apoyando el brazo en el reposa cabezas del asiento del copiloto. Su joven compañera de Coterie guardaba un silencio tan denso como el de ellos. Karen, con el brillo del desconcierto en sus ojos, le preguntó inquisitiva:

-"¿Crees que el traje de los niños y esta fotografía pueden datar de la misma época?" - le sugirió, instándole a desplegar su capacidad de buscar información por internet.

Sentía el impulso de comprobar aquello antes de acceder a aquel antro y encontrarse (y hablar) con König.

[Nyxe]

Annelise se planteaba dos posibilidades al ver la fotografía. La primera, se trataba de una imagen de una cámara de pésima calidad, que no registraba el color. Cada vez se usaban menos, ya que conforme iba aumentando la capacidad de los discos duros, incluso quienes necesitaban mantener guardadas cientos de miles de horas de videos de seguridad podían hacerlo con una calidad mucho mejor. Pero a veces se seguían viendo imagenes así, de cámaras espía que eran juguetes para niños, o videos de seguridad de paises del tercer mundo... Si esa foto se la habían sacado a ellos, era que alguien les estaba siguiendo. Y si ese alguien fuese un vampiro, tampoco sería de sorprender que siguiese usando una cámara de hacía un siglo. Era verdad que la foto parecía de otra época. Pero si estaba hecha con una cámara vieja, delante de un edificio antiguo, y aparecían Karen y Lars que no solían vestir de forma muy moderna, era normal que pareciese antigua. Era el pensar que les estaban siguiendo lo que le asustaba. ¿Tendría que empezar a mirar no solo a su alrededor cuando caminaba por la calle, sino también a las cornisas de los edificios? ¿Que podría pasar si la seguían? ¿Podrían intentar entrar a su refugio por el día? ¿Podrían intentar dispararles cual francotirador? Annelise había comprobado que los vampiros podían regenerar heridas que matarían a cualquier humano, pero no creía que pudiese sobrevivir a un tiro en la cabeza, y tampoco quería comprobarlo. A cada dato que descubría tenía más miedo, y seguía sin tener ni la más remota idea de quien podía estar persiguiéndoles.

La segunda posibilidad era que fuese simplemente una foto vieja, y que o bien Lars y Karen estaban con otra chica aquella noche, o que de hecho no fuesen ninguno de los tres y simplemente la habían puesto porque se parecían. Quizá la segunda opcion fuese mas probable, porque sacarle a alguien una foto para usarla décadas después le parecía un plan demasiado a largo plazo. Se sentiría un poco mas tranquila si supera que no eran ellos los de la foto, porque aquello significaría que por lo menos no les estaban siguiendo tan de cerca. Pero aun así aquella foto era la prueba de que alguien les quería muertos. Y aunque quería pensar que no les tenían tan cotrolados porque entonces les podrian haber intentado atacar antes, eso solo les daba un poco mas de margen para maniobrar, no mucho más.

Y la tercera, que decía Karen, era que fuese un montaje. Era algo que sucedía mucho en internet, bulos que rodeaban un hecho para hacer más fácil de tragar una interpretación concreta, pero sin que el hecho en sí fuese mentira. Esos eran muy difíciles de desmentir. Por desgracia, Annelise no sabía como diferenciar cuando una imagen digital era un montaje. Sabía que quedaban rastros en el código y había gente en la policía capaz de reconocerlo, pero ella no tenía ni idea de como hacerlo. Pero en cualquiera de los casos, seguían teniendo serios problemas.

-¿Reconoceis el edificio? -les preguntó, mientras lo recortaba de la imagen dibujando un rectangulo en el aire con el dedo y lo pasaba por el buscador de imágenes de internet, para ver si salía alguna sugerencia.

Cuando Karen le pregunta si la fotografía y los uniformes pueden ser de la misma época, a Annelise solo le sale responder -Eh... puede ser-. Cuando buscó sobre los uniformes vio varias imágenes en blanco y negro, así que imaginó que podrían encajar. Abrió otra ventana para buscar exáctamente en que periodo se usaron ese tipo de fotografías y asegurarse, pero le sonaba que había sido bastante amplio.

-Si sois vosotros, y es una foto antigua, ¿se os ocurre quien podría ser esa chica?

[Victor_Krugger]

En silencio, trato de controlar mi enfado. No sé que me molesta más, si saber que es un montaje o si saber que a pesar de ello ha tenido el efecto que buscaban. Cómo se suele decir, en el amor y en la guerra todo vale. Rápidamente me calmo y sonrío irónicamente, no tenía sentido enfadarse, ya sabía de sobra que entre vampiros no existía el honor. Me quedo mirando la pantalla del coche dónde debía introducir el código y escucho las preguntas de mis hermanas de clan.

-Es un montaje. Somos nosotros, incluida tú, Annie. Pero es un maldito montaje. En primer, lugar la foto es en blanco y negro. Mucho antes de mi nacimiento cómo humano dejaron de utilizarse. Sólo los fotógrafos nostálgicos o profesionales las usaban. En segundo lugar...-Miro a Karen.- Ni tú ni yo somos tan antiguos cómo para haber vivido o sido adultos cuando ese edificio estaba presumiblemente en pie.- Miro a Annie por el retrovisor.- Por no hablar de ti. Pero lo más importante de todo. Si no lo fuera un montaje yo reconocería ese momento como si fuera ayer. Tendría algún recuerdo de aquella noche y no es así.

Doy unos golpecitos sobre el volante con la punta de los dedos y resoplo.

- Tenemos que contactar con Lindhart... está claro que no por nuestros propios medios no podemos desenmascarar a quién ha orquestado este ataque. Confío en que él si dispondrá de los contactos necesarios para ello.

Cojo el teléfono y me dispongo a mandar un mensaje al chiquillo de la Príncipe deep web y le adjunto la foto. Le cuento todo lo sucedido, la bomba lapa rudimentaria en mi coche, los comentarios del foro de la red profunda y le adjunto la foto. Le comento que más que un ataque a nuestra coterie, supone una rotura de la Mascarada. Puede que nos señalen a nosotros, pero en realidad pone en peligro a toda la estirpe ya que están dando a entender que seres como nosotros existen.

[Voivoda]

Annelise hace el gesto innato de suspirar. Para algunos miembros de vuestra particular hermandad ese tipo de gestos podían denotar que aún quedaban restos de algún tipo de humanidad, de debilidad, que un verdadero Vampiro debía poder evitar. Sin embargo, otros muchos, como vuestra propia mentora Greta von Stauffenberg, os insistieron en vuestro período de formación en que esos vínculos con la humanidad perdida en realidad debían ser cuidados. Por un lado, eran una muestra de que si bien ahora formáis parte de una especie superior, procedéis del mismo tronco que el resto de mortales. Sólo que sois mejores que ellos. Por otro, servían para que el lobo se pusiera la piel del cordero. Greta disfrutaba contando historias de heroicos y heroicas espías e infiltradas que habían sostenido la causa nacionalsocialista durante décadas simulando ser en realidad personas muy diferentes.

Por eso ni Lars ni Karen reprenden a la joven cuando comprueban que ella se desespera un poco con su búsqueda. El espacio de tiempo que potencialmente abarca esa fotografía es demasiado amplio. No es un daguerrotipo decimonónico, pero sí que puede ser de casi cualquier año situado entre el período inmediatamente anterior a la I Guerra Mundial hasta más o menos los años 50 del siglo XX. La búsqueda del edificio tampoco arroja grandes resultados de primeras dada la escasa calidad que tiene la imagen una vez que se intenta aumentar de tamaño.

Seguís sumidos en un silencio tenso con la única compañía del brillo de la pantalla del ordenador de a bordo en el que sigue, ajena a vuestros pensamientos, la caja de texto para introducir el código debajo del logotipo algo kitsch del club nocturno. Segundos después vibra el móvil de Lars, que lanza con un gesto de su dedo índice el mensaje para que flote durante unos segundos en el interior del vehículo y podáis leerlo los tres.

¿Sois vosotros? Realmente no se ven las caras... No seáis paranoicos, os están intentando asustar probablemente. No es que tengáis muchos amigos, precisamente.

Lars lanza un improperio en voz baja antes de que llegue un nuevo mensaje acompañado de su correspondiente vibración.

Se la pasaré a algún especialista, aunque a primera vista no parece un montaje, tiene demasiada poca calidad de resolución. Sed chicos buenos y mantened un perfil bajo.

OFF: Si Annelise quiere intentar sacar algo más en claro del edificio de la foto, puede intentar una tirada de Percepción + Informática a dificultad 8. 4d10>=8-P