Taller de Edad Romana: Asia

Requiem, Estirpe de Oriente, E. Victoriana, E. Romana, etc.
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Alexander Weiss
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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#31

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Mar 2020, 01:16

Imagen VENTRUE
Varios vampiros del clan Ventrue, descendientes del anciano Medón se extendieron por las ciudades griegas después de su muerte. La mayoría marcharon hacia el oeste, pero unos pocos, atraídos por la prosperidad de los puertos y ciudades de Anatolia, permanecieron en el este. A menudo permanecieron en un segundo plano frente a otros clanes, más numerosos y con más influencia, como los Lasombra o los Toreador, y en las cortes vampíricas solían ocupar posiciones como consejeros.
A medida que los poderes establecidos se debilitaban y cuando surgieron nuevas oportunidades de poder en el siglo II a.C., varios Ventrue romanos, en su mayor parte del linaje de Tinia, acudieron a Oriente, dispuestos a ocupar los dominios que ocupaban bacantes. Se produjeron varios conflictos, pero con el poder de Roma y del Senado Eterno de su lado, los Ventrue consiguieron establecer su influencia con fuerza en la provincia de Asia.
Pérgamo se convierte en el principal dominio de los Ventrue asiáticos, representados por un poderoso Princeps. Sin embargo, en la rivalidad entre las ciudades de la provincia, Pérgamo comienza a ocupar un lugar más secundario, especialmente durante la crisis del siglo III. Por otra parte los Ventrue perciben el cristianismo como una amenaza, y fortalecen su influencia sobre las instituciones paganas, especialmente entre los colonos romanos y no consiguen adaptarse al cambio hasta que resultó demasiado tarde.
Durante el siglo IV se producen enfrentamientos entre los Ventrue paganos y los Lasombra cristianos, pero de la misma forma que había ocurrido con Roma y los poderes locales en siglos anteriores, los vampiros cristianos terminan imponiéndose. Varios Ventrue resultan destruidos y los supervivientes se alían con el nuevo poder en alza de Constantinopla, donde se encuentra el anciano Ventrue Antonius, que con su linaje proporciona una nueva época de esplendor para el clan de los Patricios.

Servio Cornelio Lutaciano, Princeps de Pérgamo (6ª Generación): Servio nació a principios del siglo III a.C. en Roma, en el seno de una familia de patricios. Recibió una educación esmerada, y al mismo tiempo, apoyado por su padre, inició una carrera militar en el ejército. Participó en la Primera Guerra Púnica, y aunque su papel fue en gran parte organizativo, le sirvió para volver a casa rodeado de honores y fundar una familia. Con cuarenta años se encontraba en su plenitud, pero ansiaba más.
Su familia pertenecía al orgulloso clan de los Cornelios, y a través de sus contactos entró a formar parte de un grupo más exclusivo, un culto familiar que realizaba ofrendas a un dios protector de la familia. Ese dios era nada menos que Tito Venturo Camilo, el Princeps de Roma. Servio consiguió caerle en gracia y recibió su sangre, primero como novicio y posteriormente como su filius.
Embriagado por su nuevo poder, Servio aterrorizó a su familia, gobernando con mano de hierro. Sin embargo, su precio era servir a su pater. En los siglos siguientes con otros Ventrue luchó contra los enemigos de Roma, especialmente los inmortales. Participó en las Guerras Púnicas con sus hermanos Ventrue, y dirigió varias campañas contra los pueblos galos más allá de los Alpes. Se convirtió en uno de los Ventrue más destacados de Roma y uno de los favoritos de Camilo, pero con el tiempo ansiaba más, quizás llegar a gobernar la propia Roma.
Quizás su pater percibió la ambición de su chiquillo, por lo que constituyó toda una sorpresa cuando en el siglo I a.C. su pater lo llamó a su presencia y le dijo que representaría a su linaje en un triunvirato que gobernaría la provincia de Asia. Sin embargo, primero sería necesario pacificarla.
Aunque orgulloso, la lucha por la pacificación de Asia le llevó a estrechar lazos con sus compañeros de triunvirato, Cneo Vespasio y Claudia Secunda. No hubo discusiones a la hora de repartirse dominios, y Servio se quedó con la capital de la provincia, Pérgamo, extendiendo su protección a los vampiros de la ciudad y siendo proclamado Princeps.
Servio hizo traer a varios de sus descendientes de Roma, situándolos en posiciones de poder en el gobierno de Asia, al mismo tiempo que creaba una progenie. Cuando Marco Antonio y Cleopatra visitaron la ciudad, pensó en asesinarlos, especialmente porque su aliado Filetaro estaba furioso por el expolio de la Biblioteca de Pérgamo. Servio vio la oportunidad y ordenó hacerlo desaparecer, junto con varios vampiros que lo apoyaban, fortaleciendo su poder sobre el dominio.
Sin embargo, en el año 27 a.C. recibió un duro golpe cuando la capital de la provincia de Asia fue trasladada a Éfeso, donde gobernaba su aliado Cneo Vespasio del clan Lasombra. Servio esperaba que su aliado revirtiera la situación, o al menos lo compensara ofreciéndole el dominio en Éfeso en lugar de Pérgamo, pero Cneo guardó silencio. Sintiéndose agraviado por lo que consideraba las manipulaciones de los Lasombra, Servio dedicó todos sus esfuerzos a incrementar el poder de Pérgamo y fomentó su rivalidad con Éfeso. Las intrigas entre Ventrue y Lasombra de Asia continuarían durante los siglos siguientes.
En el año 122 consiguió una gran victoria cuando tras la muerte de su aliada Claudia Secunda (que se creía había sid asesinada por los cultistas de Cibeles), consiguió que su chiquillo y consejero de Claudia, Lucio Salvio, asumiera el control del dominio de Esmirna. Los Malkavian no se opusieron, aunque los Lasombra vieron en el gesto una amenaza a su poder.
El enfrentamiento final tuvo lugar en el año 313 cuando el Prínceps Cneo Vespasio de Éfeso proclamó que era cristiano y rechazó la exigencia de Servio de que abandonara el poder. Las luchas entre Lasombra cristianos y Ventrue paganos se intensificaron, pero finalmente Servio fue destruido en un incendio que arrasó su refugio hacia el año 380. Con su muerte, los vampiros paganos de Asia perdieron a su principal líder, y poco a poco fueron cediendo terreno ante el avance del cristianismo.
Servio Cornelio Lutaciano tenía unos cuarenta años cuando fue Abrazado. Es un hombre alto y fibrado, de porte orgulloso y autoritario, que viste con los atributos de una familia patricia romana. Sus ojos oscuros miran con firmeza e intimidación y su cuerpo robusto parece rodeado de un aura de poder. Siempre correcto, es un enemigo implacable.
Nota: Servio sólo se alimenta de los miembros de su familia. Además de sus descendientes, se incluyen a los esclavos que son legalmente de su propiedad.

Lucio Salvio, Princeps de Esmirna (7ª Generación): Lucio nació en una familia de comerciantes romanos de Mesina. Aprendió el negocio de su padre. Sin embargo, después de una mala racha en unos envíos de vino, Lucio recuperó su fortuna descubriendo que el verdadero negocio estaba en la recaudación de impuestos. Con varios préstamos pagó una elevada suma para comprarle al estado los derechos de recaudar tributos en la provincia de Asia.
Y fue todo un éxito. Lucio se enriqueció exprimiendo impuestos a las poblaciones de la provincia y pronto se divorció de su esposa romana para marcharse a vivir a Pérgamo y contraer de nuevo matrimonio con una hermosa mujer griega a la que colmó de dones.
En medio de su riqueza permanecía completamente ajeno al descontento que se estaba gestando contra los romanos. La victoria del rey Mitrídates del Ponto lo asustó, y se preparó para marcharse, pero el estallido de las Vísperas Asiáticas y la matanza de romanos lo aterrorizaron. En cuestión de noches perdió su fortuna y apenas consiguió salvar la vida. Su esposa y sus hijos murieron asesinados.
Cuando llegaron las tropas liberadoras del general Sila Lucio regresó desolado a su hogar, que había sido saqueado. Se encontraba en la ruina y a punto de suicidarse cuando recibió una inesperada propuesta.
Un militar romano recién llegado a Asia necesitaba un administrador leal, y Lucio conocía bien la provincia. Después de que su lealtad fuera asegurada mediante la sangre, Lucio pasó a ser servidor del Princeps Servio Cornelio Lucitano de Pérgamo, ocupándose con alegría de su considerable fortuna. De nuevo volvía a vestir como un hombre rico y a disfrutar de los placeres de la vida.
Con el tiempo y satisfecho con su gestión, el Princeps Servio le dio el Abrazo para convertirlo en su representante en el dominio de Esmirna. La Princeps Claudia estaba más atenta a los asuntos espirituales que a la gestión de su dominio y necesitaba un asesor de confianza que se ocupara de los asuntos temporales y Lucio era el hombre adecuado.
Durante años Lucio vivió aterrado a la sombra de la inquietante Claudia y de los Malkavian, pero cuando la Princeps de Esmirna fue destruida en el año 122 su pater intervino y lo nombró Princeps del dominio, dándole públicamente su apoyo. De esta manera Lucio se encontró inesperadamente ascendido y con el poder en sus manos.
Lucio se convirtió en un administrador eficaz, al mismo tiempo que mantenía la lealtad a su pater, en gran parte por la intimidación que le causaba. Con frecuencia le realizaba “regalos” en forma de generosas donaciones, y le apoyaba en su política de rivalidad contra Éfeso. Cuando el Princeps de Éfeso proclamó abiertamente su cristianismo en el año 313, Lucio se mantuvo al lado de su pater, atacando a los vampiros cristianos y prohibiendo su permanencia en su dominio.
Poco después de la muerte en un incendio del Princeps Servio de Pérgamo, Lucio encontró conveniente mantener buenas relaciones con sus vecinos cristianos, bautizándose en el año 382. Los demás vampiros paganos lo consideran un traidor, pero el Príncipe de Esmirna consigue mantenerse en el poder mostrando su lealtad a los vampiros de Constantinopla, que se convierten en sus nuevos aliados.
El Príncipe Lucio encuentra su Muerte Definitiva en el año 1076, cuando los turcos selyúcidas toman Esmirna. Un guerrero Assamita consigue abrirse paso hasta su refugio durante el asedio de la ciudad y lo destruye, provocando el pánico entre los vampiros cristianos.
Lucio era un hombre de unos cincuenta años cuando fue Abrazado. De estatura baja y bastante orondo, con piel bronceada, tiene unos ojos almendrados de mirada adormilada y risueña, siempre atento a cualquier placer y dispuesto a compartirlo con sus invitados. Su escaso cabello es rizado y gris, y suele vestir con cierto lujo, aunque sin realizar demasiada ostentación, especialmente cuando hay otras personas poderosas cerca. Aunque con una mentalidad calculadora y oportunista, cuando su ambición está saciada suele mostrarse amable y generoso.
Nota: Lucio se alimenta sólo de la gente que ha contraído algún tipo de deuda con él.

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#32

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Mar 2020, 11:50

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CAPADOCIOS
Los Capadocios son uno de los clanes más numerosos de la provincia de Asia, en gran parte debido a la proximidad del país de Capadocia, en el centro de la península de Anatolia, donde se encuentran varias de las fortalezas del clan como el monte Erciyes, y las ciudades subterráneas de Derinkuyu y Kaymakly se encuentran cercanas.
Los Capadocios asiáticos asisten a varios acontecimientos importantes para la historia del Clan de la Muerte, como la construcción de la ciudadela de Erciyes, la alianza con las Lamias o la conversión de Cappadocius. Presentes en la mayoría de los dominios y ámbitos sociales, sin embargo, existen algunas facciones que destacan sobre las demás.
Desde donde todos los vampiros asiáticos recuerdan, algunos Capadocios siempre han estado relacionados con el Culto de Cibeles, y tras su alianza con las Lamias se convierten en la facción más importante dentro del culto, que se convierte en un sinónimo del Clan de la Muerte. Muchos Capadocios son sacerdotes y sacerdotisas de la Magna Mater o de alguna de sus muchas caras, como Artemisa o Deméter. Estos Capadocios suelen Abrazar entre los galli, aunque no necesariamente, pues consideran que el Abrazo es suficiente como sacrificio de la fertilidad de la vida. Merodean en torno a los santuarios de la diosa, a menudo en compañía de las Lamias, pero también actúan como consejeros y diplomáticos. En el orden impuesto por el Senado Eterno de Roma, con frecuencia consiguen acceder a la Magistratura de los Augures.
La otra gran facción del Clan de la Muerte en Asia está constituida por un culto en torno a Cappadocius, al que identifican con el dios Hades y otras divinidades del inframundo. El Antediluviano no suele interferir en las actividades del culto, que dispone de mucha autonomía influencia en la ciudad sagrada de Hierápolis. El culto, aunque no demasiado importante, está presente en varios dominios del Mediterráneo Oriental e incluso llega hasta Roma. Sin embargo, con la construcción del monte Erciyes y la importancia progresiva del cristianismo dentro del clan, apoyada por el propio Cappadocius, los cultos paganos dentro del clan sufren las consecuencias, y muy especialmente el culto al Antediluviano, que termina tranformándose en los siglos siguientes en una serie de cultos de estudiosos de la muerte que siguen los planes de su fundador.

LOS CAPADOCIOS Y EL CRISTIANISMO
Durante el siglo I el Clan de la Muerte sufre una importante transformación, provocada por la voluntad de su Antediluviano. A lo largo de los milenios Cappadocius influye poco en los actos de sus descendientes, dedicándose a viajar en busca de los secretos de la muerte sin establecerse en ningún lugar fijo.
Sin embargo, mientras duerme en el letargo en Erciyes recibe una revelación en sueños. Un ángel se le aparece y despierta de su letargo con un proyecto en mente. En primer lugar convoca a los Capadocios y dirige la construcción de un monasterio y fortaleza, que se convertirá en un centro de peregrinaje para el clan, y en el que son invertidos numerosos recursos. Todas las facciones de los Capadocios colaboran en un esfuerzo conjunto.
El propio Antediluviano Cappadocius dirige su atención hacia el naciente cristianismo, considerándolo la fuente de sus visiones, y ordena a varios de sus descendientes que protejan a los primeros cristianos. Los Capadocios convierten varias ciudades de Asia Menor en refugios de las persecuciones, ampliando catacumbas y creando auténticas ciudades subterráneas para los cristianos, de las que Derinkuyu y Kaymakli son las mayores y más elaboradas. Muchos Capadocios, siguiendo el ejemplo de su fundador, se convierten a la nueva religión o Abrazan entre los primeros cristianos.
De esta manera, de la misma forma que ocurre en el mundo mortal, la facción cristiana se fortalece dentro del Clan de la Muerte, ante las reticencias y reservas de los Capadocios paganos, aunque algunos asumen el cambio que está sufriendo el linaje con obediencia. La mayoría no ven venir la purga del Festín de la Locura, que terminará por unificar el clan bajo el cristianismo durante el mundo medieval.

EL EVANGELIO DE LAODICEO Y LA FORMACIÓN DEL CAMINO DEL CIELO
Cappadocius estudia los escritos de los primeros eruditos cristianos y con su considerable saber esotérico decide consolidar la nueva fe entre los demás vampiros, unificando los distintos relatos dentro de la mitología judeocristiana, escribiendo una versión del Libro de Nod que será la más extendida y conocida en los siglos venideros, en el que el Primer Vampiro se convierte en Caín, asesino de su hermano Abel. Otras versiones más antiguas son descartadas o interpretadas desde el punto de vista judeocristiano, desplazando poco a poco a los mitos de otras religiones.
Entre los vampiros del mundo antiguo existe el llamado Camino de la Luz, a menudo asociado a una u otra divinidad, que constituye una senda de moralidad de base religiosa. En la ciudad de Laodicea de forma anónima, Cappadocius -o quizás uno de sus descendientes- escribe una recopilación de visiones, percepciones y las relaciones entre los “Cainitas” (en el evangelio se acuña por primera vez este término) y Dios, junto con importante conocimiento Nodista, interpretado desde el punto de vista judeocristiano, y que transforma el Camino convirtiéndolo en la Via Caeli o Camino del Cielo.
En Evangelio de “Laodiceo” se extiende entre los vampiros del mundo antiguo durante los primeros siglos del cristianismo, convirtiéndose en un texto esencial para los primeros seguidores de la nueva Via Caeli, que aunque dispone de una firme base cristiana con el tiempo se extenderá a otras religiones, como el judaísmo, el Islam, o incluso las religiones paganas. Entre los llamados Fieles se producen y distribuyen muchas copias, que indirectamente también contribuyen a extender el mito Cainita en el conjunto de la Estirpe.


Asushunamir/Artemisia, Sumo Sacerdote - Sacerdotisa de Artemisa de Éfeso (6ª Generación): Amir nació hace mucho tiempo en Tabal, uno de los reinos hititas que surgieron tras la caída del Imperio de Hatti. Aunque había nacido en una familia de humildes servidores del rey, su buena presencia e ingenio pronto lo convirtieron en uno de los cortesanos, conocido por su capacidad para desentrañar secretos y actuar como diplomático ante otros reyes.
Sucedió que la hija del monarca de Tabal fue enviada en una embajada al reino vecino de Kammanu, pero la reina de ese lugar se encaprichó de ella y la tomó como rehén, y el rey de Tabal decidió enviar a Amir como embajador para negociar su liberación. En privado le ordenó que utilizara cualquier medio para liberar a la princesa.
Amir se presentó ante la reina de Kammanu y utilizó todo su ingenio para seducirla. Una noche anunció que dejaba el servicio al rey de Tabal para servir a la reina de Kammanu y ambos se convirtieron en amantes. Así supo dónde se encontraba retenida la princesa de Tabal y planificó su huida, haciendo que regresara disfrazada con los demás embajadores a Tabal.
Cuando la reina de Kammanu supo lo ocurrido estalló en cólera y ordenó el arresto de su amante, que fue castrado y convertido en esclavo. Amir aceptó pacientemente su destino.
Pero el acto de Amir atrajo la atención de Enheduanna, una cortesana y poetisa de la noche, quien una noche se presentó ante él y ambos mantuvieron una conversación hasta el amanecer. Cuando salió el sol, Amir había desaparecido del mundo de los vivos.
En la muerte Amir adoptó el nombre de Asushunamir, un antiguo dios que había rescatado a la diosa de la belleza Ishtar de la diosa del inframundo Ereshkigal, siendo maldecido por ello. En cierto sentido, él había repetido la hazaña del dios.
Pronto se unió a otros Capadocios y en los siglos siguientes se unió a las cortes de varios reyes que vio ascender y caer. Desde las sombras tejía sus telarañas como había hecho en vida, decidiendo el futuro de varios gobernantes y compitiendo con otros dioses de la noche en una danza que encontraba atractiva.
Se unió al Culto de Cibeles hacia el siglo V a.C., y pronto dirigió la rama del culto en la ciudad de Éfeso, donde la diosa había asumido el rostro de Artemisa y Asushunamir adoptó el nombre de Artemisia. Considerándose por encima del sexo, con el paso de los siglos había asumido un rostro masculino y otro femenino a la hora de construir su propia divinidad hermafrodita.
Cuando llegaron los vampiros romanos, Artemisia estaba preparada para recibirlos. Pronto estableció un pacto con el Princeps Cneo Vespasio, un joven manipulable y un aliado dispuesto, y al mismo tiempo utilizó su influencia para que la capital de la provincia romana de Asia fuera trasladada a Éfeso. Aunque de forma sutil, Artemisia se ha convertido en el verdadero poder en la ciudad de Éfeso, aunque procura actuar de manera sutil y que sean otros quienes dejen ver su rostro. Él/Ella se presenta como una sabia consejera en segundo lugar, preocupada por el Culto de Cibeles, en especial por mantener sus ritos ancestrales, pero realmente disfruta con los juegos de poder, pudiendo mostrarse especialmente cruel con quienes incurren en su ira. No se considera un avatar de Artemisa de Éfeso, sino un dios por propio derecho, y sólo la sirve porque así lo ha decidido.
En principio la aparición del cristianismo le resulta irrelevante, pero a medida que la nueva religión se extiende y fortalece, adopta medidas para perseguir a los primeros cristianos y neutralizar su influencia. Cuando Cappadocius se “convierte” al cristianismo de mala gana detiene las persecuciones, al mismo tiempo que se prepara para adaptarse a los nuevos tiempos. Nunca se convierte al cristianismo y procura mantener el culto de la diosa en la clandestinidad cuando los cultos paganos son clausurados y prohibidos.
Finalmente Asushunamir asiste al Festín de la Locura y queda encerrado con muchos de sus compañeros en la ciudad subterránea de Kaymakli. A pesar de muchas vicisitudes, finalmente consigue sobrevivir como un Heraldo de las Calaveras a finales del siglo XX, regresando sediento de venganza.
Artemisia/Asushunamir es una criatura andrógina y ambigua, de una belleza y atractivo que ha construido pacientemente. Su cabello es negro como la noche, largo hasta los hombros, y sus ojos son igualmente oscuros, mirando desde las profundidades del inframundo. Todo su cuerpo parece una estatua de mármol y cuando se muestra, se contempla a una criatura claramente sobrenatural, un dios. Normalmente se cubre con un manto modesto que cubre todo su cuerpo y sólo deja ver sus ojos, pero cuando se muestra, suele ir adornado con valiosas joyas y símbolos de la divinidad.

Drenis (7ª Generación): Drenis nació en el siglo II en la Tróade en una familia de prósperos viticultores. Era el único vástago superviviente y la última esperanza de perpetuar el linaje familiar. Cuando tenía quince años quedó prometido para contraer un matrimonio concertado, pero apenas dos meses después la guerra llegó a la propiedad familiar. El Imperio Romano se encontraba inmerso en una guerra civil, y el ejército del general Septimio Severo avanzaba hacia Oriente para enfrentarse al general Pescenio Niger, y para aprovisionarse, muchas tropas se dedicaban a saquear las poblaciones que encontraban a su paso. Mientras intentaba defender las tierras de su padre, Drenis fue apaleado y violado por un grupo de soldados.
Después de aquello la familia de Drenis silenció el incidente y la boda siguió adelante en la siguiente primavera. Drenis intentó cumplir con su esposa, que no era mayor que él, pero fue inútil. Durante las noches siguientes no conseguía sentir pasión por el cuerpo de su esposa, sólo rechazo y arcadas.
Huyó para no seguir avergonzando a su familia y terminó uniéndose al sacerdocio de la diosa Cibeles, y participó en los ritos para convertirse en un gallus. El culto al que se había unido era bastante ortodoxo, estando liderado por un antiguo vampiro llamado Asushunamir, que mantenía los ritos ancestrales dedicados a Cibeles y Attis. Asushunamir se sintió atraído por la novicia Drenis, y a pesar de su juventud le encomendó la tarea de atender a las víctimas del culto antes y después de su muerte. Horrorizada, la inocencia de Drenis provocó que Asushunamir decidiera compartir con ella la sangre eterna.
Al principio beber de los mortales le provocó a Drenis casi tantas náuseas como su fallido matrimonio. Con el tiempo aprende a alimentarse con normalidad, aunque no sin reservas. Su pater intentó enseñarle la necesidad de la muerte, pero la inocencia de su filia la llevó a tratarla con cierta crueldad, hasta que finalmente decidió que era mejor que aprendiera por sí misma. Sin embargo, de vez en cuando todavía la convoca a su presencia e intenta ponerla a prueba.
Frente a la crueldad de su pater, Drenis es es una persona silenciosa y humilde, que prefiere actuar discretamente cuando encuentra a alguien digno de su ayuda, actuando con misericordia y al mismo tiempo con una frialdad pragmática.
Finalmente Asushunamir desaparece en el Festín de la Locura y Drenis se une al resto de los Capadocios en Erciyes, asumiendo de manera conformista la nueva dirección del Clan de la Muerte. Sin embargo, no consigue encontrar la paz, y con el tiempo decide buscar su propia iluminación uniéndose al Inconnu, lo que la salva de la purga de los Giovanni.
Drenis es una mujer joven de complexión delicada, con el pelo rubio y rizado de un tono demasiado brillante para ser natural, recogido con una sencilla diadema. Suele vestir con las túnicas de las sacerdotisas de Cibeles, pero cuando se muestra fuera del templo elige vestidos sencillos. Su voz y sus movimientos son convincentemente femeninos. Aunque suele maquillarse en ocasiones no lo hace, mostrando la piel pálida y cadavérica propia de su clan.

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Alexander Weiss
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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#33

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Mar 2020, 16:50

Imagen GANGREL
No hay muchos Gangrel en la provincia romana de Asia, aunque el clan era más numeroso en otros tiempos. Tradicionalmente los Gangrel han acompañado a los pueblos nómadas que han invadido la península de Anatolia, especialmente los antiguos cimmerios, entre los que el antiguo dios Genger, el Centauro, creó una amplia progenie, que se convirtieron en una amenaza para los reinos que surgieron en la península, y también para sus gobernantes no muertos.
Pero el tiempo de los cimmerios y las incursiones nómadas pasó, y aunque presentes en varios dominios, en general los Gangrel preferían evitar la civilización. Salvo unos pocos viajeros ocasionales o los que preferían seguir las rutas marítimas, el clan fue reduciendo progresivamente su presencia en la zona.
Por otra parte, aunque otros clanes son conscientes de que existe una rama de los Gangrel que acompañó a los gálatas en su invasión del siglo III a.C. y que terminó uniéndose al culto de Cibeles, los Gangrel afirman que ese linaje está formado por traidores y renegados, y procuran no relacionarse con ellos.
Cuando los godos invaden la provincia de Asia en el siglo III, una nueva oleada de vampiros del clan Gangrel los acompaña. Se trata de bárbaros al margen del Senado Eterno, y traen con ellos el recuerdo de las invasiones de otros tiempos, atacando a quienes consideran “traidores”, especialmente los que han aceptado el orden romano.

Estratón (8ª Generación): Estratón nació en el siglo I, en un pequeño pueblo de pescadores cerca de Halicarnaso. Su padre había sido un comerciante de pescado, pero se había arruinado tras pedir varios préstamos y había tenido que regresar a las propiedades de su padre para reemprender el oficio. Estratón y su madre a menudo sufrían sus palizas cuando regresaba a casa tras un mal día de pesca o cuando bebía demasiado vino en la taberna.
Cuando tuvo suficiente edad, acompañó a su padre a pescar, pero tuvieron una discusión a bordo de la barca en que pescaban y el padre de Estratón le dio una paliza, con tan mala suerte, que su hijo cayó por la borda.
Resurgió del mar a la noche siguiente y se presentó en su hogar como un espectro con algas enredadas en el pelo. En un frenesí, terminó el enfrentamiento con su padre y su madre en sangre. Cuando salió el sol se sumergió de nuevo en las profundidades del mar.
En las noches siguientes continuó acechando en la oscuridad. Aprendió a tocar la mente de los peces y alimentarse de su sangre, aunque ni de lejos era tan dulce como la de sus padres. Sobrevivió solo durante un tiempo, hasta que su mater regresó, una mujer con rasgos de pez y le enseñó en qué se había convertido.
Estratón encontró un lugar entre los vampiros de Éfeso, convirtiéndose en heraldo del Princeps de la ciudad, y actuando como mensajero. Con el tiempo creó una progenie, y con sus chiquillos mantuvieron el contacto entre los dominios de Asia y Grecia mediante una telaraña de contactos, entregando mensajes o acompañando a los viajeros que se arriesgaban fuera de las ciudades para protegerlos de otros vampiros.
Con el tiempo, Estratón y su progenie se han convertido en una presencia humilde, aunque respetada, en varios dominios asiáticos y griegos, y Estratón se ha convertido en el representante y líder informal de su clan en Asia. También ha aprendido a apreciar los lujos de la civilización y dispone de una mansión junto al mar, comunicada con las aguas a través de varias catacumbas subterráneas.
Estratón mantiene su posición hasta el siglo III, cuando varios de sus chiquillos son destruidos por los Gangrel que acompañan a los godos. Él mismo resulta gravemente herido y cae en letargo. Reaparece en el siglo V en Roma, abalanzándose sobre el vampiro que mató a sus chiquillos y arrojándose con él a las llamas que devoran la ciudad.
Estratón es un chico joven, en la adolescencia. Viste con túnicas sencillas y que no estorban su movimiento, aunque en las reuniones con otros vampiros procura parecer más presentable. Con el paso del tiempo su piel adquiere un matiz ligeramente grisáceo y sus ojos se vuelven opacos como los de un tiburón, lo que le lleva a mantenerse apartado de los mortales. En principio se comporta de manera formal y sumisa con sus clientes, pero quienes consiguen abrirse paso a su interior se encuentran con un individuo honesto y con su propio honor personal, dispuesto a arriesgar la vida por los suyos.

Aquilina (7ª Generación): Aquilina nació en la esclavitud en la ciudad siria de Antioquía en el siglo I a.C. Cuando era pequeña fue vendida a un lanista que quería criarla con otras niñas para crear un grupo de gladiatrices para su espectáculo. De esta manera tuvo una infancia muy diferente a otras niñas, teniendo que adiestrar para endurecer su cuerpo y también a manejar las armas para ofrecer combates vistosos.
Los combates de gladiadores estaban muy de moda, pero el público ansiaba novedades. Las “amazonas” de Horacio Siríaco, un grupo vistoso, se convirtieron en una sensación, y la “feroz” Aquilina era la líder de todas ellas. Con el tiempo ganó suficiente dinero para ganar su libertad, y se asoció con su amo Siríaco para continuar ofreciendo espectáculos. Dejó los combates y se dedicó a dirigir los combates de gladiadores, hasta el punto que el anciano Siríaco terminó adoptándola y convirtiéndola en su heredera.
Sin embargo, antes de convertirse en una lanista, la vida de Aquilina tomó un giro inesperado. Una noche le trajeron una manada de tres lobos que sus hombres habían capturado en una cueva de las montañas, pero cuando Aquilina se disponía a examinar a los animales para comprobar si había hecho un buen negocio, un terrible aullido dejó a todos los presentes paralizados.
De la noche surgió un lobo enorme como no había visto nunca y antes de que los hombres pudieran reaccionar se abalanzó sobre ellos, matándolos uno tras otro. Aquilina reaccionó rápido tomando un tridente y embistió a la criatura, pero al impactar sobre ella parecía estar hecha de hierro. La bestia dirigió su atención hacia la gladiatriz y saltó hacia su garganta.
Cuando despertó estaba sedienta de sangre y se dio cuenta de que había cambiado. Reaccionó con tranquilidad y aprendió a evitar los rayos del sol. Cuando su pater regresó a buscarla, se encontró con que había tomando el mando de su escuela de gladiadores.
Como vampira, Aquilina ha encontrado poder, convirtiendo al viejo Siríaco en su ghoul y dirigiendo con mano firme su escuela de gladiadores. También se ha introducido en el negocio de los espectáculos en las provincias romanas de Oriente Medio, convirtiéndose en una figura que trata habitualmente con los Principes de distintos dominios. Desde el siglo II visita habitualmente Pérgamo, donde ha instalado una mansión en la que descansa entre viajes. También ha creado progenie, en su mayoría gladiatrices que han atraído su atención, pero también algunos gladiadores.
En ocasiones Aquilina y sus descendientes han sido contratadas para proteger a varios vampiros en sus viajes o algunos dominios. Sin embargo, tras una batalla contra los Gangrel godos en el siglo III, y en la que mueren algunas de sus chiquillas, toma una decisión. A medida que el Imperio Romano es amenazado y se desmorona, y también se clausuran las luchas de gladiadores, Aquilina decide retirarse a su ciudad natal, Antioquía, donde se convierte en una respetada antigua, incluso durante los períodos de dominación cristiana y musulmana. Aunque consigue sobrevivir a varias invasiones, finalmente sucumbe en el año 1098 cuando los cruzados cristianos toman la ciudad.
Aquilina es una mujer de unos treinta años, alta, delgada y fibrada. Su cabello es largo hasta los hombros, aunque suele recogérselo (o incluso cortárselo cuando tiene algo de tiempo). Sus ojos negros tienen una mirada imperturbable, como si acechara a su presa, pero es capaz de sorprender a su interlocutor pasando en un momento de la seriedad a unas sonoras carcajadas. Aunque viste cómodamente cuando trata de negocios, cuando se adiestra o parte a la guerra dispone de una armadura de cota de malla que ordenó fabricar especialmente para ella. Aunque maneja bien el gladio, es especialmente hábil en el uso de tridentes y lanzas.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#34

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Mar 2020, 22:52

Imagen TOREADOR
El clan Toreador posee profundos vínculos con la provincia romana de Asia desde sus orígenes. Se dice que la diosa del clan pasó por la zona, y su legado de sangre todavía permanece. Sin duda el más destacado de los Toreador del territorio es el antiguo músico Anfión, del que descienden la mayor parte de los miembros asiáticos del clan, y en homenaje a su progenitor la música y la poesía ocupan un lugar destacado entre su linaje. La mayor parte de los Toreador se concentraron en la Jonia y el reino de Lidia, manteniendo estrechos lazos con los Toreador griegos, con los que a menudo compitieron en el ámbito de las artes. De hecho, el antiguo todavía regresa ocasionalmente a la ciudad de Sardes, aunque sus viajes son cada vez más espaciados, y algunos rumorean que ha caído en letargo.
Los Toreador asiáticos también mantuvieron una alianza con los vampiros Brujah. Sin embargo, cuando pactaron con el Senado Eterno al incorporarse sus territorios a la provincia de Asia, muchos Brujah lo consideraron una traición. En la revuelta que siguió muchos Toreador murieron o fueron derrocados del poder.
Sin embargo, no sería la última calamidad que se abatió sobre el clan. Cuando el general romano Marco Antonio se alzó en Oriente muchos Toreador, especialmente griegos, vieron una oportunidad para librarse del yugo de Roma y quizás crear un Imperio griego donde serían el poder predominante. El plan fracasó con la derrota de Marco Antonio y en represalia varios Toreador griegos fueron destruidos o exiliados.
Desde el siglo I a.C. la mayoría de los Toreador de Asia han mantenido un perfil bajo, dejando de lado los salones de poder para dedicarse al cultivo de las artes, especialmente la arquitectura y la música. Rara vez gobiernan dominios, pero la situación comienza a cambiar en el siglo IV, con el ascenso de Constantinopla y el Imperio de Oriente. Varios Toreador asiáticos se alían con los miembros bizantinos de su clan, los descendientes de Miguel el Patriarca, recuperando posiciones de poder en el nuevo orden.

Hesíodo (6ª Generación): Janto nació en Cime a principios del siglo VIII a.C. en una pequeña granja familiar, donde vivía con sus padres. Durante su infancia se dedicó a pastorear el ganado e inspirado por el paisaje de paz que le rodeaba comenzó a entonar canciones dedicadas al sol, la luna y todo lo que le rodeaba, al trabajo de cuidar de los animales y de cosechar los frutos de la tierra. Tan hermosas eran su voz y las palabras que tejía que un dios vino en la noche a buscarle, escuchando sus canciones y finalmente presentándose ante él.
El vampiro Anfión sufría por la pérdida de su familia y de la luz del sol, y en la poesía de Janto encontró la paz que le faltaba. Lo llevó con él a su corte, llena de poetas y músicos, pero finalmente decidió volver a viajar, dando libertad a sus chiquillos para que recorrieran su reino.
Janto regresó a Cime, donde acompañó en un barco a una familia que viajaba a Beocia después de haber perdido su fortuna. Se instalaron en una pequeña granja donde cultivaron las tierras y se dedicaron al pastoreo. Janto vio la oportunidad de regresar a sus orígenes y se quedó en Beocia alabando en su poesía la belleza de la tierra que le rodeaba.
Uno de los hijos de la familia se sintió atraído por la poesía de Janto, y éste decidió enseñarle el arte de la poesía y la música. Tan bien aprendió, que Hesíodo terminó superando a su maestro, convirtiéndose en uno de los poetas más famosos de Grecia, contando que cuando pastoreaba su rebaño una musa acudía a inspirarle.
Janto se alegró del éxito de su discípulo y cuando murió, adoptó su nombre en homenaje. De hecho esto provoco que muchos confundieran al vampiro con el poeta mortal, y Hesíodo no siempre evitó la confusión...
Con su fama, Hesíodo viajó por el mundo griego, aunque terminaba regresando a su ciudad natal de Cime o a Sardes, cuando su pater Anfión regresaba de sus viajes. Abrazó a varios poetas, literatos y músicos, pero además del cultivo de las artes no participó en la pugna por el poder. Cuando otros vampiros le pidieron que liderara a los Toreador de Asia se limitaba a decir que había candidatos mucho mejores.
Después de que Asia fuera liderada por Alejandro Magno, Hesíodo regresó para ayudar a sus descendientes a reconstruir el panorama de las artes. En esta ocasión compartió su sangre con varios arquitectos, que participaron en las labores de reconstrucción del mundo helenístico.
Al mismo tiempo comenzó a estrechar lazos con el Senado Eterno de Roma, y cuando los romanos comenzaron a extender su influencia sobre oriente, combatiendo a los reinos locales, actuó de manera diplomática para que los Toreador griegos aceptaran el dominio de Roma como un hecho beneficioso frente a guerras en las que sólo podían terminar perdiendo lo que habían construido.
Sin embargo, no todos estaban de acuerdo. Los Brujah de Asia se alzaron en armas y asesinaron a muchos descendientes de Hesíodo. A su vez, muchos Toreador griegos también se rebelaron contra el dominio de Roma. En el proceso, Hesíodo fue considerado un traidor y a finales del siglo I a.C. decidió marcharse a Roma, donde fue bien recibido por sus aliados Ventrue y los Toreador romanos.
Sin embargo, Roma ardió en llamas en un pavoroso incendio en el año 64, durante el reinado del emperador Nerón. Muchos vampiros romanos resultaron destruidos, entre ellos, el gran Hesíodo. Con él también desapareció gran parte de su poesía, por lo que algunos Toreador atribuyen su destrucción a un rival celoso o a un vampiro ansioso de venganza por su apoyo al Senado Eterno.
Hesíodo se preocupa mucho de cultivar su imagen. Es un atractivo joven pasada la adolescencia, de rostro broncíneo y largo cabello rizado y oscuro, que suele encarnar el ideal pastoril que muestra en su poesía vistiendo con sencillas túnicas, cinturones de oro y coronas de flores. Camina descalzo y cuando declama poesía en ocasiones acompaña sus palabras con la música de una lira.

Anaxandra (8ª Generación): Anaxandra nació en el siglo III a.C. en la isla griega de Sición. Era hija de un pintor, que decidió que su hija también aprendería su oficio, pues consideraba que ella también debía tener la oportunidad de aspirar a la perfección del arte. De esta manera la niña pasó su infancia en el taller de su padre, jugando y aprendiendo entre pinturas y lienzos, ayudando a su padre a terminar encargos y con el tiempo, elaborando sus propias obras de arte.
Aprendió de su padre a apreciar la belleza, pero tras su muerte descubrió que tenía dificultades para seguir adelante. Aunque algunos clientes de su padre la conocían lo suficiente para continuar comprándole pinturas, otros consideraban que su trabajo debía ser “inferior” por su condición femenina. Frustrada, decidió probar suerte en otro sitio lejos de Sición, pero a dondequiera que iba, se encontraba con el mismo excepticismo.
Pero no todos compartían esa ceguera hacia su obra. Un misterioso benefactor comenzó a adquirir sus cuadros, encargándole especialmente paisajes pintados a la luz del sol. Finalmente su benefactor se reveló como un vampiro, quien le ofreció su sangre para continuar ejerciendo su arte durante toda la eternidad.
Anaxandra tuvo algunas dificultades para adaptarse a su nueva condición, pintando a la luz artificial de las velas, pero al mismo tiempo sus nuevos sentidos le permitían añadir detalles en los que anteriormente no había reparado. Su pater, el Princeps Hylas de Sardes, la puso bajo su protección, convirtiéndose en su mecenas.
Pero no todo iba bien entre los vampiros del reino de Pérgamo. Hylas y otros vampiros habían llegado a un acuerdo con el Senado Eterno de Roma, y esa alianza provocó un descontento que terminó en rebelión. Hylas fue asesinado y Anaxandra cayó en letargo. Cuando despertó varias décadas después contempló desconsolada cómo muchas de sus obras habían sido destruidas y muchos de sus compañeros habían sido destruidos en las guerras que se habían producido.
Al ser la más antigua de los chiquillos supervivientes de Hylas, Anaxandra se convirtió en la representante de su clan en el dominio de Pérgamo, donde pacientemente comenzó una serie de proyectos para renovar el arte que había sido destruido. Ella misma decoró varias estancias de las casas de Pérgamo con sus pinturas y se rodeó de numerosos seguidores que contribuyeron con ella a embellecer la ciudad. Sin embargo, con el tiempo Pérgamo se le quedó pequeño, y viajó a otros dominios para enseñar a sus discípulos y contribuir a embellecer las ciudades con arte.
Debido a sus inquietudes artísticas, Anaxandra es muy popular entre los Toreador, pero también entre otros clanes, que aprecian sus obras y consideran su desinterés político una virtud. Durante varios siglos se convierte en la figura más destacada de su clan en la provincia de Asia, pero a medida que llegan las invasiones bárbaras, Anaxandra vuelve a sentirse desanimada y a finales del siglo IV decide entrar voluntariamente en letargo.
Cuando despierta se unirá a los vampiros bizantinos en Constantinopla durante un tiempo, antes de emprender nuevamente sus viajes. Para su desilusión se da cuenta de que en la nueva época su arte no es tan apreciado, pero volverá a encontrar nueva aceptación con el Renacimiento italiano. En el siglo XX, ya una respetable antigua, ocupa una posición como Primogénita de su clan en Nápoles.
Anaxandra tenía cerca de treinta años cuando fue Abrazada. No es especialmente hermosa, pero tiene un porte de respetable dignidad. Su rostro redoneado es pálido, con ojos pequeños, oscuros y curiosos, y cabello ensortijado de un tono castaño claro. Viste de manera lujosa pero sin un exceso de ostentación, especialmente cuando se presenta ante sus clientes, y con frecuencia tiene manchas de pintura en las manos, que procura tapar con guantes.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#35

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 12:17

PEREGRINI
Imagen ASSAMITAS
Llegados de Oriente Medio, los Assamitas compitieron con otros clanes en las antiguas noches del Imperio de Hatti y acecharon a la sombra de los reinos sucesores. Aunque la mayoría del clan prefirió aferrarse a los reinos que surgieron sucesivamente en el centro y el este de Anatolia y Mesopotamia, algunos decidieron probar fortuna en el oeste.
En torno al culto a las Erinias, divinidades vengadoras de la Antigua Grecia, surgió una hermandad de mujeres del clan, que se extendieron por la Jonia y otras ciudades griegas de Anatolia, y especialmente Esmirna. Esta Hermandad a menudo actuó como intermediaria con su clan, y mantuvo buenas relaciones con el Culto de Cibeles, ejerciendo como ejecutoras de los enemigos del culto. En otras ocasiones asumían el papel de jueces en los dominios en los que eran aceptadas o mediaban en las disputas entre otros vampiros, procurando mantener la paz.
La llegada de los persas fue acompañada por muchos Assamitas, especialmente guerreros del clan, que asumieron el control de varios dominios o se convirtieron en “protectores” de los mismos, sometiendo a los gobernantes locales. Estos conflictos se mantuvieron durante siglos, lo que llegó a muchos vampiros griegos a asociar la presencia de los Assamitas con los ocupantes persas.
La formación del Imperio de Alejandro Magno y de los reinos helenísticos también trajo a una nueva facción de vampiros Assamitas al mundo griego, dirigida por Tegirio, que en vida había formado parte del ejército de Alejandro. Tegirio estableció buenas relaciones con los gobernantes no muertos de Asia, e incluso medió para la aceptación de su clan. Aunque nunca llegaron a ser demasiado numerosos, los Assamitas griegos se convirtieron en una presencia aceptada en los dominios asiáticos. La gran mayoría pertenecían a la casta de los Visires, y aunque a veces se dedicaban a cazar y perseguir criminales, más a menudo actuaban como árbitros y jueces, siendo la Hermandad de las Erinias la facción más extendida y dominante.
Cuando los romanos invadieron e incluso trataron de someter al Imperio Parto mediante la desastrosa expedición del general Craso hacia el 54 a.C., los vampiros romanos y partos también entraron en conflicto. Los Principes romanos de Asia y Grecia se mostraron desconfiados hacia los Assamitas griegos de sus dominios, considerando que podían estar actuando como espías o saboteadores. Varios vampiros del clan fueron expulsados o incluso acusados injustamente de traición, o que redujo sus filas.
En siglos posteriores las relaciones entre los Assamitas y los vampiros de Asia se suavizan, especialmente a través del comercio. Los que tienen un origen griego suelen ser aceptados sin problemas en el orden vigente, y algunos incluso pasan a formar parte de la Magistratura de los Populares. Todavía existen ciertos prejuicios, asociándolos con la amenaza de los partos, pero en general los Assamitas asiáticos conviven con el resto de los clanes de la provincia romana sin excesivos problemas.

Nemesia (Wazir de 8ª Generación): Nemesia nació en una pequeña población jonia que fue arrasada durante la guerra contra el rey Mitrídates del Ponto en el siglo I a.C. Su esposo fue asesinado ante sus ojos y ella guardó luto durante un tiempo. Reapareció unos meses después en el campamento del general póntico que había ordenado el ataque contra su ciudad y lo degolló mientras dormía. Fue capturada poco después, pero había cumplido su venganza.
Una Erinia vio en ella un espíritu afín y decidió ofrecerle el Abrazo. Asumiendo el nombre de Nemesia, en honor a la diosa de la venganza, viajó por numerosos dominios antes de asentarse en Esmirna, donde ejerce como juez de los vampiros de la ciudad, y a menudo recibe numerosas peticiones de justicia. Por una parte puede mostrarse amable, especialmente cuando media en los conflictos más superficiales, pero cuando se enfrenta a un crimen realmente grave y con sangre se prepara con paciencia, orquestando la muerte del ofensor.
Desde el siglo I es la líder de los Assamitas de Asia, y el rostro más visible de su clan. Se ha reunido en ocasiones con el antiguo Tegirio y en una ocasión realizó el peregrinaje a Alamut, pero no le agradó el orden impuesto por los guerreros del clan. Cree firmemente que la guerra sólo sirve para enturbiar la verdadera justicia.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#36

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 12:58

Imagen BRUJAH
Los Brujah fueron una presencia importante en los territorios de Asia desde la antigüedad, extendiéndose desde la ciudad de Troya, donde residió su dios fundador. Todavía hoy muchos Brujah de Grecia y de todo el Imperio Romano peregrinan en ocasiones a la ciudad, considerada un santuario del clan.
Desde Troya los Brujah se extendieron por Grecia y las costas de Anatolia, compitiendo con otros clanes y contribuyendo a la formación de sus propios dominios. A medida que el mundo griego era amenazado por la expansión de los persas, estrecharon sus lazos con el clan Toreador, y esta alianza, no exenta de roces y ocasionales conflictos, permitió que ambos clanes prosperaran en la zona. Aunque ocasionalmente gobernaban, los Brujah también se preocupaban de fomentar la expansión de la cultura y la civilización.
Sin embargo, esta próspera alianza entre los dos clanes sufrió una grave herida en el siglo I a.C. con la expansión de Roma. Los Toreador de Asia consideraban que la resistencia sólo traería una guerra perdida a sus dominios, mientras que los Brujah eran partidarios de resistir, como ya habían hecho contra la expansión del Imperio Persa. Finalmente los Toreador dieron la bienvenida a los vampiros romanos del Senado Eterno en sus dominios, y ellos mismos se unieron al nuevo orden.
Pero los Brujah vieron el descontento provocado por la presencia romana, con la imposición de elevados tributos sobre la población y la confiscación de tierras para los colonos romanos. Siguiendo la dirección de Critias, un antiguo de su clan, los Brujah fomentaron la rebelión de los dominios asiáticos y atacaron a los vampiros romanos y a sus aliados. Con las matanzas de las Vísperas Asiáticas la rebelión se descontroló y los Brujah recorrieron Asia matando y devastando a su paso. El propio Critias, que había participado inicialmente en la masacre, se sintió avergonzado y se desligó de la rebelión.
Sin embargo, el triunfo de los Brujah resultó breve, y los vampiros romanos reaccionaron con furia, utilizando el contraataque del ejército romano para sofocar la rebelión. Muchos Brujah resultaron destruidos o tuvieron que huir y hacia finales del siglo I a.C. la presencia del clan en la provincia romana había quedado considerablemente reducida. Unos pocos apoyaron al general Marco Antonio en un intento de rechazar la presencia romana en Oriente, pero en esta ocasión su presencia era demasiado débil y sólo sirvió como excusa para una nueva purga sobre el clan.
En los siglos siguientes el clan ha regresado a Asia con timidez. La mayoría de los Brujah asiáticos son de origen griego o romano y son vistos con desconfianza en muchos dominios. Los Toreador especialmente no olvidan lo que consideran una “traición” y los Ventrue vigilan sus movimientos, atentos a nuevas rebeliones. En esta situación, la mayoría de los Brujah evitan la política, dedicándose en su lugar a fomentar la cultura y el desarrollo de nuevas ideas. La Palestra de Troya suele ser un lugar de reunión habitual para el clan, pero quienes dirigen el lugar procuran tener cuidado con sus movimientos, para evitar provocar una nueva purga.

Lisias (7ª Generación): Lisias era un joven estudiante y filósofo de la Academia de Atenas en el siglo I a.C. Atrajo la atención de un vampiro Brujah que había estudiado con el gran Aristóteles y ambos se sintieron atraídos mutuamente. A menudo debatían hasta altas horas de la noche y finalmente recibió el Abrazo.
Cuando estalló la rebelión en Asia, Fedro, el pater de Lisias, partió para apoyar a su propio pater, el antiguo Critias. Lisias quiso acompañarle, pero Fedro le ordenó que permaneciera en Atenas. Sin embargo, a medida que llegaban noticias de lo que estaba ocurriendo, Lisias desobedeció, aunque llegó demasiado tarde. Fedro había sido destruido y los vampiros asiáticos odiaban a los Brujah por la destrucción que habían provocado.
Tras un desencuentro con unos vampiros romanos en el que resultó herido, Lisias regresó a Atenas, donde pasó los años siguientes reflexionando sobre lo ocurrido antes de hacer su siguiente movimiento. En compañía de sus criados se presentó en el dominio de Éfeso, donde tras gran esfuerzo por su parte consiguió superar la desconfianza del Princeps Cneo Vespasio y recibió permiso para residir en su dominio, creando una escuela de filosofía.
Lisias viaja a menudo, actuando como maestro en varias academias de la provincia de Asia, y contribuyendo a financiar escuelas. También acude frecuentemente a la Palestra de Troya para educar a los jóvenes Brujah y aconsejarles que no repitan los errores del pasado. Muchos lo consideran demasiado tibio, pero Lisias ha sido testigo de los horrores que puede provocar su clan cuando cede ante la Bestia y no está dispuesto a permitir que se repitan.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#37

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 15:38

Imagen NOSFERATU
Los Nosferatu o Kallikantzaroi son una presencia antigua en Asia, asociados a menudo a la figura de Equidna, la “Madre de los Monstruos.” Durante mucho tiempo fueron rechazados de los dominios asiáticos, debido a su aspecto deforme y monstruoso, por lo que muchos terminaban permaneciendo ocultos o acompañando a los pueblos bárbaros que saqueaban las poblaciones.
Con esfuerzo, algunos individuos conseguían acceder a posiciones de poder, pero eran excepciones que no solían durar mucho. Algunos Nosferatu no sólo lo atribuían al rechazo de los demás clanes, sino a un enemigo oculto que quería destruir su clan, por lo que en general pasaron desapercibidos, aguardando en las sombras. En ocasiones competían entre ellos, pero encontraron que la unidad era preferible frente a la presión de otros clanes. Los Capadocios en especial los expulsaron de muchos subterráneos, y los Nosferatu aprendieron a temer a los seguidores de Cibeles.
En torno al siglo I muchos Nosferatu encuentran consuelo entre los primeros cristianos percibiendo una situación de persecución que pueden comprender. Varios miembros del clan se convierten al cristianismo y protegen a las primeras comunidades. De nuevo se encuentran compitiendo con los Capadocios, que también tienen sus propios intereses en la nueva religión, pero hacia el siglo II ambos clanes alcanzan un acuerdo a partir de su fe compartida, aunque el pacto comenzará a debilitarse cuando el cristianismo se convierte en una religión aceptada y los Nosferatu se encuentran cada vez más apartados de la Iglesia a medida que otros clanes se sitúan en las posiciones de autoridad y poder.

Kuwa - Andreas (7ª Generación): Kuwa no recuerda nada de su vida antes de convertirse en vampiro. Sus primeros recuerdos son una existencia dolorosa enterrado en una cueva de la que logró salir a la noche. Tras su primer frenesí aprendió de qué debía alimentarse, y mediante prueba y error consiguió sobrevivir en soledad. Observó desde las sombras a los vivos, añorando algo que le faltaba y al mismo tiempo aprendió a temer a otros no muertos, que lo despreciaban. Estuvo esclavizado por sangre a un antiguo vampiro hitita del clan Lasombra que lo esclavizó y le dio el nombre de Kuwa, “Hombre perro”, espiando desde las sombras para él.
La destrucción de su amo llevó a Kuwa a romper sus ataduras y huir lejos, y terminó llegando al mar, en la ciudad de Pérgamo. Allí permaneció oculto, observando desde las sombras y sin atreverse a salir, pero poco a poco la necesidad de compañía lo llevo a descubrirse ante otros vampiros. Por suerte el gobernante no muerto de Pérgamo, Filetaro, lo recibió con comprensión y le enseñó a moverse en la civilización. También despertó su interés por el aprendizaje, aprendiendo a leer y escribir.
Los vampiros romanos llegaron a la ciudad y se deshicieron de Filetaro. Furioso, Kuwa intentó en letargo, pero fracasó y cayó en letargo.
Despertó en el siglo I, y descubrió que las catacumbas donde se ocultaba habían sido ocupadas por una congregación de cristianos, una religión perseguida y que pronto despertó las simpatías de Kuwa, Unos años después se hizo bautizar, tomando el nombre de Andreas, y adoptó una nueva identidad, pero no olvidó su pasado. Se presentó de nuevo ante los vampiros de Pérgamo de forma humilde mientras aguardaba su momento, actuando como un individuo sumiso y tímido de su clan, al mismo tiempo que protegía a la comunidad cristiana de la ciudad.
Finalmente en el año 380 hizo su movimiento. Un pavoroso incendio destruyó al Princeps de Pérgamo mientras descansaba durante el día y Andreas abandonó la ciudad poco después para no volver a ser visto.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#38

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 18:54

Imagen RAVNOS
Los Ravnos llegaron a la península de Anatolia cuando otros clanes ya se encontraban asentados, pero como otros viajeros, siguieron las rutas comerciales desde Egipto y no eran desconocidos en los dominios costeros de Grecia y Asia Menor. Nunca han sido una presencia destacada en la zona, y a menudo se los considera extranjeros.
Durante el siglo IV a.C. y procedentes de la lejana India, una diosa oscura y su séquito atravesaron la zona, provocando desconcierto y curiosidad entre los habitantes de la zona. Entre sus descendientes había algunos soldados macedonios y persas que habían acompañado a Alejandro. Unos pocos llegaron a asentarse en la provincia de Asia, pero la mayoría prefirieron acompañar a su diosa en su viaje al oeste.
Una nueva oleada de Ravnos llegó durante el siglo I, procedentes de Siria, aunque en esta ocasión no fueron tan bien recibidos. Estos nuevos Ravnos eran cristianos y portaban creencias apocalípticas, dedicándose a provocar disturbios por donde pasaban con la intención de provocar el fin del mundo.
En general los Ravnos asiáticos no disfrutan de una buena reputación. La mayoría son considerados extranjeros de Egipto y Siria, y los pocos que han sido Abrazados en la provincia a menudo prefieren mantener un perfil bajo y en ocasiones se hacen pasar por vampiros de otros clanes.

Apolonio de Alejandría (9ª Generación): En vida Apolonio fue un estudiante griego de una de las academias Alejandría en el siglo II a.C. Aunque era un muchacho de ingenio agudo, también era un vividor y mujeriego, y su torpe seducción de una rica dama egipcia provocó la furia de su esposo, quien invocó al dios tutelar de la familia para que le castigara. Sin embargo, el dios se sintió atraído por Apolonio y decidió darle su sangre.
Apolonio pasó varios años junto a su pater, pero finalmente terminó enfureciéndole y tuvo que huir de Alejandría en el primer barco que encontró, desembarcando en Éfeso.
Desde entonces Apolonio se ha dedicado a sobrevivir y a disfrutar maliciosamente de su existencia. Aunque tras un par de desencuentros ha aprendido a no provocar innecesariamente a otros vampiros, los mortales son un campo abierto. Utilizando su poder se hace pasar por un dios y siempre consigue embaucar a los crédulos. Desde la llegada del cristianismo es todavía más fácil. Aunque al principio se unió a los cristianos por curiosidad, terminó aburriéndose de ellos, y de vez en cuando se dedica a obrar “milagros” para obtener ofrendas y donaciones de ellos.
Aunque en principio los vampiros evitan a Apolonio, y en general le dejan hacer mientras no los moleste, otros no lo tienen tan claro. Varios cristianos ya hablan de un “demonio de sangre” que realiza falsos milagros, y puede que terminen tomando medidas más serias.
Por el momento Apolonio ignora el peligro que está creando y continúa a hacer lo que siempre ha hecho, disfrutar de su existencia inmortal, encandilar a jóvenes incautos y estar preparado para huir con una carcajada y una sonrisa en los labios.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#39

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 19:50

Imagen SALUBRI
Los Salubri nunca han sido un clan numeroso, y sin embargo, son conocidos en los dominios de Grecia y Asia. Se dice que el propio Saulot recorrió estas tierras en la antigüedad, en su continuada búsqueda de conocimiento, y aunque quizás no sea cierto, sus descendientes sí siguieron sus pasos. Se dice que el legendario guerrero Samiel participó en la Guerra contra los Baali y que desapareció en el oeste, luchando contra los demonios. Otros Salubri también trajeron sus dones de curación, a menudo participando en los cultos a dioses como Asclepios, Atenea y Deméter, mientras que otros han acompañado a la población judía que ha emigrado a la zona. En ocasiones colaboraron con los vampiros de esos cultos, pero más a menudo permanecían sólo durante un tiempo antes de seguir sus búsquedas misteriosas. Otros Salubri permanecieron más tiempo, participando en la sociedad con otros clanes. La coexistencia no siempre fue pacífica, y los Salubri se mostraron especialmente beligerantes contra los vampiros que se hacían pasar por dioses.
En Asia los escasos miembros del linaje que visitan la zona de manera periódica, especialmente para aprender del conocimiento atesorado en las academias y bibliotecas de las ciudades asiáticas procuran mantener un perfil discreto. En los últimos tiempos alguno de ellos se ha mostrado interesado por el cristianismo y varios Unicornios han comenzado a contactar con los Capadocios que han abrazado la religión.

LA TUMBA DE SAULOT
En el siglo I, durante el reinado del emperador Calígula, el anciano Saulot hace su última aparición conocida. Se reúne con unos pocos discípulos elegidos, tanto entre los Salubri como entre otros clanes, y se despide de ellos, anunciando el final de la era de los dioses y el comienzo de una nueva era, marcada por una serie de señales que anunciarán la llegada de la Gehenna.
Tras esta despedida, Saulot viaja de nuevo “hacia donde nace el sol” y desaparece del registro de los Vástagos. Algunos siguen su camino, pero no llegan a encontrarlo, perdiéndose en el misterioso este.
Saulot tiene sus propios planes, y decide que ha llegado el momento de descansar. Lleva a cabo una serie de acciones y finalmente se entierra en una tumba excavada en el interior de una montaña perdida del interior de Anatolia. Su considerable poder impide que sea molestado hasta que llegue el momento.
Y ese momento llega en el año 1133, cuando el mago Tremere y sus siete discípulos, guiados por una voluntad que ignoran, encuentran la tumba de Saulot, reposando en un sarcófago en el interior de una cripta. Tremere no vacila y hunde sus colmillos en el cuello del Antediluviano.
Y así se cumple la primera de las señales de la Gehenna, tal y como Saulot ha previsto, decidido a provocar el fin del mundo.


Baraquiel (Guerrero de 6ª Generación): Baraquiel nació en la isla de Milo con el nombre de Filón en el siglo V a.C. Después de que su isla fuera arrasada por los atenienses fue vendido como esclavo para trabajar en las minas de Laurión, que abasteción de plata a Atenas. Apenas unos años después participó en la revuelta que permitió la fuga de más de 20.000 esclavos. Su única propósito era regresar a su hogar.
Sin embargo la visión de su hogar destrozado le llevó a aceptar la propuesta de un extraño viajero llamado Ezrael, que lo convirtió en su aprendiz y le enseñó a ser un guerrero. Unos años después pasó por el ritual de la Sangría y adoptó el nombre de Baraquiel.
Baraquiel ha viajado por el mundo, a menudo ayudando a quienes aspiran a la libertad, recordando su tiempo como esclavo. No es tanto que provoque revueltas como que está dispuesto a ayudar a quienes no desean permanecer bajo el yugo de la esclavitud. A veces ni siquiera ayuda a los fugitivos a huir, sino que los compra a sus amos antes de dejarlos libres. A unos pocos elegidos incluso les ha dado su sangre, aunque no ocurre con mucha frecuencia.
En el siglo I a.C. observó la revuelta de los esclavos de Espartaco, y aunque no participó directamente, dio a los esclavos un poco de ayuda. Varios vampiros romanos descubrieron a Baraquiel y lo atacaron, dejándolo en letargo.
Desde que despertó de su letargo ha viajado a Asia Menor, en parte siguiendo los pasos de Saulot y también porque la provincia de Asia es uno de los mercados de esclavos más grandes del Imperio Romano. Normalmente oculta su identidad, aunque varios Princeps conocen su linaje y procuran no molestarlo, aunque su presencia suele provocarles algo de incomodidad.

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Re: Taller de Edad Romana: Asia

#40

Mensaje por Alexander Weiss » 29 Mar 2020, 21:59

Imagen SEGUIDORES DE SET
Los Seguidores de Set llegaron a las costas de Asia a través de las rutas comerciales de Egipto. Participaron en la guerra contra los Baali y en los puertos que crearon revelaron a algunas almas la fe del dios oscuro. Su carácter extranjero a menudo provocaba desconfianza y rechazo hacia las Serpientes, pero con el paso del tiempo consiguieron algunos reclutas que recibieron el Abrazo, una práctica que recibía también el rechazo de los Setitas más conservadores, que consideraban que sólo el pueblo egipcio era digno de recibir la sangre de Set.
La época helenística fue un período de esplendor para el clan y durante unas décadas, parte de Asia pasó a formar parte de Egipto durante el reinado del faraón Ptolomeo II. Durante esta época el propio dios habló, y transmitió su bendición a los Seguidores de Set que habían compartido su sangre con griegos y romanos, terminando con una división innecesaria. El clan adquirió importancia en la zona a través del comercio, aunque también introdujeron algunos cultos mistéricos dedicados a los dioses egipcios.
Aunque hay algunos santuarios dedicados al dios Set, en la provincia romana de Asia los Setitas prefieren ocultar su culto bajo el de dioses de la guerra como Ares o Marte o del inframundo, como Hades o Plutón. Son bastante discretos y el mayor templo dedicado al dios se encuentra en Éfeso.
Con la llegada del cristianismo, algunos Setitas llevan su propia fe a los cristianos descontentos y algunos fomentan las herejías para dividir un culto que se les antoja demasiado parecido al culto del sol de los judíos o de su propio hermano Osiris. A largo plazo no consiguen su objetivo, pero quizás las Serpientes son los primeros vampiros en percibir que el “pacífico” cristianismo puede convertirse en una amenaza.

Ofión (8ª Generación): Ofión era hijo de unos nobles de Alejandría en el siglo I a.C., descendientes de los macedonios que habían acompañado a Alejandro Magno en la conquista de Egipto. Aprendió bajo la tutela de varios filósofos aristotélicos y también de un viejo sacerdote que conocía la fe de los antiguos dioses de Egipto. Aprendiendo de sus historias, Ofión visitó los monumentos de los antiguos faraones y con el tiempo incluso se unió a un culto para aprender la antigua sabiduría.
Viajó extensamente siguiendo el curso del Nilo y por el Mediterráneo, aprendiendo y a la vez investigando las historias del pasado. Adquirió antiguos papiros y reunió una biblioteca particular en la que investigaba la ubicación de templos antiguos.
En uno de sus viajes encontró un templo antiquísimo que había sido construido para honrar a Sutekh, y que ahora yacia abandonado. Esa noche recibió una revelación, y poseído por un antiguo espíritu emprendió el camino hacia los Seguidores de Set, que compartieron su sangre con él.
Ofión no es tanto un sacerdote como un filósofo, dedicándose más a debatir y a predicar, prefiriendo que sean otros los que acudan a él en lugar de encontrar creyentes defectuosos. Ha aprendido algo de magia con el culto de Set, y a menudo viaja como embajador de su clan, estableciendo alianzas y descubriendo enemigos potenciales. Tiene una mente despierta y curiosa, dedicándose a investigar los antiguos misterios de los dioses de la sangre. Otros vampiros suelen acudir a él en busca de consejo, y en ocasiones los ayuda por puro interés intelectual. Desde el siglo I a.C. se encuentra en Pérgamo, donde reside habitualmente entre sus viajes.

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