[Escenario] Soria Nocturno

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Alexander Weiss
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[Escenario] Soria Nocturno

#1

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Jul 2019, 14:26

SORIA NOCTURNO

Por Magus

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HISTORIA

Los primeros pobladores del actual territorio de Soria se establecieron ya en el III milenio a.C., dejando restos arqueológicos, y cuando los romanos llegaron a la península ibérica ya existía un asentamiento celtíbero, de los pueblos pelendones o arévacos, y muy posiblemente dependiente de la vecina Numancia, que resistió en una serie de guerras al avance de Roma, hasta que finalmente fue sometida y saqueada en el año 133 a.C. La ciudad fue incendiada, y los escasos supervivientes vendidos como esclavos. Tras las guerras de conquista y la romanización, el territorio pasó a formar parte del Conventus Cluniensis, formando parte de la provincia Tarraconense. Con la caída del Imperio Romano el territorio fue ocupado sucesivamente por suevos, visigodos y musulmanes, que construyeron numerosas atalayas y torres defensivas para vigilar la ribera y los pasos del río Duero.

Se desconoce en gran parte la historia de las criaturas sobrenaturales de Soria durante este período. Se rumorea que el territorio de Numancia estaba habitado por numerosos Lupinos, que habrían sido exterminados o expulsados tras la conquista romana. En cualquier caso, parece que los no muertos no se interesaron demasiado por el territorio, demasiado aislado de las grandes ciudades antiguas, aunque existen ciertos rumores sobre uno u otro vampiro que habría habitado en alguna de las fortalezas que todavía salpican el paisaje. Si estos rumores son verídicos, es posible que algún antiguo celoso de su intimidad habitara en la zona en el pasado, pero si es así parece que con el tiempo se desplazó o fue destruido, o quizás todavía se encuentra en letargo.

Realmente el asentamiento de Soria no comienza a cobrar importancia hasta la época de la Reconquista cristiana en el siglo XI, cuando debido a su estratégica posición junto al río Duero y en los límites entre los dominios cristianos y musulmanes, se convirtió en objeto de disputa, cambiando de posesión en varias ocasiones. En el año 1119 el rey Alfonso I de Aragón conquistó Soria, permitiendo su repoblación y emitiendo sus fueros. Sin embargo, pasaría a manos de los reyes de Castilla y León en 1134.

No queda constancia de la presencia de ningún Cainita en esta época, aunque a partir de algunos documentos, parece que el territorio fue utilizado por varios no muertos que apoyaban la Reconquista cristiana, especialmente de los clanes Lasombra y Brujah. Sin embargo, a medida que la frontera cristiana avanzaba hacia el sur, el dominio fue dejado de lado frente a otros territorios más apetecibles.

En el año 1195 Sancho el Fuerte de Navarra tomó la ciudad, que terminó volviendo al dominio de Castilla y León, y a comienzos del siglo XIII Soria comenzó uno de sus períodos florecientes, una vez más gracias a su situación fronteriza. El comercio, en manos de los judíos, que se habían asentado en una aljama junto al castillo, permitió la expansión y florecimiento de la villa, que obtuvo el título de ciudad como privilegio real en 1377. Casi toda la actividad económica giraba en torno a la producción de lana y su comercio, enviando el preciado vellón hacia Burgos y los puertos del norte de la península ibérica. Los linajes nobles controlaban la vida municipal y se enriquecieron como propietarios ganaderos.

Como era de esperar, semejante prosperidad no podía pasar desapercibida para los Cainitas. Juan Miguel Ramírez, un comerciante castellano del clan Ventrue, residió durante un tiempo en Soria, y finalmente dejó a uno de sus chiquillos, Mateo Yánez, al cargo de la influencia del comercio lanero. Sin embargo, no estaba solo, pues el caballero Agustín de Calatrava, del clan Lasombra, tenía intereses en el burgo de Osma, y ejercía su poder sobre las órdenes militares de la zona. Ambos Cainitas comenzaron una negociación cautelosa, y su cooperación no se rompería hasta finales del siglo XIV.

Tras la guerra civil castellana, el rey Enrique II cedió el Ducado de Soria al mercenario francés Bertrand Du Guesclin como pago por su apoyo contra su hermanastro Pedro I, pero la cesión se encontró con la hostilidad de la población soriana, que no deseaba dejar de ser una posesión real.

A finales del siglo XIV estallaron hostilidades abiertas entre Mateo Yánez y Agustín de Calatrava. La causa es desconocida, aunque hay quienes dicen que se acusaron mutuamente de haber influido en la cesión del Ducado de Soria a Du Guesclin. Otros Cainitas afirman que ambos habían tanteado sus fuerzas durante décadas y que simplemente aguardaron una ocasión propicia para declararse la guerra. Lasombra y Ventrue se enfrentaron durante décadas, hasta que Mateo fue destruido en 1397. Sin embargo, los chiquillos que Agustín había Abrazado para hacer frente a su rival se volvieron contra él y lo asesinaron en 1424, declarándose Anarquistas.

De esta manera Soria se convirtió en un enclave Anarquista durante buena parte del siglo XV, hasta que en 1479 el Príncipe Anastasio de Castilla, del clan Ventrue, junto con sus aliados, ocupó la ciudad de Soria. Los Anarquistas que sobrevivieron a la purga apenas consiguieron huir.

Soria pasó a formar parte de la Camarilla, pero el Príncipe Anastasio no permaneció mucho tiempo en la ciudad, dirigiéndose hacia el sur y enfrentándose a los Cainitas del Sabbat, liderados por el Arzobispo Moncada de Madrid.

El inicio de la guerra entre la Camarilla y el Sabbat coincidió con el declive económico y social de Soria. A lo largo del siglo XV la población judía de la ciudad había sufrido los efectos de revueltas y presiones, y finalmente los Reyes Católicos decretaron su expulsión en 1492. Por otra parte, la unión de los reinos de Castilla y Aragón también acabó con el carácter estratégico de Soria como fortaleza fronteriza entre los reinos. La ganadería lanar también experimentó un declive y las rivalidades entre las élites de Osma y Soria mantuvieron la decadencia económica y demográfica.

Durante buena parte de los siglos XVI y XVII los Vástagos se ausentaron de Soria. De vez en cuando algún representante del Príncipe Anastasio de Castilla se asentaba de forma temporal en la zona, y este descuido fue aprovechado en 1699 por una manada de Cainitas, la Cruz de la Sangre, dirigidos por Isabel de Montemolín, del clan Lasombra, que se asentaron en la vecina Osma y desde allí comenzaron a lanzar ataques contra los dominios de la Camarilla. El Príncipe Anastasio, que se encontraba ocupado en sus enfrentamientos contra los Cainitas de Madrid, se encontraba demasiado lejos, por lo que se alí con el clan Tremere para que se encargara de esa espina en su costado. Los Brujos entraron en Soria en 1707 y pacificaron el territorio en escasos meses, apareciendo de forma repentina y destruyendo a sus adversarios. Ningún Cainita de la Cruz de la Sangre consiguió escapar. Como recompensa, el dominio de Soria fue cedido al clan Tremere a cambio de que lo mantuviera protegido del Sabbat. Octavio Korrol, que había participado en la conquista, fue elegido para que ocupara el lugar.

Octavio instaló una capilla en la antigua aljama del castillo, y durante buena parte del siglo XVIII se dedicó a sus investigaciones esotéricas, actuando como portavoz de su clan en Castilla. Debido a su carácter reservado, rara vez Abrazaba chiquillos, aunque aceptaba aprendices de otras capillas españolas. Cuando su sire Nicolás el Alquimista fue nombrado Pontífice Tremere de Hispania, Octavio se convirtió a su vez en Señor de Castilla.

La invasión francesa de España en 1808 tuvo importantes repercusiones en Soria. Se constituyó una Junta de Armamento y Defensa y se organizó el Batallón de Numantinos. El 20 de noviembre las tropas francesas entraron en la ciudad y la incendiaron y saquearon. Hasta su liberación en 1812 Soria apoyó al bando francés, aunque clandestinamente muchos ciudadanos apoyaron a los guerrilleros españoles, entre los que se encontraba Juan Martín “El empecinado.”

Octavio Korrol tuvo que abandonar Soria durante la invasión francesa. Su refugio fue incendiado durante el día, pero reapareció unas semanas después en la capilla Tremere de Barcelona. Se cree que varios cazadores siguieron los rumores sobre la presencia de un “brujo” que merodeaba en la zona desde la época de la Reconquista.

La ciudad no se recuperó de los efectos de la guerra hasta mediados del siglo XIX. Cuando se constituyó como municipio en 1842 contaba con 942 hogares y 5.400 vecinos censados. Su crecimiento se mantendría reducido hasta la segunda mitad del siglo XX.

Octavio regresó en 1814 a su antigua capilla, comenzando labores de reconstrucción. Durante buena parte del siglo XIX permaneció solo, salvo algún ocasional aprendiz, que terminaba completando su formación en otros enclaves Tremere. Mantuvo su alianza con el Príncipe Anastasio de Castilla, actuando como ocasional consejero y dedicándose a sus investigaciones esotéricas. La muerte del Príncipe en 1931 y su sustitución por Juan Miguel Ramírez le llevaron a romper su alianza tradicional con los Ventrue, que no se repondría hasta después de la guerra civil española, cuando el dominio de Castilla se fragmentó, y varios opositores al Príncipe recurrieron a sus servicios. En gran parte debido al impulso de su sire, varios enviados de Octavio establecieron nuevas capillas en Gijón y Santiago de Compostela, aunque su Reino de influencia sigue siendo el menos influyente entre los Tremere de la península ibérica.

SUCESOS RECIENTES


Recientemente, y tras la muerte del Cardenal Ambrosio Moncada de Madrid en 1999, varios Vástagos de la Camarilla castellana han acudido a los Tremere de Soria. Los Ventrue de Asturias y León planean derrocar al Príncipe Juan Miguel Ramírez y unificar de nuevo el antiguo Feudo de Castilla. Sin embargo, los Brujos han preferido mantenerse al margen. Están dispuestos a prestar su ayuda en la guerra contra el Sabbat, pero no quieren involucrarse en intrigas internas de resultados inciertos y que podrían debilitar a la Camarilla en lugar de unificarla.

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LOS TREMERE

La provincia de Soria es la menos poblada de España, rozando los 100.000 habitantes, y cuya capital apenas sobrepasa los 40.000. Por esta razón la población vampírica es realmente escasa, y sólo los vampiros del clan Tremere, tanto por su ocupación histórica como a su organización, mantienen una presencia estable en el territorio. La Capilla de las Ánimas, situada en la ciudad de Soria, es la capital del Reino Tremere de Castilla, que también abarca Galicia, Asturias y Cantabria. El Señor Tremere de Castilla responde ante el Pontífice Tremere de Hispania, situado en Toledo, a su vez sometido al Consejero Tremere de Europa Occidental.

Aunque recibe visitas ocasionales, sobre todo de aprendices del clan de los Brujos, el Señor Tremere de Castilla se mantiene en contacto con sus subordinados y superiores a distancia mediante una telaraña de poder místico y mensajeros espirituales. Habitualmente suele haber uno o dos aprendices presentes, pero cuando su formación se completa, son enviados a otros destinos.

Oficialmente la Capilla de las Ánimas también es considerada la “capilla castellana.” Aunque algunos miembros del clan Tremere residen en otros dominios, todas sus negociaciones o pactos tienen que ser aprobados por el Señor de Castilla, que también atiende las peticiones de otros Vástagos de potenciales alianzas, colaboraciones o favores.

LA CAPILLA DE LAS ÁNIMAS

La Capilla de Ánimas está directamente relacionada con la antigua aljama o judería de Soria en las inmediaciones del castillo, debido sobre todo a la voluntad de Octavio Korrol y su pasado judío en la ciudad. Buscó el antiguo emplazamiento de su hogar dentro del recinto amurallado. Encontró la casa de sus padres en ruinas, pero con discreción y la ayuda de varios criados en varios meses consiguió establecer su refugio y santuario. Mediante juiciosas demostraciones de poder consiguió hacerse con el servicio de varias familias de campesinos cercanas, de los que obtenía criados y alimento ocasional.

El refugio de Octavio resultó expuesto durante la invasión francesa de 1808, y tras verse obligado a huir de forma precipitada, a su regreso varios años después no se conformó con restaurar su refugio en el castillo, sino que aprovechando la reconstrucción de Soria tras la invasión, adquirió varios solares y ordenó la construcción de varias casas en las que se instalaron sus criados. A finales del siglo XIX, comenzó la construcción de la Capilla de las Ánimas, en el emplazamiento donde se encontraba una antigua sinagoga cerca de la Plaza Mayor, en la calle del Teatro.

A primera vista la fachada de la Capilla de las Ánimas es la de una mansión española de dos plantas del siglo XIX, dividida en tres portales. Tres criados al servicio de los Tremere habitan en cada uno de los portales, dando una apariencia de normalidad. Tanto de noche como de día varios espíritus etéreos recorren la casa, atentos a la presencia de intrusos o anomalías. Aunque en la fachada no se ven, embebidas en varios ladrillos hay varias runas y barreras de protección. Recientemente el sistema de protección ha sido mejorado de forma mundana con un sistema antiincendios.

La planta baja de la Capilla de las Ánimas dispone de las comodidades y accesorios de un apartamento mundano, y es donde los criados al servicio de los Tremere realizan su vida normal. El segundo piso se encuentra comunicado mediante varios pasadizos y es donde residen o se reúnen los Tremere, disponiendo de un pequeño laboratorio, biblioteca y un recibidor para los invitados.

Octavio Korrol reside habitualmente en el castillo, pero mediante un portal místico que abre y cierra con una llave que lleva al cuello acude con frecuencia a la capilla, sobre todo para impartir órdenes directas a sus subordinados o para recibir visitantes. De hecho, casi nunca sale de su refugio en el castillo como no sea mediante el portal que comunica con la capilla, para mantener su ubicación oculta.

Los Tremere disponen además de varias propiedades dispersas por la ciudad. Algunas de ellas han sido convertidas en refugios de emergencia y cuentan con elementos y recursos para poder contraatacar o huir ante un ataque imprevisto. Aunque todos los Brujos de Soria pueden descansar en la Capilla de las Ánimas si así lo desean, tanto Octavio como el Dr. Luna disponen de sus propios refugios, con sus propias protecciones.

DEFENSAS

Durante la construcción de la Capilla de las Ánimas el Señor Octavio Korrol imbuyó varias protecciones místicas en la estructura. Las puertas del laboratorio y la biblioteca no comunican con la habitación correspondiente si no se pronuncian las palabras adecuadas y algunas estancias provocan confusión y desorientación en los intrusos indeseados, que se encuentran en el exterior sin recordar por donde han pasado.

Octavio también dispone de varios espíritus etéreos a su servicio. En principio se mueven de forma sutil en los alrededores de la capilla, limitándose a vigilar, pero en caso de emergencia podría convocar a otros más poderosos.

HABITANTES DE LA CAPILLA

La capilla de Soria está formada por tres vampiros del clan Tremere, aunque no es rara la presencia de algún invitado o aprendiz ocasional procedente de capillas de España o de otros países. Debido a su posición de Señor de Castilla, Octavio es el líder de los Tremere castellanos, aunque se centra sobre todo en los asuntos generales del clan, y las relaciones con otros clanes del Feudo de Castilla y otros dominios, dirigiendo a los Brujos castellanos y aprobando o rechazando solicitudes y medidas. Aparte de dedicarse de sus investigaciones esotéricas personales, también se ocupa de la mayor parte de las defensas místicas del dominio de Soria y cuestiones de vigilancia, siempre atento ante posibles espías o intrusos.

La mayor parte de los asuntos internos de la Capilla de las Ánimas se encuentran en manos del Regente Antonio Luna, quien también se ocupa del mantenimiento de la Mascarada. También se encarga de cultivar cuidadosamente un Rebaño para los Vástagos de la capilla y la formación ocasional de aprendices.

Sin embargo, debido al carácter del Señor y el Regente de la Capilla de las Ánimas, la mayoría de los aprendices que acuden en busca de instrucción se relacionarán con Claudio Luna, el Bibliotecario, con conocimientos suficientes para ocuparse de proporcionar unos buenos fundamentos esotéricos a los neonatos Tremere que son enviados a la capilla. Quienes acuden con la esperanza de formarse con Octavio o Antonio, a menudo resulta frustrados, y tendrán que esforzarse para demostrarles que merecen su atención como maestros. Si alguna vez consiguen convertirse en sus discípulos, no resultarán defraudados.

OCTAVIO KORROL, SEÑOR DE CASTILLA

Octavio nació en la judería de Soria en el siglo XV. Era hijo de un arquitecto que había reformado la sinagoga de la ciudad y como su padre recibió el nombre de Samuel. Gracias a la riqueza y contactos de su padre recibió una buena educación y frecuentó la corte del Duque de Soria, con quien su familia mantenía buenas relaciones. A la muerte de su padre Samuel continuó protegiendo el patrimonio de su familia, se casó y tuvo varios hijos, y en sus ratos libres se dedicó al estudio de los libros sagrados del judaísmo y muy especialmente los misterios esotéricos de la cábala.

Pero corrían malos tiempos para los judíos españoles. Desde la llegada de los Reyes Católicos al poder, no cejaban las prohibiciones y presiones para que se convirtieran, con ocasionales acciones violentas que sacudían las juderías de la península ibérica. Gracias a sus conexiones con el poder, la familia de Samuel permaneció en gran parte a salvo hasta 1492, cuando se emitió un decreto de expulsión contra todos los judíos. Temerosos de perder su posición, y animados por el Duque de Soria al que servían, Samuel y su familia se bautizaron, y Samuel tomó el nombre de Octavio.

Desgraciadamente la tranquilidad de la familia no duró mucho. Los enemigos del Duque de Soria denunciaron a Octavio a la Inquisición, acusándole de seguir practicando el judaísmo en secreto y la hechicería de la cábala, y la verdad es que las acusaciones estaban fundamentadas. Octavio y su familia terminaron en prisión.

Octavio salvó a su familia entregando su alma al clan Tremere. Nicolás, un vampiro de Toledo, necesitaba un traductor de hebreo y además sentía curiosidad por el conocimiento sobre la cábala. Había mantenido correspondencia con Octavio desde antes de su conversión y ahora que se encontraba en apuros decidió intervenir. A cambio de poner a salvo a la familia Korrol, Octavio recibió el Abrazo y se convirtió en aprendiz del vampiro.

Tras el Abrazo Octavio recuperó su fe en el judaísmo, aunque mantuvo su nombre cristiano en recuerdo de su flaqueza y también como símbolo de su nueva existencia. Trabajó como traductor y ayudante de Don Nicolás, y también estudió bajo la tutela de los Tremere. Con el tiempo conoció a otros Brujos judíos y juntos pusieron los fundamentos de la Casa Hashem, una facción judaica dentro del clan. Ayudó a su sire en los enfrentamientos con sus adversarios, y a principios del siglo XVIII consiguió ocupar la posición de Regente de Soria, pues su sire y los antiguos de su clan consideraron que su pasado en la ciudad resultaría útil para sus intereses.

Octavio mantuvo contacto con el Príncipe Anastasio de Castilla y los Ventrue, pero las relaciones entre ambos clanes no prosperaron demasiado. Otros Sangre Azules, especialmente el antiguo Juan Miguel Ramírez, consideraban la presencia de los Brujos una competencia indeseable. De todas maneras a Octavio le hastiaban los manejos de los demás vampiros, y prefería dedicarse a las investigaciones esotéricas, adaptando los principios de la cábala a la Taumaturgia. Durante varias décadas llevó una existencia de ermitaño, alternada con viajes a otras capillas para consultar a otros miembros de su clan. Tomó aprendices muy raramente, prefiriendo reclutar sirvientes entre los niños de los campesinos de los alrededores e instruyéndolos en su fe judía. Como pago de favores o a instancias de los antiguos de su clan en ocasiones también aceptaba otros aprendices, aunque a menudo era considerado un maestro severo y muy exigente.

La existencia de Octavio fue alterada por la Guerra de la Independencia, cuando su refugio fue asaltado por soldados franceses. Consiguió huir refugiándose en Barcelona y a su regreso procuró actuar de forma más precavida. A pesar de su posición como Señor Tremere de Castilla, lo cierto es que permitía que sus subordinados actuaran libremente, y más a menudo sólo actuaba a requerimiento de su sire, que era quien realmente se encargaba de los intereses del clan en la zona.

Esta situación se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Cuando el Príncipe de Castilla fue asesinado en 1931 por un poderoso asesino de la Mano Negra, los Tremere ordenaron a Octavio que estrechara lazos con su sucesor y buscara nuevas oportunidades para expandir la influencia del clan en la zona. Por desgracia, el primer encuentro entre el nuevo Príncipe Juan Miguel Ramírez que despreciaba a Octavio por su pasado judío terminó en desastre. Las relaciones entre los Ventrue y Tremere castellanos se rompieron.

Apenas unos años después Octavio acudió a la llamada de su sire y participó en la conquista del dominio de Toledo, en manos del Sabbat, que se convirtió en la capital ibérica del clan Tremere. Como resultado también regresó a su dominio acompañado por varios aliados, que establecieron capillas en Santiago y Gijón, donde fueron aceptados por los Vástagos locales, que se oponían al opresivo dominio del nuevo Príncipe de Castilla.

Desde la segunda mitad del siglo XX Octavio ha regresado en gran parte a sus investigaciones, delegando los asuntos de la capilla de Soria en manos del Regente Antonio Luna. Aunque todavía recibe consultas y órdenes ocasionales de su sire, el Pontífice Tremere de Hispania, al haber delegado parte de su poder en sus nuevos subordinados dispone de más tiempo para sí mismo y sus proyectos.

Personalmente Octavio es un individuo bastante huraño y a lo largo de los siglos ha enseñado a muy pocos aprendices. Es necesario un talento excepcional o un favor especial para sacarlo de su retiro y que se digne actuar como maestro. Quienes lo consigan se encontrarán con un maestro severo pero brillante, uno de los taumaturgos más poderosos de España, especializado en la invocación de espíritus y la cábala, además de hechizos de comunicación, protección y transporte, que ha utilizado para mantenerse en contacto con sus superiores y subordinados mucho antes del desarrollo reciente de la tecnología de las comunicaciones.

Octavio tenía cerca de cincuenta años cuando fue Abrazado. Es un individuo delgado y pálido, de nariz aguileña y grandes e inquietantes ojos negros de mirada severa. Su cabello, bigote y barba son grises y le dan un aire digno y venerable. Viste de forma tradicional y cuando se encuentra en la seguridad de su refugio suele utilizar largas túnicas ceremoniales. Siempre se comporta de forma cortés y reservada, pero tiene poca paciencia para los impertinentes, y a menudo opta por marcharse en un ofendido silencio.

Sire: Nicolás el Alquimista, Pontífice de Hispania

Generación: 8ª

Disciplinas: Auspex 5, Dominación 4, Fortaleza 3, Ofuscación 1, Taumaturgia 5

Sendas taumatúrgicas: Senda de la Sangre 5, Taumaturgia Espiritual 5, Mente Centrada 4, Senda del Hogar 4, Dominio Elemental 3

Humanidad: 4

Fuerza de Voluntad: 8

ANTONIO LUNA, REGENTE DE SORIA, GUARDIÁN DE LA SANGRE

Antonio nació en Zaragoza en 1910, hijo de un médico de la ciudad, y desde que era pequeño decidió seguir el negocio familiar. Estudió la carrera de Medicina en Madrid, y poco tiempo después de recibir la titulación de doctor estalló la guerra civil. Pronto él y varios de sus compañeros comenzaron a ejercer su oficio en los hospitales de la ciudad, a donde llegaban soldados y víctimas de los bombardeos indiscriminados.

El idealismo de Antonio fue brutalmente golpeado por imágenes atroces, pero mientras otros caían en el alcohol o la desesperación, él se concentró en su trabajo, esforzándose día y noche, pasando de un paciente a otro sin preocuparse de la gente que moría o salvaba. Siempre había un paciente más, una vida más que intentar salvar antes de la siguiente. Con el tiempo se convirtió en un individuo cínico y pragmático, desechando cualquier otra cosa que no fuera su dedicación a la medicina.

Cuando Madrid abandonó la resistencia frente al ejército del general Franco, Antonio intentó huir de la ciudad. Pensaba dirigirse a Valencia, desde donde tomaría un barco fuera del país. Sin embargo, cuando abandonaba Madrid su coche fue alcanzado por un bombardeo, y mientras intentaba seguir a pie, se perdió durante la noche y fue capturado por unos soldados nacionales.

Tuvo la suerte de no ser ejecutado de inmediato, sino que lo llevaron a una prisión cerca de Toledo. Fue allí donde atrajo la atención de un vampiro, que lo Abrazó con indiferencia y tras unas rápidas lecciones participó en la conquista de la ciudad por parte de los no muertos y sobrevivió.

La Camarilla y el Sabbat habían aprovechado la guerra civil española para atacarse mutuamente, y los Tremere habían dirigido sus esfuerzos hacia Toledo. Aunque el Abrazo de Antonio había sido precipitado, don Nicolás, el líder de los Brujos, lo aceptó y una vez conquistada la ciudad tomó medidas para completar su adiestramiento.

Antonio acompañó a su sire a Barcelona y París, donde aprendió los fundamentos de la Taumaturgia, y pronto encontró medios para combinar el misticismo con sus conocimientos médicos, convirtiéndose en un especialista en el estudio de la sangre de los Vástagos. A un nivel más mundano, se introdujo en varios hospitales y desarrolló formas de cosechar sangre y cuerpos para la experimentación. En apenas unas décadas había desarrollado suficiente talento como para que los Tremere le adjudicaran la Regencia de una capilla.

Soria había resultado un destino difícil, debido al rígido carácter tradicionalista del Señor Octavio Korrol, pero Antonio lo aceptó. Su primer encuentro con el antiguo Brujo resultó frío y distante, y su relación no ha mejorado desde entonces. A pesar del distanciamiento entre ambos, han conseguido complementarse bien, ya que Octavio está más que contento en delegar las tediosas tareas de administración de la capilla en Antonio, y éste prefiere que el “viejo” se dedique a sus investigaciones esotéricas y lo deje en paz todo el tiempo posible. Aunque intercambian correspondencia y mensajes prefieren evitarse todo lo posible, y a veces han transcurrido meses sin que se hayan encontrado cara a cara.

Desde que asumió la Regencia de Soria, Antonio ha extendido su influencia en el sistema sanitario de la provincia y muy especialmente en el hospital Santa Bárbara, donde con el tiempo ha instalado su refugio personal, que alterna con su laboratorio en la Capilla de las Ánimas. Con el tiempo también ha cultivado cuidadosamente un Rebaño a partir del hospital, constituido mediante periódicas donaciones de sangre, drenaje de cadáveres e incluso individuos marcados místicamente como “prescindibles” y cuya muerte puede ocultarse sin levantar sospechas.

Aunque muestra un trato más abierto que Octavio en la administración de la capilla, a menudo desdeña a los aprendices sin mentalidad “científica,” que desvía a la atención de Claudio. Al mismo tiempo muestra una gran voluntad a la hora de adaptarse a los tiempos, y durante décadas se ha esforzado en mantenerse al tanto de los últimos avances médicos, persistiendo cuando otros vampiros de su edad prefieren delegar en subordinados. Puede desenvolverse con soltura entre ordenadores y tecnología moderna sin excesivas complicaciones. Tras un incidente durante una operación cuando era un neonato también ha añadido a su repertorio varios hechizos para mantener a la Bestia a raya en situaciones tensas o ante la visión de sangre.

La magia de Antonio se centra en el estudio de la sangre y el cuerpo humano y la mayoría de sus rituales están relacionados con su manipulación y la curación o alteración corporal. También conoce algunos rituales para mejorar sus útiles quirúrgicos e instrumental médico…con algunos efectos letales.

Antonio tenía cerca de treinta años cuando fue Abrazado. Es un hombre muy delgado y pálido, de cabello negro escaso y enormes ojos azules que le dan un aire inquietante. Aunque viste con formalidad en las reuniones con otros Vástagos, cuando se encuentra en la privacidad de su laboratorio en el hospital a menudo se encuentra vestido con una bata médica y guantes de goma, a menudo manipulando muestras de sangre y órganos diversos.

Sire: Jean Claude Cappeau

Generación: 9ª

Disciplinas: Auspex 3, Dominación 4, Taumaturgia 5

Sendas taumatúrgicas: Senda de la Sangre 5, Movimiento Mental 4, Manos de Destrucción 3, Biotaumaturgia 2

Humanidad: 4

Fuerza de Voluntad: 7

CLAUDIO LUNA, BIBLIOTECARIO

Durante su aprendizaje entre los Tremere, Antonio descubrió que varios antiguos de su clan conocían métodos para mejorar a sus sirvientes, y aprendió varios de sus fundamentos teóricos. Cuando finalmente alcanzó la Regencia de Soria decidió poner en práctica un experimento a partir de una mujer encinta.

El resultado fueron dos hermanos mellizos: Claudia y Claudio, a los que Antonio bautizó con el nombre de su sire y que tomó bajo su tutela. Fueron cuidadosamente educados, mostrando una asombrosa inteligencia desde que eran pequeños. Cuando alcanzaron la mayoría de edad, decidió Abrazarlos y los convirtió en sus ayudantes y aprendices, y a menudo lo acompañaron en sus ocasionales viajes a otros lugares.

En los últimos años Claudia ha sido enviada a Palencia, un dominio que fue recientemente conquistado al Sabbat por la Camarilla, mientras que Claudio permaneció en Soria, ejerciendo como bibliotecario de la Capilla de las Ánimas. A pesar de su juventud, también se encarga de instruir a los ocasionales neonatos que son enviados desde otras capillas españolas para iniciar su formación. A menudo los visitantes se relacionan con Claudio, quien siempre muestra un trato cortés y exquisito, que muchos consideran un alivio frente al trato distante y rígido de Octavio.

Claudio no ha conocido mucho más allá de la vida entre los Tremere, y muestra un gran aprecio hacia su “padre”. Al mismo tiempo se siente atemorizado por Octavio Korrol pues cree –con razón- que el antiguo los considera a él y su hermana una abominación que debería ser destruida. Cuando el antiguo aparece en la Capilla de las Ánimas busca cualquier excusa para permanecer fuera de su vista.

Aunque ha sido instruido por su sire, Claudio y su hermana también han recibido una instrucción autodidacta. No se muestran tan interesados por la medicina como Antonio como por la magia ceremonial de los Tremere y los rituales relacionados con la naturaleza vampírica. Poseen una memoria sorprendente y grandes conocimientos mundanos, aunque su tendencia a hablar lo mínimo necesario y permanecer en silencio pueden resultar inquietantes. Algunos pueden considerar a Claudio un individuo tímido, pero la verdad es que se siente en gran parte desligado de las emociones humanas. Sólo muestra un genuino afecto por su hermana.

Claudio tenía unos dieciocho años cuando fue Abrazado. Es un joven fuerte, saludable y atractivo, de cabello rubio y ojos azules, pero raramente sonríe o muestra algún tipo de emoción. Viste con formalidad, quizás incluso de forma algo anticuada, y cuando se encuentra dentro de la capilla suele vestir con una túnica ceremonial de color rojo oscuro.

Sire: Antonio Luna

Generación: 10ª

Disciplinas: Auspex 2, Dominación 2, Taumaturgia 4

Sendas taumatúrgicas: Senda de la Sangre 4, Movimiento Mental 3, Dominio Elemental 2

Humanidad: 6

Fuerza de Voluntad: 6

GHOULS

La Capilla de las Ánimas está habitada por cinco criados, que aparte de proporcionar una fachada de normalidad durante el día, también proporcionan ojos y oídos en la ciudad para los Tremere. Los criados desempeñan empleos bastante normales en la administración del ayuntamiento: jardineros, secretarios, etc., pero uno de ellos es un ghoul bastante competente que trabajó durante muchos años en la guardia civil y dispone de varias armas de fuego encantadas en el armario de su habitación. Si alguien que no sea él intenta manejarlas, se bloquearán al instante.

RELACIONES EXTERIORES

La Capilla de las Ánimas es la “capital” de los Tremere en Castilla, y todos los Tremere del Reino se encuentran subordinados a ella y mantienen contacto con el Señor Octavio Korrol, transmitiendo información y recibiendo instrucciones. Sin embargo, Octavio da bastante autonomía a sus subordinados, y normalmente se limita a transmitir las instrucciones del Pontífice de Toledo, y en pocas ocasiones realiza aportaciones propias. De hecho, más a menudo es el Regente Antonio Luna quien ha realizado alguna sugerencia para poder coordinar a sus compañeros Tremere. Siguiendo órdenes de Toledo, las intención de los Brujos castellanos a largo plazo es conseguir establecer una red de siete capillas para actuar como una barrera de presión sobre los dominios del Sabbat al sur, y muy especialmente Madrid.

La capilla también es considerada un dominio de “iniciación” para los Brujos españoles. Aunque los aprendices del clan pueden ser iniciados en otras capillas, varios de ellos son enviados durante un año a Soria para aprender los fundamentos de la Taumaturgia. Casi todos reciben instrucción de Claudio, y sólo los más brillantes en ocasiones han sido tutelados por Antonio Luna, o más raramente por Octavio Korrol. A veces otros Brujos han acudido para aprender en la capilla como parte de algún tipo de favor o para recibir algún tipo de instrucción especializada, ya sea el conocimiento espiritual de Octavio o las técnicas médicas de Antonio.

En la política del Feudo de Castilla, en el pasado los Tremere de Soria mantuvieron buenas relaciones con el Príncipe Anastasio y los Ventrue castellanos, pero desde la guerra civil se han mantenido al margen de las intrigas entre quienes aspiran a unificar de nuevo el Feudo. Octavio todavía recuerda el desaire de Juan Miguel Ramírez, Príncipe de Valladolid, y desde hace décadas no mantiene ningún contacto con los Ventrue. De todas maneras también ha rechazado las ofertas de alianza de los enemigos de Juan Miguel Ramírez y ha preferido mantenerse neutral. En Asturias, donde el Príncipe de Oviedo requirió la ayuda de los Tremere para mantenerse en el poder, y en Galicia, donde colaboraron con los Vástagos locales para expulsar al Sabbat, los Tremere mantienen relaciones estables con otros clanes de la Camarilla.

Por lo que se refiere al Sabbat, los Tremere castellanos están más que dispuestos a colaborar para expulsar a la secta enemiga. Recientemente colaboraron con otros Vástagos para acabar con los Cainitas de Palencia, y Claudia Luna se convirtió en representante de la cuadrilla que reclamó el dominio, aunque todavía no ha establecido una capilla.

OTRAS CRIATURAS SOBRENATURALES

MAGOS

La provincia de Soria ha sido desde hace siglos el hogar de un culto que según sus miembros remonta sus raíces hasta la antigua Numancia, en cuyas ruinas todavía celebran algunos de sus ritos. El culto surgió tras la caída de la ciudad, entre la población celtíbera, que veneró a los héroes caídos. Los sacerdotes del culto consiguieron convocar a los espíritus de los muertos y obtuvieron conocimiento de ellos.

La expansión del cristianismo supondría la casi extinción del culto, pero sobreviviría en la clandestinidad hasta que fue revivido durante la Edad Media por tres místicos que posteriormente se unieron a la Tradición Eutánatos.

El Árbol de la Sangre es una cábala que conserva el antiguo conocimiento del culto. Actualmente está formada por magos Eutánatos y Verbena, y se encuentra oculta en las profundidades de los montes de Soria, donde los magos custodian una arboleda donde los antiguos celtíberos realizaban sacrificios en honor de sus antepasados y dioses. Siempre han actuado discretamente por miedo a la Inquisición, aunque en el último siglo se han vuelto más activos. Procuran evitar las ciudades y reclutan acólitos y adeptos en los pueblos de los alrededores. Algunos arqueólogos que han participado en las excavaciones de Numancia y otros asentamientos celtíberos también forman parte del culto.

De los vampiros Tremere de Soria, sólo Octavio conoce la existencia del Árbol de la Sangre. En los pasados siglos ha tenido algún encuentro ocasional con los magos, pero en una norma no acordada ambas facciones prefieren evitarse mutuamente. Los recientes tumultos en los mundos de la magia también han influido en el deseo de privacidad de los hechiceros.

FANTASMAS

A pesar de su escasa población en las Tierras de la Piel, el inframundo de Soria ha sido sacudido por sucesos importantes. La caída de Numancia ante las legiones romanas provocó la aparición de numerosos wraiths que fueron cosechados por los Segadores de Estigia. Posteriormente los enfrentamientos entre árabes y cristianos durante la Reconquista también dieron lugar a numerosos Sin Reposo.

En el lugar conocido como el Monte de las Ánimas tuvo lugar un enfrentamiento entre los caballeros del Temple y los nobles sorianos por la propiedad del terreno que terminó en un brutal derramamiento de sangre. Como resultado, en el monte, en el que se encuentra un antiguo monasterio templario y su iglesia, se convirtió en un lugar encantado, una auténtica fortaleza fantasmal, que se ha convertido en el principal puesto de la Jerarquía en la zona.

Los fantasmas sorianos, algunos de ellos muy antiguos, merodean por el lugar. Se despreocupan por completo de los vampiros, no así de los magos, cuyas costumbres y ritos paganos no sólo ofenden la sensibilidad de algunos de ellos, sino que además disponen de poderes que afectan a los habitantes del inframundo. Un reciente cataclismo que ha devastado los reinos de los muertos ha dejado el liderazgo de los fantasmas en manos de un grupo de antiguos caballeros, que liderados por Don Lázaro de Osma, están pensando en que quizás ha llegado el momento de ajustar cuentas, tal vez incluso regresando al mundo físico…

SECRETOS

Jean Claude Cappeau, sire de Antonio Luna, pertenecía a una facción Tremere muy tradicionalista que siguió el ascenso del nazismo y otros movimientos dictatoriales similares, incorporando nuevas investigaciones científicas y esotéricas. Antonio fue Abrazado no sólo por sus conocimientos científicos, sino porque Jean Claude descubrió que era un quintacolumnista y espía al servicio del ejército nacional del general Franco. No le costó mucho reclutarlo para su causa.

Antonio acompañó a su sire a París y otras ciudades europeas durante la Segunda Guerra Mundial, aprendiendo mucho en el proceso. Hacia finales de la guerra Jean Claude decidió unirse a los Tremere del Sabbat para seguir adelante con sus experimentos y fingió su destrucción, convirtiendo a su chiquillo en sus ojos y oídos dentro de la Camarilla.

Durante las décadas siguientes Antonio ascendió en las filas de los Tremere, transmitiendo información a su sire y recibiendo a su vez nuevos conocimientos. Para evitar ser descubierto, cuando tuvo la oportunidad buscó un destino discreto en Soria. Desde el primer momento se distanció de Octavio Korrol, lo que no le costó mucho dado el carácter huraño del antiguo, aunque sus superiores lo atribuyeron a una incompatibilidad de teorías místicas. Pronto alcanzaron un mutuo entendimiento repartiéndose las tareas de la capilla para evitar molestarse en la medida de lo posible.

Durante buena parte del siglo XX Antonio continuó espiando para su sire y a su vez desarrolló sus propios poderes. Gracias a la información recibida consiguió “crear” a Claudia y Claudio, de los que se siente especialmente orgulloso, pero también aprendió varios rituales y hechizos que sin duda provocarían la censura de sus superiores si alguna vez lo conocieran. Al mismo tiempo también ha procurado mantener una política de neutralidad de los Tremere castellanos, afectando lo menos posible a los intereses del Sabbat.

Recientemente el contacto de Antonio con su sire se interrumpió bruscamente, y sólo hace poco ha conocido la destrucción de los antitribu Tremere del Sabbat. Está planeando realizar un discreto viaje al refugio de su sire en Toronto, Canadá, donde espera recuperar sus notas.

En principio, la colaboración de Antonio con el Sabbat es un secreto bien guardado. Octavio sospecha que su Regente tiene conexiones poco ortodoxas, pero desconoce el verdadero alcance y como ha contribuido a mantener la seguridad de la Capilla de las Ánimas y la paz en el dominio, por el momento prefiere no investigar más a fondo. Si los trapos sucios de Antonio fueran aireados posiblemente intentaría huir al territorio de la Espada de Caín, pero debido a sus décadas como Regente de Castilla podría causar mucho daño antes de escapar…

IDEAS DE AVENTURAS

-El pequeño dominio de Soria constituye un escenario adecuado para personajes recién creados, y muy especialmente del clan Tremere. Es posible que hayan sido Abrazados en el dominio, o enviados desde otra capilla española para iniciar su formación. Las intrigas internas de la Capilla de las Ánimas pueden dar lugar a los primeros pasos de una Crónica que vaya mucho más allá. Tal vez los personajes sean preparados para asumir el liderazgo de otras capillas en el Reino castellano, o se vean arrastrados a las intrigas de otros clanes.

-Quizás a instancias del antiguo Octavio o debido a su propia curiosidad, los personajes descubren las conexiones de Antonio con el Sabbat. Tal vez utilicen la información obtenida para chantajearle o tal vez deban diseñar un plan para denunciarlo ante los Tremere y “retirar” su presencia con cuidado para evitar problemas o un escándalo que podría salpicar a los Tremere ante la Camarilla castellana.

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