
Con la muerte de Teodosio I, puede decirse que finaliza la historia del Imperio de Occidente y comienza la historia de su caída, bajo las armas de los pueblos bárbaros.
Honorio (395 d.C. - 423 d.C.) y sus sucesores.

Las presiones de usurpadores y bárbaros, así como la propia incapacidad del emperador, hicieron que el largo reinado de Honorio fuera nefasto. La ciudad de Roma se rindió ante los visigodos de Alarico (410 d.C.) y las provincias de Britannia, Hispania y gran parte de la Galia quedaron definitivamente fuera de control romano.
Muerto Honorio sin descendencia (423 d.C.), una larga lista de emperadores y usurpadores se sucedieron en el Imperio Romano de Occidente y ninguno de ellos logró más allá que alargar la agonía del Imperio.
Rómulo Augústulo, último gobernante de Occidente, fue despuesto por el jefe de los hérulos Odoacro, a quien sus tropas proclamaron rey de Italia en el año 476 d.C. Los historiadores consideran el derrocamiento de Rómulo Augústulo como la caída del Imperio Romano de Occidente. Este hecho marca el fin de la llamada Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media.
Arcadio (395 d.C. - 408 d.C.) y sus sucesores.

Arcadio murió en Constantinopla en mayo de 408. Su hijo Teodosio II y la gran capacidad política de su hija Pulqueria, darían al Imperio largos años de prosperidad. La hábil política de alianzas de los gobernantes de Oriente, la solidez de los muros de Constantinopla, el apoyo de los isaurios y desde luego, la debilidad de Occidente, lograron contener las numerosas invasiones bárbaras.
Cuando en el año 476 d.C. cayó definitivamente Occidente, el emperador de Oriente Zenón comprendió la gravedad de la situación e inició una política en la que reconoció al vándalo Genserico como gobernante de África, Sicilia, Corsica, Sardinia y Baleares. Igualmente, el visigodo Eurico vio reconocidas sus posesiones, que incluían toda la península Ibérica y buena parte de la Gallia, y sobre todo, la astucia de Zenón consiguió que el poderoso ostrogodo Teodorico dejara de ser una amenaza en sus fronteras al encargarle la reconquista de Italia. la situación estaba salvada.
En Oriente pervivió el Imperio Romano, siendo conocido a partir de entonces como Imperio Bizantino, conociendo épocas de esplendor como las de Justiniano I y perdurando casi otros 1000 años, hasta la toma de Constantinopla (1453) por otros pueblos asiáticos, los turcos.
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