(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Moderador: Variable
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Daniel puso una mueca de fastidio. Tenía un toque ligeramente impostado, bromista.
- Es una pena -dijo-. Me hubiera encantado.
Salió conforme Eva se lo indicaba y, cuando hubo cerrado la persiana, se despidió con dos besos.
- Espero verla el sábado -se despidió.
Con paso firme, tras la despedida se encaminó hasta un Audi de color negro, abrió la puerta del conductor y se marchó.
- Es una pena -dijo-. Me hubiera encantado.
Salió conforme Eva se lo indicaba y, cuando hubo cerrado la persiana, se despidió con dos besos.
- Espero verla el sábado -se despidió.
Con paso firme, tras la despedida se encaminó hasta un Audi de color negro, abrió la puerta del conductor y se marchó.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Hasta el sábado - musitó, sonrió de forma tímida y levantó la mano en un gesto de despedida.
Le apetecía escuchar música y se puso el otro auricular antes de iniciar spotify. Cuando echó a andar estaba aún un poco descolocada con la broma. Bueno, siempre era mejor trabajar con una persona alegre que con alguien antipático y si no se molestaba porque fuera un poco retraída o no muy social, mejor que mejor.
Por el camino estaba escribiéndole varios wassap a su tito avisándole de que iba, que tenía trabajo y que le invitaba a cenar. Decidió ir en transporte público porque, la verdad, aparcar en Madrid siempre era una locura y no le hacía la menor gracia tirarse una hora para aparcar. Se metió en la primera boca del metro que encontró para iniciar su viaje, que iba a llevarle un buen rato.
No quería pensar en los inconvenientes, pero mientras tenía la cabeza apoyada contra la ventanilla del metro, con el vaivén, con el vacío de tener que esperar, la pregunta estaba ahí. ¿Qué le fallaba a ese trabajo? Le daba el libro, dinero, le mantenía la librería por tres meses de investigación en una segunda opinión. Además, Cortés parecía bastante majo y su tío tenía razón cuando hablaba de él. ¿Dónde estaba el fallo?
Tardó un rato en decidirse pero comenzó a aprovechar el camino para buscar referencias de la Eva bíblica en internet y su relación con el color rojo. También intentó buscar por la parte esotérica y por último, los posibles paralelismo de esos campos con la propia Cien años de soledad. Había comenzado a releerlo pero aún no había avanzado demasiado y a decir verdad, no le apasionaba demasiado el realismo mágico por lo que se olvidó completamente de él. Hasta recordar vagos retazos parciales. Sí, vale, era un pecado que ella siendo quién era lo olvidase pero todo el mundo tiene sus gustos, ¿no?
Le apetecía escuchar música y se puso el otro auricular antes de iniciar spotify. Cuando echó a andar estaba aún un poco descolocada con la broma. Bueno, siempre era mejor trabajar con una persona alegre que con alguien antipático y si no se molestaba porque fuera un poco retraída o no muy social, mejor que mejor.
Por el camino estaba escribiéndole varios wassap a su tito avisándole de que iba, que tenía trabajo y que le invitaba a cenar. Decidió ir en transporte público porque, la verdad, aparcar en Madrid siempre era una locura y no le hacía la menor gracia tirarse una hora para aparcar. Se metió en la primera boca del metro que encontró para iniciar su viaje, que iba a llevarle un buen rato.
No quería pensar en los inconvenientes, pero mientras tenía la cabeza apoyada contra la ventanilla del metro, con el vaivén, con el vacío de tener que esperar, la pregunta estaba ahí. ¿Qué le fallaba a ese trabajo? Le daba el libro, dinero, le mantenía la librería por tres meses de investigación en una segunda opinión. Además, Cortés parecía bastante majo y su tío tenía razón cuando hablaba de él. ¿Dónde estaba el fallo?
Tardó un rato en decidirse pero comenzó a aprovechar el camino para buscar referencias de la Eva bíblica en internet y su relación con el color rojo. También intentó buscar por la parte esotérica y por último, los posibles paralelismo de esos campos con la propia Cien años de soledad. Había comenzado a releerlo pero aún no había avanzado demasiado y a decir verdad, no le apasionaba demasiado el realismo mágico por lo que se olvidó completamente de él. Hasta recordar vagos retazos parciales. Sí, vale, era un pecado que ella siendo quién era lo olvidase pero todo el mundo tiene sus gustos, ¿no?
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
La verdad es que en principio parecen ideas muy inconexas. El consabido mito de Adán y Eva, tan solo puede tener de rojo el qué... ¿La manzana? ¿La sangre inherente a todo ser humano?
¿Y la trama de Cien años de soledad? Sí que hay una pareja inicial, consanguínea (primos), que forman prácticamente una nueva localización, para honrar su amor. Una localización que es arrasada después de cien años por un gobierno represivo y las disputas internas.
Era extremadamente retorcido encontrar una relación entre los tres agentes.
Lo que no era tan complicado era ver a aquel hombre que estaba al fondo del vagón, sentado en el asiento más alejado de Eva. Vestía un traje negro de motorista, una braga cubriéndole boca y nariz y una gorra. El color de todo su atuendo era el mismo.
¿Y la trama de Cien años de soledad? Sí que hay una pareja inicial, consanguínea (primos), que forman prácticamente una nueva localización, para honrar su amor. Una localización que es arrasada después de cien años por un gobierno represivo y las disputas internas.
Era extremadamente retorcido encontrar una relación entre los tres agentes.
Lo que no era tan complicado era ver a aquel hombre que estaba al fondo del vagón, sentado en el asiento más alejado de Eva. Vestía un traje negro de motorista, una braga cubriéndole boca y nariz y una gorra. El color de todo su atuendo era el mismo.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Es que no podía tener una puñetera noche de tranquilidad. ¿Qué quería? Disimuló para observarlo mejor. ¿Qué quería? Si había dejado el trabajo. Si quería el libro cuando se lo diera Cortés con gusto se lo daba, para que la dejase en paz. Eso no podía estar pasándole a ella. Era surrealista. Eva quitó la música de inmediato pero se dejó los auriculares fingiendo no haberse dado cuenta. Echó un vistazo para ver cuanta gente había a su alrededor, cuantas paradas le quedaban y dónde estaba el pulsador de emergencia por si había problemas.
Le escribió a su tío un wassap: "Tito, el motorista está aquí. En mi vagón de metro."
Luego no le quitó ojo. Estaba pensando en esperar hasta el último momento para salir cuando las puertas de la próxima parada estuvieran a punto de cerrarse y dejarle dentro del vagón.
Le escribió a su tío un wassap: "Tito, el motorista está aquí. En mi vagón de metro."
Luego no le quitó ojo. Estaba pensando en esperar hasta el último momento para salir cuando las puertas de la próxima parada estuvieran a punto de cerrarse y dejarle dentro del vagón.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Cuando estás a punto de realizar la jugada, te das cuenta de que el motorista no está.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
No se sentía en absoluto segura, aunque ya no sabía si se estaba volviendo loca o no. Cuando el siguiente tren se fue, notaba el corazón saliéndole del pecho. Se apoyó en la pared junto a una pareja de chavales y se quedó allí, quieta, recogida consigo misma y mirando discretamente hacia todos lados. Estaba realmente asustada.
Cuando volvió a escribir a su tito, aún no sabía que hacer. Luego comenzó a pensar. ¿Y si le seguía hasta su tío? ¿Y si el sueño se cumplía? Echó un vistazo hacia el letrero, para ver cuánto le quedaba al próximo. En autobús iba a tardar más, pero lo mismo podía pedirse un Uber. Ahora podía "malgastar" en esas cosas.
Cuando volvió a escribir a su tito, aún no sabía que hacer. Luego comenzó a pensar. ¿Y si le seguía hasta su tío? ¿Y si el sueño se cumplía? Echó un vistazo hacia el letrero, para ver cuánto le quedaba al próximo. En autobús iba a tardar más, pero lo mismo podía pedirse un Uber. Ahora podía "malgastar" en esas cosas.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
El letrero marca 03 minutos para el próximo tren, tren corto, por cierto.
Sobre el motorista no parecía haber noticias. ¿Se lo habría imaginado?
Sobre el motorista no parecía haber noticias. ¿Se lo habría imaginado?
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Eva decidió esperar los 3 minutos y reanudar su viaje en Metro pero estaba comenzando a pensar en que tenía algún serio problema mental. Se masajeó las sienes e intentó racionalizar el tema del motorista. Quería sacar una pauta lógica al comportamiento, a sus apariciones, que fuera como fuese, siempre parecía saber dónde estaba y encontrarla.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Unos minutos más tarde, Eva llegó a su destino. Parece que podría tener su cena con tranquilidad.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Eva, que había salido tan feliz de trabajar con un puesto con mejores perspectivas, estaba en ese momento pálida cuál pared recién encalada. Por mucho que intentaba canturrear, como si estuviera escuchando música, miraba por el rabillo del ojo en todas direcciones. Se apresuró e incluso, dio un respingo y gritó como en una película de terror cuando un perrito patada en el culo le ladró ante la indiferencia de su dueña. Estaba muy nerviosa, bueno, nerviosa no lo siguiente y estaba comenzando a dudar de sus facultades mentales.
Llegó hasta el bloque dónde vivía su tío y cerró deprisa la puerta tras ella. El ascensor le pareció demasiado opresivo y decidió subir por las escaleras. Cuando llegó a la planta del piso de su padrino estaba jadeando y no podía más. Corrió hasta la puerta del apartamento, con las llaves ya en la mano, abrió y cuando cerró de golpe a sus espaldas. Echó la llave tras ella.
- Tito - llamó a su padrino - Tito.. Ya he llegado.
Sí, el tono alegre se le había convertido en uno de funeral.
Llegó hasta el bloque dónde vivía su tío y cerró deprisa la puerta tras ella. El ascensor le pareció demasiado opresivo y decidió subir por las escaleras. Cuando llegó a la planta del piso de su padrino estaba jadeando y no podía más. Corrió hasta la puerta del apartamento, con las llaves ya en la mano, abrió y cuando cerró de golpe a sus espaldas. Echó la llave tras ella.
- Tito - llamó a su padrino - Tito.. Ya he llegado.
Sí, el tono alegre se le había convertido en uno de funeral.