Había algo que se había propuesto, y era intentar ser feliz. A pesar de cómo tenía que alimentarse, a pesar de estar en un punto intermedio entre la vida y la muerte, a pesar de sentirse perseguida e indefensa. Estaba haciendo todo lo posible por negarse a entregar la poca luz que podía guiarla en la oscuridad, pero se lo ponían muy difícil. Creía que lo más sabio que había hecho era no remover la mierda, porque esto era mucho más que estiércol, lo sentía como pegajosa y ardiente brea que la corroía por dentro. Malditos hijos de puta...
Necesitaba abstraerse un poco.
- Si lo dejas a un lado podemos meter aquí lo que quede del vigilante cuando tu amigo termine con él. Total, para lo que vale al menos alguien le dará uso. Soy la dueña de este espacio. Nadie debería tocar este espacio si no lo solicito.
Pensar en dar solución a un problema más inminente la hacía sentirse mejor, aunque no podía negar que estaba haciendo lo mismo que otros habían hecho con ella. Salvo que también quería la documentación para ver cómo podía compensar a esa familia. Es cierto, ¿qué culpa tenía ella de que ese engendro perruno infernal matara al guarda? ¿Cómo iba a saberlo?
- Para qué podría quererle alguien tan importante- murmuró, meditabunda en voz alta. Asintió. - Sí, sé lo del vínculo pero desconocía que pudiera esquivarse de tal modo. ¿Alguna vez tuvo... domitor? De alguna forma supongo que empezaría. Si sabes dónde se echan las cenizas de esos casos así o dónde se realizan ese tipo de incineraciones te lo agradecería. Lo que pudiera encontrar me gustaría traerlo al panteón.
No suspiró porque no podía suspirar pero un alivio así le vendría bien.
- Si no quieres usar la tumba, déjalo dónde estaba, por favor. Muchísimas gracias por tu ayuda, Sam - dijo, esbozando una sonrisa tímida - Por cierto, ¿no se suponía que venías a abrirme los ojos? Eso de la trascendencia suena muy místico.
(C) La extraña muerte de Esteban Espinosa
Moderador: Variable
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
Sam ladeó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño.
- Cuando digo que fue un asunto de la Estirpe, me refiero a que probablemente tuviera un mal trato con algún vástago, algo que se fue de las manos. O eso o le cazaron los otros. La verdad es que no sé dónde pueden estar sus restos, si alguien los conserva... Pero quizás podamos hacer algunas preguntas, ¿no crees?
Alzó la cabeza hacia el enorme lobo, y dejó la tapa sobre el féretro.
- ¡Pulgoso! ¡Nos vamos!
El lobo gruñó y continuó a lo suyo. Sam se encogió de hombros.
- No le gusta que le perturben la cena. Sobre lo de la trascendencia, no le des muchas más vueltas, ya llegará el momento en el que lo veas. Pulgoso estará ocupado un rato todavía, así que calculo que tengo...
Miró el reloj.
- ...unas tres horas para ayudarte en el tema este de marras.
- Cuando digo que fue un asunto de la Estirpe, me refiero a que probablemente tuviera un mal trato con algún vástago, algo que se fue de las manos. O eso o le cazaron los otros. La verdad es que no sé dónde pueden estar sus restos, si alguien los conserva... Pero quizás podamos hacer algunas preguntas, ¿no crees?
Alzó la cabeza hacia el enorme lobo, y dejó la tapa sobre el féretro.
- ¡Pulgoso! ¡Nos vamos!
El lobo gruñó y continuó a lo suyo. Sam se encogió de hombros.
- No le gusta que le perturben la cena. Sobre lo de la trascendencia, no le des muchas más vueltas, ya llegará el momento en el que lo veas. Pulgoso estará ocupado un rato todavía, así que calculo que tengo...
Miró el reloj.
- ...unas tres horas para ayudarte en el tema este de marras.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
En ese momento, al ver caer la tapa con un ser lobuno royendo por ahí y, para qué engañarse, con todo lo que estaba sucediendo tuvo una fuerte sensación de irrealidad. Era como estar en un sueño extraño y oscuro. ¿Y si jamás había despertado? ¿Y si, realmente, la caída del árbol en la finca la había dejado moribunda y en coma? ¿Y si estaba tumbada en la cama de un hospital y todo eso no era más que el producto de su mente agonizante para ayudarla a pasar ese trance? Joder, el puto final de Lost y los Serrano le había hecho mella.
- ¡Vale! Pero no tienes que sentirte obligado a venir conmigo. No quiero molestarte - dijo, con timidez. - Iba a echar un vistazo a los registros físicos antes de comenzar a colarme en ... - se detuvo para evitar decir web, internet, mails o archivos digitales -... algunos sitios. La verdad es que no creo que nadie vaya a responder a mis preguntas.
Claro que se lo agradecía porque ir por ahí sola la verdad, era una jodienda, y no se sentía segura hasta el punto NO pasaba por según qué sitios y si se acercaba lo más mínimo a sus antiguas zonas habituales formaba un pifostio de manual.
- Aunque te lo agradezco, de verdad -finalizó con una nueva sonrisa, aceptando su compañía si deseaba ir con ella. - ¿Por qué me ayudas?
- ¡Vale! Pero no tienes que sentirte obligado a venir conmigo. No quiero molestarte - dijo, con timidez. - Iba a echar un vistazo a los registros físicos antes de comenzar a colarme en ... - se detuvo para evitar decir web, internet, mails o archivos digitales -... algunos sitios. La verdad es que no creo que nadie vaya a responder a mis preguntas.
Claro que se lo agradecía porque ir por ahí sola la verdad, era una jodienda, y no se sentía segura hasta el punto NO pasaba por según qué sitios y si se acercaba lo más mínimo a sus antiguas zonas habituales formaba un pifostio de manual.
- Aunque te lo agradezco, de verdad -finalizó con una nueva sonrisa, aceptando su compañía si deseaba ir con ella. - ¿Por qué me ayudas?
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
Sam se cruzó de brazos.
- Me estoy ofreciendo, chica -dijo-. Podemos ir a ver a algunos vástagos, a ver qué se cuentan. Si nos contestan, perfecto. Si no, les sacamos las respuestas a la fuerza.
Comenzó a caminar hacia la salida, esperando a que ella le acompañara.
- Me han pedido con mucha educación que venga aquí y te ayude. Cosas de deidades, ya sabes, a veces hacen cosas que cuesta explicar.
- Me estoy ofreciendo, chica -dijo-. Podemos ir a ver a algunos vástagos, a ver qué se cuentan. Si nos contestan, perfecto. Si no, les sacamos las respuestas a la fuerza.
Comenzó a caminar hacia la salida, esperando a que ella le acompañara.
- Me han pedido con mucha educación que venga aquí y te ayude. Cosas de deidades, ya sabes, a veces hacen cosas que cuesta explicar.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
Desde luego, tenía que reconocer que no era sutil en absoluto pero no pudo negar que sonrió para sí. Si pudiera pegarle una buena patada en el culo al tal Ferrero... la verdad es que no iba a llorar. Más bien todo contrario. Aunque, emprenderla a golpes era la mejor forma de ganarse enemistades. ¿Realmente quería eso? Algo le decía que no era buena idea.
Tenía dudas entre su forma habitual de trabajar, que no era cara a cara precisamente y aceptar el sentirse segura por una vez en todo ese tiempo, sin estar en casa.
Avanzó rápidamente para alcanzarlo y evitó mirar el cadáver cuando le tocó pasar por allí, aunque el olor le llegaba alto y la sensación de asco y hambre volvieron a mezclarse asquerosamente, perturbándola de nuevo. Apretó el paso para abrir el candado, no estaba cerrado, solo lo había dejado aparentándolo, y deslizar la cadena para abrir la puerta.
Cosas de deidades... ¿Era mal momento que siempre había sido atea y que entendía eso de las deidades desde un punto de vista alegórico y metafórico además de servir para calmar la angustia existencial? Sí, decidió que era muy mal momento para eso. Aunque la verdad es que con todo lo que le estaba pasando, casi que, a veces, como en ese momento, comenzaba a replantearse el tener fe.
- ¿Quieres que vayamos en mi coche ? -dijo, ya en la calle. La verdad es que salvo Ferrero no tenía ningún otro nombre, ni ninguna otra pista... desgraciadamente. El cementerio había sido un callejón sin salida. Bueno, realmente no, realmente había conocido a Sam que le había contado bastantes cosas.
Tenía dudas entre su forma habitual de trabajar, que no era cara a cara precisamente y aceptar el sentirse segura por una vez en todo ese tiempo, sin estar en casa.
Avanzó rápidamente para alcanzarlo y evitó mirar el cadáver cuando le tocó pasar por allí, aunque el olor le llegaba alto y la sensación de asco y hambre volvieron a mezclarse asquerosamente, perturbándola de nuevo. Apretó el paso para abrir el candado, no estaba cerrado, solo lo había dejado aparentándolo, y deslizar la cadena para abrir la puerta.
Cosas de deidades... ¿Era mal momento que siempre había sido atea y que entendía eso de las deidades desde un punto de vista alegórico y metafórico además de servir para calmar la angustia existencial? Sí, decidió que era muy mal momento para eso. Aunque la verdad es que con todo lo que le estaba pasando, casi que, a veces, como en ese momento, comenzaba a replantearse el tener fe.
- ¿Quieres que vayamos en mi coche ? -dijo, ya en la calle. La verdad es que salvo Ferrero no tenía ningún otro nombre, ni ninguna otra pista... desgraciadamente. El cementerio había sido un callejón sin salida. Bueno, realmente no, realmente había conocido a Sam que le había contado bastantes cosas.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
Al llegar a los barrotes de la puerta, Sam alzó la mano justo en la esquina de la muralla, para coger un cinturón con dos vainas en las que estaban colocadas dos dagas. Se ciñó el cinturón, mientras silbaba una alegre melodía.
- Estoy listo. Vamos en tu coche.
Al llegar al pequeño vehículo, se quedó un poco extrañado.
- Errrm... ¿Quepo yo ahí?
- Estoy listo. Vamos en tu coche.
Al llegar al pequeño vehículo, se quedó un poco extrañado.
- Errrm... ¿Quepo yo ahí?
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
- Bueno, es un Mini moderno. Es más espacioso por dentro de lo que aparenta por fuera. Puedes echar el asiento para atrás y.... - hizo algo que en vida sería un suspiro y se encogió de hombros. - Me temo que es lo que tengo pero también podemos pasarnos por algún lado y puedo tomar prestado algo más... - tardó un poco en elegir la palabra-... confortable.
Le dio al mando del coche. Rocinante se encendió y desbloqueó las puertas con un pitido. Abrió la puerta del conductor y se sentó en ella. Por dentro era bastante más espacioso y tampoco es que fuera el más pequeño de los modelos, siendo un cinco puertas. De todas maneras, echó el asiento hacia atrás lo más que pudo para que su nuevo "amigo" se sintiera más cómodo.
- No sé por dónde quieres empezar. Yo... tengo un nombre pero, no sé si es conveniente... - cuando pensaba en Ferrero la verdad es que tenía una extraña mezcla de emociones, por un lado le daba miedo porque era (o creía) que era un puto lancero, justo el que la había estado atormentando esos días. Luego, también tenía ganas de arrancarle la cabeza a mordiscos, por exactamente lo mismo. Pero lo que más temía es no poder verlo y que él si pudiera verla. Que volviera a pillarle el rastro de nuevo.
Le dio al mando del coche. Rocinante se encendió y desbloqueó las puertas con un pitido. Abrió la puerta del conductor y se sentó en ella. Por dentro era bastante más espacioso y tampoco es que fuera el más pequeño de los modelos, siendo un cinco puertas. De todas maneras, echó el asiento hacia atrás lo más que pudo para que su nuevo "amigo" se sintiera más cómodo.
- No sé por dónde quieres empezar. Yo... tengo un nombre pero, no sé si es conveniente... - cuando pensaba en Ferrero la verdad es que tenía una extraña mezcla de emociones, por un lado le daba miedo porque era (o creía) que era un puto lancero, justo el que la había estado atormentando esos días. Luego, también tenía ganas de arrancarle la cabeza a mordiscos, por exactamente lo mismo. Pero lo que más temía es no poder verlo y que él si pudiera verla. Que volviera a pillarle el rastro de nuevo.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
- Bueno...
Se metió como pudo dentro del minicoche, se acomodó dificilmente y se puso el cinturón. Aunque era "espacioso", no lo era tanto como para que ese tío de metro noventa estuviera sentado sin problemas.
- Si tienes un nombre, tienes un cabo. Si tienes un cabo, tenemos algo de lo que tirar. Y si no... Pues nos ponemos a buscar a otros de los nuestros para darles la brasa.
Se metió como pudo dentro del minicoche, se acomodó dificilmente y se puso el cinturón. Aunque era "espacioso", no lo era tanto como para que ese tío de metro noventa estuviera sentado sin problemas.
- Si tienes un nombre, tienes un cabo. Si tienes un cabo, tenemos algo de lo que tirar. Y si no... Pues nos ponemos a buscar a otros de los nuestros para darles la brasa.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
- Lo siento -dijo, haciendo un mohín de que sentía que estuviera incómodo en Rocinante - Es que no tengo otra cosa.
Se inclinó un poco para conectar el móvil al salpicadero. Puso el GPS porque no creía que hubiera nada más rápido. Introdujo la dirección que tenía, que no era más que la de una oficina de un sitio bien por plaza Castilla. Decidió arrancar y que fuera lo que los dioses y toda esa pesca quisieran.
- Cristian Ferrero - pronunció - ¿Le conoces?
Sonrió, y con un par de movimientos regresó a la pantalla del móvil para iniciar Spotify.
- Bueno, ya que eres mi invitado en este, mi diminuto y humilde carruaje... ¿alguna petición musical?
Se inclinó un poco para conectar el móvil al salpicadero. Puso el GPS porque no creía que hubiera nada más rápido. Introdujo la dirección que tenía, que no era más que la de una oficina de un sitio bien por plaza Castilla. Decidió arrancar y que fuera lo que los dioses y toda esa pesca quisieran.
- Cristian Ferrero - pronunció - ¿Le conoces?
Sonrió, y con un par de movimientos regresó a la pantalla del móvil para iniciar Spotify.
- Bueno, ya que eres mi invitado en este, mi diminuto y humilde carruaje... ¿alguna petición musical?
Re: La extraña muerte de Esteban Espinosa (C)
- Nada, tranquila, me apaño.
Se encogió de hombros.
- No tengo ni puta idea de quién es el tal Cristian, pero vamos a conocerlo...
Se encogió de hombros.
- No tengo ni puta idea de quién es el tal Cristian, pero vamos a conocerlo...
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.