
He comenzado a leerme Arcontes y Templarios, un libro publicado durante la 3ª edición de Vampiro La mascarada (White Wolf 2002 / La Factoría 2004). Los Arcontes siempre me han fascinado, representando el poder oculto de la Camarilla, una fuerza de agentes secretos que no suele verse, pero se intuye. Un grupo de agentes que van de ciudad en ciudad, como inquisidores, ocupándose de combatir a los peores criminales y amenazas para la Torre de Marfil, al tiempo que investigan todo tipo de sucesos paranormales y meten sus narices en las redes políticas ajenas.
Y esa capacidad de inmiscuirse en todo, con autoritas, como jinetes errantes con una placa de agente, es lo que los hace tan carismáticos. Siguen el mismo patrón que los Inquisidores como Eisenhorn o los Jueces como Dredd, son La Ley. Da pie a personajes policiales, a agentes secretos, a espías, a investigadores de los Expedientes X, a todo tipo de tramas entre el western y el noir.
Este libro se centra en ellos y en sus contrapartidas del Sabbat, los santos guerreros templarios, ungidos por los Inquisidores. Este libro se aleja de las partidas By Night más típicas de Vampiro y ofrece una perspectiva del juego más global, en la que la Jyhad es un asunto político serio que se libra en todos los frentes y en el que los Arcontes y los Templarios con los soldados de élite.
En contraposición a Los Vástagos más buscados y Nombres temibles Lista Roja, que fueron libros centrados en los grandes criminales y que sugiere tramas policíacas desde el punto de vista de un Alastor a la caza de objetivos o de fugitivos atraídos por uno de los más buscados, este libro se concentra en otro tipo de narraciones. Si bien los Alastor son los sabuesos y rastreadores entre los Arcontes, no son más que una mínima parte de estos y existen muchos más tipos de agentes, como los Josianos, encargados de combatir los cultos de la Gehenna y el infernalismo.
El primer capítulo, de unas 25 páginas, pone el foco en la Camarilla y sus agentes. A través de la narración de dos personajes nos cuentan los posibles orígenes de los Arcontes, nos muestran sus divisiones internas, los conflictos internos y externos, las amenazas a las que se enfrentan y los métodos que podrían utilizar. Es un capítulo muy inspirador, que ayuda a cogerle el tono al libro y que sugiere un gran número de ideas de crónica con los personajes jugadores como los escogidos de un Justicar.
Personalmente, uno de mis primeros personajes de este foro fue Kurtz Wacht, un capitán de aviación alemán que aspiraba a seguir los pasos de su sire y convertirse en Arconte. Por aquel entonces no había leído este libro todavía, pero la verdad es que resulta muy evocador.

Lucinde, Justicar Ventrue