[Ambientación] Cómo quitar manchas de sangre

[Pagliacci]

Es un concepto bastante conocido, fixer o cleaner, como el señor Lobo en Pulp Fiction.

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[Casemir]

Lo es, y aparece frecuentemente en las ficciones modernas de Vampiro.

Lo que ya no es tan típico es que sean protagonistas, quedando relegados generalmente a un papel secundario. Creo que ponerlos como personajes jugadores puede dar muchas oportunidades en una crónica.

[Pagliacci]

Yo creo que es bastante más habitual, uno de los personajes pregenerados que escribí para 5ª, por ejemplo, es un cleaner. Y en 2ª edición ya hacían coteries, llamadas Máscaras, con la intención de tapar este tipo de rupturas de la primera tradición. Por ejemplo, la que forman los jugadores en Psicomaquia, la aventura de Milwakhee by Night.

[AliciaHipHop]

Lo de las manchas de sangre es algo que he pensado mientras jugaba, y más en Roma con las túnicas blancas que cantará muchísimo más.
Entiendo también que para mucho la trama (o se le da demasiado realismo, según se vea) el cambiarse de muda o ponerse a frotar con agüita fría para que eso no agarre mucho.

[Casemir]

Bien pensado, porque en mi experiencia los jugadores casi nunca se paran a pensar en el estado de su ropa, aunque acaben de salir de un combate a espadazos.

Como puntualización, no soy historiador, pero lo que tengo entendido es que los romanos en general no vestían las túnicas blancas. Los senadores sí llevaban su toga blanca, algunos cargos también se distinguían por ellas, y puede que sacerdotes y sacerdotisas, pero la gente de normal, los nobiles y el pueblo, vestían una variedad de colores, algunos seguramente más sufridos para disimular la sangre.

[AliciaHipHop]

Claro, pero justo mi personaje es una noble, así que si que me afecta el ir de color claro, pero bueno, teniéndolo en cuenta a la hora de rolearlo me parece más realista.

[Alexander Weiss]

En el Libro de Raza Cambiante: Nagah aparece un personaje de ejemplo que precisamente cumple esa función.

LIMPIADOR
Cita: Ya veo. No, no me lo expliques. Lo arreglaré.
Preludio: Mudaste tu Primera Piel provocando un horrible desastre que llegó tarde y sin razón a tu vida. Tú y tu esposa estabais discutiendo sobre quién se ocuparía de tus ancianos padres, y tu furia estalló. Recuerdas su cara cuando tus garras la destrozaron con precisión cruel y feroz. Recuerdas cómo detuviste sus gritos derramando bilis y veneno en su boca. Te enroscaste alrededor de ella aplastándola una y otra vez hasta que dejó de moverse mientras tus colmillos desgarraban su carne una, dos veces y más. Vuestra discusión había sido ridícula, muy lejos proporcionalmente de la ferocidad con que la habías destruido.
Cuando recuperaste el control poco después, tu mujer yacía entre tus brazos y la sangre empapaba los restos de tu ropa. Mientras te incorporabas te diste cuenta de que había dos hombres mirándote fijamente. Intentaste hablar, pero uno te silenció con una mirada mientras el otro te ayudaba sin miramientos a ponerte en pie. Te dijeron que eran tu familia, y que te habían estado observando y esperando. Te dijeron todo eso sin pronunciar una palabra ni hablar entre ellos, y una frialdad desconocida pero familiar bajo tu piel te convenció de que no mentían. Te ordenaron que confiaras en ellos, y lo hiciste.
Inmediatamente, uno de ellos se fue y regresó al poco tiempo con el cadáver fresco y destrozado de un hombre de tu complexión aproximada. Llevaba tus ropas y le habían cortado el pelo de la misma manera. Uno de los hombres de tu nueva familia le sacó los dientes al cadáver con el mango de un cuchillo -posiblemente con el que había acabado con su vida- y los recogió. El otro encendió el conducto del gas en tu chimenea. Cuando todo terminó, te ayudaron a cambiar en tu forma pequeña y te metieron en la bolsa que llevaba uno de ellos.
Tres noches después, antes de que te entregaran a las Sesha y desaparecieran, te enseñaron un periódico. Había una historia en la página tres sobre el brutal doble asesinato que había ocurrido en tu antiguo hogar. Contaba cómo los feroces asaltantes que habían cometido el crimen habían incendiado la casa para cubrir su rastro. Varios testigos habían visto un vehículo abandonando la escena del crimen cuando comenzó el fuego, pero no pudieron identificar ni al conductor ni a ningún pasajero. El vehículo había sido encontrado abandonado a nueve kilómetros. Las dos Nagah, como se llamaban y tú ahora, te ordenaron que aprendieras de lo que habían hecho y que nunca lo olvidaras. Hasta el momento, lo sigues recordando.
Concepto: Las Sesha te han encargado uno de los deberes más importantes. Ayudas a mantener el mito de que las Nagah están extintas. En lugar de confiar en los Dones, te especializas en el uso de evidencias médicas forenses y disfrazas el escenario de un desastre para que cuente una historia falsa pero convincente. Tus compañeras Nagah confunden a las autoridades mundanas y acogen a las Nagah indiscretas que necesitan ocultarse, pero tú te encargas directamente de los desastres potenciales. Cuando el tiempo es esencial, puedes disfrazar el lugar donde una Nagah ha entrado en un frenesí de rabia para que parezca sólo un robo desesperado que salió mal, pero prefieres simplemente hacer que un cadáver desaparezca sin dejar ni rastro. Sin que importe cómo te ocupas de un problema, siempre tomas nota de quien lo provocó. Y siempre informas a las Sesha.
Consejos de Interpretación: Deja que tu experiencia y reputación hablen por sí solas en lugar de permitir que los jóvenes estúpidos te minusvaloren. No permitas a tus clientes que expliquen lo que hicieron mal; no les permitas justificar sus acciones o exculparse por sus errores. Mantén una distancia profesional entre tu trabajo y los descuidados que te han llamado, para que así puedas trabajar más rápido.
Imparte órdenes que no dejen sitio para la discusión. No expliques lo que haces ni escuches sugerencias. Sé meticuloso y preciso para que quienes te vean en acción puedan aprender de ti. Nunca regañes a nadie, nunca disculpes a nadie y nunca ofrezcas sugerencias que tus acciones puedan enseñar con igual eficacia. Haz que tu tranquilidad y orden se apoderen de la situación para que tus clientes lo vean, y procura que su vergüenza les enseñe a ser más cuidadosos en el futuro.
Equipo: Furgoneta de jardinería de cinco años; fregonas, escobas e instrumentos de limpieza, bidón de ácido sulfúrico.
Raza: Balaram
Auspicio: Kamakshi
Especie de ofidio: Víbora Común
Concepto: Limpiador
Atributos Físicos: Fuerza 3, Destreza 2, Resistencia 3
Atributos Sociales: Carisma 2, Manipulación 2, Apariencia 2
Atributos Mentales: Percepción 3, Inteligencia 3, Astucia 4
Talentos: Alerta 1, Callejeo 3, Esquivar 1, Intimidación 2, Pelea 2, Subterfugio 1
Técnicas: Armas C.C. 1, Armas de Fuego 1, Conducir 2, Pericias 1, Sigilo 3
Conocimientos: Ciencia 3, Informática 1, Investigación 4, Leyes 3, Lingüística 1, Medicina 2
Dones: Autodisciplina, Olor de Agua Corriente, Resistir Dolor
Trasfondos: Contactos 2, Parentela 2, Recursos 1
Rabia: 3
Gnosis: 1
Fuerza de Voluntad: 7

[Alexander Weiss]

Como puntualización, no soy historiador, pero lo que tengo entendido es que los romanos en general no vestían las túnicas blancas. Los senadores sí llevaban su toga blanca, algunos cargos también se distinguían por ellas, y puede que sacerdotes y sacerdotisas, pero la gente de normal, los nobiles y el pueblo, vestían una variedad de colores, algunos seguramente más sufridos para disimular la sangre.

Efectivamente, el uso de determinados colores estaba asociado a determinadas clases sociales, e incluso reservado a ellas, como la púrpura imperial. Y entre la plebe el uso de colores era muy diverso en función de los recursos. Lo más barato era la tela basta sin teñir.

Entre los tintes utilizados por los romanos se encontraba el rojo extraído de la planta rubia; el kermes, un rojo extraído de una especie de piojos; el amarillo de soldadura, que utilizaban especialmente las mujeres y en los vestidos de boda; el azul índigo, de origen vegetal y especialmente caro; el negro y los marrones de agallas de roble; marrón de cáscara de nuez; y el amarillo de azafrán.

Según Plinio el Viejo, los sacerdotes y sacerdotisas solían utilizar rojo, naranja y morado en sus vestiduras.

[Casemir]

Me has dado una idea de personaje: matador de piojos para empresa de tintes.

[Alexander Weiss]

Los tinctores romanos tenían mala fama, pues su oficio se consideraba peligroso y nauseabundo. De hecho también se los llamaba infectores. De los kermes que se utilizaban para hacer tinte rojo viene la palabra carmín.