Por fin ha llegado el día de empezar el entrenamiento con la Obispo Pilgrim. Craig acordó con ella que le enseñaría a pelear con los puños y la espada, además de enseñarle una Senda que le permita no entregarse a la Bestia.
Ella le está esperando en el patio de la Catedral. Pero en vez de su ropa habitual, la ves enfundada en un traje de cuero negro. Lleva una espada en la mano. En el patio también hay un estante con espadas, y una especie de pedestal con un libro ajado.
- ¡Oye! ¡Ven aquí! Craig Acudes a la llamada y ella le señala el libro sobre el pedestal.
- Ése es el Código de Milán, el esqueleto que mantiene unida a nuestra secta. Tomó inspiración del concepto humano de Caballería: la completa devoción a una causa- le extiende a su alumno una espada-
. En eso te tienes que convertir, Craig: valiente, entregado, leal... ¡un caballero! Empezamos con una reverencia, primero a mí, tu maestra, y luego al Código. Craig vacila un poco ante la idea de saludar a un libro.
- Espero que te estés tomando esto en serio- le recrimina Pilgrim. Después se dirige hacia Craig y le pone la espada en la mano.
- Todo comienza con la pose- explica en todo didáctico mientras le corrige la postura con sus manos
-. Recuerda...
Pilgrim señala un momento el Código de Milán antes de proseguir con la lección. Desde uno de los balcones, Esteban, el ghoul de la Catedral, marca el ritmo con el piano. La maestra, sin darse cuenta, se adapta a él.
- Lo haces por él.
Una y otra vez. Lo haces por mí, quiero decir lo haces por él.
» Piernas, separadas,
manten el cuerpo bajo, cuando des un tajo, pose equilibrada.
» Un pie; y otro,
¡vamos más deprisa! cuando retrocedas no pierdas la vista.
Mientras da las lecciones, Pilgrim va cruzando su espada con la de Craig, primero despacio. El francotirador va repitiendo y asumiendo las lecciones, al mismo ritmo de la música del ghoul.
- Piernas, separadas. - Bien. - Mantengo el cuerpo bajo. - Exacto.
- Cuando dé un tajo... Ante un traspies del soldado, la Obispo exclama con enfado:
- ¡Concéntrate! ¿Es que quieres que muramos todos? Craig se lanza enrabiado por la reprimenda, pero tratando de mantener en la mente la lección.
- Un pie; y otro... Pero tiene que pararse a esquivar un tajo de su maestra.
- Sí, ¡pero pon todo el cuerpo!
» Todo lo que tienes y lo que eres
lo tendrás que dar... Y, apartándose, relaja la espada contra el suelo mientras explica en tono pedagógico:
- En la Gehenna, cuando todo sea Caos, y no tengas nada más que la espada, tu fe y tu valor. Sabes que si no nos vencen, vivimos para siempre.
» Lo haces por el Sabbat,
así es como ganar, lo haces por mí, quiero decir, por el Sabbat. Cuando Craig ataca de nuevo, Pilgrim simplemente desvía la hoja, y le atrapa la otra mano, estrechándosela en la suya, mientras le mira a los ojos:
- En el fondo, sólo eres neonato, pero sin embargo puedes intentarlo. Después de que lo suelte, Craig cierra los ojos y dedica unos segundos a prepararse mentalmente a lanzarse al ataque. Corriendo, embiste contra la Obispo con la espada, mientras admite:
- En el fondo, me acaban de abrazar, pero puedo intentarlo y luchar. - (al unísono) pero puedes intentarlo y luchar Craig y la Pilgrim se intercambian golpes, ya no vacilantes, sino rápidos como centellas.
- Es corta mi existencia...
- Bien. - ...y me deben experiencia... - Cierto... - ... pero puedo estar ahí por ti y por el Sabbat. En ese momento, el alumno logra romper la guardia de su maestra, y por poco la alcanza. Ella sonríe y levanta la espada en forma de saludo, gesto que Craig imita.
- Puedo hacerlo por ti. - (al unísono) lo hacemos por él. - (al unísono) lo hacemos por él. - ¡Vamos! ¡Otra vez!
- Sí, Obispo.
» Lo haces por el Sabbat y quiero oir...
- ... que lo hago por él. Esteban el ghoul se asoma con el rostro un poco aprensivo. Apenas parpadea, claramente impresionado.