Las últimas palabras de Birgitte resuenan en varios ecos en el interior de la cripta con la voluntad de siglos de autoritarismo vampírico reforzando su mensaje. A pesar de su corta estatura que hacía semejante la escena a la de David contra Goliat, puede notar cómo sus palabras atraviesan como un ariete el muro de piedra que es la mente del bárbaro vikingo que tiene delante.
No obstante, en ese momento se abre la tapa del ataúd situado detrás de ella en el que se había escondido Bent. Asoma apenas medio cuerpo cuando, en un acto reflejo, el vikingo lanza el hacha en esa dirección. El arma deja un rastro sonoro como el de un proyectil al pasar a toda velocidad girando junto al oído de Birgitte y se clava con una violencia brutal en el hombro izquierdo de Bent. La fuerza del impacto empuja hacia atrás al Brujah hasta clavarlo literalmente contra el borde del atáud cuya tapa se desliza con un estrépito pétreo hacia el suelo. Birgitte observa con horror a su compañero y el asta de madera que sale de su hombro izquierdo, mientras que Bent aúlla de dolor al notar cómo tendones y hueso son atravesados. Sus colmillos asoman en la oscuridad junto con el grito de dolor y la Bestia se alza frenética implorando sangre y huida, venganza y salvación, con una fuerza que el Brujah apenas puede contener durante unas décimas de segundo.
El vikingo mira hacia la parte superior, hacia las escaleras de salida. Birgitte controla el terror que ha sentido con ese brutal ataque, aunque el sabor de la Sangre en su garganta y la fuerza de su propia voluntad la mantienen en sus casillas... hasta que nota el olor del humo que es síntoma de que los asaltantes han comenzado a incendiar la iglesia encima de vuestras cabezas.
------------- La cabeza de Gudrun asoma a la superficie del lago como una especie de hidra tenebrosa que surgiera del propio inframundo. Abre la boca en un gesto reflejo aunque no necesita llenar sus pulmones muertos de aire, aunque en cierto modo aspira la propia oscuridad del agua y la de la noche en una comunión sagrada con su propio abismo interior. Su pierna sigue dolorida, pero es capaz de mantenerse a flote por sí misma y echar un vistazo alrededor. La masa de agua que la rodea termina no demasiado lejos, ya que puede vislumbrar los altos árboles de la orilla. A cierta distancia le llegan los ecos de la batalla y el olor del humo provocado por distintos puntos de fuego que es capaz de vislumbrar en distintas direcciones. Tarda unos segundos en orientarse y comprobar que los tejados del pueblo arden uno detrás de otro y que la misma suerte parece que va a correr la iglesia en pocos minutos.
A cierta distancia, ya en tierra firme, observa una silueta humana, aunque pareciera tener cuernos, que alza los brazos al cielo sujetando algún tipo de objeto parecido a una olla. Un líquido oscuro cae sobre ella mientras grita en un idioma ininteligible.
Birgitte: -3 puntos de Sangre. -1 FV.
Bent: -2 puntos de Sangre. -2 FV. Estás en Malherido con daño letal (-2 a todas las acciones). Puedes controlar el Frenesí durante 1 turno (después volveremos a tirar Autocontrol hasta que sumes, o no, los éxitos necesarios)
Gudrun: -2 Puntos de Sangre. -3 FV. 2 Niveles de Salud Agravados + 1 Nivel de Salud contundente (-1 dado a todas las acciones).
Lanzamiento del vikingo
Impacto
7d10>=7-P[/roll]
Daño
[roll=631]8d10>=6-P[/roll]
Resistencia
[roll=632]3d10>=6-P[/roll]
Posible Frenesí
[roll=633]5d10>=9-P[/roll]