[Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

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Alexander Weiss
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[Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#1

Mensaje por Alexander Weiss » 27 Ene 2022, 18:32

Imagen DETRÁS DEL ALAMBRE: OSWIECIM (AUSCHWITZ – BIRKENAU) Por Robert Hatch Se dice que el soldado americano no sabe por qué lucha. Ahora por lo menos sabrá contra qué lucha.
-General David Eisenhower, tras la liberación de los campos de exterminio
ARBEIT MACHT FREI
El trabajo os hará libres.
Este lema, forjado en hierro sobre una puerta en el sur de Polonia, recibió a dos millones de hombres, mujeres y niños considerados “criminales” y “subhumanos” por los líderes del Tercer Reich. De estas personas desplazadas a la fuerza, la gran mayoría nunca volverían a salir vivas por esa puerta.
Porque habían entrado en Auschwitz, el mayor matadero del siglo XX, y la única forma de libertad era “chimenea arriba”: sus cadáveres despojados de recursos valiosos para el Reich eran arrojados en hornos crematorios y carbonizados hasta quedar reducidos a cenizas, que eran a su vez arrojadas sin ceremonia alguna en los pantanos del río Vístula.
En este lugar dos millones de personas fueron asesinadas de forma sistemática. Fueron asesinadas con armas, con fuego, con inyecciones de fenol, gases tóxicos y bombas de fósforo. Algunos murieron debido a las enfermedades, el exceso de trabajo, el hambre o los golpes de la porra de un kapo. Fueron separadas a la fuerza de sus familias, obligadas a desnudarse en público, obligadas a permanecer de pie e inmóviles durante varios días seguidos, obligadas a trabajar descalzas en medio de ventiscas heladas, obligadas a participar en torturas sádicas consideradas “experimentos médicos” por el Reich, obligadas a ver cómo sus hijos ardían; pero la verdad es que semejantes atrocidades eran sólo el principio. Cuando todo terminaba, después de haber sufrido todo tipo de obscenidades, atrocidades e indignidades horribles, todos morían. Fin. Chimenea arriba.
Y la verdad, cuando se hacen cuentas, todo en Auschwitz estaba dirigido a matar. Asesinar. No era, estrictamente hablando, un campo de concentración; ese término implica cierto enfoque en la encarcelación –la posibilidad, por ligera que sea, de cambio, de liberación final- de “libertad mediante el trabajo.” Pero esa esperanza no existía en Auschwitz. Según la ideología nazi, los prisioneros que se encontraban en este lugar eran biológicamente incapaces de reformarse; nadie fue liberado del más secreto de los campos, y el hecho de que un prisionero estuviese dispuesto a trabajar y fuese capaz de ello sólo era relevante porque posponía lo inevitable. Cuando un prisionero entraba por las puertas de Auschwitz, se le afeitaba la cabeza y se le tatuaba un número inscrito en los registros del campo, se encontraba en esencia bajo una sentencia de muerte. Algunos prisioneros duraban más que los demás, pero todos avanzaban hacia el mismo final –la misma libertad final.
Y por eso llamemos a Auschwitz-Birkenau lo que fue y lo que es: un campo de la muerte. Un campo de ejecución.
Auschwitz cesó toda su actividad asesina en 1945, pero sus ruinas permanecen hoy, un museo memorial en Polonia y la Necrópolis más grande de las Tierras de las Sombras de Occidente. Quienes visitan el museo, incluso cincuenta años después, sienten un ambiente inquietante, una sensación palpable de opresión y aprehensión. Y tienen razón, porque ni el tiempo ni la muerte han reducido la rabia, el odio y el dolor de los residentes incorpóreos de Auschwitz.
Los judíos de la posguerra han inventado un chiste irónico sobre el destino de los judíos europeos: los pesimistas se exiliaron; los optimistas terminaron en los campos de la muerte. Y la mayoría de los supervivientes de la posguerra aceptan que para permanecer vivos en las fauces de Auschwitz fue necesario cultivar una especie de exilio mental y emocional, una especie de aislamiento –de hecho, una voluntad concentrada en vivir que bordeaba con la obsesión. Quienes intentaron mantener su dignidad y su naturaleza humana (¡O que Dios nos asista, esperar que otros lo hicieran!), quienes se negaron a luchar por una patata más o por un trozo de pan mohoso, quienes se negaron a mirar hacia otro lado cuando abusaban de su compañero de habitación, quienes se negaron a apartar las cabezas de los enfermos de tifus en su lucha por las letrinas –pues bien, murieron.
Los Muertos de Auschwitz lo saben por partida doble, porque muchos de ellos terminaron en medio de la lucha de alguien por sobrevivir. La mayoría de los Muertos de Auschwitz se han llevado un último y similar recuerdo –la culata de un rifle rompiéndoles el cráneo, la cuchara de gachas arrebatada de sus dedos rígidos por otro prisionero, la traición de un rival que les arrebató un trabajo aceptable en el campo – y lo conservan en sus regazos incorpóreos, acunando el dolor como si fueran los bebés que les arrebataron y enviaron a la cámara de gas.
Y como fue en vida, también lo es en la muerte. Y así, a pesar de los mejores esfuerzos de unos pocos, Auschwitz es hoy una colmena supurante de odio, irremediablemente comprometida por la presencia de los Espectros. Todavía queda por ver si el trabajo y el esfuerzo terminarán liberando a los dybbuks de Auschwitz –o si el Olvido será su única libertad.

UNA HISTORIA DEL INFIERNO
Mein freund! Es geht immer welter, immer welter! (¡Amigo mío! ¡Sigue y sigue, y sigue y...!)
-El Dr. Josef Mengele, en un momento reflexivo, de la novela Auschwitz, de Miklos Nyizsli

1940 – ORDEN DE ASESINATO
En la primavera de 1940 el Reichsführer Heinrich Himmler decidió la construcción de un campo de concentración en el territorio conquistado de Polonia. El lugar seleccionado se encontraba en los páramos pantanosos que rodeaban el río Vístula, en el lugar donde se habían alzado unos establos y barracones durante el período de dominio austriaco. Estos barracones se encontraban cerca del pueblo polaco de Osweicim (germanizado en “Auschwitz), y de ahí deriva su nombre el mayor matadero del mundo occidental.
Para llevar a cabo su tarea, Himmler nombró a un funcionario gris, discreto y blando, a quien los informes han descrito con el parecido de un tendero o verdulero normal. Pero este hombre, Rudolph Höss, había estado interno en una prisión, había servido en el campo de Sachenhausen y conocía muy bien la dinámica para dirigir una instalación de concentración. Bajo la dirección de Höss Auschwitz pasaría de unos establos donde vivían unos pocos cientos de pueblerinos a convertirse en el mayor centro de matanza del mundo –y el propio Höss se haría famoso como el mayor asesino de masas de la historia.
Pero todo eso todavía se encontraba en el futuro. La Conferencia de Wannsee, en la que el Tercer Reich emitiría sentencia de muerte sobre todos los judíos europeos, todavía no se había celebrado; en principio, el campo de Auschwitz estaba pensado para albergar a los prisioneros políticos polacos. Después de que Höss hubo inspeccionado el lugar, su subordinado, el Rapportführer Gerhard Palitzch, llegó con los primeros 30 prisioneros de Auschwitz –endurecidos criminales alemanes. Palitzch nombró a estos primeros prisioneros kapos. (El prisionero nº 1 fue Bruno Brodniewicz, que fue nombrado “veterano del campamento” y se convirtió en compinche y compañero inseparable de Palitzch.) De esta manera comenzó el dominio de los triángulos verdes en Auschwitz, un dominio que duró durante toda la historia del campo de concentración y contribuyó de manera importante a la miseria de los futuros internos.
Al poco tiempo 728 prisioneros polacos fueron trasladados al naciente campo de concentración, y muchos más llegaron después. Naturalmente, era necesario vigilar a esos criminales, así que los 15 guardianes de las SS originales fueron rápidamente reforzados con 100 más. Con el tiempo llegarían 3.000 y los barracones se convertirían en antros infectos de vicio, donde los guardianes alemanes comían, fumaban y bebían hasta no poder más con los alimentos, el tabaco y las viandas robadas a los muertos.
A medida que la población del campo aumentaba también se construían nuevos edificios: la chimenea del primer crematorio –anteriormente un bunker de municiones- se elevó sobre los pantanos Sola, y pronto le siguió el bloque de castigo –el infame Bloque 11. Y pronto comenzaron los castigos –las primeras ejecuciones de prisioneros políticos polacos comenzaron en el Bloque 11 el 22 de noviembre.
A finales de 1940, 7.879 prisioneros habían sido encerrados en Auschwitz. En 1945, más de 2 millones de personas habían entrado por las puertas del campo, y sólo unas pocas miles seguían vivas.

AUSCHWITZ Y ESTIGIA
¿La verdad sobre Auschwitz? No existe una sola persona que pueda contar toda la verdad sobre Auschwitz.
-Josef Cyrancewizc, Primer Ministro de Polonia y antiguo prisionero de Auschwitz.

Auschwitz.
El nombre ha salido de los labios azules y marchitos de más de un Señor de la Muerte, mientras en su cámara de consejo, un puntero Moliado señala un mapa de almas forjadas de las Tierras de las Sombras para detenerse sobre un punto destacado en el sur de Polonia. El nombre ha aparecido en las canciones de los Juglares y en las fantasías de los Soñadores: últimamente el nombre ha aparecido con alarmante frecuencia en las predicciones de los Oráculos. Y francamente, los Señores de la Muerte no saben qué hacer.
Porque los Señores de la Muerte gobiernan el Imperio de Estigia, y para asegurar su territorio deben mantener por lo menos cierto control sobre las Necrópolis que se encuentran dentro del territorio geográfico del Reino Oscuro de Hierro –y Auschwitz se encuentra en ese territorio, no hay cuestión al respecto. Sin embargo, en las Necrópolis habituales (hasta donde una ciudad de estructuras bizarras y barrocas puede considerarse “habitual”) la población de Wraiths se incrementa poco a poco, pues las almas llegan en sucesivas generaciones. El habitante medio de una ciudad, incluso el más violento, muere de forma relativamente pacífica y sin problemas, o por lo menos no está atormentado por una vida que no llegó a vivir. Y de esta manera la Jerarquía puede pacientemente registrar a esas pocas raras avis que se convierten en los Muertos Sin Reposo, y discretamente sitúan a sus agentes en función de las necesidades.
En Auschwitz –en apenas 20 km cuadrados de territorio- dos millones de personas fueron masacradas en sólo cinco años. La mayoría de estas víctimas fueron separadas a la fuerza de sus seres queridos u obligadas a ver cómo los mataban, murieron de formas dolorosas y humillantes, o fueron ejecutadas por ofensas que sólo pueden describirse como sin sentido; un número grotesco y desproporcionado de víctimas eran niños o adolescentes, arrastrados a la muerte antes de tener la oportunidad de descubrir la vida.
En otras palabras, Auschwitz fue un terreno de cría para los Muertos Sin Reposo. Durante una “selektion” surgían más Wraiths que durante el paso de una generación en una ciudad europea. Los muertos se alimentaron de los recuerdos de sus parientes vivos, que pronto se unieron a ellos; edificios y objetos Reliquia aparecieron como hongos después de la lluvia y cualquier esperanza de la Jerarquía de introducir un control gradual desapareció totalmente en un ataque relámpago de la corrupción del Olvido.
Y de esta manera, los servicios de espionaje de Estigia reconocen con temor que el Campo de los Muertos es la segunda mayor Necrópolis del mundo occidental y la mayor de las Tierras de las Sombras de Occidente. Detrás de los vientos aullantes, las vallas siseantes y el alambre forjado de almas de Auschwitz, puede bien encontrarse la mayor amenaza militar en potencia a la que el Reino Oscuro de Hierro se ha enfrentado: Como mínimo decenas de miles de Wraiths furiosos y vengativos –si es que todavía quedan Wraiths. Y los Señores de la Muerte murmuran, no hace falta decir que los habitantes fantasmales de Auschwitz sean Wraiths, Espectros u otras cosas, no deben recordar ni ver con buenos ojos al régimen militar, burocrático y estructura de la Jerarquía –o a los líderes que lo dirigen…

1941 – LA PERFECCIÓN DE LA MATANZA
El año comenzó bien para Rudolph Höss y las SS. Tras varias reuniones con los ejecutivos de la compañía I.G. Farben, las SS llegaron a un acuerdo para proporcionar trabajadores esclavos para que construyeran fábricas de la I.G. Farben en la cercana ciudad de Buna. (Para proporcionar espacio para la operación, el personal de Auschwitz deportó a los judíos de la zona) I.G. Farben aceptó pagar una cuota de cuatro Reichsmarks por día por cada trabajador cualificado y tres por trabajadores sin cualificar. Por supuesto, el dinero se pagaría a las SS, a los trabajadores.
El trabajo normalmente duraba 12 horas por día –con turnos rotativos entre los prisioneros de cuatro horas. Este trabajo se realizaba con 1.500 calorías al día y tres o cuatro horas de sueño. Se esperaba que los prisioneros fueran y volvieran del trabajo a pie –a menudo caminando varios kilómetros de distancia- y para evitar que las manos perezosas o torpes cometieran chapuzas, los prisioneros tenían que llevarse cinco ladrillos con ellos en el viaje de vuelta (que se hacía a paso de marcha).
A las compañías penales –bandas de prisioneros que recibían castigos especiales- se les encargaban proyectos especiales. Las compañías penales trabajaban en los proyectos más desagradables y laboriosos del campo de concentración, como excavar en las canteras de grava y los canales de desagüe. El trabajo duraba todo el día, incluso durante las pausas para almorzar y de descanso de los demás prisioneros (supuestamente inadecuados), y mientras los demás prisioneros se responsabilizaban de sus deberes, los kapos más sádicos supervisaban a los trabajadores penales. Los que se derrumbaban o no podían seguir eran golpeados hasta la muerte por estos kapos –y el ritmo de trabajo estaba especialmente diseñado para provocar ese colapso. En esencia, ser destinado a una compañía penal constituía una sentencia prolongada de muerte.
Tan impresionantes eran las actividades del campo de concentración – y a medida que se extendían las victorias nazis en Europa Oriental- que el Reichsführer Himmler, tras una visita a Auschwitz ordenó que las instalaciones se ampliaran para albergar 30.000 prisioneros. Además, Himmler ordenó la construcción de otro campo de concentración similar en la localidad de Brzezinka (germanizada como Birkenau), donde se instalarían no menos de 100.000 prisioneros de guerra. Himmler decretó que estos prisioneros trabajarían sin descanso para mejorar la máquina de guerra nazi –trabajando en los campos de la agricultura, industria, armas, y sobre todo, municiones.
Pero mientras el Alto Mando hacía planes para los prisioneros capaces de trabajar, también preparaba un destino más oscuro para los que no tenían tanta suerte. Aunque todavía tenía que celebrarse la Conferencia de Wannsee, los primeros brotes de lo que se convertiría en la Solución Final comenzaron a surgir sobre el sueño manchado por sangre de ejecución.
Las matanzas comenzaron despacio, de forma tentativa, como la primera caricia de un amante cuidadoso. Los primeros en morir fueron un contingente de enfermos y discapacitados, que fueron enviados a un hospital psiquiátrico de Königstein y gaseados con monóxido de carbono. La operación tuvo suficiente éxito como para que otros prisioneros discapacitados comenzaran a ser asesinados, mediante inyecciones de diversos productos químicos –benzina, fenol, evipan y peróxido de hidrógeno- en el corazón. Finalmente, de modo experimental, un grupo de 250 prisioneros enfermos y 600 soldados rusos fueron llevados a las entrañas del Bloque 11 de Auschwitz y gaseados con Zyklon B.
En ese momento las SS comenzaron ejecuciones en masa, disparando a los prisioneros en la nuca utilizando balas de calibre pequeño. Estos asesinatos se llevaron a cabo frente al muro entre los Bloques 10 y 11, que posteriormente sería conocido como “Muro de la Muerte.”
Sin embargo, en retrospectiva, quizás el suceso más terrible de 1941 fue el comienzo de la construcción del campo de Birkenau, donde se llevarían a cabo la mayoría de las ejecuciones en la cámara de gas. La construcción de Birkenau comenzó en octubre de 1941, justo cuando el invierno comenzó a helar las llanuras de Polonia. Cumpliendo su papel como campo de la muerte, Birkenau comenzó a reclamar víctimas incluso antes de estar terminado, pues los prisioneros debilitados que participaron en su construcción murieron en oleadas de hambre, agotamiento, frío y enfermedades.

LEBENSRAUM
Los barracones básicos de Auschwitz eran edificios alargados y bajos, recubiertos por un tejado de latón y aislado con papel alquitranado verde. Fueron construidos siguiendo el modelo de los establos de la zona, y con un uso normal, esos establos estaban diseñados para unos 50 caballos. Dentro de este espacio los nazis hacinaron aproximadamente 800 prisioneros –a veces hasta 1.000.
Se dormía –durante las tres horas aproximadas en las que se permitía dormir- sobre duras literas de madera de tres pisos de alto. Se esperaba que tres personas durmieran en el espacio diseñado para una persona, así que estallaban feroces peleas entre los prisioneros, que golpeaban, pateaban y arañaban a sus vecinos en un intento desesperado de obtener un centímetro o dos más de espacio. Los que perdían esas peleas tenían que dormir en el suelo.
Las instalaciones sanitarias eran una broma de mal gusto en el mejor de los casos. Los prisioneros tenían que pasar sobre los cuerpos de cientos de otros compañeros para llegar a la letrina, e incluso este esfuerzo era problemático, pues no era infrecuente que los kapos o los hombres de las SS acudieran para abusar de los prisioneros ocupados haciendo sus necesidades y con un repentino golpe de cruel regocijo los arrojaban y arrastraban sobre la orina y las heces. Además, si demasiadas personas se peleaban dentro o fuera de los barracones –y molestaban al veterano del bloque- podía simplemente declarar que se cerraba el acceso a los baños. De esta forma, muchos prisioneros, demasiado enfermos o temerosos de usar la letrina, se aliviaban en los cuencos que tendrían que utilizar para comer a la mañana siguiente.
Naturalmente, en esas condiciones, la higiene de los prisioneros y de la prisión se deterioró en breve. La mayoría de los cuerpos de los prisioneros se consumían en carcasas de piel llena de sarpullidos y pústulas y huesos frágiles, y los prisioneros se veían obligados a compartir sus barracones con ratas, garrapatas y otras alimañas. Algunas veces en mitad de la noche un grupo de ratas atacaba a un prisionero agónico, o que tenía una herida sangrante por una pelea.


APPEL
La lista.
¿Lo recuerdas? Era básicamente una actividad inofensiva en la escuela. Tú, con los demás niños, escuchabas tu nombre (o no) y cuando lo pronunciaban, respondías: “Aquí” o “Presente” o lo que fuera. Había quizás otros 20 o 30 niños en tu clase y así el recuento de la lista podía durar entre tres y cinco minutos.
Auschwitz también tenía su lista –la appel- y desde nuestra posición acomodada resulta difícil imaginarse por qué esta actividad se encontraba entre las más temidas del campo. Pues bien, el repaso de nuestra lista se producía dentro de una clase calentita (o medianamente cómoda), no en el exterior de un campo de concentración a las 4 de la madrugada, con lluvia o con sol, con temperaturas que podían caer con facilidad bajo cero. Además, en nuestra lista sólo había unas pocas docenas de personas, no decenas de miles –y de esta manera nuestro repaso de lista no duraba horas seguidas. Tampoco teníamos por qué quedarnos de pie, prestando atención desesperadamente durante todo el proceso –y tampoco teníamos que temer una paliza imprevista y aleatoria por parte de los individuos sádicos que pronunciaban nuestros nombres.
Todo el mundo tenía que ser contado –hasta los que habían muerto durante la noche. Sus cuerpos desnudos eran arrastrados al appel y mantenidos de pie por sus compañeros hasta que llegara el momento en que los muertos fuesen contabilizados correctamente y tachados de las listas del campo. Si quedaba un solo prisionero por contar nadie podía irse –y si un prisionero se había escapado, toda la compañía tenía que quedarse allí, en posición militar, hasta que el fugitivo fuese capturado (Los que se tambaleaban, desmayaban, se hacían sus necesidades encima, etc. normalmente eran golpeados hasta la muerte). Uno de estos recuentos de lista duró 20 horas –en mitad del invierno de Polonia.


COLORES
Durantes sus cinco años de actividad los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau acogieron una sorprendente variedad de prisioneros: judíos, socialistas, comunistas, asesinos, ladrones, delincuentes sexuales, Testigos de Jehová, soldados rusos, gitanos y una hueste de otros “indeseables” que pasaron bajo las puertas marcadas con el lema ARBEIT MACHT FREI. Todos sufrieron, todos recibieron los abusos de los guardias, y todos al final se enfrentaron al espectro de la chimenea.
Pero incluso en el más bajo y común denominador de los habitantes de un campo de concentración, no todas las víctimas sufrían condenas iguales; los servidores siempre obedientes del Tercer Reich realizaban un esfuerzo meticuloso para clasificar a los enemigos del estado según sus trasgresiones específicas.
Por supuesto, Auschwitz distinguía a sus prisioneros tatuándoles a la fuerza un número de serie en su antebrazo izquierdo, pero además adoptó la práctica, extendida en todos los campos de concentración, de clasificar a los internos según la infracción específica que hubieran cometido contra el estado. Estas categorías fueron delineadas mediante triángulos de varios colores cosidos en el hombro izquierdo y la pernera derecha del uniforme de cada prisionero.
Los prisioneros políticos –quienes fueron considerados enemigos del pensamiento y del estado nazi- llevaban un triángulo rojo, que simbolizaba el comunismo (aunque los comunistas no eran los únicos prisioneros políticos). Diversos militantes y simpatizantes de partidos y grupos antifascistas de izquierda, así como los miembros de la resistencia en los países ocupados, fueron castigados con el internamiento en los campos de la muerte. Los Triángulos Rojos constituían la mayoría del movimiento de resistencia en el campo de Auschwitz, y emprendieron una feroz lucha con los Triángulos Verdes por el control de las instituciones del campo que ofrecían a los prisioneros una probabilidad mayor de sobrevivir.
Los criminales ordinarios –alemanes o no- eran marcados con el triángulo verde. Los primeros 30 prisioneros, que fueron recompensados con posiciones en la jerarquía de la prisión, eran verdes. Debido a ello, el gobierno de los prisioneros de Auschwitz era en gran parte una herramienta de los Triángulos Verdes –a menudo (aunque no siempre) una banda feroz de ladrones, asesinos y violadores. Las SS favorecían a los Triángulos Verdes, en su mayoría arios (después de todo, no eran tan distintos) y los verdes devolvían esa “amabilidad” utilizando su posición como kapos para abusar y aterrorizar a los demás prisioneros, especialmente a los judíos.
Relacionados con los criminales, pero no considerados una amenaza tan grande, eran los portadores del triángulo negro: los “asociales,” los “elementos sin remedio” –un mezcolanza de alcohólicos, acosadores, proxenetas, ladrones de poca monta, prostitutas, gigolós y similares. Los Triángulos Negros, como los verdes, a menudo eran ciudadanos alemanes encarcelados por crímenes no políticos, y por lo tanto más aceptables que sus compañeros.
Entre otros colores se encontraba el triángulo rosa, utilizado para identificar a los homosexuales; el triángulo púrpura, para los Testigos de Jehová; y el triángulo marrón, para los gitanos.
Los varones homosexuales eran tratados de manera especialmente abominable, incluso en comparación con el resto de los internos del campo de concentración (Hasta los judíos abusaban de ellos). Se les asignaban las peores labores de las compañías penales e incluso se les hacía recoger nieve y otras tareas desagradables con las manos desnudas. El personal del campo se esforzaba por “curar” a los “rompeculos” obligándoles a acostarse con las prostitutas del campo de concentración. Si esta “terapia” no producía resultados, se utilizaban otros métodos –sodomizando a los homosexuales con el palo de una escoba introducida en el ano hasta el punto del empalamiento, a menudo produciendo heridas y hemorragias internas que resultaban letales. Algunos incluso sufrieron los experimentos médicos del campo para “curar” su condición, recibiendo lobotomías u otras operaciones cerebrales. Irónicamente los pederastas, violadores y otros delincuentes sexuales eran clasificados con triángulos verdes o negros, y de esta manera ocupaban una posición superior en la cadena de mando del campo de concentración que los gays.
Por supuesto, los judíos recibían una atención especial por parte del Tercer Reich, y por lo tanto eran obligados a llevar un triángulo amarillo además de cualquier otro triángulo de clasificación. Este triángulo se llevaba bajo el triángulo de clasificación e invertido en relación al mismo, formando una estrella de David de seis puntas. Naturalmente, los judíos no eran nada en el orden del campo (aunque algunos judíos hábiles podían mejorar su suerte como los demás prisioneros). Sufrían implacablemente a manos de los kapos, a los que les gustaba demostrar su sumisa devoción a las SS pegando palizas a cualquier “puto judío” que se ponía a su alcance.
Tristemente, los prisioneros manifestaban más odio hacia los prisioneros de otros triángulos que hacia sus carceleros. La furia que podría haberse reservado para un levantamiento contra las SS era dirigida hacia los miembros más vulnerables de un grupo rival. Los rojos odiaban a los verdes; los prisioneros alemanes odiaban a los judíos; los eslovacos despreciaban a los húngaros; y por encima de todo los prisioneros veteranos tenían un completo desprecio hacia los zugangi (recién llegados). Cada grupo peleaba, manipulaba e intrigaba para colocar a sus miembros en posiciones en la jerarquía del campo de concentración –aunque eso significara condenar a otros prisioneros a la cámara de gas.
Lo más triste de todo es que fue este sistema de clasificación más que las armas de los carceleros o el alambre electrificado, lo que mantuvo en marcha la maquinaria de terror de Auschwitz. El propio Rudolph Höss admitió en sus memorias: “En el campo de concentración, las rivalidades eran mantenidas con pasión por la administración y fomentadas de forma constante para evitar cualquier movimiento importante de solidaridad entre los prisioneros…sin la ayuda de esas rivalidades habría sido imposible mantener a miles de prisioneros a raya sin importar lo fuerte que fuera el liderazgo del campo…”Divide y vencerás” no sólo se utiliza en la alta política, sino también en el funcionamiento de un campo de concentración.”


LOS PRISIONEROS SOVIÉTICOS
El campo de concentración de Auschwitz tenía una localización ideal para recibir la carne conquistada durante la guerra relámpago nazi en Europa Oriental, y de esta manera el campo pronto acogió prisioneros de guerra de la Unión Soviética. Aproximadamente 10.000 soldados soviéticos fueron llevados a Auschwitz durante el año 1941. Cuando llegó el verano de 1942 sólo quedaban vivos unos pocos cientos.
El destino de esos soldados fue terrible incluso dentro de Auschwitz. Los nazis obligaron a sus prisioneros a marchar a pie desde el frente ruso sin comida. En las paradas durante la marcha, se permitía a los soldados buscar comida en los alrededores, alimentándose de ratones, gusanos y todo lo que podían encontrar. No es una sorpresa que los supervivientes llegaran a Auschwitz convertidos en esqueletos famélicos.
Llegados al campo, los misericordiosos nazis los pusieron a trabajar de inmediato –y no hace falta decir que tampoco fue una sorpresa que el índice de muertes se elevase a la estratosfera. Muchos soviéticos caían muertos trabajando, incluso se ahogaban engullendo nabos y patatas; otros simplemente vagaban debilitados, demasiado débiles hasta para consumir los alimentos que se les daban. Lo peor del sufrimiento de los soviéticos se produjo durante la construcción del campo de Birkenau, en el invierno de 1941. Obligados a trabajar medio desnudos, hundidos en el fango hasta las rodillas y con un tiempo gélido, hasta los soviéticos más robustos y sanos sucumbieron a la neumonía, infartos y otras causas de muerte..
Algunos soviéticos sobrevivieron devorándose unos a otros. Los casos de canibalismo se volvieron endémicos entre los soldados soviéticos y era habitual que los nazis encontraran un cadáver soviético medio comido y abandonado despreocupadamente en mitad de los campos de Birkenau o en los canales de desagüe. Los hambrientos soviéticos también peleaban continuamente entre ellos por las raciones de comida, llegando al punto de matarse a golpes o arrojarse unos a otros contra las vallas electrificadas.
Los nazis estaban más que contentos de deshacerse de los soviéticos eliminados por sus propios compañeros. Periódicamente los hombres de las SS se presentaban en la sección soviética del campo de concentración, “seleccionando” soviéticos y golpeándolos hasta la muerte con picos y palas. De hecho, el índice de muertes entre los soviéticos era tan elevado que el Krema (crematorio) I de Auschwitz (el único operativo en 1941) no podía incinerar todos los cadáveres. En su lugar fueron enterrados en una fosa común en Birkenau.
Hoy, Los Sin Reposo que quedan de los soldados soviéticos todavía embrujan Birkenau, especialmente en las cercanías del Sheol y en el lugar de su fosa común. Como corresponde al horror de su encarcelamiento y muertes, todos los soviéticos se convirtieron en Espectros, y constituyen una de las bandas más temidas del lugar (Los pocos soviéticos que no se convirtieron en Espectros tras su muerte fueron completamente consumidos por sus antiguos camaradas roídos por el Olvido). Supuestamente los Espectros soviéticos son dirigidos por una Aparición poderosa, que recibe el nombre de Koshchei el Inmortal. Según todos quienes lo han visto Koshchei es una bestia brutal y monstruosa, tan cruel hasta la médula como sus antiguos carceleros; de hecho se rumorea que se alimenta de los Corpora de dybbuks capturados.


1942 – LA SOLUCIÓN FINAL
Con el “descubrimiento” del Zyklon B, Rudolph Höss se dio cuenta rápidamente de que había encontrado algo interesante. La ejecución con Zyklon B era rápida, eficaz, relativamente barata y libraba a los hombres de las SS de tener que escuchar los gritos de los prisioneros ejecutados a punta de pistola. Era la solución perfecta para el decreto de Heinrich Himmler de que Auschwitz tenía que ser el matadero industrial de los judíos de Europa Oriental.
Y así, tras haber engrasado los engranajes en 1941, los nazis pusieron en movimiento las ruedas de la máquina de matar. En enero de 1942 se produjo el primer gaseamiento en masa de judíos enviados específicamente a la muerte. Tras esta “ceremonia de inauguración”, los gaseamientos se produjeron de forma regular. Estos asesinatos en masa se realizaban en una granja especialmente adaptada para ese propósito y los cuerpos se enterraban en fosas comunes (los días de los grandes crematorios todavía no habían llegado).
Los nazis también utilizaron otros métodos de asesinato. Los prisioneros arios de los hospitales de Auschwitz y los incapacitados seguían recibiendo inyecciones de fenol en el corazón, otros prisioneros eran ejecutados con tiros en la nuca y por lo menos en una ocasión, un grupo de prisioneros enfermos fueron llevados y hacinados en una sección cerrada de Birkenau y golpeados hasta la muerte con porras. Sin embargo, Rudolph Höss reconocía la eficacia cuando la veía, y de esta forma Auschwitz se convirtió poco a poco en el sinónimo del uso de cámaras de gas y Zyklon B.
En 1942 el campo de concentración también se amplió exponencialmente, como una pústula infectada en la piel de un paciente de tifus. Vagones de ganado llegaban de toda Europa –Francia, Eslovaquia, Bélgica, Yugoslavia- para descargar su carga humana, y en la primavera de 1942 llegaron las primeras mujeres al campo. Para su desánimo y vergüenza, las mujeres fueron procesadas de la misma manera que los hombres, y para vestirlas, los nazis les dieron los uniformes que les habían retirado a los soldados soviéticos muertos.
Sin embargo, tan pronto como llegaban nuevos prisioneros al campo, el personal de Auschwitz trabajaba febrilmente para asegurarse de que los viejos prisioneros dejaran sitio de forma permanente. Höss comenzó a autorizar la selección periódica de los prisioneros. Los seleccionados eran subidos en camiones y llevados a una instalación de detención, y de allí eran enviados a una de las cámaras de gas.
Fue también en 1942 que el Reichsführer Himmler visitó el campo, y entre otras cosas presenció una “operación especial” de principio a fin. Debió de quedar impresionado: ascendió a Rudoplh Höss al rango de teniente coronel y ese mismo año emitió un decreto por el que todos los judíos debían ser transferidos a los campos de Auschwitz y Majdanek.
Antes de marcharse, Himmler ordenó a Höss que acelerara la construcción de Birkenau. Se convertiría en el principal campo de exterminio en Europa y todavía quedaban muchos, muchos judíos esperando su traslado y muerte. Los prisioneros trabajaron febrilmente bajo los ojos vigilantes de los kapos y sus porras dispuestas a golpear al menor impulso, y a menudo se les forzó a trabajar hasta la muerte para acelerar el final de la construcción de Birkenau.
Y de esta forma comenzó de verdad la Solución Final, y demasiados judíos optimistas quedaron realmente convencidos de que se habían equivocado. Auschwitz-Birkenau ya no pretendía ser un mero campo de concentración –un lugar donde incluso los criminales y subhumanos tendrían la oportunidad de ser mantenidos y valorados como fuerza de trabajo. Era un campo de la muerte.
Como si el Cielo o el Infierno aprobaran la confirmación de la nueva función del campo, epidemias de tifus aparecieron afectando a prisioneros y guardias por igual. Los portadores eran rápidamente puestos en cuarentena y ejecutados. Finalmente, desesperado, Höss hizo que los cadáveres de las fosas comunes fuesen exhumados y quemados (esta acción también alteró de forma irrevocable los Grilletes de algunos Wraiths y Espectros que habían comenzado a merodear por el campo).

VENENO: PARA LA DESTRUCCIÓN DE LOS PARÁSITOS
Na, gib ihnen schon zu fressen. (Todo bien, dadles algo para masticar)
-El Oberschaarführer Moll, dando la orden de exterminio en Auschwitz-Birkenau

El principal medio de exterminio en el campo de Auschwitz fue un gas letal manufacturado por la compañía Degesch; este gas fue bautizado como Zyklon o Cyclon B. El término “Cyclon” era un acrónimo de los nombres de los principales componentes del gas: cianuro, clorina y nitrógeno. Antes de su uso en Auschwitz, el Zyklon B era un pesticida que se usaba para exterminar ratas y cucarachas. Dejaba un matiz azulado cuando se extendía, coloreando las superficies de las cámaras y habitaciones en las que se utilizaba.
Aunque el comandante del campo Rudoph Höss describe en sus memorias que las muertes de los gaseados eran indoloras y pacíficas, otros relatos más cercanos cuentan una historia distinta. Varios miembros de los sonderkommandos asignados a saquear y eliminar los cadáveres afirmaron en términos nada dudosos de la aparición “ovillos de cuerpos”: montículos de torsos extendidos y miembros enredados y apuntando al techo, que los prisioneros más fuertes aplastaban a los compañeros más débiles en un intento frenético e histérico de escapar del gas; cuerpos recubiertos de arañazos, laceraciones y moratones provocados por los prisioneros que intentaban usar a sus compañeros como escaleras vivas para conseguir unos segundos más de aire; dedos rotos y brazos dislocados en una lucha frenética e inútil tratando de romper las paredes; sangre brotando de las narices y de los pulmones rotos y bocas y rostros tan azules y deformados por el terror y la locura que eran prácticamente irreconocibles; y toda la cámara manchada de orina y heces, ya fuese por el terror o por los espasmos de las entrañas en sus últimos momentos agónicos. La muerte, aunque segura, para nada era instantánea (especialmente debido a que los eficientes nazis utilizaban la cantidad mínima de gas para matar y ahorrar) y los restos hinchados de los restos de las víctimas indicaban claramente la agonía que habían sufrido.

UNA GARRAPATA PUEDE MATAR
Los internos que habían tenido la suerte de sobrevivir al laberinto de horrores en que se habían convertido sus vidas cotidianas todavía tenían que enfrentarse a una legión de amenazas invisibles. Enfermedades de todo tipo estaban extendidas por todo el campo, especialmente el tifus y la disentería.
El tifus es una enfermedad terrible que se caracteriza por pústulas supurantes, moratones y abscesos; lenguas ennegrecidas; fiebre; vómitos negros y presión craneal. Era transmitido por los parásitos corporales, piojos, chinches y garrapatas, que se habían convertido en una presencia endémica del campo y se alimentaban de la sangre y el pus de las diversas heridas y hemorragias sin tratar de los prisioneros. Los brotes de tifus provocaban miles de muertos –prisioneros y guardias por igual- y todos los habitantes de un barracón infectado de tifus a menudo eran enviados en masa a las cámaras de gas.
La disentería es un desorden gastrointestinal caracterizado por la incapacidad del cuerpo para retener alimento, que es procesado como una sangrienta diarrea. Los enfermos de disentería muestran rostros verdosos y descoloridos y emiten un hedor rancio. La disentería no es tan contagiosa como el tifus, pero es igual de letal.


SELEKTION
A su llegada los prisioneros judíos eran obligados a pasar por un proceso conocido como selektion. Tras bajar de los vagones de ganado que los transportaban, las víctimas eran llevadas hasta un médico de las SS, que inspeccionaba a los recién llegados para asegurarse de que estaban capacitados para el trabajo manual. Los que parecían lo bastante sanos como para trabajar eran apartados a la derecha y posteriormente llevados al campo. Los discapacitados, los ancianos, los niños de menos 14 años, las mujeres embarazadas y otros individuos que parecían demasiado débiles para contribuir eran apartados a la izquierda y preparados para la ejecución.
Dentro del campo se producían más selecciones periódicas, normalmente durante las festividades judías, y los nazis, siempre vigilantes, trataban de protegerse contra las epidemias de tifus y eliminaban a los débiles y enfermos. Durante esas inspecciones a los prisioneros –hombres y mujeres- se les ordenaba que se desnudaran y se presentaran ante un médico de las SS. A los prisioneros que parecían sanos y no demasiado escuálidos se les permitía vestirse y volver al trabajo. Quienes no tenían tanta suerte eran apartados para las cámaras de gas.


1943 – LLAMAS DEVORADORAS
En la primavera de 1943 los Kremas de Birkenau fueron terminados, uno tras otro. Estos crematorios –un total de cuatro- empequeñecían el crematorio ya activo de Auschwitz. Ahora la Solución Final podía proceder más rápidamente.
Cargamentos de judíos de toda Europa llegaron para encontrarse con la muerte. Algunos cargamentos eran enviados en su totalidad a las cámaras de gas; otros pasaban por un mecanismo de selektion y los fuertes eran separados de los débiles. El gaseamiento y la quema de cadáveres continuaban día y noche (Höss estimó que se podían exterminar hasta 20.000 prisioneros en un día), y de esta manera el humo negro y el olor acre de la carne humana quemada se extendió por todo el campo.
Sorprendentemente hacia finales de año la vida en Auschwitz mejoró –aunque de forma marginal. Las acciones de Höss como comandante de Auschwitz le hicieron conseguir una promoción de Inspector de Campos de Concentración, y para ocupar su puesto el Alto Mando nombro a un teniente coronel de las SS, Arthur Liebehenschel. Liebehenschel demostró ser algo suave para lo que era habitual en las SS: se esforzó por limitar las palizas aleatorias de los kapos a los prisioneros; incrementó un poco las raciones de alimentos; e incluso hizo instalar una piscina, concediendo el privilegio de nadar en ella como un premio a los prisioneros que se comportaban especialmente bien (Liebehenschel tomó el mando en noviembre –en medio del brutal invierno de Polonia- pero la intención es lo que cuenta).

LOS SONDERKOMMANDOS
Naturalmente los nazis no querían detener la odiosa tarea de eliminar los cadáveres de sus víctimas, así que prepararon la formación de escuadrones especiales de prisioneros judíos con este propósito. Estos escuadrones recibieron el nombre de Sonderkommandos.
Las tareas de un sonderkommando incluían limpiar los cadáveres de los recién ejecutados con mangueras, para eliminar la orina y las heces evacuadas en los espasmos de la agonía; romper las mandíbulas de los cadáveres y arrancar los dientes y empastes de oro; afeitar los cuerpos y recoger el pelo para utilizarlo en la industria nazi; y finalmente arrojar los cadáveres a los hornos de los crematorios.
A cambio de realizar estas tareas siniestras, los prisioneros del sonderkommando eran tratados considerablemente mejor que los demás prisioneros. Se les permitía elegir ropas cómodas y funcionales de los almacenes del campo en lugar de los uniformes harapientos infestados de parásitos que llevaban sus compañeros de los barracones. Recibían comida decente y abundante en comparación con el rancho habitual. Se les concedían espacios de vivienda relativamente amplios, y tenían una probabilidad mayor de sobrevivir en el campo que los internos habituales.
Pero los nazis no querían correr el riesgo de que las noticias de sus crímenes llegaran al mundo exterior –así que cada escuadrón de un sonderkommando tenía una expectativa de vida de cuatro meses. Cuando terminaba ese período, el sonderkommando era llevado a los bosques cercanos y fusilado hasta la muerte. De hecho el primer deber de cada nuevo sonderkommando era deshacerse de los cadáveres de sus predecesores.

RASSENBIOLOGIE
Mientras la máquina de guerra nazi devoraba enormes extensiones de Europa, el Alto Mando del gobierno nazi comenzaba a preguntarse qué iba a hacer con las hordas de prisioneros de los territorios conquistados. Una de las principales razones de haber comenzado la guerra había sido ganar Lebensraum (espacio vital) para los ciudadanos alemanes, así que los países eslavos del este serían colonizados y sus habitantes desplazados. Sin embargo, el esfuerzo de la guerra necesitaba mano de obra esclava, y los eslavos no parecían tan subhumanos como los judíos.
La solución que se acordó fue esterilizar a la población de Europa Oriental, y de esta manera se conservaría a la población como fuerza de trabajo para la guerra y al mismo tiempo se impediría su reproducción. El Reichsführer Himmler comenzó a aceptar todo tipo de propuestas de métodos rápidos, eficaces y baratos de esterilizar a grandes grupos de personas. Muchas de esas propuestas –que consistían en pseudo-medicina bizarra o incluso fetichista- fueron autorizadas por los “biólogos raciales” del Tercer Reich, y los cuerpos vivos o muertos de los prisioneros de los campos de concentración se convirtieron en sujetos experimentales. En Auschiwtz los doctores Clauberg y Schuhmann llevaron a cabo experimentos de esterilización.
Quizás el método más desagradable consistía en el uso de rayos X. El paciente desnudo era llevado a un laboratorio, y los genitales del prisionero eran irradiados repentinamente con rayos X. El proceso de irradiación carecía de protección de plomo, y en consecuencia los genitales del paciente a menudo desarrollaban quemaduras y llagas –que terminaban infectándose debido a la suciedad en la que vivían los prisioneros. Normalmente este efecto secundario se producía después de que el prisionero fuese enviado de vuelta al trabajo, y como esas molestias no se permitían porque interferían con su labor, los que no podían aguantar el escozor y dolor continuado a menudo terminaban en la cámara de gas. Las víctimas que seguían vivas de dos a cuatro semanas después eran llevadas de vuelta al bloque médico y esterilizadas físicamente, para que sus testículos u ovarios pudieran ser analizados y diseccionados.
El Dr. Clauber experimentó con un tipo distinto de esterilización, utilizando mujeres seleccionadas entre las prisioneras de Auschwitz y Ravensbrück (Los informes de la selección indican que el atractivo físico era uno de los principales criterios requeridos en los sujetos experimentales). Después de atar a las mujeres en una máquina ginecológica, el Dr. Clauber inyectaba productos químicos cáusticos en sus úteros (Debió estar especialmente preocupado por la eficacia del proceso; las autopsias posteriores de las víctimas revelaron que las inyecciones de Clauberg a menudo llegaban hasta el final del conducto uterino o incluso atravesaban la cavidad abdominal). Muchas de las víctimas murieron durante los experimentos o debido a infecciones posteriores; las que sobrevivieron fueron gaseadas.

1944 – LA MASACRE DE HUNGRÍA
Pero aunque las condiciones en el campo mejoraron algo para los gentiles, la situación de los judíos sólo iba a empeorar mucho más. La Solución Final se extendió para devorar Hungría y su enorme población judía.
El Alto Mando pronto se dio cuenta de que la importante misión de la erradicación de los judíos no podía confiarse a Arthur Liebehenschel, comparativamente humano frente a su predecesor Rudolph Höss; de esta manera en mayo de 1944, Höss fue destinado de nuevo a Auschwitz-Birkenau y se le dio el control completo sobre la aplicación de la Solución Final en Hungría.
Los trenes circulaban día y noche, llevando miles y miles de judíos húngaros. A ellos se unieron incontables miles de judíos polacos, supervivientes del fallido alzamiento de los ghettos de Lodz y Varsovia. A menudo los ocupantes de los trenes ni siquiera recibían una selektion, sino que eran enviados directamente a las cámaras de gas sin importar su salud ni su edad. Intelectuales y trabajadores; rabinos y criminales; hombres, mujeres y niños: no importaba. Himmler había decretado que en Auschwitz serían exterminados los judíos de Europa Oriental y durante todo el año 1944 la maquinaria del campo se dedicó a exterminarlos. El lugar nunca se libró del hedor a carne quemada.
En muchos sentidos la matanza alcanzo su auge en 1944. Casi 100.000 prisioneros vivían hacinados entre vallas de alambre de espinos, en barracones diseñados para los caballos. Secciones enteras del campo eran habitualmente puestas en cuarentena y sus ocupantes enviados a las cámaras de gas, y los nazis, preocupados por la invasión de los Aliados, comenzaron a acelerar la maquinaria de Auschwitz. El ritmo de muertes se elevó hasta un huracán frenético, y la maquinaria funcionaba alocadamente tratando de devorar a todos los judíos de Europa antes de que llegase el final cada vez más evidente…
Algo tenía que estallar, y saltó en otoño de 1944, cuando se puso en marcha un plan clandestino. Los miembros del sonderkommando nº 12 eran conscientes de su expectativa limitada de vida; habían sido advertidos por la resistencia del campo que la hora de su muerte estaba a punto de llegar y entonces el nº 12 –el único entre los sonderkommandos- tomó medidas para intentar una huida desesperada.
Trabajando con miembros de la resistencia del campo, el sonderkommando introdujo pólvora en las cámaras de la muerte en las que trabajaban. Su plan era volar uno de los crematorios como distracción, someter a los guardias, buscar un lugar en las vallas de alambre de espinos previamente aislada por la resistencia, cortar el alambre y correr sin parar hasta el río Vístula. Una vez perdidos en los bosques cercanos, intentarían unirse a los movimientos de resistencia polacos de la zona.
Una medida ambiciosa, y desde luego desesperada, ¿pero qué otra elección tenían?
Y de esta manera el sonderkommando nº 12 se rebeló y dos guardias de las SS fueron arrojados vivos a los hornos. En un extraño giro de los acontecimientos, los perros de las SS se negaron a atacar a los fugitivos (¿una intervención fantasmal o una mera coincidencia?). El Krema IV estalló y su tejado voló por los aires. Fue la victoria más tangible de la revuelta, pues el crematorio permaneció inactivo durante lo que quedaba de existencia del campo.
Por desgracia, los guardias de las SS consiguieron impedir que los dispersos trabajadores de los Kremas II, III y IV se unieran. Dispersos y derrotados, los supervivientes consiguieron abrirse paso a través del alambre de espinos y corrieron hacia el río Vístula, pero huyeron en la dirección equivocada. Fueron capturados de nuevo y ejecutados de forma sumaria con ametralladoras y lanzallamas. Al final los 853 hombres del sonderkommando nº 12 murieron –pero se habían llevado a 70 guardianes de las SS con ellos.
Los vengativos Muertos de Auschwitz no podían haber estado más contentos.

LA RESISTENCIA DEL CAMPO
Aunque desde 1942 en adelante Auschwitz fue especialmente diseñado para matar judíos, el campamento seguía manteniendo una gran cantidad de prisioneros políticos. Además, otros triángulos de prisioneros eran reclutados en los movimientos políticos que se encontraban detrás del alambre de espinos. De esta forma surgió un gran movimiento clandestino y antifascista entre los habitantes del campo de exterminio. Esta organización, que Höss bautizó como “la clandestinidad,” estaba dedicada especialmente a la supervivencia de sus miembros, pero también se esforzó por actuar contra las SS de cualquier manera, por pequeña que fuese.
La resistencia clandestina jugó un papel mortal en el ajedrez humano contra los Triángulos Verdes y las SS. La vida clandestina en Auschwitz se convirtió en una lucha continua para colocar “piezas” del propio bando –prisioneros leales a la causa clandestina- en posiciones de poder en el campo, donde pudieran acceder a alimentos y suministros adicionales, “perder” prisioneros demasiado enfermos para trabajar haciéndolos desaparecer en laberintos de burocracia y otras maneras de mantener vivos a los miembros de la resistencia. Sus objetivos a menudo se lograban a costa de los Triángulos Verdes, kapos sádicos o prisioneros que habían ofendido a los miembros de la resistencia y que “misteriosamente” eran llamados al hospital donde recibían una inyección letal en el corazón.
Hacia el final de la guerra, la resistencia había almacenado armas y granadas caseras, preparando una revuelta para cuando las fuerzas Aliadas estuvieran cerca del campo. Este alzamiento nunca se materializó, excepto el intento de huida abortado del sonderkommando nº 12.
Por supuesto, las SS eran rápidas tomando represalias contra cualquier miembro real, sospechoso o asumido de la resistencia. Las celdas del Bloque 11 de Auschwitz resonaban constantemente con los gritos de los prisioneros torturados brutalmente por las SS y la Gestapo en busca de confesiones o información.

EL CAMPO GITANO
La posición de Alemania con respecto a los gitanos nunca estuvo tan clara como su odio hacia los judíos; de hecho, varios gitanos sirvieron en el ejército nazi. De todas maneras, en el año 1942 Heinrich Himmler dio la orden de que todos los gitanos que no pertenecieran a las dos “tribus principales” (otra categorización de la rassenbiologie nazi) fuesen “reinstalados” en Auschwitz.
Durante la guerra más de 20.000 gitanos fueron registrados en Birkenau –marcados con un triángulo marrón y una forma especial del tatuaje habitual de Auschwitz- y encerrados en su propia prisión.
Este espacio para los gitanos era un cruce entre un ghetto y un zoológico; la suciedad y las enfermedades diezmaban a los gitanos de la misma manera que a los demás prisioneros. Rudolph Höss escribió animadamente sobre los gitanos, a los que llamaba sus “prisioneros favoritos.” El infame “Ángel de la Muerte,” el Doctor Josef Mengele, disfrutaba de la compañía de los niños gitanos. Pero el hecho es que a la altura del verano de 1944, 15.000 gitanos habían muerto entre la mugre de Birkenau.
El destino de los supervivientes no fue mucho mejor. El 2 de agosto de 1944, Höss ordenó la liquidación del campo gitano. Para engañar a los gitanos para que fueran a los crematorios, los guardias de las SS distribuyeron raciones de pan y salami y les dijeron que iban a ser deportados a otro campo. El engaño funcionó, y todos los gitanos supervivientes fueron gaseados del primero al último. Es interesante señalar que en el Mundo de Tinieblas, ninguno de los supuestos “protectores” vampíricos de los gitanos –ni los Gangrel, ni los Ravnos, ni los Tzimisce del Viejo Clan- levantaron una garra para detener la marcha de sus rebaños a las cámaras de gas.


1945 – LA MARCHA DE LA MUERTE
En 1945, el sonido de las bombas podía oírse rugiendo sobre el horizonte y resultaba obvio que la guerra pronto terminaría. La maquinaria de la muerte, que había eliminado eficazmente a tantas personas en 1944, comenzó a fallar en su ritmo hasta detenerse. No se produjeron más selektions; ni más gaseamientos; ni más ejecuciones.
El derrumbe inminente del régimen nazi era obvio. Los guardianes de las SS comenzaron a mostrarse abiertamente borrachos, y el terror aplastante del totalitarismo fue sustituido por una anarquía histérica. Los rumores circulaban continuamente: ¿matarían las SS a todos los prisioneros del campo? ¿Llegarían los soviéticos demasiado tarde? ¿Serían quemados todos los prisioneros para que nunca contaran el secreto de lo que había ocurrido en Auschwitz?
De hecho, muchas cosas comenzaron a arder: los registros del campo fueron quemados, y los almacenes con los despojos de millones de asesinados; y después los crematorios de Birkenau estallaron por última vez en ráfagas de fuego purificador cuando fueron volados por las SS, uno tras otro. La estación eléctrica de Oswiecim fue quemada por los bombardeos soviéticos, y el campo se hundió en la oscuridad.
Los prisioneros que quedaron sufrieron una multitud de destinos: algunos fueron fusilados sumariamente, mientras los débiles y enfermos fueron abandonados en el campo sin electricidad, alimento o agua. Sin embargo, la mayoría de los supervivientes fueron reunidos por las SS, formados en columnas harapientas y se les entregó una salchicha, una hogaza de pan y una manta. Les dijeron que Auschwitz estaba siendo evacuado y que debían marchar hacia Alemania (Por supuesto, no les dijeron que cuando llegaran a Alemania serían ejecutados, y así el secreto de Auschwitz nunca sería contado. Pero la mayoría de los prisioneros ya estaban familiarizados con lo que ocurría en el campo y no necesitaban que les dijeran algo tan obvio).
Los prisioneros sabían –y muy bien- que desobedecer a las SS significaba la muerte. Así que marcharon. Los que no podían mantener el paso fueron tiroteados. Los que se tambaleaban eran tiroteados. Los que se detenían para tratar de frotarse los pies congelados eran tiroteados. Quienes parecían a punto de huir a los bosques eran tiroteados.
Y los supervivientes marcharon y siguieron adelante. Muchos perecerían en esta última marcha fatídica. Algunos morirían en otros campos –en Dachau, en Buchenwald, en Gross-Rosen. Algunos vivirían, por así decirlo, hasta que los Aliados los rescataron del infierno y les dijeron –traumatizados, debilitados, decrépitos, consumidos como estaban- que intentaran olvidar lo que había ocurrido y comenzaran de nuevo.

LA LIBERACIÓN
Cuando los soviéticos llegaron el 27 de enero de 1945, habían avanzado a través de territorio hostil y se habían enfrentado en escaramuzas con los restantes SS del campo. Eran veteranos de la guerra más sangrienta en la historia sangrienta de su país, y gran parte de la carnicería había tenido lugar en su territorio. Conocían bien lo que era la muerte.
Pero nada los había preparado para lo que encontraron en Auschwitz-Birkenau.
Seiscientos hombres que parecían espantapájaros yacían dispersos por el terreno del campo, víctimas del hambre, el frío o las últimas balas de las SS. Los supervivientes –unos 7.600 en total- se arrastraron para recibir a sus liberadores o musitaron su agradecimiento desde los camastros en los que yacían. Eran un grupo diverso de todas las naciones, sexos y edades –y en el fondo sin saberlo las SS habían rechazado las teorías de su propio partido, porque al contemplar ese grupo de seres escuálidos, cubiertos de pústulas, sucios y llenos de parásitos, ¿quién podía distinguir a un ario de un judío, a un hombre de una mujer, a un humano de un monstruo?
Algunos supervivientes no pudieron ser salvados; algunos murieron por culpa de la comida que sus liberadores les dieron, pues sus cuerpos arruinados se negaron a aceptar los alimentos que se les habían negado durante tanto tiempo. Unos pocos consiguieron vivir, y contaron sus historias, y gracias a su coraje y tenacidad y su rechazo heroico a que el mundo olvidara lo que ocurrió, White Wolf ha podido publicar un libro como éste.
Y durante los cincuenta años siguientes un Telón de Acero cayó sobre Europa Oriental, marcando el fin de la tragedia de lo que había sido Auschwitz. Los terrenos fueron dejados más o menos intactos, un recuerdo de los dos millones de personas que habían desaparecido “chimenea arriba.” Se construyó un museo en el lugar, y el Mundo de Tinieblas continuó como siempre: los vampiros contabilizaron sus ganancias y pérdidas, y los hombres lobo sufrieron por las victorias del Wyrm. Los magos tristemente fruncieron el ceño ante la locura de los Durmientes, y los changelings lloraron impotentes por la pérdida de tanto Glamour. Y la gente –Durmientes, ganado, Vivos- que habían sufrido y muerto y provocado la muerte y el sufrimiento de otros: intentaron olvidar, reaccionaron con furia, se dijeron a sí mismos “nosotros no podemos haber hecho esto,” y de incontables maneras intentaron poner punto y final al infierno encarnado en la Tierra que había sido Auschwitz.
Pero para los Muertos sólo era el principio.

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#2

Mensaje por Alexander Weiss » 27 Ene 2022, 18:33

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GEOGRAFÍA – LAS TIERRAS DE LA PIEL
Auschwitz-Birkenau permanece hasta el día de hoy –por lo menos en parte, porque gran parte del campo fue arrasado en 1945 por los hombres de las SS desesperados por ocultar sus crímenes ante el inevitable avance soviético. Posteriormente se restauraron partes del campo y actualmente en el lugar se encuentra un museo –el Panstwowe Muzeum w Oswiecim- que recuerda a las víctimas del Holocausto.

AUSCHWITZ
La puerta con su lema ARBEIT MACHT FREI todavía da la bienvenida a los visitantes que llegan al museo, igual que recibió a los prisioneros hace medio siglo. Las torres de vigilancia todavía se elevan hacia el cielo, y kilómetros de alambre de espinos oxidado todavía rodea los terrenos, aunque las ametralladoras de los vigilantes ya no causan víctimas, y la corriente de alto voltaje ya no electrifica las vallas.
Los barracones se encuentran en un silencio sepulcral en sus filas ordenadas, la hierba crece sin control sin nadie que la corte. En los días especialmente tranquilos, resulta difícil imaginar el rugido de los trenes y camiones, el ladrido de los perros, los gritos de los guardias, disparos, llantos y sonidos húmedos del metal y la madera contra la piel y el hueso que en otro tiempo resonaban en este campo. Es todavía más difícil de imaginar para los turistas que inhalan el aire fresco de un otoño de Silesia, los terribles olores y miasmas que en el pasado emitía el lugar –el hedor de miles de cuerpos sucios, muchos de ellos heridos o enfermos, y sobre todo el olor de la carne quemada.
Aquí, detrás del alambre eterno, en estos barracones donde tantas vidas llegaron y se fueron, se encuentra la exposición permanente del museo. Aquí en el Bloque 4 –la exhibición de “exterminio- se encuentra la Sala de las Naciones, mostrando las banderas de los países cuyos ciudadanos fueron enviados a la muerte. Aquí también se encuentra un modelo esculpido gráficamente –detalladamente- mostrando el proceso del exterminio mediante el gas, desde la llegada de las víctimas, hasta sus cadáveres en el crematorio. Detrás de una puerta, una lata de Zyklon B –el gas pesticida utilizado para matar- se encuentra impotente, con su carga de pastillas derramadas como las larvas de una avispa de un avispero destrozado.
Los Bloques 5 al 7 continúan el proceso de inmersión. Colinas de zapatos, montañas de gafas y lentes, bosques de cabello humano detrás de vitrinas de cristal. En una exposición se muestran los harapos que los prisioneros de Auschwitz eran obligados a llevar mientras trabajaban a temperaturas bajo cero –por supuesto, sin los enjambres de parásitos con los que esos harapos estaban invariablemente llenos. En el Bloque 6 se muestran la taza de sopa, un trozo de pan y el trozo de embutido (aproximadamente 1.500 calorías) que se le asignaban a cada interno para mantenerse en pie durante jornadas de 19 y 20 horas de trabajos forzados.
Y por todas partes se muestran fotos: paneles grotescos que muestran a criaturas famélicas y desnudas que parecen copiadas de un cuadro de El Greco o El Bosco. La verdad es que parece como si El Bosco hubiera pintado en el siglo XX a los habitantes del Infierno: con cicatrices de azotes, pústulas, genitales mutilados. Sólo la dolorosa delgadez y los tatuajes de registro son constantes.
Los visitantes del museo reaccionan de diversas formas; algunos lloran, otros se quedan en silencio mirando, otros desvían la mirada. Pocos permanecen quietos, especialmente cuando los antiguos habitantes del campo conjuran todo tipo de dolorosos Fantasmas, esperando provocar emociones para cosechar Pathos. El Kapo Shlomo Ficzka desprecia esta actitud, comparándola con la de los osos semidomesticados de un parque nacional, pero eso no detiene a los hambrientos Muertos de Auschwitz.
Quizás sea el famoso Bloque 11, la telaraña de las atrocidades de la Gestapo, donde las resonancias emocionales son más intensas. Nihils tributarios del Sheol se abren en este lugar, donde se llevaban a cabo los interrogatorios, ejecuciones y castigos de las SS. Aquí fueron enterradas las víctimas de las Stehzelles (celdas de pie): cubículos de 90 cm de ancho y largo. Los prisioneros confinados en las Stehzelles no podían sentarse ni tumbarse ni se les proporcionaban instalaciones sanitarias; pero sin embargo esta última indignidad no importaba, pues estos prisioneros nunca recibían alimento ni agua.

ZUM KREMATORIUM
En conjunto se utilizaron siete edificios para llevar a cabo el genocidio nazi, pero sólo cuatro –los crematorios de Birkenau- realmente conforman el estereotipo de la gigantesca fábrica de muerte industrial que habitualmente se imaginan los estudiosos del Holocausto. El primer crematorio/cámara de gas y el más antiguo, el Número I, se encontraba situado en la propia Auschwitz y era considerablemente más pequeño que los Krema II-V. Estos enormes edificios, completados en 1943, se encontraban situados en Birkenau. Además, dos granjas adaptadas (la granja “roja” y la granja “blanca”) fueron utilizadas como cámaras de gas, pero sin ningún crematorio anexo. Las víctimas asesinadas en ella eran enterradas en fosas comunes o quemadas en fosos abiertos.

BIRKENAU
Y Birkenau también sigue en pie, y también se encuentra abierta para quienes desean contemplar la obra del Tercer Reich. Es más grande que Auschwitz, como correspondía a su función como matadero de todos los judíos de Europa. Es una telaraña gargantuesca de madera y ladrillo y alambre de espinos eterno y eterno.
Si el ambiente general de Auschwitz es de opresión agobiante y enfermiza, Birkenau presenta una repentina puñalada de terror. Porque si Auschwitz era el nexo de la miseria monótona de los prisioneros, entonces Birkenau representa su asesinato en masa. Es en Birkenau donde se encuentran la mayoría de los Espectros del campo. Quizás esté bien que su presencia invisible inspire semejante intranquilidad, porque son poderosos de noche, y los visitantes que paseen solos en la oscuridad nocturna de Birkenau, pueden terminar saboreando demasiado del dolor que pueden causar los Roídos por la Sombra.
Fue aquí, no hace tanto tiempo, que el despejado cielo azul del otoño de Polonia fue ennegrecido por nubes volcánicas de hollín humano que eran vomitadas por cuatro chimeneas colosales. Hoy el cielo vuelve a estar claro y sólo unos fosos apagados permanecen abiertos para marcar el lugar donde se alzaban los grandes Kremas –aunque los visitantes que contemplan los lugares a menudo se sienten como si estuvieran siendo recubiertos por una ceniza invisible.
Los visitantes entran –como hacían los prisioneros en el pasado- a través de un edificio conocido como la Puerta de la Muerte. Esta estructura servía como una combinación de entrada y torre de guardia de las SS.
Y una vez en el interior el visitante es tratado en gran parte como un prisionero recién llegado: filas y filas de alambre de espinos, señales que advierten de no tocar las vallas electrificadas y ahora desactivadas, y filas de barracones de madera en ruinas. Por supuesto, ahora una silenciosa tensión sustituye al rugido de los camiones, el ladrido de los perros, los gritos de los kapos y el crepitar de las llamas; no hay selektions que contemplar, ni enjambres de esqueletos vestidos con uniformes de rayas, ni cadáveres yaciendo en el fango.
Sólo unos pocos lugares se encuentran abiertos al público; el resto del campo se derrumba poco a poco, mientras el mundo espera que el tiempo cure hasta las heridas más graves. Hacia la izquierda se encuentra una exposición que muestra el sufrimiento y los trabajos de las compañías penales; y aunque por sí sola resulta dolorosa, su impacto emocional es eclipsado en gran parte por los sencillos agujeros en la tierra, donde los Kremas son reconstruidos en las mentes de los espectadores.
En el extremo del campo, los visitantes pueden contemplar el Monumento Internacional Conmemorativo de las Víctimas del Fascismo. Este conglomerado de tablillas y pilares inscritos es una reserva de Pathos y un lugar de reunión para los dybbuks más políticos. Los dybbuks cuyas familias todavía acuden a llorar a sus difuntos acuden como moscas a este lugar; tristemente a menudo son expulsados por dybbuks más poderosos que cosechan Pathos “por el bien de la comunidad.”
El lago al que las cenizas de los Kremas IV y V eran arrojadas todavía existe, y la película blanquecina y gris de limo que lo recubre y satura no ha sido reducida por el tiempo. En ocasiones una banda de Espectros, fortalecida por la repulsión de los visitantes ante la visión de los efluvios humanos, utiliza un Arcanos Oscuro similar a Ultraje para animar la masa fangosa en un ser reptante como una ameba. Sin embargo, esa manifestación es rara, y sólo aparece de noche.

LOS MUSSULMEN
El campo de concentración tiene una buena cantidad de Zánganos, desechos espirituales de los miles de muertes sin sentido. Estás cáscaras sin voluntad de dybbuks son conocidas por el nombre que sus contrapartidas vivas se ganaron en vida –mussulmen: personas superadas mental y emocionalmente por las condiciones de su existencia y que se recluían en un estado casi catatónico. Habitualmente los desdichados mussulmen surgían en estados avanzados de hambre, y se limitaban a tambalearse ignorados por el campo, sin preguntarse si los bañaban, alimentaban o conducían a las cámaras de gas.
En las Tierras de los Sombras los mussulmen normalmente son las víctimas de traumas tan intensos que la voluntad que guía a los Wraiths ha sido destruida. Aunque el Pathos primario de sus muertes todavía los encadena al campo, estos fantasmas sin mente, carecen de la voluntad para hacer nada excepto repetir las circunstancias que llevaron a sus muertes. La mayoría de los dybbuks simplemente dejan que los mussulmen vaguen por donde quieran, repitiendo eternamente cualquier imagen grotesca en la que los traumas de sus muertes los hayan encerrado.
Y así, de vez en cuando, un visitante del museo puede sentirse afectado por un repentino escalofrío antinatural, o por el rabillo del ojo puede ver algo horrible pero confuso, como una pesadilla borrosa. Los Vivos más sensitivos en ocasiones han terminado arrepintiéndose de sus visitas, pues las apariciones fantasmales se han hecho presentes para ellos: víctimas arrojándose contra las vallas “electrificadas,” derramando goterones de sangre de agujeros etéreos de bala, boqueando y asfixiándose debido a un Zyklon B evaporado hace décadas, o ennegreciéndose “vivos” en las llamas apagadas de los crematorios. Otros visitantes han contemplado columnas de esqueletos harapientos tambaleándose por las calles de alambre de espino, mirando hacia delante sin ver mientras uno de ellos tropieza y cae para no volver a levantarse. Otros visitantes se tapan desesperadamente los oídos intentando en vano acallar los lamentos continuados de madres muertas hace mucho tiempo que suplican a los hombres muertos de las SS que no maten a sus bebés igualmente muertos.
Estas manifestaciones se fortalecen de noche –especialmente cuando los Espectros dirigen y preparan los tormentos y dramas de los mussulmen- y así los Vivos pueden descubrir que un campo de concentración abandonado es un lugar peligroso en el que explorar cuando cae la noche.
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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#3

Mensaje por Alexander Weiss » 27 Ene 2022, 18:36

Imagen EL REINO OSCURO DE ALAMBRE

BEGRÜSSUNG
Como otras Necrópolis, la Auschwitz-Birkenau de las Tierras de las Sombras es intangible, y cualquier dato sensorial recibido de ello es tanto espiritual como físico. Y quizás, por así decirlo, la primera cosa que los visitantes fantasmales al campo contemplan, mientras cruzan el fango agrietado de las Tierras de las Sombras de Silesia, sea el hedor que arrastra el viento –un popurrí sofocante de pelo quemado, la piel fundida, la carne podrida y las heces de disentería de dos millones de cuerpos, todo mezclado con el olor singular del humo tóxico. El olor precede al sonido, supera a la distancia y algunos visitantes fantasmales advierten que el hedor se aferra al Corpus durante días después de dejar el campo, a pesar de los mejores esfuerzos que puedan hacerse con Castigar y Moliar. De hecho, unos pocos de los Sin Reposo más pesimistas juran que el hedor nunca se quita del todo, y que los vientos de Auschwitz arrastran parte del olor del propio Olvido.
Y entonces llega el sonido: al principio un débil murmullo, como el último aliento sofocado de un bebé que se está asfixiando, que en ocasiones se amplifica en un crescendo febril. El sonido también es una mezcla de varias cosas: una babel de voces que sollozan, susurran, suplican, gritan, imparten órdenes, maldicen o gorgotean en medio del espasmo de la muerte para hacerse oír sobre un coro cacofónico de engranajes chirriantes, vientos aullantes, corrientes siseantes y llamas que crepitan. Por encima de todo, como si dirigiera los distintos sonidos en un único madrigal con un propósito, resuena un gruñido bajo, oscilante y continuado, instintivo y bestial, parecido a la canción de un enorme cetáceo. Y quizás, entre todas las criaturas, sólo las ballenas –que también han sido perseguidas de forma industrial hasta su casi extinción- podrían comprender la monotonía intrincada y fúnebre que es la sinfonía de Auschwitz.
La primera visión asalta al viajero de repente, y casi podría creer que algún desecho de la Tempestad ha enraizado en este lugar –y quizás, en cierto sentido, así sea. Porque la estructura cenicienta que se alza contaminando el horizonte de las Tierras de las Sombras sólo podría confundirse con un Nihil o algún otro tipo de elemento de la Tempestad.
Pero no, la masa gris es una nube monstruosa, espesa y opaca como las nubes de los hongos gemelos que -¡demasiado pronto y demasiado tarde para estos Wraiths!- marcaron el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La nube se alza y se asienta, se expande, se contrae y en ocasiones extiende pseudópodos tanteantes hacia el cielo, como si los residentes del campo de concentración intentasen llamar la atención de Dios tocándole el pie y preguntarle: “¿Por qué?” Pero nunca hay respuesta. Y contemplando este fenómeno, el viajero sabio se da cuenta de que se está acercando a una amenaza problemática y ambiental conocida como la Gran Miasma de Auschwitz-Birkenau.
A veces la Miasma es la sombra de color azul cyan industrial del gas Zyklon B; en otras ocasiones, iluminada por las columnas de llamas de los Kremas, brilla con un tono carmesí. Sin embargo, la mayor parte del tiempo muestra los matices y combinaciones de sus componentes principales: eternos pellejos de piel humana tatuada, carne abrasada, cenizas y polvo de hueso. Y de esta manera el viajero que se dirige a Auschwitz debe atravesar literalmente una ventisca de tejido humano, viscoso y gélido como el invierno polaco.
En sus momentos más apaciguados, la Miasma se cierne sobre los terrenos como una niebla viscosa. Se extiende de forma tranquila, aunque los viajeros que atraviesen un frente espeso pueden ser rodeados por tentáculos ectoplásmicos fríos que, aunque son incorpóreos, emiten una sensación de viscosidad. En ocasiones nubes de ectoplasma se separan para flotar hacia arriba, hacia la luna o sobre el entorno del río Sola.
A veces, sin ninguna razón en especial, la Miasma puede coagularse, hacerse más intensa, pesada y hedionda. El gas circula en corrientes de otros colores, y los pellejos se unen en formas enormes y desagradables. Es prudente buscar refugio en estos momentos.
Pero la mayor parte del tiempo la Miasma permite que el visitante pase sólo con una resistencia mínima. A medida que el viajero se acerca al campo de concentración propiamente dicho, abriéndose paso entre la lluvia de piel y hueso, se perciben formas tangibles. Cuatro cilindros de oscuridad se alzan hacia el cielo gris, y de sus cúspides surgen columnas de radiación luminosa, que al viajero le parecen faros que iluminan el camino entre la niebla. Pero la luz que emiten las torres es del color rojo infernal de las llamas de los crematorios, y a pesar de que hayan pasado más de cincuenta años, el hedor de la carne quemada sigue siendo insoportable.

AUSCHWITZ
Y ahí está:
ARBEIT MACHT FREI.
El trabajo os hará libres.
El lema, ingeniosamente elaborado a partir de los desechos medio fundidos de escoria animada, destaca sobre el cielo melancólico. Iluminado por la luz de las piras de los crematorios, advierte o saluda, desde una puerta de acero oscuro que parece casi líquido, como lava cristalizada en mitad de movimiento. Y ahí, eternamente fusionadas con la puerta, se encuentran caras sollozantes y a medio formar que miran con impotencia, como hicieron en los juicios por crímenes de guerra. Rudolph Höss se encuentra ahí, y Moll y otros criminales menos notorios pero igual de brutales. Sin embargo otros –Mengele, Mussfeld, Grabner- han escapado por el momento de la venganza del Campo de los Muertos.
El trabajo os hará libres. Ese lema fue un mantra para el arquitecto y director de Auschwitz, el Kommandant Rudolph Höss- el irónico y terrible lema que estaba detrás de los dos millones de asesinatos del campo- y por lo tanto, razonan los habitantes fantasmales, es justo que el Corpus forjado y fundido de Höss haya sido usado físicamente para inscribir el mensaje que tanto lo inspiró en vida.
Llanuras de roca amarilla y agrietada se extienden en todas direcciones. Aquí y allá una roca o una piedra se alzan con formas afiladas; quizás lo que queda del último pico que soltó sin darse cuenta un trabajador cansado que por esa trasgresión cayó de inmediato bajo las porras de los kapos; quizás la última piedra pisada por un fugitivo desesperado mientras la ráfaga de una ametralladora lo hacía pedazos; quizás incluso el terreno donde un “paracaidista” se abrió la cabeza después de ser arrojado desde una altura de dos pisos para diversión de las SS.
Y por todas partes hay alambre de espinos. Sus curvas sobresalen y se pierden en la niebla, como un arbusto espinoso con ramas infinitas sobre las filas de barracones ruinosos, retorciéndose y estirándose en todas direcciones y desde la entrada hasta el horizonte.
Porque en las Tierras de las Sombras, Auschwitz-Birkenau ha crecido más allá de sus límites terrenales, a medida que el corazón pútrido de un fruto podrido rompía su cáscara. Si en el mundo de los vivos el campo de concentración era el mayor de todos, en las Tierras de las Sombras se ha convertido prácticamente en una ciudad. Laberintos de alambre de espino y mausoleos de paredes verde bilis se han extendido hasta convertirse en parodias serpentinas de calles. Señales donde se lee “Halt-stoj” brillan con un brillo fosforescente sobre las vallas encendidas.
Las calles del campo propiamente dicho son una escombrera de fango y desechos humanos, que se agitan constantemente. A veces una caricatura a medio formar intenta elevarse del lodo: un Zángano mussulman que lucha inconscientemente por levantarse en lo que se ha convertido en la contrapartida fantasmal de su lecho de muerte. En ocasiones el propio lodo forma una cara angustiada espontáneamente, o se agarra a los Corpora de los visitantes con manos como pseudópodos.

LA VISIÓN DE LA MUERTE
En las Tierras de las Sombras la Visión de la Muerte no es algo agradable, pero en Auschwitz es mucho, mucho peor. Prácticamente cada centímetro del complejo de Auschwitz ha presenciado la muerte accidental o violenta, y el sufrimiento de otras víctimas que quedaron vivas para presenciarla. El moho podrido –el residuo espiritual de sangre, tejido cerebral, piel, diarrea y otros excrementos de dos millones de víctimas- inundan los suelos y paredes. Los intentos de limpiar son tan inútiles en la muerte como en vida –y de esta manera quienes residen en los barracones chapotean en una mezcla de desechos humanos. Pocos dybbuks pueden reunir la energía necesaria ni siquiera para limpiarse, así que la mayoría de los residentes del campo pasan buena parte de su existencia en el más allá envueltos en mierda.
Bloques enteros del campo, especialmente Birkenau, infestada de Espectros, llevan la marca imborrable del Olvido: paredes convertidas en citoplasma verde y pegajoso, esporas de la Tempestad de la que surgen todo tipo de Fantasías enloquecidas y similares. La mayoría de los dybbuks deben compartir sus barracones con alimañas fantasmales, contrapartidas de las ratas y garrapatas con las que tuvieron que coexistir en vida. En ocasiones barracones enteros se desvanecen, engullidos con sus habitantes en la Tempestad. A veces nunca regresan; y otras, de forma menos agradable, reaparecen noches, semanas o años después.

LOS LÍMITES
Brutalmente utilitarias en vida, más allá de la Mortaja las vallas de alambre de Auschwitz son construcciones ingeniosas, incluso para la habilidad de los Artesanos de Estigia. Más de un Wraith visitante experto en el arte de la forja ha expresado sorpresa ante el crecimiento descontrolado del laberinto de espinas en el campo, retorciéndose aquí y allá y por todas partes en patrones de locura –filamentos de alma expertamente trenzada y extendida, fina como la seda de araña y dura como el diamante; los bordes afilados y las espinas aserradas, que en ocasiones supuran un pus viscoso; y lo más aterrador, la corriente eléctrica letal que chisporrotea visiblemente en impulsos ultravioleta en las vallas, de los cuales uno de cada de diez es lo bastante intenso como para arrojar hasta al Wraith más endurecido aullando hasta el Laberinto. Cuando se les pregunta, los taciturnos comandos del campo murmuran algo sobre “canalización de fuego de almas,” aunque ningún Artesano entre los Muertos Sin Reposo, ni siquiera el mismísimo Ember, conoce semejante proceso. Y las horribles energías que corretean por los alambres no se parecen en nada a ningún fuego de almas conocido por los artesanos de Estigia.
Igualmente desconcertante es el hecho de que en Auschwitz el alambre de espinos parece dotado de un movimiento animado peculiar. Ningún dybbuk ha visto jamás el alambre retorcerse o girar por sí mismo, pero algunos residentes de Auschwitz, después de levantarse del sueño, se han sorprendido al descubrir auténticos matorrales de acero de almas espinoso y afilado envolviendo barracones enteros cuando la noche anterior no había nada. De hecho, algunos Wraiths, fascinados por el enorme tamaño de Auschwitz, han propuesto rebautizarlo como el Reino Oscuro de Alambre.
No hace falta decir que el alambre de Auschwitz es aterradoramente afilado; la mayoría de los dybbuks tienen cicatrices Corporales debido al contacto accidental, y unos pocos Wraiths desafortunados han sido arrojados directamente al Olvido al chocar contra los mortíferos alambres. De todas maneras, los Wraiths de Auschwitz a menudo “cosechan” este “material salvaje”, tejiéndolo en todo tipo de instrumentos, látigos y otros utensilios; se trata de un arte extremadamente peligroso que sólo practican unos pocos dybbuks, que son muy apreciados por su habilidad.

LOS BLOQUES
Se extienden hacia el horizonte: filas eternas de latón, madera y paredes verdosas. Arruinados, heridos y en muchos casos medio devorados por el Olvido, los bloques en los que los residentes de Auschwitz sufrieron en vida y los lugares que se han convertido en su hogar tras la muerte.
A pesar de la repulsión de los barracones, los triángulos y kommandos luchan constantemente por estas Moradas. Auschwitz-Birkenau es un lugar insalubre incluso para los Muertos, y quienes carecen de amigos, poder o ingenio para conseguir un refugio en los barracones son presa fácil para Espectros, Maelstroms, o las ocasionales erupciones de la Miasma.
De todas formas existen ciertos lugares del campo donde los Wraiths cuerdos no se atreven a ir. El Burdel es como mínimo problemático, mientras que los “barrios” alrededor de los Bloques 10 y 11, Konigsgraben, y cualquiera de las subdivisiones cercanas al Sheol son francamente inseguras para los Muertos que no sirven al Olvido. Aullidos escalofriantes y sonidos peores pueden oírse de noche tras el alambre de espinos, y los dybbuks incautos que vagan por aquí al oscurecer, a menudo simplemente desaparecen.

EL SHEOL
Auschwitz-Birkenau era una estructura tremendamente compleja, una caja china de los horrores, y resulta difícil señalar un “núcleo” o “centro” de su mal. ¿Fue Rudolph Höss? ¿Heinrich Himler? ¿Los Kremas? ¿El Bloque 11? ¿Las selektions? Existen tantas teorías como expertos.
Sin embargo, en las Tierras de las Sombras, Auschwitz-Birkenau tiene un nexo claramente definido: el enorme Nihil que engulló los barracones de las SS en Birkenau en 1945 y al que los dybbuks se refieren con miedo como el Sheol (Infierno).
Si otros Nihils son meras grietas en el tejido de la realidad, el Sheol es una hambrienta fosa abisal que desciende en espiral hasta lo que seguramente debe ser el mismísimo vacío. No puede verse el fondo, aunque susurros, llantos y cánticos surgen constantemente de las profundidades, y el Sheol es el plataforma de lanzamiento de la mayoría de las incursiones de los Espectros.
Aunque el “ojo” del Sheol está más o menos centrado en los barracones de las SS, grietas y afluentes de la nada periódicamente aparecen en el campo de concentración, como los tentáculos depredadores de un pulpo.
La mayor parte del tiempo el Nihil se encuentra relativamente tranquilo, latiendo, dilatándose y contrayéndose en impulsos inquietantes pero inofensivos. Pero todos los dybbuks temen las “erupciones” aleatorias pero inevitables cuando el centro del Sheol estalla como un enorme tsunami negro, y un aterrador grito colectivo surge de las profundidades. En esos momentos el Sheol vomita enjambres de Espectros, y ni los Vivos ni los Muertos están seguros.
Los triángulos de dybbuks se turnan para vigilar el Sheol; todos los dybbuks, aunque temen este deber se lo toman completamente en serio, sin importar su facción. Esa vigilancia le ha costado al campo grandes pérdidas –y además, muchos, demasiados dybbuks se han arrojado de cabeza al abismo, afirmando que han escuchado las voces de padres, hijos, esposas y maridos llamándoles desde el otro lado.

LOS KREMAS
Por supuesto, Auschwitz es famoso por sus crematorios. Borrados de la existencia terrenal, estas estructuras aparecieron de inmediato intactas en las Tierras de las Sombras. Estos minaretes del Olvido todavía se alzan hacia el cielo, asomando sobre la envolvente Miasma. El fuego de almas ruge desde sus chimeneas día y noche, iluminando todo el lugar con un tono rojizo.
Los Kremas, aunque odiados y temidos en igual medida, son componentes vitales para la economía del campo de concentración. Aquí, en estos infiernos, legiones de monstruosos dybbuks trabajan, forjando Corpora y alambre para convertirlo en bienes necesarios para utilizar o negociar. Ningún lugar está completamente libre del estallido de los hornos, el crepitar de las llamas y los gritos de los fundidos.
Esto es cierto incluso de noche, aunque todos los dybbuks tienen cuidado de despejar los Kremas cuando comienza a oscurecer. Cuando cae la noche, las chimeneas escupen llamas de un color azulado, enfermizo y fosforescente –el mismo color que el de las paredes de las cámaras de gas- y los desafortunados que se encuentran presentes intentan de forma desesperada taparse los oídos para no escuchar los sonidos que surgen del interior. Ningún dybbuk cuerdo quiere saber lo que ocurre detrás de las puertas de los Kremas cuando llega la noche; los exploradores nunca vuelven.

LAS CÁMARAS DE GAS
En las Tierras de las Sombras también pueden encontrarse las cámaras de la muerte: habitaciones manchadas de azul, infestadas de Nihils, en las que los dybbuks tienen miedo de entrar. El Olvido irradia estas habitaciones en ondas tan terribles y tangibles como el Zyklon B, y a pesar de que se encuentran Encadenados a estos lugares, la mayoría de los dybbuks prefieren dejar esos lugares horribles en manos de la oscuridad y los Espectros.
Estos lugares son auténticos banquetes de Pathos, pero las emociones que se obtienen de ellos son realmente oscuras, y la mayoría de los dybbuks consideran que “beber” ese Pathos es tan asqueroso como blasfemo. Pero ni siquiera la censura de sus compañeros ni las cadenas de acero oscuro que bloquean la entrada de las “habitaciones azules” detiene a algunos de los dybbuks más débiles privados de la necesaria energía espiritual por sus compañeros rapaces. Estos dybbuks, impulsados por los susurros de lo más profundo de sus Corpora –o quizás desde el interior de las grietas y Nihils que rompen los suelos y paredes de las “habitaciones azules”- se escurren en las cámaras de la muerte cuando comienza a oscurecer, disfrutando de glotones festines de traumas horribles.
Algunos glotones especialmente descuidados en ocasiones todavía se encuentran dentro de las cámaras de la muerte cuando cae la noche…y su destino a menudo es realmente horrible, incluso para lo que resulta habitual en Auschwitz.

EL BURDEL (LA CASA DE MUÑECAS)
Las carnicerías y la carnalidad a menudo van de la mano e incluso el Campo de los Muertos tenía su burdel. Dotado del nivel más bajo de prostitución, el burdel se utilizaba como una recompensa por buena conducta; los oficiales de las SS disfrutaban más con la idea de que los espantapájaros famélicos del campo se degradasen entre ellos que matándolos más rápidamente. Las prostitutas también trabajaban para los hombres de las SS (la violación de los prisioneros por parte de las SS estaba severamente castigada –no por una preocupación por la sensibilidad y la dignidad de las mujeres, sino debido a que los moralistas de las SS consideraban asqueroso que los hijos del Tercer Reich se rebajaran a violar desechos subhumanos).
Los Muertos recuerdan muchas cosas, así que el Burdel todavía se encuentra en las Tierras de las Sombras. Alimentado con copiosas cantidades de Pathos obtenidos a cambio de los servicios de las prostitutas, los residentes de este lugar han convertido el burdel en un picadero de majestad opulenta, aunque algo retorcida. Faroles rojos hechos con la piel de los Corpora de los torturadores nazis adornan el exterior, iluminando esculturas creadas con alambre de espinos, que muestran varios actos pornográficos.
En su interior la Casa de Muñecas es burdel, club nocturno y cabaret. En la zona principal se encuentra un escenario donde cada noche se muestran todo tipo de entretenimientos, desde obscenos Fantasmas de óperas de Wagner, a bizarras obras teatrales en las que participan Espectros “cautivos” y Waffengeisten de las SS. Desde la sala principal, varios pasillos y túneles llevan a los clientes a los dormitorios privados subterráneos, y la mayoría de los dybbuks hambrientos de emociones que se aventuran allí no son conscientes de su progresivo descenso al Laberinto hasta que es demasiado tarde. Se rumorea que dependiendo del capricho de la dama y del cliente, una visita al Burdel puede ser una experiencia de placer estático o una pesadilla del nivel de un Tormento.
A pesar de su dudosa reputación y clientela, el Burdel a menudo es la única respuesta para los dybbuks demasiado débiles para ejercer sus derechos al Pathos comunal de Auschwitz. Todo el mundo recibe servicios, aunque quienes no pueden pagar en Reliquias ni Pathos deben inscribir sus nombres en el libro de deudas de la madame, y quizás sea mejor que el destino de quienes incrementan demasiado su deuda permanezca en el misterio.
La madame de este establecimiento se llama Cecile Gildeau, una judía francesa, prostituta y víctima de la Masacre de Budy en 1942. Gildeau es una maestra pasable de Usura, Moliar y Fantasma. También es toda una experta tranquilizando a los primerizos nerviosos que de otra manera podrían terminar rechazando el extraño entretenimiento o podrían asustarse debido al hecho de que la cabeza de Gildeau, separada por la famosa Reina Hacha de Budy, susurra de manera seductora desde su ubicación en el regazo de su brazo izquierdo. Su Corpus es lujurioso y exageradamente femenino, vestido con lencería ligera. Este aspecto corporal distrae los ojos de los clientes del muñón destrozado de su cuello y del hecho de que la cabeza cortada de Cecile se encuentra cuidadosamente peinada y maquillada, a pesar de ser una calavera sin carne. Ella y Joachim Steuben, aunque no son exactamente amigos, han alcanzado un entendimiento, y él hace sus negocios en el bar de la Casa de Muñecas.

EL KONIGSGRAHEN (LA FOSA DEL REY)
Este canal fangoso se abre camino a través de las Tierras de las Sombras de Birkenau, rebosante de Pathos de las legiones de bandas de condenados penales que murieron durante su construcción. Los dybbuks cuerdos no se acercan para nada a las aguas del Konigsgrahen, pues todo el lugar se encuentra infestado de Espectros.
Por desgracia, aunque los dybbuks no vayan a Konigsgrahen, en ocasiones Konigsgrahen va a los dybbuks; durante los Maelstroms y cataclismos del Sheol, el canal a menudo se desborda de sus orillas, extendiéndose y retorciéndose como una enorme serpiente de agua fangosa. Apariciones aullantes y Consumidos cabalgan las aguas, dejándose llevar por el torrente de Konigsgraben y dándole poder. Barracones enteros se pierden cuando la inundación choca contra ellos como un puño (acompañado de gritos Espectrales de “¡es hora de ir a la ducha, chicos!”) y los absorbe en la Tempestad.

AUSCHWITZ III (BUNA-MONOWITZ)
El campo de trabajo de Buna se encuentra firmemente en manos del Colectivo. Es aquí donde los Artesanos de Auschwitz forjan gran parte de su acero y alambre, y es aquí donde terminan los Wraiths o Espectros nazis para ser convertidos en acero oscuro.
Buna se encuentra a varios kilómetros de Auschwitz-Birkenau propiamente dicho, y aunque esto lo sitúa lejos de lo peor del Sheol, también significa que los dybbuks que lo habitan a menudo deben arreglárselas solos. Y lo han hecho con una habilidad admirable, levantando barricadas de alambre de espinos y muros reliquia levantados con los escombros de los bombardeos Aliados que han aparecido en las Tierras de las Sombras.
La gran fábrica es un edificio que parece sacado de una película de Fritz Lang: una enorme estructura cerrada que chirría con cañerías, engranajes, armas y máquinas extrañas. A través de sus corredores y túneles tintineantes los industriosos dybbuks del Colectivo realizan sus tareas con la precisión de hormigas.
Al contrario que otros campos, Buna tiene un líder definido: Stefan Brukovich, un comunista y veterano del campo del concentración que sobrevivió diez años en diversas prisiones y campos sólo para ser ejecutado a tiros por las SS en los días anteriores a la evacuación de Auschwitz. El arrugado y viejo dybbuk es un maestro político y un negociador retorcido, que en vida fue un agitador sindical antes de que estallara la guerra. Bajo su liderazgo los dybbuks de Buna han conseguido un acceso amplio a las fuentes de Pathos de los dos campos más famosos.
Con el paso de los años los dybbuks de Buna se han encerrado sobre sí mismos y se han distanciado de otros campos de concentración. Cada vez más aislacionistas y desconfiados hacia la corrupción que se extiende desde Auschwitz y Birkenau, los dybbuks de Buna se dedican a sus propios asuntos y a su trabajo.

LAS FORJAS
Las mayores “forjas” son los crematorios de Birkenau. Los dybbuks que trabajan aquí se vuelven grises en lugar de negros, pues sus Corpora se recubren de polvo de hueso y pellejos humanos. Estas forjas no son lo bastante calientes para forjar acero oscuro, pero son útiles para moldear alambre y son una ayuda muy útil para Moliar y forja de almas (todas las dificultades para “trabajar” con un Wraith que ha sido introducido en el horno de un crematorio se reducen en 1). No hace falta decir que se trata de un proceso horrible y doloroso y cuando se trata de trabajar con los Corpora de los nazis capturados, los dybbuks de Auschwitz no utilizan ningún otro método.
La fábrica de Buna en las Tierras de las Sombras también tiene forjas, que resuenan día y noche. Estas reliquias de máquinas industriales son lo bastante calientes para permitir la creación de acero oscuro, por lo que los dybbuks del Colectivo crean sin cesar objetos de acero oscuro forjados con los Corpora de nazis capturados. Obviamente ese material es cada vez más escaso, especialmente con el paso del tiempo (aunque los dybbuks de Buna son lo bastante ingeniosos para que su “material” pueda durar décadas); para conseguir “material” nuevo Buna ha “contratado” a varios triángulos verdes y negros…y los dybbuks de Buna hacen muy pocas preguntas sobre el origen de las almas que traen sus empleados.

LOS SUBCAMPOS
Todo el complejo de Auschwitz abarcaba casi el mismo terreno de subcampos –pequeños bloques donde los prisioneros vivían, trabajaban y morían a cierta distancia del campo de concentración principal. En las Tierras de las Sombras la mayoría de los subcampos fueron metódicamente destruidos y devorados por hordas espectrales hace tiempo, lo que contribuye a incrementar la paranoia de los dybbuks de Buna. Unos pocos de los subcampos supervivientes todavía cobijan a triángulos dispersos de extraños dybbuks; cómo consiguen sobrevivir estos enclaves en medio de yermos infestados de Espectros es un misterio para los Wraiths del campo principal, que observan a sus habitantes con gran desconfianza.

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#4

Mensaje por Alexander Weiss » 27 Ene 2022, 18:37

Imagen SOCIEDAD
Era un mundo en sí mismo, un estado dentro de un estado, una sociedad sin ley. Los hombres peleaban por sus vidas desnudas, simplemente por sobrevivir.
-Introducción del editor a “La teoría y la práctica en el Infierno” de Eugen Kogol.

En Auschwitz el término “sociedad” es un eufemismo educado en el mejor de los casos. En la práctica no se puede llamar “sociedad” a un enjambre de moscas, aunque todas zumben alrededor del mismo trozo de estiércol, y de la misma manera los dybbuks de Auschwitz rechazan cualquier sistema de gobierno concreto.
Aquí no existe la Jerarquía: tampoco hay ningún Führer que atraiga a las masas y ladre órdenes. Después de todo, ¿quién podría presumir de gobernar Auschwitz? Desde luego, no quienes lo gobernaron en vida; los vengativos Muertos no estarían para nada dispuestos a que los kapos que los atormentaron lo hicieran de nuevo. ¿Las SS? Los pocos miembros que no fueron rápidamente consumidos por el Olvido fueron perseguidos y torturados hasta la destrucción o moldeados en Waffengeisten. ¿Y Rudolph Höss? Bien, resulta difícil que el antiguo Kommandant dicte órdenes desde el letrero de la entrada en el que ha sido incrustado, medio fundido y aullante, para toda la eternidad.
Nadie se ha molestado nunca en realizar un censo de dybbuks. Se rumorea que la única ocasión en que se sugirió la idea, Roza Robota respondió con sarcasmo:
-¿Cómo lo hacemos? ¿Nos ponemos en fila para pasar lista, mein Herr?
Las mejores estimaciones indican que en la Necrópolis de Auschwitz-Birkenau habitan unos 200.000 Wraiths. Es un número elevado, pero no hay que olvidar que Auschwitz fue un terreno fértil para los Muertos Sin Reposo.
Los Muertos de Auschwitz se refieren a sí mismos como dybbuks o geists; la distinción entre Wraiths y Espectros es difusa en muchos casos.
-¿Cómo lo hacemos? ¿Le gustaría que nos pusiéramos triángulos o bandas, mein Herr?
En cualquier caso, algunos dybbuks sienten vínculos comunes por relaciones personales o profesionales –o más a menudo, sienten la necesidad de unirse para protegerse de sus camaradas hambrientos. Los residentes de Auschwitz se refieren a estas bandas como “triángulos” o “kommandos”, en una parodia de las instituciones nazis.
Triángulos de diverso tipo ocupan los nichos sociales y culturales de Auschwitz, actuando como Gremios, Círculos y sectas. Muchos Triángulos, especialmente los que tienen inclinaciones políticas o religiosas, compiten por superar a sus compañeros y (en raros casos) dominar el campo. Los menos agradables son los Triángulos formados principalmente por prisioneros verdes o negros; estos Wraiths, que continúan las prácticas de sus existencias mortales, a menudo actúan como bandas de matones y extorsionadores.
Y como en vida, en la muerte un dybbuks se identifica mediante una sorprendente variedad de símbolos. Ya se trate de un rojo o de un verde, polaco o yugoslavo, kapo o víctima, eso puede significar la diferencia entre el sustento y el hambre, el poder y el abuso. Los Triángulos que son poderosos, importantes o simplemente lo bastante ingeniosos para imponer sus reclamaciones de refugio, Reliquias y Pathos sobreviven y prosperan –aunque a duras penas. Es mejor no depender del destino de otros…
Algunos Triángulos –como los Dayan, un grupo de cabalistas judíos hábiles en Red Vital y Fatalismo- son grupos de dybbuks unidos por intereses comunes y la cooperación mutua. Sin embargo, a medida que la amenaza de incursiones espectrales se incrementa, muchos dybbuks terminan convirtiéndose en “vasallos” de un líder fuerte –un kapo, por así decirlo- a cambio de protección y un refugio seguro. De la misma forma, muchos kapos conservan su brutalidad característica en este lado de la Mortaja, y así el destino de los dybbuks serviles es poco mejor que en vida.
Un listado exhaustivo de todos los Triángulos de Auschwitz sería un ejercicio inútil; a continuación se presentan unos pocos de los más importantes.

MARCAS DE MUERTE
No puede negarse que los nazis fueron meticulosos en la clasificación de sus enemigos, y por lo tanto los Corpora de los dybbuks de Auschwitz muestran una extraña jerarquía de marcas de muerte. Incluso en el más allá, la mayoría de los dybbuks todavía conservan los números deshumanizantes inscritos en sus brazos (o en otros apéndices) y muchos Corpora muestran los triángulos de colores que sus captores les impusieron (De hecho, algunos cabalistas hábiles en el uso de Fatalismo realizan análisis numerológicos sobre los tatuajes de los dybbuks dispuestos).
Pero hay más, porque los dybbuks de Auschwitz son muy distintos de los Muertos pacíficos de la mayoría de las Necrópolis. El horror de sus muertes ha dejado marcas indelebles en sus Corpora. Muchas de esas deformidades son tan grotescas que los habitantes de Auschwitz a menudo son confundidos con Espectros Torturadores –y quizás esta opinión no esté tan lejos de la marca.
Aparte de las marcas que dejaban las cicatrices cruzadas de los flagelamientos deliberados (25 latigazos en las nalgas desnudas era el castigo habitual por infringir las normas de Auschwitz), llagas supurantes, golpes de culatazos y otras heridas mal curadas, convierten a muchos dybbuks en monstruos de Frankenstein llenos de heridas y cicatrices.
La insalubridad espiritual de su entorno también pasa factura sobre los Corpora de los dybbuks. La mayoría tienen marcas palpables de la influencia del Olvido: bioproductos derivados de quedarse a la intemperie durante los frecuentes Maelstroms, tropiezos con las vallas del campo, o simplemente de recibir un Tormento tras otro. Peor aún, los dybbuks que se ven obligados a vivir en los bloques más sucios a menudo son infectados por parásitos fantasmales: enjambres de alimañas espirituales similares a las garrapatas que sufrieron cuando estaban vivos.
Y muchos dybbuks, atormentados en vida por extrañas enfermedades casi desconocidas a finales del siglo XX, llevan sus estigmas en la muerte. Algunos dybbuks tienen las marcas del noma: una “gangrena seca de la cara” que produce úlceras y abre agujeros podridos en las mejillas de sus víctimas. Otros muestran piel muerta en sus Corpora que incluso 50 años después se cae como pintura reseca, una evidencia de las enfermedades que acabaron con ellos.

LOS ROJOS
Los activistas políticos lo bastante apasionados para terminar en un campo nazi por sus principios a menudo conservan su fervor detrás de la Mortaja. No obstante, sus preocupaciones específicas suelen cambiar, pues ser fusilado, gaseado o apaleado hasta la muerte suele volver irrelevante la preocupación por el bienestar del proletariado.
La mayoría de los Wraiths políticos se han organizado en dos Triángulos. Los del Partja, situados en Auschwitz, tratan de imponer algo de estabilidad en la locura del campo de concentración. A veces se alían y otras rivalizan con el Colectivo, un Triángulo de Wraiths situado en el campo de Buna que concentra sus actividades en la producción de objetos y la distribución equitativa de Reliquias.

EL PARTJA (EL PARTIDO)
El Partja de Auschwitz está formado por los Rojos que todavía creen en algún tipo de justicia social –o por lo menos que simpaticen con su plan de principios socialistas. El Partja quiere terminar con el sistema anárquico de Triángulos rapaces, quiere establecer la institución del trabajo obligatorio y la distribución de Reliquias y objetos para todos. Desprecian a los Verdes y Negros, pero en ocasiones se ven obligados a aliarse con los kommandos menos repulsivos…especialmente cuando los Espectros salen del Sheol.

EL COLECTIVO
El Colectivo añora los días de los viejos comunistas y de los partidos de los trabajadores. Menos interesados en la retórica elevada y más preocupados por las ganancias prácticas para los “trabajadores,” el Colectivo puede respaldar su posición con el monopolio virtual de la producción de objetos de acero oscuro. Algunos dybbuks desconfían del Colectivo y consideran a sus miembros una cábala de oportunistas que venden a dybbuks y Espectros por igual. Cuando son acusados, los taciturnos representantes del Colectivo se limitan a gruñir y negar esas acusaciones.

LOS VERDES
Uno se esperaría que tras el internamiento en un campo de exterminio, un final violento y el paso de cincuenta años de purgatorio en un monstruoso más allá, hasta el peor de los criminales se reformaría. Sin embargo, no parece ser el caso.
Muchos de los Triángulos Verdes de Auschwitz se formaron a partir de kapos; los que no recibieron demasiados abusos; o los que engañaron o abusaron de otros prisioneros para obtener raciones de sustento en vida u objetos para mejorarla. Tras la muerte, los matones del campo se vieron obligados a unirse, si no querían terminar como Rudolph Höss y los otros prisioneros de la puerta de entrada del campo.

DIE EINGEISTEN
Die Eingeisten es una banda de antiguos kapos, todos brutales oportunistas. Estos Wraiths evitaron la venganza de sus compañeros Muertos por haber tenido la “suerte” de morir en grupo. Tras cruzar la Mortaja al mismo tiempo, los antiguos kapos resultaron ser lo bastante duros como para resistir los ataques de sus antiguas víctimas, que finalmente tuvieron otras prioridades de las que ocuparse. Ahora Die Eingeisten ocupan un barracón Reliquia en la periferia del campo, y sólo se aventuran en la “ciudad” lo suficiente para saquear el Pathos o las Reliquias que necesitan de los dybbuks más débiles.
Entre los miembros de Die Eingeisten se encuentran algunos de los dybbuks más duros del campo, y hay que reconocer que a menudo acuden a las vallas para proteger la Necrópolis cuando los Espectros salen aullando desde las profundidades. Debido a un acuerdo firmado con el Kapo Shlomo Ficzka en 1948, Die Eingeisten aceptaron servir como milicia mercenaria, a cambio de que sus miembros no fueran arrojados al Sheol. A regañadientes los kapos mantienen su parte del trato.

KANADA
Bautizado con el nombre de los almacenes donde se guardaban los despojos robados a los judíos de Europa, Kanada es un Triángulo Verde que se dedica a la recogida y distribución de Reliquias. Mediante una combinación de ingenio y fuerza, Kanada actúa como un servicio de subasta y una casa de empeños de Reliquias, Artefactos y otros bienes.
Kanada también cumple una función más siniestra. Aunque los dybbuks de Auschwitz preferirían elaborar sus bienes exclusivamente de los Wraiths nazis y Mussulmen, no hay tantos como para abastecer la demanda. Se sabe que Kanada atrapa Wraiths en el interior rural de Polonia, o incluso compañeros dybbuks del campo de concentración, y los entregan a las forjas haciéndolos pasar por “merodeadores capturados.” Los dybbuks de las forjas suelen adoptar una política de “no preguntes, no digas nada” ante esta fuente de material, y de esta manera algunos de los habitantes de Auschwitz terminan en el más allá igual que terminaron en vida –como víctimas.

LOS SONDERKOMMANDOS
Los 13 Sonderkommandos vivían y trabajaban como grupos, y muchos de ellos terminaron convertidos en grupos de Sin Reposo –atormentados por la culpa de haber trabajado para los nazis, pero no lo bastante malvados para terminar en el Sheol. Así que en la muerte, merodean en sus barracones como grupos, y la mayoría trabajan en los Kremas de Birkenau durante el día (trabajar de noche sería un suicidio). La mayoría de los miembros de los Sonderkommandos eran judíos sin ningún otro color en particular, pero su oportunismo los ha vuelto desagradables para los demás dybbuks, así que son considerados Verdes.
Una excepción destacada es el Sonderkommando 12, formado por los héroes que se rebelaron contra los nazis y volaron el Krema IV. Son tratados con respeto y reverencia, y su líder, el Kapo Shlomo Ficzka es lo más parecido a un líder del campo de Auschwitz-Birkenau que se puede encontrar.

LOS NEGROS: DIE SCHEISSGEISTEN
Los portadores del Triángulo Negro solían sobrevivir por su obediencia y adulación a sus captores nazis; así que en la muerte llevan el nombre Die Scheissgeisten –“los Fantasmas de Mierda”- en un cruel giro de humor. Lameculos en vida, terminaron abriéndose paso en el fango de las Tierras de las Sombras, trabajando como intermediarios, contrabandistas, gigolós y proxenetas de Pathos. Algunos trabajaron como prostitutos y prostitutas en la Casa de Muñecas y tras la muerte dominan la Usura de tal manera que metafísicamente pueden continuar su profesión. A algunos dybbuks les parece que realmente un hedor a mierda parece rodear a estos Wraiths, aunque otros se burlan de esta suposición, afirmando que todo el campo de concentración y todo lo que se encuentra en su interior huele a mierda de cualquier manera.
Sin embargo sería estúpido subestimar la influencia de Die Scheissgeisten. Desde su base en los barracones que rodean Birkenau, los Fantasmas de Mierda a menudo son los primeros en oír rumores sobre incursiones de los Espectros. Los rumores de que los Espectros son adorados por los Scheissgeisten por lo general son rechazados. Después de todo, afirman los Rojos, un Malfeo no necesita unos lacayos tan patéticos.

OTROS

LOS ROSAS
Demasiados de los dybbuks de Auschwits mantienen una actitud propia de la década de 1940 hacia los homosexuales del campo –de alguna forma irónica resultan divertidos, ya que estos Muertos ahora son prácticamente incapaces de realizar las actividades que sus compañeros consideraban ofensivas en vida. Estos Wraiths tristes y estoicos se han unido y sobreviven juntos, a menudo en los bloques peligrosos próximos a los crematorios. Ayudan a los demás en todo tipo de tareas, trabajos y actividades militares públicas y comunales, pero a pesar de todo son rechazados. Historias obscenas de “sodomía fantasmal” junto con ritos obscenos dedicados a los Malfeos, aunque absurdas, tienen firmes adherentes entre los Muertos más puritanos.
Sin embargo, últimamente algunos Triángulos Rosas han sido aceptados a regañadientes en la pseudo-sociedad de Auschwitz, debido a sus habilidades, impresionantes y necesarias. Estos dybbuks Rosas, conscientes de la necesidad en el campo de fantasmas que conozcan habilidades y Arcanoi de todo tipo, se dedican a aprender y a dominar diversas artes. Algunos de estos Triángulos han alcanzado niveles de excelencia que casi rivalizan con los Gremios de Estigia, y colectivamente constituyen una facción cada vez más poderosa en la “política” de Auschwitz.

LOS GITANOS
Los supervivientes fantasmales del campo gitano de Auschwitz prefieren vagar más allá del alambre de espinos, pero cuando aparece una amenaza se retiran a un enclave fortificado dentro de Birkenau. Trabajan como mercenarios en diversos proyectos necesarios y realizan su trabajo de forma admirable. Sin embargo, como los Rosas, reciben la desconfianza de los demás dybbuks, y rumores sobre corrupción Espectral entre los gitanos se extienden de forma ocasional por el campo de concentración.
Algunos Wraiths gitanos también trabajan como mensajeros, trayendo noticias sobre la vida más allá del alambre de espinos a cambio de objetos y Reliquias. Aunque su servicio convierte a los gitanos en un mal necesario a los ojos de los demás Wraiths de Auschwitz, la frecuencia de sus viajes más allá de la Necrópolis no dejan de alimentar continuas historias sobre supuestos compromisos con los Espectros.

LOS PÚRPURAS: TESTIGOS DE JEHOVÁ
Unas pocas “Ratas de Biblia” todavía merodean por los barracones en los que murieron. Estos fantasmas educados y amables suelen permanecer aislados, practicando una adoración basada en las Costas Lejanas, que posiblemente los condenaría como Herejes fuera del alambre de espinos, y se encuentran entre las voces que defienden el monasterio carmelita construido en el terreno de Auschwitz.
Unos pocos Testigos de Jehová se han dedicado a convertirse en Perdonadores para todos los que busquen la absolución –para desagrado de los dybbuks judíos que todavía conservan su fe más allá de la Mortaja. Algunos judíos consideran la presencia de los Testigos de Jehová como un elemento de división, y las tensiones entre ambas facciones crecen noche tras noche.

DIE WAFFENGEISTEN
Imitando a las manadas de Barghests de Estigia, los dybbuks de Auschwitz han construido sus propios perros fantasmales. Moliados a partir de los kapos y soldados de las SS que no parecían merecedores de un castigo mayor. Estas criaturas, bautizadas como Die Waffengeisten, son consideradas como seres encerrados en su propio purgatorio. Quizás con el tiempo y el olvido, sus víctimas convertidas en amos les perdonen y les devuelvan sus formas originales –o quizás no.
Los dybbuks con ideales elevados tratan a los Waffengeisten con frialdad pero humanamente, negándose a cobrar venganza por los crímenes que sufrieron en vida. Por otra parte, los dybbuks criminales y vengativos a menudo abusan de sus Waffengeisten, Moliando dibujos y palabras obscenas en ellos, proporcionándoles genitales grotescamente hinchados y nalgas de mandril, cambiando sus rostros para ponerles caras de cerdo, ratas y cucarachas (insultos habituales de los guardianes del campo), humillando y torturando a sus perros guardianes de muchas formas. En cualquier caso, la existencia de un Waffengeist en el más allá, está lejos de ser agradable; sus amos sólo les proporcionan el Pathos suficiente para que sigan existiendo, asegurándose de que permanezcan salvajes y alerta.
Die Waffengeisten, al contrario que los Barghests, son completamente sensibles, pero los dybbuks vengativos prefieren manejarlos con fustas y látigos elaborados con alambre de espinos o trozos de piel despellejada de los Corpora de Wraiths de las SS de alto rango.

LOS NIÑOS PERDIDOS
Ocurrió en la segunda mitad de octubre de 1944…los niños vieron el humo que salía de la chimenea y se dieron cuenta de que los llevaban a la muerte. Comenzaron a correr y a gritar en el patio, en medio de un pánico horrible, golpeando sus cabezas contra las paredes, desesperados…
-testimonio escrito de un prisionero Sonderkommando

Auschwitz funcionaba con muchas normas, y una de las más firmes es que sólo a los que pudieran trabajar se les permitiría sobrevivir durante un tiempo. Por regla general la selektion resultaba fatal para los prisioneros de menos de 14 años; la mayoría de ellos eran inmediatamente llevados a las cámaras de gas.
Los bebés en especial resultaban muy divertidos para los crueles soldados de las Waffen SS; y muchos de ellos se divertían tirando a las “cucarachas judías” al aire y empalándolos en bayonetas; otros eran arrojados contra las vallas electrificadas del campo para ver cómo se convulsionaban, o sin mostrar ningún tipo de sutileza ni compasión, simplemente partían a los bebés en dos ante los ojos aterrorizados de sus madres.
Los niños que terminaban en el campo posiblemente hubieran estado mejor muertos. Los niños huérfanos que caían en las garras de los Triángulos Negros a menudo se convertían en “Muñecos”, esclavizados física y sexualmente en barracones enteros. Algunos niños eran abandonados en el exterior en mitad del invierno para que murieran de frío; otros sufrían un destino contrario pero incluso más cruel, siendo rociados de gasolina y quemados vivos.
Ante estas condiciones no resulta una sorpresa que en Auschwitz se encuentre un número especialmente elevado de los niños Espectrales conocidos como Niños Perdidos. Rara es la noche en la que enjambres de Niños Perdidos no vagan por los corredores del campo y merodean en torno a las torres de los crematorios, burlándose histéricamente de los instrumentos que los enviaron más allá de la Mortaja.

LOS EXTRAÑOS
En esencia Auschwitz era una prisión –y como en la mayoría de las prisiones, no es bueno pasar el tiempo solo. Esto se aplica incluso más allá de la Mortaja; los solitarios son las principales víctimas de los Espectros o de sus compañeros hambrientos, y resulta demasiado fácil que un dybbuk sin alianzas termine siendo atrapado por un Triángulo Verde o Negro y vendido a las forjas a cambio de Reliquias o Artefactos.
De todas formas, existen algunos Muertos aislados que prefieren permanecer solos. Los demás Sin Reposo temen y desconfían de estos extraños, considerándolos conspiradores Espectrales o incluso Doppelgangers nazis. A menudo deben vivir en los barrios cercanos al Sheol o instalarse fuera del alambre de espinos, en los subcampos infestados por los Espectros.

MÉRITOS Y DEFECTOS

HUMORES CORRUPTOS (Defecto de 3 puntos)
Quizás fuiste uno de los conejillos de indias honrados por la selección de los experimentos médicos del Tercer Reich; quizás reaccionaste especialmente mal a las bocanadas de Zyklon B, o quizás simplemente sufriste durante días mientras el tifus y la disentería te corroían desde dentro. En cualquier caso, la introducción artificial o “natural” de algún tipo de contaminante en tu cuerpo ha trastocado tanto tu sistema que ha permanecido incluso después de la muerte.
Siempre que ganes Pathos por cualquier método, debes hacer de inmediato una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 5). Un fallo “contamina” de inmediato la mitad del Pathos y lo convierte en Angustia, pues tu Corpus “envenena” fisiológicamente las emociones que lo sustentan. Un fracaso convierte todo el Pathos ingerido en Angustia.

HAMBRIENTO (Defecto de 4 puntos)
En vida te adaptaste mal a la característica malnutrición del campo de concentración, así que incluso después de la muerte proyectas la imagen de un esqueleto hambriento. Tienes 8 niveles de Corpus en lugar de los 10 habituales (incluso después de la muerte eres un cascarón consumido). Además, cuando te encuentras con una fuente de Pathos debes hacer una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 8) para contenerte. Si fallas, simplemente intentas absorber tanto Pathos como sea posible y nada más. Después de todo no sabes cuándo volverás a alimentarte.

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#5

Mensaje por Alexander Weiss » 27 Ene 2022, 18:39

Imagen DYBBUKS

OBERSTURMFUHRER BAUER DE LAS SS, “KOMMANDANT” DE DIE WAFFENGEISTEN
Trasfondo: Él sólo seguía órdenes. Bauer nunca fue especialmente cruel con los prisioneros, pero tampoco se mostró especialmente piadoso o misericordioso con los Untermenschen que tenía que vigilar y dirigir y matar. No mató más ni menos que para obtener vodka y cigarrillos extra, y por eso, cuando cayó bajo fuego soviético en los últimos días y fue arrastrado suplicando ante el tribunal de quienes había ayudado a asesinar, los dybbuks emitieron este veredicto:
Has demostrado para nuestra satisfacción que tu papel en el universo es el de un lacayo sin voluntad; que así sea. Has mostrado gran habilidad para cazar y atrapar siguiendo las órdenes de tus compañeros; que así sea. Has demostrado la devoción de un esclavo hacia quienes están al mando, y harás bien en recordar esto último.
Y así se lo llevaron a Buna, y en medio de los grandes hornos de los muertos fue fundido, moldeado y reformado. El equipo de Artesanos y Máscaras no le causó más dolor que el que tenía que causarle…ni menos. Ahora Bauer dirige a los Waffengeisten en la ausencia de sus amos dybbuks, siguiendo órdenes con lo que parece cierto contento.
Imagen: Bauer intenta comportarse con dignidad, lo que sólo lo imbuye con una medida mayor de tragedia. Su nariz y su boca han sido sustituidas por un hocico porcino con colmillos, y en lugar de genitales, una cabeza y la mitad anterior del cuerpo de una rata que chilla y chasquea sus dientes entre sus piernas. La cola retorcida de un cerdo brota de sus nalgas desnudas, que han sido Moliadas con una esvástica. En un cruel contraste, sus ojos son hermosos e imposiblemente azules. Alrededor de su cuello hay un collar elaborado con el abundante alambre de espinos de Auschwitz.
Consejos de Interpretación: Los Muertos de Auschwitz son tus nuevos amos. En secreto esperas redimirte y que restauren tu cuerpo, pero en el fondo de todo, no lo esperas. Gruñes con suspicacia ante la llegada de cualquier visitante al campo de concentración –has acabado con muchos Espectros.

SHLOMO FICZKA –CAPATAZ DEL SONDERKOMMANDO 12
Trasfondo: Nadie del Sonderkommando 12 sabía mucho del kapo Ficzka; de alguna manera siempre se mantenía apartado. Era húngaro –debido a su nombre- y un criminal y un judío –debido a sus triángulos. Entre las forjas de los muertos, Ficzka trabajaba como un maníaco, un monstruo incansable. Su fuerza era legendaria; podía cargar con un cadáver humano bajo cada brazo y arrojarlo sin ayuda a las llamas. Era frío e implacable como el mármol, y aunque no era exactamente un sádico, no dudaba en castigar a cualquiera que se atreviera a desafiarle.
Ficzka nunca hablaba mucho, así que cuando los miembros de la resistencia del campo acudieron tentativamente a él para reclutarlo para la revuelta de los hombres del Sonderkommando, simplemente gruñó su asentimiento. Se distribuyeron armas y granadas entre los partisanos, y Ficzka escuchó con diversión aburrida los discursos inspirados de los prisioneros políticos. Sabía que algo iría mal.
De hecho, muchas cosas fueron mal el 7 de octubre de 1944. La revuelta en el Krema IV comenzó antes de lo planeado, activada por las sospechas de las SS y el pánico del Sonderkommando. Los hombres del Krema II escucharon explosiones y disparos pero como pensaban que la huida no comenzaría hasta horas después, recurrieron a Ficzka. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué no les habían dicho? ¿Quién les había traicionado?
Sus dudas se cortaron en seco con la llegada de un guardia de las SS, que comenzó a interrogar a Ficzka ásperamente. El guardia no se acobardaba con tanta facilidad como los hombres del Sonderkommando; disgustado por las respuestas y la actitud de Ficzka, el hombre de las SS descargó su porra sobre la cabeza del kapo, con suficiente fuerza para romper el cráneo de un hombre más débil. Ficzka se limitó a sonreír con la cara ensangrentada, entonces agarró un pico escondido y lo incrustó en el pecho del hombre de las SS. Mientras el nazi gorgoteaba, lo agarró y lo arrojó todavía vivo a las llamas.
Otro guardia dio la vuelta a la esquina a tiempo de ver un par de botas desapareciendo dentro del horno. Fue lo último que vio antes de que el puño cerrado de Ficzka lo hiciera arrodillarse de dolor. Ficzka levantó al hombre de las SS bajo el brazo, como un perro desobediente, lo arrastró hasta el horno, como había hecho con tantos cadáveres y sólo dos testigos lo vieron meterlo dentro –un gesto de comprensión, y el guardia cayó entre las llamas totalmente consciente.
Entonces comenzó la verdadera lucha, con granadas, perros y siempre el alambre de espinos. Ficzka y sus hombres atravesaron el alambre, tratando de llegar a Raisko, pero no lo consiguieron. Por supuesto, el intento de fuga había fallado desde el principio –otro ejemplo de la mala planificación por parte de los políticos- y Ficzka recibió siete balas durante la operación de captura.
Ficzka llegó al Mundo Subterráneo en el otoño de 1944, cuando los Espectros aullaban sobre Auschwitz como hienas. Los dybbuks del campo necesitaban soldados fuertes, y Ficzka estaba más que contento de tener la oportunidad de luchar. Se encontró con los dos guardias a los que había quemado vivos –ahora convertidos en Consumidos- y los envió al abismo de nuevo, en esta ocasión al Olvido. Los dybbuks acudieron a él, y los Espectros se dispersaban a su paso como mendigos harapientos.
Ahora Ficzka dirige a los reconstruidos Sonderkommandos, y hace mucho tiempo que envió a cualquier rival a su autoridad al Sheol. Pertenece a los Triángulos Verdes, y aunque mantiene pocas relaciones con los Triángulos criminales, su fuerza y brutalidad le han asegurado su cooperación, o por lo menos, que no interfieran en sus asuntos.
Naturaleza: Superviviente
Conducta: Confabulador
Triángulo: Sonderkommando 12
Atributos Físicos: Fuerza 5 Destreza 3 Resistencia 5
Atributos Sociales: Carisma 4 Manipulación 3 Apariencia 1
Atributos Mentales: Percepción 2 Inteligencia 2 Astucia 3
Talentos: Callejeo 2, Esquivar 3, Intimidación 5, Pelea 4
Técnicas: Armas C.C. 4, Forja de Almas 3, Liderazgo 3
Conocimientos: Burocracia 2, Lingüística 1, Medicina 1, Política 1
Trasfondos: Aliados 5, Morada 5, Notoriedad 3, Reliquia 3, Posición 4
Pasiones: Proteger a los débiles (Deber) 1, Negarse a sucumbir al Olvido (Orgullo) 5
Arcanoi: Argos 2, Moliar 4, Pandemonium 2, Ultraje 5
Grilletes: Ruinas del Krema II 4, Todo el campo de concentración 1
Fuerza de Voluntad: 9
Pathos: 10
Corpus permanente: 12 (es enorme)
Sombra: El Monstruo
Angustia: 9
Pasiones Oscuras: Abusar de todos los que se encuentran por debajo de ti (Miedo) 4, Enviar a todos al Olvido (Rabia) 4
Espinas: Marca de la Muerte, Rostro Sombrío
Imagen: Shlomo Ficzka es una Furia clásica: agresivo, con aspecto de matón, e imposiblemente enorme. Su cabeza y la parte superior de su cuerpo son una mole amorfa de fibra ectoplásmica, y su rostro todavía lleva una cicatriz abierta como marca de la muerte. Lleva alambre de espinos Reliquia alrededor de sus brazos y puños, habiendo moldeado el alambre en una cruda imitación de cesti. Siempre está cargado de Pathos –incluso a expensas de otros dybbuks- y parece arder con vitalidad fantasmal.
Consejos de Interpretación: Prefieres hablar con monosílabos y órdenes. La gente puede hacer lo que le parezca hasta que decides que hace falta hacer algo. Cuando eso ocurre, avanzas y cualquiera que proteste aprenderá que puedes hacer que sus existencias en el más allá sean tan miserables como fueron sus vidas.

ROZA ROBOTA
Trasfondo: Roza Robota tuvo la mala suerte de ser una mujer judía y una comunista de la línea dura durante la ocupación nazi. De todas formas, mediante pura determinación, consiguió arañar su camino hasta una posición respetable en la resistencia y el orden clandestino del campo de concentración. Robota trabajaba en los almacenes effektenlager de Birkenau durante el día y en la resistencia durante la noche. Una política sin compromisos, era una ansiosa defensora de la rebelión armada, y de esta manera, cuando se preparó el plan en el que participó el Sonderkommando 12, se prestó voluntaria de inmediato para ayudar. Con otras tres mujeres consiguió robar pólvora y explosivos de la fábrica en la que trabajaba. Roza llevó a cabo personalmente la peligrosa misión de pasar las armas a los hombres del Sonderkommando, y ni las vallas electrificadas ni los guardias de las SS serían suficientes para detenerla.
La explosión del Krema IV fue una música más deliciosa para sus oídos que cualquier sinfonía de Wagner, y Roza se regocijó al ver el glorioso alzamiento del Sonderkommando. Por supuesto, el plan terminó fracasando, y los funcionarios del Departamento Político extranjero el nombre de Roza de los participantes capturados. Ninguna de sus conexiones pudo salvarla entonces. Ella y sus cómplices fueron llevadas al Bloque 11, torturadas brutalmente y finalmente sentenciadas a la horca. Su última palabra mientras colgaba del patíbulo fue “Nekama” (Venganza).
Roza lucha por sus ideales lo mejor que puede en este lado de la Mortaja. Las acciones de los soviéticos en Polonia y los Balcanes han erosionado su fe en el comunismo, y la vigilancia constante del Sheol y la lucha contra los Espectros están comenzando a romper sus nervios de hierro. Su Angustia la asfixia poco a poco, como un lazo invisible, y se pregunta si debería arrojarse a la Tempestad y entregarse a los partidos de los trabajadores del abismo.
Naturaleza: Fanática
Conducta: Arquitecta
Triángulo: Partja
Atributos Físicos: Fuerza 4, Destreza 3, Resistencia 4
Atributos Sociales: Carisma 4, Manipulación 3, Apariencia 2
Atributos Mentales: Percepción 3, Inteligencia 3, Astucia 4
Talentos: Expresión 4, Intimidación 2, Subterfugio 3
Técnicas: Armas C.C. 2, Liderazgo 3, Sigilo 4
Conocimientos: Política 3
Trasfondos: Memoriam 2, Posición 3
Pasiones: Vengar las atrocidades de Auschwitz (Venganza) 4, Apoyar el socialismo (Fervor) 2
Arcanoi: Lamento 2, Pandemonium 2, Títeres 2, Ultraje 4
Grilletes: El lugar del patíbulo 5
Fuerza de Voluntad: 9
Pathos: 9
Corpus permanente: 10
Sombra: El Abusador
Angustia: 9
Pasiones Oscuras: Vender a todos los habitantes del campo a los Espectros (Venganza) 3, Perseguir a los turistas (Ultraje) 3
Espinas:
Imagen: “La Roja Roza” es todo planos y ángulos. La muerte le ha robado la poca feminidad que Auschwitz le había dejado, convirtiéndola en una bruja de piedra. El acre hedor de la pólvora emana de su Corpus, y su cabeza cuelga torcida sobre su cuello en recuerdo de su muerte en la horca.
Consejos de Interpretación: Venganza. Has vivido y muerto por ella, y no permitirás que nadie te intimide ni te someta. En el fondo, un resquicio de duda te devora, pero por el momento desafías a tu Sombra con tanto fervor como desafiabas a los nazis.

JOACHIM STEUBEN
Trasfondo: Qué listo era Joachim. Todas las mujeres de la Lutherstrasse decían que era muy listo. Hasta su adorable Mutti lo apreciaba, cuando volvía de sus incursiones nocturnas trayendo morfina y devoción filial.
Mutti no era lista, no; Joachim sabía que no lo era, pero la quería igual. Ella no era ni la mitad de lista que el soldado al que intentó chantajear, y así se llevaron a Mutti y Joachim no volvió a verla y eso fue todo.
Quizás fue para mejor; después de todo la Lutherstrasse no era el lugar para scheisskopfen, ni siquiera tan bonitas como Mutti. Y los chicos jóvenes de la edad de Joaquim –con encantadoras sonrisas de rubí y espaldas marcadas por las caricias nocturnas de los oficiales- bien, no eran ni la mitad de listos que Joachim, o la mitad de bonitos que Mutti.
Pobres tontos. Necesitaban guía, y el listo Joachim estaba contento de dársela. En la economía hinchada por la inflación del gobierno alemán de la República de Weimar, el sexo y las mentiras eran mejor moneda que una espalda llena de marcas; y un asesinato o dos, un par de cortos períodos en la prisión e incontables tratos después, y Joachim terminó siendo el dueño de la Lutherstrasse –los Muñecos, los burdeles, los cabarets. Pronto se supo por todo el barrio rojo que Joachim Steuben era sinónimo de problemas.
Todo eso duró hasta que llegó la redada. Ese día la polizei buscaba problemas y ni toda la inteligencia de Joachim pudo sacarle de aquel embrollo. Y así el listo Joachim terminó en el campo de concentración.
Bueno, Joachim lo sabía todo sobre las prisiones, y la de Auschwitz no era ni la mitad de mala. Unos pocos cigarrillos para un guardia conseguían que la cosa bonita y joven fuera trasladada a la derecha, a los barracones de Joachim; y cuando el listo Joachim le enseñaba a su pupilo cómo actuar bien, bueno, entonces conseguía cigarrillos, vodka, carne y lino para quien los quisiera. Unos pocos Zinder bonitos para los hambrientos Untermenschen y Joachim terminó viviendo como una rata de granero en medio del botín robado a los judíos de Europa.
Joachim dterminó descubriendo que el problema de la sífilis es que no respeta ni la ambición ni la astucia. El listo Joachim terminó tumbado en la enfermería como todos los demás tontos, y cuando el doctor clavó la jeringuilla de fenol en el corazón de Joachim, su último pensamiento fue en cómo debía de parecerse a Morfina Mutti.
Lo que ocurrió cuando Joachim apareció en medio del Maelstrom es mejor que quede sin contar, salvo que Joachim se dio cuenta de que no era ni la mitad de listo de lo que se imaginaba. Pero era lo bastante bueno para el Campo de los Muertos, así que sus nuevos proxenetas lo enviaron de vuelta a las calles de las Tierras de las Sombras, de la misma forma que había paseado por la Lutherstrasse. Ni siquiera el Olvido había eliminado la habilidad de Joachim para conseguir una Reliquia o un Corpus, y pronto se convirtió en uno de los “mercaderes” más ricos de Auschwitz. Ahora Joachim dispone de Moradas en el Burdel y en los Kanada. Un maestro Usurero, Steuben no es muy querido, pero sí muy necesitado.
Naturaleza: Traficante
Conducta: Traficante
Casta: Doppelganger
Triángulo: Die Scheissgeisten
Atributos Físicos: Fuerza 2, Destreza 4, Resistencia 4
Atributos Sociales: Carisma 3, Manipulación 5, Apariencia 5
Atributos Mentales: Percepción 3, Inteligencia 2, Astucia 5
Talentos: Alerta 3, Callejeo 3, Empatía 2, Esquivar 3, Intimidación 3, Pelea 1, Subterfugio 4
Técnicas: Armas C.C. 2, Liderazgo 2, Sigilo 3
Conocimientos: Finanzas 3, Investigación 2, Leyes 2, Lingüística 1
Trasfondos: Notoriedad 2, Reliquia 5
Pasiones Oscuras: Adquirir cosas (Avaricia) 5, Adquirir personas (Inseguridad) 5, Degradar a las personas “correctas” (Amor Maternal) 4, Satisfacer impulsos sexuales (Lujuria) 3
Arcanoi/Arcanoi Oscuros: Latrocinio 3, Fantasma 3, Mente-Enjambre 1, Moliar 2, Tejer la Tempestad 4, Usura 5
Grilletes: Terreno del burdel del campo 1, Lugar del Kanada 2
Psique: El Agente
Angustia: 7
Frondas: Indulgencia, Prestigio Wraith 1
Imagen: Joachim se ha Moliado extensamente. Parece un caballero andrógino con chistera, que tiene un vago parecido con Marlene Dietrich en Marruecos. Una melena rubia se extiende bajo su chistera hasta sus hombros, y sus elegantes rizos están peinados con alambre de espinos. Siempre lo acompaña un grupo de sus Muñecos personales, atados a él por bozales de alambre de espinos.
Consejos de Interpretación: Hasta los condenados tienen sus necesidades y tú estás aquí para proporcionárselas. Polaco, eslovaco, alemán, judío, dybbuk, Espectro -¿a quién le importa? Pasa, siéntate y deja que el pequeño Fritzi te caliente con un poco de esencia de lujuria destilada del adolescente pervertido que se excita mirando de reojo las fotos de los niños gitanos desnudos. Oh, ¿qué quieres decir con que vas a tardar en pagar?

MALINA PRMYSTLESKZA
Trasfondo: El pasado medio siglo ha presenciado varios sucesos extraños entre los cuales un padre o madre polaco, despertado de su sueño por un llanto fantasmal, encuentra a su niño al borde de la muerte, asfixiándose con una sábana, o sufriendo algún tipo de accidente habitual entre los recién nacidos. En la mayoría de los casos el padre o la madre son capaces de reaccionar a tiempo para salvar al niño –y de hecho en unos pocos casos, los padres histéricos son capaces de realizar las maniobras de reanimación con precisión mecánica, como si fueran dirigidos por una fuerza exterior. Los padres nunca le hablan a nadie de ese milagro, como tampoco hablan de la figura fantasmal que vieron cerniéndose sobre sus hombros. La mayoría simplemente asumen que la aparición es una alucinación, o un ángel.
Ese “ángel” es Malina Prmystleskza, en vida una doctora practicante en un suburbio de Cracovia. Junto con el resto de la población judía de la ciudad sufrió las purgas nazis, y fue llevada desde su confortable hogar a un piso en un ghetto escuálido y finalmente en un vagón de ganado hasta Auschwitz. Sus pequeños Andrei y Danuta terminaron subiendo por la chimenea en breve; y aunque nunca volvió a ver a su marido le dijeron que había sufrido el mismo destino.
Malina salvó su cordura utilizando su habilidad médica, tratando heridas de diversas maneras y en general asegurándose de que las mujeres de su bloque no tuvieran que visitar el matadero que el Tercer Reich llamaba “hospital.” El doctor Joseph Mengele no se quejó de su trabajo, e incluso la honró pidiendo su ayuda en algunos proyectos menores.
Entonces Teresa vino a visitarla. Teresa era delgada y le habían dado un uniforme cinco veces demasiado grande para ella, y de esta manera Malina –y Mengele- no se dieron cuenta del hecho de que tenía un embarazo avanzado. Malina no comprendía cómo consiguió terminar el embarazo con una dieta tan mísera, pero allí estaba ella rompiendo aguas y gritando y –oh, ¿no se había dado cuenta de lo que Mengele les hacía a las mujeres embarazadas?
Bien, lo primero que hizo Malina fue llevarse a la pobre Teresa (¡Si Mengele descubría esto!). Después, con la ayuda de varias compañeras de barracón, preparó un escondrijo bajo una de las camas. Hasta las blocowa le debían favores a Malina –había evitado que casi todas terminaran en el hospital- así que nadie irrumpió en el bloque esa noche, ni durante las horas de trabajo, ni siquiera cuando Teresa mordió la manta por última vez y dio a luz, dando paso a su hijo en el mundo.
El ojo profesional de Malina contempló al bebé ensangrentado, vio los miembros carnosos, el pequeño pene encogido, el pelo húmedo, los diez dedos de las manos, los diez dedos de los pies y una boca perfectamente formada. Y entonces, antes de que la boca pudiera abrirse para respirar aire por primera vez, Malina, en perfecto silencio, agarró al bebé por la garganta. Apretó con su mano derecha y cortó el cordón umbilical con la izquierda, y entonces sumergió al bebé en un cubo de agua que había colocado a un lado. Y todo era silencio, sólo roto por los cansados gemidos de la madre y los débiles chapoteos de los pequeños miembros. Malina sostuvo al bebé dentro del cubo hasta que sintió que sus movimientos cesaban. Miró a sus ayudantes a los ojos, y ellas le devolvieron la mirada, y un silencio más profundo descendió hasta que Malina dijo:
-El bebé era prematuro.
Y así Teresa lloraría toda la noche, e iría al trabajo a la mañana siguiente y el doctor Mengele nunca sabría lo que había ocurrido.
Hubo otras después de Teresa; a algunas las salvó, y otras fueron a las cámaras de gas para unirse a sus bebés muertos. Finalmente el doctor Mengele ordenó la liquidación de la sección de Malina y llegó su turno de marchar hacia la muerte. En el otro lado, su silencioso coraje le sirvió para ganarse el respeto de Rojos y Verdes por igual, y Malina es una de las pocas dybbuks de confianza en el campo de concentración.
Eso podría ser un error. Porque a veces, cuando Malina vuelve a casa tras una misión de caridad, pasa junto a una de las grietas del Sheol; y reverberando en las profundidades, claramente audibles incluso por encima del lamento eterno de la Miasma, ella escucha sonidos de gorgoteos, chapoteos y llantos especialmente agudos. A menudo cree que escucha a sus hijos Andrei y Danuta entre las voces que lloran, y el sonido siempre está cada vez más cerca.
Naturaleza: Superviviente
Conducta: Protectora
Triángulo: Ninguno en especial
Atributos Físicos: Fuerza 2, Destreza 3, Resistencia 4
Atributos Sociales: Carisma 3, Manipulación 2, Apariencia 3
Atributos Mentales: Percepción 4, Inteligencia 4, Astucia 3
Talentos: Alerta 3, Empatía 3, Esquivar 1, Subterfugio 1
Técnicas: Pericias (Comadrona) 4, Sigilo 2
Conocimientos: Lingüística 2, Medicina 4, Ocultismo 2
Trasfondos: Aliados 5, Eidolon 1, Morada 5, Reliquia 2
Pasiones: Salvar a los niños (Arrepentimiento) 5, Redimirse por sus “asesinatos compasivos” (Culpa) 5
Arcanoi: Castigar 2, Lamento 1, Materializar 4, Moliar 3, Títeres 4
Grilletes: Campo de mujeres de Birkenau 4, Fotografía en un lejano álbum familiar 1
Fuerza de Voluntad: 10
Pathos: 5
Corpus permanente: 10
Sombra: El Mártir
Angustia: 8
Pasiones Oscuras: Dañar a los niños (Envidia) 3, Hacer que los padres sufran (Venganza) 4, Unirse a los Espectros de los niños muertos (Culpa) 4
Espinas: Llamada de la Sombra
Imagen: Malina parece una mujer de huesos fuertes con cabello rojizo canoso y sólo un ligero tinte azulado del Zyklon B que la asfixió. Su rostro irradia preocupación maternal, pero si la situación lo requiere, sus ojos pueden volverse tan fríos y muertos como los de un tiburón.
Consejos de Interpretación: Eres un pilar ectoplásmico de fuerza para los dybbuks de tu bloque. Siempre estás lista para echar una mano incorpórea o un hombro en el que apoyarse. Sin embargo, en el fondo deseas que alguien hiciera lo mismo por ti. Estás al borde de convertirte en Espectro, y cuando caigas, todo el campo podría derrumbarse.

LÉXICO
Appel: llamada.
Begrüssung: Bienvenido.
Blocksperre: Una orden; cuando se pronuncia a ningún prisionero se le permite abandonar los barracones bajo pena de muerte.
Blocowa: Veterano del bloque; el prisionero al cargo de un barracón concreto.
Concentrado: Un prisionero veterano, uno que “conoce las ropas.”
Kapo: Un prisionero “de confianza” elegido para vigilar y supervisar a los demás prisioneros.
Kommando: Un grupo de trabajo.
Lager: Campo.
Organizar: Obtener objetos necesarios mediante negociación o ingenio, sin enemistarse con otro prisionero.
Selektion: El proceso de elegir prisioneros para que vivan o mueran dependiendo de la percepción de su salud.
Zugang: Recién llegado.
Zyklon B: Un gas pesticida utilizado para asesinar prisioneros.

IDEAS PARA HISTORIAS Y CRÓNICAS
-Los personajes son antiguos prisioneros políticos que se ven mezclados en las intrigas de las Tierras de la Piel que rodean a los países recién liberados del Pacto de Varsovia. Ayudando a sus descendientes Vivos a construir gobiernos estables y justos –o por lo menos diferentes a los regímenes totalitarios que esclavizaron y asesinaron- los personajes pueden resolver sus Pasiones y encontrar la paz. Por otra parte la Jerarquía puede no ver con demasiados buenos ojos semejante ruptura del Dictum Mortuum…y las tensiones entre los Reinos Oscuros de Hierro y Alambre podrían terminar en una guerra abierta.
-Los personajes son Herejes o algún otro tipo de Wraiths idealistas en busca de Trascendencia. En algún momento durante una historia, un Wraith del Narrador acude a los personajes para que lo admitan en su Círculo, afirmando que está desesperado por encontrar la Trascendencia. El Wraith resulta especialmente útil (con un buena habilidad en los Arcanoi de Castigar y Moliar) y parece muy sincero.
Entonces, en algún momento posterior, un Triángulo enfurecido de los dybbuks de Auschwitz rodea a los personajes, exigiendo que les entreguen a su camarada. Para sorpresa de los personajes, los dybbuks acusan a su compañero de ser nada menos que la encarnación fantasmal de uno de los guardianes de Auschwitz. ¿Entregarán los personajes al Wraith o protegerán a su camarada? ¿Cómo podrían los personajes justificar el perdón de su compañero –especialmente ante los dybbuks que sufrieron tanto bajo su cuidado? ¿Terminan los dybbuks secuestrando al Wraith, obligando a los personajes a aventurarse detrás del alambre de espinos para rescatarlo? Y lo más importante, ¿Es realmente el Wraith que se encuentra en el centro del conflicto uno de los guardianes del campo, un inocente atrapado en una red de confusión de identidades o un Doppelganger astutamente disfrazado?
-Los personajes son Espectros, posiblemente las víctimas de los crematorios de Birkenau, que causan miseria y terror sobre los Wraiths del Lager y los terrenos circundantes. Esta Crónica puede resultar especialmente horrible (y breve); alternativamente los personajes pueden poco a poco superar su odio y su rabia, convirtiéndose en Wraiths y posiblemente incluso Trascendiendo. Cualquier opción puede proporcionar una Crónica extremadamente tormentosa y dinámica, por lo que es mejor utilizar esta idea sólo con personajes maduros y sensibles.

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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#6

Mensaje por Voivoda » 28 Ene 2022, 20:22

En los tiempos que corren seguramente sería un escenario oficial muy polémico, pero desde luego es casi un escenario "evidente" para el juego.
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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Oswiecin (Auschwitz-Birkenau)

#7

Mensaje por Alexander Weiss » 28 Ene 2022, 21:58

Todo el suplemento de la Shoá podría serlo, pero creo que más allá de ganas de buscar polémica, es un suplemento muy digno y que trata un tema tan delicado correctamente y con respeto.

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