
Por Magus [email protected] El primer nombre en antiguo eslavo de la ciudad era Měnsk, derivado del nombre del río. La forma actual del nombre Minsk es una mezcla de la pronunciación rusa y polaca. Bajo la influencia rusa el nombre Minsk también se convirtió en oficial en bielorruso. Algunos hablantes de bielorruso prefieren utilizar la forma Miensk.
Cuando Bielorrusia estaba bajo dominio placo se utilizaron los nombres Minsk Litewski (“Minsk de Lituania”) y Minsk Bialoruski (“Minsk de Bielorrusia”), para diferenciar el lugar de Minsk Mazowiecki (“Minsk de Masovia”) en Polonia. Actualmente en polaco normalmente Minsk se utiliza para referirse a la capital de Bielorrusia, que es mucho más grande que Minsk Mazowiecki.
HISTORIA
LA FUNDACIÓN Y LA EDAD MEDIA
Tribus de eslavos orientales se asentaron en las colinas y bosques que ocupa actualmente la ciudad de Minsk en el siglo IX. Llegaron desde el sur, entrando en conflicto con las tribus bálticas. El valle del río Svislach fue ocupado por dos tribus: los krivich y los dregovich. El territorio fue reclamado por varios príncipes, pero hacia el 980 formaba parte del principado de Polatsk (la actual Pólotsk).
Se desconoce una fecha exacta de la fundación de Minsk. El lugar aparece mencionado por primera vez como “Mensk” en una crónica de 1067, que narra una batalla sangrienta entre los príncipes de Polatsk y Kiev a orillas del río Niamiha, afluente del Svislach. Minsk fue saqueada e incendiada por el ejército de Kiev. Posteriormente el asentamiento sería trasladado unos kilómetros hacia el sudoeste y reconstruido.
Este asentamiento reconstruido estaba centrado en torno a un fuerte de madera, rodeado por un foso inundado y un montículo de tierra. Este lugar se convertiría en la Zamchyshcha, o Ciudadela. También incluía una iglesia y varios barrios. Progresivamente el asentamiento se extendería hacia el sur del río Svislach. Artesanos y mercaderes construyeron casas y edificios de madera.
A principios del siglo XII el Principado de Polatsk se desintegró en varios feudos más pequeños. Un príncipe llamado Hleb Usiaslavavich fue proclamado Príncipe de Minsk, extendió la ciudad y construyó su primera iglesia de piedra. Durante el reinado del príncipe Hleb el asentamiento fue asediado en 1104 y 1115 por otros príncipes, pero consiguió resistir a los invasores.
El príncipe Hleb murió en 1119, y diez años después el principado de Minsk fue anexionado por Kiev. Sin embargo en 1146 los príncipes de Polatsk recuperaron Minsk, y en las décadas siguientes Minsk y Polatsk se enfrentaron por la hegemonía dentro del principado de Polatsk.
Antes de la fundación de Minsk, el territorio que ocuparía la ciudad estaba dominado por tribus de hombres lobo que a menudo perseguían y se enfrentaban con los vampiros ferales que se aventuraban en sus dominios. La llegada de los eslavos y la retirada de los bálticos terminó beneficiando a los no muertos. Se dice que un vampiro Nosferatu fue el primero en reclamar el asentamiento de Minsk, pero cualquier vampiro fue destruido cuando el asentamiento fue arrasado en 1067.
La primera presencia vampírica reconocida en Minsk fue la del príncipe Hleb, que fue Abrazado en el clan Tzimisce en 1119. Hleb pretendía convertir el asentamiento en la capital de un reino fuerte, y aunque vasallo de su sire Menesk, el príncipe de Polatsk, no tardó en romper sus vínculos y volverse contra él, comenzando un largo enfrentamiento entre ambos.
EL GRAN DUCADO DE LITUANIA
Minsk consiguió evitar la invasión mongola de 1237-1239, que arrasó varios principados rusos. Sin embargo, en los años posteriores sufrió las incursiones de los invasores nómadas, que convirtieron muchos principados en sus vasallos. Intentando evitar el yugo de los mongoles, el principado de Minsk buscó la protección de los príncipes de Lituania, y en 1242 Minsk se convirtió en parte del Gran Ducado de Lituania. La anexión fue pacífica y las élites de Minsk recibieron una elevada posición en el Gran Ducado.
En el año 1441 el príncipe Casimiro IV Jagellón de Lituania incluyó a Minsk en una serie de ciudades que recibieron privilegios. Durante el reinado de su hijo Alejandro Jagellón recibió más privilegios como ciudad. La ciudad era gobernada por un magistrado nombrado por uno de los gobernantes electos de la ciudad, normalmente uno de los nobles más influyentes.
En 1450 Minsk era una ciudades más grandes del Gran Ducado de Lituania, con una población estimada de unos 5.000 habitantes. Era una ciudad comercial importante y próspera, que se beneficiaba su localización en las rutas de comercio que unían Smolensk y Moscú en el este con Polonia y Europa Central en el oeste, y con Novgorod y Vilna en el norte. Diversos registros muestran que Minsk contribuía con grandes tributos al tesoro del Gran Ducado.
Esta importancia también atrajo a la ciudad invasores extranjeros. La ciudad fue atacada en 1505 por el ejército del Kan de Crimea y en 1508 por tropas del reino de Moscovia, que también arrasaron las proximidades de la ciudad, y regresarían en 1514 y 1519. Para restaurar la riqueza de la ciudad, el rey Segismundo II Augusto extendió los privilegios de la ciudad en 1552, permitiendo la celebración de ferias comerciales y cedió varios terrenos agrícolas a la ciudad.
El dominio de Minsk entró de lleno en la Guerra de los Príncipes durante la Larga Noche. El enfrentamiento entre el Príncipe de Minsk y el Príncipe de Polatsk se convirtió en el principal campo de batalla, al que arrastraron a otros Cainitas de la zona. Los diversos clanes se dividieron, apoyando a uno o a otro. No obstante, cuando los Caballeros de la Cruz Negra, al servicio del clan Ventrue, entraron en escena, consiguieron unificar al resto de Cainitas en su contra. La destrucción del Príncipe de Polatsk en 1298 hizo que su chiquillo reclamara su legado y venganza contra sus asesinos. El Príncipe Hleb consiguió rechazar a los Ventrue, y en 1382 diabolizó a Adolf de Lübeck, uno de los chiquillos de Hardestadt.
De esta manera, el Príncipe Hleb se convirtió en el más poderoso de los gobernantes Tzimisce de la zona, pero pronto tuvo que enfrentarse a una nueva amenaza. En su guerra contra los Ventrue, había Abrazado a numerosos chiquillos, y los había Juramentado por Sangre para garantizar su lealtad. Varios de ellos asistieron a la Noche de Kupala, en la que liderados por Lugoj el Quiebrasangre y Velya el Viviseccionista rompieron sus cadenas y se alzaron contra sus antiguos.
El Príncipe Hleb fue uno de los primeros en caer, devorado por sus propios chiquillos, en el año 1416. De esta manera Minsk, y gran parte de los dominios vecinos, se convirtieron en territorio de los Anarquistas Tzimisce y sus aliados, y el caos se extendió, a medida que las manadas de no muertos comenzaban a competir entre sí para repartirse los despojos.
Los Ventrue vieron con regocijo la caída de sus antiguos enemigos, y comenzaron a avanzar de nuevo. Otro chiquillo de Hardestadt, Dmitri de Moscú, recibió el encargo de extender la influencia del clan en los reinos del este de Europa. Dmitri creó una progenie entre la nobleza eslava, que estableció en los diversos principados rusos. Su objetivo era extender la influencia de los Ventrue, respaldada por la Camarilla, y acabar con la presencia de los Tzimisce y el Sabbat. De esta manera, la guerra entre las sectas y clanes se extendería de nuevo por Europa del Este, y el dominio de Minsk sufriría las consecuencias de las intrigas y luchas de los no muertos.
DESPUÉS DE LA UNIÓN DE LUBLÍN
En 1569 el Gran Ducado de Lituania y el Reino de Polonia se fusionaron, aunque ambas partes mantendrían autonomía legal, militar y social. Minsk quedó bajo la influencia polaca, atrayendo a burócratas, militares y artesanos del reino de Polonia, convirtiéndose en un importante centro cultural y comercial. Los mercaderes de Minsk exportaban madera, brea, hierro forjado, cristal y pieles. A los mercados de la ciudad llegaban sal, vino, especias, tejidos y metales a través del puerto fluvial del río Svislach, que conectaba Minsk con los mercados de Kiev y Smolensko.
Minsk también se convirtió en un centro importante para la Iglesia Ortodoxa, con siete cofradías religiosas. Sin embargo, bajo la influencia polaca crecieron en poder la iglesia católica en sus versiones romana y uniata. El gobierno polaco realizó donaciones para la construcción de nuevos monasterios e iglesias. Con la protección real, los judíos también comenzaron a asentarse en la ciudad, que en 1591 recibió su escudo de armas.
A principios del siglo XVII la ciudad de Minsk estaba dividida en la Verkhni Horad (ciudad alta), formada por barrios de piedra, rodeados por una muralla de tierra con fortificaciones. Más allá de los muros había otros dos barrios, el Traetskae suburb en la orilla izquierda del río Svislasch y el Rakauskaye suburb al oeste, en la ruta comercial a Vilna y Varsovia.
En el año 1654 Minsk fue conquistada por las tropas del zar Alejo de Rusia, que fue recuperada por el rey Juan II Casimiro Vasa de Polonia en 1667, tras una serie de encarnizadas batallas. A finales del siglo XVII, tras lo que se conoció como la época del Diluvio, en Minsk sólo quedaban unos 2.000 habitantes y unas 300 casas. Otras ciudades y pueblos de la zona también habían sido devastados por las sucesivas guerras. La segunda oleada de devastación se produjo durante la Gran Guerra del Norte, cuando Minsk fue ocupada entre 1798 y 1709 por los ejércitos del rey Carlos XII de Suecia y después por el ejército de Pedro el Grande Rusia. Minsk sufrió gravemente debido a la devastación de la guerra.
Durante el siglo XVIII la ciudad vivió una lenta reconstrucción. Hacia 1790 su población se encontraba en torno a los 7.000 habitantes, y poco a poco estaba alcanzando de nuevo el tamaño de 1654. En 1785 también se había introducido un consejo electo para el gobierno de la ciudad. Por esta época la mayor parte de los habitantes de Minsk eran polacos y judíos, con una minoría de bielorrusos, y también había una minoría de tártaros viviendo en Tatarskaya Slabada al noroeste de la ciudad.
Sin embargo, no todos los antiguos Tzimisce habían sido derrotados, y uno de ellos recogió el guante del desafío de Hardestadt y los Ventrue germánicos: Hedeon Iaroslavich. Aunque no simpatizaba con los Anarquistas y el naciente Sabbat, veía en ellos una herramienta útil para oponerse a sus enemigos. Pronto comenzó a manejar a sus peones contra los de Dmitri y sus partidarios, utilizando la política mortal e inmortal para conseguir sus objetivos. Las guerras entre Polonia, Rusia y Suecia no sólo arrastraron a los mortales, sino que los Cainitas los siguieron como carroñeros. En ocasiones había ataques directos, pero ningún bando conseguía imponer del todo, al menos durante los largos siglos que siguieron.
Ivanka, la Bruja de los Cráneos, surgió entre las cenizas de los Tzimisce de Minsk, alzándose a través de su habilidad y la diablerie. Pronto reunió a su alrededor a los Cainitas del Sabbat, formando la Manada de los Cortadores de Cabezas, que hicieron honor a su nombre decapitando a Dmitri el Joven, chiquillo de Dmitri de Moscú, cayendo sobre él por sorpresa.
La respuesta de los Ventrue moscovitas fue feroz. Persiguieron a los Tzimisce a sangre y fuego, y en medio de la batalla entre ambos, la tierra sufrió. Además de sufrir sucesivos asedios y conquistas, la ciudad de Minsk también fue atormentada por las depredaciones de los Cainitas, que sembraron el terror entre los mortales, creyendo que plagas, bestias salvajes o la cólera de Dios habían caído sobre ellos. Entre las calamidades del día y de la noche, la ciudad apenas creció durante siglos, como un hueso disputado por varios perros hambrientos.
Pero en 1727 Ivanka fue finalmente destruida, y su manada diezmada. Los escasos Cainitas del Sabbat que sobrevivieron se desperdigaron o huyeron. Aunque parecía que los Ventrue y la Camarilla habían alcanzado la victoria, lo cierto es que el dominio no fue reclamado formalmente hasta finales del siglo XVIII. Quienes aspiraban a gobernar el dominio de Minsk no sólo temían ser asesinados por Cainitas ocultos, sino que además la ciudad era demasiado pequeña y no resultaba demasiado atractiva a pesar de su potencial.
EL GOBIERNO DE RUSIA
Minsk fue anexionada por Rusia en 1793 como consecuencia de la Segunda Partición de Polonia. En 1796 se convirtió en el centro de la Gobernación de Minsk. Todos los nombres de las calles fueron sustituidos por nombres rusos. Cuando el ejército de Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, invadió Rusia, Minsk fue brevemente ocupada por los invasores en 1812.
A lo largo del siglo XIX Minsk comenzó un crecimiento significativo. En la década de 1830 las principales calles y plazas de la ciudad fueron pavimentadas y adoquinadas. La primera biblioteca pública abrió sus puertas en 1836, y el primer servicio de bomberos estuvo activo desde 1837. En 1838 comenzó a circular el primer periódico local: Minskiye gubernskiye vedomosti (“Noticias de la gobernación de Minsk”). El primer teatro fue establecido en 1844.
Hacia 1860, Minsk se había convertido en una importante ciudad comercial, con una población de unos 27.000 habitantes. Las casas de piedra de la ciudad alta comenzaron a convertirse en edificios de ladrillo de varios pisos.
El desarrollo de la ciudad fue acompañado de mejoras en el transporte. En 1846, la carretera Moscú-Varsovia atravesó Minsk, y en 1871 una línea de ferrocarril fue construida entre ambas ciudades. En 1873 se añadió una nueva línea ferroviaria entre la ciudad ucraniana de Romny hasta el puerto de Libava en al Báltico. Así Minsk se encontró en el centro de un importante sistema ferroviario que también unía industrias importantes. El suministro municipal de agua fue introducido en 1872, el teléfono en 1890, el tranvía de caballos en 1892 y el primer generador eléctrico en 1894.
Hacia 1900, en Minsk había unas 58 fábricas que daban empleo a 3.000 trabajadores. En la ciudad también había teatros, cines, periódicos, colegios e institutos, así como numerosos monasterios, iglesias, sinagogas y una mezquita. Según el censo ruso de 1897, la ciudad tenía 91.494 habitantes, de los cuales 47.561 eran judíos.
Para muchos Vástagos, que desconocen la agitada historia medieval y moderna de Minsk, la historia vampírica de Minsk comienza en el año 1795. Grigory Alexeyevich Lopukhin, que en vida había sido un oficial del ejército ruso, y había sido Abrazado por los Ventrue moscovitas, fue enviado a Minsk con la intención de que asentara la presencia de la Camarilla en el lugar, hasta el momento nominal, y especialmente que impidiera que el dominio se convirtiera en un refugio para los enemigos de la secta. Grigory se estableció en la ciudad, que encontró desierta de la presencia de otros no muertos, o al menos eso afirmó.
Su primera prueba de fuego tuvo lugar en 1812, con la llegada de las tropas napoleónicas. Grigory tuvo la prudencia de mantenerse al margen, aunque se alimentó bien de los soldados franceses. Sin embargo, pudo comprobar que con ellos viajaba Zalman, un vampiro del clan Brujah procedente de Cracovia, y que actuaba como intérprete para los invasores.
Grigory y Zalman se encontraron, y aunque al principio parecía que iba a producirse un enfrentamiento entre ambos, Zalman se mostró conciliador, reconociendo la autoridad del Príncipe de Minsk. Durante las noches siguientes ambos mantuvieron una animada conversación, pues Zalman había viajado por el Imperio Germánico y Polonia. Aunque Zalman se marchó poco después, acompañando a los franceses, regresaría un año después y se convirtió en consejero de Grigory.
Zalman tenía una mentalidad ilustrada frente al pragmatismo de Grigory, más hábil en asuntos militares. Con su consejo, el Príncipe favoreció el progreso de su dominio. Aunque sería exagerado decir que Zalman inspiró la mayoría de los avances que tendrían lugar durante las décadas siguientes, por lo menos él y Grigoy las fomentaron, con el objetivo de modernizar y traer el progreso a la ciudad de Minsk. Mientras el Príncipe ejercía su influencia sobre las autoridades, Zalman establecía sus contactos entre la floreciente población judía.
Pronto la ciudad pudo sustentar a un puñado de Vástagos, dirigidos por el Príncipe Grigory. Hacia finales del siglo XIX el gobierno de la Estirpe de la ciudad estaba en manos de tres Vástagos: el Príncipe, Zalman, y Olga Volchetskaya, una bailarina de ballet del clan Toreador, que había llegado en 1885, huyendo de su controlador sire. A su vez, el dominio de Minsk se convirtió en el principal centro de la Camarilla en la zona, reconocido por otros Vástagos que vivían en otras poblaciones más reducidas, sobre todo de los clanes Gangrel y Nosferatu. Hacia 1889 se produjo un ataque por parte de vampiros desconocidos, pero los Vástagos de Minsk consiguieron sobrevivir.
LA GRAN GUERRA
A principios del siglo XX, Minsk era el principal centro para los movimientos obreros de la zona, así como para el nacionalismo bielorruso. El estallido de la Primera Guerra Mundial afectó de lleno a la ciudad, que de improviso se encontró en plena línea del frente. Algunas fábricas fueron cerradas y muchos de sus habitantes fueron evacuados hacia el este. El ejército ruso estableció su cuartel general en Baranovichi y Mogilev, disponiendo la preparación de hospitales militares y bases de suministros para las tropas. Los civiles también fueron movilizados para trabajar para el esfuerzo de guerra.
Tras la caída de la monarquía rusa en 1917, en marzo de este año varias organizaciones nacionalistas bielorrusas se reunieron en Minsk para exigir más autonomía para Bielorrusia dentro de la nueva República Rusa. En julio se celebró un congreso de organizaciones y partidos que crearon la Gran Rada Bielorrusa. En octubre, el estallido de la revolución también tuvo un efecto inmediato en Minsk, formándose un soviet de trabajadores y soldados descontentos en la ciudad. Al mismo tiempo, los nacionalistas bielorrusos comenzaron a discutir la creación de un estado de Bielorrusia, creando un consejo de representantes campesinos, obreros y soldados, con miras a la formación de una asamblea.
La independencia de Bielorrusia fue impulsada tras la ocupación alemana de Minsk en febrero de 1918. El 25 de marzo se proclamaba la República del Pueblo Bielorruso. Sin embargo, en diciembre Minsk era conquistada por el ejército rojo y en enero de 1919 se proclamaba la República Socialista Soviética de Bielorrusia. La ciudad fue ocupada por los polacos en agosto, siendo disputada de nuevo por los soviéticos. Sin embargo, tras la Paz de Riga en 1921, Minsk fue entregada a la Unión Soviética.
Durante los años de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, y la guerra entre Polonia y la Unión Soviética, Minsk sufrió daños importantes, pero pronto comenzó su reconstrucción. En 1924 había 29 fábricas operativas; escuelas, museos, teatros y bibliotecas abrían de nuevo sus puertas. En 1924 se inauguró la Universidad del Estado Bielorruso. En 1929 comenzó a funcionar el primer tranvía eléctrico y en 1934 el primer aeropuerto de Minsk.
Durante este período Minsk también se convirtió en el centro del nacionalismo bielorruso, que fomentó la cultura en el nuevo estado. Hacia 1935 la República Socialista Soviética de Bielorrusia era prácticamente bilingüe, siendo el bielorruso el principal lenguaje de periódicos, teatros y educación, aunque hacia finales de la década se llevó a cabo una política de rusificación.
Si Zalman había demostrado ser un excelente consejero en tiempos de paz, el Príncipe Gregory demostró su valía en tiempo de guerra. Se coordinó con sus compañeros del clan Ventrue, y desplegó a su progenie en el ejército ruso. Grigory sabía bien que sus enemigos pronto utilizarían el conflicto para debilitar su poder y atacar su dominio, y no se equivocaba. Varios Cainitas del Sabbat se movían a lo largo de la línea del frente, realizando ataques relámpago contra los Vástagos de la Camarilla. Gracias a la previsión de Grigory, varios de esos ataques fueron neutralizados.
En 1917, el Príncipe Grigory sufrió un ataque contra su persona. Olga Volchetskaya resultó ser una espía del clan Tzimisce, que se había infiltrado en su entorno tras eliminar a la auténtica Olga hacía décadas. Estuvo a punto de asesinar al Príncipe, pero Zalman se interpuso para protegerlo, cayendo en letargo.
La Revolución Rusa privó a Grigory de muchos de sus apoyos entre los Ventrue rusos. Varios miembros importantes del clan cayeron durante la revolución, y se formó un Consejo del clan Brujah en Moscú que dirigió una purga de sus oponentes. El Príncipe Grigory intentó mantener su poder en Minsk, tratando de conseguir nuevos aliados en Polonia, Hungría y Alemania. Sin embargo, finalmente en 1921 se vio forzado a huir, y los Brujah soviéticos asumieron el poder. Daniil Mikhailovich Záitsev tomó el poder y proclamó la lealtad del dominio de Minsk al Consejo Brujah soviético.
Los Brujah asumieron el control de la ciudad, aunque la mayoría de los opositores a su dominio ya hacía tiempo que habían huido, y los pocos Vástagos que permanecieron aceptaron la autoridad soviética, especialmente Gangrel y Nosferatu, que en gran parte se habían mantenido al margen durante el gobierno del Príncipe Grigory.
En 1925 el consejero Zalman despertó de su letargo, y aceptó colaborar con los Brujah soviéticos, utilizando su conocimiento para fomentar la prosperidad de la ciudad. No obstante, a Zalman le preocupaba la situación de la comunidad judía bajo el gobierno soviético, y en secreto comenzó a contactar con el Príncipe Grigory, exiliado en Berlín.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
A finales de la década de 1930, Minsk se convirtió en el centro de la represión comunista en Bielorrusia. Miles de habitantes de la ciudad fueron asesinados por las autoridades, especialmente intelectuales judíos, polacos, y también nacionalistas bielorrusos. En 1939, la ciudad había superado los 300.000 habitantes.
El 22 de junio de 1941 los alemanes invadieron la Unión Soviética en la Operación Barbarroja y Minsk fue bombardeada en el primer día de la guerra y conquistada cuatro días después. Sin embargo, algunas fábricas, museos y miles de civiles consiguieron ser evacuados hacia el este antes de la ocupación de la ciudad.
Los alemanes convirtieron Minsk en el centro administrativo del Reichskomissariat Ostland y reprimieron cruelmente a la población. Los comunistas y sus simpatizantes fueron asesinados o encarcelados; miles fueron condenados a trabajos forzados, tanto en la ciudad como trasladados a Alemania en régimen de esclavitud. Varios edificios fueron expropiados para alojar a los ocupantes alemanes. Miles de civiles pasaron hambre debido al racionamiento de alimentos y la escasez salarial.
Al mismo tiempo, algunos nacionalistas bielorrusos apoyaron a los alemanes, esperando crear un estado nacional bajo el protectorado de Alemania, y como resultado, la ciudad se dividió. Por su parte, los comunistas organizaron una resistencia partisana contra los ocupantes.
La población judía de Minsk fue reagrupada por los nazis en uno de los mayores guetos, donde fueron reunidos más de 100.000 judíos. A medida que más judíos eran trasladados al gueto, los judíos residentes eran asesinados. Más de 2.000 judíos fueron asesinados el 7 de noviembre de 1941; en julio de 1942, más de 30.000. Decenas de miles fueron trasladados a los campos de concentración o asesinados, y al terminar la guerra sólo había sobrevivido un puñado.
Durante la Operación Bagratión, la ofensiva de las tropas soviéticas reconquistó Minsk el 3 de julio de 1944. Los ocupantes nazis opusieron una resistencia encarnizada al avance de los soviéticos, dejando la ciudad en ruinas. Las fábricas, los edificios municipales, las estaciones eléctricas, puentes, la mayoría de las carreteras y un 80% de las viviendas habían sido reducidos a escombros. Algunas iglesias que habían sobrevivido a los estragos de la guerra fueron demolidas por orden de las autoridades soviéticas. En 1944 la población de Minsk había sido reducida por debajo de los 50.000 habitantes, y la mayoría de de ellos (especialmente los judíos) habían huido o sido asesinados.
La invasión nazi fue acompañada por el Príncipe Grigory, que había creado una progenie y había obtenido el favor de varios Ventrue alemanes, decididos a derrotar la amenaza del comunismo y de sus parásitos Brujah. La acción del Príncipe se vio favorecida por Zalman, su antiguo consejero, que traicionó a los Brujah de Minsk. Su líder Daniil Záitsev, fue capturado y ejecutado, junto con varios de sus camaradas.
Zalman volvió a ocupar su posición como consejero del Príncipe Grigory, restaurado en su antiguo dominio. Sin embargo, pronto comenzaron las desavenencias entre ambos. Zalman había esperado que el Príncipe protegiera a la población judía de Minsk, y de hecho el Príncipe le cedió su autoridad en lo que respectaba a los judíos. Ante los ataques de los nazis, Zalman aceptó de mala gana la creación del gueto en la ciudad, pero cuando contempló horrorizado cuál era el verdadero propósito de los nazis, se dio cuenta del alcance de su error.
Zalman intentó detener a los nazis, pero varios de los aliados Ventrue del Príncipe se lo impidieron, y de no haber sido por el propio Príncipe, posiblemente lo hubieran destruido. Desesperado, Zalman se infiltró dentro del gueto de Minsk, y se suicidó prendiéndose fuego durante el día y saliendo a los rayos del sol.
Privado de su consejero y amigo, el Príncipe Grigory pasó varios días de luto, y cuando uno de sus chiquillos alardeó de que “por fin nos hemos deshecho de ese Brujah judío” lo golpeó hasta dejarlo en letargo. Nadie se atrevería a insultar la memoria de Zalman ante el Príncipe.
Durante el resto de la guerra, el Príncipe y los Ventrue de Minsk gobernaron la ciudad con mano de hierro. Una coterie de Brujah y Nosferatu soviéticos, apoyados por partisanos Gangrel, llegaron a principios de 1944, preparando el paso para los soldados mortales. Hubo una serie de escaramuzas entre los partidarios del Príncipe y los Vástagos soviéticos, pero finalmente el ejército mortal marcó la diferencia. Los Ventrue nazis y sus partidarios terminaron huyendo. Sólo el Príncipe Grigory permaneció, terrible y taciturno en su refugio. Cuando los Brujah soviéticos llegaron hasta él, sólo encontraron señales de una encarnizada lucha y un montón de ceniza. Nunca se supo quiénes habían sido sus asesinos, aunque se cree que se trató de cazadores mortales.
Yuri Vladimirovich Gerasimov se convirtió en el nuevo líder de los Vástagos de Minsk. La mayoría de ellos pertenecían a los clanes Brujah, Gangrel y Nosferatu.
RECONSTRUCCIÓN
Después de la Segunda Guerra Mundial, Minsk comenzó a ser reconstruida, aunque asumiendo un paisaje distinto al período anterior. El centro histórico fue sustituido por edificios de estilo estalinista, y amplias avenidas y plazas. Al mismo tiempo, la ciudad crecía rápidamente debido a la industrialización masiva en las décadas de 1960 y 1970, un período que fue conocido como Fenómeno Minsk, en el que se construyeron numerosas fábricas e instituciones de investigación, creando trabajadores muy profesionales. La ciudad se convirtió en un centro científico y de fabricación de camiones, tractores, frigoríficos, televisiones, equipo militar, instrumentos ópticos, etc. Se creó la Academia Bielorrusa de las Ciencias, docenas de institutos académicos y científicos, y varias universidades.
La población de Minsk superó el millón de habitantes en el año 1972 y 1.5 millones en 1986, gracias a la inmigraciones en masa de jóvenes trabajadores procedentes de las zonas rurales de Bielorrusia y de otros lugares de la Unión Soviética. Los pueblos adyacentes a la ciudad fueron absorbidos y reconstruidos como mikroraions, barrios de apartamentos y dormitorios. El barrio de Chyzhouka fue construido en la década de 1960, Serabranka, Zahad, Kurasoushchyna, Puadnyovy Zahad y Uskhod en la década de 1970, Kuntsaushchyna, Malinauka y Uruchcha en la década de 1980.
Para unir los nuevos barrios con el centro de Minsk se desarrolló el transporte público a partir de buses, trolebuses y tranvías, y a partir de 1984 un sistema de metro. La carretera circular de Minsk fue construida para liberar el creciente tráfico y el Aeropuerto Internacional fue construido en 1982.
Sin embargo, Minsk no permaneció ajena a la creciente crisis económica y social que se produjo en la Unión Soviética a finales de la década de 1980. De nuevo Minsk se convirtió en el centro del nacionalismo bielorruso. Hubo manifestaciones y protestas exigiendo recuperar el uso de la lengua bielorrusa y otras reformas. A finales de 1990 hubo una inesperada huelga de miles de trabajadores que exigían reformas económicas y políticas.
El Camarada Yuri Gerasimov formó el Consejo de Bielorrusia, en el que se sentaron Vástagos comunistas. Aunque otros clanes, Gangrel y Nosferatu, estaban representados, los Brujah conservaban la mayoría. Hanna Borowski, la representante Gangrel, se convirtió en la voz crítica del Consejo, acusando a sus compañeros de no ser mejores que los Vástagos “burgueses” a los que tanto despreciaban. Como pasaba poco tiempo en Minsk, donde a menudo era recibida con burlas y risas, era considerada una diversión, aunque Yuri exigía respeto. Hacia 1960, la presencia de Hanna y de los Gangrel en el Consejo era cada vez más efímera, prefiriendo la periferia de Minsk y otros lugares de Bielorrusia.
El “Camarada Ratón”, un guerrillero veterano, era el representante del clan Nosferatu en Minsk. Siempre apoyaba las decisiones del Camarada Gerasimov, y en la década de 1984 se le concedió el metro de la ciudad como su dominio exclusivo.
Aunque el Consejo de Minsk asumió el éxito de la prosperidad de la ciudad como un mérito propio, gracias a sus directrices, lo cierto es que los Vástagos influyeron poco en el “Fenómeno Minsk.” Más a menudo se dedicaban a parasitar las instituciones, pero en general dejaban que la ciudad creciera por si sola, dejando a los mortales a su libre albedrío. Sólo a finales de la década de 1980 el Consejo intervino para tratar de frenar el ascenso del nacionalismo bielorruso, pero para entonces ya era demasiado tarde. El descontento se había acumulado durante décadas, y sólo necesitaba una oportunidad para estallar.
UNA NUEVA DICTADURA
A medida que la Unión Soviética se desintegraba con la caída del comunismo, los líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania se reunieron para negociar. El parlamento bielorruso proclamó la soberanía de la república en 1990 y finalmente proclamó la independencia de la República de Bielorrusia el 25 de agosto de 1991. Sin embargo, la independencia llegó acompañada de una intensa crisis económica y un elevado desempleo. Tras las elecciones de 1994 fue elegido el primer presidente de la nueva república: Aleksandr Lukashenko, que de inmediato comenzó a centralizar el poder y desarrollar un gobierno autoritario, continuando varios políticas soviéticas que limitaban la libertad de prensa y las libertades individuales. Aleksandr Lukashenko fue nuevamente elegido en las sucesivas elecciones de 2001, 2006, 2010 y 2015, aunque los organismos internacionales negaron validez a las mismas, debido a las limitaciones de libertad de prensa y de la oposición al gobierno, lo que llevaría a la imposición de sanciones internacionales, que acrecentaron la crisis y provocaron una mayor dependencia económica de Rusia.
A finales de la década de 1990 la crisis económica comenzó a remitir, con mejoras en el transporte y la construcción. En las afueras de Minsk fueron construidos nuevos microraions y se extendieron las líneas de metro y las carreteras, aunque la mayor parte de este desarrollo fue financiado por el gobierno.
En las décadas siguientes el gobierno de Bielorrusia sufrió una dependencia cada vez mayor de las inversiones de la vecina Rusia, pero el control de la economía bielorrusa provocó una nueva crisis económica en 2011. Ese mismo año hubo un atentado en el metro de Minsk, en el que murieron 15 personas y hubo más de 200 heridos. Aunque dos personas fueron arrestadas y ejecutadas como responsables del ataque, nunca quedó aclarado cuáles eran sus objetivos o motivaciones.
El autoritarismo de Aleksandr Lukashenko fue contestado por sucesivas manifestaciones, que fueron progresivamente reprimidas y dispersadas. Se emitieron mítines revolucionarios en los canales de radio locales, que fueron silenciados. La Marcha por la Libertad del 16 de agosto de 2020 se celebró en Minsk, protestando contra la nueva victoria electoral de Lukashenko, y llegó a reunir a unas 500.000 personas. Más de 1.000 personas fueron arrestadas.
El gobierno de Bielorrusia no es reconocido internacionalmente, salvo por Rusia y sus aliados. El país ha recibido nuevas sanciones internacionales por las elecciones amañadas y la opresión política de las protestas. En el año 2022 se impusieron nuevas protestas debido a la postura del gobierno bielorruso durante la invasión de Ucrania, aislando Bielorrusia de los mercados internacionales.
El Consejo de Bielorrusia fue afectado por la crisis que afectó al país durante la caída de la Unión Soviética. El Camarada Yuri Gerasimov viajó en 1990 a Moscú para asistir a una reunión de emergencia del Consejo Brujah y nunca regresó. El Consejo de Bielorrusia se reunió para hacer frente a las inquietantes noticias y rumores, y asumir la política ante las exigencias de los nacionalistas bielorrusos. Sin embargo, el 17 de diciembre de 1990, la sede del Consejo fue tomada por el Camarada Ratón y varios Vástagos del Clan Nosferatu, que acabaron con los Brujah tras una encarnizada batalla.
El autoproclamado “Príncipe Ratón” abrió la ciudad a otros clanes. Sergei Yermachenka, del clan Ventrue, un bielorruso exiliado, y Hanna Borowski, del clan Gangrel, fueron aceptados, mientras respetaran su autoridad. Los Brujah fueron perseguidos y expulsados de Minsk por “haber traído el comunismo.” Durante varios meses, los Vástagos del clan fueron cazados y diabolizados con impunidad.
El Príncipe Ratón y sus partidarios gobernaron Minsk con mano de hierro. Aunque en otros dominios permitieron que otros clanes asumieran la autoridad, dejaron bien claro que el verdadero poder se encontraba en manos de los Nosferatu. Circularon terribles rumores sobre lo que estaba ocurriendo, sobre la presencia de la anciana bruja caníbal, Baba Yaga, que había asumido el control de Rusia. Hubo quienes intentaron contactar con la Camarilla o los Vástagos de otros países, pero simplemente desaparecieron. El Vínculo de Sangre se convirtió en un castigo muy común.
Y entonces, en 1999, el Príncipe Ratón y los Nosferatu desaparecieron. En su lugar se encontraron varios montones de ceniza y sal. Parecía que algo estaba “cazando a las ratas” de forma hábil e implacable. En ese vacío de poder, Sergei Yermachenka se proclamó Príncipe de Minsk, proclamando la ciudad como dominio de la Camarilla. Por su parte, Hanna Borowski afirmaba que su clan no reconocía la autoridad de la secta, y asumió el liderazgo del Movimiento Anarquista en Bielorrusia.