RAGNAROK

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DRAMATIS PERSONAE

DR. LIDIA PENYARROJA ROMERO

TRIBU: Moradores del cristal.

AUSPICIO: Theurge.

“En pleno siglo XXI, nadie debería pasar hambre. La humanidad ha domado el rayo, quebrado el acero, doblegado al átomo y, sin embargo, día tras día hombres, mujeres y niños mueren fruto de la desnutrición. Si algo nos ha enseñado la invasión de Ucrania, además de que el poder absoluto sigue corrompiendo absolutamente, es lo frágiles que son las cadenas de suministro del grano y como la subida de los precios ha provocado una enorme escasez de recursos en los países más pobres, que apenas podían alimentar a su población, mientras otros estados seguían especulando.

Nosotros tenemos la solución, una solución que podría acabar con el hambre en unas pocas generaciones, que podría ser la revolución verde que tanto tiempo estábamos esperando y que, sin embargo, ha llevado a que mis camaradas me hayan dado la espalda. Los alimentos transgénicos son resistentes a las plagas, a los insectos, a las altas temperaturas, hemos conseguido mediante la ciencia lo que ni la política, ni la violencia salvaje ha logrado.

La biotecnología es el futuro. La peste o la plaga no podrá corromper nuestra obra. Los antivacunas y homeópatas de otras tribus podrán rabiar y protestar, llenarse la boca de sinsentidos en torno al equilibrio del ecosistema y los chakras, pero somos nosotros, los que moramos entre cristal, los que salvaremos a la Tierra y a la humanidad que habita en ella.”

La Dr. Penyarroja es una científica brillante que trabaja para diversas universidades y empresas y que ha logrado importantes avances en biotecnología aplicada al cultivo de alimentos transgénicos resistentes a las plagas y del cultivo de semillas fértiles en suelos áridos. Sin embargo, el éxito profesional y académico no le han granjeado una gran popularidad y es vista con desprecio por organizaciones ecologistas y por la mayoría de garou de la ciudad, que consideran que sus descubrimientos se encuentran al servicio de La que teje en acero.

Su aislamiento, incluso entre los que podrían entenderla, le ha llevado a cerrarse en sí misma y sobrevalorar su propia importancia, comportándose de forma arrogante incluso con aquellos que podrían ser sus amigos. Actualmente, se encuentra absolutamente centrada en un nuevo proyecto, un fruto capaz de crecer en el desierto o en la más absoluta oscuridad y los otros licántropos creen que está yendo más allá de la biotecnología y vinculando poderosos espíritus de la fertilidad a su nueva obra.

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CARLOS Y PAULO SOLER - LOS DIOSCUROS

TRIBU: Guardia del venado.

AUSPICIO: Ahroun (Carlos) y Ragabash (Paulo).


“Ningún ser humano o ningún garou es capaz de ganar por sí solo la guerra contra la muerte, contra la plaga. Y tampoco la violencia, la rabia y el frenesí lograrán detener el apocalipsis climático. No. Es la humanidad la que tiene, todavía, la oportunidad de cambiar el curso de la historia y somos nosotros los que debemos inspirarla con nuestro liderazgo, con nuestro sacrificio y con nuestra esperanza.” Carlos Soler.

“Somos extraños a los humanos, somos extraños a los lobos, a la vida salvaje, vivimos atrapados entre dos mundos sin pertenecer a ninguno, sin forma parte de manadas y sociedad que sienten instintivamente nuestra extrañeza. Precisamente por ello, nosotros dependemos más que nadie de nuestra familia, de nuestra tribu, de nuestros hermanos.” Paulo Soler.

El hallazgo de un nuevo garou es todo un acontecimiento, un halo de luz en el oscuro horizonte que espera a los licántropos. Por este motivo, cuando los sabios de la tribu anunciaron el descubrimiento de dos nuevos cambiaformas en una misma noche, pocos podían creerlos. Pero así fue, envueltos en las brumas los demioscuros fueron encontrados.

Los gemelos habían crecido en una institución del gobierno para hogares de acogida y nunca habían conocido a sus padres biológicos. Y, no obstante, mostraban un aplomo y una capacidad de resiliencia que calentaba los corazones del resto de la manada, inspirándoles a seguir luchando por la causa.

Durante los años siguientes a su cambio los hermanos fundaron un refugio para familias en situación de desprotección, formaron una ONG (Cambiamos) y lideraron el activismo político de parte de la ciudad descontenta con el status quo. Además, algunos garou creen que juntos abatieron a una retorcida criatura oculta entre los callejones más infames de la ciudad.

Poco a poco, su leyenda fue creciendo, convirtiéndose en todo un referente para el resto de guardianes del venado. Jóvenes de distintas tribus veían en ellos una esperanza que contrastaba con el fatalismo y la desidia de los ancianos.

Sin embargo, más allá de su parecido físico y la defensa de los mismos intereses, sus métodos no podían ser más distintos y, a menudo, entraban en conflicto en relación a cómo lograr sus objetivos. El ahroun se comportaba con nobleza e idealismo, tratando de liderar con el ejemplo, mientras que el ragabash actuaba de forma cínica y taimada, usando la duplicidad y la manipulación, incluso, de sus potenciales aliados.

Con el paso de los años, el distanciamiento fue inevitable, llevando al hermano menor a abandonar la ONG, dejar el refugio y desaparecer. Desde entonces, sin una mitad para templar a la otra, ambos han descendido en una espiral de autodestrucción que amenaza con arrastrar todo aquello por lo que han luchado.

Ha pasado mucho tiempo, pero aquellos que los conocen saben que fue un caso especialmente duro y complicado, el de un menor que había llegado al refugio, el que acabó de quemar por completo a Paulo, provocando que perdiera la fe en aquello que estaban haciendo. Si alguien fuera capaz de curar las profundas heridas de esa víctima, demostrando que vale la pena luchar por cada caso, por cada persona, quizás podría traerlo de vuelta y devolver a la acción a los dioscuros.

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SERRA

TRIBU: Concilio fantasma.

AUSPICIO: Galliard.

"Cada accidente, cada muerte, deja una herida en la memoria colectiva de la ciudad. Cada tragedia deja un poso en el inconsciente, bajo el asfalto de la superficie. En esta tierra, las heridas siguen abiertas, las vías se llenaron de sangre y metal ardiente, aún se puede escuchar el aullido metálico del tren fantasma en los túneles sin luz.

Y cuando la sociedad le da la espalda a la memoria, cuando la burocracia trata de enterrar el dolor bajo el peso de su corrupción, ahí estaré yo, para sacar de las tumbas los huesos quebrados de las víctimas que el mundo ha dejado atrás."

La fosa 112, la estación sin nombre y casi cualquier cementerio son los lugares que frecuenta Nieves Serra Villar. La historiadora conoce cada secreto del pasado oscuro de la ciudad, sabe dónde descansan los prisioneros fusilados y a qué manos fue a parar el dinero manchado de sangre. Muchos creen que son los propios espíritus sin reposo los que hablan con la fantasma, buscando reparación y venganza de aquellos que arruinaron sus vidas. Otro saben que son las incansables horas investigando los archivos los que le han proporcionado un conocimiento casi perfecto de todo cuanto ha ocurrido.

Pero su labor no se limita a descubrir la verdad, Serra necesita darle utilidad a este conocimiento y lo consigue mediante cantos, poemas y elegías que recita en las ceremonias de la tribu. Su tono, sin embargo, no es sombrío, ni taciturno, sino que muestra indignación y esperanza ante el dolor, llamando a la acción contra los descendientes de burgueses, aristócratas y monarcas que se han abierto paso hasta la cima robando y asesinando y que ahora escupen entre sus dientes discursos sobre la cultura del esfuerzo.

Pese a formar parte de varias asociaciones feministas o sobre de memoria histórica, Serra pocas veces acude a una concentración o manifestación. Cuando está rodeada de personas, siente que le hierve la sangre y cuando tiene ante ella los uniformes de aquellos hombres y soldados que reprimieron a su pueblo durante cuarenta años, apenas puede contenerse. De hecho, pocos lo saben, pero la vieja loba ya tuvo un problema serio de autocontrol que le llevó a atacar a los antidisturbios, dejando un rastro de huesos rotos a su paso y a dos de ellos en coma.

La historiadora tiene un objetivo entre manos, encontrar y retirar discretamente los restos de un garou, su abuelo biológico, asesinado durante la guerra civil. Serra cree que a través de sus huesos o cenizas podría llegar a contactar con su espíritu y descubrir que ocurrió con la manada de este poderoso guerrero. El problema es que el cráneo de este héroe caído en combate parece haber caído en manos de la tribu consumida por la Rabia, que lo reclama como uno de los suyos.

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MARC FALCÓ

TRIBU: Colmillos plateados.

AUSPICIO: Philodox.

"No podemos dejar que la rabia domine nuestro mundo. Nos hemos convertido en animales, tan enfurecidos por el dolor que nos rodea que no somos capaces de encontrar soluciones más allá de la violencia. Pero si queremos que haya un cambio, que sea significativo y que sea permanente, hemos de luchar desde dentro del sistema para reformarlo."

Los Falcó eran una familia de rancio abolengo de la burguesía valenciana, de modo que Marc creció rodeado de todo tipo de lujos y comodidades. Pese a todo, nada llenaba el vacío que le producía todo aquel materialismo, las falsas sonrisas de las cenas de verano en el club naútico, el fingido interés por la filantropía de su padre o las misas de domingo a las que asistían con trajes que podrían dar de comer a una familia durante meses. Marc creció en una jaula dorada, una vida que le empujaba a convertirse en empresario, tenista de élite o político, como sus hermanos.

Pero había algo más, detrás de aquella falsa vida de cartón piedra sabía que se encontraba el mundo real y el primer cambio fue el último empujón que necesitaba para dejar atrás su acomodada casa. Se licenció en derecho, ingresó en la fiscalía y se dedicó a luchar por la justicia social desde el sistema judicial, participando en varias investigaciones que, finalmente, concluyeron en la trama Gurtel, destapando los mayores casos de corrupción política y urbanística que había visto jamás la sociedad levantina.

No obstante, los años no pasan en balde, Marc Falcó se acerca a los 50 y se encuentra más desgastado que nunca, testigo de cómo el dinero y la corrupción son capaces de alcanzar, incluso, a los jueces. Ha llegado su momento más amargo, pues el dossier abierto que mantiene sobre su mesa revela un caso más de cohecho y corrupción que no sólo implica a las más altas instancias del gobierno, sino también a su propia familia.

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LLUNA DE SORRA

TRIBU: Hijos de Gaia.

AUSPICIO: Theurge.

"Los espíritus están hambrientos."

LLuna de sorra recuerda poco de su primera vida, antes del cambio. Las cosas eran más sencillas, corría con la manada, se escondía de los humanos, hundía sus dientes en la carne de sus presas. El primer cambió le llegó en circunstancias trágicas, cuando un grupo de ganadores tomaron las armas para diezmar la población de lobos, acabaron con cientos de ellos, entre los cuáles se encontraban los hijos e hijas de LLuna de sorra.

Envuelta en sangre humana, cambió y descubrió con horror que se había convertido en una bestia, en un ser humano. La garou huyó rápidamente hacia el este, dejando atrás sus viejos territorios de caza, tras muchas noches de dolor y duelo llegó hasta el mar Mediterráneo y escuchó, por primera vez, la canción de las olas y sintió que era un bálsamo para su corazón.

LLuna de sorra es la guardiana del túmulo de la dehesa y se comunica con los espíritus del lago, del mar y de la arena con una naturalidad que pocos garou son capaces de comprender. Con el paso de los años ha logrado domar su rabia e integrarse en la sociedad de los garou, pero ciertos disparadores, especialmente la violencia contra niños y animales, la convierten en una salvaje guerrera cuya ira no conoce límites.

La lupus está en contacto permanente con la umbra y sus espíritus, liderando las ceremonias y rituales, cuando la ocasión lo requiere. Y, a menudo, es la guía espiritual de los escasos nuevos garou que nacen en estos tiempos de tanta zozobra. A veces desaparece algunos días, cuando no está en el túmulo o explorando la umbra, es posible encontrarla nadando en el lago o hundiendo sus patas en la arena.

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EL TÚMULO DE LA DEHESA

Siguiendo caminos intransitados entre las dunas y el lago de La Albufera, oculto por un hechizo entre los bosques de pinos y los arrozales, se encuentra el túmulo de la dehesa. La Albufera fue un paraíso natural, una laguna de agua dulce formada por la confluencia de la desembocadura de los ríos Xúquer y Túria, una joya natural para los romanos y árabes que habitaron estas tierras, sobre la que se cantaron poemas en Bagdad y El Cairo. La marjal de terreno que la envolvía formaba el hábitat idóneo para numerosas especies de aves migratorias y criaturas marinas. Una estrecha franja de dunas, la dehesa, mantenía el lago separado del mar Mediterráneo.

Durante siglos, los pescadores navegador y pescaron en La Albufera en sintonía con la naturaleza, pero con la llegada de la industria a la zona, todo cambió. A mediados del siglo XX, se vertieron las aguas residuales de numerosas fábricas, se envenenó el agua que respiraban los peces, se desvió más y más cantidad de agua de los ríos a la agricultura intensiva de los campos circundantes, se introdujeron especies invasoras, como siluros y tortugas americanas y el cambio climático redujo la llegada de agua por el seco caudal de unos ríos ya sobreexplotados.

Pese a la pírrica victoria que supuso la catalogación del área como parque natural, el daño ya estaba hecho. Las últimas décadas han puesto el relieve el esfuerzo de las organizaciones ecologistas para recuperar el ecosistema, pero es más fácil destruir que reparar el equilibrio, más aún cuando el mundo a su alrededor se seca y el cambio climático no va a detenerse.

El espíritu que guarda el túmulo de la dehesa es una criatura noble, pero resentida tras las últimas décadas de continua tortura. Se muestra bien como un ave marina, extendiendo alas de arena y sal, bien como un una vez en el viento, soplando las alas de un velero o meciendo las ramas de los antiguos árboles que le rodean.

VENTAJAS:
-Oculto.
-Espíritu guardián.

LA SOCIEDAD DE LA ARENA

El Clan que habita este túmulo está compuesto por un puñado de garou que, tiempo atrás, fueron una fuerza a tener en cuenta, pero que han visto sus fuerzas menguar año tras año. Las tribus principales son los Guardianes del venado, los Hijos de Gaia y los Colmillos plateados y cada una cuenta con, al menos, cuatro miembros. Pero, además, se encuentran miembros dispersos de otras tribus que han acabado recabando en La Sociedad de la Arena, debido al refugio seguro que proporciona.

Nominalmente, el líder de La Sociedad de la Arena es Marc Falcó, de los Colmillos plateados y ostenga el cargo desde que su antecesor, de la misma tribu, le pasara el testigo. Sin embargo, el Philodox se encuentra ausente la mayor parte del tiempo, que ocupa en la ciudad dirigiendo investigaciones judiciales.

La guardiana del túmulo es la la Hija de Gaia llamada Lluna de sorra y rara vez se aleja de este, si no es para adentrarse en la umbra. Pese a su conocimiento del paisaje onírico y su dotes de supervivencia, Lluna no conoce las sutilezas y los engaños del ser humano y, cuando ha sentido amenazado el túmulo en el pasado, no ha dudado en dejar un rastro de sangre a su paso.

Serra, del Concilio fantasma, ocupa el puesto de guardiana del saber, un título que le otorga la potestad y el deber de guardar registro de todos los actos nobles o impuros que llevan a cabo los garou y de dirigir no pocas ceremonias de recuerdo o contrición. Sin embargo, su cargo va más allá de la acumulación de cantares y gestas, usando espíritus para espiar o vigilar a los garou más jóvenes cuando es necesario.