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El siguiente suplemento está ambientado en torno a 2023, durante el gobierno del presidente Nayib Bukele
Por Magus [email protected]
Frente al vicio y el crimen, el estado no debe tener más que una actitud, y es la guerra.
-Alberto Masferrer
EL PULGARCITO DE AMÉRICA
La República de El Salvador (en náhuat, Kuskatan) es un país de América Central situado en el litoral del Océano Pacífico. Aunque es uno de los países más pequeños del continente americano, también es uno de los más densamente poblados. Habitado en sus orígenes por el pueblo nahua, fue colonizado por los españoles, y alcanzó su independencia durante los turbulentos conflictos del siglo XIX. Sin embargo, la independencia trajo una serie de nuevos conflictos políticos, que culminaron en una cruenta guerra civil a finales del siglo XX, que dio lugar a una paz mediatizada por la corrupción y el populismo.
Los vampiros acudieron al territorio de El Salvador hace mucho tiempo, bebiendo la sangre de los pueblos del lugar, actuando como carroñeros y enfrentándose entre sí. Los conflictos tras la independencia se reflejaron en las batallas entre facciones y sectas, especialmente entre la Camarilla y el Sabbat. Aprovechando los enfrentamientos internos entre sus enemigos, la Camarilla consiguió establecer un dominio unificado sobre el conjunto del país, pero los Vástagos se confiaron demasiado y el Sabbat hizo estallar sus esfuerzos, creando una nueva realidad fragmentada asociada al vicio y el crimen.
Sin embargo, los excesos de los Cainitas fueron generando un creciente descontento. Entre las sombras otros poderes aguardaban, pero la caída del Sabbat no llegó de la mano de otros no muertos, sino de los mortales. A principios del siglo XXI la Segunda Inquisición golpeó de forma inesperada, contando con gran apoyo de la población salvadoreña. Por primera vez los Cainitas sintieron un auténtico terror, y fueron barridos en un temporal que sin saberlo habían creado ellos mismos.
Ahora la sociedad de la Estirpe en El Salvador se encuentra en ruinas, pero la guerra no ha terminado. Entre los escombros surgen oportunistas y carroñeros dispuestos a aprovechar el vacío de poder entre los no muertos, aunque deben medir sus pasos con mucho cuidado. Sobre el país se ha impuesto una tensa tregua, con ocasionales brotes de violencia, pero los vampiros más pragmáticos son conscientes de que por mucho que alardeen de su poder, sus cimientos son muy frágiles, y podrían caer en cualquier momento. Sueñan intranquilos, temiendo el momento en que los cazadores ataquen sus refugios.
Sin embargo, no son capaces de huir de su maldición. Deben competir entre sí, como perros tirando de un mismo hueso, simplemente para evitar que nadie más se alce sobre ellos.
Y con la llegada de la Gehenna, las hebras de la telaraña que atrapa a los Cainitas siguen agitándose con más intensidad que nunca.
IDIOMAS
El español es la lengua oficial de El Salvador y de uso más extendido en el país, en su variante salvadoreña conocida como caliche, que introduce varios giros y jergas dialectales según las distintas zonas.
La lengua indígena más extendida es el náhuat huasteca, estrechamente emparentado con el náhuatl de México. El pipil o cuzcatlec del oeste del Salvador es bastante similar, aunque todavía mantiene bastantes diferencias con el náhuatl.
En el este de El Salvador existen comunidades que hablaban lenca, supuestamente originario de Sudamérica. Aunque actualmente la lengua se considera extinta, todavía se conservan algunos registros y términos.
En el norte de El Salvador se habla kekchi, una lengua de la familia maya. El cacaopera, también de origen maya, actualmente se considera extinto.
En las escuelas de El Salvador se enseña inglés desde hace más de cincuenta años, y el francés también se estudia ampliamente en el país, a menudo como segunda lengua después del inglés. Las corrientes migratorias también han dejado comunidades que hablan otros idiomas, como chino, coreano, árabe y turco.
LA CAMARILLA
Según los Vástagos de la Camarilla, la existencia de El Salvador se debe a los manejos y manipulaciones de la secta. Durante el siglo XIX, y como producto de las guerras contra el Sabbat, un grupo de Vástagos, financiados por un Directorio del clan Ventrue de origen británico, apoyaron a los independentistas salvadoreños para separar el territorio de la influencia de la Capitanía General de Guatemala, controlada por los Cainitas del Sabbat.
Después de varias guerras y enfrentamientos, estos Vástagos conseguirían unificar los dominios vampíricos de El Salvador bajo la dirección de la capital, creando un dominio próspero. Los clanes Toreador y Ventrue se convertirían en los más numerosos entre la Estirpe salvadoreña.
Pero durante el siglo XX, las rencillas entre facciones y el regreso de sus antiguos enemigos desde Guatemala, acabaron con los esfuerzos de la Camarilla. En una purga rápida muchos Vástagos fueron destruidos o expulsados del Salvador y los conflictos se ocultaron bajo el estallido de la guerra civil.
En la década de 1990 varios agentes del clan Tremere contribuyeron a desestabilizar el poder del Sabbat salvadoreño, con el objetivo a largo plazo de apoderarse del país. Sin embargo, sus planes fueron detenidos de forma brusca con el surgimiento repentino de la Segunda Inquisición.
Actualmente, la Camarilla salvadoreña sólo mantiene un dominio estable en San Miguel, la capital oriental del país, aunque también dispone de agentes y diplomáticos en otros dominios. Los Vástagos actúan con mucha cautela, habiendo sufrido los ataques de los inquisidores y Anarquistas, concentrándose en su supervivencia mientras buscan ayuda externa.
EL SABBAT
Los Cainitas del Sabbat llegaron con los primeros conquistadores europeos en el siglo XVI. Al principio hubo una tentativa de alianza con los vampiros nativos, pero el conflicto terminó siendo inevitable. Los Cainitas sufrieron graves pérdidas, pero con la llegada de refuerzos consiguieron finalmente asentar su dominio. Un grupo de vampiros del clan Lasombra asentó su influencia en la colonia de forma implacable, pero en el proceso provocaron la animadversión de otras facciones de la Espada de Caín.
El estallido de la Primera Guerra Civil del Sabbat coincidió con las guerras por la independencia. Los Lasombra fueron atacados por otros linajes, hasta entonces marginados del poder, pero que habían prosperado entre la población mestiza e indígena hasta convertirse en una presencia importante. La guerra entre ambas facciones debilitó al conjunto del Sabbat, y esta situación fue aprovechada por la Camarilla para apartar a sus enemigos del poder.
Durante el siglo XX, los Cainitas comenzaron a planificar la recuperación del dominio. Procedentes de la vecina Guatemala, varias manadas nómadas comenzaron a hostigar a los Vástagos, los espías se infiltraron entre las filas de la Camarilla y cuando estalló la guerra civil salvadoreña a finales del siglo XX, el Sabbat decidió que había llegado el momento. El país fue rápidamente conquistado, y fue nombrado un Obispo de El Salvador del clan Tzimisce, en gran parte dependiente del Sabbat guatemalteco, que había dirigido la conquista.
Una vez situados en el poder, los Cainitas salvadoreños comenzaron a crear nuevos dominios, influyendo en las maras y bandas armadas, que utilizaron para aterrorizar y someter a la población. El Obispo de El Salvador dejó en gran parte hacer a sus subordinados, aunque su autoridad quedó en parte debilitada en el proceso.
En el siglo XXI la Segunda Inquisición intervino en El Salvador tras haber vinculado a los no muertos con la violencia que afectaba al país. El Sabbat, debilitado por los tumultos de las Noches de la Gehenna, se encontraba enfrentado con lo que consideraba una nueva facción de vampiros, por lo que fueron sorprendidos por los inquisidores, que con ayuda de las autoridades mortales, desarticularon y persiguieron a las maras salvadoreñas. Muchos Cainitas fueron capturados y destruidos, y los escasos supervivientes optaron por huir para sobrevivir, o se unieron a otras facciones en busca de protección.
LOS ANARQUISTAS
El Movimiento Anarquista remonta su presencia a varios Autarkis que llegaron al territorio de El Salvador en el siglo XIX, pero que cayeron en las batallas entre la Camarilla y el Sabbat. Sin embargo, desde comienzos del siglo XX, una coterie del clan Gangrel de origen indígena, se convirtió en la principal oposición a la Camarilla en la sociedad de la Estirpe. Hubo al menos dos revueltas que fueron sofocadas con sangre, pero que contribuyeron a distraer la atención de sus enemigos. Cuando el Sabbat invadió El Salvador a finales del siglo XX, los Anarquistas fueron barridos por completo del país.
Sin embargo, la reciente caída del Sabbat creó un vacío de poder que pronto fue aprovechadp por una nueva facción, un grupo de vampiros sin clan, que reclamó varias de las ciudades salvadoreñas como su dominio, resistiendo con éxito los intentos del Sabbat y de la Camarilla por hacerse con el poder. Estos Caitiff y Sangre Débiles, nominalmente aliados con el Movimiento Anarquista, en la actualidad constituyen la principal facción vampírica en el país. Se han adaptado bien al nuevo orden político, y aunque también han sufrido ataques de los inquisidores, han aprendido a ocultarse de ellos, utilizando la tecnología moderna y el ingenio en su provecho.
De hecho, la presencia de esta facción, que rechaza la importancia de los clanes, constituye motivo de preocupación, y no sólo entre la Camarilla.
LOS LEGADOS AHOGADOS
Aunque existen vampiros salvadoreños que creen que el vampirismo llegó a América con los europeos, lo cierto es que antes del descubrimiento del continente americano existían linajes extendidos entre los pueblos precolombinos, y que evolucionaron en su aislamiento, desarrollando sus propias costumbres y rasgos. Quienes conocen la existencia de estos linajes a menudo hablan de proles nativas de Gangrel y Nosferatu, pero la realidad es que los llamados Legados Ahogados posiblemente sólo guarden un parecido superficial con los clanes conocidos. Sólo ellos conocen las leyendas sobre sus orígenes, y con el paso del tiempo muchos de sus mitos han cambiado o se han perdido.
Cuando los Cainitas del Sabbat llegaron al territorio del El Salvador con los conquistadores españoles, se encontraron con un linaje llamado Tlacique entre los nativos. Al principio hubo contactos entre ellos, pero la violencia de la conquista acabó con cualquier acuerdo potencial. Las manadas del Sabbat invadieron la zona, destruyendo o expulsando a los vampiros nativos a rincones apartados.
Estos vampiros sobrevivieron en las selvas, y especialmente en la zona de la vecina Honduras, contemplando cómo “sus” pueblos eran sometidos y surgía un nuevo orden. Protegidos por el poder de sus dioses templaron su odio, y poco a poco comenzaron a regresar. Algunos avivaron las llamas de la guerra civil del Sabbat, esperando destruir a sus enemigos, y se infiltraron en el nuevo orden de la Camarilla. Poco a poco ocuparon territorios de los que habían sido expulsados.
En las últimas décadas comenzaron a regresar, pero también fueron afectados por la llegada de la Gehenna, y los ataques de los inquisidores. Aún así, han obtenido suficiente fuerza para controlar algunos territorios en El Salvador, especialmente en la frontera con Honduras.
Aunque no son aliados, recientemente los Tlacique han establecido algunas relaciones con los Anarquistas salvadoreños, aunque sólo sea para fijar las fronteras de sus dominios. Comparten con ellos su animadversión al Sabbat, contribuyendo a perseguir y destruir a los escasos Cainitas que quedan en el país.
EL INCONNU
Antes de la llegada de los europeos los Legados Ahogados recuerdan que sus ancianos eran dioses que recibían tributos de sangre. Nombres como Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Tlaloc y otros todavía resuenan en mitos y leyendas, y para muchos no muertos son los orgullosos nombres de sus ancestros. Por supuesto, a ninguno se le ocurriría pensar que hubo un tiempo en que no eran dioses, sino que usurparon su identidad para obtener esclavos y sangre.
La conquista europea acabó con esta época de dioses. Las divinidades cayeron ante el fuego de los mortales o bajo los colmillos de otros vampiros, ansiosos de robar su poder. Sólo unos pocos sobrevivieron en el olvido, abandonando los orgullosos templos precolombinos, y refugiándose en las selvas.
Sólo recientemente estos dioses surgieron de su retiro, despertando de su sueño. En Honduras los Legados Ahogados se hicieron con el poder con la ayuda de dos ancianos misteriosos, que comenzaron a atacar los dominios del Sabbat, y expulsaron a los vampiros europeos. Se cree que uno de ellos era un ancestro de los Tlacique, mientras que otro era de un linaje desconocido, con el poder de resucitar los cadáveres de los muertos.
Pero con la llegada de la Gehenna estos dos dioses han desaparecido. Algunos creen que acudieron a la Llamada que ha atraído a tantos antiguos, mientras que otros creen que partieron para despertar a sus hermanos y preparar el regreso de los antiguos dioses. En fin, también hay quienes creen que nunca se han ido, sino que han salido de su retiro en la selvas centroamericanas para caminar y observar con sus propios ojos el nuevo mundo en el que han despertado, preparándose para reclamar el poder que antaño fue suyo.
CLANES VAMPÍRICOS
Banu Haqim: Aunque en ocasiones algún miembro del Clan de los Asesinos fue contratado por los vampiros salvadoreños para utilizar sus servicios como guardaespaldas o cuchillo a sueldo, la presencia del clan ha sido testimonial en el país. Recientemente, tras la unión de los Banu Haqim a la Camarilla, algunos Vástagos de la secta han pensado en utilizar sus servicios para establecer su presencia en El Salvador. Los Asesinos no ven con malos ojos la posibilidad de acudir al país y quizás establecer una base de poder.
Brujah: El Clan Brujah ha estado presente en El Salvador desde hace siglos, tanto entre la Camarilla como en el Sabbat. Sin embargo, los choques en la secta, los ataques de los inquisidores y los tumultos producidos por la llegada de la Gehenna, han diezmado sus filas. Existen unos pocos Brujah entre los Anarquistas salvadoreños, y muchos de ellos se muestran muy críticos con los líderes del Movimiento, considerando que ellos se encuentran mejor preparados para dirigirlo, por lo que recientemente se han producido algunos conflictos entre los Brujah y algunos Anarquistas sin clan.
Gangrel: Los Gangrel salvadoreños siempre han permanecido al margen de la Estirpe del país, a menudo en posiciones inferiores entre las sectas, y poniendo los cimientos del Movimiento Anarquista, al oponerse a la marginación y abusos sobre la población indígena. Más a menudo se dedicaban a sus asuntos de forma independiente, prestando una lealtad nominal a otros Vástagos y Cainitas. Sin embargo, en las últimas décadas han comenzado a mostrarse más activos políticamente, alcanzando importantes posiciones en el Movimiento Anarquista de El Salvador, y también entre los Legados Ahogados. Varios Gangrel salvadoreños son de origen maya, y en ocasiones han actuado como mediadores entre los Vástagos nativos y europeos. Entre ellos hay guerreros feroces y veteranos que han luchado como mercenarios en los conflictos entre sectas.
Hécata: Entre los Cainitas salvadoreños había unos pocos vampiros de los linajes Samedi y Giovanni, que recientemente acudieron a la Reunión de la Familia que dio lugar al Clan Hécata. Los Pisanob, de origen nativo, mantienen relaciones con los Legados Ahogados, si no excelentes, por lo menos lo bastante fluidas para alcanzar acuerdos con ellos. Aprovechando la debilidad del Sabbat, recientemente los Hécata se han apoderado del dominio de Soyapango en El Salvador, nominalmente abierto a todas las facciones, pero que realmente se ha convertido en una base de poder del clan.
Lasombra: El Clan de las Sombras llegó con los conquistadores españoles y fue uno de los más numerosos en el territorio salvadoreño durante las noches coloniales. Sin embargo, las guerras civiles del Sabbat los apartaron del poder, y los recientes ataques de los inquisidores, diezmaron sus filas. Quedan unos pocos vampiros del clan en el país, aunque la mayoría se han unido a los Anarquistas para sobrevivir. Quienes se muestran demasiado arrogantes no suelen durar mucho.
Malkavian: Los Locos nunca han sido muy numerosos en El Salvador, al menos a primera vista. Han permanecido en el margen de las facciones que se han asentado en el país dedicados a sus propios y enigmáticos asuntos. O eso es lo que se cree. Algunos dicen que los Malkavian salvadoreños realmente han interferido en la tumultuosa política de la Estirpe, a menudo haciéndose pasar por otros clanes, y hay quienes dicen que entre los numerosos vampiros “sin clan” que han acudido recientemente al país, algunos en realidad llevan la marca de la locura en su linaje.
El Ministerio: En un primer vistazo parece que las Serpientes son un clan numeroso en El Salvador, y aunque algunos representantes del Ministerio han estado presentes en el país en los últimos siglos, lo cierto es que la representación del clan se encuentra en gran parte en manos de los Tlacique, que ya merodeaban por el territorio siglos antes de la llegada de los europeos. Estos vampiros precolombinos, parte de los Legados Ahogados, se establecieron entre los cultos nativos, y los que sobrevivieron a la devastación de la conquista fomentaron la resistencia contra los invasores, o se infiltraron sigilosamente en las instituciones coloniales aguardando su momento.
En la actualidad los Tlacique son una facción importante y numerosa, vinculados especialmente a los nativos salvadoreños, pero en las últimas décadas también han reclutado entre sus filas a activistas, guerrilleros y en fin, a todos los que contribuyen a sus objetivos y están dispuestos a recibir las bendiciones del dios oscuro. Por el momento, los objetivos de los Tlacique coinciden con los Anarquistas, actuando como mediadores entre ellos y los Legados Ahogados, y disponen de gran poder especialmente en el oeste del Salvador, encontrándose su principal base de poder en el dominio de Santa Ana.
Nosferatu: Las Ratas de Cloaca han estado presentes en El Salvador desde hace siglos, tanto entre la Camarilla como en el Sabbat. Han mostrado una actitud oportunista, a menudo cambiando de bando en función de sus intereses, y especialmente para sobrevivir. Algunos Nosferatu del Sabbat se desligaron de la secta para unirse a los Anarquistas en los últimos años. Por lo general esta actitud del clan ha generado una intensa sensación de desconfianza entre sus compañeros, pero la habilidad de algunos Nosferatu es demasiado valiosa como para prescindir de ellos.
Ravnos: Entre los refugiados que se han unido a los Anarquistas salvadoreños se encuentran unos pocos vampiros del clan Ravnos, que actúan como mensajeros entre las diversas facciones del país. Expulsados de otros dominios, los Ravnos han encontrado una sociedad donde se les acepta, y donde tampoco se da demasiada importancia al linaje. Aunque su número es escaso, también se les permite pasar desapercibidos.
Toreador: Los Toreador fueron un clan importante en la Camarilla salvadoreña, pero muchos huyeron o fueron destruidos por los ataques del Sabbat. Unos pocos supervivientes terminaron uniéndose a los Anarquistas, pero la mayoría son individualistas y se ocupan de sus propios intereses. Recientemente, algunos miembros del clan han intentado influenciar el panorama artístico y cultural de El Salvador, dentro de sus posibilidades, y los inicios parecen prometedores.
Tremere: Los Brujos son el clan más poderoso de la Camarilla salvadoreña. En las pasadas décadas sus agentes espiaron al Sabbat del país, y conspiraron para conquistar el dominio. La fragmentación del Sabbat ante los ataques de la Segunda Inquisición constituyeron una oportunidad, pero la caída de Viena y los tumultos dentro del clan no les permitieron aprovecharla. Cuando los Tremere consiguieron rehacer sus filas, los Anarquistas ya les habían tomado la delantera.
Actualmente los Tremere disponen de una modesta capilla en el dominio de San Miguel, desde donde tratan de extender su influencia al resto de El Salvador. Sin embargo, los Anarquistas han demostrado ser un adversario más organizado que el Sabbat, y por el momento los Brujos se encuentran a la defensiva.
Tzimisce: El Clan de los Demonios fue marginado del poder por sus rivales Lasombra durante la época colonial de El Salvador, pero los Tzimisce se desquitaron durante la primera guerra civil del Sabbat. Sin embargo, fueron destruidos o expulsados por la Camarilla con el resto de sus compañeros Cainitas.
Desde Guatemala un poderoso antiguo del clan dirigió una cruzada contra El Salvador a finales del siglo XX, situado a uno de sus chiquillos como Obispo del dominio. De esta manera los Tzimisce alcanzaron una posición preeminente entre los Cainitas salvadoreños. A menudo adoptaron elementos y costumbres de los nativos de la región, corrompiéndolos en sus ritos.
La llegada de la Gehenna y los ataques de la Segunda Inquisición han desplazado a los Tzimisce del poder, pero se rumorea que unos pocos han evitado la destrucción y se han infiltrado entre la Estirpe de El Salvador, adoptando nuevas identidades para sobrevivir y aguardando su momento, evitando a sus enemigos entre la mayoría de facciones vampíricas.
Ventrue: Los Ventrue dirigieron la conquista de la Camarilla en El Salvador durante el siglo XIX, y un miembro del clan apoyado por un Directorio, unificó los dominios del país y se proclamó Príncipe. Su caída también arrastró al resto de su clan. En los últimos años, unos pocos Sangre Azules de origen salvadoreño han constituido un Directorio en el extranjero, y han comenzado a enviar a sus agentes para reclamar su legado a largo plazo. Por ahora mantienen un perfil bajo, pero han comenzado a competir por otras facciones por el poder y la influencia en las instituciones mortales.
CAITIFF Y SANGRE DÉBIL
Caitiff: El número de vampiros sin clan es elevado en El Salvador, en gran parte debido a que recientemente un grupo de Caitiff consiguió hacerse con el poder en la capital, el principal dominio del país, atrayendo pronto a otros sin clan expulsados de otros dominios, que actualmente consideran El Salvador como un refugio. Por el momento se ha generado un movimiento solidario entre los Caitiff, en gran parte ayudados por su alianza con los Anarquistas, y que han conseguido un poder inusitado que preocupa a algunos clanes. En secreto, los Caitiff también han reclutado entre sus filas a algunos supervivientes abandonados de los Abrazos en masa del Sabbat, dándoles protección y propósito.
No todos están conformes con esta situación. Muchos ven en la proliferación de los sin clan una señal de la Gehenna, e incluso entre los Anarquistas hay quienes, celosos del poder de los Caitiff, consideran que esgrimen un poder que no les pertenece y sería mejor utilizado en otras manos. La Camarilla no reconoce el dominio de los sin clan, pero por el momento respeta las fronteras de su dominio. Al mismo tiempo, los Legados Ahogados han establecido relaciones con los Caitiff, entre los que se encuentran algunos vampiros nativos, lo que facilita las relaciones entre ambas facciones.
Sangre Débil: De la misma forma que ha ocurrido con los Caitiff, los Sangre Débiles son aceptados entre los vampiros de El Salvador, y muchos utilizan sus peculiares habilidades y dones para protegerse y fortalecer su dominio. Muchos ven en el país la salvación de la persecución de otros lugares, por lo que están dispuestos a proteger este santuario como sea. Al mismo tiempo, colaboran estrechamente con los vampiros sin clan, y establecen pactos de colaboración poniendo sus recursos en común, investigando su naturaleza y creando estrategias defensivas ante posibles ataques, tanto de los inquisidores como de otras facciones vampíricas.
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El Salvador tiene una población estimada de unos 6.5 millones de habitantes, siendo uno de los países americanos más densamente poblados. Hubo un tiempo en que el conjunto de El Salvador era considerado un mismo dominio, pero desde la caída del Sabbat, se ha fragmentado en cuatro, ignorando las divisiones administrativas de los mortales.
San Salvador: La capital de El Salvador es la ciudad más grande del país, y el centro del dominio vampírico más importante, que se extiende por los departamentos adyacentes, abarcando casi la mitad de la población salvadoreña. Recientemente el dominio ha sido reclamado por el Movimiento Anarquista, del que forman parte de la mayoría de los Vástagos salvadoreños. Los Caitiff, Brujah y Malkavian son los linajes más numerosos, pero en la ciudad también se encuentran representantes y espías de otras facciones. La presencia de la Segunda Inquisición es una espada de Damocles entre la Estirpe del dominio, y los inquisidores aseguran que las hostilidades e intrigas no se excedan demasiado. El líder de los Anarquistas salvadoreños, un vampiro sin clan, también ejerce su autoridad sobre el dominio, actuando con puño de hierro contra sus opositores.
Santa Ana: El dominio de Santa Ana no sólo abarca el departamento homónimo, sino también los territorios de Chalatenango, la Libertad, Sonsonate y Ahuachapán, siendo la base de poder de los Vástagos indígenas de El Salvador. Tlacique y Gangrel son los linajes más numerosos en el dominio, creando sus propias bases de poder al margen de las sectas. Existe cierta distensión entre los dominios de Santa Ana y San Salvador. Los Legados Ahogados y el Movimiento Anarquista respetan sus respectivas fronteras y al mismo tiempo están dispuestos a ayudarse frente a sus enemigos comunes. Una sacerdotisa Tlacique es la principal autoridad en el dominio.
San Miguel: El dominio de San Miguel abarca los departamento de San Miguel, Morazán y la Unión, al este de El Salvador. Este dominio se encuentra bajo la autoridad de la Camarilla, representada por el Príncipe y Regente Tremere de San Miguel. Cuando se produjo la caída del Sabbat los Tremere habían pensado en apoderarse de todo el país, pero sus esfuerzos se frustraron y quedaron reducidos a los departamentos orientales. Los Tremere dirigen una alianza de Vástagos Tremere y Ventrue, y aunque han intentado una aproximación diplomática hacia los Anarquistas, de momento sus avances han sido rechazados por las demás facciones vampíricas del país. Muchos Vástagos temen que los Anarquistas y los vampiros indígenas terminen expulsándolos de El Salvador.
Soyapango: Soyapango es el dominio salvadoreño más pequeño, situado entre los dominios de Santa Ana y San Salvador. Los Hécata, representados por la familia Pisanob, ejercen su autoridad en el dominio, manteniendo relaciones diplomáticas con los Legados Ahogados y los Anarquistas. En ocasiones Soyapango ha servido como territorio neutral para encuentros entre diplomáticos de distintas facciones. Sin embargo, los rumores sobre las actividades necrománticas de los Pisanob y sus supuestos poderes no animan a otros Vástagos a instalarse en el dominio. La familia Pisanob ejerce su autoridad de forma conjunta, representados por el más viejo de los Hécata presentes.
CULTOS DE SANGRE
La llegada de la Gehenna ha provocado que muchos Vástagos recurran a extrañas religiones y doctrinas en un intento de comprender lo que ocurre a su alrededor. Entre los Tlacique se encuentra extendida la adoración de un dios oscuro llamado Tezcatlipoca, mientras que los Hécata veneran a extrañas deidades de la muerte para apaciguar u obligar a los Sin Reposo. Durante la presencia del Sabbat en el país, la veneración de Caín también se encontraba extendida, y a pesar del escepticismo de Anarquistas y Camarilla, los extraños acontecimientos de los últimos años han inquietado los corazones de muchos Vástagos.
Iglesia de Caín: Los Caitiff y Sangre Débiles son numerosos en El Salvador, y entre ellos ha comenzado a extenderse la creencia de que ellos son los Elegidos de Caín, sin las maldiciones ni debilidades extendidas por los Antediluvianos. Esta creencia ha generado un culto Nodista entre los sin clan, que ha proporcionado fuerza y coherencia a la facción. Estos Nodistas Caitiff investigan su naturaleza vampírica y sus dones, tratando de desarrollar su potencial y negándose a ser despreciados, considerando que los clanes establecidos son simples esclavos de sus fundadores, y que los sin clan son quienes en realidad se encuentran más próximos al Primer Vampiro.
Más allá de las creencias personales, algunos líderes Caitiff han creado un culto interno y secreto, en el que repasan los antiguos escritos del Libro de Nod que caen en sus manos y tratan de aumentar su poder y aproximarse a Caín, tanto física como espiritualmente. El estudio de la Alquimia de Sangre y los poderes de Caín se encuentran muy extendidos entre estos cultistas. Consideran que quienes se oponen a ellos serán los sacrificios que les permitirán alcanzar su objetivo, y algunos han comenzado a recurrir a la diablerie.
LOS CAZADORES
La Sociedad de San Leopoldo disponía de gran influencia entre la Iglesia católica de El Salvador, aunque durante la época de la guerra civil salvadoreña sufrió las depredaciones del Sabbat, que no dudó en utilizar la violencia contra los cazadores. Sin embargo, en las últimas décadas, a medida que se formaban las estructuras de la Segunda Inquisición, la Sociedad ha recibido numerosos reclutas y apoyos, especialmente del gobierno salvadoreño, que necesitaba ayuda urgente para acabar con la violencia del país fomentada por las maras y grupos criminales. La Segunda Inquisición atacó a los Cainitas infiltrados entre las bandas, especialmente a las manadas del Sabbat, aunque ninguna facción quedó a salvo de sus ataques organizados.
Los primeros ataques sorprendieron a los Cainitas salvadoreños. Bajo la fachada de la guerra de bandas, edificios enteros fueron tomados por equipos especiales durante el día. Muchos no muertos fueron destruidos y otros capturados. Las primeras manadas llevaron a otras, y varios antiguos poderosos cayeron. Otras facciones, como los Legados Ahogados y la Camarilla también fueron afectados, aunque sus pérdidas no fueron tan numerosas como las de la Espada de Caín. Se construyeron “prisiones especiales” que en la práctica también eran campos de experimentación de las capacidades de los vampiros y de prueba de métodos de exterminio de los no muertos.
Los supervivientes huyeron o plantaron cara de forma más encarnizada, una vez desaparecido el factor sorpresa, pero la sociedad salvadoreña estaba harta de la violencia endémica y colaboró con las autoridades, señalando a los “criminales”. Estar relacionado con las maras dejó de inspirar miedo, y de hecho se convirtió en la perdición de muchos Cainitas, que cayeron junto con sus seguidores mortales.
Actualmente la Sociedad de Leopoldo dirige varios grupos armados que colaboran con el ejército y la policía de El Salvador, asesorados por las agencias estadounidenses y siempre atentos a la presencia de lo sobrenatural, obligando a los vampiros a ocultarse y actuar con más discreción. La tensa calma que se ha instaurado sobre el país es salpicada de ataques repentinos que acaban con los no muertos más confiados. Las diversas facciones procuran evitar a los cazadores, o se infiltran en lugares donde pasar desapercibidos, pero ningún refugio se considera del todo seguro.
LA SITUACIÓN POLÍTICA ACTUAL
Tras décadas de violencia producidas por la guerra civil salvadoreña y la lucha entre el crimen organizado, el gobierno de El Salvador finalmente ha iniciado una guerra total contra maras y bandas criminales, que ha terminado derribando el poder del Sabbat. El vacío de poder resultante ha provocado una fragmentación entre la Estirpe del país, y los enfrentamientos entre viejas y nuevas facciones se producen con la tensión de convertirse en objetivo de la Segunda Inquisición. De vez en cuando, un Vástago despistado o traicionado por sus enemigos termina destruido o confinado en “prisiones especiales,” donde la Segunda Inquisición lo interroga y lleva a cabo sus experimentos.
El Movimiento Anarquista parece el más beneficiado por la situación política de El Salvador, y especialmente la facción de los Sin Clan, que se han asentado en un dominio peligroso, pero donde pueden llevar a cabo sus proyectos sin la presión de los clanes establecidos. Tanto la Camarilla como los Legados Ahogados aspiran a reunificar de nuevo el dominio de El Salvador bajo su control, pero este objetivo parece cada vez más lejano, a medida que crece la influencia de los Sin Clan, y su poder e influencia se extienden noche tras noche. Sin embargo, en las inciertas noches de la Gehenna, esta situación bien podría dar un vuelco en cualquier momento.