"Countdown" 5

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Pagliacci (Pagliacci)
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Re: "Countdown" 5

#11

Mensaje por Pagliacci » 16 Nov 2024, 19:31

https://www.youtube.com/watch?v=T_ib7UZNWWY


Tras la tormenta, se hizo el silencio.

La paria se derrumbó junto al paria, un cuerpo frente al otro, en dos paredes opuestas del callejón. Una vida que se apagaba, una que se apagó 25 años atrás. El sabor de la vitae le evocaba los sentimientos y recuerdos de aquel chaval, metido a chapero, que soñaba con ser actor. Apagada su sed, saciada su rabia, sentía ahora el peso del dolor que le había impulsado a torturarle de aquel modo. Se limpió la sangre de la boca y comenzó a llorar.

Lloró por Guadalupe, a la que no había podido salvar. Lloró por Eddie, al que habían abandonado. Las lágrimas caían a borbotones por su piel cerúlea y cadavérica. Lloró amargamente por Melinda, a la que habían fallado. Su hija. Derramó tanta rabia que sus ojos acuosos apenas eran capaces de enfocar la figura enfriándose de aquel niño abandonado ante él.

A través de la vida robada, sintió los recuerdos olvidados de una infancia miserable, de un padre violento y ausente, de una madre sobrecargada y triste, de un profesor despiadado y cruel, de un cliente pervertido y salvaje. Siguió llorando y llorando, hasta que no quedaron más lágrimas. Hasta vaciarse, hasta que no quedó nada, ni nadie por quien sufrir.

No había hospital que fuera acoger a un sin-techo drogadicto y sin dinero como él. Ningún taxi, ningún coche de policía pararía para recogerle. A nadie le importaba una mierda. Así que se quedó con él cogiéndole de la mano mientras moría, mientras el color abandonaba su rostro, mientras las últimas neuronas enviaban descargas moribundas y el brillo se desvanecía de sus pupilas. Le acarició el pelo como si fuera Melinda, como si fuera su hijo crucificado, como si minutos antes no lo hubiera asesinado.

Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 5

#12

Mensaje por DarkOsca » 17 Nov 2024, 18:58

La solemnidad del lugar ocupa los pensamientos de Nyx. Tiene poco margen de error para permanecer en la ciudad. Tan poco que su objetivo es obtener algo positivo de quiénes lo tienen exiliado. No se arrepiente de su actitud hacia los humanos. Todos lo fueron en algún momento, no hay tanta diferencia entre unos y otros.

Y eso se ve en sitios como este donde se conmemora la pérdida, el desastre, la infamia que comparten ambas condiciones, la mortal y los vástagos. Le cuesta centrarse en el guardia de seguridad que se le acerca. Otra vez fotos, identificaciones, esa falsa seguridad de seguridad. Si quisiera hacer algo en contra de los intereses que representa este hombre lo haría igual, esos protocolos no sirven de nada.

-Aquí estoy bien, agente.

Comenta apelando al aspecto marcial del fulano. A estos tipos les gusta que les recuerden que en otro momento actuaban por el bien público, no porque otro fulano con más dinero les pagaba para evitar que los numerosos enemigos adquiridos al ganar ese dinero les dañaran.

-Estoy esperando a alguien, supongo que no tardará en venir.

Apunta metiendo las manos en el abrigo y contemplando con tristeza como el agua cae por el hueco en el que estuvieron los cimientos de una civilización.

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Re: "Countdown" 5

#13

Mensaje por Pagliacci » 17 Nov 2024, 23:21

Aquel canal parecía un vertedero, un rincón oculto de una ciudad que desaguaba en el barro, un pantano contaminado por siglos de industrialización, un lugar perfecto para deshacerse de un cadáver. La sola imagen de Melinda hundiéndose en aquel fango le heló la sangre, todavía cargaba con la tristeza y dolor reciente que ella misma había provocado. La Caitiff se acercó a las furgonetas en silencio, tratando de observar lo que, probablemente, fuera algún tipo de actividad criminal. La presencia de una matrícula de New Jersey le erizaba la piel, sentía que Rant estaba detrás de todo aquello o que, quizás, los desvaríos de los Sons of Blood estaban en lo cierto.

La huérfana se sentía asustada, lejos de la reconfortante compañía de Nyx o Montecristo, se había metido sola en todo aquello y estaba empezando a arrepentirse. Pero no había marcha atrás, no había tiempo, no había margen de error. Sus botas se hundieron en la tierra húmeda mientras avanzaba discretamente. El olor fétido y salado del canal despertó en ella el recuerdo del gemelo perdido, se movió despacio mientras sus manos se retorcían, desfigurándose y descarnándose, en un dolor mudo, mientras se transformaban en las negras garras de una alimaña, de una pander.

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Re: "Countdown" 5

#14

Mensaje por Voivoda » 25 Nov 2024, 20:49

Butler Hall tenía aromas de otro tiempo que provocaron un zurriagazo de sensaciones en Montecristo. No le fue demasiado complicado acceder al interior por una de las vetustas puertas de madera que comunicaban una especie de pequeña aula de eventos con un pequeño patio trasero. La entrada principal había sido acondicionada y modernizada, pero en la parte trasera la residencia de estudiantes aún tenía un aspecto propio de los años sesenta. Podía recordar lejanamente Butler Hall bajo la luz del atardecer y también algunos encuentros que organizaban los Sturbridge en este lugar para recibir a jóvenes miembros del Clan antes de plantearse facilitarles el acceso a otros espacios más privados.

El olor de la madera se entremezclaba con el de los ambientadores y en el ambiente flotaba una especie de aroma ligeramente ferroso que solía acompañar a la presencia del Clan en todo el campus de Columbia. Montecristo se sintió extrañamente... como en casa. No obstante, a veces el hogar no es tan dulce hogar.

Esa misma sensación sanguínea que notaba en el ambiente le erizaba el vello de su piel muerta. Su conocimiento de la Magia de la Sangre aún estaba presente en lo más profundo de su propio ser vampírico, y sus sentidos se agudizaron de manera instantánea. Ya no sólo por las voces de jóvenes estudiantes que podía notar al otro lado del pasillo, fuera del aula a la que había podido acceder. Ya no solo por las linternas de agentes de seguridad que cada cierto tiempo pasaban por los cuidados espacios de césped del exterior.

Era por algo más.

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No tardó en detectar el origen de esa sensación instintiva. La puerta del aula tenía dibujada una especie de letra "A". Seguramente para cualquiera indicaba el número de la clase. La forma picuda de las patas de la letra, así como una especie de ligero ruido blanco que creía escuchar, como una especie de electricidad estática, le dieron la respuesta. Podía llegar a intuir unos metros por delante de la puerta entreabierta a uno de los chicos residentes en aquel lugar.

Y Montecristo era consciente de que atravesar esa puerta podría acarrearle graves problemas. Sus hermanos probablemente habrían minado toda Columbia con aquel tipo de protecciones.


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Pagliacci sintió la humedad del barro y el agua mezclada con el frío de la brisa, el olor de una naturaleza en podredumbre y de los desechos industriales, el de la gasolina de los vehículos, el sonido de los aviones a lo lejos entremezclado con algún búho que por increíble que pudiera parecerle a la Caitiff aún tenía la capacidad de sobrevivir en un entorno como aquel en el que la industrialización había corrompido lo que un día debió ser un humedal como pocos en la Costa Este.

Era un cadáver escondido en un terreno moribundo. En cierto modo le hizo gracia la ironía al tiempo que sintió compasión de sí misma. Polvo eres y en polvo te convertirás. Siendo polvo, barro y mierda en todo el camino intermedio.

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Pagliacci escuchó un click que acompañó al maletero del sedán abriéndose por el efecto de un botón pulsado desde el interior. Segundos después se abrió la puerta del copiloto de la furgoneta blanca, que vista más de cerca parecía marrón de tanto barro como tenía encima. De allí salió una figura aparentemente masculina, aunque su delgadez dejaba dudas, alta y con aspecto enfermizo. Llevaba ropa vieja y raída, y una sudadera con capucha le tapaba buena parte del rostro.

Aquel tipo, cuyos andares no parecían naturales, se dirigió con la presteza propia de un drogadicto hacia el sedán. Pagliacci observa cómo parece olfatear el aire casi como un animal, lo que hace que la Caitiff se encoja aún más en su escondrijo entre la maleza. El tipo abre del todo la puerta del maletero y al oído de Pagliacci llega una especie de ligero lamento apenas audible. Sin demasiado esfuerzo, el hombre aquel se echa al hombro un fardo, que desde la posición de Pagliacci no deja lugar a demasiadas dudas por su forma, que parece la de algún tipo de persona medio envuelta en un plástico que se queja de un modo lastimoso, pero casi entre susurros, como si estuviera visiblemente drogada. Aquel hombre cierra el maletero y parece dispuesto a volver a su furgoneta al tiempo que las luces del sedán se encienden del todo iluminando aquel lodazal donde se estaba llevando a cabo algún tipo de intercambio muy alejado de cualquier principio moral y humano.



---------------------------------

Aquel tipo parece escuchar algo por un casi imperceptible pinganillo que tiene en su oreja derecha. Ladea ligeramente la cabeza sin apartar la vista de Nyx. El Brujah había escuchado múltiples relatos de esta nueva Era del Miedo en los que los mortales parecen casi detectar de modo instintivo a los no-muertos, asustándose en muchas ocasiones por su naturaleza depredadora. El tipo que tenía delante no transmitía esa sensación y eso le generaba curiosidad a Nyx. Quizá en cierto modo le hubiera gustado provocar esa inquietud. Pero los bastardos que gobernaban Wall Street, tanto de día como de noche, parecían curados de casi cualquier espanto.

Durante unos minutos el sonido de las cascadas de aquellos dos enormes agujeros que recordaban uno de esos momentos que irremediablemente cambiaron la Historia, con mayúsculas, son la única compañía para Nyx y aquel agente de seguridad. El Brujah no estaba del todo tranquilo con las rondas de agentes de policía a cierta distancia, sus coches patrulla aparcados y sus miradas de soslayo. ¿Estarían también bajo la influencia de aquel especie de Microestado financiero nocturno o los tiburones vampíricos de Wall Street estarían también molestos por la presencia de aquellos policías y agentes del FBI?.

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Nyx tampoco quería esperar demasiado tiempo a encontrar respuestas a preguntas que no tenía interés en formular. En todo caso, no tardó en despejarse su futuro más inmediato. Al cabo de unos minutos observó cómo se acercaba desde el imponente rascacielos del nuevo World Trade Center un tipo pelirrojo con un traje a medida cuyos zapatos resonaban al caminar por la plaza. En aquel lugar no gustaban demasiado las terminologías antiguas, por lo que Ewan Milliner prefería llamarse "Director de Comunicación" de ese Estado totalitario gobernado por el dólar que la Camarilla había aceptado en el corazón de Wall Street.

Milliner caminó sin premura hasta situarse cerca del agente de seguridad, al que con una leve señal de su mano derecha, y sin dignarse ni a mirarle, le indica que se quede a unos pocos metros de distancia. Sin parpadear ni mostrar intención alguna de aparentar una respiración, Milliner mira directamente a Nyx, que siente por un instante como si le hubieran traspasado.

- Ya puedes tener una buena razón para acercarte hasta aquí y otra aún mejor para no convertirte en el trofeo de algún Retoño con ambición -Nyx trata de controlar su impulso de mandar a Milliner a tomar por culo, algo que probablemente puede lamentar. Aquel tipo pelirrojo hace como que mira su smartwatch- Tienes dos minutos.


OFF: Montecristo Ansia 3, Pagliacci 2, Nyx 1

Pagliacci elimina su Mácula y mantiene su Humanidad
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Re: "Countdown" 5

#15

Mensaje por Pagliacci » 25 Nov 2024, 22:37

Un intercambio, pero no de droga. Trata de personas. Una víctima. Podría ser Melinda. El búho se abalanza sobre la rata. La Caitiff se mueve rápidamente. Podría ser su sire. No hay tiempo que perder. Huele a hierro, el barro arrastra un aroma a óxido. Podría ser Rant. El búho le parte el cuello a la rata. Las garras se retuercen.

La paria se abalanzó a toda velocidad, pero agazapada, como un felino, hacia el sedán, hundiendo sus garras negras en los neumáticos traseros del coche, tratando de aprovechar la sorpresa y el ángulo muerto de aquel intercambio para dejar allí atrapados a aquellos desalmados con ella. Más tarde llegaría el miedo, otrora la razón, pues la desesperación no dejaba lugar a más.

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
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Re: "Countdown" 5

#16

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 27 Nov 2024, 17:03

{ https://www.youtube.com/watch?v=Hl89zVz ... rklingard9 }

La nostalgia invadió a Montecristo al acceder a la zona residencial del campus. Eran días sin prisas. De sosiego y estudio. De renglones rectos. De curiosidad por los eruditos arcanos y los tomos prohibidos. Hoy como un solar quemado, no quedaba nada de aquello. Adentro, en su interior, todo se había podrido y sólo sentía repulsa por su propia inquina por lo prohibido y lo desconocido, por resolver cualquier enigma, y había aprendido hacía tiempo a no intentar domesticar a su espiritu indomable, aunque lo llevara las mismísimas escaleras al infierno. Aunque supiera que cada peldaño le acercaba a una oscuridad de no retorno.

El ruido se le instaló como un zumbido en la sien. Lo notaba como un timbre sordo, cómo una especie de enjambre de abejas rondando en estéreo por su cabeza. Se había percatado de las diversas protecciones que se extendían por todo el distrito, pero aquella en concreto, la que parecía defender el acceso al aula Alpha, le llamó poderosamente la atención. Quería saber que era, y como hacer frente a ello, y desde la sombra que le permitía en ancho hueco de la escalera que daba acceso a los pisos superiores, se dispuso ha estudiarlo con detenimiento haciendo gala de sus altos saberes místicos*1. Cualquiera de las defensas que estuvieran usando allí, era más que probable que ya la has hubiera visto o estudiado. Sólo era cuestión de tiempo. Justo del que no disponía.

*1->
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Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 5

#17

Mensaje por DarkOsca » 27 Nov 2024, 19:19

Dos minutos. El tiempo suficiente para sentir cómo este lugar me devora. Hostilidad en cada esquina, como si mi mera existencia fuera un insulto. Parece que no importa el bando; todos se aseguran de recordarme que estoy fuera de lugar.

Mantengo la mirada fija en Milliner, adoptando una postura tranquila, aunque mi mandíbula se tensa con cada palabra.

—Señor Milliner

Empiezo, con una cortesía medida que se siente casi como un formalismo vacío.

-Iré directo al grano, ya que aprecio su tiempo. Los Shelby están moviendo ficha. Han puesto sus ojos en el Lower East Side y planean un desarrollo inmobiliario de proporciones importantes. Me pidieron que paralizara la construcción de unas viviendas sociales. Naturalmente, me negué. No quiero tener nada que ver con ellos; son unos seres despreciables.

Hago una pausa breve, calibrando su reacción, antes de continuar.

—Dicho esto, su influencia hace que mi posición allí sea insostenible. No puedo volver. Es por eso que busco refugio. A cambio, ofrezco mi ayuda.

Dejo que mi voz adquiera un matiz más firme, casi desafiante.

—Sé que con ustedes hay cuestiones en las que nunca estaremos de acuerdo, y no espero cambiar eso. Pero también sé reconocer oportunidades cuando las veo. Hay espacio para una colaboración mutuamente beneficiosa, si somos lo suficientemente inteligentes como para identificarla.

Mis ojos permanecen fijos en él, evaluándolo tanto como sé que él me está evaluando. La hostilidad puede ser mutua, pero la paciencia... la paciencia es un arma que sé usar. Ahora, la pelota está en su tejado.

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Re: "Countdown" 5

#18

Mensaje por Voivoda » 07 Dic 2024, 19:50

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Ahora o nunca

Pagliacci no ha sobrevivido hasta esta noche gracias a quedarse esperando. O al menos eso piensa mientras salta hacia delante en mitad de la noche en aquel páramo lleno de lodo sin pensar del todo en las consecuencias de su atrevimiento. Si no actúa sabe que se iba a quedar sola allí en medio de la nada, sumida en sus pensamientos, alejada de sus compañeros de Coterie, atormentada por el destino de Melinda y sin un plan en marcha para quedarse en la ciudad sin tener que mirar por encima del hombro cada vez que se despertara.

Era ahora o nunca.

Nota cómo sus manos, convertidas en las garras de un monstruo, hunden sus uñas ahora salvajes en la goma del neumático de la rueda trasera izquierda de aquel coche con matrícula de Nueva Jersey. Siente cómo el neumático pierde la presión, cómo sale el aire, cómo chirrían los frenos y cómo la inercia del vehículo está cerca de llevársela por delante. La Caitiff se deja llevar por la inercia para rodar por el barro y quedarse entre unos matorrales, unos árboles y un riachuelo nacido de la lluvia reciente.

Sabe que tiene apenas unos segundos. El sedán no va a ir a ninguna parte y en cuestión de segundos se va a abrir la puerta del conductor. Más lejos, Pagliacci observa cómo se cierran las puertas traseras de la furgoneta blanca. El tipo encapuchado mira desde la distancia, extrañado por el accidente del otro coche, pero sin intención de acercarse. Es más, parece que se apresura a entrar en su vehículo y marcharse de allí.

Pagliacci aún no ha sido detectada.


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El ruido blanco se convierte en calor en una extraña mezcla de sensaciones. Montecristo roza apenas con la yema de los dedos aquella letra inscrita en la puerta y ve. Son recuerdos que estaban encerrados en algún lugar de su inconsciente, escondidos para evitar enfrentarse a su propia identidad perdida desde el momento en el que abandonó la Pirámide para ser poco más que un paria. Es el calor de la sangre fluyendo por venas vivas, el calor del sol en una tarde de invierno, cuando acaricia la piel pero no termina de sentirse como las finas agujas del verano.

El calor de una chimenea en la que pasar noches enteras leyendo viejos libros cuya encuadernación está prácticamente deshecha. Montecristo siente algo parecido a la comunión cristiana, a la sensación de estar en paz con un orden superior al tiempo que forma parte de una comunidad, de una hermandad. Era sentirse en casa.

Montecristo recordó la voz rasgada de cantante de jazz de Hex. Aquellas noches de las primeras lecciones en las que su Sire le fue mostrando poco a poco los secretos de su nueva familia nocturna. Recordó cómo le explicó que los Tremere eran capaces de inscribir protecciones contra todo tipo de criaturas en los lugares de acceso a espacios importantes para ellos. Sangre y cenizas que, dispuestas de un modo concreto y habiéndose dicho las palabras correctas en viejos idiomas ya olvidados, hacían doloroso, cuando no imposible, traspasarlas.

Montecristo comprendió que pasar más allá de aquella puerta, y probablemente de otras muchas por todo el campus, podría hacerle daño. Los Tremere habían convertido aquella universidad en una descomunal fortaleza escondida a simple vista detrás de los símbolos propios de las aulas de un centro de estudio. Habría círculos de protección contra el paso de intrusos vampíricos por toda Columbia.

La voz de Hex aún resonaba en la mente de Montecristo.

- Has vuelto a casa, mi amor

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Montecristo abrió los ojos de nuevo, incapaz de distinguir por un momento sus ensoñaciones de la realidad. Tuvo que parpadear varias veces antes de comprender que al otro lado del umbral de aquella puerta, rodeada de la música y el ambiente juvenil de una noche en una residencia de estudiantes, con un maquillaje festivo y setentero, estaba su Sire.


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- Ayuda, ofrece su... ayuda.

Milliner sonríe mostrando una dentadura perfecta. Su traje apenas se pliega, su rostro apenas muestra emociones. Es un tipo extraordinariamente elegante, pero tiene algo a su alrededor que es desconcertante. Como si estuviera más cerca de parecer un sepulturero que un multimillonario. Su cercanía generaba una inquietud incómoda para Nyx.

- ¿Se te ha olvidado lo que nos ha pasado a todos por culpa de gente como tú? - Milliner da un paso hacia delante por el que Nyx instintivamente da un paso hacia atrás. La voz del vampiro baja un tono y es un poco más alta que un susurro- Tenemos que estar mirando por encima del hombro todo el puto día por que tú y otros como tú os habéis dedicado a jugar a las casitas con vuestras familias...

Milliner vuelve a dar un paso hacia atrás y se coloca, innecesariamente, la chaqueta del traje y ajusta las mangas.

- Los Shelby son unos tocahuevos, no lo voy a negar, pero no vamos a rebajarnos a tratar con un mierda como tú. Hazte mayor, vuelve como un... hombre autónomo al que nada le impide actuar como mandan los tiempos y entonces hablaremos.

El pelirrojo da la conversación por terminada y se dispone a marcharse de nuevo hacia el interior de la plaza.


OFF: Ansia Montecristo 3, Pagliacci 3, Nyx 1

En la tirada de Jebe no estaban indicados los dados de Ansia, por lo que no quedaba claro si el Crítico es Conflictivo o no... Así que me he tomado cierta licencia narrativa para seguir adelante

En el caso de Nyx, necesito una tirada de Compostura + Persuasión a dificultad 4 si sigue intentando hablar con Milliner. (El resultado se trataría como un combate social contra esta tirada: https://discord.com/channels/6032459677 ... 9679905876 es decir, podría tener consecuencias en daño a la FV)
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Re: "Countdown" 5

#19

Mensaje por Pagliacci » 08 Dic 2024, 19:02

En otra situación, otra noche, la periodista hubiera grabado todo aquello desde las distancias, hubiera hecho un par de llamadas a emergencias y se hubiera asegurado de que las fotografías sobre la trata de personas acabaran en los medios. Pero aquella noche no, esa mujer podía ser Melinda, ese tipo podía ser su sire, esos bastardos venían de Nueva Jersey. Tal y cómo lo veía la huérfana, debía arriesgarlo todo. Sus dedos agarrotados y afilados ni tan siquiera podrían manejar un smartphone, la sombra que acechaba en su interior le instaba a golpear rápido, a golpear ahora.

La Caitiff trató de moverse rápido, pero en silencio, para tratar de asestarle un garrazo al tipo que se llevaba a la figura amortajada y que la había cargado a la furgoneta blanca. Sabía que probablemente se trataba de un vástago, que no habría marcha atrás, pero era ahora o nunca. Trató de aprovechar la distracción del accidente para no ser descubierta mientras sus botas cubiertas de barro le acercaban, paso a paso, a un momento que cambiaría su no-vida.

Nyx (DarkOsca)
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Re: "Countdown" 5

#20

Mensaje por DarkOsca » 08 Dic 2024, 20:33

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Nyx se quedó inmóvil durante un instante, procesando cada palabra con la misma frialdad con la que habían sido pronunciadas. No había forma de negar que Milliner sabía exactamente cómo golpear donde más dolía. Inspiró lentamente, aunque no necesitaba aire. Su voz salió clara, templada, pero con un filo que no pretendía esconder.

-¿Autónomo? ¿Como tú, que no puedes cruzar una plaza sin revisar si alguien te sigue? No te preocupes, señor Milliner, yo sí recuerdo lo que hemos perdido. Pero también tengo claro quiénes somos ahora. No necesito tus lecciones sobre los tiempos que corren, porque los vivo cada noche igual que tú.


Se detuvo un momento, observando cómo el pelirrojo ajustaba las mangas de su impecable traje.

-Lo que sí lamento es que estemos tan ocupados jodiéndonos entre nosotros que dejamos que otros toquen a la puerta y tomen lo que quieran. Pero entiendo... tú prefieres seguir mirando por encima del hombro.

Nyx hizo una pequeña inclinación de cabeza, lo justo para mostrar respeto sin someterse.

-Buenas noches, Milliner, te deseo lo mejor. Yo seguiré creciendo, como dices. Pero recuerda: hasta las cicatrices más profundas pueden sanar cuando ambas manos se extienden hacia la tregua.

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