-Nyx gasta 1 FV para controlar el Frenesí durante el siguiente turno
Nyx notó el sabor metálico de la sangre salpicarle los labios, la adrenalina vampírica latiendo en cada rincón de su cuerpo muerto. El zumbido en sus oídos era como una orquesta de furia ancestral, un eco del linaje Brujah que reclamaba sangre, justicia o venganza. Lo que viniera antes.
Pero algo: una chispa, una memoria, una promesa muda a sí mismo, le hizo detener el siguiente golpe. La visión roja se tambaleó, se quebró apenas un instante. Y entonces la rabia no se fue, pero se replegó. Se replegó como un animal herido que aún mostraba los colmillos pero había dejado de morder.
La figura del líder de los Sons se desdibujaba entre el rugido de las motos y el humo del asfalto quemado. Nyx lo siguió con la mirada, medio girado, los dedos aún curvados como garras listas para desgarrar. Notó cómo el aire le azotaba el rostro y se dio cuenta de que había empezado a correr tras ellos sin pensarlo. Un paso más y habría echado el cuerpo entero contra la fuga. Pero no lo dio.
Con un esfuerzo descomunal, casi doloroso, clavó las botas contra el suelo y se detuvo, jadeando como si sus pulmones necesitaran el oxígeno que ya no consumía. El peso de la cordura volvía a caer sobre sus hombros. El precio de no haber perdido el control del todo.
Se giró a medias y cruzó una mirada fugaz con Montecristo. No dijo nada. Luego buscó con la vista a Pagliacci. Las sirenas reales ya se escuchaban en la distancia. Había que moverse.
La furia aún vivía dentro. Pero Nyx la había encadenado. Por ahora.
"Countdown" 6
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Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista
Re: "Countdown" 6
El révolver humeante como un apéndice de su mano. La sensación cálida que procede del cañón y el sutil olor de la pólvora en el ambiente. Por un momento, Montecristo recuerda sus tiempos como detective, hazañas de antihéroe con los chicos de azul barriendo las calles
El rugido creciente del séptimo de caballería motorizado lo saca enseguida del trance. Habían perdido otro apoyo y ganado otro frente, con la espada de Damocles cayendo directamente a sus nucas.
- Debemos largarnos - alcanzó a decir.
El rugido creciente del séptimo de caballería motorizado lo saca enseguida del trance. Habían perdido otro apoyo y ganado otro frente, con la espada de Damocles cayendo directamente a sus nucas.
- Debemos largarnos - alcanzó a decir.
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Pagliacci (Pagliacci)
Periodista
Re: "Countdown" 6
La periodista contuvo el aliento hasta que los moteros se alejaron lo suficiente, todavía sin acabar de creerse que su artimaña hubiera funcionado de forma tan fluida, percibiendo el ruido de los motores apagarse lentamente. Cuando los vio marcharse, apagó el teléfono y salió a todo prisa hacia el cadáver del motero asesinado por Nyx, su cara machacada era pulpa rojiza, no muy diferente a un zumo de arándanos cubriendo un pedazo de carne cruda y a medio masticar.
La paria tuvo que hacer un esfuerzo por no vomitar allí mismo mientras dejaba junto a éste la escopeta relacionada con los asesinatos de la noche anterior, un cabo suelto que ahora quedaba atado, vinculando el arma del delito a la muerte de los dos vástagos en el pantano, la culata del arma todavía envuelta en los harapos sanguinolentos de la rata de cloaca. En caso de que esta situación llegara a oídos de la Camarilla y los Tremere, sería otro indicio apuntando hacia los Sons of blood, en lugar de hacia ella.
Sintió la presión del tiempo, la policía estaba a punto de echárseles encima y no quería tener que dar explicaciones. Recogió el teléfono móvil y la cartera del macarra, no pudo evitar fijarse en sus dientes incrustados en el pavimento, quizás sus datos albergaran alguna pista sobre la identidad de su sire.
Segundos después, su corazón bombeaba sangre hacia sus músculos muertos para que se movieran antinaturalmente y a toda velocidad hacia la moto tirada junto al cadáver, la levantó y montó en ella. El pánico ardía en sus ojos. El motor de la máquina emitió un rugido salvaje, cuando hizo girar la llave de contacto.
-Venid conmigo, si queréis vivir.
La paria tuvo que hacer un esfuerzo por no vomitar allí mismo mientras dejaba junto a éste la escopeta relacionada con los asesinatos de la noche anterior, un cabo suelto que ahora quedaba atado, vinculando el arma del delito a la muerte de los dos vástagos en el pantano, la culata del arma todavía envuelta en los harapos sanguinolentos de la rata de cloaca. En caso de que esta situación llegara a oídos de la Camarilla y los Tremere, sería otro indicio apuntando hacia los Sons of blood, en lugar de hacia ella.
Sintió la presión del tiempo, la policía estaba a punto de echárseles encima y no quería tener que dar explicaciones. Recogió el teléfono móvil y la cartera del macarra, no pudo evitar fijarse en sus dientes incrustados en el pavimento, quizás sus datos albergaran alguna pista sobre la identidad de su sire.
Segundos después, su corazón bombeaba sangre hacia sus músculos muertos para que se movieran antinaturalmente y a toda velocidad hacia la moto tirada junto al cadáver, la levantó y montó en ella. El pánico ardía en sus ojos. El motor de la máquina emitió un rugido salvaje, cuando hizo girar la llave de contacto.
-Venid conmigo, si queréis vivir.