El sonido de la lancha surcando el oleaje, no demasiado fuerte, de la noche escandinava llevó los pensamientos de
Laurent de las epopeyas clásicas a las historias de vikingos y serpientes marinas. Malalt no se sentía de Dinamarca más que de cualquier otra parte del mundo, no dejaba de ser una parada más en su vagabundeo nocturno, un puerto seguro (al menos hasta las noches actuales, en las que todo empezaba a complicarse demasiado). Sus ensoñaciones de drakkars y cuernos vikingos quedaron en un segundo plano al notar la vibración de su teléfono. No hizo el ademán de cogerlo, ya que soltar el pequeño volante de la embarcación era una mala idea dada su poca destreza para el pilotaje, pero sabía de siempre que esa vibración indicaba que se había quedado sin batería.
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¿En tu cabeza?
Álex preguntó extrañada, sin terminar de comprender a su compañero una vez calmadas las risas nerviosas. El Caitiff a veces parecía no estar del todo en sus cabales. Álex pensaba que era el efecto de la mierda que seguía consumiendo en la Sangre de sus víctimas. Él nunca daba demasiadas explicaciones de esa peculiar alimentación; la Brujah pensaba que seguramente le avergonzaba y sinceramente era lo menos que podia provocarle esa dependencia que no le había abandonado incluso después de morir.
Jasper deseaba contarle más, pero no estaba muy seguro de si era buen momento. Álex le escuchaba, pero era incapaz de estarse quieta ni un solo segundo. Se movía arriba y abajo nerviosa, mirando permanentemente hacia la bocana del puerto, en la que apenas se distinguía la luz plateada de un pequeño faro y las luces intermitentes rojas de distintas boyas que marcaban el camino a los barcos durante la noche. No había ni rastro de Laurent ni de ninguna otra embarcación.
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Algo iba mal.
Laurent lo notó al cabo de unos minutos, justo cuando empezaba a disfrutar de la brisa marina, del viento golpeando su rostro. Le costaba un esfuerzo extraordinario mantener su atención al 100% en la conducción de la lancha, aunque al menos había dejado atrás el embotamiento que le provocaba el zumbido y el ambiente opresivo de la isla de Saltholm. No obstante, al cabo de unos minutos se dio cuenta de que no estaba logrando mantener una línea recta.
Laurent maldijo en voz baja. No obstante, no podía decir que no fuera previsible. Mantener una línea recta en el agua era prácticamente imposible sin terminar de comprender los detalles de la conducción náutica, los indicadores luminosos que tenía delante apenas le decían nada e intentaba guiarse sólo por las luces de la costa, dejando a su espalda el Torning Torso que indicaba la silueta de Malmö, a su izquierda el inmenso puente de Oresund y yendo lo más directamente posible la costa de Copenhague. Ahora era consciente de que no iba a llegar al puerto tal y como le había dicho a Álex. En el mejor de los casos, su esperanza era seguir la línea del puente para intentar encallar al inicio del mismo.
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La pregunta de
Álex aún flotaba en el aire cuando tanto ella como
Jasper miraron sus relojes. Laurent llevaba demasiado retraso. Un temor instintivo comenzó a apoderarse de los dos, pensando que el Toreador pudiera haber tenido algún tipo de percance en el mar durante la noche. Bien es cierto que un Vampiro podría resistir un inconveniente como ese, pero sólo imaginar las profundidades marinas en plena madrugada aún os provocaba un miedo instintivo que achantaba a vuestras Bestias.
Una especie de chasquido os saca de vuestro nerviosismo. Os giráis casi al mismo tiempo y veis a un tipo con pinta de estibador jubilado que os mira directamente mientras fuma en una pipa. Claramente dejó atrás la sesentena hace tiempo, aunque mantiene un espectacular aspecto físico, con espaldas anchas, manos grandes y cierta vitalidad en sus gestos. Tiene una barba muy poblada y canosa y viste como una especie de marinero antiguo.
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¿Qué se os ha perdido por aquí? Estáis en mi territorio... -dice con una voz grave mientras da otra profunda calada a la pipa.
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Completamente extenuado,
Laurent logra poner freno a la lancha junto a uno de los primeros pilares del puente de Oresund. Se baja de la lancha y se deja caer contra la monumental columna de hormigón, apoyando su espalda contra ella y dejando que unas pequeñas olas lleguen a mojar ligeramente sus pantalones. Durante un instante vuelve la vista al cielo estrellado, ahora menos espectacular por la contaminación lumínica derivada del propio puente, del que además puede escuchar el paso rítmico y veloz de algunos coches.
Laurent es consciente del riesgo de su propia acción. Mira ahora el estrecho de mar algo perplejo, sin terminar de creerse que haya sido capaz de cruzarlo. Palpa la máscara que esconde debajo de su ropa y que sigue oliendo a láudano. Mira a lo lejos, sabiendo que Copenhague le espera con una serie de problemas que poco a poco se van cerrando sobre él y, por extensión, sobre sus compañeros de Coterie.
Vuelve a notar ligeramente el zumbido en sus oídos.
OFF: Álex -1 Puntos de Sangre. Jasper -1 Puntos de Sangre y -1 FV. Laurent tiene -7 de Sangre y -5 de FV.