
A la sombra de los Alpes Transilvanos, Alexandru Rabia-de-Trueno comenzó una campaña para obligar a los gobernantes de los clanes vecinos a someterse a su voluntad. Mientras los turcos otomanos y los rusos luchaban en sus tierras, Alexandru extendía sus influencia. Mediante la traición, el asesinato y el engaño, unió a cinco clanes bajo su gobierno tiránico. Enfrentando continuamente a sus potenciales sucesores se mantuvo en el poder. Tomó el título de rey, principalmente para burlarse del título empleado por los Colmillos Plateados.
A medida que crecía su poder, se incrementaban sus problemas. La consolidación de tanto poder en un mismo lugar atrajo la atención de un voivoda vampiro del clan Tzimisce de un dominio cercano. Mikhail Dombrescu gobernaba a su pueblo, y el poder que había reunido al norte estaba centrado en Transilvania. Propuso una alianza a Alexandru para consolidar el poder de ambos, aunque bajo esta oferta se encontraba una amenaza velada de guerra.
Alexandru sabía que pactar una alianza con los servidores del Wyrm enfrentaría a los clanes de Garou y fragmentaría sus dominiios. Aunque deseaba la paz, se preparó para la guerra. En las montañas de los Cárpatos, se reunió en privado con un grupo de emisarios de Mikhail. Mientras negociaban, dos de sus Betas rodearon el lugar de encuentro con tres manadas de guerreros y asesinaron a casi todos los negociadores de Mikhail. Uno fue perdonado para que llevara las cenizas resultantes a la corte del voivoda.
A medida que se sucedían las batallas contra los ejércitos de Mikhail, crecía el odio del voivoda por el Rey Rabia-de-Trueno. Alexandru se hizo famoso por sus violentos frenesíes en medio de las batallas. Comenzó a ver conspiraciones contra él en todas partes, y los Señores de la Sombra que criticaban abiertamente su tiranía solían desaparecer misteriosamente. En el clímax de su victoria en la Batalla de Czyrny, desgarró la garganta de uno de sus Betas, el líder del clan Del Cielo Cubierto. Los Garou comenzaron a murmurar que Alexandru había sido contaminado por el Wyrm. Aunque nadie pudo demostrarlo, los rumores continuaron.
A medida que continuaba su guerra contra los esbirros del Wyrm, se encontró cada vez más poseído por la misma locura y corrupción que combatía. A sugerencia de su Sumo Sacerdote, viajó a la Umbra en busca de sabiduría. El viaje espiritual de Alexandru le reveló la verdadera fuente de su sufrimiento. Nunca había sido producto de la guerra. Como Señor de la Sombra estaba acostumbrado a capear las tormentas. La verdadera tormenta surgía de su interior. Las visiones que experimentó le enseñaron que hasta que purificase la mancha del Wyrm sobre sí mismo, nunca conseguiría purificar las tierras que gobernaba.
Alexandru regresó cambiado de su viaje. Renunció a su rabia en su búsqueda de sabiduría. Dejó que los líderes de sus clanes continuaran la guerra contra los ejércitos de Mikhail y se ganó su respeto. Su reputación de crueldad impidió que nadie se atreviera a traicionarlo y al recompensar a sus líderes de clan incrementó su confianza y su poder. Abdicó de su posición como Rey, y los cinco clanes bajo su dominio reanudaron sus batallas contra los vampiros Tzimisce, los turcos y los Colmillos Plateados.
Alexandru Rabia-de-Trueno viajó solo a la Umbra por última vez y nunca regresó. Se dice que estableció un nuevo reino dentro del Reino Legendario. El poema épico de su viaje a la Umbra y la sabiduría que encontró allí ha sido transmitida de una generación a otra por los Galliard de los Señores de la Sombra.