Re: Crónica: La Tierra de Horus
Publicado: 18 Jul 2019, 14:41
Por Anders Sandberg. Transcrito por Magus aka [mention]Alexander Weiss[/mention]
LOS ARMEROS DE ORIÓN:
El propósito de esta cábala Hermética es restaurar el Tapiz, siguiendo los antiguos principios de la caballería espiritual como los Templarios y otras muchas organizaciones secretas. Restaurar en el Tapiz el principio del liderazgo justo fortalecería un vínculo entre el simbolismo antiguo y el mundo moderno, liberando de forma controlada una gran cantidad de energía dinámica en el paradigma que resulta muy necesaria para las Tradiciones. Esto proporcionaría a las Tradiciones un nuevo apoyo en la Guerra de la Ascensión, por no mencionar el poder que adquiriría la Orden de Hermes. Aunque nadie lo menciona, los Armeros de Orión son conscientes de que si tienen éxito, sus nombres y hazañas quedarán inscritos para siempre entre los grandes nombres de la larga historia de la Orden de Hermes. Puede que la ambición personal no sea muy noble, pero es una gran motivación.
Oficialmente el propósito de los Armeros está deliberadamente oculto; los fundadores pretenden que sus verdaderos objetivos permanezcan en secreto, y hacer creer a los potenciales espías que están buscando ciertos artefactos egipcios como el Libro de Thoth, el Arpón de Isis o los Fragmentos del Huevo del Mundo. Como existen otros grupos Herméticos con objetivos similares (la mayoría no consiguen nada), la presencia de los Armeros no atraerá tanto la atención.
La cábala de los Armeros es muy pequeña, ya que sus fundadores se dieron cuenta de que sería difícil mantener en secreto las operaciones de un gran grupo de magos durante mucho tiempo. Por esta razón decidieron reclutar magos que podrían contribuir con sus técnicas, personalidad, contactos o magia y los iniciando en la cábala.
Los Armeros de Orión no disponen de un sistema complejo de grados e iniciaciones sucesivas como la mayoría de las cábalas Herméticas, sino que sólo tienen dos grados: aprendiz y Maestro. Todos los miembros salvo el Maestro Cavendish y el Maestro Weith son aprendices; el título de Maestro es principalmente un título de honor para los magos fundadores. La cábala funciona mediante una mezcla de democracia directa para la mayoría de los problemas y el liderazgo de los dos fundadores cuando se trata de temas realmente esotéricos. Como la organización es pequeña, funciona bastante bien.
“Oficialmente” (para los demás magos) el símbolo de los Armeros es un yunque o un martillo, pero de forma no oficial el símbolo es la constelación de Orión, con la cabeza de halcón de Horus y el yunque inscritos en la parte superior e inferior, respectivamente. Cada miembro tiene su propio sello secreto inscrito en un martillo que forjan durante la iniciación. Estos martillos son los símbolos de su pertenencia a la cábala, y se encuentran mágicamente vinculados a sus propietarios (no es obvio, pero resulta posible para un miembro que conozca el sello de otro crear un vínculo mágico utilizando su martillo con el otro mago; es una forma de mantener el contacto, o descubrir la ubicación de un compañero secuestrado).
La Iniciación:
a iniciación de los Armeros de Orión es un solemne ritual Hermético no muy diferente a la iniciación de los neófitos del Alba Dorada. Los iniciados se visten con capas negras sobre ropas blancas y son encadenados con pesadas cadenas de hierro, y entonces son llevados al templo de los Armeros por el Centinela. Al sur del templo se encuentra una forja alquímica, al norte una urna elaborada llena de agua, al oeste un yunque sobre un altar y al este dos pilares de mármol blanco y negro que rodean una cortina negra.
En la iniciación están presentes cuatro oficiales, cada uno de pie en cada lado de la habitación, y el Hierofante dirige la ceremonia. El Kerux, el heraldo y guardián del Templo Interior, se encuentra entre los pilares, vestido de amarillo para simbolizar la luz y el aire. Realiza las proclamaciones. El Estolista, el Guardián del Agua, se encuentra de pie vestido de azul detrás de la urna sosteniendo un aspergilo. El Daudachos, el Guardián del Fuego, se encuentra en el sur vestido de rojo sosteniendo un incensario. El Centinela, que guarda el Templo y representa a la Tierra, permanece en el oeste vestido de negro. El Centinela guiará al iniciado alrededor del templo. Cada uno de los cuatro oficiales lleva un delantal de cuero inscrito con un sello. El Hierofante permanece tras el altar, vestido espléndidamente de blanco, rojo y oro portando la doble corona de Egipto, sosteniendo un cetro y un látigo. Durante el ritual dirige a los demás oficiales, representando el poder divino y la Quintaesencia pura.
Antes de que el iniciado entre, los oficiales purifican el Templo con fuego, agua e incienso, invocando los poderes de las Atalayas de los Cuatro Elementos. El Centinela introduce al iniciado en el templo y le indica que se arrodille ante el altar. El Estolista pregunta: “¿Quién es este hijo de las Tinieblas? “ El Daudachos pregunta “¿Y por que lleva las pesadas cadenas de la Ignorancia y la Debilidad?”. El Kerux responde: “Éste es (nombre del iniciado), que ha viajado a través de los desiertos de poniente para buscar la luz y la libertad. Fue encadenado por los servidores de Set, que lo cegaron para que no pudiera ver su verdadera senda, y lo cargaron con la Ignorancia y la Debilidad para que así cayera presa de las Tinieblas. Pero la luz del Despertar ha restaurado su vista, y así encontró el camino a este templo sagrado.”
El Estolista se adelanta y dice: “Yo te purifico con agua” (derrama agua sagrada sobre el iniciado y le da de beber). El Daudacos se adelanta y dice “Yo te consagro con fuego” y hace que el iniciado aspire los vapores de incienso. El Hierofante hace una señal y dice “En el nombre de la Luz ordeno que las cadenas de la Ignorancia y la Debilidad se retiren por los poderes del Sol”, y el Centinela ayuda al iniciado a levantarse ante el altar y pone las cadenas en el yunque. El Estolista trae un cincel y el Daudachos un martillo, cada uno rodeado con el brillo de su respectivo elemento. El Hierofante los toma y rompe las cadenas, con cada golpe (que emite chispas brillantes) entona “¡Khabs am Pekht, Konx om pax, luz en extensión!”. Cuando el iniciado es retirado, el Centinela le quita la capa negra y el iniciado queda libre y puro ante el altar.
El Hierofante dice. “Has sido liberado de tus ataduras por los Armeros de Orión y ahora eres libre de seguir tu propia senda hacia la luz. Pero si lo deseas puedes permanecer en este templo y convertirte en aprendiz, aprendiendo el secreto para romper las Cadenas de la Ignorancia y la Debilidad. ¿Cuál quieres que sea tu destino?”
Si el iniciado responde positivamente, comienza la siguiente parte de la iniciación. El Hierofante lee el Juramento ante el iniciado, que lo repite. El Kerux lleva al iniciado hasta un horno en el sur de la habitación y le explica: “Éste es el fuego de la verdad, que quemará todas las impurezas y transformará la materia prima en elixir". Está presidido por Thaum-Aesch-Niaeth, “La perfección del fuego manifestado en la tierra, la Diosa de la Balanza del Equilibrio en el Pilar Blanco.” En el norte la explicación es: “Éste es el agua o pureza, que templa la materia transmutada en perfección". Está presidida por Auramoo-ooth, “La luz que brilla a través de las aguas de la tierra”, la diosa de la Balanza del Equilibrio en el Pilar Negro.” En el este explicará: “Este es el yunque de la tierra, la forja de Ptah, donde el dios de la creación hace la Forma que manifiesta la Palabra utilizando las herramientas etéreas de la Palabra, la Razón y el Corazón. Son las herramientas de los Armeros de Orión, que creamos las armas de los dioses.”
El Kerux separa los cortinajes entre los pilares blanco y negro del oeste, revelando un estandarte blanco con siete estrellas doradas que forman la constelación de Orión, donde la sección superior contiene una estilizada cabeza de halcón (la cabeza de Horus) y la sección inferior un yunque con una llama. El Hierofante dice: “Ésta es la verdadera misión de los Armeros de Orión: cumplir los antiguos planes y rearmar a las fuerzas de la luz. Forjar la espada, el cetro y la corona de Horus para que las fuerzas de Set puedan ser derrotadas. Restaurar lo que se quebró o perdió y templar el poder con sabiduría.”
El Kerux presentará un delantal de cuero, con un símbolo inscrito que representa al iniciado, y se lo entregará. “Desde este día eres un aprendiz de los Armeros de Orión”. Todos los oficiales levantan sus manos con los signos elementales: “¡Oh, grandes dioses de las Cuatro Atalayas! ¡Oh, Isis!, ¡Oh, Osiris!, ¡Oh, Anubis!, ¡Oh, Horus! ¡Presencia la entrada del aprendiz (nombre del iniciado) en nuestra orden!”. El Centinela coloca un trozo de acero en el altar, que el Estolista purifica con agua, el Daudacos calienta con una llama hasta que se pone al rojo blanco. El Kerux entrega el martillo al Hierofante, que golpea el metal candente una vez, imbuyéndolo con Quintaesencia para que brille. Entonces el Hierofante entrega el martillo al iniciado. Cuando el iniciado golpea el metal se transforma en una cabeza de martillo que lleva su sello. El Estolista la recoge y la templa en la urna de agua, entregándola al iniciado (más tarde es encajada en un mango).
El Kerux levanta su mano y dice: “Ahora proclamo que esta iniciación ha sido completada y que el Acero ha sido purificado y templado. El templo está cerrado.”
El juramento de los Armeros de Orión:
“Yo, aquí presente, juro ante los dioses de las Cuatro Atalayas mantener los preceptos y la visión de los Armeros de Orión sin importar lo que pueda ocurrirme o que las fuerzas de las tinieblas acudan a mí.
Juro mantener los objetivos, rituales y naturaleza de los Armeros de Orión en secreto de todos salvo los iniciados de la orden y mantener el secreto de la orden apartado de los profanos o indignos. Si los secretos de la forja espiritual son conocidos por otros, un gran daño caerá sobre todos nosotros y las fuerzas del cosmos se desequilibrarán.
Juro ayudar a mis hermanos y hermanas, darles mi mano, ojo y corazón si los necesitan, y recordar que sólo mediante el trabajo concertado de todos los oficiales mis cadenas pudieron ser rotas y el martillo pudo ser forjado.
Me dedico a esta gran obra y en presencia de los poderes y elementos juro que si traiciono este juramento que mi existencia sea borrada. Así está escrito, y que así se haga.”
El propósito de esta cábala Hermética es restaurar el Tapiz, siguiendo los antiguos principios de la caballería espiritual como los Templarios y otras muchas organizaciones secretas. Restaurar en el Tapiz el principio del liderazgo justo fortalecería un vínculo entre el simbolismo antiguo y el mundo moderno, liberando de forma controlada una gran cantidad de energía dinámica en el paradigma que resulta muy necesaria para las Tradiciones. Esto proporcionaría a las Tradiciones un nuevo apoyo en la Guerra de la Ascensión, por no mencionar el poder que adquiriría la Orden de Hermes. Aunque nadie lo menciona, los Armeros de Orión son conscientes de que si tienen éxito, sus nombres y hazañas quedarán inscritos para siempre entre los grandes nombres de la larga historia de la Orden de Hermes. Puede que la ambición personal no sea muy noble, pero es una gran motivación.
Oficialmente el propósito de los Armeros está deliberadamente oculto; los fundadores pretenden que sus verdaderos objetivos permanezcan en secreto, y hacer creer a los potenciales espías que están buscando ciertos artefactos egipcios como el Libro de Thoth, el Arpón de Isis o los Fragmentos del Huevo del Mundo. Como existen otros grupos Herméticos con objetivos similares (la mayoría no consiguen nada), la presencia de los Armeros no atraerá tanto la atención.
La cábala de los Armeros es muy pequeña, ya que sus fundadores se dieron cuenta de que sería difícil mantener en secreto las operaciones de un gran grupo de magos durante mucho tiempo. Por esta razón decidieron reclutar magos que podrían contribuir con sus técnicas, personalidad, contactos o magia y los iniciando en la cábala.
Los Armeros de Orión no disponen de un sistema complejo de grados e iniciaciones sucesivas como la mayoría de las cábalas Herméticas, sino que sólo tienen dos grados: aprendiz y Maestro. Todos los miembros salvo el Maestro Cavendish y el Maestro Weith son aprendices; el título de Maestro es principalmente un título de honor para los magos fundadores. La cábala funciona mediante una mezcla de democracia directa para la mayoría de los problemas y el liderazgo de los dos fundadores cuando se trata de temas realmente esotéricos. Como la organización es pequeña, funciona bastante bien.
“Oficialmente” (para los demás magos) el símbolo de los Armeros es un yunque o un martillo, pero de forma no oficial el símbolo es la constelación de Orión, con la cabeza de halcón de Horus y el yunque inscritos en la parte superior e inferior, respectivamente. Cada miembro tiene su propio sello secreto inscrito en un martillo que forjan durante la iniciación. Estos martillos son los símbolos de su pertenencia a la cábala, y se encuentran mágicamente vinculados a sus propietarios (no es obvio, pero resulta posible para un miembro que conozca el sello de otro crear un vínculo mágico utilizando su martillo con el otro mago; es una forma de mantener el contacto, o descubrir la ubicación de un compañero secuestrado).
La Iniciación:
a iniciación de los Armeros de Orión es un solemne ritual Hermético no muy diferente a la iniciación de los neófitos del Alba Dorada. Los iniciados se visten con capas negras sobre ropas blancas y son encadenados con pesadas cadenas de hierro, y entonces son llevados al templo de los Armeros por el Centinela. Al sur del templo se encuentra una forja alquímica, al norte una urna elaborada llena de agua, al oeste un yunque sobre un altar y al este dos pilares de mármol blanco y negro que rodean una cortina negra.
En la iniciación están presentes cuatro oficiales, cada uno de pie en cada lado de la habitación, y el Hierofante dirige la ceremonia. El Kerux, el heraldo y guardián del Templo Interior, se encuentra entre los pilares, vestido de amarillo para simbolizar la luz y el aire. Realiza las proclamaciones. El Estolista, el Guardián del Agua, se encuentra de pie vestido de azul detrás de la urna sosteniendo un aspergilo. El Daudachos, el Guardián del Fuego, se encuentra en el sur vestido de rojo sosteniendo un incensario. El Centinela, que guarda el Templo y representa a la Tierra, permanece en el oeste vestido de negro. El Centinela guiará al iniciado alrededor del templo. Cada uno de los cuatro oficiales lleva un delantal de cuero inscrito con un sello. El Hierofante permanece tras el altar, vestido espléndidamente de blanco, rojo y oro portando la doble corona de Egipto, sosteniendo un cetro y un látigo. Durante el ritual dirige a los demás oficiales, representando el poder divino y la Quintaesencia pura.
Antes de que el iniciado entre, los oficiales purifican el Templo con fuego, agua e incienso, invocando los poderes de las Atalayas de los Cuatro Elementos. El Centinela introduce al iniciado en el templo y le indica que se arrodille ante el altar. El Estolista pregunta: “¿Quién es este hijo de las Tinieblas? “ El Daudachos pregunta “¿Y por que lleva las pesadas cadenas de la Ignorancia y la Debilidad?”. El Kerux responde: “Éste es (nombre del iniciado), que ha viajado a través de los desiertos de poniente para buscar la luz y la libertad. Fue encadenado por los servidores de Set, que lo cegaron para que no pudiera ver su verdadera senda, y lo cargaron con la Ignorancia y la Debilidad para que así cayera presa de las Tinieblas. Pero la luz del Despertar ha restaurado su vista, y así encontró el camino a este templo sagrado.”
El Estolista se adelanta y dice: “Yo te purifico con agua” (derrama agua sagrada sobre el iniciado y le da de beber). El Daudacos se adelanta y dice “Yo te consagro con fuego” y hace que el iniciado aspire los vapores de incienso. El Hierofante hace una señal y dice “En el nombre de la Luz ordeno que las cadenas de la Ignorancia y la Debilidad se retiren por los poderes del Sol”, y el Centinela ayuda al iniciado a levantarse ante el altar y pone las cadenas en el yunque. El Estolista trae un cincel y el Daudachos un martillo, cada uno rodeado con el brillo de su respectivo elemento. El Hierofante los toma y rompe las cadenas, con cada golpe (que emite chispas brillantes) entona “¡Khabs am Pekht, Konx om pax, luz en extensión!”. Cuando el iniciado es retirado, el Centinela le quita la capa negra y el iniciado queda libre y puro ante el altar.
El Hierofante dice. “Has sido liberado de tus ataduras por los Armeros de Orión y ahora eres libre de seguir tu propia senda hacia la luz. Pero si lo deseas puedes permanecer en este templo y convertirte en aprendiz, aprendiendo el secreto para romper las Cadenas de la Ignorancia y la Debilidad. ¿Cuál quieres que sea tu destino?”
Si el iniciado responde positivamente, comienza la siguiente parte de la iniciación. El Hierofante lee el Juramento ante el iniciado, que lo repite. El Kerux lleva al iniciado hasta un horno en el sur de la habitación y le explica: “Éste es el fuego de la verdad, que quemará todas las impurezas y transformará la materia prima en elixir". Está presidido por Thaum-Aesch-Niaeth, “La perfección del fuego manifestado en la tierra, la Diosa de la Balanza del Equilibrio en el Pilar Blanco.” En el norte la explicación es: “Éste es el agua o pureza, que templa la materia transmutada en perfección". Está presidida por Auramoo-ooth, “La luz que brilla a través de las aguas de la tierra”, la diosa de la Balanza del Equilibrio en el Pilar Negro.” En el este explicará: “Este es el yunque de la tierra, la forja de Ptah, donde el dios de la creación hace la Forma que manifiesta la Palabra utilizando las herramientas etéreas de la Palabra, la Razón y el Corazón. Son las herramientas de los Armeros de Orión, que creamos las armas de los dioses.”
El Kerux separa los cortinajes entre los pilares blanco y negro del oeste, revelando un estandarte blanco con siete estrellas doradas que forman la constelación de Orión, donde la sección superior contiene una estilizada cabeza de halcón (la cabeza de Horus) y la sección inferior un yunque con una llama. El Hierofante dice: “Ésta es la verdadera misión de los Armeros de Orión: cumplir los antiguos planes y rearmar a las fuerzas de la luz. Forjar la espada, el cetro y la corona de Horus para que las fuerzas de Set puedan ser derrotadas. Restaurar lo que se quebró o perdió y templar el poder con sabiduría.”
El Kerux presentará un delantal de cuero, con un símbolo inscrito que representa al iniciado, y se lo entregará. “Desde este día eres un aprendiz de los Armeros de Orión”. Todos los oficiales levantan sus manos con los signos elementales: “¡Oh, grandes dioses de las Cuatro Atalayas! ¡Oh, Isis!, ¡Oh, Osiris!, ¡Oh, Anubis!, ¡Oh, Horus! ¡Presencia la entrada del aprendiz (nombre del iniciado) en nuestra orden!”. El Centinela coloca un trozo de acero en el altar, que el Estolista purifica con agua, el Daudacos calienta con una llama hasta que se pone al rojo blanco. El Kerux entrega el martillo al Hierofante, que golpea el metal candente una vez, imbuyéndolo con Quintaesencia para que brille. Entonces el Hierofante entrega el martillo al iniciado. Cuando el iniciado golpea el metal se transforma en una cabeza de martillo que lleva su sello. El Estolista la recoge y la templa en la urna de agua, entregándola al iniciado (más tarde es encajada en un mango).
El Kerux levanta su mano y dice: “Ahora proclamo que esta iniciación ha sido completada y que el Acero ha sido purificado y templado. El templo está cerrado.”
El juramento de los Armeros de Orión:
“Yo, aquí presente, juro ante los dioses de las Cuatro Atalayas mantener los preceptos y la visión de los Armeros de Orión sin importar lo que pueda ocurrirme o que las fuerzas de las tinieblas acudan a mí.
Juro mantener los objetivos, rituales y naturaleza de los Armeros de Orión en secreto de todos salvo los iniciados de la orden y mantener el secreto de la orden apartado de los profanos o indignos. Si los secretos de la forja espiritual son conocidos por otros, un gran daño caerá sobre todos nosotros y las fuerzas del cosmos se desequilibrarán.
Juro ayudar a mis hermanos y hermanas, darles mi mano, ojo y corazón si los necesitan, y recordar que sólo mediante el trabajo concertado de todos los oficiales mis cadenas pudieron ser rotas y el martillo pudo ser forjado.
Me dedico a esta gran obra y en presencia de los poderes y elementos juro que si traiciono este juramento que mi existencia sea borrada. Así está escrito, y que así se haga.”