El protectorado británico
Los otomanos renunciaron oficialmente a la soberanía sobre Catar en 1913, retirándose dos años después. En 1916 Abdullah Al Thani firmó un tratado con Gran Bretaña, renunciando a su soberanía en asuntos exteriores y otros asuntos a cambio de la protección militar británica frente a amenazas externas. Por el tratado también se suprimía la esclavitud, la piratería, y el tráfico de armas, aunque los británicos no se mostraron muy estrictos a la hora de aplicar esos acuerdos.
A pesar de la nueva protección británica, la posición del jeque Abdullah Al Thani era insegura. Varias tribus se negaron a pagar tributo; miembros descontentos de la familia Al Thani intrigaban contra él, y los jeques de Baréin y Arabia mostraban su oposición. El jeque Abdullah pidió a los británicos apoyo militar, armas, y préstamos, pero los británicos se mostraron reticentes a involucrarse en la política catarí hasta el hallazgo de yacimientos petrolíferos en la zona, comenzando una intensa competición por las concesiones de explotación.
El primer movimiento se produjo en 1922, cuando Sir Percy Cox separó Catar de las concesiones petrolíferas en Arabia. Finalmente en 1935 Abdullah Al Thani firmó un acuerdo con representantes anglo-persas para la explotación del petróleo en su territorio a cambio de un pago anual. Baréin, que también se había involucrado en la explotación del petróleo, reclamó las islas Hawar entre Catar y Baréin, así como varias plazas donde habitaban tribus vasallas de Baréin. Sin embargo, los representantes británicos intervinieron para evitar la guerra, cediendo las islas a Baréin, y las plazas en tierra firme a Catar. El jeque de Baréin reaccionó con un embargo económico a Catar.
La explotación petrolífera catarí a gran escala comenzó en 1938, pero poco tiempo después estalló la Segunda Guerra Mundial y la producción se detuvo durante varios años. La escasez de suministros debido al bloqueo de la guerra causó un período de crisis económica en Catar, y muchos cataríes emigraron a otros países del Golfo Pérsico. El jeque Abdullah Al Thani se endeudó, y preparó a su hijo Hamad para que le sucediera en el trono. Sin embargo, la muerte inesperada de Hamad, provocó una crisis familiar entre otros posibles sucesores.
La explotación petrolífera se reanudó en 1949. Los ingresos del petróleo transformaron la economía y la sociedad de Catar pero también provocaron varias disputas. Varios miembros de la familia Al Thani amenazaron al jeque Abdullah si no recibían parte de los beneficios. Asediado, el jeque recurrió a los británicos, abdicando en 1949 a cambio del apoyo a su hijo Alí Al Thani como sucesor.
Bajo la tutela británica se desarrollaron estructuras de gobierno y servicios públicos. Al principio, el jeque Alí se mostró reticente a compartir el poder con una burocracia dirigida por extranjeros. Sin embargo, las dificultades financieras de Alí y su incapacidad para detener las huelgas de los trabajadores del petróleo y la ambición de otros miembros de su familia, lo llevó a aceptar el consejo británico.
Durante la década de 1950 se produjeron numerosas protestas contra los británicos y la familia real catarí, apoyadas por los nacionalistas árabes anticolonialistas. Paralelamente se desarrollaron servicios como la construcción de líneas telefónicas, plantas desalinizadoras, puertos, almacenes y aeropuertos. Los jeques cataríes también recibieron tierras y posiciones en el gobierno. Sin embargo, el modo de vida extravagante del jeque Alí Al Thani provocó el descontento entre los cataríes que no pertenecían a la familia Al Thani, y también entre otras ramas de la familia que deseaban más privilegios.
Sucumbiendo a la presión familiar y a razones de salud, Alí Al Thani abdicó en 1960 en su hijo Ahmad Al Thani. Uno de los primeros actos del nuevo jeque fue incrementar las pensiones de los jeques, a costa de proyectos de desarrollo y servicios sociales. Todos los varones de la familia Al Thani también recibieron posiciones en el gobierno. El descontento entre los trabajadores del petróleo y los jeques disidentes se manifestó en la formación del Frente de Unidad Nacional, tras la muerte de varios manifestantes.
En respuesta, el jeque Ahmad ordenó la detención de varios miembros del Frente de Unidad Nacional, aunque el gobierno también acordó varias reformas para frenar el descontento, ofreciendo tierras y préstamos a los granjeros pobres, priorizando la contratación de trabajadores cataríes y elecciones municipales. También se iniciaron esfuerzos para diversificar la economía de Catar, con fábricas de cemento, empresas pesqueras, y agricultura a pequeña escala. Consejeros británicos y egipcios ayudaron a organizar los departamentos del gobierno y la burocracia.
A medida que Catar se modernizaba, el Jeque Farad comenzó a crear una progenie que le ayudara a dirigir el país y adaptarse a los cambios, reservando para sí la influencia sobre los Al Thani, la familia real catarí, procurando controlar a los elementos más díscolos, y asignando a los más prometedores a puestos de confianza o convirtiéndolos en ghouls. Para Farad, el gobierno de su dominio era similar a dirigir una de las tribus y clanes familiares, pero el paso del tiempo le mostró que era mucho más complejo.
El Jeque procuro arbitrar la influencia de sus descendientes, lo cual no siempre era fácil. Al mismo tiempo, sus consejeros Banu Haqim y Ray’een al-Fen se encargaban de la seguridad y del cultivo de las riquezas del país. El visir Saad, de los Ray’een al-Fen, en especial, se dio cuenta del potencial de los recursos petrolíferos del país, y supo desviar los beneficios en favor de su clan y del conjunto de los Ashirra.
El visir Bisr de los Banu Haqim se dedicó a vigilar las fronteras del país, acabando con los ocasionales espías de Baréin o transmitiendo desinformación. También dedicó su atención a la creciente marea de inmigrantes que llegaban del Golfo Pérsico a Catar en busca de fortuna, y en especial a los vampiros que trataban de llegar clandestinamente. Algunos fueron cortésmente rechazados, pero otros, en especial los que trataban de permanecer ocultos, eran destruidos.
En el año 1959 se descubrió que los Walid Set habían conseguido construir un templo escondido en Catar. El visir Bisr advirtió al Jeque Farad, y éste dio su aprobación para acabar con aquel nido de Serpientes. Como represalia, uno de los chiquillos del Jeque fue asesinado al año siguiente, durante un viaje a Egipto, y el Walid Set se aseguró de que se supiera que las Serpientes habían sido las responsables.
El asesinato de su chiquillo llevó al Jeque Farad a dar un giro conservador a su gobierno. Varios vampiros ajenos a los Ashirra fueron expulsados de Catar por orden del Jeque, y otros resultaron destruidos. La progenie del Jeque recibió orden de permanecer en el país, y durante años los Ashirra cataríes emprendieron una política de aislacionismo, aunque recibían ocasionales embajadas de otros dominios Ashirra o de la Camarilla.