Edad Victoriana: Madrid

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Alexander Weiss
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Re: Edad Victoriana: Madrid

#11

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 20:48

Imagen Parque del Retiro de Madrid
Fue construido en la primera mitad del siglo XVII para complementar el Palacio del Buen Retiro, creado para disfrute del rey Felipe IV. Su uso como parque urbano se remonta a 1767, año en que el rey Carlos III permitió la entrada de los madrileños, y a partir de 1868 fue cedido al ayuntamiento de Madrid.
Tras los destrozos de la Guerra de Independencia, su aspecto actual procede de las reformas del siglo XIX, con algunos elementos de siglos anteriores. Su recuperación comenzó en 1814, tras el regreso del rey Fernando VII, que acotó una parte para la familia real una serie de jardines con diferentes elementos paisajísticos, como la Casita del Pescador, la Casa del Contrabandista, la Montaña Artificial y la Fuente Egipcia, además de la Casa de Fieras, donde fue trasladado el zoológico de Carlos III.
A partir de 1841 la reina Isabel II impulsó nuevas plantaciones de árboles, y la apertura de un paseo de estatuas. En 1865 la reina vendió parte de la propiedad para su urbanización, donde se encontraba el Palacio del Buen Retiro, que fue demolido.
Tras la Revolución de 1868 el Retiro pasó a ser propiedad municipal y declarado parque público con el nombre de Parque de Madrid. Comenzó una fase constructiva muy intensa instalándose puertas monumentales y fuentes traídas de otros puntos de la ciudad.
En 1885 fue inaugurada la fuente del Ángel Caído, en el lugar donde se encontraba la Real Fábrica de Porcelana y la ermita de San Antonio. También se excavaron estanques y ríos artificiales. En las últimas décadas en el parque también se celebraron diversos certámenes y exposiciones internacionales para los que se proyectaron edificios como el Pabellón Árabe, el Palacio de Velázquez, y el Palacio de Cristal.
Real Gabinete de Historia Natural/Casa de Fieras: Aunque hubo zoológicos en funcionamiento en Madrid al menos desde el siglo XVII, durante el reinado de Fernando VII comienzan en 1830 las obras del Real Gabinete de Historia Natural o Casa de Fieras. Un edificio de dos plantas con espacio para grandes felinos y la familia real y sus huéspedes.
La reina Isabel II amplió el recinto, comprando nuevos animales y tras la Revolución de 1868 fue abierto al público y el ayuntamiento de Madrid asumió la gestión, que resultó ruinosa, por lo que en 1895 cedió la explotación a Luis Cabañas, un tratante de animales.
Ermita de San Pelayo y San Isidoro: Son los restos de una ermita románica del siglo XIII. Fue derribada y vendida en 1877, pero sus restos fueron recuperados y trasladados al Retiro en 1896.
Estanque del Retiro: Fue creado en el siglo XVII, y permite la navegación recreativa y la celebración de competiciones de remo y piragüismo.
Fuente de la Alcachofa: Fue construida en estilo neoclásico en 1782, durante el reinado de Carlos III, en la puerta de Atocha, siendo trasladada al Retiro en 1880.
Fuente del Ángel Caído: Ganadora de un concurso escultórico en 1877, la estatua que representa a Lucifer en el momento de ser expulsado del Cielo fue adquirida por el gobierno, que la envió a la Exposición Universal de París en 1879. Fue ubicada en el Retiro en 1885.
El Parterre: Es un jardín que se construyó durante el reinado de Felipe V. Se encuentra rodeado de un muro de contención y dispone de un mirador.
Real Observatorio Astronómico: Fue inaugurado en 1790, durante el reinado de Carlos IV. Tras los destrozos de la Guerra de Independencia es restaurado en 1846, añadiéndose nuevos edificios para ubicación de telescopios y viviendas para los astrónomos.
Palacio de Cristal: Fue construido en 1887 con motivo de la Exposición General de las Islas Filipinas y es un ejemplo destacado de la arquitectura de cristal y hierro en Madrid. Se inspiró en el Palacio de Cristal de Londres.

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Alexander Weiss
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Re: Edad Victoriana: Madrid

#12

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 20:49

Imagen El barrio de Salamanca
En 1860 fue aprobado el Plan Castro para la construcción del Ensanche de Madrid, ante la necesidad de dar una solución al crecimiento demográfico de la ciudad, que había superado los 300.000 habitantes en 1850. El ensanche permitió la construcción de barrios al nordeste y estaba inspirado en los planes urbanísticos de Haussmann en París. José María de Salamanca y Mayol, marqués de Salamanca, fue el principal promotor del proyecto.
La construcción fue despacio, debido a los altos precios del suelo y la construcción, pues el proyecto iba dirigido a la clase burguesa, dejando el extrarradio para los obreros, con barrios de baja calidad y carentes de infraestructuras y servicios públicos. El ensanche finalmente se dividió en tres zonas separadas de ingresos y gastos, con presupuestos distintos. A medida que se iba desarrollando el plan se añadieron varias modificaciones, lo que obligó a una reorganización en 1873. En 1900 se implantó un nuevo plan de Facundo Cañadas.
Plaza de toros de la Puerta de Alcalá: La primera plaza de toros estable de la ciudad se inauguró en 1749, por orden del rey Fernando VI, y fue regalada a los Reales Hospitales General y de la Pasión para que sus beneficios fueran a caridad. La última corrida de toros antes de su demolición se celebró en 1874.
Plaza de toros de la Fuente del Berro: Inaugurada en 1874, sustituyendo a la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, fue construida en estilo neomudéjar. Allí también se jugaron algunos de los primeros partidos de fútbol.

Chamartín
Originalmente era un pueblo llamado Chamartín de la Rosa, que pertenecía a los duques de Pastrana-Infantado. Posteriormente los duques donaron los terrenos a la Compañía de Jesús en 1880.
Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo: El Recuerdo fue fundado paralelamente a la readmisión de los jesuitas en España en 1880, que deciden crear un gran colegio en Madrid, que continuara con la tradición del desaparecido Colegio Imperial. Se construyó en los terrenos un edificio de estilo neogótico y un observatorio astronómico.

Tetuán
Los orígenes de este barrio se remontan a la Guerra de África de 1860, cuando el ejército victorioso acampó en las dehesas al norte de Madrid, preparando su entrada triunfal en la ciudad. Alrededor del campamento militar se fueron instalando comerciantes y se creó el barrio de “Tetuán de las Victorias” (por la ciudad marroquí de la que regresaban los soldados), un barrio obrero habitado por traperos, albañiles y cazadores furtivos.

Chamberí
Otro barrio de origen militar, se dice que recibió el nombre de las tropas hispano-francesas que regresaban de la guerra contra Saboya, y cuya capital era Chambery. Originalmente los terrenos estaban repartidos entre la corona, la aristocracia, y la Iglesia, que los dedicaban al cultivo o a pequeñas industrias.
Con la desamortización del ministro Mendizábal, la mayor parte del terreno pasó al gobierno y particulares, y su urbanización fue incluida en las expansiones del ensanche de Madrid, aunque de manera más irregular que el barrio de Salamanca. El Triángulo del Oro fue el primer sector urbanizado, adquiriendo residencias varios aristócratas. Las fincas de recreo alternaron con pequeñas industrias.
En 1850, además de pequeñas fábricas de tejas y yeso, había en Chamberí quince fábricas, entre ellas la Fábrica de Tapices, varias de productos químicos y las fundiciones de Sandorf y Buenavista. Con el tiempo aparecerían varias imprentas y editoriales.
Asilo de las Hermanitas de los Pobres: Esta orden fundada por Santa Juana Jugán se instaló en Madrid en 1875 en un edificio de estilo neomudéjar, como residencia para ancianos y personas de escasos recursos.
Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas: Esta escuela de ingenieros se traslada desde Almadén a Madrid en 1835, pasando por varios domicilios hasta su ubicación definitiva en la calle Ríos Rosas en 1893.
Frontón Beti Jai: Inaugurado en 1894, se trata de un frontón de pelota vasca, construido en un momento de popularidad del deporte en Madrid, desplazando a las peleas de gallos.
Iglesia de San Fermín de los Navarros: Fue inaugurada en 1890, debido al traslado de la iglesia anterior, demolida para la construcción del Banco de España.
Instituto Geográfico Nacional: Fue creado en 1870 por el Ministerio de Fomento, y cuyos trabajos se centraban en la cartografía, las triangulaciones, y pesos y medidas. En 1900 pasó a depender del Ministerio de Instrucción Pública, incluyéndose la astronomía entre sus competencias.
Instituto Homeopático y Hospital de San José: Inaugurado en 1878 para el estudio de la homeopatía, fue el primer edificio modernista del barrio de Chamberí. El hospital y su consulta de beneficencia se hicieron populares en el barrio.
Palacio de Villamejor: En septiembre de 1885 Ignacio de Figueroa y Mendieta, marqués de Villamejor, decidió trasladarse desde la zona antigua de Madrid al barrio de Chamberí. Las obras del nuevo palacio se prolongaron hasta 1893. A partir de 1899, continuó siendo la residencia de su viuda e hijos.

Latina
En origen este barrio pertenecía al municipio de los Carabancheles. En sus inicios se construyó la estación de ferrocarril de Goya, cerca del parque de Caramuel. Recibió el nombre del pintor Francisco de Goya por su proximidad a la Quinta del Sordo, que el pintor había adquirido en 1819 y donde realizó sus Pinturas Negras. De esta estación partía el ferrocarril que unía Madrid con Navalcarnero, Villa del Prado y Almorox. “El trenecillo” transportaba sobre todo abastecimientos agrícolas.

Carabanchel
Los terrenos de Carabanchel se dedican principalmente a la producción agrícola desde la Edad Media. Gran parte del término municipal es propiedad de Eugenia de Montijo, que los dona a órdenes eclesiásticas para que construyan centros de educación. El carácter campesino de la zona se mantiene en gran parte hasta finales del siglo XIX, aunque comienzan a construirse algunas pequeñas industrias.
Desde la segunda década del siglo XIX se convierte en una zona residencial y de esparcimiento para la aristocracia y la burguesía, que construyen fincas de recreo para pasar los veranos.
Finca y Palacio de Vista Alegre: Comenzó a construirse en 1802 pero vivió su mayor apogeo a partir de 1833, cuando se convirtió en Real Sitio y residencia de verano de la reina María Cristina de Borbón y posteriormente de sus hijas Isabel y Luisa Fernanda, construyéndose un palacio neoclásico. El marqués de Salamanca compró la finca a la familia real, y terminó residiendo allí hasta su muerte en 1883. Debido a las deudas que dejó, en 1886 la finca fue cedida al estado, instalando un asilo de inválidos.
Quinta del Conde de Campo Alange: Originalmente una finca de recreo del ministro Manuel Godoy, pasó a Manuel de Negrete, Conde de Campo Alange, que construyó un palacio, jardines y huertas.

La Ciudad Lineal
El urbanista Arturo Soria estuvo involucrado en la construcción del primer tranvía de Madrid en 1871, y de un ferrocarril de circunvalación que uniría distintas partes de la ciudad. Al no conseguir apoyos extranjeros fundó en 1894 la Compañía Madrileña de Urbanización, con el propósito no sólo de construir el ferrocarril, sino también “ciudades lineales.” La conexión ferroviaria se puso en servicio en 1898.
En su proyecto de Ciudad Lineal tomó influencias de socialistas utópicos como Owen o Cabet, y de urbanistas como Olmsted y Herbert Spencer. Aunque el proyecto comenzó en 1892, Soria llevaba trabajando en él diez años.
La idea era crear una ciudad alargada con un eje central para el tranvía, con casas y solares a ambos lados. Arturo Soria consideró también espacio para el ocio y la cultura, con conciertos de música, competiciones deportivas y fiestas. Sin embargo, el aislamiento del barrio y la enfermedad de Soria provocaron el estancamiento del proyecto, que terminó suspendido en el siglo XX.

Hortaleza
Hortaleza surge a partir de una villa campesina medieval, que pasó a la jurisdicción de Madrid a finales del siglo XVI. El factor que determina su crecimiento es la proximidad a la ciudad, que consume los productos agrícolas de la villa. Aún así, está poblada por unos cientos de habitantes.
Durante el siglo XIX aparece una incipiente industrialización: hornos de pan, bodegas de vinos y aguardientes, y un molino de chocolate. La superficie agrícola aumenta, lo que permite obtener abundantes cosechas de cereal y viñedos. La mayoría de los terrenos son propiedad de grandes propietarios de la aristocracia y la Iglesia.
Palacio de Buena Vista: Perteneciente al Duque de Albuquerque, es una quinta con mirador y viñedos, estanques y una extensa arboleda. En 1840 fue vendido a Isidro Urzáiz, y tras la desamortización de 1854 fue vendido a la sociedad francesa Neyda Claver. En 1882 fue nuevamente vendido para crear el convento de Nuestra Señora de Loreto.

Vallecas
Una zona de asentamientos campesinos, durante el siglo XIX van surgiendo fábricas y barrios obreros como Pacífico. Durante esta época también se construye el puente de Vallecas, para comunicar los barrios con Madrid, posibilitando así la construcción de colonias como Doña Carlota, Picazo, y Nueva Numancia. El suburbio pasa a ser conocido popularmente como El Puente de Vallecas.
Los nuevos barrios y barriadas son agrupaciones aisladas de casas, ocupadas por inmigrantes de Castilla y otros lugares de España. Desde 1878 también llegan actividades del centro que se consideran molestas.

Vicálvaro
De origen medieval, en la villa se establece la Real Fábrica de Tejidos de San Fernando en el siglo XVIII. Cuando la fábrica abandona el pueblo en 1770, pasa a albergar el Cuartel de Artillería. La actividad agrícola es extensa, basada en cultivos de huerta y viñedos.
En 1844, por real decreto, Isabel II crea la Guardia Civil, y Vicálvaro será la primera sede de caballería del cuerpo. En 1854 el general O’Donnell inicia un levantamiento militar contra el gobierno nacional, que será conocido como “La Vicalvarada.”
En 1859 llega el ferrocarril a Vicálvaro y se inaugura la estación de tren, con el primer tramo de la línea entre Madrid y Zaragoza.
En 1878 se expropian terrenos para la construcción del cementerio de la Almudena.

Villaverde
Originalmente era una villa medieval de la Orden de Santiago, que pasó a la corona a finales de la Edad Media. Con el tiempo se convirtió en lugar de paso de la corte en sus viajes a Aranjuez, lo que permitió cierta prosperidad, instalándose una fábrica de tejas. Hacia 1850 existían en Villaverde dos paradores en el Camino Real, algunas casas de crianza de toros de lidia, fábricas de teja y molinos.
El ferrocarril atravesó Villaverde en 1848, comenzando a instalarse nuevas industrias.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#13

Mensaje por Voivoda » 22 May 2025, 20:55

El Retiro tiene además otras curiosidades.

- La fuente del Ángel Caído está a 666 metros sobre el nivel del mar

- Debajo del parque hay una red de búnkeres y también espacios subterráneos utilizados tanto por los franceses durante su invasión como durante la Guerra Civil.

- El árbol más antiguo de Madrid está en el parque, es un alcahuete del siglo XVII.

- Tiene una iglesia románica puesta allí después de la Desamortización de Mendizábal.

- Voivoda pasa por allí prácticamente todos los días.


Luego tiene también alguna leyenda fantasmal, aunque hasta donde sé es más bien utilizada por los guías de los tours nocturnos, pero apenas son conocidas por los madrileños.
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Alexander Weiss
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Re: Edad Victoriana: Madrid

#14

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 20:56

Más allá de Madrid
El rápido crecimiento de Madrid está absorbiendo a las poblaciones y ayuntamientos de los alrededores, algunos de los cuales mantienen su identidad propia, pero todavía quedan muchos ayuntamientos que mantienen su entidad, y se benefician de la cercanía a la gran ciudad.
Imagen Alcalá de Henares
Descendiente de la romana Complutum, fue señorío de los arzobispos de Toledo, y es una ciudad famosa por su universidad, fundada en 1499, que llegó a ser uno de los centros culturales más importantes de España. Tras los tumultos de la Guerra de la Independencia fue incorporada a la provincia de Madrid.
En 1836 las instalaciones universitarias fueron cerradas y la institución se trasladó a Madrid, donde comenzó a funcionar como Universidad Central, lo que comenzó un período de decadencia urbanística y socieconómica en Alcalá. No obstante se benefició de la llegada del telégrafo (1854) y el ferrocarril (1859).
En 1851 se forma la Sociedad de Condueños para salvar el patrimonio histórico de Alcalá, que adquiere los edificios emblemáticos de la universidad para evitar su expolio y ruina.
En 1885 se crea la archidiócesis de Alcalá-Madrid, desgajada de la archidiócesis de Toledo, y Alcalá se convierte en sede sufragánea.
Ayuntamiento de Alcalá de Henares: Ante la ruina de la barroca casa consistorial en la Plaza del Mercado, en 1870 el ayuntamiento se traslada a un edificio neoclásico a partir de la reforma del convento de Agonizantes.
Universidad de Alcalá: Tras el traslado de la universidad, los edificios universitarios se subastaron y pasaron a manos particulares en 1845. Varias obras de arte expuestas en el complejo universitario también fueron trasladadas y otras destruidas. Ante la posibilidad de que el patrimonio desapareciera, se creó la Sociedad de Condueños en 1851, que adquirieron buena parte de los edificios que quedaban. Estos propietarios mantienen su cuidado, evitando nuevos expolios.
Imagen Aranjuez
Aranjuez se encuentra al sur de Madrid. Fue residencia de los maestres de la Orden de Santiago durante la Edad Media, y con su incorporación a la monarquía, los sucesivos reyes de España convirtieron la zona en un lugar de recreo, con jardines, arboledas y un palacio real.
El rey Fernando VI ordenó la construcción de una villa nueva, convirtiéndose en su residencia favorita. Sus sucesores Carlos III y Carlos IV introdujeron nuevas ampliaciones y reformas. En el año 1808 la población se amotinó contra el ministro Manuel Godoy, obligando al rey Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando VII.
Después del secuestro de los reyes de España por Napoleón, se formó en Aranjuez la Junta Suprema Central en reacción a la invasión francesa, pero ante el avance de los franceses fue trasladada a Andalucía. Los invasores asaltaron Aranjuez por la fuerza y lo saquearon.
Aranjuez comenzó a recuperarse tras la retirada francesa en 1812, configurándose su ayuntamiento en 1836. En 1851 fue inaugurado el ferrocarril entre Madrid y Aranjuez.
Entre 1856 y 1868 el municipio albergó la Escuela Central de Agricultura, un centro de formación de ingenieros y peritos agrónomos, pero con la Revolución de 1868 se incautaron todos los bienes de la Corona y se expropiaron todas las fincas, que salieron a subasta en 1873. Sin embargo, a finales del siglo XIX todavía conserva gran parte de sus jardines y palacetes aristocráticos, aunque muchos en estado de descuido y abandono.
Palacio real de Aranjuez: Se trata de una de las residencias de la familia real española. Su construcción comenzó en el año 1523, con el rey Carlos I, como una villa regia, pero la principal ampliación se produce durante el reinado de Fernando VI y sus descendientes. Sus inmensos jardines alcanzaron fama internacional.

Imagen El Escorial
En el año 1561 el rey Felipe II ordenó la construcción de un monasterio dedicado a San Lorenzo al noroeste de Madrid, fundándose una villa en 1565.
A principios del siglo XIX la villa sufrió fuertes represalias por la resistencia ofrecida a los franceses. Si bien la principal actividad económica había sido la ganadería, en el siglo XIX, y gracias a la llegada del ferrocarril en 1861 la villa vivió cierto progreso industrial.
Chocolates Matías López: El empresario gallego Matías López llegó a Madrid en 1844, donde comenzó a adquirir molinos de cacao, y en 1871 trasladó su producción a una fábrica de El Escorial. Alrededor de la fábrica construyó un barrio de casas para los obreros con una cooperativa alimentaria, una escuela infantil, y una capilla. Fue uno de los primeros empresarios en establecer la jornada laboral de 8 horas y creó una seguridad social y seguro de enfermedad para sus trabajadores y familias.
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial: Es un complejo de edificios renacentistas que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca, un colegio religioso y un monasterio. El palacio fue residencia de la familia real española en época de los Austria, y el monasterio, fundado por monjes de la Orden de San Jerónimo, es desamortizado en 1837, y posteriormente ocupado por los Escolapios en 1869 y por los agustinos de 1885 en adelante.
La Biblioteca del Monasterio comenzó con la colección de códices del monarca, y actualmente cuenta con unos 40.000 volúmenes.
Imagen Getafe
Fundado en 1326 al sur de Madrid, durante el siglo XVIII era un lugar de cuarteles y alojamientos militares, que fue ocupado y dañado por los franceses a comienzos del siglo XIX. A partir de 1851 comenzó su recuperación con la llegada del ferrocarril.
El municipio sigue siendo elegido por el ejército español para el asentamiento de tropas. En 1890 se construyen cuarteles de caballería e infantería.
Imagen Leganés
Una villa feudal perteneciente a los marqueses de Leganés, fue desamortizada en 1820 para comenzar su modernización, fusionándose con la vecina Polvoranca.
En 1851 se fundó en Leganés el Hospital Psiquiátrico de Santa Isabel, de estilo neomudéjar, el primer manicomio moderno de España. La presencia de esta institución fomentó el crecimiento de la villa.
A finales del siglo XIX habían mejorado las redes de transporte y en 1880 se inauguró la estación de ferrocarril en la línea Madrid-Cáceres y una línea de tranvías.
Casa de Salud de Santa Isabel: Es el primer hospital psiquiátrico moderno de España, destacando por su atención pionera. Fue construido sobre el terreno del antiguo palacio del duque de Medinaceli.
Imagen San Fernando
Durante el siglo XVIII el rey Felipe V ordenó la construcción en el Real Sitio de San Fernando de Henares la Real Fábrica de Paños, una fábrica textil con una villa para los trabajadores. Sin embargo, en 1753 la fábrica fue trasladada a Vicálvaro debido a la baja productividad. El edificio de la fábrica fue utilizado como casa de corrección para la alfabetización y enseñanza de oficios a reclusos.
Durante la época de ocupación francesa San Fernando resulta muy castigado. Más de 8.000 soldados franceses se acuartelan en el lugar, que es incendiado y saqueado.
En 1829, el edificio de la fábrica, que había servido como hospicio, es cedido en su estado ruinoso para la creación de una fábrica de tejidos y estampados de protección real, que comienza a funcionar unos años después. Entre 1843 se renueva la huerta con la plantación de más de 4.000 árboles frutales y reorganizándose calles y paseos.
El ferrocarril llega en 1860 y en 1864 el Real Sitio es vendido a particulares, que lo dedican a la agricultura y ganadería.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#15

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 20:58

Imagen La Universidad Central de Madrid
La Universidad Complutense de Madrid tiene su origen en el empeño del liberalismo español del siglo XIX en crear una universidad en Madrid, que hasta entonces carecía de ella, reservada para los alumnos más aventajados y compuesta por los profesores más destacados, que sirviera como modelo para el resto de las universidades de España y en la que se formasen profesores que llevaran a las provincias nuevas doctrinas y métodos de enseñanza.
Para poner en marcha la nueva universidad se decide centralizar distintas instituciones y centros de enseñanza superior, como los Reales Estudios de San Isidro, el Real Museo de Ciencias Naturales, y la Universidad de Alcalá. La creación de la Universidad Central se aprueba el 20 de septiembre de 1822. Sin embargo, el fin del gobierno liberal en 1823 y la restauración del absolutismo cierran esta universidad y la retrasan hasta la muerte del rey Fernando VII.
A pesar de la oposición de la Universidad de Alcalá, el traslado educativo definitivo se realiza en 1836, durante la regencia de la reina María Cristina. La reapertura de la Universidad Central es bien acogida entre los estudiantes e intelectuales madrileños. Instalada inicialmente en el convento de las Salesas Nuevas, pronto el edificio resulta insuficiente y en 1842 se procede a la remodelación del antiguo seminario de jesuitas de la calle San Bernardo para adaptarlo a las necesidades de la universidad. A los estudios previos de Derecho, Filosofía, y Letras, se añaden estudios de Farmacia, Medicina y Cirugía.
En 1845 se concede a la Universidad Central de Madrid el privilegio de ser la única universidad española en emitir el título de doctor, lo que congrega en Madrid a universitarios de diferentes ciudades españolas. Progresivamente se crean nuevas facultades, escuelas de ingeniería, escuelas especiales, bibliotecas, archivos, museos, y academias. Durante el siglo XIX la Universidad Central se convierte en el centro de la vida científica, académica y cultural de España, donde se forma la élite política e intelectual del país.
En 1857 la Escuela de Jurisprudencia se convierte en Facultad de Derecho, al mismo tiempo que se crea la Facultad de Ciencias, agrupando diversos estudios que se impartían en la Facultad de Filosofía, que pasó a llamarse Facultad de Filosofía y Letras. En 1868 se clausura la Facultad de Teología, suprimiendo la enseñanza de teología en todas las universidades españolas. En 1900 la Facultad de Derecho incorpora nuevos estudios y pasa a denominarse Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#16

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 20:59

Imagen El ferrocarril en Madrid
El segundo ferrocarril de la península, y el primero de Madrid, se inauguró el 9 de febrero de 1851 y cubría la línea Madrid-Aranjuez, una línea de 49 km que abrió la ciudad hacia el sur y el este. La línea nació de una petición de varios aristócratas en 1830 que proponían la construcción de un camino de hierro de Madrid a Aranjuez para impulsar su desarrollo. Conocido como “El tren de la fresa”, fue impulsado por la reina Isabel II y la burguesía.
1851: Estación de Atocha. Se construye la primera estación de ferrocarril en Atocha, una estructura provisional que sentó las bases del principal corazón ferroviario de Madrid. Su diseño inicial era funcional, pero en las décadas siguientes queda obsoleta por lo que comienza la construcción de un nuevo edificio, que se inaugura en 1892. Se trata de una estación de hierro y cristal, muy novedosa para la época, reflejando el espíritu de la Revolución Industrial.
A partir de Madrid-Aranjuez se proyectan y construyen nuevas líneas estratégicas. En 1858 se inaugura la línea Madrid-Alicante, que conecta con el levante, y en 1861 la línea Madrid-Zaragoza, que conecta con el nordeste. Estas rutas expande un modelo radial, con Madrid como centro de la red ferroviaria española.
1864: Estación del Norte. Esta estación conecta Madrid con nuevas líneas ferroviarias dirigidas hacia el norte y noroeste (Galicia y País Vasco), compitiendo con Atocha y diversificando la infraestructura ferroviaria.
La red ferroviaria madrileña crece y se consolida a partir de 1868, extendiéndose hacia Extremadura, Andalucía y Portugal. La red está dominada por compañías privadas, con desafíos como la falta de coordinación constructora y diferencias en el ancho de vía. Madrid se beneficia económicamente, atrayendo comercio e industria.

Los trenes
Los trenes españoles eran representativas de la tecnología ferroviaria inicial, con limitaciones propias de industrialización. Los trenes funcionaban con locomotoras de vapor, alimentadas con carbón o leña, y eran importadas principalmente de Reino Unido, Francia, y Bélgica. Los modelos más habituales eran de fabricantes como Stephenson o Schneider, especialmente robustas y potentes para terrenos montañosos, viajando entre 20 y 50 km/h en condiciones óptimas, aunque la velocidad media era menor debido a las curvas, pendientes y paradas.
Los vagones estaban construidos en madera con estructuras de hierro. La pintura variaba según la compañía, aunque predominaban los tonos oscuros y verdes, e iban diferenciados por clases:
-Primera clase: vagones con compartimentos acolchados, cortinas y lámparas de aceite, reservados para la aristocracia, la burguesía y los funcionarios. Ofrecían una comodidad relativa, aunque seguían siendo ruidosos y expuestos al humo.
-Segunda clase: Más austeros, con asientos de madera o tapizados simples para la calse media.
-Tercera clase: Vagones básicos, a menudo sin asientos fijos ni ventanas, para trabajadores y campesinos. Eran incómodos, y a menudo iban hacinados en rutas frecuentadas como Madrid-Aranjuez.
-También había vagones de carga para mercancías (cereales, carbón, ganado), esenciales para el comercio.
A finales del siglo XIX los trenes mejoraron ligeramente. Las locomotoras cada vez permitían mayor capacidad y velocidad, y los vagones de primera clase incorporaron mejores acabados. Sin embargo la electricidad y los principales avances no llegarían hasta el siglo XX.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#17

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 21:01

Imagen El tranvía
A medida que se incrementa la población, Madrid necesitaba soluciones para la movilidad urbana. Los omnibuses de caballos y los carruajes eran insuficientes, y el ferrocarril no servía para los viajes locales. El 31 de mayo de 1871 se inaugura el primer tranvía de Madrid, operado por la Compañía del Tranvía. La línea inicial conectaba la Puerta del Sol con el barrio de Salamanca, pasando por la calle Serrano. Este tranvía, tirado por mulas, marcó el comienzo del transporte público organizado en la ciudad.
Durante el siglo XIX todos los tranvías madrileños eran tirados por mulas o caballos. Cada vehículo requería entre 2 y 4 animales dependiendo del tamaño y la ruta. Los raíles de hierro reducían la fricción, permitiendo mayor eficiencia que los carruajes tradicionales. Los vehículos eran de madera, con capacidad de entre 20 y 40 pasajeros con vagones abiertos o cerrados de clase única o con dos clases diferenciadas. La velocidad media era de entre 6-10 km/h con paradas frecuentes cada pocas calles.
Tras la inauguración del primer tranvía comienzan a extenderse nuevas líneas para conectar el centro, con la Puerta del Sol como referencia, con los barrios periféricos, como Salamanca, Chamberí, o los suburbios obreros de Cuatro Caminos y Tetúan. Hacia 1890 había unas diez líneas principales, y otras muchas secundarias.
La comodidad era muy básica, con los pasajeros expuestos al polvo, la lluvia o el calor; y en los vagones cerrados la ventilación era muy reducida. Los asientos eran incómodos, y el traqueteo sobre los raíles generaba vibraciones. Además en hora punta los tranvías solían abarrotarse, especialmente en las rutas hacia barrios obreros. Muchos pasajeros viajaban de pie o en plataformas exteriores, aferrados a barandillas. La limpieza era deficiente y la suciedad se acumulaba en los vagones. La presencia de mulas y caballos generaba hedores y estiércol en las calles, aunque los raíles facilitaban la limpieza. Los tranvías operaban desde la mañana hasta la noche, con frecuencias de 10-15 minutos en las rutas principales. El precio era asequible (5-10 céntimos de peseta), pero seguía siendo un lujo para los más pobres.
En principio la red madrileña de tranvías creció lentamente, limitada por las inversiones y la competencia con los omnibuses. Las nuevas líneas conectaron la estación de Atocha con el centro. Sólo a finales del siglo XIX los tranvías se consolidaron, con más de 30 km de vías y varias compañías operativas. Comienzan a aparecer los primeros tranvías a vapor, aunque su uso es muy limitado.

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Alexander Weiss
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Re: Edad Victoriana: Madrid

#18

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 21:02

Imagen La Revolución Industrial
Madrid, como capital de España, experimentó un desarrollo industrial limitado comparado con regiones industriales como Cataluña o el País Vasco, pero su crecimiento fue significativo a partir de una economía principalmente agraria. La industria madrileña se benefició de la centralidad política, la llegada del ferrocarril y el tranvía, pero sufrió las consecuencias de la escasez de recursos naturales e inversiones financieras.
La industria madrileña dependía del sector terciario, la administración pública y el comercio, y la industrialización fue tardía y modesta, derivada de la Revolución Industrial que se desarrollaba en Europa.
Madrid partió de una industria casi artesanal, propia del Antiguo Regimen, vinculada a talleres familiares y gremios. La Guerra de la Independencia frenó el desarrollo y no fue hasta mediados del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril y las desamortizaciones que se inició un tímido crecimiento. Se crearon pequeñas fábricas modernas en barrios como Chamberí y Lavapiés, pero la falta de capital e inversiones limitaron su importancia.
La industrialización de Madrid se aceleró a partir de 1868 con la reconstrucción de Atocha, el crecimiento del tranvía y la llegada de la electricidad incipiente. En este período surgen fábricas más grandes y se consolidan algunos sectores, como el de artes gráficas.
Madrid destacaba en la producción de harinas, pan, cerveza, y productos cárnicos. Molinos y panaderías, especialmente en el entorno del río Manzanares, abastecían a la ciudad. También había talleres de confección para uniformes militares y ropa civil. Las fábricas de hilados y tejidos de Chamberí utilizaban tecnología básica y mano de obra femenina.
La industria metalúrgica era reducida, centrada en la fabricación de herramientas y piezas para ferrocarriles y construcciones. Los talleres de Delicias y Atocha producían componentes para los trenes, así como piezas para la Real Fábrica de Armas de Toledo.
El crecimiento urbano impulsó la fabricación de ladrillos, tejas y cementos. La mayoría de las fábricas se encontraban en los alrededores de Madrid, como en Carabanchel, suministrando materiales para la construcción de edificios y la expansión del ensanche.
Desde el Antiguo Régimen las imprentas y fábricas de papel eran numerosas en Madrid, pero en el siglo XIX comenzaron a extenderse ante la demanda de periódicos, libros y documentos. La Imprenta Nacional y los talleres privados del centro fueron especialmente importantes en este sector de la industria madrileña.
La mano de obra era mayoritariamente no cualificada, con salarios bajos y jornadas de 12-14 horas, aunque algunas empresas podían aumentar o reducir el horario. Las mujeres y los niños trabajaban en las fábricas textiles y de alimentación, en condiciones precarias, pero en general las fábricas carecían de medidas de seguridad, con accidentes frecuentes, especialmente en los talleres metalúrgicos y en el sector de la construcción. Estas condiciones de precariedad favorecieron la formación progresiva del movimiento obrero, influenciado por el socialismo. La Unión General de Trabajadores (UGT) se funda en Barcelona en 1888, pero pronto comienza a extenderse a otras ciudades, y en 1899 traslada su sede a Madrid.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#19

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 21:05

Imagen Los cafés de Madrid

Si se encontraban en una esquina,
si se encontraban en el café,
siempre se oía con voz muy fina,
el saludito de Don José.
-Don Pepito y Don José

Durante el siglo XIX los cafés son el corazón de la vida social, intelectual, y política de Madrid. Son mucho más que lugares donde tomar un café: también funcionan como centros de socialización, debate, creación literaria y puntos de encuentro para conspiraciones políticas. En cierto sentido, funcionan como “parlamentos populares.” Liberales, absolutistas, escritores, artistas, y revolucionarios se reunían para discutir todo tipo de temas de actualidad, desde los últimos decretos del gobierno a los ideales literarios que venían de Europa.
Cada café tenía su forma particular de atraer al público ofreciendo sus productos exclusivos; en la Fontana de Oro se daba chocolate a la francesa y bollos; en el café del Ángel se ofrecía té a la inglesa y vaso de leche con nata; el de la Cruz de Malta hacia la competencia con el horario, cerrando un poco más tarde que los otros.
La decoración solía estar compuesta por espejos, lámparas de araña, mesas de mármol, divanes rojos y otros elementos de la modernidad importada de Francia.
Las tertulias podían durar horas, y no era extraño que formaran grupos fijos que ocupaban las mismas mesas cada día. Algunos cafés incluso tenían salas reservadas para reuniones más privadas.
Los cafés no sólo reflejaban la vida cotidiana, sino que la moldeaban. Eran espacios de prensa diaria, donde las noticias llegaban primero, donde se forjaban opiniones, y donde se mezclaban clases medias y altas (aunque las mujeres no eran una presencia frecuente, salvo en determinados cafés). Un madrileño de clase media podía comenzar el día haciendo la compra en el mercado, trabajando en la oficina, paseando por el Retiro después de comer y terminar la jornada en el Café Pombo discutiendo de política o literatura hasta la medianoche.
Botillería de Canosa: Situado en un sótano de la carrera de San Jerónimo, fue un establecimiento de bebidas y refrescos abierto en época del rey Carlos III, que cerró sus puertas en 1844.
Café Colonial: Abrió sus puertas en la calle de Alcalá en 1888. Es conocido como “café de los artistas frustrados” y “café de los divanes”, debido a sus divanes tapizados de rojo. Sólo se cierra al amanecer para la limpieza del día. Ocupa también una sala del entresuelo con mesas de billar, y puso de moda las medias raciones. Es frecuentado por los escritores de la “Generación del 98” y se dice que es aquí donde reciben su nombre.
Café Comercial: Establecido en la calle de Fuencarral, abrió sus puertas en 1887. Con una decoración de estatuas, jarrones, y pinturas, su elegancia lo convierte en marco de habituales actuaciones musicales, y reuniones en el salón de banquetes y un kiosco de prensa. Debido a que frecuentemente es reservado para eventos, llega a ser conocido como “café de las bodas.”
Café de Fornos: Situado en la calle de Alcalá, abrió sus puertas en 1870 por el empresario José Manuel Fornos. Pronto se convirtió en un punto de encuentro de literatos y aristócratas, pero con el tiempo sería visitado por madrileños de toda condición social. Fue ganando elegancia con pinturas de artistas de moda. Se cuenta en las crónicas de la época que había personas que pasaban ocho días de fiesta ininterrumpida en los reservados.
Café de la Iberia: Abrió sus puertas como Café del Sol en el siglo XIX en la carrera de San Jerónimo, pero tuvo diferentes ubicaciones, adquiriendo su nombre en 1844. Es famoso por tener un jardín en un patio interior en el que se celebran actuaciones musicales, además de una sala de billares. Las reuniones políticas se celebran en el Salón Central y en 1868 se reunió la junta que declaró vacante el trono de España.
Café de Levante: Aunque tuvo varias ubicaciones a lo largo del siglo, el primer Café de Levante o Levante Ilustrado del que se tiene noticia apareció en la calle de Alcalá, y era el punto de encuentro de intelectuales progresistas y masones. Sus paredes estaban decoradas con cuadros del pintor romántico Leonardo Alenza. Cerró sus puertas en 1857 para reabrir sus puertas en la calle del Prado. En 1861 abrió el Nuevo Café de Levante en la calle Arenal, conviviendo con el antiguo.
Café de Lorenzini: José Carlos Lorenzini abrió el local en la calle de Cádiz en 1820. En 1864 cambió su nombre por “Café de las Columnas”. Es centro de reunión habitual de liberales y Sociedades Patrióticas.
Café de Madrid: Abrió sus puertas en 1848 entre la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo como Café Iris, propiedad de la Sociedad General del Iris, una sociedad de créditos y seguros. Tras la quiebra de la sociedad en 1866, reabrió como Café de Madrid. Es un local grande e irregular, con espectáculos teatrales.
Café de la Montaña: Abre sus puertas en 1885 en la calle de Alcalá, en la planta baja del Hotel París, sucediendo al Café Imperial. Es un local de frecuentes tertulias, donde Ramón María del Valle Inclán pierde un brazo tras una pelea con el periodista Manuel Bueno en 1916.
Café de Platerías: Este establecimiento abre sus puertas en la calle Mayor en 1840. En el local se reunieron los conspiradores de la Revolución de 1868, y se celebraron tertulias y conciertos de salón.
Café de Pombo: Se abrió en la calle de Carretas a principios del siglo XIX. Comenzó vendiendo refrescos y helados antes de convertirse en un café. Era un local modesto conocido por su leche merengada y el sorbete de arroz. De aspecto sombrío y antiguo, atrajo a intelectuales y artistas, en su mayoría jóvenes y vanguardistas. Como muchos de sus platos producían diarreas era conocido jocosamente como “café de los cagones.”
Café del Prado: El Café del Prado abrió sus puertas en la calle del Prado en 1868, y pronto se convirtió en un lugar de encuentro para actores y dramaturgos, cerca del Teatro del Prado, donde se debatía sobre las últimas tendencias teatrales. El joven Tomás Bretón solía tocar el violín en el café acompañado por Teobaldo Power al piano. Gustavo Adolfo Bécquer también escribió allí algunas de sus Rimas y Leyendas.
Café del Príncipe: Abierto entre 1807 junto al Teatro Español, fue un café de tertulia frecuentado por intelectuales románticos, conocidos colectivamente como “El Parnasillo.”
Café del Recreo: Inaugurado en 1866, se encuentra situado en la calle de la Flor Baja. También era un negocio teatral, con capacidad para 700 espectadores. Se lo considera la cuna del “género chico”, un subgénero de la zarzuela.
Café de las Salesas: Es un café concierto que abre sus puertas en 1878 en la calle de las Salesas. También tiene un salón de billar. Es un café de barrio, con clientela regular, frecuentado por los abogados del cercano Palacio de Justicia, además de ser frecuentado por los parientes de los procesados y periodistas en busca de noticias. Los tertulianos del café reciben el nombre de “salesianos”, dedicándose a hablar de política.
Café de San Luis: Fue una fonda al final de la calle de la Montera que se reconvirtió en café en 1847. Su primer dueño era un hostelero francés.
Café Suizo: Es un café de tertulia que abre en 1845 en la calle de Alcalá y a pocos metros de la Puerta del Sol. Fue inaugurado por Pedro Fanconi y Francisco Mattosi, hosteleros suizos. Fue frecuentado por diversos grupos, como los socios del casino de Madrid.
Café Universal: También conocido como “café de los espejos” abre sus puertas en 1880, y era propiedad de Juan Fernández Quevedo. Dispone de comedores privados y mesas de billar. Fue escenario de reunión de tertulias literarias, entre ellas la “tertulia de los canarios”, a la que asiste Benito Pérez Galdós.
Café de Venecia: El café de Venecia estuvo situado en la calle del Prado, junto a la plaza de Santa Ana. Propiedad de Felipe Juliani, abrió en los últimos años del reinado de Fernando VII, y se mantuvo hasta finales del siglo XIX, atrayendo a los sectores más conservadores. Disponía de un animado billar, y era frecuentado por cómicos.
La Gran Cruz de Malta: Originalmente una fonda y hostal del siglo XVIII de la calle del Caballero de Gracia, después se convirtió en café de conciertos y tertulias, antes de desaparecer en 1839.
Fontana de Oro: Fue una fonda y posteriormente un café que abrió a finales del siglo XVIII. Se encontraba en la carrera de San Jerónimo. En 1843 fue adquirida por Casimir Monier, tomando el nombre de Hotel de Monier, aunque conservando popularmente el viejo nombre. En 1859 se abrió la Fonda de los Embajadores, que terminaría desapareciendo.
Fue inmortalizada en la novela de Benito Pérez Galdós “La Fontana de Oro” (1870). Fue un lugar de reunión de las sociedades liberales.

El café en Madrid
Aunque ya era conocido y consumido en siglos anteriores, el café se populariza en Madrid durante el siglo XIX, con un profundo impacto económico y social. El café madrileño se importa principalmente de las colonias españolas de la época, como Cuba, Puerto Rico, y en menor medida, de las Filipinas, pero también se importa de otros lugares como Brasil y el Caribe francés a medida que aumenta la demanda según avanza el siglo XIX. España, como potencia colonial, tiene acceso a un suministro fácil.
Los puertos de Cádiz y Barcelona son los puntos de entrada del café a España, desde donde se distribuye a Madrid por vía terrestre. El producto llega en forma de grano cosechado, por lo que debe tostarse localmente, dando lugar a la aparición de los torrefactores, que se encargan de tostar y moler el café en pequeñas tiendas o en los propios cafés donde se consume.
Los comercios dedicados a la venta de café, té, y especias son conocidos como “ultramarinos” o “coloniales”. Estos establecimientos, situados en zonas céntricas como la Puerta del Sol, ofrecen café en grano o molido, acompañado a menudo de azúcar, otro producto colonial en auge. En los mercados de Madrid también se vende café, aunque a menor escala y más orientado a las clases populares. Muchos cafés no sólo sirven café como bebida, sino que también lo venden para consumo doméstico, lo que populariza su uso en los hogares. En los barrios más humildes hay vendedores ambulantes que ofrecen café tostado o café preparado en las calles.
A principios del siglo XIX el café era relativamente caro y reservado a las élites. Sin embargo, con el aumento de la producción en las colonias y las mejoras en el transporte, los precios se reducen y el café se hace más accesible para la burguesía y las clases medias. Las clases trabajadoras consumen café con menos frecuencia, a menudo diluido o mezclado con achicoria (un sucedáneo más barato). En los hogares humildes el café se reserva para ocasiones especiales.
En los cafés madrileños el café se prepara de formas variadas. La más común es el café solo (parecido al espresso moderno, pero preparado con métodos más rudimentarios como las cafeteras de filtro o de émbolo), y el café con leche, popularizado por la influencia francesa. También se sirve con azúcar. En los hogares el café se prepara con cafeteras de metal o filtros manuales. Las familias más acomodadas pueden permitirse molinillos para triturar el grano en casa, mientras que las clases populares compran el café molido.
El café es un símbolo de posición. La aristocracia y las élites lo consumen en cafés lujosos, donde se sirve en tazas finas y acompañado de pasteles o licores. También es común en desayunos y sobremesas en hogares burgueses. La clase media adopta el café como parte de su rutina, asociándolo a la modernidad y el progreso, sustituyendo progresivamente al tradicional chocolate. El café también aparece en tabernas y hogares humildes, pero más a menudo se considera un lujo o un regalo. Es común ofrecerlo a las visitas como gesto de hospitalidad.
Imagen El Perro Paco
El Perro Paco frecuentaba los cafés madrileños de la Puerta del Sol y de la calle de Alcalá a finales del siglo XIX. Un día se coló en el Café Fornos buscando un pedazo de pan y un marqués le regaló un hueso, y las gracias del perro le ganaron el nombre de Paco, ya que el marqués se encontraba celebrando la fiesta de San Francisco. Como el marqués acudía diariamente a comer al Fornos, el perro también se acostumbró a visitarlo, y cuando no conseguía nada, cruzaba la calle y visitaba otros cafés. Esta actitud atrajo la simpatía de los tertulianos, y pronto saltó a la prensa madrileña, componiéndose canciones en su honor, y tantos fueron los halagos que se le permitía la entrada en muchos locales, incluso cuando se permitían perros.
Paco también acudía a la plaza de toros los días de lidia, ocupando una localidad y asistiendo al espectáculo. Al terminar la faena, muerto del toro, le gustaba saltar a la arena y hacer unas cabriolas. De hecho, fue la afición a los toros lo que le costó la vida. El 21 de junio de 1882, Paco saltó a la arena y el novillero, temiendo tropezarse con el perro, para sacárselo de encima le dio una estocada.
El torero a duras penas sobrevivió a la ira del público, que quería lincharlo, pero finalmente un empresario teatral consiguió apaciguar a las masas y llevarse a Paco para que lo curasen, pero el perro no se recuperó y murió poco después. Tras una etapa disecado en una taberna madrileña, fue enterrado en el Retiro.

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Re: Edad Victoriana: Madrid

#20

Mensaje por Alexander Weiss » 22 May 2025, 21:10

Imagen El casticismo madrileño

Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España.
-Ramón Gómez de la Serna

A veces conocido como “madrileñismo”, desde finales del siglo XVIII se genera en Madrid una identidad cultura propia, afirmándose en la vestimenta, usos y costumbres de los madrileños, especialmente entre las clases obreras y el folklore local, que se glosaría en la literatura del siglo XIX.
El tipo madrileño castizo está asociado al “majo,” el “manolo,” el “chulapo”, y el “chispero” (con sus correspondencias femeninas), establecido en las obras de Francisco de Goya, Benito Pérez Galdós, Ramón de la cruz, o Ramón Gómez de la Serna. Se considera el barrio de Lavapiés, conocido como “barrio de los Manueles” o “barrio de los Manolos” como la cuna de la “majeza” y la “manolería” según Mesonero, siendo Chamberí el territorio “chispero”.
Los madrileños castizos quedan retratados en zarzuelas populares como “La verbena de la Paloma,” y “La revoltosa.” Varios autores consideran el casticismo madrileño como un orgullo localista de sentirse del centro, ya no de un imperio, sino del mundo, en una megalomanía cultural y pueblerina inocente de abstraerse de todo lo que no sea Madrid.
Imagen La zarzuela

¿Dónde vas con mantón de Manila?
¿Dónde vas con vestido chiné?
A lucirme y a ver la verbena,
y a meterme en la cama después.

¿Y si a mí no me diera la gana
de que fueras del brazo con él?
Pues me iría con él de verbena
y a los toros de Carabanchel.
-La verbena de la Paloma, Tomás Bretón

La zarzuela es una forma de teatro musical o género musical escénico surgido en España que se distingue por contener parte instrumentales, vocales y habladas, aunque con algunas variantes. El nombre de “zarzuela” procede del Palacio de la Zarzuela, situado en las proximidades de Madrid, y donde se encuentra el teatro que representó las primeras representaciones del género. Las primeras representaciones se remontan al siglo XVII, con obras de autores como Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Con la llegada de la dinastía de los Borbones en el siglo XVIII, la zarzuela se ve influenciada por los estilos musicales italianos, pero la caída en desgracia de los ministros extranjeros hace que las zarzuelas recuperen la tradición popular española.
El auge de la zarzuela y su faman llega en el siglo XIX, a partir de 1839, con varios músicos entre los que destacan Francisco Barbieri y Emilio Arrieta. Su éxito muchas veces se debe a las canciones que el público aprende y transmite oralmente.
La estructura tradicional de la zarzuela consiste en números hablados, cantados, coros, con escenas de contenido cómico o amoroso que generalmente son interpretadas por un dúo. Abunda el género costumbrista y en los libretos se recogen todo tipo de modismos, regionalismos, y jergas para conectar con el público popular.
Después de la Revolución de 1869, España entra en una profunda crisis que también se refleja en el teatro: el espectáculo teatral se convierte en un entretenimiento caro, por lo que el Teatro Variedades de Madrid tiene la idea de reducir la duración de las representaciones para abaratar los precios del espectáculo, reduciendo las funciones a una hora. La innovación tiene gran éxito y los compositores de zarzuelas se acomodan al nuevo formato, creando obras mucho más cortas.
A las zarzuelas de un sólo acto se las clasifica como género chico y a las de dos o más como género grande. La zarzuela grande se mantuvo en el Teatro de la Zarzuela, aunque con poco éxito y público. En 1873 se abre el Teatro Apolo, que compartió fracasos con el anterior, hasta que no tuvo más remedio que cambiar el espectáculo al género chico, que triunfó en las décadas siguientes.
Imagen El chotis

Madrid, Madrid, Madrid,
un pedazo de la España en que nací.
Por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y el chotis.
-”Madrid, Madrid, Madrid”, Agustín Lara

El chotis es una música y baile con origen en Bohemia. Su nombre deriva del alemán schottisch (“escocés”), una danza social a la que en Viena se quiso atribuir un origen escocés.
El chotis llegó a Madrid en 1850 y ha quedado noticia de que se bailó por primera vez el 3 de noviembre en el Palacio Real, con el nombre de “polca alemana.” Pronto se hizo muy popular y se convirtió en el baile castizo por antonomasia del pueblo madrileño.
Se baila en pareja al son de un organillo (introducido por el luthier italiano Luis Apruzzese), y durante el baile la mujer gira alrededor del hombre, que a su vez va girando sobre su propio eje, de ahí que se haya dicho que “no se necesita más que un ladrillo para bailarlo.” Es típico verlo en las verbenas de Madrid, con las mujeres ataviadas con un mantón de Manila y pañolón cubriendo la cabeza, y los hombres mirando siempre al frente y vestidos con chaleco, pantalón de rayas y una parpusa, o gorra con visera.
Imagen El flamenco

Cuando vuelvas a Madrid, chulona mía,
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés,
alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
- “A Madrid,” Agustín Lara

Se cree que el género musical flamenco surgió a finales del siglo XVIII en ciudades y villas de la Baja Andalucía, destacando Jerez de la Frontera como primer vestigio registrado de este arte, aunque prácticamente no existen datos relativos a esas fechas. Paralelamente se desarrolla el cante jondo, una forma más profunda y expresiva del flamenco, que aborda temas como el amor, la pérdida, el sufrimiento y la pasión.
Aunque de raíces andaluzas, en el siglo XVIII con la inmigración del sur de España, el flamenco comienza a cobrar relevancia en las calles madrileñas, y se consolida en la cultura de Madrid durante el siglo XIX, pues el casticismo madrileño ve en los gitanos andaluces un modelo ideal de individualismo. El surgimiento de las escuelas taurinas, el auge del bandolerismo y la fascinación por lo andaluz conforman un costumbrismo andaluz que triunfa en Madrid. La primera referencia en prensa de “Un cantante flamenco” aparece en 1847.
Los cafés cantantes eran locales nocturnos donde los espectadores podían beber copas y disfrutar de espectáculos musicales. En ellos se producían desmanes de todo tipo, por lo que la mayoría de la población vivía de espaldas a ellos. La moda de los cafés cantantes permitió el surgimiento del cantaor profesional y sirvió de crisol donde se configuró el arte flamenco. En ellos gitanos y no gitanos aprendían los cantes, se reinterpretaban y se ampliaban los repertorios. El gusto del público también contribuyó a configurar el género, que comienza a tener presencia en las salas de locales como el Teatro Pavón o el Salón Olimpia, convirtiéndose Madrid en un punto de destino para artistas flamencos de toda España. También surgen peñas flamencas en las que se reúnen aficionados y artistas.
Imagen Los toros

Dicen que vienen los toros
por la puerta del cortijo
dicen que vienen los toros
“pa” matarlos Lagartijo.
-Canción popular

La noticia más antigua de la presencia de una plaza de toros en Madrid se remonta a 1418, cuando el concejo madrileño instala una plaza entre las puertas de la Vega y Segovia para correr unos toros en honor del rey Juan II de Castilla. Desde entonces los espectáculos taurinos se convierten en un fenómeno frecuente, asociado a fiestas populares y eventos especiales, apreciada y practicada por todas las clases sociales.
La llegada de los Borbones en el siglo XVIII supone el abandono de la práctica taurina por parte de la nobleza, que no gustará de esta costumbre española, pero no supondrá su desaparición, sino que se convierte en un espectáculo de masas. Durante este siglo se construyen en Madrid tres plazas de toros, gestionadas por distintas instituciones, como la Archicofradía de San Isidro o el Convento de Atocha.
En 1748 se construye la definitiva Plaza de Alcalá, en piedra, por orden del rey Fernando VI. Esta plaza de toros estará en funcionamiento hasta 1874, durante la cual el espacio vivirá una edad dorada. La plaza de toros que sustituirá a la de Alcalá será la Plaza de Toros de la Fuente del Berro o de la carretera de Aragón. Esta plaza, de 60 metros, dispone de un mayor aforo (13.000 personas).

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