Nombre: Lars Olsen
Clan: Ventrue?, Malkavian?
Edad aparente: 42 años
Lars nació en el seno de una familia adinerada. Papá Olsen era propietario de una compañía informática cuyo mayor contratista era el Ministerio de Defensa de Dinamarca. Mamá Olsen era una reputada bioquímica molecular que había abandonado la investigación por la docencia universitaria. En este ambiente llegó al mundo Lars. Su infancia fue feliz y plena, se podría decir que vivió entre algodones. Tenía una habitación llena de juguetes y peluches, en la que Papá y Mamá Olsen le leían cuentos de Thor y de Freya antes de irse a dormir.
Cuando tuvo la edad suficiente fue un colegio internado, que era un centro de educación para los hijos de los miembros de la alta sociedad danesa. Dado su coste, sólo la élite de Dinamarca tenía acceso a estas escuelas. Lars, destacó en esta etapa por sus habilidades sociales y deportivas, llegando a ser el campeón de cross del instituto durante los tres últimos años de su formación.
Llegado el momento, fue a la universidad, ingresó en la Facultad de Derecho. Tras dos años de carrera, decidió que lo que mejor le convenía era terminar sus estudios en Alemania. Gracias a los contactos de su padre, no tuvo problema para matricularse en la Universidad de Heidelberg. Allí tuvo su primer contacto con grupos de extrema derecha. Abrazó el nuevo nazismo con los ojos cerrados. Él pertenecía a una raza superior, la hiperbórea, mientras que el resto de seres humanos eran seres inferiores. El Mein Kampf pasó a ser su libro de cabecera y todas las noches leía algún pasaje del mismo.
Ya de vuelta a Dinamarca, decidió que la abogacía no era lo suyo y sintió la llamada e ingresó en el cuerpo policial de Copenhague. Para Lars, la mejor manera de limpiar su patria de la escoria extranjera era desde dentro del sistema. Con el tiempo, pasó de ser inspector de policía a ser comisario. Todos dentro del cuerpo sospechan que la ayuda de su padre y la lista de contactos de este tuvieron algo que ver.
Con la aparición de los Verdaderos Daneses, no dudó en hacerse militante del partido. Y pronto comprendió que, si se quiere llegar al poder, lo mejor era acabar con la competencia. Y la competencia era la clase alta danesa. La mejor manera de tenerlos comiendo de su mano era que le debiesen favores. Unas veces hacía la vista gorda con sus excesos y otras, simplemente les ayudaba. Si habían incautado un barco con toneladas de cocaína, nadie iba a notar que habían desaparecido cinco o seis kilos. Si se enteraba de que a un pez gordo le picaba la nariz, Lars le ofrecía un poco de su harina incautada. Si una persona en concreto tenía un apetito sexual un tanto peculiar, él le informaba de un local que estaba siendo investigado dónde esa persona podía satisfacer sus necesidades. Si el hijo de una familia rica e influyente se había pasado de la raya, digamos que había esnifado más polvo blanco del que su corazón podía soportar y había ingerido tantas pirulas que era incapaz de distinguir la realidad de un sueño, y que todo aquel cóctel de narcóticos fluyendo por sus venas aderezado con una cantidad ingente de alcohol, le había llevado a matar a puñetazos a una prostituta albanesa, menor de edad, en el camarote del yate de papá; Lars se encargaba de ello y le cubría las espaldas. Pero también se cubría las espaldas él mismo, solía llevar algún micrófono o cámara oculta para tener pruebas con las que en el futuro pudiese chantajear a los que solicitaban su ayuda. Todo formaba parte del mismo plan, aupar al poder a los Verdaderos Daneses acabando o dominando a la competencia.
Durante años consiguió una lista de contactos de lo más dispar, por un lado, conocía de sobra a los miembros de la clase alta de Copenhague y, por otro lado, conocía a la escoria que traficaba y llevaba los negocios que satisfacían los excesos de los primeros.
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Sólo faltaría la parte dónde le abrazan. Si quieres, Nyxe, y si cuadra con la idea que tienes de tu PJ, me abrazas tú y soy tu chiquillo. O si quieres somos hermanos de sire, no sé. A mí en cierto modo me da un poco igual. Aunque me parece mejor idea que seamos hermanos, por aquello de tener el mismo rango

Pero, cómo ya digo, te dejo elegir.
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En cuanto a su no vida de vástago, sin tener en cuenta que clan le abrazase, tiene una opinión muy clara: Es un defensor de la Camarilla y de sus Tradiciones, todo esto de la democracia le parece una broma de muy mal gusto. Deberíamos volver a los orígenes de todo. Piensa que los daneses son superiores, pero, es más, piensa que los vampiros como raza son superiores a los humanos. Pero que por mera supervivencia hay que respetar la Mascarada y que la mejor manera de hacerlo es bajo los preceptos de la Camarilla más tradicional. Piensa que se debería echar a patadas a todos esos rojos de Christiania y que ya está bien de dejarlos campar a sus anchas. Y lo mismo se debería hacer con los vástagos extranjeros, que parece que han convertido a Copenhague en una maldita ONG.
Se me ocurre que a Henrik Lindhart lo puede conocer de su vida humana, puede que lo conociese de oídas y que cuando fuese abrazado este contactase con Lars.