Cuando el anglotanzano cerró el whatsapp tras todos esos mensajes sintió la incómoda sensación que antecede a una bronca segura, nunca antes ella esperaba explicaciones de él y justo cuando esperaba que no se las pidiera, se las había pedido.
<¿Qué esperabas Egwu?¿que incluso con esto te perdonara el desplante?> se reprochó a sí mismo.
Aún tenía al muchacho enganchado con el otro brazo. Apretó los labios procesando la novedad y disimuladamente volvió a meter su movil en la chaqueta con la otra. Miró de nuevo en dirección a la boca del pasaje vigilando la posible afluencia de gente pasando por allí, en ese momento todo parecía en orden, así que de nuevo se dirigió al chico para contestarle.
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Mira...acaba de pasar esto, hay mucha confusión, es normal, pero todo estará bien al final, seguro que la policía le está tomando declaración ahí dentro, el edificio es suyo y los dos sabemos que no tenía todos los papeles en orden. Algún gilipollas se podría haberse dejado una colilla encendida y haberse montado todo esto, pero era un edificio muy viejo y Sahil no tenía tiempo para ocuparse de obtener permisos, algún cuadro de mandos electrico habrá tenido un cortocircuito y la chispa habrá prendido algun cojín o una alfombra. Yo realmente creo que ha sido eso. Ahora lo más importante, es que te tranquilices para que cuando salga él, sepas cómo apoyarle en esto, tío, hay que ayudarle. Todo esto ha sido una muy mala noche, el Maestro ha perdido el templo - el tremere miró tras los cristales de las gafas del chico y observó que le escuchaba y asentía con atención. Una parte de él sintió lástima por el universitario, quizá en condiciones normales no sería tan influenciable, quién sabe...pero el influjo del malkavian le había afectado poderosamente. Por un momento, recordó una cita bíblica, la de Juan 2, 13-25 ; "
Destruid este templo y en tres días lo levantaré", al mencionar a Sahil como Maestro frente al chico y sintió, desangelado, que aquella referencia mesiánica era otra burla de esa sibilina voz que constantemente le recordaba que vigilaba su moral para apropiarse de su no vida -
pero no debemos perdernos nosotros con el edificio, nosotros, somos el verdadero templo al que él querrá volver. - terminó diciéndole.
<Mentiras piadosas lo llaman, ¿verdad Egwu? No estás aplazando su sufrimiento...te has aprovechado de él para sobrevivir> le recriminó de nuevo aquella voz que usaba el timbre de la suya en sus pensamientos para atacarle <Puede ser> contestó él mismo <Pero él también ha obtenido calma y el placer del Beso, no soy un parásito...>
Tras esto abrió los brazos incitando al hombre a darle un abrazo como si fuera un niño y su víctima, como una mosca en una planta carnivora cayó irremediablemente otra vez. Así que, mientras el muchacho se soltaba a llorar, el albino aprentándole contra sí, le clavó los colmillos todo lo rápido que pudo para que los efectos del Beso hicieran su trabajo. Y se abandonó por completo al anglotanzano, sumido al final en un profundo sueño. Desde fuera parecía un simple abrazo, pero conforme pasaron varios segundos y el muchacho perdía fuerza en las piernas, Daren lo arrimó a la pared más oscura, sentándolo en el suelo. Rápidamente mojó con su saliva las dos heridas que el paso de sus colmillos habían dejado en su cuello para cerrarlas y lo dejó ahí, durmiendo.
Aún arrodillado en el suelo, volvió a mirar la conversación con Joanna, soltó un resoplido, apretó los dientes, volvió a guardar el móvil y se levantó para dirigirse hacia el lugar de las obras que le había indicado Jean Luc para entrar.
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Fueron dos puntos de sangre. Los apunté en el conteo...