El jueves 12 de septiembre tuvo lugar la entrega de los premios Ig Nobel 2019.
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Si el año pasado no dejaron indiferente a nadie por galardonar al médico japonés Alira Horuuchi por hacerse una colonoscopia a sí mismo, la edición de este año también ha sido de lo más disparatada. Desde bacterias escondidas en el dinero hasta la temperatura escrotal de los carteros o las propiedades medicinales de la pizza han sido algunos de los experimentos más locos que han recibido su condecoración.
Esta ha sido la edición número 29 de los Ig Nobel, que parodian los Premios Nobel con el propósito de honrar los logros de la vida cotidiana, y que organiza la popular revista de humor científico Annals of Improbable Research ( Anales de la Investigación Improbable). En la categoría de Medicina, el científico italiana Silvano Gallus fue el galardonado de este año por su estudio en el que se urge a la sociedad a consumir pizza por sus enormes beneficios para la salud. En concreto, de los beneficios de este plato culinario y cómo protege sobre enfermedades como el cáncer.
Otras categorías también dieron mucho de qué hablar por su relación con el campo de la Medicina. Por ejemplo, el Ig Nobel de Anatomía fue para un experimento que llevaron a cabo Roger Mieusset y Bourras Bengoudifa de la Universidad de Toulouse. Ellos se llevaron su condecoración por descubrir que la temperatura escrotal del lado izquierdo era mayor que del derecho. Para llegar a esta conclusión tomaron pruebas de 11 carteros y varios conductores de autobús durante hora y media.
También hubo bastante sorpresa sobre el Ig Nobel de Economía que lo obtuvieron dos científicos holandeses y uno turco. En concreto, estos especialistas hallaron que el dinero en papel es una gran fuente de transmisión de bacterias.
En la máxima aspiración por honrar los descubrimientos de la vida diaria, el iraní Iman Farahbakhsh ganó el Ig Nobel para ingenieros por crear una máquina que cambia automáticamente los pañales. ¡Un gran artilugio que todo padre o madre primerizo querría tener!
Marc Abrahams, uno de los cofundadores del premio, fue el encargado de inaugurar esta original ceremonia. “Estamos aquí esta noche para honrar a unos extraordinarios individuos y grupos. Todos ellos son ganadores por hacer a la gente reír y luego pensar”, expresó Abrahams durante su discurso.
Los premiados durante esta alocada cita recibieron un diploma firmado por varios Nobel (de los de verdad) y se llevaron a casa un trofeo de lo más particular: un vaso de cartón con un cepillo de dientes.