Publicado: 11 Jul 2018, 00:50
Glu iba trepando por el cuerpo de Cesc inmovilizándole los miembros con sus enormes manazas, casi como una araña golosa a la hora de la cena. Daren o el resto de mortales ahora importaban poco, porque sólo estaban ellos dos. Las imágenes se fueron sucediendo una detrás de otra, y de alguna manera el pensamiento final del abogado le ofreció el confort y la seguridad de que su sacrificio no sería en vano. Glu se relamió y en un tono en el que sólo podía escucharle el ventrue, le susurró a unos pocos centímetros de su cara, con esa boca deformada que parecia imposible que pudiera vocalizar como un humano...
- Se acabó el juego... tú tienes que perder para que tu amigo aprenda que a nosotros no nos gusta que siervos como vosotros vengan a quitarnos lo que es nuestro por derecho.
Pero esas palabras no llegaron al oído de Cesc más que en un segundo plano. Lo que Cesc (y sólo Cesc) escuchó, tan claro como si ella le estuviera susurrando en la otra oreja, fue algo bien distinto.
- ¿Ahora vas de cordero, gatito? ¿Qué pasa, que no tienes curiosidad en saber cómo va a acabar la historia? Tse, con la sorpresa que te había preparado...
Cesc juraría después que durante dos segundos no supo bien que es lo que estaba ocurriendo. Fue como si esas palabras despertaran a otra persona dentro de él. Cuando recobró el control de su cuerpo la cabeza le dolía horriblemente, y se había separado gateando un par de metros de Glu, que se encontraba sentado en el suelo del piso, con una cara de incredulidad y una de sus enormes manazas sobre su nariz, rota.
- ¡Antonio, ese señor le ha dado un cabezazo a la señora! - gimió una de las vecinas, limitándose a anunciar lo obvio, como en las malas obras de teatro.