(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

Prólogo de la partida, comprenda el año anterior a la celebración de "La Promesa".

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Variable
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#141

Mensaje por Variable »

- De acuerdo -dijo Daniel perdiéndose en la cocina.

El contrato constaba de seis páginas y decía, básicamente, lo que le había explicado su anfitrión. Las dos primeras páginas eran un contrato oficial regulado por el estado. Establecía una duración de tres meses, sin periodo de prueba, la cuantía del salario y el convenio aplicable. Tendría que rellenar sus datos personales.

Las otras cuatro páginas incluían anexos con las cláusulas que podrían suponer su ruptura y el contrato de confidencialidad. De romper la cláusula de confidencialidad debía pagar entre 100.000 y 600.000 € de indemnización.

Cinco minutos después, Daniel apareció con una bandeja. En ella había un platito con cuatro buñuelos cada uno, nata y sirope de caramelo. Además había dos tazas de café, una con café y la otra con un té de color rojizo.

Con calma, y sin querer molestar a Eva, que ahora leía, Daniel colocó el plato de buñuelos y la taza de café en el lado de su invitada. Colocó en su propio lugar el té.

- ¿Todo bien? Podemos discutirlo si algo no te parece.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

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Livia
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#142

Mensaje por Livia »

- Me ha quedado claro - le respondió, a lo primero que le había dicho.

Contempló las dos carpetillas y la pluma. ¿Podía ser que al fin estuviera cambiando su suerte? El destino parecía mucho más benevolente en aquel momento, sentada a la mesa después de una buena cena. Incluso podía disfrutar de esa casa tan cómoda, tan espaciosa y tan diferente a su pequeña zahúrda. Creyó que podía sentirse a gusto, y lo mismo esos estudios tan extraños le permitirían crecer en conocimientos. El trabajo de campo, como lo había llamado, era muy emocionante (no podía negar eso) pero le apetecía perderse una temporada en una investigación de características más tranquilas. Volvería, seguro que sí, a acechar e intentar subir a malvados árboles.

El futuro le parecía más brillante, y ya no se sentía ni tan mal ni tan vulnerable. Quizás esta oportunidad fuera lo que necesitaba para poder pasar página, para cambiar de aires, para sanar un poco en un ambiente distinto al lugar en el que murió su padre. Ese trabajo prometía que iba a necesitar echarle un montón de horas y lejos de desanimarla, la motivó aún más. Eva abrió las carpetillas y comenzó a examinar el contenido. Pensaba ser bastante exhaustiva para saber qué contenía, cómo se regulaban los términos y qué le obligaba la cláusula de confidencialidad

- ¿Buñuelos?
-preguntó, levantando rápidamente la cabeza con la mirada brillante. Claro que le encantaban. Le encantaban los dulces y siempre justificaba ser una golosa con la excusa de que el cerebro necesita azúcar para funcionar mejor.... y también café - ¡Claro! - respondió, con voz más alegre - Y si pudiera ser un café también para no dormirme se lo agradecería.

Después regresó a centrarse en lo que le importaba, el contrato aunque muy draconiano debería ser para que se echase atrás en ese momento.

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#143

Mensaje por Variable »

- De acuerdo -dijo Daniel perdiéndose en la cocina.

El contrato constaba de seis páginas y decía, básicamente, lo que le había explicado su anfitrión. Las dos primeras páginas eran un contrato oficial regulado por el estado. Establecía una duración de tres meses, sin periodo de prueba, la cuantía del salario y el convenio aplicable. Tendría que rellenar sus datos personales.

Las otras cuatro páginas incluían anexos con las cláusulas que podrían suponer su ruptura y el contrato de confidencialidad. De romper la cláusula de confidencialidad debía pagar entre 100.000 y 600.000 € de indemnización.

Cinco minutos después, Daniel apareció con una bandeja. En ella había un platito con cuatro buñuelos cada uno, nata y sirope de caramelo. Además había dos tazas de café, una con café y la otra con un té de color rojizo.

Con calma, y sin querer molestar a Eva, que ahora leía, Daniel colocó el plato de buñuelos y la taza de café en el lado de su invitada. Colocó en su propio lugar el té.

- ¿Todo bien? Podemos discutirlo si algo no te parece.
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Livia
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#144

Mensaje por Livia »

Al ver las penalizaciones de la cláusula Eva abrió mucho los ojos, se quitó las gafas, se restregó los párpados y luego volvió a colocarse las lentes para ver si había contado bien los ceros. Luego, su voz interior comenzó a reírse a carcajadas, para sus adentros porque eso no es que fuera la ruina es que, si iban a malas, no tenía patrimonio con el que responder y no tener dónde caerse muerto significaba una cómoda y terrible situación de insolvencia. No había visto tantos ceros en su puñetera vida.

Después de la triste broma interior que alegró amargamente sus entrañas comprendió que su posible incumplimiento podría significar la pérdida de la centenaria librería Espinosa e Hijos, ni más ni menos. Bueno, eso y lo que no estaba escrito en el papel y siempre estaba implícito en cualquier trato en el sector, la reputación. Eva había tenido la suerte de obtener trabajillos por la reputación de su padre y la mediación de su tío. Si enviaba el apellido Espinosa al barro traicionando la confianza de quien le hacía el encargo no la iban a llamar ni para ir a comprar unos cromos al Rastro, así de sencillo. No podría trabajar nunca más. Eso le preocupaba bastante más.

Para cuando Cortés regresó Eva ya había firmado el contrato y deslizado hacia el lugar que había ocupado su anfitrión la copia que le correspondía. Tampoco tenía que pensárselo mucho.

-Sí, todo bien. Gracias. - respondió, cuando dejó el plato a su lado y miró el café con ese gran amor que sentía por su líquido favorito, la base de su alimentación y su energía. El café calentito siempre reconfortaba y le dió un sorbo antes de pasar a dar cuenta de esos buñuelos tan ricos con deleite.

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#145

Mensaje por Variable »

Daniel sonrió, complacido, y tomó únicamente la carpeta verde, para dejarla junto a la pluma en la misma cómoda de donde la había sacado.

- La azul es tuya.

Se sentó frente a Eva y bebió de su "té" con tranquilidad. En ese momento no le parecía apropiado decir nada más. Podía ver que en el aura de la joven reinaba un buen humor y algo de esperanza.

Esperó, tomando comedidos sorbos de su taza, a que Eva preguntara algo más, o comenzara con algún tipo de conversación. Aunque probablemente estaría bastante ocupada saboreando los buñuelos y dejando que el café surtiera su efecto.
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Livia
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#146

Mensaje por Livia »

- ¡Oh! - exclamó, antes de acercarse la carpeta que le correspondía.

Lo que le pasa a los introvertidos como Eva es que pueden llegar a sentirse bastante incómodos a la hora de socializar. Sin embargo, desean hacerlo con las personas que les resultan interesantes. A Eva, Cortés le resultaba interesante. Eva comenzó a sentir la presión social de decir algo cuando había dado cuenta de la mitad de los buñuelos. No se le daba muy bien tender puentes, salir hacia afuera y solo fingía ser social a la hora de relacionarse con los demás, es decir, cuando la situación y la educación le daban las herramientas para parecer durante un rato "normal".

A Eva no le molestaba el silencio, es más le encantaba, además, podía llegar a compartirlo con alguien tanto como forma de expresar la intimidad con esa persona en cuestión, como por la simple necesidad de darse un necesario espacio, un punto y aparte, que no tenía por qué ser empañado con palabras. Si la hubiera liberado de esa obligación, se hubiera sentido bastante a gusto pero se sentía obligada y eso la ponía nerviosa. Comenzó a devanarse los sesos buscando algo gracioso, ingenioso o inteligente con lo que iniciar una conversación. Para esas ocasiones, su padre, romántico y optimista empedernido, siempre le había dicho que lo único que tenía que hacer era sonreir, sentirse segura de sí misma y comenzar a hablar sin tener miedo a las palabras. Claro que Esteban Espinosa tenía un carisma que ella, por desgracia, no había heredado. No se le daba bien tender puentes con los demás.

- Muy rico todo
- dejó caer.

Además, ¿qué iba a decirle? ¿Le iba a contar una anécdota personal? Seguro que le importaba una mierda. ¿Iba a volver al tema manido de la corrección? Uf, una idea horrible. ¿Le iba a preguntar qué le había parecido el simposio de realismo mágico del Gremio de Libreros? Bueno, mejor no, porque ella no tenía nada bueno que decir de los ponentes y no era cuestión de ponerse a criticar como una maruja con un programa del corazón. ¿O quizás si se había dado una vuelta por la inauguración de la exposición del Caixa Forum sobre la evolución del mito del vampiro hasta la actualidad? Que le gustara Drácula no significaba que tuviera interés en eso. ¿Cómo había conseguido entrar y sacar el libro de la biblioteca? Bueno, eso sí que no. Preguntar a alguien del oficio cómo hacía sus cosas pues era bastante grosero. Cada una de las situaciones que imaginaba terminaba con una gran sonrisa sonrisa irónica en los labios de Cortés y eso era algo que no creía que pudiera llevar bien o fuera un buen inicio para una investigación. Más que nada porque sentía respeto por su opinión profesional e iba a sentirse bastante mal si abría la boca para parecer una idiota. Mejor ser una idiota silenciosa por confirmar.

- Bueno - dijo, tras tragar el último buñuelo casi entero y empujarlo con los restos del café - ¿Al lío?

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#147

Mensaje por Variable »

- Claro -respondió de inmediato, poniendo las manos en la mesa para levantarse-. Veo que estás deseando subir. Me alegro.

Se levantó y apuró la taza hasta que no quedó ni una sola gota. Se relamió discretamente e hizo un gesto con un leve aspaviento a su invitada.

- Vamos, acompáñame - su tono era jovial y animado.

Abandonaron el salón y subieron las escaleras. Nada más subir, pudo contemplar que las escaleras daban a un recibidor gigantesco que se había ampliado al tirar dos habitaciones. Todo el recibidor era tan grande como el salón de abajo, y estaba lleno de estanterías repletas de libros. En el centro había un viejo escritorio y una silla en apariencia bastante cómoda. El escritorio estaba despejado, excepto por un cubilete donde descansaban algunos bolígrafos y lapiceros.

En las estanterías había toda clase de libros, y no especialmente bien conservados. Si bien en uno de los extremos había auténticos clásicos (y muchos de ellos de ediciones antiguas y raras) casi toda la biblioteca estaba llena de libros de los que Eva jamás había oído hablar.

- Bienvenida a la oficina.
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Livia
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#148

Mensaje por Livia »

Se sintió profundamente aliviada de que esa situación tan tensa llegara a su fin. Acompañó de buena gana a Cortés. Por el camino el nudo que se le había hecho en el estómago comenzó a soltarse, para su fortuna porque estaba temiendo tener un maldito corte de digestión de la tensión. Como ya había pasado lo malo comenzó a valorar si sería un derroche para su exiguo presupuesto ir a un profesional que, además de tratarla de sus problemas con el motorista fantasma, también pues le echara una manita para no pasar tan malos ratos y poder relacionarse con la gente como una persona normal.

Eva no esperaba encontrarse con algo así. Esperaba una buena colección propia de alguien del oficio con algunos títulos bastante selectos entre otros mucho más vulgares, pero es que había tomos allí que no tenía ni la más remota y pajolera idea de lo que eran, y se había criado viendo y estudiando los libros más raros que pudiera echarse uno a la cara. Es que además los títulos que conocía eran puñetera canela en rama. ¿Cómo se habría hecho con esa colección?

- Creo que me va a encantar trabajar aquí - respondió, sonriente.

Le iba a costar prestarle atención al dueño de la biblioteca porque en esos instantes todos aquellos libros desconocidos , estaban ejerciendo un poderoso canto de sirena que no le estaba dejando concentrarse . Tenía ganas de pasearse por la biblioteca curioseando uno a uno cada tomo, tenía ganas de tocar esos libros que no conocía, abrirlos, olerlos, leerlos. Eva jugueteó un poco con un mechón de pelo, bastante impaciente, y terminó colocándoselo tras la oreja.

Había una cosa de lo que estaba segura, esperaba que quedara mucho café hecho porque no pensaba dormir en ... ¿dos? ¿tres días? Lo que le aguantara el cuerpo.

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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#149

Mensaje por Variable »

Daniel sonrió y asintió, en un gesto de empatía absoluto.

- Cada uno de esos libros guarda información muy valiosa -explicó-, y además tienen una historia detrás: una vida sacrificada en su escritura, un robo, un incendio, una falsificación, etc. En esta biblioteca hay 8421 libros, entre los cuales pueden sumar 8421 vivencias diferentes. Y todas reales, te lo garantizo.

Sabía que dar datos tan precisos quizás era un error, estaba dando una muestra de su meticulosa forma de trabajar, algo que había intentado transmitir con la dejadez de la casa. Lo había planeado todo, incluso esto. Ahora tocaba admitir el "inocente" error de conteo.

- Perdón -reconoció-. Ahora hay 8420, ya sabes por qué.

Caminó unos pasos hasta rodear la barandilla de las escaleras (que estaba llena de estanterías de libros).

- Ven, te enseñaré el resto de la planta.
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Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)

#150

Mensaje por Livia »

No podía dejar de contemplar esos libros. No era algo racional si no una sensación que provenía de lo más profundo de su corazón. Traía consigo los recuerdos de unos tiempos mejores en la librería Espinosa e Hijos, cuando su padre era más joven, las estanterías estaban a rebosar y había un buen flujo de clientes y encargos. Recorría con la vista las estanterías, aguzando la vista para captar los detalles de cada tomo. Si no hubiera sido tan tímida, ya hubiera echado a andar, a pasearse frente a las estanterías mientras dejaba recorrer las yemas de sus dedos suavemente por los lomos, notando el material que los encuadernaba, sus imperfecciones, las letras grabadas con sus títulos y sus autores, imaginando qué contenían, fantaseando sobre cómo habían llegado hasta allí. Quería perderse en ellos, explorar cada una de esas 8420 historias y vivencias. Esperaba que algún día le contara la historia de cada libro o encontrar el suficiente valor como para pedírselo ella misma.

Cuando Cortés la invitó a continuar lo acompañó con cierta reticencia y la esperanza de poder volver a reunirse pronto con los libros. Antes de entrar en esa estancia, tres meses le habían parecido mucho tiempo pero ahora le parecían demasiado cortos y sin duda sería una triste despedida.

Cerrado

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