(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Moderador: Variable
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Daniel sacó una llave de sus pantalones y abrió una puerta cerrada. Sin pasar, tendió la llave a Eva.
La estancia era enorme, no tan grande como la biblioteca, pero tenía un baño propio. Había polvo en el aire, como si la puerta y la ventana hubieran pasado años cerradas. Tenía una amplia cama con un cabecero de madera, un pesado y gran arcón a los pies, un escritorio y dos armarios que cubrían toda una pared. El baño tenía una cabina de ducha, un lavamanos, un retrete y un bidet. No estaba especialmente sucio, pero necesitaría echarle un rato si quería poder relajarse en esa estancia.
- Perdona que esté así -dijo el anfitrión-. He preferido dejar las cosas tal y como las dejó tu padre. No quiero amargarte, pero es posible que encuentres alguna pista de lo que estuvo haciendo antes de morir.
Sabía que había tenido poco tacto, que Eva todavía no lo había terminado de superar. En su opinión, ya era hora de empezar a pasar página, y si para eso tenía que saber que Esteban escondía algunas de sus pertenencias en esa habitación, no sería un impedimento.
La estancia era enorme, no tan grande como la biblioteca, pero tenía un baño propio. Había polvo en el aire, como si la puerta y la ventana hubieran pasado años cerradas. Tenía una amplia cama con un cabecero de madera, un pesado y gran arcón a los pies, un escritorio y dos armarios que cubrían toda una pared. El baño tenía una cabina de ducha, un lavamanos, un retrete y un bidet. No estaba especialmente sucio, pero necesitaría echarle un rato si quería poder relajarse en esa estancia.
- Perdona que esté así -dijo el anfitrión-. He preferido dejar las cosas tal y como las dejó tu padre. No quiero amargarte, pero es posible que encuentres alguna pista de lo que estuvo haciendo antes de morir.
Sabía que había tenido poco tacto, que Eva todavía no lo había terminado de superar. En su opinión, ya era hora de empezar a pasar página, y si para eso tenía que saber que Esteban escondía algunas de sus pertenencias en esa habitación, no sería un impedimento.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Se quedó mirando la llave unos instantes antes de tomarla entre sus dedos, como si dudara. Contempló la habitación desde el dintel y por un momento, notó el corazón latiéndole en los oídos como cuando vio por primera vez el sótano lleno de la sangre de su padre, luego creyó que entre el olor a cerrado distinguía el hedor de la sangre podrida mezclada con el punzante de la lejía mientras limpiaba. Era una mezcla repugnante que le revolvió el estómago, como si fuese real en lugar de los restos de un recuerdo .
Suspiró y entró en la habitación.
A mitad de su inspección se detuvo. Cuando le escuchó. No llegó a girarse del todo y miró por encima del hombro al hombre tras ella. ¿Tan evidente era? preguntaba con la mirada. Sí, sí que debía serlo. Se preguntó cómo la veía, cómo la veían los demás. ¿Cómo una gilipollas rancia y prepotente? Pensaba que allí podría cambiar de aire porque aún seguía durmiendo en el sótano donde encontraron el cadáver, y sí, podía haber puesto la cama en la trastienda pero había elegido ese sitio justo. Eso no era de estar bien. La cuestión es que no sabía cómo solucionarlo. Podía darle vueltas toda la noche pero no sabía cómo arreglar ese trozo de sí misma que había perdido con él. ¿Cómo? ¿Era eso que no había querido ver? ¿Averiguar qué le pasó?
Eva fue a abrir la ventana, un soplo de aire fresco le dio en la cara e hizo que sonriera. Dejó la ventana entre abierta. No tenía por qué encargarse de eso ahora. Podía concederse un poco más de tiempo y tenía unos libros maravillosos que estaban esperándola.
- Gracias - dijo, sonriéndole - Creo que será mejor que la habitación se airee un rato.
Cuando cerró la puerta tras de sí se sintió mejor. Estaba deseando de empezar con la investigación.
Suspiró y entró en la habitación.
A mitad de su inspección se detuvo. Cuando le escuchó. No llegó a girarse del todo y miró por encima del hombro al hombre tras ella. ¿Tan evidente era? preguntaba con la mirada. Sí, sí que debía serlo. Se preguntó cómo la veía, cómo la veían los demás. ¿Cómo una gilipollas rancia y prepotente? Pensaba que allí podría cambiar de aire porque aún seguía durmiendo en el sótano donde encontraron el cadáver, y sí, podía haber puesto la cama en la trastienda pero había elegido ese sitio justo. Eso no era de estar bien. La cuestión es que no sabía cómo solucionarlo. Podía darle vueltas toda la noche pero no sabía cómo arreglar ese trozo de sí misma que había perdido con él. ¿Cómo? ¿Era eso que no había querido ver? ¿Averiguar qué le pasó?
Eva fue a abrir la ventana, un soplo de aire fresco le dio en la cara e hizo que sonriera. Dejó la ventana entre abierta. No tenía por qué encargarse de eso ahora. Podía concederse un poco más de tiempo y tenía unos libros maravillosos que estaban esperándola.
- Gracias - dijo, sonriéndole - Creo que será mejor que la habitación se airee un rato.
Cuando cerró la puerta tras de sí se sintió mejor. Estaba deseando de empezar con la investigación.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Efectivamente, Eva parecía, de nuevo, estar pensando en su padre. Era su trauma, la espina de su existencia, lo que movía sus bajas pasiones y, sobre todo, lo que evitaba que su vida consiguiera despegar por fin.
Daniel abrió la puerta que había junto a la del dormitorio. Daba a unas escaleras.
- Subiendo estas escaleras puedes llegar al ático. Como te comenté, está en un estado similar al de la habitación.
No tenía muchas ganas de subir al ático y quizás ella tampoco.
- Eva, te veo ansiosa por comenzar. ¿Prefieres que te deje curiosear? No me vendría mal bajar abajo a ocuparme de mis asuntos.
Daniel abrió la puerta que había junto a la del dormitorio. Daba a unas escaleras.
- Subiendo estas escaleras puedes llegar al ático. Como te comenté, está en un estado similar al de la habitación.
No tenía muchas ganas de subir al ático y quizás ella tampoco.
- Eva, te veo ansiosa por comenzar. ¿Prefieres que te deje curiosear? No me vendría mal bajar abajo a ocuparme de mis asuntos.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Eva echó un vistazo por las escaleras y comenzó a pensar en la rasquita que podría hacer si le daba por salir por la noche a la terraza. No, no le apetecía lo más mínimo, lo que estaba deseando era volver con esos libros que le habían comenzado a hacer palpitar su corazoncito con la misma fuerza que si Cupido lo hubiera atravesado con una flecha.
En ese momento, solo quería dos cosas: libros y café. Poder cotillear a gusto la biblioteca era ahora mismo lo más de lo más, y lo que le hacía brillar los ojos detrás de las gafas con bastante ilusión.
- Por mí perfecto - respondió Eva.
Supuso que tanto el trabajo anterior como cualquier otra cuestión estaba en el escritorio de la biblioteca. Le había dado un registro de cómo estaba organizada la biblioteca pero no soltaba prenda. Se extrañó un poco la había llamado para una segunda opinión, una investigación en la que había estado su padre pero aún no le había dicho qué quería que buscara.
En ese momento, solo quería dos cosas: libros y café. Poder cotillear a gusto la biblioteca era ahora mismo lo más de lo más, y lo que le hacía brillar los ojos detrás de las gafas con bastante ilusión.
- Por mí perfecto - respondió Eva.
Supuso que tanto el trabajo anterior como cualquier otra cuestión estaba en el escritorio de la biblioteca. Le había dado un registro de cómo estaba organizada la biblioteca pero no soltaba prenda. Se extrañó un poco la había llamado para una segunda opinión, una investigación en la que había estado su padre pero aún no le había dicho qué quería que buscara.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Daniel asintió y lanzó una mirada a la biblioteca y luego a Eva. Notaba como ella quería preguntar pero tenía demasiadas reticencias a preguntarlo y quedar como una idiota. Quiso facilitarle la tarea.
- Tu trabajo es sencillo -dijo-. Debes leer la máxima información posible de esta biblioteca, entenderla, procesarla y asimilarla. Después, hablaremos sobre lo leído.
Avazó unos pasos, hasta quedar al pie de la escalera de bajada.
- Tómate la noche de hoy con calma. Descansa todo lo posible.
Comenzó a descender por la escalera.
- Buenas noches -dijo, despidiéndose.
- Tu trabajo es sencillo -dijo-. Debes leer la máxima información posible de esta biblioteca, entenderla, procesarla y asimilarla. Después, hablaremos sobre lo leído.
Avazó unos pasos, hasta quedar al pie de la escalera de bajada.
- Tómate la noche de hoy con calma. Descansa todo lo posible.
Comenzó a descender por la escalera.
- Buenas noches -dijo, despidiéndose.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Buenas noches - respondió y se quedó mirándolo con esa sonrisa que decía que poco caso le iba a hacer teniendo tanto que leer.
Cuando fue agresiva durante la cena quería que soltara todas las piezas que le faltaban y ya le había quedado claro que la había estado llevando por dónde él quería. La cuestión es que habría detrás de esas miguitas de pan con las que iba marcándole el sendero. No terminaba de entender sus motivaciones. Lo que se preguntaba a esas alturas es qué encontraría al final del camino, porque el juego que le tenía preparado ya se había decidido a jugarlo.
Era un tipo majo, educado, inteligente, tenía dinero y una gloriosa colección, además era meticuloso. Le daba mil vueltas, así que ¿qué quería? ¿Lo hacía por entretenerse? ¿Para qué la estaba preparando? Bueno, Hannibal Lecter también le parecía majo a todo el mundo hasta que lo trincaron por las putadas a sus pacientes y sus extravagantes gustos culinarios.
Al pensar en la saga de novelas, tuvo un breve pensamiento. El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol. La primera de las novelas se centraba en la captura de un asesino en serie que estaba obsesionado con ser el dragón rojo hasta el punto que roba y devora la pintura de Blake para conseguir convertirse en él. ¿Tendría que ver algo la frase que le dejó oculta con eso? Mujer vestida de sol. Eva vestida de rojo. Desechó la idea de inmediato. No creía que buscara una referencia tan "popular". No, seguramente era una frase aleatoria construida con su nombre para llamar su atención.
Eva se quitó los zapatos. Los dejó junto a la puerta de la habitación. Bajó las escaleras hacia la biblioteca y cogió un lápiz del escritorio, enrrolló el pelo a su alrededor y finalmente lo clavó para hacerse un moño improvisado. Tenía las referencias de la biblioteca pero no sabía por dónde empezar. Así que simplemente se paseó entre las estanterías buscando un ejemplar que le llamase la atención sobre el resto. Aunque sus preferencias iban a oscilar sobre los tres temas que le había comentado en el estudio: ocultismo, teología y mitología.
Cuando fue agresiva durante la cena quería que soltara todas las piezas que le faltaban y ya le había quedado claro que la había estado llevando por dónde él quería. La cuestión es que habría detrás de esas miguitas de pan con las que iba marcándole el sendero. No terminaba de entender sus motivaciones. Lo que se preguntaba a esas alturas es qué encontraría al final del camino, porque el juego que le tenía preparado ya se había decidido a jugarlo.
Era un tipo majo, educado, inteligente, tenía dinero y una gloriosa colección, además era meticuloso. Le daba mil vueltas, así que ¿qué quería? ¿Lo hacía por entretenerse? ¿Para qué la estaba preparando? Bueno, Hannibal Lecter también le parecía majo a todo el mundo hasta que lo trincaron por las putadas a sus pacientes y sus extravagantes gustos culinarios.
Al pensar en la saga de novelas, tuvo un breve pensamiento. El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol. La primera de las novelas se centraba en la captura de un asesino en serie que estaba obsesionado con ser el dragón rojo hasta el punto que roba y devora la pintura de Blake para conseguir convertirse en él. ¿Tendría que ver algo la frase que le dejó oculta con eso? Mujer vestida de sol. Eva vestida de rojo. Desechó la idea de inmediato. No creía que buscara una referencia tan "popular". No, seguramente era una frase aleatoria construida con su nombre para llamar su atención.
Eva se quitó los zapatos. Los dejó junto a la puerta de la habitación. Bajó las escaleras hacia la biblioteca y cogió un lápiz del escritorio, enrrolló el pelo a su alrededor y finalmente lo clavó para hacerse un moño improvisado. Tenía las referencias de la biblioteca pero no sabía por dónde empezar. Así que simplemente se paseó entre las estanterías buscando un ejemplar que le llamase la atención sobre el resto. Aunque sus preferencias iban a oscilar sobre los tres temas que le había comentado en el estudio: ocultismo, teología y mitología.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
La biblioteca era enorme. Lo primero que llamó la atención a Eva era que allí había multitud de libros escritos por monjes, con temática religiosa. De hecho, no le hizo falta una gran cantidad de tiempo para darse cuenta que la mayor parte de los libros allí contenidos no eran novelas (las cuales tenían su propia estantería, en el extremo este de la biblioteca, fue la primera que vio), eran documentos mitológicos creados por gente religiosa.
Revisando algunos manuscritos (¡sí! ¡había muchísimos manuscritos!) pudo comprobar que los monjes se referían directamente, en latín a la figura de Longinos.
Revisando algunos manuscritos (¡sí! ¡había muchísimos manuscritos!) pudo comprobar que los monjes se referían directamente, en latín a la figura de Longinos.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Longinos -murmuró entredientes, con la naricilla arrugada. Antes de que se le cayeran las gafas por inclinar en exceso la cabeza, las detuvo con el índice y las devolvió a su sitio.
¿Por qué tantas referencias al centurión de la lanzada? Lo primero iba a hacer es ver si podía averiguar sobre las órdenes religiosas de aquellos monjes, para conocer un poco mejor los valores que regían a quienes realizaban esos escritos. También sus historias. Creyó que saber quién escribía era tan importante como saber el contenido.
Continuó intentando analizar qué decían sobre Longinos en cada uno de los manuscritos que había localizado. E iba a intentar analizar el contenido común y qué diferenciaba cada escrito. Si decían lo mismo tendría que buscar otra cosa.
Bueno, aunque no era devota pero al menos eso iba a ser bastante más divertido que la preparación para la confirmación del padre Javier.
¿Por qué tantas referencias al centurión de la lanzada? Lo primero iba a hacer es ver si podía averiguar sobre las órdenes religiosas de aquellos monjes, para conocer un poco mejor los valores que regían a quienes realizaban esos escritos. También sus historias. Creyó que saber quién escribía era tan importante como saber el contenido.
Continuó intentando analizar qué decían sobre Longinos en cada uno de los manuscritos que había localizado. E iba a intentar analizar el contenido común y qué diferenciaba cada escrito. Si decían lo mismo tendría que buscar otra cosa.
Bueno, aunque no era devota pero al menos eso iba a ser bastante más divertido que la preparación para la confirmación del padre Javier.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Cuando comenzó a hilar cabos habían pasado tres horas y comenzaba a notar el sueño apoderándose de su cuerpo. Eran casi las 3 de la mañana y lo único que tenía era una montaña enorme de libros sobre el escritorio, todos ellos que hablaban sobre Longinos.
Longinos fue el soldado romano que atacó a Jesús con su lanza. Se le atribuye en muchos escritos un cierto arrepentimiento por su acto. Hay algo curioso, si bien en nuestros días se le ha llegado a considerar un Santo por su conversión al cristianismo, algunos de los textos consultados por Eva no lo dejaban en un lugar muy pío.
Entre los libros destaca un grupo de nueve encuadernados con tapas de cuero blanco y apariencia de tener un buen puñado de siglos (las páginas se arrancan si no se tiene extremo cuidado). Todos ellos tienen una numeración y un título que reza "Decem sanguine".
Longinos fue el soldado romano que atacó a Jesús con su lanza. Se le atribuye en muchos escritos un cierto arrepentimiento por su acto. Hay algo curioso, si bien en nuestros días se le ha llegado a considerar un Santo por su conversión al cristianismo, algunos de los textos consultados por Eva no lo dejaban en un lugar muy pío.
Entre los libros destaca un grupo de nueve encuadernados con tapas de cuero blanco y apariencia de tener un buen puñado de siglos (las páginas se arrancan si no se tiene extremo cuidado). Todos ellos tienen una numeración y un título que reza "Decem sanguine".
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Después de la primera cabezada decidió que no era la mejor opción continuar. No solo es que estuviese destrozada, podía bajar a intentar buscar la cafetera en una casa que no conocía bien y seguro que terminaba armando un escándalo, es que también temía abrir una de esas frágiles preciosidades cargarse una hoja o quedarse dormida encima y babearlas, algo que no se perdonaría jamás, y suponía que el dueño de la biblioteca tampoco. El último esfuerzo lo dedicó a anotar los volúmenes consultados y por dónde iba, el Decem sanguine. Iba bostezando y arrastrando los pies mientras devolvía cada tomo a su lugar. Poco después, ya se había tirado en la cama sin importarle que estuviera todo hecho una pocilga. Estaba demasiado cansada para ponerse tiquismiquis y tampoco es que ella fuera el cúlmen de la limpieza en su propio hogar.
Tal cómo cayó en la cama se quedó dormida de forma instantánea. Se despertó brevemente cuando el sol comenzó a darle en la cara pero estaba tan a gusto que se dio la vuelta y se tapó la cara con la almohada. Continuó durmiendo hasta que el sueño fue lo suficientemente liviano como para extrañar la cama en la que estaba. Al acordarse, abrió los ojos de par en par, se levantó como un resorte y fue hacia la ducha. No había pensado que iba a necesitar ni ropa ni el portátil así que creyó que eso era lo primero a solucionar. Se dio una ducha rápida y tuvo ponerse la misma ropa (que era la única que tenía).
Bajó las escaleras deprisa, estirándose y bostezando todavía. Pasó por la entrada a coger el móvil de su bolso quería aprovechar para revisar sus mensajes en el móvil, por si había alguna novedad en el mail de la tienda o su tío (o alguien que se acordara de su existencia) le había escrito. Pero eso iba a revisarlo mientras desayunaba, y se encaminó a buscar la cocina. Por el camino rogaba para que ya hubiera café hecho porque no tenía mucha gana de trastear por estanterías desconocidas y perder más tiempo.
Tal cómo cayó en la cama se quedó dormida de forma instantánea. Se despertó brevemente cuando el sol comenzó a darle en la cara pero estaba tan a gusto que se dio la vuelta y se tapó la cara con la almohada. Continuó durmiendo hasta que el sueño fue lo suficientemente liviano como para extrañar la cama en la que estaba. Al acordarse, abrió los ojos de par en par, se levantó como un resorte y fue hacia la ducha. No había pensado que iba a necesitar ni ropa ni el portátil así que creyó que eso era lo primero a solucionar. Se dio una ducha rápida y tuvo ponerse la misma ropa (que era la única que tenía).
Bajó las escaleras deprisa, estirándose y bostezando todavía. Pasó por la entrada a coger el móvil de su bolso quería aprovechar para revisar sus mensajes en el móvil, por si había alguna novedad en el mail de la tienda o su tío (o alguien que se acordara de su existencia) le había escrito. Pero eso iba a revisarlo mientras desayunaba, y se encaminó a buscar la cocina. Por el camino rogaba para que ya hubiera café hecho porque no tenía mucha gana de trastear por estanterías desconocidas y perder más tiempo.