Interdicta plena: Morte'nte caligine
Moderador: Baudelaire
- HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
La presión en tu hombro empieza a llevarte a poner una rodilla en el suelo. Sientes algo de humedad en ella, algo así como un lodo gelatinoso. Quizás por algún líquen u otra cosa que es mejor evitar analizar en este momento.
Miras hacia el gigante y entiendes entre la penumbra; que sus gestos son para indicarte que te quedes lo más pequeña posible, quieta y en silencio. Se agacha a tu lado y te susurra claramente en el oído que bajo ninguna circunstancia te acerques a aquellos seres monstruosos.
Asientes casi por inercia, porque tienes claro que de caer toda la banda y quedarte sola… definitivamente irás a salvar a Museo. Frunces el ceño por la orden, pero sabes que es importante que te seas obediente. Tantas veces lo has hecho, eres experta… por algo fuiste a la mansión Di Ponti. Aunque, tu matrimonio con Orfeo, era más que simple sumisión a tu familia.
Con el corazón de Orfeo calmando el tuyo, puedes concentrarte y tus ojos comienzan a acostumbrarse a las flamas danzantes. Angelino siempre a la retaguardia y sus 5 hermanos haciendo un semicírculo que avanza sigilosamente aprovechando las sombras que provocan las estalactitas, estalagmitas y recovecos que se forman en la gran cámara tallada en cuarzo rosado. Por supuesto, es un mineral que debería tener algún sentido místico, pero que desconoces. Salvo por notar que le da un perfecto eco a los cánticos, de otro modo habría sido difícil comprender con claridad… incluso sabiendo griego.
El forajido que va en el centro se detiene en la zona más cercana para mantenerse oculto y los otros 4 dan un rodeo para flanquear la zona del ritual. Angelino llega junto a quién parece ser su teniente y con un suave gesto de girar la cabeza, se lanzan para volcar el líquido del caldero hacia las criaturas.
Siendo que está acostumbrado a tomar todo a temperatura ardiente, cualquier quemadura sería poco esperable… pero claro, se trata de un recipiente calentado con el fuego del inframundo. Incapaces de contener el dolor, apenas y alcanzan a quemar a dos de las bestias deformes. El resto, unos 10 que estaban danzando se dan cuenta de la emboscada y se giran hacia los otros 4 secuaces de Angelino. Definitivamente están en desventaja, pero curtidos como están parecen ignorar las apariencias horripilantes de tales seres.
Los golpes de espada rechinan contra algún tipo de cubierta quitinosa como la de un escarabajo, la sangre se demora en brotar y al hacerlo tiene un tono verde violáceo. Al caer al suelo se inflama con los restos de la fogata y un círculo infernal rodea a Museo. El intento por salvarlo terminará por quemarlo, pues las cadenas están comenzando a calentarse mostrando una leve vibración. Ha caído la mitad del enemigo y los 4 valientes hombres se ven bastante heridos.
Angelino y su mano derecha parecen hacer caso omiso de las espantosas marcas al rojo en su piel y se lanzan a continuar la faena, destrozando a otras 4 criaturas para dejar solamente a una que está parada junto a Museo. A pesar de ser ligeramente humanoide, tiene 4 brazos llenos de púas largas como tu daga y una cola correosa que termina en un gran cuerno tan filoso como una espada. Aparenta ser el líder y, tras poner el objeto en el cuello de Museo, habla con voz estentórea y gutural.
Un paso más… y se queda sin garganta.
Miras hacia el gigante y entiendes entre la penumbra; que sus gestos son para indicarte que te quedes lo más pequeña posible, quieta y en silencio. Se agacha a tu lado y te susurra claramente en el oído que bajo ninguna circunstancia te acerques a aquellos seres monstruosos.
Asientes casi por inercia, porque tienes claro que de caer toda la banda y quedarte sola… definitivamente irás a salvar a Museo. Frunces el ceño por la orden, pero sabes que es importante que te seas obediente. Tantas veces lo has hecho, eres experta… por algo fuiste a la mansión Di Ponti. Aunque, tu matrimonio con Orfeo, era más que simple sumisión a tu familia.
Con el corazón de Orfeo calmando el tuyo, puedes concentrarte y tus ojos comienzan a acostumbrarse a las flamas danzantes. Angelino siempre a la retaguardia y sus 5 hermanos haciendo un semicírculo que avanza sigilosamente aprovechando las sombras que provocan las estalactitas, estalagmitas y recovecos que se forman en la gran cámara tallada en cuarzo rosado. Por supuesto, es un mineral que debería tener algún sentido místico, pero que desconoces. Salvo por notar que le da un perfecto eco a los cánticos, de otro modo habría sido difícil comprender con claridad… incluso sabiendo griego.
El forajido que va en el centro se detiene en la zona más cercana para mantenerse oculto y los otros 4 dan un rodeo para flanquear la zona del ritual. Angelino llega junto a quién parece ser su teniente y con un suave gesto de girar la cabeza, se lanzan para volcar el líquido del caldero hacia las criaturas.
Siendo que está acostumbrado a tomar todo a temperatura ardiente, cualquier quemadura sería poco esperable… pero claro, se trata de un recipiente calentado con el fuego del inframundo. Incapaces de contener el dolor, apenas y alcanzan a quemar a dos de las bestias deformes. El resto, unos 10 que estaban danzando se dan cuenta de la emboscada y se giran hacia los otros 4 secuaces de Angelino. Definitivamente están en desventaja, pero curtidos como están parecen ignorar las apariencias horripilantes de tales seres.
Los golpes de espada rechinan contra algún tipo de cubierta quitinosa como la de un escarabajo, la sangre se demora en brotar y al hacerlo tiene un tono verde violáceo. Al caer al suelo se inflama con los restos de la fogata y un círculo infernal rodea a Museo. El intento por salvarlo terminará por quemarlo, pues las cadenas están comenzando a calentarse mostrando una leve vibración. Ha caído la mitad del enemigo y los 4 valientes hombres se ven bastante heridos.
Angelino y su mano derecha parecen hacer caso omiso de las espantosas marcas al rojo en su piel y se lanzan a continuar la faena, destrozando a otras 4 criaturas para dejar solamente a una que está parada junto a Museo. A pesar de ser ligeramente humanoide, tiene 4 brazos llenos de púas largas como tu daga y una cola correosa que termina en un gran cuerno tan filoso como una espada. Aparenta ser el líder y, tras poner el objeto en el cuello de Museo, habla con voz estentórea y gutural.
Un paso más… y se queda sin garganta.
- Leohan
- Mensajes: 444
- Registrado: 16 Abr 2020, 22:57
- Mensajes miarroba: 472
- Antigüedad: 24 de Enero de 2006
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
En tan sólo momentos, una terrible batalla se desata. Los monstruos son tomados por sorpresa y la banda de Angelino, tan coordinada como siempre, va al ataque; rápidamente despachando a los monstruos.
Yo, mientras tanto, una inútil temblando escondida, esperando que los demás hagan el trabajo por mí. Y por otra parte ¿qué más podría hacer? ¡Si nunca había visto morir a nadie! Ni siquiera a mi amado Orfeo, con su ataúd vacío.
Sigo observando, y antes de los demás me doy cuenta de que una criatura insectoide se ha dirigido directamente a Museo, notando que era a él a quien intentaban defender. Lo que es más, puedo ver que una de las cadenas ha entrado en contacto con llamas, que se han expandido al salpicarse la sangre de estos seres insectoides.
Y de pronto, un punto muerto: si los criminales avanzan, la criatura acabará con Museo... si no avanzan, eventualmente, las cadenas quemarán al niño.
Hora de actuar.
Primero: rodillas firmes. La personaje es confiada y autoritaria. Escondo la daga bajo mi vestido mientras recuerdo mis lecciones acerca de técnicas vocales. Con potencia y desde el diafragma. La cueva hará eco. Más mientras más fuerte hable, lo que me ayudará a tener un tono más imponente y sobrenatural. Evitar ver a los cadaveres o a los hombres de Orfeo. Hasta donde concierne, sólo el extraño cultista y yo existimos.
Σταμάτα! reclamo con fuerza, bajando lentamente por el camino en que antes habían descendido los hombres de Angelino. Cuando el fuego llega a iluminarme más claramente, miro a los extraños ojos de la criatura y continúo hablando, esforzandome por eliminar cualquier rastro de acentos regionales.
Soy Eurídice de Tracia, hija de Ilo y Adrasto, digo, continuando en mi mejor griego. Tanto ahora como siempre la amada esposa de Orfeo de la lira, hijo de Apolo y Caliope, y residente de las profundidades por más de mil años. Hago una pausa. Y no estoy complacida.
Si lo que quiere es hacer rituales, yo le daré un ídolo para adorar.
Yo, mientras tanto, una inútil temblando escondida, esperando que los demás hagan el trabajo por mí. Y por otra parte ¿qué más podría hacer? ¡Si nunca había visto morir a nadie! Ni siquiera a mi amado Orfeo, con su ataúd vacío.
Sigo observando, y antes de los demás me doy cuenta de que una criatura insectoide se ha dirigido directamente a Museo, notando que era a él a quien intentaban defender. Lo que es más, puedo ver que una de las cadenas ha entrado en contacto con llamas, que se han expandido al salpicarse la sangre de estos seres insectoides.
Y de pronto, un punto muerto: si los criminales avanzan, la criatura acabará con Museo... si no avanzan, eventualmente, las cadenas quemarán al niño.
Hora de actuar.
Primero: rodillas firmes. La personaje es confiada y autoritaria. Escondo la daga bajo mi vestido mientras recuerdo mis lecciones acerca de técnicas vocales. Con potencia y desde el diafragma. La cueva hará eco. Más mientras más fuerte hable, lo que me ayudará a tener un tono más imponente y sobrenatural. Evitar ver a los cadaveres o a los hombres de Orfeo. Hasta donde concierne, sólo el extraño cultista y yo existimos.
Σταμάτα! reclamo con fuerza, bajando lentamente por el camino en que antes habían descendido los hombres de Angelino. Cuando el fuego llega a iluminarme más claramente, miro a los extraños ojos de la criatura y continúo hablando, esforzandome por eliminar cualquier rastro de acentos regionales.
Soy Eurídice de Tracia, hija de Ilo y Adrasto, digo, continuando en mi mejor griego. Tanto ahora como siempre la amada esposa de Orfeo de la lira, hijo de Apolo y Caliope, y residente de las profundidades por más de mil años. Hago una pausa. Y no estoy complacida.
Si lo que quiere es hacer rituales, yo le daré un ídolo para adorar.
- HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Tu personificación ha sido realmente buena o un fiasco, imposible saberlo por el momento; lo que sí es que has distraído lo suficiente a la criatura para que se distraiga el tiempo necesario que permite la reacción de Angelino y su mano derecha. Dos dagas cortan el silencio que sigue a tu escena… una se clava en su corazón; la otra, en la garganta. Se desploma inmediatamente.
Los otros 4 hombres patean las brasas lejos de las antorchas y corres a intentar soltar la cadena que está dejando serias marcas en el pobre Museo. Yace desmayado ya por el dolor y el miedo, tendrá algunas cicatrices por la presión… pero aparentemente no se quemará, porque las cadenas son enfriadas con chorros de agua fría recolectada en odres que traían. Han debido vaciar su contenido, un buen licor, por el aroma que percibes mientras hundes tu daga en el candado.
Forcejeas bastan rato, con tus manos temblando profusamente, incapaz de tranquilizarte mientras buscas el mecanismo. Arriba, abajo, izquierda, derecha, circulo antihorario, circulo prohorario, adentro, afuera, sigues probando… una y otra vez, todas las combinaciones. Nada funciona, nada. Incluso, escuchas como uno de los engranes internos comienza a mellar el filo de la daga. Temes que si continúas, podrías dañarla irremisiblemente hasta romperla y que trabe la cerradura definitivamente.
Respiras hondo para recuperar la calma y te concentras, repitiendo la secuencia hasta escuchar el primer clic. Sabes que hay al menos 4 más, pues se trata de un cilindro múltiple, según tu auscultado inicial. Unos segundos más tarde, suena el segundo. Parece una lira bien afinada, vas por el tercero que se rinde muy pronto. El cuarto salta casi simultáneamente… y antes de llegar al último, sientes una punzada en tu muslo derecho.
La criatura, antes de morir, atraviesa con su ponzoñoso aguijón el músculo. Junto con el quinto clic, resuena la ruptura del músculo y el crac del hueso. Luego, una descarga paralizante en toda tu pierna. Angelino te alcanza a atrapar antes que caigas desequilibrada ya adolorida. Su teniente levanta su espada y decapita a la criatura que te ha atacado desde el suelo.
Apenas alcanzas a ver como se disuelve en un charco de materia putrefacta con restos de su armadura quitinosa. Aparentemente, el resto era más débil y ya se han evaporado completamente. Pierdes el conocimiento y te sumes en un horrible delirio pesadillesco.
La escena se repite en tu cabeza, viendo miles de resultados diferentes. Cuál más horrible que otro, y en ninguno sobrevive Museo.
Toda la vorágine onírica se disuelve de súbito, cuándo la voz de tu padre te trae de vuelta a la realidad. Entreabres los ojos y sientes tu pierna elevada completamente rígida, cubierta de una larga calza de escayola que va desde tu cadera hasta el tobillo. Observas alrededor y ves la habitación matrimonial.
¡Hija! Tranquila, por favor quédate quieta. Llevas 18 horas dormida, he tenido que hacer una cirugía de emergencia en tu pierna. Extraje una cantidad de trozos de aguijones como de avispas. Un hombre enorme, me parece que el gigante de la prisión, ha llegado a la puerta de la mansión contigo en brazos. Unos minutos más y habrías muerto, el veneno estaba a punto de llegar a tu corazón para paralizarlo. Gracias al todopoderoso y a su enviado de los cielos. Vaya si le hace honor, Angelino, a su nombre. Solamente le faltan las alas.
En este momento el único ángel que te importa es Museo, por supuesto desobedeces e intentas levantarte… solamente para volver a sentir un dolor intenso. Tu padre te toma la mano y vuelve a pedirte que evites moverte.
Los otros 4 hombres patean las brasas lejos de las antorchas y corres a intentar soltar la cadena que está dejando serias marcas en el pobre Museo. Yace desmayado ya por el dolor y el miedo, tendrá algunas cicatrices por la presión… pero aparentemente no se quemará, porque las cadenas son enfriadas con chorros de agua fría recolectada en odres que traían. Han debido vaciar su contenido, un buen licor, por el aroma que percibes mientras hundes tu daga en el candado.
Forcejeas bastan rato, con tus manos temblando profusamente, incapaz de tranquilizarte mientras buscas el mecanismo. Arriba, abajo, izquierda, derecha, circulo antihorario, circulo prohorario, adentro, afuera, sigues probando… una y otra vez, todas las combinaciones. Nada funciona, nada. Incluso, escuchas como uno de los engranes internos comienza a mellar el filo de la daga. Temes que si continúas, podrías dañarla irremisiblemente hasta romperla y que trabe la cerradura definitivamente.
Respiras hondo para recuperar la calma y te concentras, repitiendo la secuencia hasta escuchar el primer clic. Sabes que hay al menos 4 más, pues se trata de un cilindro múltiple, según tu auscultado inicial. Unos segundos más tarde, suena el segundo. Parece una lira bien afinada, vas por el tercero que se rinde muy pronto. El cuarto salta casi simultáneamente… y antes de llegar al último, sientes una punzada en tu muslo derecho.
La criatura, antes de morir, atraviesa con su ponzoñoso aguijón el músculo. Junto con el quinto clic, resuena la ruptura del músculo y el crac del hueso. Luego, una descarga paralizante en toda tu pierna. Angelino te alcanza a atrapar antes que caigas desequilibrada ya adolorida. Su teniente levanta su espada y decapita a la criatura que te ha atacado desde el suelo.
Apenas alcanzas a ver como se disuelve en un charco de materia putrefacta con restos de su armadura quitinosa. Aparentemente, el resto era más débil y ya se han evaporado completamente. Pierdes el conocimiento y te sumes en un horrible delirio pesadillesco.
La escena se repite en tu cabeza, viendo miles de resultados diferentes. Cuál más horrible que otro, y en ninguno sobrevive Museo.
Toda la vorágine onírica se disuelve de súbito, cuándo la voz de tu padre te trae de vuelta a la realidad. Entreabres los ojos y sientes tu pierna elevada completamente rígida, cubierta de una larga calza de escayola que va desde tu cadera hasta el tobillo. Observas alrededor y ves la habitación matrimonial.
¡Hija! Tranquila, por favor quédate quieta. Llevas 18 horas dormida, he tenido que hacer una cirugía de emergencia en tu pierna. Extraje una cantidad de trozos de aguijones como de avispas. Un hombre enorme, me parece que el gigante de la prisión, ha llegado a la puerta de la mansión contigo en brazos. Unos minutos más y habrías muerto, el veneno estaba a punto de llegar a tu corazón para paralizarlo. Gracias al todopoderoso y a su enviado de los cielos. Vaya si le hace honor, Angelino, a su nombre. Solamente le faltan las alas.
En este momento el único ángel que te importa es Museo, por supuesto desobedeces e intentas levantarte… solamente para volver a sentir un dolor intenso. Tu padre te toma la mano y vuelve a pedirte que evites moverte.
- Leohan
- Mensajes: 444
- Registrado: 16 Abr 2020, 22:57
- Mensajes miarroba: 472
- Antigüedad: 24 de Enero de 2006
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Al despertarme tengo imágenes del inframundo en mi cabeza dando vueltas: dos tronos en los cuales se repite la figura de mi madre usando dos máscaras, una de Perséfone y otra de Hades. Museo encadenado, como lo había visto antes. Cubierto de fuego, y su prisión resguardada no por Cancerbero, sino por una bestia amorfa con muchas patas. Y un héroe descendiendo, un héroe enorme con espada... Angelino, de seguro, pero llevando el rostro de Orfeo.
Mi Orfeo.
...Definitivamente tengo fiebre.
¿Donde está Museo? pregunto a mi padre ¿lo trajo también? ¡Debemos ir al Hades!
Mi Orfeo.
...Definitivamente tengo fiebre.
¿Donde está Museo? pregunto a mi padre ¿lo trajo también? ¡Debemos ir al Hades!
- HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Tu padre pone un paño húmedo y frío en tu frente que te reconforta. Deben ser los efectos remanentes del veneno de la criatura, recordando ya con más claridad tu desobediencia. La cuál, por primera vez, ha servido a un propósito superior: intentar salvar a Museo. Solamente que ha sido a costa de tu propio sacrificio, arriesgando tu propia vida en el proceso. Sin embargo, te sientes con el corazón henchido de gloria. Humildemente habías ofrecido tu existencia privilegiada por la de un niño que hasta hace poco vivía en un islote. Nunca una satisfacción tan exultante ha tocado tu alma.
Hija, por favor. Deja de agitarte, has estado gritando el nombre de Orfeo muchas veces en tu sueño. Ya habrá tiempo para contarme que es lo que ha ocurrido, pero por el momento puedo asegurarte que Museo está bien. Tiene algunas magulladuras y leves quemaduras superficiales en sus tobillos, nada más. Está ahora en la bañera sumergido en agua iría con un poco de jabón, jugando a pescar con tus muñecas de porcelana. Nunca antes había tenido tal honor, según me comento. Para él la limpieza siempre se trataba de sacudirse el agua de los canales.
Eleva un poco tu espalda con algunos cojines y te obliga a beber una infusión de sabor horrendo. Contienes el reflejo de vomitarlo, pues sabes que se trata de otra dosis del antídoto que debe haber estado dándote todas estas horas. Todavía estás en peligro, pues el dolor de estómago y de pecho es terrible. Tienes dificultad para respirar y tu pierna parece que deberías arrancarla de lo entumecida que está. Casi como muerta, una pata de palo te vendría bien… como la madre de Giacomo.
En el umbral Caliope tiene en brazos a Melpómene que te saluda con su manita y esboza una sonrisa. Incluso ella estaba preocupada por ti, tan pequeña y con tanta conciencia.
Hija, por favor. Deja de agitarte, has estado gritando el nombre de Orfeo muchas veces en tu sueño. Ya habrá tiempo para contarme que es lo que ha ocurrido, pero por el momento puedo asegurarte que Museo está bien. Tiene algunas magulladuras y leves quemaduras superficiales en sus tobillos, nada más. Está ahora en la bañera sumergido en agua iría con un poco de jabón, jugando a pescar con tus muñecas de porcelana. Nunca antes había tenido tal honor, según me comento. Para él la limpieza siempre se trataba de sacudirse el agua de los canales.
Eleva un poco tu espalda con algunos cojines y te obliga a beber una infusión de sabor horrendo. Contienes el reflejo de vomitarlo, pues sabes que se trata de otra dosis del antídoto que debe haber estado dándote todas estas horas. Todavía estás en peligro, pues el dolor de estómago y de pecho es terrible. Tienes dificultad para respirar y tu pierna parece que deberías arrancarla de lo entumecida que está. Casi como muerta, una pata de palo te vendría bien… como la madre de Giacomo.
En el umbral Caliope tiene en brazos a Melpómene que te saluda con su manita y esboza una sonrisa. Incluso ella estaba preocupada por ti, tan pequeña y con tanta conciencia.
- Leohan
- Mensajes: 444
- Registrado: 16 Abr 2020, 22:57
- Mensajes miarroba: 472
- Antigüedad: 24 de Enero de 2006
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Sonriendo, hago el esfuerzo para saludar a la niña y luego a Caliope, y luego intento hacer matemáticas en mi adolorida cabeza, que aún está alucinando.
Angelino estaba almorzando así que debían ser las doce de la mañana ¿Y después cuanto tiempo en la cueva? 18 horas es la mayor parte de un día...
Esto es difícil. Igualmente...
¿Museo se ha perdido de su audición, cierto? Pregunto a la mujer. Iba a ser el aprendiz del director ¿sabes? ¡Quizás todavía pueda hacerlo! Intento desesperadamente buscar mi bolso en la habitación, donde están los papeles que Calíope debe firmar.
Angelino estaba almorzando así que debían ser las doce de la mañana ¿Y después cuanto tiempo en la cueva? 18 horas es la mayor parte de un día...
Esto es difícil. Igualmente...
¿Museo se ha perdido de su audición, cierto? Pregunto a la mujer. Iba a ser el aprendiz del director ¿sabes? ¡Quizás todavía pueda hacerlo! Intento desesperadamente buscar mi bolso en la habitación, donde están los papeles que Calíope debe firmar.
- HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Tu padre vuelve a aplacarte, mientras Caliope se acerca hacia ti. Melpómente te acaricia las mejillas con sus manitas.
Museo me contó todo. Su bolso está en la habitación, señora, lo dejó allí mismo ese hombrón de Angelino. Fue él quién nos explicó lo de la cita, pues había encontrado los papeles en su interior. Ya ha sido aceptado en el gremio, comenzará mañana. El baño que ha indicado el señor Perugi es el tercero. Uno al llegar y uno antes de salir muy temprano.
La mujer te retiene para evitar que saltes de emoción. Es cierto, has salvado a su hijo y le has asegurado su futuro. Tu padre vuelve a rogarte.
Por favor, hija. Necesito, de verdad que te quedes quieta para seguir haciendo que bebas la infusión. Le diré a Museo que venga a saludarte en un momento más, me imagino que querrás vivir para felicitarle… ¿cierto?
Museo me contó todo. Su bolso está en la habitación, señora, lo dejó allí mismo ese hombrón de Angelino. Fue él quién nos explicó lo de la cita, pues había encontrado los papeles en su interior. Ya ha sido aceptado en el gremio, comenzará mañana. El baño que ha indicado el señor Perugi es el tercero. Uno al llegar y uno antes de salir muy temprano.
La mujer te retiene para evitar que saltes de emoción. Es cierto, has salvado a su hijo y le has asegurado su futuro. Tu padre vuelve a rogarte.
Por favor, hija. Necesito, de verdad que te quedes quieta para seguir haciendo que bebas la infusión. Le diré a Museo que venga a saludarte en un momento más, me imagino que querrás vivir para felicitarle… ¿cierto?
- Leohan
- Mensajes: 444
- Registrado: 16 Abr 2020, 22:57
- Mensajes miarroba: 472
- Antigüedad: 24 de Enero de 2006
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Sin la capacidad de saltar de la emoción me limito a reirme suavemente. A pesar de todo, ha valido la pena. Espero que los hombres de Angelino también estén a salvo y gocen de mejor salud que la mía.
Mi pierna duele mucho y la bebida es horrible, pero podré soportarlo. Intentaré recuperarme pronto y continuar con mis labores normales.
Museo estará bien. Todo estará bien.
Le tomo la mano a la sonriente Melpómene, recordando la primera vez que había visto, llorando y a riesgo de morirse... Si alguna vez tuve algo por lo cual sentir verdadera satisfacción a cambio de ser generosa, es haber salvado a esta familia. A mi familia.
Observo a la madre, Calíope, y bebo un sorbo de la infusión.
Sí, dile que ya estoy despierta, digo a mi padre. Mientras tanto me gustaría poder hablar con Calíope un momento.
Mi pierna duele mucho y la bebida es horrible, pero podré soportarlo. Intentaré recuperarme pronto y continuar con mis labores normales.
Museo estará bien. Todo estará bien.
Le tomo la mano a la sonriente Melpómene, recordando la primera vez que había visto, llorando y a riesgo de morirse... Si alguna vez tuve algo por lo cual sentir verdadera satisfacción a cambio de ser generosa, es haber salvado a esta familia. A mi familia.
Observo a la madre, Calíope, y bebo un sorbo de la infusión.
Sí, dile que ya estoy despierta, digo a mi padre. Mientras tanto me gustaría poder hablar con Calíope un momento.
- HERALDO HISTORIADOR (Baudelaire)
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Tu padre se asegura que has bebido todo el antídoto, te acaricia la cabeza y se marcha a buscar a Orfeo. Sabes que estarán de regreso en unos cuantos minutos, lo que fuera que deseabas decirle a Caliope, tienes escaso tiempo para llevarlo a cabo.
Sido-ra Na-ní… Sidora Na-ní… gra-die, sidora Naní.
Sí, es Melpómene que te está agradeciendo con su idioma infantil. Por supuesto que habla, ya tiene 2 años. Era que nunca te habías detenido a interactuar con ella y escucharla.
Mio fatedlo sta bene, sidora Naní
Le sonríes y giras la cabeza hacia su madre.
Sido-ra Na-ní… Sidora Na-ní… gra-die, sidora Naní.
Sí, es Melpómene que te está agradeciendo con su idioma infantil. Por supuesto que habla, ya tiene 2 años. Era que nunca te habías detenido a interactuar con ella y escucharla.
Mio fatedlo sta bene, sidora Naní
Le sonríes y giras la cabeza hacia su madre.
- Leohan
- Mensajes: 444
- Registrado: 16 Abr 2020, 22:57
- Mensajes miarroba: 472
- Antigüedad: 24 de Enero de 2006
Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine
Si, ragazza, digo a la beba, aún teniendo su manita. Lui sta bene e anche io.
Miro a Calíope luego.
Señora, creo que podemos estar de acuerdo en que mi padre es un físico increible, en mucho más de un sentido... aunque la verdad es que ha obtenido su posición en gran parte por vínculos familiares. Igualmente yo, quizás no sea la mejor cerrajera del mundo, como dice mi padre; pero muy pobablemente sí la mejor en Venecia. Pero admito que no sería lider de mi gremio de no haber enviudado de Orfeo Medici, que antaño tenía dicha posición... pues aunque él haya sido tan bueno como yo, nuevamente, su apellido hizo que éso no fuera tan necesario.
Es algo que entiendo ahora. El poder de un nombre. Un privilegio mucho más allá de vínculos económicos.
Museo será diferente. Su futuro increíble no estará atado a un apellido, ni vínculos anteriores; sino a su propia fuerza, ya que es un joven extraordinario. Como usted rezó aquel día que lo fuera. Si lo hubiera visto ayer, lo sabría de seguro... Sin embargo, finalizo, me gustaría que usted le diga, acerca de lo que yo le informé en ese momento. Lo recuerda ¿verdad?
Miro a Calíope luego.
Señora, creo que podemos estar de acuerdo en que mi padre es un físico increible, en mucho más de un sentido... aunque la verdad es que ha obtenido su posición en gran parte por vínculos familiares. Igualmente yo, quizás no sea la mejor cerrajera del mundo, como dice mi padre; pero muy pobablemente sí la mejor en Venecia. Pero admito que no sería lider de mi gremio de no haber enviudado de Orfeo Medici, que antaño tenía dicha posición... pues aunque él haya sido tan bueno como yo, nuevamente, su apellido hizo que éso no fuera tan necesario.
Es algo que entiendo ahora. El poder de un nombre. Un privilegio mucho más allá de vínculos económicos.
Museo será diferente. Su futuro increíble no estará atado a un apellido, ni vínculos anteriores; sino a su propia fuerza, ya que es un joven extraordinario. Como usted rezó aquel día que lo fuera. Si lo hubiera visto ayer, lo sabría de seguro... Sin embargo, finalizo, me gustaría que usted le diga, acerca de lo que yo le informé en ese momento. Lo recuerda ¿verdad?