CATALUÑA
CAINITAS DE CATALUÑA
Viçens de Corella (Ventrue de 8ª Generación), Príncipe de Tarragona.
Harpalión (Capadocio de 7ª Generación), Príncipe de Girona.
Joana de Montpelhièr (Toreador de 8ª Generación), Príncipe de Perpiñán.
Lucía Ramírez (Lasombra, 7ª Generación), embajadora del Arzobispo Monçada de Madrid (Lleida).
Mireia Subira (Lasombra de 8ª Generación), Príncipe de Barcelona.
Cataluña es otra de las grandes posesiones de la Corona de Aragón, localizada en la esquina nordeste de la península ibérica. En todo caso, Cataluña forma un triángulo, en el que el lado más pequeño va a lo largo de los Pirineos orientales, otro lado forma el límite con Aragón y el último lado es el litoral mediterráneo. Su terreno se inclina suavemente desde los Pirineos hasta la costa del mar en un lado y al Mar Mediterráneo en el otro. Las regiones orientales de Cataluña llegan directamente al mediterráneo a través de varios ríos, sobre todo el Ebro. El Ebro es el río principal en Cataluña, aunque el Segre se usa como un canal para transportar madera y productos de las partes superiores del país. Colonizada desde época muy antigua por griegos y romanos, tuvo una gran importancia en época romana. Fue conquistada por visigodos y musulmanes, y a principios del siglo IX, el emperador Carlomagno la incorporó a la Marca Hispánica.
Poco a poco el condado de Barcelona comenzó a extenderse sobre sus vecinos mediante la diplomacia y la conquista, desligándose del vasallaje a los reyes de Francia, y sin convertirse en reino, se convirtió en uno de los principales poderes cristianos de la península ibérica. Tras el matrimonio de la reina Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV, el reino de Aragón y el condado de Barcelona se unieron bajo una misma corona, aunque el condado mantuvo sus instituciones, usos y costumbres.
BARCELONA
Barcelona es una de las ciudades más antiguas e importantes de la península ibérica. Sus primeros habitantes fueron los layetanos, un pueblo íbero que habitó la zona en torno al siglo VI a.C. Según la leyenda la ciudad fue fundada por Amílcar Barca, padre de Aníbal, aunque no existen evidencias de la presencia cartaginesa en la ciudad hasta el estallido de la Segunda Guerra Púnica. Sin embargo, los romanos conquistaron la ciudad en el 218 a.C., rebautizándola como Barcino, al principio una fortaleza militar que con el tiempo adquiriría una gran importancia comercial. Julio César le otorgó el nombre de Julia Augusta Faventia Pia en reconocimiento por su apoyo en la guerra contra el general Pompeyo y posteriormente la convertiría en una colonia romana, lo que otorgaba a sus habitantes todos los privilegios de la ciudadanía.
Como en otros lugares de la península, los honores y privilegios recibidos incrementaron la población de la ciudad, tanto entre mortales como Cainitas. En sus primeros tiempos la mayor parte de los vampiros de Barcino eran Lasombra, Malkavian y Ventrue, que durante décadas compitieron por la posición de Príncipe, de la que finalmente se apoderaron los Lasombra, que la han mantenido desde entonces, a pesar de las sucesivas invasiones. El primer príncipe fue el antiguo Magistri Cayo Sabino Niger, que se enfrentó a la decidida oposición de los Ventrue, que no obstante no consiguieron arrebatarle el trono.
Barcelona sufrió cierto declive tras la caída de Roma, pero la llegada de los visigodos en el siglo V revitalizó la ciudad. Brevemente la ciudad se convirtió en capital del reino visigodo antes de que fuera trasladada a Toledo. El antiguo Cayo Sabino Níger consiguió mantenerse en el poder, aunque tuvo que enfrentarse a varios Cainitas que acompañaban a los visigodos y que se aliaron con sus rivales. Ante la incapacidad de derrocarlo, sus enemigos decidieron trasladar la capital.
En el año 717 Barcelona fue conquistada por los ejércitos musulmanes y los Ashirra, que cayeron sobre los desprevenidos Cainitas barceloneses y los destruyeron. El Príncipe Cayo Sabino fue destruido, y su lugar ocupada por un débil visir llamado Al-Harud, de los Banu Haqim.
Sin embargo, los Assamitas no permanecieron mucho tiempo en Barcelona, pues continuaron acompañando a los ejércitos musulmanes en busca de presas fáciles y al-Harud, el visir Sarraceno que quedó a cargo de la ciudad, demostró ser débil e inefectivo. La dominación musulmana fue breve y los Ashirra que habían llegado a Cataluña prefirieron regresar al sur, donde las prósperas ciudades andalusíes ofrecían mejores dominios.
En el año 801 Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, al mando de un ejército franco, conquistó Barcelona, que estableció como gran plaza fuerte del flanco sur del imperio carolingio, la Marca Hispánica, que abarcaba territorios en el sur de Francia y el norte de Cataluña hasta el río Llobregat, otorgando territorios a los nobles que lo acompañaban.
Casi al mismo tiempo que los francos regresó a Barcelona Ramón Vera, uno de los descendientes del Lasombra Cayo Sabino Níger, que obligó al visir al-Harud a escapar y se instaló como Príncipe indiscutible de la ciudad. Ramón Vera pronto se rodeó de una prole de chiquillos e impidió la entrada de otros clanes, salvo unos pocos Toreador, que le habían ayudado en sus esfuerzos por reconquistar la ciudad. A medida que su poder se fortalecía el Príncipe Ramón relajó su política de aislamiento, permitiendo que otros Cainitas se asentaran en Barcelona.
Los vampiros barceloneses impusieron el poder de Barcelona sobre los demás condados catalanes recurriendo a una mezcla de diplomacia y fuerza militar. Durante el siglo IX, las guerras civiles producidas a la muerte del emperador franco Luis el Piadoso dieron la oportunidad a los condes catalanes de afirmar su independencia frente a los poderes externos. Con la muerte del rey Carlos el Calvo en el año 877 los condes se vieron obligados a depender de sí mismos. Al final el conde Wifredo el Velloso, señor de Barcelona, Girona y Besalú declaró la independencia de su condado en el 878.
Entre la Estirpe pronto estallaron algunas disputas con ciudades como Girona, Vic y Pallars. Los vampiros que habitaban estas ciudades no estaban conformes con que el Príncipe Ramón les impusiera su supremacía. Sin embargo, los ataques musulmanes obligaron a los condes catalanes a reconocer la supremacía carolingia a la muerte del conde Wifredo, que murió en batalla contra los sarracenos.
El Príncipe Ramón Vera se encontraba dependiendo a cada momento de la ayuda de sus aliados Toreador del Feudo de Tolosa, dirigido por la Reina Esclaramonde la Negra, para hacer frente a los musulmanes. El Clan de la Rosa asumió cada vez mayor poder en la ciudad condal y el gobierno de Ramón Vera parecía cada vez más precario. Sin embargo, cuando el general andalusí Almanzor destruyó Barcelona en el año 985, gran parte de la población vampírica pereció, salvo Ramón Vera y dos de sus chiquillos. Cuando el Príncipe Lasombra asumió nuevamente el gobierno de la ciudad en reconstrucción rechazó la ayuda de los Toreador, prefiriendo buscar apoyos en otros lugares.
Afortunadamente para Ramón, la descomposición del califato de Córdoba alejó la amenaza musulmana de Cataluña. El clan Lasombra se convirtió en el más poderoso del condado, aunque su presencia era disputada por Toreador y Brujah. Los Ventrue, dirigidos por el antiguo Elías, se asentaron entre la población judía. La recuperación de Barcelona fue muy rápida: en el año 1010 el Conde de Barcelona devolvió el golpe a los musulmanes saqueando Córdoba, obteniendo un cuantioso botín.
Durante los dos siglos siguientes nuevos condados catalanes aceptaron la supremacía de Barcelona, principalmente mediante alianzas matrimoniales, pero sin descartar presiones diplomáticas o militares cuando era necesario. En el año 1137 el conde Ramón Berenguer IV se casaba con Petronila, hija del rey de Aragón, que deseaba fortalecer su reino frente a la expansión de Castilla, uniéndose ambos territorios bajo un mismo monarca, que heredaría los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona.
El Príncipe Ramón Vera no vio con buenos ojos la unión dinástica entre Aragón y Barcelona, pues con ello su dominio quedaba bajo la influencia de los Ventrue aragoneses, dirigidos por el antiguo Flavio Sidonio de Zaragoza. Un grupo de ambiciosos Ventrue estuvieron a punto de controlar Barcelona en el año 1164. El Príncipe Ramón fue destruido, pero sus descendientes consiguieron contraatacar y recuperar el poder perdido en poco tiempo. Mireia Subira, la más antigua de los chiquillos de Ramón, se convirtió en la nueva Príncipe de Barcelona.
POLÍTICA Y RELIGIÓN
Barcelona es una ciudad que tiene importantes diferencias internas. Por una parte, representa el éxito de la unión de la Corona de Aragón. Por otra, guarda cierto resentimiento por la integración de Cataluña en otro reino. Ninguna actitud es lo bastante poderosa para inclinar la balanza hacia un lado u otra, pero existe una mentalidad difusa entre la aceptación del próspero orden establecido y la rebelión contra las autoridades.
En una actitud similar, la relación de Barcelona con la Iglesia es también tensa. Durante siglos, Barcelona ha sido un importante centro cristiano, notable por sus iglesias y por la fuerza de sus creencias. Sin embargo, Cataluña siempre ha sido un lugar propicio para la disensión contra Roma. El hecho a lo largo del tiempo la Iglesia haya apoyado a otros reinos enemigos de Cataluña sin duda no ha contribuido a su popularidad. Por otra parte, los aragoneses han puesto han situado a varios clérigos de Aragón en posiciones de poder en Barcelona, incrementando el descontento hacia los eclesiásticos dentro de la ciudad.
Quizás para facilitar la distensión, el actual obispo de Barcelona es Pere de Centelles, un religioso procedente de una noble familia catalana, que participó en la conquista de Mallorca con el rey Jaime I y que se ha unido a la orden de los dominicos, manteniendo en secreto relaciones con la Inquisición en la Sombra.
La catedral de Barcelona es un edificio de estilo románico consagrado en 1058 por el arzobispo de Narbona, para sustituir la antigua basílica destruida por Almanzor. Está dedicada a la santa Cruz, y también contiene altares dedicados a Santa Eulalia, Santa Coloma, Santa María y el más reciente (1186) dedicado al mártir Santo Tomás de Canterbury.
Barcelona es la llave para los planes de Cataluña, y por extensión del reino de Aragón, de extender sus dominios más allá de la península ibérica. La ciudad es un gran puerto marítimo con acceso al mar Mediterráneo, y las rutas marítimas de Europa, Oriente Medio y el Norte de África, por lo que la vida de la ciudad gira cada vez más en torno al comercio. Comerciantes de Francia, Italia, y hasta de Tierra Santa, visitan Barcelona de manera regular, intercambiando sus mercancías por los productos que llegan a los mercados de la ciudad. Barcelona también suele ser el primer puerto de entrada para los extranjeros que quieren visitar la península ibérica.
A pesar del extenso tráfico marítimo que recibe Barcelona y de su vida cosmopolita, el puerto no se encuentra en condiciones para desembarcar. Las calles prácticamente van a morir al mar, y la playa tiene un escaso calado en el que no pueden amarrar los barcos más grandes. Los viajeros desembarcan en naves más pequeñas, mientras que las mercancías son transportadas por los macips de ribera, hombres cuyo oficio consiste en cargar y descargar las mercancías que llegan por mar. Los barcos suelen fondear cerca del islote de Maians, y en caso de tormenta suelen dirigirse al puerto cercano de Sitges. En tiempos antiguos había un pequeño puerto romano cerca de Montjuic, pero se encuentra tan lleno de cieno que es prácticamente inservible. Algunos mercaderes solicitan periódicamente al Consell de la Ciutat la construcción de un puerto en mejores condiciones pero el proyecto no ha prosperado con la excusa de que permitiría el acceso de flotas enemigas, mientras que ahora las galeras de guerra del puerto pueden hacer frente a cualquier amenaza.
En la ciudad también se encuentran excelentes archivos y colecciones de libros, y una parte de los artesanos locales trabajan en artesanías relacionadas con los libros. Se pueden contratar copistas y escribanos por cantidades razonables para encontrar y copiar libros antiguos. Representantes de las grandes universidades de Europa, como París y Padua, visitan la ciudad para añadir libros a sus colecciones.
La comunidad judía de Barcelona habita en un call situado entre el palacio del obispo, el castell y la muralla romana, y es bastante próspera, albergando más de 3.000 personas. El recinto está amurallado y sus puertas se cierran durante la noche, no tanto para impedir que los judíos salgan como para protegerlos de posibles asaltantes. Estas puertas también se cierran durante las fiestas religiosas cristianas, momentos en que los ánimos pueden exaltarse demasiado.
LA SOCIEDAD CAINITA
El clima social y político de Barcelona también se refleja en su población Cainita. El príncipe es una vampira del clan Lasombra, pero no concede ningún privilegio especial a sus compañeros de de clan. De hecho, suele consultar a sus consejeros Ventrue y Malkavian (para desconsuelo de algunos antiguos Lasombra). Temen que algo más esté involucrado en esta aparente amplitud de ideas. La preocupación que suele escucharse más es que ha cooperado con un grupo como la Herejía Cainita. El problema de semejantes teorías es que no proporcionan ningún motivo de por qué Mireia actúa como lo hace, menos aún qué ganaría un grupo como la Herejía con sus acciones. Por ahora, los antiguos tan sólo refunfuñan y la permiten gobernar como ha hecho desde la destrucción de su señor en 1164.
La proximidad de la ciudad al sur de Francia también los ha puesto en contacto con varios grupos heréticos Gnósticos como los cátaros. Bajo influencia vampírica, agentes de la Herejía Cainita se han infiltrado en Barcelona. Sin embargo, la Herejía ha conseguido hasta ahora pocos éxitos entre mortales o Cainitas. Sólo algunos miembros menores de la Iglesia se han unido al culto secretista (una gran desilusión). Este fracaso es debido en parte a la presencia de los Apóstoles del Tercer Caín, que se oponen a la corriente principal de la Herejía. Incluso más importante a la hora de controlar a la Herejía es la vigilancia de los mortales de Barcelona, incluso miembros de la Espada de San Jaime. Un miembro importante de este grupo mortal, Mateu Agustí, tiene su residencia principal en Barcelona. Por consiguiente, la Herejía actúa con cautela aquí; no desea arriesgarse a exponerse a otros Cainitas o mortales.
La situación de Barcelona como un puerto internacional la convierte la convierte en un destino popular para los Cainitas extranjeros. Entre ellos se encuentran refugiados del Imperio Bizantino, conquistado hace poco durante la Cuarta Cruzada. La consecuencia de la cruzada es que la sociedad Cainita bizantina ha sido sacudida por el tumulto y la disensión, creando diversas facciones que rivalizan entre sí por los favores de los nuevos señores latinos. Los refugiados han decidido huir de Bizancio antes que inclinarse ante los invasores occidentales. Entre ellos se encuentra una refugiada Brujah llamada Nerea que huyó de una caza de sangre hace unos ochenta años en Barcelona después de destruyera a su señor Guzmán Bravo en un ataque de celos. Nerea se hace llamar ahora Andrea ya que Bravo todavía tiene amigos en la ciudad.
La situación de Barcelona también atrae a buscadores de conocimiento esotérico en sus propias búsquedas de sabiduría. Entre estos visitantes se encuentran Cainitas, incluyendo a un puñado de vampiros del clan Tremere, entre los que se encuentra el ambicioso Xavier de Cinçao. Estos vampiros investigan buscando libros y conocimiento que resulte valioso para el clan y sus aliados mortales. Sin embargo, la política de tolerancia de la Príncipe Mireia no se extiende a los Usurpadores, a los que les ha prohibido consultar los archivos. Las razones de la príncipe son desconocidas, pero parecen estar relacionadas con su propia búsqueda de sabiduría prohibida. Por consiguiente, los Tremere actúan a través de subalternos para obtener el conocimiento que buscan, y teniendo en cuenta las dificultades que tienen en Barcelona han preferido establecer una capilla en Sitges.
La comunidad judía de Barcelona es un dominio reservado dentro de la ciudad. La Príncipe Mireia ha alcanzado un acuerdo con el antiguo Elías, del clan Ventrue, que le ha cedido la autoridad sobre los Cainitas dentro del call. Sólo Elías y su chiquilla habitan entre la comunidad judía y se han erigido en sus protectores frente a otros Cainitas. Algunos han desafiado su dominio, y aunque en ocasiones han conseguido salirse con la suya otros simplemente han desaparecido. Corren muchos rumores sobre el pacto entre la Príncipe Mireia y el antiguo Elías, que a menudo acude a su corte para ayudarla con su consejo.
La proximidad de Barcelona al sur de Francia ha atraído a algunos herejes que huyen en busca de refugio. Bajo influencia vampírica, agentes de la Herejía Cainita se han infiltrado en la ciudad. Sin embargo, la Herejía ha conseguido hasta ahora pocos éxitos entre mortales o Cainitas. Sólo algunos miembros menores de la Iglesia se han unido al culto secretista (una gran desilusión). Este fracaso es debido en parte a la presencia de los Apóstoles del Tercer Caín, que se oponen a la corriente principal de la Herejía. Incluso más importante a la hora de controlar a la Herejía es la vigilancia de los mortales de Barcelona, entre los que se encuentran algunos miembros de la Espada de Santiago. Un miembro importante de este grupo mortal, Mateu Agustí, tiene su residencia principal en Barcelona. Por consiguiente, la Herejía actúa con cautela aquí; no desea arriesgarse a exponerse a otros Cainitas o mortales.
CHOQUE DE REYES
La ciudad de Barcelona se ha convertido en el campo de ajedrez de dos rivales milenarios, dos Matusalenes que desde la destrucción de Pompeya han tratado de acabar el uno con el otro. La actitud abierta y “extraña” de la Príncipe Mireia Subira es el resultado de la influencia sutil del anciano Menele, del clan Brujah, que aspira a desarrollar la ciudad y convertirla en una nueva Cartago. Sabe que es un trabajo delicado y que podría llevar siglos. Sin embargo, como muchos vampiros de su edad, Menele es paciente.
Sin embargo, las manipulaciones de Menele no han pasado desapercibidas para su rival, la anciana Helena del clan Toreador. Sabiendo que su enemigo milenario se encuentra en Barcelona, ha comenzado a poner en marcha una serie de planes para atrapar a Menele en Barcelona y acabar de una vez con su rivalidad mediante la destrucción definitiva. Si para eso debe sacrificar toda la ciudad, bien habrá merecido la pena.
Como han hecho y harán en otras ocasiones. Menele y Helena han comenzado a extender su influencia sobre los distintos Cainitas barceloneses, atrayendo además a sus aliados y moviendo sus peones en el tablero.
Una nueva partida de ajedrez ha comenzado.
La reina blanca mueve. El rey negro mueve.