Webvampiro

Alba presionó con la palma de la mano el botón de bajada del portón de entrada. Se apoyó en una columna y se cruzó de brazos.

- Tú decides. Eres juez, jurado y verdugo. Si les quitas la mordaza de la boca, puedes hasta preguntarles.

El tipo de la derecha era un hombre de mediana edad con el pelo rapado. Era alto y tenía una afilada y gran naríz. Cuando hablo, su acento andaluz era muy patente.

- No hemos hecho nada -dijo, con un hilillo de voz-. Estábamos en un bar y ha venido la loca de tu amiga...

El del centro era un hombre bajito, de origen latino y mirada esquiva.

- Nada... No le miento, señorita, neta. No hice nada. Solo estábamos en un bar y vino su amiga a por nosotros. Quizás se equivocó.

Jessi lanza un uppercut y el latino va al suelo

- Decid la verdad cerditos, soy el lobo y os voy a comer - aúlla en la cara del tercer participante.

Pero antes de quitarle la mordaza, se acerca a Alba.

- Oye, ¿ Estás segura de que estos tipos han hecho algo? Necesitaría saber la gravedad de sus pecados para poder castigarlos justamente - dice Jessi, un tanto preocupada.

Alba observó en silencio a Jessica.

- ¿No te basta con saber que tu trabajo es castigarlos? -preguntó Alba-. Te he asegurado que han infringido las leyes éticas y morales que otorgan estabilidad a nuestra sociedad... ¿No es suficiente?

Clavó su mirada en la de Jessica.

El tercero parecía mucho más tranquilo, o al menos lo intentaba. Era un hombre delgado con un traje blanco y un pañuelo azul en el cuello.

- Lo único que tengo que decir -dijo- es que esa señora está loca.

Tragó saliva.

- Putos mentirosos - suelta Jessi - Os voy a ir ahostiando, podéis ir hablando o aguantar en silencio, me la suda

Jessi empieza a patear a los tres tipos tirados en el suelo. Mira a su alrededor buscando algún tipo de arma.