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El guardaespaldas ladeó la cabeza para evitar el puñetazo y, entre dos de ellos intentaron apresar los brazos del vástago.

Fuerza+ Pelea enfrentada, son dos tíos.

Mientras tanto, el líder observaba la situación con expresión divertida.

El vástago se revuelve con ferocidad, no solo usando puñetazos, patadas y codazos además daba dentelladas a cualquier desgraciado que se le acercara lo suficiente.

El vástago consiguió derribar a uno de los guardaespaldas, pero el otro consiguió sujetar el brazo de Miguel. Un tercero fue a reemplazar al que había sido derribado.

El líder sacó una pistola, por dimensiones, algún tipo de pistola pesada.

- Deja de hacer el gilipollas -dijo, con voz terrorífica-, o despídete de tu existencia.

Miguel trata de darle un cabezazo en la cabeza al que le sujeta del brazo y ponerlo delante suyo para usarlo de escudo frente al arma. [roll=347]6d10[/roll]
-Oh venga, ambos sabemos que un arma de fuego nos hace poco.- Dice mientras usa el cuerpo del matón de mercadillo cubrir su cabeza principalmente.

Al otro que lo sujetaba trató de darle un codazo en la nariz, con intención de romperla. [roll=348]6d10[/roll]

Miguel trata de soltarse de la segunda presa mientras mira la arma del otro vástago.

Consiguió zafarse del tercer guardaespaldas, mientras el líder le apuntaba con la pistola.

- De verdad -dijo-. No tienes ninguna oportunidad.

-Oh, si no pienso resistirme, tenéis demasiadas respuestas a demasiadas preguntas. Por si no te habias dado cuenta el que sea que me convirtió no se ha quedado mucho alrededor.-

Pensaba que eran unos matones de mercadillo, pero está claro que saben lo que se hacen. Le dio un codazo al otro hombre tratando de romperle la nariz.[roll=350]3d10[/roll]

-Sólo no me gusta que me traten con correa, además puede que sea un poco territorial.-

Miguel se quitó sin problemas de encima al otro guardaespaldas al tiempo que el líder cerraba los ojos. El vástago empezó a sentir cómo la vitae, la sangre vampírica que le otorgaba capacidades sobrehumanas, comenzaba a ebullir en su interior, desperdiciándose.

Comenzó a sentir cómo la Bestia rugía de hambre, además de con miedo.

Al tiempo, tres de los guardaespaldas se interpusieron entre ambos, dispuestos a volver a atrapar al vástago.

Tras quitarse de encima al último hombre, Miguel levantó las manos en señal de paz más que de rendición.

-Bueno, pues con eso dicho si acordamos tratar a los presentes con el debido respeto creo que podemos proceder al secuestro que planeabas.- Dijo con burlona pomposidad. -Y de paso si respondes algunas preguntas por el camino estaría genial sabes.-