"Countdown" 5

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista

Re: "Countdown" 5

#21

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 11 Dic 2024, 17:51

Su presencia fue tan onírica como siempre. Montecristo aún era incapaz de adivinar si se trataba de una ilusión, o su sire era un ente real y tangible. Pero como siempre, con sus caderas y su piel de ébano, con su mirada acuosa y su sudor dorado, lo hipnotizó.

Seguramente estaba cometiendo uno de sus eventuales errores. Quizás éste fuera el último. Pero por Melinda, valía la pena el sacrificio. Suspiró como si los pulmones aún fueran capaces de aguantar la ansiedad. Avanzó un paso y entró en el círculo, convencido de que estaba a punto de cambiarlo todo. Convencido de que todo era una ilusión y sus hermanos de sangre jugaban con su mente.

- Sí, he vuelto...

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Re: "Countdown" 5

#22

Mensaje por Voivoda » 22 Dic 2024, 19:14

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Pagliacci avanza como una depredadora entre el barro, consciente por el rabillo del ojo de que el conductor del coche que ha sufrido el accidente seguramente vaya a salir del mismo. La Caitiff solo puede desear que no porte un arma de fuego con el que pueda dispararle por la espalda, pero ahora se deja llevar por su instinto de supervivencia que la convierte en una felina. Salta desde la húmeda oscuridad del lodo hasta el tipo que acaba de esconder el cuerpo en la parte de atrás de la furgoneta y hunde su garra derecha en el muslo del tipo, que aúlla de dolor. La Caitiff tiene tiempo de comprobar en medio de la noche las venas, cartílagos y músculos especialmente marcados en el cuello y la barbilla de su contrincante, así como dos colmillos que parecen salir de la parte central de su labio superior.

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Apenas tiene tiempo para pensar mucho más, ya el tipo de se revuelve y Pagliacci nota el impacto de dos puños que caen sobre su tórax como dos aplanadoras y, al mismo tiempo, escucha el clic de un arma de fuego cargada. En esa décima de segundo, la Caitiff debe decidir su siguiente movimiento, pero desde lo alto del techo de la furgoneta asoma el cañón de una escopeta sostenida con un precario equilibrio por lo que parece una mujer tapada con un sombrero que estaba sentada en el asiento del copiloto y ahora parece dispuesta a volarle los sesos a Pagliacci.


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Milliner no se digna a responder a las últimas palabras de Nyx, que se queda con la palabra en la boca. Durante unos segundos es consciente de que ni siquiera es capaz de sentir la rabia primigenia que suele acompañar a la sangre que corre por sus venas muertas. Siente una profunda decepción regada con gotas de una antigua humillación que sigue pesando sobre él como una losa. Nunca se ha sentido especialmente culpable por el rechazo que siente hacia él la Camarilla, fundamentado en sus métodos de alimentación, pero una oleada de amargura se agolpa en su interior al ser consciente de su soledad.

Tarde o temprano sus seres queridos desaparecerán, sus vínculos con la mortalidad se disiparán, su propia manera de alimentarse será la de un melancólico aferrándose como un animal a un imposible. Es curioso que para alguien inmortal el reloj corra en su contra, pero es lo que siente el Brujah cuando dirige sus pasos hacia un banco situado no demasiado lejos de la plaza del World Trade Center, lo suficiente para evitar a la policía. Allí se echa las manos a la cabeza al tiempo que observa la asfixiante y opresiva sucesión de rascacielos que le hacen sentirse pequeño.

Pagliacci y Montecristo son sus únicas esperanzas para el futuro. No sabe adónde se ha ido la Caitiff, y el Tremere se había dirigido directamente hacia la boca del lobo. El recuerdo de Melinda cruzó también su mente sumiéndole en una desesperación que requería de respuestas.


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Un ligero escozor cálido recorre el cuerpo de Montecristo desde la nuca hasta los pies cuando atraviesa el umbral de la puerta rodeado por el brazo protector de Hex. Todo tenía sentido. Todo dejaba de tenerlo. El Tremere se sentía como el hijo díscolo que regresaba a un hogar que amaba y, al mismo tiempo, como el adolescente rebelde que no tiene tiempo para sermones ya caducados y exige respuestas y un nuevo rumbo.

El ambiente en el interior del edificio era cálido, olía a hierba y a alcohol, la calefacción central era agradable, el ligero ruido blanco que aún podía percibir se iba amortiguando sin desaparecer del todo. La mujer de piel de ébano camina como una diva de los años setenta, delgada y vaporosa, como en un sueño. Saluda a los estudiantes que se quedan encandilados a su paso sin reparar en exceso en Montecristo, que observa la escena como si no fuera del todo real. Usurpadores y transgresores. Así llamaban al Clan, y Hex había hincado sus dientes en aquel ambiente con absoluta ansia, con todo el deseo de regresar al seno de la Secta y al amparo de los Sturbridge.

Montecristo no sabía si sentir envidia o repugnancia.

Hex le conduce a un cuarto de baño que cierra con el pestillo una vez que estáis dentro y que ha comprobado que no hay nadie en ningún retrete escuchando. Con un gesto que a Montecristo le recuerda tiempos remotos se enciende un cigarrillo que sujeta con elegancia, y su voz se torna mucho más seria.

- Espero que hayas venido a pedir perdón.


OFF: El tipo atacado por Pagliacci (que lleva 4 daños agravados en el cuerpo) actuaría a la vez que la Caitiff con esta tirada (https://discord.com/channels/6032459677 ... 8819636255) que iría al mismo tiempo que la que hiciera la Caitiff en caso de atacarle a él. La última en actuar sería la que blande la escopeta.

Nyx acumula 2 niveles de daño superficial a la FV

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Nyx (DarkOsca)
Arquitecto

Re: "Countdown" 5

#23

Mensaje por DarkOsca » 22 Dic 2024, 20:15

Nyx dejó escapar un suspiro, pesado como una losa.

Se hundió aún más en el banco, apretando los dedos contra las sienes, mientras el ruido incesante de la ciudad se deslizaba entre los espacios vacíos de su alma. Cada decisión, cada movimiento, parecía chocar contra un muro invisible que lo arrastraba de regreso al mismo lugar. El rechazo, la frustración y la soledad formaban un cóctel que lo quemaba desde dentro. ¿Qué sentido tenía seguir luchando si cada paso que daba lo hundía más? Era una pregunta que se repetía como un eco eterno en su mente, y en ese momento, la respuesta seguía siendo un vacío insoportable.

Sus pensamientos divagaron, buscando refugio en un rincón más amable de su memoria, pero lo que encontró no fue consuelo. Fue Melinda. Siempre terminaba volviendo a ella. Recordó una noche en particular, sentados en el techo del antiguo observatorio de la ciudad. Ella llevaba en las manos un pesado tomo que aseguraba ser auténtico, aunque sus páginas desprendían ese aroma a mentira que tanto la enfurecía.

-No importa si esto es falso

Había dicho, con una sonrisa tan segura que casi lograba engañarlo.

Lo importante es que hay algo ahí afuera. Y yo voy a encontrarlo.

Él había sonreído, pero ahora se daba cuenta de que no había entendido la profundidad de sus palabras. Melinda siempre buscó algo más, algo real. Lo encontró, y a la vez, lo perdió todo.

Nyx apretó los dientes. El peso de su fracaso volvió a estrellarse contra él. Había prometido protegerla, pero había fallado. Ahora, no podía permitirse seguir fallando. No a Pagliacci, no a Montecristo, y tampoco a sí mismo.

Sacó su teléfono móvil del bolsillo. El reflejo de la pantalla iluminó su rostro, y mientras tecleaba un mensaje en el chat que compartía con ambos, trató de ignorar el temblor en sus dedos:

-Hay que probar algo nuevo. Manhattan está cerrada para mí. Voy a buscar opciones en Brooklyn, Queens o incluso Staten Island. Necesito que me ayudéis a moverme en estas zonas. Esto no se acaba aquí.

Envió el mensaje y se quedó mirando la pantalla unos segundos, esperando respuestas que no llegaron de inmediato. Levantó la vista hacia el mar de edificios que lo rodeaba. Por un momento, imaginó que se erguía sobre ellos, más grande que ninguno, una torre indomable que no se quebraría bajo la tormenta. Pero eso, como tantas cosas, era solo un sueño. Por ahora.
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Pagliacci (Pagliacci)
Periodista

Re: "Countdown" 5

#24

Mensaje por Pagliacci » 22 Dic 2024, 22:22

La periodista sintió la sangre acelerarse, la vida robada inundar de calor sus músculos, sus garras adentrarse en la carne, partiendo huesos, tendones y venas por igual. Como sospechaba, se trataba de un vástago, el tipo había comenzado a golpearla, pero la Caitiff no se detuvo, arrastrando las garras hacia arriba y profundizando en las entrañas de aquel vampiro. Hundiéndose en un abrazo mortal, apenas era capaz de sentir los golpes. Por el rabillo del ojo vio el movimiento apresurado de la escopeta apuntándole, trató de moverse rápido, pero se aseguró de dejar convertido en pulpa al traficante que había osado tocar a Melinda. A sus pies la vitae corría como el vino, mezclándose con el barro y las empantanadas aguas.

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
Investigador ocultista

Re: "Countdown" 5

#25

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 23 Dic 2024, 15:54

Montecristo hacía tiempo que era inmune al hechizo de la presencia de Hex. Reconocía cada una de las sonrisas impostadas y de las miradas envelesadoras que recorrían su piel de ébano. Se dejó guíar por ella, aún contradiciendo su propio instinto. Ambos sentimientos, repugnancia y envidia, se entremezclaron en una sensación amarga, cómo todas las que tenía desde que recordaba su nombre, con apellido de traición.

Mintió descaradamente aún siendo consciente, que cualquier movimiento en falso lo llevaría de nuevo a la casilla de salida. O aún peor, a la de la muerte.

- Claro. He venido a pedir perdón... pero también tu ayuda. - Apartó la mirada de la madre - Tu otro chiquillo tiene algo, alguien, que me pertenece. Deberías comprarle sus propios juguetes y quitarme la etiqueta de díscolo, de una vez por todas...

En otros momentos pasados, donde todo eran drogas y sonrisas, el ruido de la discoteca abombaría las embaldosadas paredes del baño. Ahora, tras los rostros serios, sólo se sentía un silencio sepulcral, que Patrick esperaba, no fuera premonitorio.

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Re: "Countdown" 5

#26

Mensaje por Voivoda » 29 Dic 2024, 19:41

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Pagliacci nota la viscosidad de la sangre y la humedad del barro, la sensación de subidón de adrenalina que se acumula en sus músculos muertos al mismo tiempo que la Bestia ruge en su estómago, siente cómo sus garras rajan la carne de una pierna de su contrincante, a quien apenas distingue en una ceguera homicida, y siente al mismo tiempo cómo el puño derecho del vampiro golpea en la parte izquierda de su rostro con la contundencia de una bola de demolición.

El fogonazo y el olor de la pólvora siguen a esa sensación, y un picotazo de calor atraviesa de lado a lado la clavícula de Pagliacci, haciendo que la propia bala atraviese su cuerpo y se pierda en el charco de barro y sangre en el que se revuelve junto a su contrincante antes de caer totalmente al suelo. Nota cómo la fuerza escapa de sus miembros, pero todavía ruge de rabia por pura supervivencia y con la imagen de Melinda en su mente. Ve venir de nuevo el puño del vampiro cuando otro fogonazo hace que el tipo caiga sobre el barro con un alarido amortiguado en su garganta.

Mientras Pagliacci siente cómo chorrea la sangre por el lado izquierdo de su cuerpo y cómo se llena de agua y barro, ve la silueta de una mujer con un sombrero que porta la escopeta. Su voz es grave, propia de alguien que ha fumado mucho a lo largo de su vida.

- ¡BASTA, HE DICHO QUE BASTA, COÑO!

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Con un gesto recarga de nuevo el arma, que apunta de nuevo a Pagliacci. La Caitiff oye unos pasos a la izquierda, que presupone que serán del conductor del otro coche acercándose por encima de los charcos, mientras el otro vampiro sigue retorciéndose de dolor a su derecha. No obstante, no puede quitar la vista del cañón de la escopeta. Empieza a sentir el dolor en todo su cuerpo, que atenaza la claridad de sus pensamientos.

La mujer camina un par de pasos hasta que el cañón de la escopeta está a pocos centímetros de la boca de Pagliacci. La Caitiff puede comprobar que a pesar de vestir con un estilo juvenil propio de una cantante de country, la mujer ha cumplido ya los 50 años y su rostro está marcado por la viruela, las arrugas y una inhumanidad repulsiva.

- ¿Y tú quién coño eres?



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El humo del cigarrillo que consume Hex va poco a poco llenando el cuarto de baño, dándole un aspecto entre místico e irreal. Montecristo no aparta la vista de su sire con un torbellino de sensaciones encontradas. La vampira mantiene su carisma intacto incluso cuando no habla, aunque algo en sus gestos le hace pensar a su chiquillo que se siente hastiada, como si un aura de cinismo la envolviera.

- ¿Todavía estamos en esas, cariño? -el tono paternalista de Hex le hace soltar un ligero gruñido a su chiquillo- Ha pasado demasiado tiempo, ¿no crees? Tu hermano es insoportable para algunas cosas, pero se ha mantenido fiel a la familia, ¿entiendes? -Hex apaga el cigarrillo debajo de un grifo y lanza una última bocanada de humo- Y ahora necesitamos estar más unidos que nunca, corremos mucho peligro, ¿no lo ves? -su manía de terminar las frases con una pregunta exaspera a Montecristo que, sin embargo, no es capaz de interrumpirla- Además... ¿qué te hace pensar que ese alguien no está con nosotros... porque quiere?

Al estupor de la respuesta de Hex, Montecristo suma una ligera vibración en el bolsillo del pantalón. Sólo hay un puñado de números en su restringida lista de contactos. O sus compañeros de Coterie o alguno de sus contados aliados y protegidos quiere algo de él.



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Aunque Nyx no esperaba una respuesta inmediata, el silencio atronador de los minutos siguientes le sume aún más en la preocupación. Tiene que hacer un acopio de voluntad para levantarse y seguir adelante. De nada servía lamerse las heridas como un perro callejero, y hacerlo además en un lugar como las cercanías del World Trade Center era demasiado peligroso. Por un lado, era territorio de Milliner y los suyos, conocidos por ser especialmente intolerantes en el seno de la Torre de Marfil. Por otro, en los apenas 10 minutos que llevaba sentado esperando había visto pasar dos patrullas de la Guardia Nacional en coche y agentes de la policía de la ciudad caminando.

Manhattan era territorio claramente hostil. Le dolía abandonar seguramente para siempre, o como mínimo para una larga temporada, el Lower East Side en el que creció. Y descartó volver por la zona en la que reside su familia para no exponerla a un peligro mayor. Al menos, su trabajo y reputación entre contratistas y arquitectos le valía para hacerse una idea bastante concreta de la distribución de la ciudad. No conocía qué vampiros estaban en todos los territorios, pero sí que había algunas opciones para intentar instalarse de una manera discreta.

Era lo mínimo que podía hacer por sus compañeros y por sí mismo, una vez que sintió la losa del rechazo de la Camarilla como un peso de gran volumen sobre sus hombros. Sólo podía esperar que Melinda resistiera el tiempo suficiente allá donde estuviera.

Nyx pensó en Anderson y en Reynolds. Eran siempre sus primeras referencias, sus anclas. Ambos tienen buenas relaciones y predisposición a colaborar con Nyx, pero el Brujah reconoce con dolor en sus pensamientos que están también trabajando en interés de los Shelby. Su mente trabaja a toda velocidad mientras camina hacia el extremo sur de Manhattan, hacia The Battery. Recuerda que en más de una ocasión tuvo que tratar con Isaac Solomon, un banquero judío bien relacionado que seguramente tendría también información sobre otros puntos de Nueva York. Era también un vampiro, pero no estaba vinculado directamente a ninguno de los grupos gobernantes. Había oído hablar de un compañero de Clan con Dominio en Brooklyn, aunque jamás habían hablado. Queens parecía bastante vinculado a los Sons of Blood que de momento os habían dado refugio temporal, pero desde luego no era un lugar donde dormir tranquilos.

Y los putos Shelby.

Nyx había desarrollado un auténtico rechazo a sus formas. Extorsionadores, amenazantes, chantajistas. Y con peligrosos enemigos, como los que tienen en Wall Street o en la comunidad afroamericana con quienes pelean por territorio.

Los únicos que habían ofrecido una posibilidad para el futuro.

Le daban ganas de vomitar sangre.


OFF:

Tirada de la escopeta: https://discord.com/channels/6032459677 ... 3722098759

Por este ataque son 2 niveles de daño superficiales más (1 éxito de la tirada después de la esquiva +3 del arma que luego se dividen a la mitad). Se suma 1 del ataque del otro vampiro.


Si Montecristo viera el móvil, ve el mensaje de Nyx.


Ansia Pagliacci 4, Montecristo 3, Nyx 1
Pagliacci 3 de Salud superficial
Nyx 2 niveles superficiales a la FV
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Pagliacci (Pagliacci)
Periodista

Re: "Countdown" 5

#27

Mensaje por Pagliacci » 29 Dic 2024, 20:31

La Caitiff aprieta los dientes, los colmillos se muestran a plena vista, la vitae del vástago empapa sus garras. Apenas es capaz de sentir el dolor, el disparo que ha atravesado su carne lucha por sobreponerse a los gritos que en su cabeza exigen más sangre. Se gira lentamente, sintiendo el cañón del arma contra su piel, el frío acero apenas contrasta con el color y el calor de su carne. Poco queda de humana en su mirada cuando se hunde en la de aquella anciana consumida por la viruela.

-SUÉLTALA.

Y, acto seguido, desgarró su cara.

Nyx (DarkOsca)
Arquitecto

Re: "Countdown" 5

#28

Mensaje por DarkOsca » 29 Dic 2024, 23:06

La noche estaba cargada de tensión mientras Nyx cruzaba las calles de Manhattan hacia el edificio de Salomon. Con años en la ciudad, conocía bien su destino: el edificio cercano a la Sinagoga Central que servía como símbolo de la influencia de Isaac. Este sería el primer movimiento en una serie de decisiones que definirían el futuro de la coterie.

El plan estaba claro en su mente:

-Isaac Salomon, un hombre cuya red de contactos e independencia de las facciones dominantes ofrecía la mejor oportunidad para asegurar un refugio estable.
-El Brujah con influencia en Brooklyn.
-Staten Island, un lugar menos disputado, pero también con menor infraestructura y más riesgos para la coterie.
.Los Shelby, la última y menos deseada opción, cuyos métodos y ambiciones chocaban profundamente con los principios de Nyx.

Salomon era la clave inicial. Si conseguía el apoyo del influyente Ventrue, el resto de las opciones podría no ser necesario.

El edificio de Salomon era imponente, aunque no ostentoso. Su presencia irradiaba el tipo de poder que Nyx buscaba: sutil, pero innegable. Las luces de las oficinas aún iluminaban algunas ventanas, y el brillo de las cámaras de seguridad en las esquinas confirmaba que cada movimiento estaba siendo monitoreado.

Nyx respiró hondo antes de cruzar las puertas automáticas. El vestíbulo era moderno y funcional, un reflejo de su anfitrión. Sin vacilar, se dirigió al ascensor, consciente de que su presencia ya habría sido detectada por los sistemas del edificio. Mientras ascendía, el suave zumbido del ascensor le permitió repasar lo que debía transmitir: necesidad, sinceridad y, sobre todo, utilidad.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Nyx avanzó con paso decidido hacia el despacho de Salomon. Había llegado hasta aquí con un propósito claro: asegurar un refugio para la coterie y establecer un vínculo que pudiera fortalecer su posición en la ciudad.

Al llegar a la entrada del despacho, tomó una última respiración profunda, instintiva aunque innecesaria. Esto no era solo una visita; era el primer movimiento en un tablero donde cada decisión determinaría su futuro y el de los suyos.

Montecristo (Jebediah_Gogorah)
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Re: "Countdown" 5

#29

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 30 Dic 2024, 17:52

- La lealtad, la fidelidad... están sobrevaloradas - esputó con rabia Montecristo - Esta pirámide es la más hipócrita de todas, no hacen sino darte puñaladas por la espalda. Ya lo viví en el cuerpo en la tierra de los vivos, y también la viví aqui en la de los no-muertos. Así que ahorrate la moralina - Apartó el humo de su cara con un gesto ostentoso y exagerado. - Los dos sabemos que Virgil te vendería si con ello sacara algún beneficio. Además, tú también te marchaste...

El móvil vibra en su bolsillo. Lo saca y lo mira de reojo. Ve el mensaje de Nyx. Demasiados espacios para abarcar. Poco tiempo para ello. Tiene que encontrar un hueco para responder y reunirlos de nuevo. Pero ahora, cree estar tan cerca (o tan lejos) de Melinda, que ocupa todo su pensamiento.

- Déjame hablar con ese alguien... si de verdad jura fidelidad no impostada a "tu" clan, la daré por pérdida... si no, lo tomaré como otro intento más de mi hermano para joder mi no existencia. Mientrás tu te diviertes, y pides unión, cuando permites que tus hijos se odien cada vez más. - Le da la espalda, queriendo salir de aquel angosto cúbiculo, donde la presencia asfixiante de Hex le agobia mucho más que la del tabaco.

- Todos corremos peligro - dijo refrescándose la cara en el lavabo y viendo a Hex a través del espejo - Los Shelby no pararan hasta ver Columbia vacía de nosotros...

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Re: "Countdown" 5

#30

Mensaje por Voivoda » 06 Ene 2025, 21:58

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Sobrevivir.

Es el único objetivo de Pagliacci. Como aquella remota noche en que despertó como un cadáver andante de la que apenas tiene pistas. Vuelve al origen para no encontrar su final. La Caitiff ruge como un animal lanzándose hacia su contrincante al comprobar durante una milésima de segundo que su magnetismo no ha tenido el efecto deseado y aquella bastarda seguía teniendo el arma en sus manos. Su visión se vuelve rojiza, nota cómo sus manos, convertidas ahora en unas garras monstruosas e inhumanas, se introducen en la carne que rajan con la velocidad de las aspas de un helicóptero.

La sangre encharca su rostro, la carne de su contrincante se cae a rodajas, Pagliacci cae encima de ella perdiendo cada vez más la nitidez de su visión mientras en su estómago muerto aúlla el hambre más instintiva que jamás ha podido sentir. Es un imán demoledor que dirige sus acciones sin que su cerebro sea capaz de controlarlas. En cierto modo, disfruta de la ola animal en que se ha convertido. Descastada quizá, pero ni mucho menos indefensa.

La vampira que tiene debajo empieza a escupir sangre por la boca, sus colmillos parecen sobresalir sobre una piel retraída que muestra un rostro ajado y macilento, propio de quienes han sido Abrazados bajo la sangre de las Ratas de Alcantarilla. Pagliacci, totalmente cubierta de sangre, barro y agua, con sus garras clavadas aún dentro de los omóplatos de su rival, mira un instante hacia el otro coche. El tipo que ha salido de él corre huyendo como alma que lleva el diablo por medio de aquella zona pantanosa. Un avión despega del aeropuerto dejando tras de sí un estruendo ensordecedor.

La Caitiff apenas puede resistir el descomunal impulso que tiene de clavar sus colmillos en aquella desgraciada para tomar su Sangre como trofeo de su victoria.


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Desde el despacho de Isaac Solomon se podía ver una especie de ejército de mosquitos volando en la noche neoyorquina con unas luces rojas y azules parpadeantes. Drones y helicópteros de distintas agencias de seguridad monitorizaban la Gran Manzana a pocos días de la cumbre de la OTAN. Entre la nube de dispositivos voladores se distinguían altísimos rascacielos donde aún perduraban algunas luces encendidas a pesar de la avanzada hora de la noche, la mole rectangular a lo lejos de la sede de las Naciones Unidas y, algo más allá, los faros y boyas del East River mientras rodeaba Roosevelt Island.

Solomon es un tipo corpulento, aunque fue Abrazado con una cierta edad que se refleja en que le cuesta mantenerse totalmente recto, como si le doliera la espalda. Su traje es viejo, todo en su despacho parece sacado de otra época, con especial predilección por el mobiliario y el arte de la época de entreguerras. Su rostro es afable y sus gestos amistosos, aunque inspira un aura de liderazgo y confianza en sí mismo que le hace entender a Nyx de modo instintivo por qué en Wall Street se le teme a pesar de su aspecto aparentemente inofensivo. Solomon ha sido un azote constante contra los neoconservadores y la ralea con la que acababa de hablar hacía un rato junto a los restos del World Trade Center.

El Brujah piensa en la paradoja, y la desesperación, de hablar con dos facciones enfrentadas en una batalla nocturna en la misma noche. Solomon deja de mirar por la ventana e invita al Brujah a sentarse enfrente de un escritorio anticuado y amplio en el que llama la atención del Brujah que no hay un ordenador.

- Siéntese, por favor -dice después de que Nyx se presente con su nombre real. Se queda unos segundos pensativo antes de contestar con su voz calmada y amigable- ¿Es usted amigo de David Anderson, verdad?

Nyx duda por un momento, pero responde que sí asintiendo sin casi darse cuenta de que está respondiendo. No es tanto una muestra de confianza como el hecho de que siente que negarlo seguramente no le serviría de nada. Espera que Anderson sea una buena llave para abrir este cajón.

- Bien, ¿en qué puedo ayudarle?

Los pensamientos se cruzaron en la mente de Nyx, así como su innato conocimiento del protocolo y las relaciones sociales. Sabía que era el momento de tener sangre fría y que se estaba jugando su futuro y el de sus compañeros.


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Hex niega con la cabeza como una madre que pareciera dar a su hijo por perdido. En la mente de Montecristo la sensación es aún peor, como si fuera la dueña de una mascota decepcionada porque el perro no ha levantado la patita. La rabia escupe veneno por la boca del Tremere que, al mismo tiempo, no deja de sentir un vínculo de afinidad con su Sire que al mismo tiempo le desagrada y le da una sensación de protección. Probablemente la esencia Tremere del lugar no ayuda en nada a poder combinar ambas sensaciones.

El humo llena toda la estancia que carece de ventilación. Montecristo da vueltas como un animal enjaulado, sintiendo que podría ahogarse si la sensación no fuera una absoluta estupidez. En el fondo de su corazón muerto siente aún el dolor porque Hex se marchara.

- No me fui por voluntad propia, y lo sabes -dice con voz dolida- O deberías saberlo. Vinieron a cazarnos como ratas.

Hex mira hacia el techo y su vista se pierde en las volutas del humo antes de volver a buscar los ojos de su chiquillo.

- Pero eso ya pasó. Ahora volvemos a estar unidos bajo la guía de Aisling Sturbridge. Y tú también podrías estar protegido. Y estarías junto a esa muchacha que tanto parece importarte. Apenas puede considerarse que sea una de nosotros... -Hex deja las palabras flotando en el aire- Tiene suerte de seguir viva, y solo lo seguirá estando si es totalmente leal.

Montecristo empieza a atar cabos de una relación que empieza a sonarle especialmente truculenta, lo que no le extraña si su hermano está metido en el ajo. Le decepciona que Hex haya decidido bajar su antaño orgullosa cabeza. Él se juega el cuello cada puta noche.
La voz de su Sire tiene ahora un tono de súplica.

- Tú lo has dicho, esos tarados ingleses quieren destruirnos... Ven con nosotros y seremos más fuertes. Y seguramente tu hermano te dejará que la veas, está bajo su responsabilidad...


OFF: Ansia Pagliacci 5, Montecristo 3, Nyx 1
@Pagliacci 3 de Salud superficial. Su rival gasta 1 punto de FV para resistir la Dominación... aunque no le vale de mucho. Ahora Pagliacci debe tirar para resistir el Frenesí de Hambre y evitar acabar de destrozar a su rival y beber de ella. A dificultad 4 (es el efecto del Crítico Conflictivo unido a que dejo a tu rival prácticamente vencida. No creo que por esta acción sea necesario de momento meter Máculas salvo que te la cargues y te la bebas).

Nyx 2 niveles superficiales a la FV


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