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Las tijeras de Cúc cortaron el papel de la mano de Sương, en su primera victoria de la noche. Lo celebró cogiendo el palo con una risilla

Terminó de colocar las bolas y se dirigió al extremo de la mesa, palo en mano. Posicionada para el lanzamiento, se tomó sin embargo unos momentos, seria y concentrada como si aquéllo fuera algo muy importante.

De repente, la música se paró y ella golpeó con fuerza. ¡Zas! El choque de las bolas se oye en todo el local y el triángulo inicial que formaban se dispersó. Una bola roja se introdujo en el agujero a toda velocidad, y otra estuvo a punto, pero rebotó con fuerza en el borde.

La música empiezó a sonar otra vez y la cantante inició una nueva canción. Parecía que se atrevía con Celia Cruz, aunque probablemente la mayoría de los presentes no sabrían quién era ni mucho menos podrían entender la letra.
https://www.youtube.com/watch?v=JnwKSAMlCJc&list=PL5USxpsx9EKC-KsjDHJqEG3AI0w0I7kKh&index=16

Cúc sonrió y miró cómplice agradada por la correlación entre su buen golpe y la música. Contoneándose burlonamente, caminó hasta la nueva posición de la bola blanca para continuar jugando.

- ¿Sabes que han abierto un club de billar? Me han dicho que tiene como treinta mesas. ¿No te parece una locura?

Metió otra bola, pero erró el tiro en el segundo turno. No obstante, se notaba que tenía una buena experiencia. Pero parecía haberse olvidado por completo de la historia que estaba contando.

-Sí, supongo -dijo Sương encogiendose de hombros-. Bueno, si es un club de billar, mejor que tenga unas cuantas, ¿no?- No quería que Cúc pensase que no le importaba lo que le decía y lo cierto era que sí, treinta mesas de billar se le antojaban muchisimas, pero en aquel momento no le interesaban los clubs que hubiesen abierto.

Sương se quedo mirando ensimismada como rodaban las bolas sobre el tapete. No recordaba cuando había sido la última vez que jugó al billar, pero estaba segura de que había sido antes de morir. En realidad, el billar nunca le había gustado especialmente, y si jugaba era sencillamente porque el resto de sus amigos quería o porque no había nada mas interesante que hacer. Pero tenía bastante pulso, así que no se le daba mal. A menudo terminaba pasandoselo bien cuando se picaba con alguien y sacaba su lado mas competitivo.

Pero desde su Segundo Aliento, tenía miedo de dejar que aflorase esa parte de sí misma.

Sương cogió el palo y rodeó la mesa. Había algo que le resultaba extraño despues de tanto tiempo, pero Cúc le habia dejado una bola bastante a mano que no le parecía bien desaprovechar. Aun así, al pasar por su lado antes de colocarse le pregunta en voz baja:

-¿Y que paso con ese chico?

Dudó un momento, parece que de verdad había olvidado el hilo de la historia.

- Ah, sí. Eeeeh... Bueno, sabes lo que es el Pò, nuestra peor cara, la que quiere vernos arrastradas por el suelo y a los demás. Sabes lo que ocurre cuando tomas las riendas, ¿no? De verdad, no me juzgues por esto.

De verdad le estaba costando trabajo arrancar con la historia.

- Bueno... esto... el caso es que cuando lo tenía ahí abajo hecho un pingajo, pues me eché sobre él, y... ejem... le hice el amor.

Terminó con un pequeño hilo de voz. Sương incluso creyó ver un rubor en su cara, aunque fuera inverosímil sabiendo que tenía delante a un cadáver.

- ¡No sé por qué lo hice! Te juro que no disfruté, lo pienso y se me revuelve el estómago. Pero cuando estás en ese estado haces simplemente lo que haga más daño, y aquéllo nos hizo mucho daño.

>> Después de que él... terminara, empecé a tomar conciencia y darme cuenta de lo que había hecho. Me dio una vergüenza tremenda, ¿qué podía hacer en esa situación? Me puse los pantalones y salí corriendo si me persiguiera un lobo.

En lanzó una bola que falló por muy poco y rebotó de una forma inverosímil. Se quedó pensativa y frustrada, bien fuera por el juego o por lo que estaba contando.[

- Y bien, ¿qué crees que hizo el capullo? -dijo mientras cedía el turno de juego.

Dudó un momento, parece que de verdad había olvidado el hilo de la historia.

- Ah, sí. Eeeeh... Bueno, sabes lo que es el Pò, nuestra peor cara, la que quiere vernos arrastradas por el suelo y a los demás. Sabes lo que ocurre cuando tomas las riendas, ¿no? De verdad, no me juzgues por esto.

De verdad le estaba costando trabajo arrancar con la historia. Sương la miró con aprensión. Ya sabía como iba a terminar esa historia.

- Bueno... esto... el caso es que cuando lo tenía ahí abajo hecho un pingajo, pues me eché sobre él, y... ejem...

-"...me lo comí"- escuchaba ya Sương que iba a acabar diciendo.

-...le hice el amor.- Terminó con un pequeño hilo de voz.

-"¿¡Que?!"

Sương miró a Cúc con los ojos abiertos como platos. Creyó incluso ver un rubor en su cara, aunque fuera inverosímil sabiendo que tenía delante a un cadáver.

- ¡No sé por qué lo hice! Te juro que no disfruté, lo pienso y se me revuelve el estómago. Pero cuando estás en ese estado haces simplemente lo que haga más daño, y aquéllo nos hizo mucho daño.

Sương la escuchó con expresión asqueada. No porque juzgase mal a Cúc, sino al contrario. No le costaba ponerse en su piel y entendía lo desagradable que habría sido esa situación para ella. -Joder, lo siento mucho- dijo sinceramente.

>> Después de que él... terminara, empecé a tomar conciencia y darme cuenta de lo que había hecho. Me dio una vergüenza tremenda, ¿qué podía hacer en esa situación? Me puse los pantalones y salí corriendo si me persiguiera un lobo.

En lanzó una bola que falló por muy poco y rebotó de una forma inverosímil. Se quedó pensativa y frustrada, bien fuera por el juego o por lo que estaba contando.

- Y bien, ¿qué crees que hizo el capullo? -dijo mientras cedía el turno de juego.

Sương caviló mientras frotaba el taco con tiza. El chico podía haber muerto, y no le extrañaría que la hubiese demandado, -por no hablar de despedirla-. Sin embargo... era lo que andaba buscando al fin y al cabo.

-¿Se colgó mas? -probó.

- ¡Se colgó más! -repitió, delatando en sus ojos que no esperaba una respuesta acertada.

La cantante, que no parecía tener repertorio propio, había cambiado de estilo y ahora le daba a Lady Gaga.

https://youtu.be/qrO4YZeyl0I

» Yo no volví a aparecer. No quería saber nada del asunto. Pero él me llamó. No le cogía las llamadas y me escribió mensajes. Le bloqueé y empezó a escribirme desde otros teléfonos. Y tendrías que ver los mensajes, su concepto de flirteo y erotismo.

» En fin. No sé cómo lo supo, pero al poco tiempo empezó a rondar algunos sitios por dónde me movía. Y yo terminé por cambiar mis rutinas. Tendría que haber acabado con él, pero me sentía culpable porque di pie a esto.

» Entonces una noche conté lo que sucedía a una langsuir -Cúc utiliza este término para referirse a las vampiras de las Cortes Doradas-. En vez de ayudarme como esperaba, me echó una bronca tremenda. Me dijo que dejarme pisotear de esta manera por un hombre era un insulto a mí misma y a las Cortes y a todo lo que representaban. Que una krasue -otro término similar- se liberaba de todas las cadenas e imposiciones sobre nosotras, y que no era mejor que una humana o una chi mei.

Las jugadas se sucedieron durante el relato. Estaba claro que Cúc practicaba cada semana, pero sus tiros se volvían a cada momento más impulsivos y violentos, lo que permitió a Sương recuperar la ventaja.

Mientras, cerca de la mesa dos extranjeros miraban a las vampiras y comentaban entre ellos. La Flor de Hueso, que había llegado a donde estaba manipulando las emociones de los jóvenes, tenía claro que se estaban planteando entrarles.

- Me avergoncé, pero no quise hacer lo que me dijo. Entonces ya tenía a dos personas a las que evitar.

» El caso es que una noche me escribió para reunirse conmigo, algo a lo que no podía negarme. Cuando llego, tiene al tío allí atado y amordazado. Lo había encontrado y lo había traído para mí.

» Te ahorraré los detalles. Lo humilló, lo vejó y lo torturó. Le rogué que parase, pero no me hice caso. Le dije que lo matara simplemente, y ella me contestó: «Has tenido la oportunidad de hacerlo tú a tu manera, desgraciadamente no has querido implicarte y me he tenido que ocupar yo. Entonces se hará a mi manera». Le pedí que me dejara matarlo a mí, pero se negó: «Es tarde, hermana. Ahora tendrás que contemplar las consecuencias. No te preocupes, será una lección que necesitas, ya me darás las gracias más adelante».

Sobre el tapete, dos bolas, una negra y una amarilla, de las de Sương. La krasue estaba a punto de ganar.

- ¿Entiendes por qué te estoy contando esto?

Tiró, y la bola negra rebotó en el borde del agujero, alejándose del mismo. Los extranjeros trataron de llamar la atención con un "woooo" ante la jugada. Cúc apretó el palo con rabia, antes de pasárselo a su amiga.

- ¡Se colgó más! -repitió, delatando en sus ojos que no esperaba una respuesta acertada.

La cantante, que no parecía tener repertorio propio, había cambiado de estilo y ahora le daba a Lady Gaga.

https://youtu.be/qrO4YZeyl0I

» Yo no volví a aparecer. No quería saber nada del asunto. Pero él me llamó. No le cogía las llamadas y me escribió mensajes. Le bloqueé y empezó a escribirme desde otros teléfonos. Y tendrías que ver los mensajes, su concepto de flirteo y erotismo.

Sương hizo una mueca.

» En fin. No sé cómo lo supo, pero al poco tiempo empezó a rondar algunos sitios por dónde me movía. Y yo terminé por cambiar mis rutinas. Tendría que haber acabado con él, pero me sentía culpable porque di pie a esto.

» Entonces una noche conté lo que sucedía a una langsuir -Cúc utiliza este término para referirse a las vampiras de las Cortes Doradas-. En vez de ayudarme como esperaba, me echó una bronca tremenda. Me dijo que dejarme pisotear de esta manera por un hombre era un insulto a mí misma y a las Cortes y a todo lo que representaban. Que una krasue -otro término similar- se liberaba de todas las cadenas e imposiciones sobre nosotras, y que no era mejor que una humana o una chi mei.

Las jugadas se sucedieron durante el relato. Estaba claro que Cúc practicaba cada semana, pero sus tiros se volvían a cada momento más impulsivos y violentos, lo que permitió a Sương recuperar la ventaja.

Mientras, cerca de la mesa dos extranjeros miraban a las vampiras y comentaban entre ellos. La Flor de Hueso, que había llegado a donde estaba manipulando las emociones de los jóvenes, tenía claro que se estaban planteando entrarles.

- Me avergoncé, pero no quise hacer lo que me dijo. Entonces ya tenía a dos personas a las que evitar.

» El caso es que una noche me escribió para reunirse conmigo, algo a lo que no podía negarme. Cuando llego, tiene al tío allí atado y amordazado. Lo había encontrado y lo había traído para mí.

» Te ahorraré los detalles. Lo humilló, lo vejó y lo torturó. Le rogué que parase, pero no me hice caso. Le dije que lo matara simplemente, y ella me contestó: «Has tenido la oportunidad de hacerlo tú a tu manera, desgraciadamente no has querido implicarte y me he tenido que ocupar yo. Entonces se hará a mi manera». Le pedí que me dejara matarlo a mí, pero se negó: «Es tarde, hermana. Ahora tendrás que contemplar las consecuencias. No te preocupes, será una lección que necesitas, ya me darás las gracias más adelante».

Sương casi se asustó al escuchar a Cúc. Sabía que los vampiros de la Corte de la Unificación podían ser terriblemente crueles, y estos aún asi consideraban a las vampiresas de las Cortes Doradas unas salvajes. Aunque Sương se consideraba "curada de espanto" para muchas cosas, no quería saber a qué le llamaría tortura una "langsuir".

Sobre el tapete, dos bolas, una negra y una amarilla, de las de Sương. La krasue estaba a punto de ganar.

- ¿Entiendes por qué te estoy contando esto?

Tiró, y la bola negra rebotó en el borde del agujero, alejándose del mismo. Los extranjeros trataron de llamar la atención con un "woooo" ante la jugada. Cúc apretó el palo con rabia, antes de pasárselo a su amiga. Sương se quedó mirando las bolas, pensando tanto en dónde golpear como en lo que su amiga acababa de decirle.

No... no estoy segura -dijo mientras da la vuelta a la mesa, después de cavilar unos segundos-. ¿Me estás diciendo que es mejor que me pase de drástica a que lo lamente después? ¿O que no me meta en los problemas de "los mayores"? -preguntó antes de golpear.

La bola recorrió la mesa suavemente, rebotó en una banda y dio a la bola a amarilla que, con gracia, se desplazó lo justo como para caer en el agujero. Uno de los chicos trató de echarle una mirada cómplice a la Flor de Hueso.

Mientras Sương se colocaba para el siguiente tiro, Cúc respondía.

- Sí, bueno, más o menos. El caso es que es problema de ellos o tuyo, eso lo decides tú. Si decides que es tu problema, puedes acabar esto en tus términos. Pero si el problema es de otro, ése otro puede resolverlo en unos términos distintos, que puede que no te gusten. O a lo mejor te importa una mierda lo que le pase, ¡todo depende de ti!

La Flor de Hueso se preparó para el tiro que podía ser definitivo. El ángulo no era fácil, pero si tenía buen tino podría conseguirlo, salvo porque Crisantemo interrumpió su concentración:

- ¿Quieres que lo mate yo?

(espacio para reacción)

Quizás por tener la mente nublada por otras cosas más relevantes, el tiro quedó cerca, pero la bola no entró.

- Gratis. Sin trampas. Sin deudas. Le puedo dar una muerte sin dolor, incluso una muerte placentera si quieres. Y no me deberás un favor.

Cúc golpeó violentamente y la bola negra, la última de la mesa, entró directa a su agujero, con un sonoro estruendo. Uno de los extranjeros quiso aprovechar para entrarle, pero ella se giró hacia su compañera, dándole la espalda. Para alguien con menos experiencia que Sương habría parecido casual.

- Pero la decisión la tienes que tomar tú.