(C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Moderador: Variable
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Encuentras algunos utensilios interesantes, rebuscando por la habitación. Entre la lista de objetos interesantes hay: una pistola y balas, un viejo diario de investigación, una foto de Esteban y Eva, una estilográfica y un manojo de llaves.
El resto de objetos no parecen especialmente relevantes.
El resto de objetos no parecen especialmente relevantes.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Gracias, papi - dijo, con sincero agradecimiento al ver la pistola con las balas y el rostro se le iluminó con una sonrisa, que se le acababa de quedar un poco mustio después de lo que le había dicho su patrón.
Se llevó todo, pero regresó a la biblioteca echando un vistazo al diario de investigación de su padre por encima. Dio un salto para bajar los últimos escalones. Iba mirando la fotografía de su padre, algo que le había devuelto la sonrisa, porque recordaba perfectamente aquel día y había sido un día feliz.
- Ya está - respondió, Eva - Pistola, balas, un diario de investigación y llaves.
Omitió la fotografía que llevaba en la mano y la estilográfica porque no le parecieron que pudieran interesarle al jefe.
Se llevó todo, pero regresó a la biblioteca echando un vistazo al diario de investigación de su padre por encima. Dio un salto para bajar los últimos escalones. Iba mirando la fotografía de su padre, algo que le había devuelto la sonrisa, porque recordaba perfectamente aquel día y había sido un día feliz.
- Ya está - respondió, Eva - Pistola, balas, un diario de investigación y llaves.
Omitió la fotografía que llevaba en la mano y la estilográfica porque no le parecieron que pudieran interesarle al jefe.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Pocas cosas -dijo Cortés, dejando unos segundos de silencio-. Mejor.
El vástago justo estaba subiendo las escaleras con varias cajas de cartón. Las dejó apoyadas en una pared y comenzó a doblarlas para montarlas. En la pila de libros a salvar había algo menos de cien títulos, lo que podrían llenar, perfectamente, cuatro o cinco de esas cajas (y pesarían un montón).
Entonces, sonó el timbre.
- Serán estos. ¿Puedes ir metiendo los libros? Voy a abrir.
El vástago justo estaba subiendo las escaleras con varias cajas de cartón. Las dejó apoyadas en una pared y comenzó a doblarlas para montarlas. En la pila de libros a salvar había algo menos de cien títulos, lo que podrían llenar, perfectamente, cuatro o cinco de esas cajas (y pesarían un montón).
Entonces, sonó el timbre.
- Serán estos. ¿Puedes ir metiendo los libros? Voy a abrir.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- Vale - respondió, por darle una confirmación rutinaria de que le había entendido.
Comenzó a hacer lo que le pedía. El estómago había comenzado a darle unas cuantas patadas reclamando la cena. También tenía un poco de sed y sobretodo estaba bastante cansada. Pero la verdad es que tenían que irse y, salvo las galletas que se había dejado en la mochila, poco más creía que pudiera comer.
Se detuvo un momento. Suspiró y continuó guardando libros.
Comenzó a hacer lo que le pedía. El estómago había comenzado a darle unas cuantas patadas reclamando la cena. También tenía un poco de sed y sobretodo estaba bastante cansada. Pero la verdad es que tenían que irse y, salvo las galletas que se había dejado en la mochila, poco más creía que pudiera comer.
Se detuvo un momento. Suspiró y continuó guardando libros.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Por la ventana, pudo observar como Daniel salía a la calle. Fuera había un camión blanco, bastante ordinario, del cual salieron varios hombres bastante fornidos y con bastante poco pelo. Daniel les hizo algunas indicaciones y entraron en la casa con él.
Uno de ellos quitó la lona de la piscina, mientras otro recogía los restos del motorista. Bajo la lona había una piscina vacía (pero cara de narices) con un agujero del que salían unas escaleras. El hombre bajó por ahí.
Al rato, dos hombres salieron de la casa portando un ataud de madera de roble. Poco después fueron entrando y saliendo y sacando cajas y mobiliario que Eva no terminaba exactamente de ubicar. Le llamó la atención un maniquí de madera bastante viejo en el que había una armadura de centurión.
Poco después, escuchó el sonido de pasos subiendo por la escalera.
- Eva -dijo el vástago-. ¿Has terminado? ¿Podemos irnos?
Uno de ellos quitó la lona de la piscina, mientras otro recogía los restos del motorista. Bajo la lona había una piscina vacía (pero cara de narices) con un agujero del que salían unas escaleras. El hombre bajó por ahí.
Al rato, dos hombres salieron de la casa portando un ataud de madera de roble. Poco después fueron entrando y saliendo y sacando cajas y mobiliario que Eva no terminaba exactamente de ubicar. Le llamó la atención un maniquí de madera bastante viejo en el que había una armadura de centurión.
Poco después, escuchó el sonido de pasos subiendo por la escalera.
- Eva -dijo el vástago-. ¿Has terminado? ¿Podemos irnos?
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Se había distraído un poco observando aquello, con bastante curiosidad por cierto. Así que cuando la llamó, metió a toda prisa los ejemplares que le quedaban y cerró la última caja. No podía garantizar que fueran a llegar en buen estado pero tampoco se podía pedir más en esas condiciones. Los pobres iban a quedar destrozados por el viaje pero al menos no se convertirían en cenizas.
- Sí - respondió, alzando la voz. Poco después estaba sellando la caja con cinta y mordiéndola con los dientes para separarla del rollo.
- Sí - respondió, alzando la voz. Poco después estaba sellando la caja con cinta y mordiéndola con los dientes para separarla del rollo.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Daniel apareció entonces en la biblioteca, acompañado de tres de los operarios, que cogieron las cajas.
- Bien, vámonos -dijo-. ¿Tienes el coche aquí? ¿Prefieres venir en mi moto?
Observó detenidamente a la chica. Sabía que no le podía pedir mucho más.
- Ya te han preparado un lugar de descanso en nuestro nuevo refugio. Es en Rivas vaciamadrid, en la otra punta.
- Bien, vámonos -dijo-. ¿Tienes el coche aquí? ¿Prefieres venir en mi moto?
Observó detenidamente a la chica. Sabía que no le podía pedir mucho más.
- Ya te han preparado un lugar de descanso en nuestro nuevo refugio. Es en Rivas vaciamadrid, en la otra punta.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Al mencionar Rivas lo que pensó fue en La Cañada. La mayor parte de la gente pensaba eso cuando le mencionaban el pueblo. También en la incineradora. Lo único que conocía de ese sitio era eso. Eva se encogió de hombros con indiferencia.
- Tengo coche - respondió. Su fiel Rocinante que le reconfortaba mucho más que montarse en una moto con un vampiro, la verdad.
Tenía unas ganas locas de poder pillar un ordenador y apropiarse de Rocinante. Al menos, ese fiel compañero era un gusto que podía darse.
- Tengo coche - respondió. Su fiel Rocinante que le reconfortaba mucho más que montarse en una moto con un vampiro, la verdad.
Tenía unas ganas locas de poder pillar un ordenador y apropiarse de Rocinante. Al menos, ese fiel compañero era un gusto que podía darse.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
- De acuerdo.
Tenía algo de confusión por la extraña situación que habían vivido momentos antes. No prefería darle más vueltas y, de alguna forma, tampoco era el momento.
Tras salir de la casa, Daniel sacó del garaje una Harley Davidson, una mala bestia de la carretera, no muy rápida, pero potente y ruidosa como pocas. El camión se alejó, rumbo a su destino, y Daniel, en la moto, esperó a que Eva arrancara el coche.
En la mano tenía un móvil.
Tenía algo de confusión por la extraña situación que habían vivido momentos antes. No prefería darle más vueltas y, de alguna forma, tampoco era el momento.
Tras salir de la casa, Daniel sacó del garaje una Harley Davidson, una mala bestia de la carretera, no muy rápida, pero potente y ruidosa como pocas. El camión se alejó, rumbo a su destino, y Daniel, en la moto, esperó a que Eva arrancara el coche.
En la mano tenía un móvil.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.
Re: (C) [La Finca] Cien años de soledad (Eva Espinosa)
Con la mochila al hombro, avanzó hacia su precioso Mini negro. Es que era verlo y se le pasaban todos los males. Tan bonito. Tan flamante y reluciente. Además, se abría simplemente tocando un botoncito de lejos. ¿No era una maravilla? Con dirección asistida. Igualito que el cascajo del coche de su padre en el que se dejaba los brazos cada vez que tenía que maniobrar.
Abrió la puerta, echó su mochila al asiento del copiloto. Como era una chica precavida, dejó la pistola a mano, tapada por la mochila, por si las moscas y encendió el motor. Puso música y conectó el móvil al manos libres del vehículo.
Eva encendió el motor y avanzó un poco, pero esperó. No tenía ni idea de a dónde iban, así que le seguiría.
Ay, que hermoso ronroneo tenía su Rocinante.
Abrió la puerta, echó su mochila al asiento del copiloto. Como era una chica precavida, dejó la pistola a mano, tapada por la mochila, por si las moscas y encendió el motor. Puso música y conectó el móvil al manos libres del vehículo.
Eva encendió el motor y avanzó un poco, pero esperó. No tenía ni idea de a dónde iban, así que le seguiría.
Ay, que hermoso ronroneo tenía su Rocinante.