[Trasfondo] Cults of the Blood Gods

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Este fin de semana compré (14 euros) y leí Forbidden Religions, el cuarto y último libro del mecenazgo que se inició con Cults of the blood gods. Es el duodécimo suplemento públicado para Vampiro 5ª edición y, al igual que los tres anteriores, pone el foco en las supersticiones y creencias religiosas de los vástagos. Cults of the blood gods fue un gran suplemento que trajo consigo los Hécata, trasfondo y sistemas para una docena de cultos (los más importantes) y una crónica. Posteriormente publicaron Children of the blood, un libro de personajes. Y en tercer lugar salió a la venta Trail of ash and bone, que incluía cuatro crónicas. Forbidden religions cierra la tetralogía con otros 15 cultos, divididos vagamente por temática en cuatro capítulos, pero sin un nexo en común, más allá de la fe.

En el primer capítulo de Forbidden religions vemos el regreso de los Pastores de Ur-Shulgi, los sicarios de la red de cuchillos y fanáticos de la senda de la sangre. Pero a diferencia de los assamitas de ediciones anteriores, ahora han convertido a los demás Banu Haqim (los infieles) en su objetivo prioritario y han comenzado a reclutar vástagos de sangre-débil.

También en este primer capítulo descubrimos el Praesidum, los ultraconservadores del Clan Tremere, que buscan reconstruir la Pirámide y volver a los días de gloria del clan. Ponen todos sus esfuerzos en hallar el cuerpo letárgico de Meerlinda, de la cual se cree que sobrevivió a la caída de Viena y les envía profecías y visiones. Son una facción especialmente militarizada, que recuerda a los orígenes de los Tremere (Ars Magica) y podrían considerarse mercenarios y black-ops del clan.

Especialmente militantes son también los descendientes de Artemisa Ortia, ventrue de la antigua Esparta que arrasó Cartago junto a los ejércitos de su clan. Su linaje continúa su legado mediante La lanza de Ortia, un culto de cazadores de diabolistas y lo infernal. Actualmente, su centro de poder se ha trasladado a Lisboa y han tomado el control de la ciudad, después de un misterioso hallazgo, que podría ser la mismísima tumba de la antigua sangre azul.

Por último, también en este primer capítulo, hallamos a Los marchitos, un culto de adoradores de los Nictuku que temen a los monstruos que les darán caza en el fin de los tiempos. A fin de aplacarlos, los marchitos se dedican a cazar y torturar a otros nosferatu, extendiendo los rumores y el pánico que sienten las ratas de cloaca. También sienten una particular obsesión por la deformidad, cosiéndose retorcidas máscaras de cuero al rostro.

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El segundo capítulo trata sobre extraños cultos que buscan alcanzar la Golconda y el primero de ellos son los Hijos de la salvación, un culto que tiene su base de poder en Barcelona. La doctrina de culto se basa en dos simples ideas: Todos los vampiros están malditos y diablerizando a otros vampiros se contiene la infección. Una vez todo el mal esté contenido en unos pocos recipientes, el ritual secreto para volver a la humanidad puede funcionar.

En la práctica, este extraño culto es muy atractivo para vampiros de todas las edades porque favorece el hermanamiento mutuo de todos sus integrantes. Pasados unos meses, una vez hay suficientes fieles al culto, el primer hijo (el jefe) lanza una caza de sangre entre todos los miembros del culto, un battle royale de diableries que tiene como objetivo que solo quede uno y solo uno de sus seguidores, fortalecido y revigorizado por una docena de diableries. Después El último hijo se marcha a otra ciudad y se convierte en El primer hijo de ésta.

El segundo culto en ser presentado son los normalitas, quiero decir, Las mariposas. Un grupo de gente que cree que la humanidad no está llena de santos y beatos y, por tanto, para alcanzar la humanidad, uno debe comportarse de la forma más normal posible. Es decir, viendo realities en la tele, Netflix y formando familias disfuncionales de vampiros con un padre, una madre y demás. El culto este es bastante absurdo, pero tiene un punto divertido.

En tercer lugar encontramos a los Eremitas, los ermitaños que buscan alcanzar la golconda mediante el ascetismo y la soledad. No son un grupo organizado y no son todos iguales, pero todos comparten la búsqueda del aislamiento y someter a la bestia a través del ayuno y la flagelación. Algunos pueden ser ganchos de historia interesantes.

En último lugar, entre los buscadores de la golconda, nos presentan a los Cazadores de la cigarra dorada. Este culto consiste en elevarse a través de las buenas obras y mejora de las condiciones de vida de la sociedad humana. Creen que si los humanos son más felices y están más iluminados, su sangre les elevará a ellos. Y, por tanto, se toman como una responsabilidad social y como un requisito a la golconda el ser capaces de mejorar la vida del rebaño.

Claro que, mejorar la vida de otra persona sin su permiso igual no es lo que los demás quieren. Los Cazadores de la cigarra dorada obligan a los humanos a abandonar las drogas, acaban con narcos y pedófilos, alimentan a los perros de la calle y, a menudo, se entrometen entre los turbios negocios de los regentes de Chongqin, los vampiros del clan Ventrue.

Como bonus nos describen esta megaciudad china y nos hablan de los patricios que la gobiernan (ni rastro de Kwei-Jin). A favor también de este enfoque que la leyenda de la cigarra dorada es importante en la cultura china y este grupo tiene un aire confunciano que nada tiene que ver con las inventadas de los darmhas de Estirpe de Oriente.

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El tercer capítulo trata sobre cultos escatológicos, que de algún modo tienen relación con la muerte. El primero de estos es Los susurros de El capuchino, un culto entre los jóvenes Hécata que han renacido tras la unión del clan. El culto les vende a estos jóvenes la idea de que son importantes, de que tienen línea directa con esta figura mítica del clan y que él les escucha y les susurra. En realidad, es una gran farsa, una estafa de un Heraldo resentido con las nuevas generaciones y que está a punto de estallarle en la cara, ya que el culto está a punto de morir de éxito, tal es la relevancia y el crecimiento que está alcazando.

El siguiente culto en aparecer son los Huérfanos de Enoch, aparentemente un grupo de supervivientes de la Talmaherah que esperan el fin del mundo flemáticamente, comiendo pipas vampíricas, como el que espera el autobús. El culto no tiene una agenda política, ni recluta activamente, su única obsesión es la búsqueda de conocimiento y parece esconden muchos secretos sobre la Gehenna y el inframundo. Es un culto muy interesante y un guiño al trasfondo antiguo. Curiosamente, no aceptan Hécata, ni Lasombra entre sus filas. Cualquiera pensaría que muchos de sus miembros son Nagaraja.

El último culto de este capítulo es El tercer día, un grupo establecido en Antwerp (Bélgica), que estudia La llamada. El culto se ha convertido en la última esperanza de los antiguos que sucumben a la llamada y que acuden a éste en busca de ayuda. El tercer día compila toda la información que puede de sus sueños y profecías, a veces, incluso los estaca para evitar que se vean arrastrados hacia Oriente. Nos encontraríamos, por tanto, con un grupo con docenas de poderosísimos vástagos enterrados en su sótano.

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En último lugar, el libro cierra con un capítulo dedicado a los vampiros infernalistas y más extremos de entre lo extremo. Cuatro cultos entorno a la depravación, el primero de los cuales son Los sin-sangre. Los sin-sangre son un culto que cree que la sangre es pecado y los humanos están contaminados, para purificarse uno debe de alimentarse de presas limpias (halal o kosher) que, en primera instancia, son animales. Pero una vez superada la primera y dura etapa de iniciación, los sin-sangre aprenden la forma de cazar humanos y transmutar su sangre en un suero igualmente nutritivo. Todo gracias a las artes de Benedict, un caitiff con alma de estafador y un don para la hechicería que ha convertido a los sin-sangre en su culto personal.

Menos trascendentales que los sin-sangre, pero igualmente depravados son los decadentes gourmets del Penny dining club, un club victoriano y retrógrado que trafica con seres humanos y los tortura para obtener ciertos sabores y retrogustos de la sangre al paladar. El club goza de un considerable prestigio y aceptación en la Camarilla, pero pocos saben que tras los refinados esmóquines y modales, se encuentra un grupo de consumados diableristas entregados al hedonismo.

Mucho más salvajes son los Hijos de la devoradora, un culto rural formado por vástagos del clan gangrel que se esconden en los bosques de Canadá. Los hijos creen descender de Angrboda, la madre de monstruos en la mitología nórdica, y custodian su cuerpo aletargado hasta el día en el que se alce y devore el mundo. Pese a estar aislados, cada cierto tiempo lanzan incursiones para encontrar los sacrificios necesarios y controlan absolutamente el pueblo de Ironwood.

Por último, no podía faltar un culto satánico, encabezado por el bruja tejano Santiago Molinero. Los soldados del adversario siguen la vieja filosofía de que, siendo vampiros, son los elegidos del diablo y actúan acordemente. Su lucha es la batalla final por el apocalipsis, creen que la gehenna es ahora y que si no logran vencer, el ejército del diablo arderá en las llamas del infierno por toda la eternidad. El culto atrae a los peores fanáticos y dementes y ha sido infiltrado por un vástago de una línea de sangre desaparecida.

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CONCLUSIONES PERSONALES:

Nos encontramos ante un libro muy enfocado a un tema muy secundario. Ya no sólo estamos hablando de cultos, que son un tema importante, pero opcional de la ambientación. Sino ante el cuarto suplemento de cultos, que recoge ya cultos menores y temas de una importancia muy circunstancial. Aun así, pues siempre es interesante ver y leer nuevo trasfondo o reencontrar con personajes de las ediciones anteriores que no han desaparecido, sino que se han trasformado.

También creo que vale la pena destacar que es el primer libro en el que le dan importancia a dos ciudades del sur de Europa, Lisboa y Barcelona. Hasta ahora, Vampiro 5ª había situado como escenario el norte de Europa o EEUU, pero al fin vemos algo relacionado con España. Lamentablemente, el nombre de la príncipe catalana es absurdo y tampoco soy un gran fan del culto battle royale.

Los cultos del primer capítulo son los que más me han gustado y dos de ellos son los más jugables, La lanza de Ortia y el Praesidium, que van acompañados de fichas de conocimiento. También me gustan los marchitos y los pastores de Ur-Sulghi para antagonistas.

Del segundo capítulo me quedo con los Cazadores de la cigarra dorada y con la descripción del dominio de Chingqin. Por fin he encontrado referencias a China y a sus filosofías sin caer en el racismo o en el manga, creo que son una idea muy chula y original de culto.

De los cultos escatológicos creo que me quedaría con los Huérfanos de Enoch, aunque no les veo mucha salida en las partidas. Pero pueden dar pie a algún personaje del narrador interesante y dejar caer información sobre la Talmahera.

Entre los últimos, me gustan los satanistas, que no por típicos dejan de ser enemigos temibles y más si se encuentra Annazir tirando de los hilos, un personaje que disfruté mucho tiempo interpretando en Damasco nocturno.